PERÚ: 19645-1994

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La cuestión distributiva en el Perú 21

han estado guiadas por la lógica de buscarle salidas al problema de la deuda externa. Las políticas de estabilización y de ajuste estructural han tenido diferentes contenidos, actores y resultados. Sin embargo, en términos del nivel de vida de la gente, un resultado de esas políticas ha sido claro: el ingreso per cápita de 1993 es apenas similar al de 1961 y es equivalente sólo al 70% del valor alcanzado en 1975 (cuadro 1). La pauperización global ha sido pues drástica. Si se compara el ingreso per cápita medio de cada régimen presidencial, y se toma el de Morales Bermúdez como base (1976-1980: 100), la mitad de la pérdida ha ocurrido durante el gobierno de Fujimori (1991-1993) y la otra mitad en los gobiernos de Belaunde y García, en magnitudes similares. ¿Quiénes son los que más han perdido? La información disponible nos permite conocer la trayectoria del ingreso real sólo en el caso de algunos grupos sociales. Para el caso de los trabajadores asalariados, la magnitud de las caídas ha sido mayor que la observada en el PBI real per cápita. Los asalariados del sector privado tenían, en 1992, un nivel de salario real que era apenas el 35% del nivel de 1981 y el 23% (!) del de 1973. Los del sector público sufrieron caídas aun más fuertes: el nivel de 1992 es sólo 10% (!) del de 1981. La caída en el salario mínimo legal se ubica en una magnitud intermedia a la ocurrida en los sectores público y privado (cuadro 2). Para los trabajadores no asalariados la información es fragmentaria. Los ingresos reales de los campesinos, medidos por sus términos de intercambio, tuvieron una evolución cíclica desde mediados de los años setenta; pero en 1988 y 1989 sufrieron una caída importante. El nivel de 1989 es sólo 23% (!) del de 1980 y 27% (!) del de 1981. El instituto Cuánto ha calculado desde 1985 un índice de pobreza que incluye el salario mínimo legal, el ingreso de los campesinos y el de los trabajadores autoempleados en las ciudades. El valor de este índice es mayor cuanto menores son estos ingresos. La pauperización de estos grupos sociales es también significativa: en base a 1985 = 100, en 1992 el índice llegó a 175. La caída en los salarios reales no tiene paralelo con ningún otro ingreso que se haya calculado estadísticamente. En realidad, las caídas son tan drásticas en los ingresos reales que parecen inverosímiles (y están, por eso, marcadas en el texto con el signo !). Sin embargo, otros países de América Latina también muestran caídas significativas en los salarios reales. En el Perú, el valor del salario mínimo real en 1990 era sólo el 23% del valor que tenía en 1980, mientras que esta proporción


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