“Cuando impones un proyecto, es difícil que el territorio lo tome como propio. Sin embargo, cuando escuchas a los actores, entiendes sus necesidades y sus problemas, consigues avanzar más y mejor” Cada día, Juana y Mónica asisten a las 16:30 a sus clases de creación de artesanías de madera en la ciudad de El Alto. “Yo antes me dedicaba a la metalmecánica, pero siempre quise trabajar en el sector de la madera. Ahora que recibí la capacitación, podré hacer artesanías con este material”, cuenta Juana ilusionada.
el camino.
En El Alto, la madera es un sector en auge. De hecho, desde hace varios años existía una demanda constante por parte de los actores locales pidiendo espacios de capacitación para la creación de artesanías en madera. Ante esta situación, el Gobierno Autónomo Municipal decidió crear un Centro de Capacitación de Madera en la ciudad. “No sabíamos cómo empezar: necesitábamos especialistas, maquinaria… Así que decidimos apoyarnos en nuestra relación de socios con el PNUD y ellos nos ayudaron a hacer un diagnóstico y a elaborar un proyecto” dice Óscar Gutiérrez, jefe de la Unidad de Capacitación y Gestión del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto.
Las clases que ofrece el centro consisten en enseñar a los alumnos todas las fases que requiere la creación de artesanías de madera, desde el entallado hasta el barnizado. De hecho, para poner en práctica lo que van aprendiendo, elaboran todos los muebles que requiere un espacio de la casa. “Estamos terminando de construir un salón entero en madera: el sofá, las sillas, los marcos...” comenta orgullosa Mónica.
Aunque el proceso comenzase con el apoyo técnico del PNUD, hoy en día el centro funciona solo. “Naciones Unidas nos dio un enfoque para la creación del proyecto que nosotros no habíamos contemplado; nos habló sobre la importancia de darle sostenibilidad al proceso, que la iniciativa no se acabase cuando la cooperación se fuese.” Este ha sido, sin duda, uno de los mayores retos y logros del Centro de Capacitación. Tras finalizar el acompañamiento técnico del PNUD, tanto los actores locales como el municipio se apropiaron del proyecto y continuaron solos
“Cuando impones un proyecto, es difícil que el territorio lo tome como propio. Sin embargo, cuando escuchas a los actores, entiendes sus necesidades y sus problemas, consigues avanzar más y mejor”, aclara el funcionario alteño.
El objetivo de esta iniciativa es capacitar a 300 personas, y ya son 283 los alumnos que han pasado por el centro, de los cuales aproximadamente 120 son mujeres. Además, cada alumno es representante de una unidad productiva, por lo que transfiere lo aprendido a sus compañeros de trabajo, multiplicando así el número de personas capacitadas. ¿Pero qué pasará cuando se llegue a la meta? ¿Se dejará de ofrecer clases? “Cuando lleguemos a los 300 capacitados, el centro se entregará al Consejo Central de Federaciones y Asociaciones de Artesanos de El Alto (COCEDAL), que creará una empresa asociativa con el objetivo de crear empleo en el rubro de madera”, afirma Gutiérrez. “Asimismo, la autoridad de Fiscalización y Control Social
Óscar Gutiérrez, jefe de la Unidad de Capacitación y Gestión del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto. 1
de Bosques y Tierra donará madera al municipio con la condición de que el centro produzca muebles de bien social: mobiliario para centros infantiles, escuelas, centros de rehabilitación… La idea es capacitar a jóvenes y donar el trabajo que realicen a este tipo de lugares.” De esta forma se trasladan los efectos positivos de este proceso al conjunto de la sociedad. Adicionalmente, el Centro se ha articulado con el Centro de Innovación Productiva (CIP) en el Rubro de Madera, que próximamente será implementado por el Gobierno Central y PROBOLIVIA, entidad dedicada al fomento del desarrollo productivo. Gracias a esta colaboración, ambas instituciones evitarán duplicar esfuerzos y podrán apoyarse mutuamente en sus respectivas acciones. No obstante, el centro no es el único con un futuro prometedor. Por su parte, Mónica y Juana también tienen claro su porvenir; junto a otras alumnas, quieren pasar de ser compañeras de clase a colegas de trabajo. “Valiéndonos de lo que estamos aprendiendo, queremos crear una pequeña empresa y dedicarnos a hacer accesorios y juguetes de madera. Hemos hablado con los profesores del centro y podríamos utilizar las maderas que sobran, creando así artesanías recicladas”, comenta Mónica.
2 1. Juana, Mónica y sus futuras compañeras de trabajo muestran algunas de sus creaciones. 2. En las clases, los alumnos aprenden a elaborar muebles para una habitación entera. 3. Juana sujeta un marco hecho enteramente por ella.
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