ASTRONÁUTICA
Recuerdos (que aún funcionan) del programa Apolo
LOS ESPEJOS DE LA LUNA 01
APOLLO
Autor: Lic. Mariano Ribas, Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei.
Entre 1969 y 1972, doce astronautas de seis misiones diferentes caminaron por los polvorientos suelos lunares. Pero luego, nunca más volvimos. La Luna parece añorar aquellos tiempos cuando recibía visitas a menudo. Tal vez por eso, ha sabido guardar los recuerdos del legendario programa Apolo: huellas humanas intactas, restos de módulos lunares, banderas que no pueden flamear, herramientas abandonadas y unos cuantos instrumentos científicos. Casi todos esos artefactos han dejado de funcionar hace mucho tiempo, pero todavía hay unos pocos que siguen siendo tan útiles como al principio: son los espejos de la Luna.
C
uando Neil Armstrong y Edwin Aldrin alunizaron en el Mar de la Tranquilidad, el 20 de julio de 1969, todo el planeta les seguía los pasos. Durante aquellas horas inolvidables, los dos astronautas del Apolo 11 caminaron, dieron saltos, sacaron fotos, filmaron, juntaron varios kilos de rocas y hasta se dieron el gusto de instalar el primer sismógrafo extraterrestre. Pero además dejaron un extraño artefacto: un panel de 60 cm de ancho formado por cien espejitos. Sólo eso; sin cables, sensores, motores o baterías. ¿Para qué podría servir ese raro engendro espejado, abando-
nado a su suerte en suelo selenita? La respuesta se adivinaba en su extenso nombre técnico: Panel Retrorreflector Lunar de Medición Láser.
01 Láser del Observatorio de Apache Point, Nuevo México,
Estados Unidos. 13