ASTRONÁUTICA
Una incógnita que aún perdura
EL OLOR DE LA LUNA Apolo 17 y su rover. NASA.
Autor: Lic. Mariano Ribas, Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei.
Es una de las anécdotas más curiosas de la Era Espacial, y particularmente del legendario Programa Apolo que llevó a 12 astronautas a caminar sobre la Luna. Aunque haya pasado medio siglo, todavía no se sabe muy bien por qué el polvo lunar “huele a pólvora quemada”, tal como aseguraron aquellos héroes al quitarse los cascos tras regresar a sus módulos. Parece que alguien hubiese disparado una carabina aquí adentro”, dijo Eugene Cernan, astronauta del Apolo 17, al quitarse el casco dentro del módulo de descenso Challenger. Cernan regresaba de una larga caminata lunar por la montañosa zona de Taurus-Littrow (a 200 grados de latitud norte) junto a su compañero, el geólogo Harrison Schmitt. Ambos sintieron un extraño aroma, seco y fuerte, que llenaba el pequeño habitáculo de la navecita. Era el 11 de diciembre de 1972, en una misión que mantuvo a Cernan y Schmitt tres días enteros en la superficie de la Luna, la última vez que alguien caminó por ese ceniciento suelo. Ya ha pasado casi medio siglo, y aunque algunas cosas están un poco más claras, aquel misterioso olor extraterrestre sigue dando que hablar.
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tirlo. Nuestro satélite no tiene aire, ni nada que pueda transportar aromas. Además, llevaban trajes y cascos que los aislaban completamente de ese ambiente horrorosamente hostil: temperaturas diurnas de más de 1000 C, una falta total de oxígeno y el constante bombardeo de radiación solar ultravioleta. Pero todo cambiaba cuando los astronautas volvían de sus caminatas al reconfortante, aunque diminuto, habitáculo del módulo de descenso. Allí podían descansar, quitarse los cascos y los guantes, y respirar libremente. En ese ambiente de atmósfera artificial sí podían sentirse olores. Especialmente uno: el del polvo lunar, una arenilla grisácea, suave y escurridiza que, por más sacudidas y cepilladas que se dieran, siempre se les impregnaba por todas partes, especialmente en sus botas.
Polvo lunar
Olor (y sabor) a pólvora
Ninguno de los doce hombres que se pasearon por suelo lunar entre 1969 y 1972 sintió olor alguno mientras estaba a la intemperie. Desde luego, no podían sen-
El histórico puñado de viajeros coincide: el aroma del polvo lunar era muy fuerte; tan fuerte que Schmitt tuvo un verdadero ataque de alergia extraterrestre. “Cuando 31