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Arqueología de Lambayeque

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UBICACIÓN Y OCUPACIÓN DEL PARAJE

Cerro Ventarrón es una colina aislada que ocupa una posición singular y estratégica en la parte baja del valle de Lambayeque, al centro de la llanura aluvial y cerca de la margen derecha del río Reque; tiene de 228 m.s.n.m. de altura máxima y dista 22 kilómetros del litoral, semejante ubicación central tienen en sus respectivos valles el cerro Corbacho de Zaña y La Raya de Túcume. El cerro y su comarca pertenecen políticamente al distrito de Pomalca, provincia de Chiclayo, departamento de Lambayeque. Se encuadra entre los 6º47’4’’ y 6º48’44’’ de latitud, con 79º44’36’’ y 79º45’42’’ de longitud. El acceso se hace desde la ciudad de Pomalca, por una trocha carrozable de cuatro kilómetros que conduce al centro poblado Ventarrón, asentado en la falda oeste junto al templo primigenio; la distancia desde el pueblo a la ciudad de Chiclayo, capital departamental, es de diez kilómetros.

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La ubicación del cerro Ventarrón, cerca al río, permitió desde remotas épocas acceso a grandes concentraciones de recursos; aún antes de la arquitectura ceremonial, el cerro fue un eje referencial importante que indicaba tanto a nivel práctico como simbólico el centro del paisaje y la parte más estrecha del río; el portachuelo creado por la cercanía de los cerros Ventarrón y Reque permitió un paso natural para el tránsito longitudinal intervalle norte- sur. Los ecosistemas del bosque seco premontano y la ribera del río ofrecieron combustible y otros aprovisionamientos de fácil acceso; teniendo en cuenta que el río reduce su caudal con el descenso estacional, dejando playas cultivables en el lecho arenoso, es probable que en esas áreas se dieron los primeros pasos de la domesticación de cultivos en la costa norte. Fue la progresiva creación y manejo de infraestructura de riego y los niveles de organización e interacción social alcanzados por la industria algodonera, el sustento para el surgimiento de la alta civilización en la comarca del cerro Ventarrón durante el Formativo Inicial; desde ese momento se empezó a tejer lo que en cuatro milenios se convertiría en una de la redes hidráulicas más elaboradas de América, uno de los ocho centros de origen de los cultivos en el mundo.

Durante el segundo ciclo cultural, entre el Formativo Temprano a Tardío, con la fundación del centro ceremonial Collud, el riego debió extenderse a toda la llanura baja. Después, durante los dos periodos siguientes de los estados y reinos regionales, con los Mochicas en Sipán y Pampagrande, las grandes capitales se extienden valle adentro y se logra anexar el valle de Zaña contiguo al sur. Luego con los Lambayeque se emprende la construcción de un gran canal al noreste de la cuenca27, que imprime una nueva orientación geopolítica, integrando mayores áreas agrícolas, promoviendo el surgimiento de grandes ciudades y sus satélites.

Fig. 9 Foto satelital Google earth, se señala la secuencia de los yacimientos en el ámbito del cerro Ventarrón.

Cerro Ventarrón recibió ocupación en casi todas las etapas de la secuencia precolombina; desde los albores de la civilización, cuando un primer conjunto de templos de la falda oeste fue el centro ceremonial del primer orden, hasta la conquista del imperio Chimú e Inca. Las evidencias de periodos más antiguos probablemente quedaron cubiertas por la densa secuencia constructiva, que del mismo modo impide precisar dónde y cuándo se elaboraron las fases más tempranas del vasto asentamiento; empero podemos afirmar que hacia el 2000 a.C. el centro ceremonial primigenio ya tenía gravitación regional.

La ocupación durante el Formativo Temprano al Tardío, se inicia con la fundación del centro ceremonial Collud en la llanura, frente al cerro, y culmina con el advenimiento de una fuerza cultural foránea que manejaba la tecnología del cobre y precipita la decadencia de los centros teocráticos del Formativo. Al inicio de nuestra era, los Mochicas fundaron la capital en Sipán, al centro del valle medio, pero probablemente iniciaron y/o extendieron la ocupación en el valle bajo, con pequeñas plataformas de las cuales el Montículo 228 de la falda oeste, sería un ejemplo. La cultura Lambayeque, hacia el siglo X, construyó monumentales terrazas empotradas en la pendiente sur del cerro, frente al río. Luego con las conquistas Chimú e Inca, las estructuras crecieron superponiendo y ascendiendo a la cima al reasignarse el significado de la montaña sagrada, así la elaborada arquitectura de piedra canteada ejerció control territorial.

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