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1. El Alto Perú antes de Bolívar

1.EL ALTO PERÚ ANTES DE BOLÍVAR

Primero por egolatría y después, bastante distante, por temor a que el Perú fuese más fuerte que la Gran Colombia, Bolívar logró dividir en pocos meses lo que los españoles no osaron. Casi la mitad de los peruanos cambiaron de patronímico en 1825 para llevar el nombre de un extranjero que los arruinaría durante los siguientes siglos. Sin posibilidades para desarrollarse por estar enclavado en los Andes, el Alto Perú se separó del Bajo Perú y se convirtió en República Bolívar, primer nombre que tuvo Bolivia.

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Aquellos peruanos fueron parte de una nación muy grande, formada principalmente por quechuas y aymaras, cuya cultura, el Tiahuanaco, había surgido en el siglo cuarto. Del siglo catorce hasta entrado el siglo dieciséis formaron el núcleo duro del Imperio Incaico del Tahuantisuyo. Fue a partir de la Colonia cuando sus habitantes se denominaron peruanos por pertenecer al virreinato del Perú.

Con fines administrativos, España dividió el virreinato del Perú en Audiencias* , es así como a la región al este de Cusco —el antiguo Antisuyo incaico y áreas vecinas— la denominaron Audiencia de Charcas. En castellano corriente a esta región se le llamó el Alto Perú por estar a una altitud mayor que su hermano, el Bajo Perú. Mucho más tarde, en 1776, al crear el virreinato de Buenos Aires, la Corona creyó necesario añadir a la nueva repartición más población y riqueza y le

* Posteriormente el virreinato se dividió en Intendencias, que reemplazaron a los Corregimientos.

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transfirió el Alto Perú; esto es, la Audiencia de Charcas* , después de haber permanecido 280 años unida al Bajo Perú y siglos al Imperio Incaico.

La transferencia de virreinato fue rechazada por los pobladores del Alto Perú de una forma más que simbólica y manifestaron su descontento y siguieron llamándose peruanos y considerando hermanos suyos a los del Bajo Perú. Es más, los documentos oficiales y proclamas de las nuevas autoridades argentinas que promovían la emancipación siguieron llamándolos peruanos. Por eso también Sucre, al dirigirse a los habitantes del Alto Perú para anunciarles el fin de la resistencia española, los llamó como lo hacía todo el mundo: “Peruanos”.

Bolívar, en una carta desde Lima a Santander, lo explicaba de este modo: “lo que se llama propiamente Perú es del Cuzco a Potosí, como se sabe muy bien en este país. Así es que se dice: vengo del Perú, voy al Perú, cuando se trata del Alto Perú”.

Por su lejanía y diferencia racial, el virreinato de Buenos Aires no pudo en ningún momento reemplazar al del Perú ni en comercio ni en influencia. Tampoco lo pudo hacer Argentina cuando se independizó de España. Las fuerzas del general Belgrano y de otros generales argentinos se toparon con la altura de la región andina y la resistencia de las fuerzas realistas de Charcas que desearon seguir siendo fieles al virrey del Perú, Abascal, quien en 1812 asumió de hecho el control militar y administrativo de esa Audiencia. ¡Qué vueltas dio la fortuna!: España que intentó separar a los peruanos en 1776, los unía 36 años más tarde.

Tendrá que disculpar el lector este sucinto resumen, pero ha sido indispensable hacerlo para explicar eventos posteriores.

De acuerdo al principio uti possidetis que aceptaron los nuevos países, la república de La Plata (Argentina) podía reclamar derechos sobre la Audiencia de Charcas porque en 1810 ésta pertenecía al menos en papel al virreinato de Buenos Aires. Por supuesto, había además otros principios igualmente válidos, como la autodeterminación de los pueblos o la tradición histórica.

En todo caso, ese fue el escenario que encontró Bolívar al llegar al Perú. Al salir de él, tres años más tarde, los peruanos del Alto Perú ya no eran peruanos, eran bolivianos. Una identidad caprichosa para una solución caprichosa. Pero no sólo Bolívar arrancó al Alto Perú del Bajo Perú para debilitar a ambos, sino que quiso agrandar el país que llevaba su nombre otorgándole una amplia región de la costa del Bajo Perú, que comprendía Tacna, Arica y Tarapacá.

Veamos el triunfo de la espada y la egolatría, sobre la razón y el derecho. También fijémonos en sus consecuencias.

* Puno pudo regresar al Perú en 1796, luego de pertenecer al virreinato de Buenos Aires 20 años.

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