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PERFUMES
Orígenes de la perfumería
La perfumería ha formado parte de la vida del ser humano desde tiempos ancestrales. Pero desde hace unos años, su consumo ha ido creciendo a pasos agigantados hasta convertirse en un producto indispensable en la rutina diaria de higiene y belleza.
Alejandra Martínez Blaya
Responsable departamento de Comunicación de Laboratorios Prady Normapiel.
No es necesario ahondar demasiado en los más remotos orígenes de la perfumería, para hacer un balance de su evolución, ya que los cambios más significativos se producen a partir del siglo XVIII. Muy lejano queda el perfume como ritual para perfumar los sepulcros egipcios, las joyas donde las mujeres de Mesopotamia transportaban plantas aromáticas para ir desprendiendo su perfume, la fragancia como parte de la cura en las prácticas de los alquimistas, o el culto a los Dioses… Pasando por diferentes etapas, la perfumería empezó a utilizarse, como lo que hoy conocemos, allá por 1709, cuando Johann Maria Farina fundó en la ciudad alemana de Colonia una fábrica de perfumes, creando una esencia que bautizó como Eau de Cologne. Una combinación peculiar que desprendía un olor fresco y ligero, poco convencional para los tipos de esencias que hasta la fecha se conocían. Por este motivo, tardó muy poco tiempo en hacerse popular entre las celebridades, convirtiéndose así en artículo de lujo. El siglo XIX supone un antes y un después en la evolución de la perfumería. Se descubre la posibilidad de obtener productos aromáticos mediante síntesis de laboratorio. La recreación sintética de los olores que ofrece la naturaleza y el desarrollo de otros nuevos. El perfume se consagra como arte y el auge de la clase burguesa y la elevación del nivel
de vida da lugar a las primeras firmas importantes de la perfumería industrial francesa. Finalmente, en 1957, se lanza el primer perfume asociado a una imagen mediática, se trata de L’Interdit, donde Givenchy creó la fragancia para su musa, Audrey Hepburn, que se convierte en embajadora de la marca. Es a partir de entonces cuando el sector de la perfumería y la moda comienzan a ir de la mano. Cada marca desarrolla su propia fragancia y la industria comercializa los perfumes como auténticos artículos de lujo.
La perfumería: un sector en auge
La popularidad de la perfumería acaba dando lugar a su diversificación. Así, en relativamente pocos años, ha ido ampliando su rango de comercialización. La demanda del consumidor crece hasta el punto de que todo tipo de superficies comerciales requieren fragancias en sus lineales. Actualmente podemos encontrar variedad de perfumes en cualquier cadena de moda, perfumerías, farmacias, supermercados o centros estéticos. El sector farmacéutico ofrece perfumes con una inmejorable relación calidad/precio. La farmacia fue pionera hace años en la fabricación de perfume propio, convirtiendo su rebotica en un improvisado laboratorio donde, combinando las diferentes esencias, se obtenían perfumes completamente artesanales que comercializaban entre sus clientes. Con el paso de los años, la industria se ha ido regulando, exigiendo una serie de requisitos indispensables para poder salvaguardar la seguridad del consumidor en el uso de los cosméticos. La farmacia continúa siendo un lugar de referencia para la adquisición de un cosmético o un perfume. El consumidor lo ve como un lugar seguro para su compra, ya que, como en cualquier “boom” comercial, nos encontramos con una tan amplia y variada oferta que podemos dar con productos de todo tipo de calidad, desde excelente hasta pésima. En la farmacia tenemos la tranquilidad de saber que el producto que estamos adquiriendo cumplirá con toda la regulación necesaria y con unos altos estándares de calidad, que nos darán pie a probar las fragancias que nos ofrezcan. Es importante aquí hacer un inciso para explicar cómo se valora una fragancia y qué aspectos son importantes tener en cuenta. En primer lugar, evidentemente, está el gusto personal. En función de la preferencia olfativa, podremos orientarnos hacia qué tipo de fragancia vamos a enfocarnos para poder probar aquellas que sean de nuestro agrado.
Familias olfativas
Cada familia tiene una gama de olores característicos, determinados por el aroma dominante, el cual representa el núcleo de la fórmula. Interpretarlos es la labor del perfumista, ya que es la única manera de conocer las preferencias y gustos de los futuros consumidores. Aunque hoy en día no existe un modelo universal de clasificación de familias olfativas, sí que hay determinados grupos estandarizados entre los fabricantes de perfumes. Son los siguientes: • FLORAL
La familia floral engloba a los perfumes femeninos por definición y se trata de la familia olfativa más amplia, íntimamente ligada a la investigación, que ha permitido el descubrimiento de la sintetización de nuevas moléculas que ofrecen mayor faceta olfativa. Sus combina-
ciones son infinitas y dependen de la creatividad del perfumista, que puede basar su creación en exuberantes bouquets de flores o en composiciones de soliflor, enriqueciéndolas con notas verdes, aldehídicas, frutales o especiadas, dando lugar a los sub-
grupos de la familia floral clasificados como aldehídico, verde, acuático, frutal, flores blancas, rosa/violeta, especiado y gourmand.
Las fragancias de esta familia son delicadas, envolventes, enérgicas y románticas.
• CHIPRE
La isla de Chipre fue durante siglos el centro de comercio de los productos aromáticos como especias y resinas venidos de Oriente. El inicio de esta familia se encuentra en la fragancia creada por Coty en 1917 con el nombre de Chypre, basado en un acorde de musgo de encina y jazmín con matices de notas animales. La familia Chipre se caracteriza, por tanto, por la combinación de notas animales, flores y maderas en la que el musgo de encina tiene un papel importante, ofreciendo gran complejidad y versatilidad como base de los perfumes. Los perfumes de esta familia se distinguen por su sofisticación y sensualidad, con fragancias con mucha densidad, tenacidad y cuerpo, con un halo misterioso por la combinación de acordes cálidos y frescos. Un acorde de maderas muy seco con la parte floral en segundo plano se inclinará hacia un carácter más masculino. Cuando el acorde floral se desarrolla de forma más profusa, entraremos en el universo femenino. Esta versatilidad ha hecho que la familia Chipre sea igual de importante en la historia de los perfumes femeninos y masculinos, estando a caballo entre ambos, aunque con mayor incidencia en el género femenino, exponiendo una amplia gama de notas que se clasifican en las subfamilias: fru-
tal, floral, gourmand, amaderado, cuero y especiado.
• ORIENTAL
La creación de Jicky de Guerlain en 1889 supone el nacimiento de los perfumes orientales que inicialmente designaba a las fragancias con notas asociadas a la vainilla, las habas tonkas y las resinas de olor dulce como la mirra, el opoponax o el benjuí. Este perfume, considerado el primero emocional, logró añadir una nota fresca clásica basada en la bergamota y la lavanda. La forma definitiva del acorde oriental llegó con el lanzamiento de Shalimar en 1925, también de Guerlain, marcando el escenario olfativo de los perfumes orientales posteriores. En la actualidad, el término oriental engloba al exótico origen de estas materias que evocan los olores, colores y sabores de oriente. Las creaciones que pertenecen a esta familia suelen ser fragancias amaderadas, intensas, cálidas y sensuales que evolucionan con la temperatura corporal y que se pueden clasificar en las subfamilias: floral,
fougere, especiado, gourmand, amaderado, cuero y ambarado.
Gotas de agua en el jazmín de floración nocturna.
• CÍTRICA
Familia que acoge todos los perfumes basados principalmente en fragancias cítricas como la bergamota, el limón, la naranja, la mandarina o el pomelo. También conocida como familia hespérida, tiene su origen en las primeras “Eau de
Cologne” que marcan el inicio de la industria del perfume tal como la conocemos.
Esta familia se caracteriza por perfumes suaves, frescos y chispeantes de aromas limpios, efervescentes, luminosos y sutil elegancia. Continúa siendo la nota universal que trasciende sexos y el acorde infantil por excelencia. La combinación con notas florales o amaderadas y especiadas le imparten un carácter más femenino o masculino. Las subfamilias
que hemos agrupado son: acuático, aromático, floral y amaderado.
• AMADERADA
En esta familia se engloba a aquellos perfumes en los que su nota definitoria es madera y no incluyen de forma evidente el acorde fougère. Al igual que las notas florales, los acordes madera son muy versátiles, ofreciendo mucho juego en la composición de fragancias con corazón amaderado, que pueden adquirir un carácter más cálido y exuberante en contextos de sándalo o patchouli, volviéndose más cálidas, secas y elegantes en acordes de pino, vetiver y cedro, a menudo acompañados de un toque fresco con notas cítricas o aromáticas.
Si la familia floral es definitoria del género femenino, la familia madera lo es para el masculino, aunque paulatinamente van encontrando su sitio también en la perfumería femenina, encontrándose alguna nota
madera en la mayoría de los perfumes actuales. En función del contexto del acorde madera, las fragancias de esta
familia se pueden agrupar en frutal, aromático, Chipre, ambarado, acuático, floral y especiado.
• AROMÁTICA (O FOUGÈRE)
El término fougère, helecho en castellano, designa a aquellos perfumes que evocan el ambiente de un bosque, con acordes de cumarina con lavanda y musgo de encina.
El origen de esta familia se encuentra en el lanzamiento en 1882 del perfume Fougère Royale de la casa francesa Houbigant. Sin embargo, la fuerza y alcance del acorde fougère llegó tras el lanzamiento de Brut de Fabergé en 1964, introduciendo una sensual y ambigua áurea floral que en muy poco tiempo se convirtió en paradigma de la masculinidad.
Las fragancias de esta familia acogen a un importante porcentaje de grandes éxitos del mercado. Sus aromas son húmedos, frescos, amaderados y verdes, con tonos dulces y amargos simultáneamente, generalmente utilizados en perfumería masculina. Las
subfamilias serían: acuático, fougère, amaderado y ambarado.
• FRUTAL
Los perfumes frutales se han hecho muy populares en los últimos años. En su composición se distinguen las notas de las frutas maduras: mango, higo maduro, melocotón, pera, manzana, frambuesa y otras
delicias veraniegas. Habitualmente estos aromas se complementan con olores florales y matices de maderas, musks, ambar o vainilla. Las fragancias de la familia frutal son naturales y luminosas, y dan mucho juego a la hora de la creación de un perfume, pues van en la gran mayoría de casos acompañados de la subfamilia gourmand, que ha marcado una indiscutible tendencia en la perfumería de los últimos 10 años. Las subfa-
milias serían: acuático, floral, tropical y gourmand.
Globalización de la perfumería
A pesar de que determinadas fragancias estén asociadas al sexo femenino o masculino, la perfumería ha ido tornando a un sector donde el género va cada vez jugando un papel menos determinante. Señoras que utilizan perfumes clasificados como masculinos, caballeros amantes de las notas florales o gourmand tan estandarizadas para los perfumes femeninos… Y la imparable tendencia de la perfumería unisex y de autor, cuya característica principal es no marcar el género en sus creaciones, hacen que el perfume sea cada vez más una cuestión de gustos que de cualquier otro factor. Además, el consumidor también ha podido ampliar sus opciones, ya que, cuando se adquiere un perfume en una farmacia de excelente calidad pero a un precio muy inferior a los de las perfumerías convencionales, se puede hacer uso del mismo con mayor frecuencia y experimentando y variando la fragancia en función a la ocasión, la época del año e incluso el estado de ánimo. Lo que provoca que la rotación de los perfumes en el sector farmacéutico se multiplique, suponiendo esto un porcentaje importante de la facturación complementaria a la venta de medicamentos. Es un hecho probado que la perfumería, la ambientación y la cosmética juegan cada vez un papel más importante en el sector farmacéutico, aportando un valor añadido tanto a los boticarios como a los clientes en su visita a la farmacia. Ya que las posibilidades no se frenan en el perfume como complemento de belleza e higiene personal. La demanda se ha ampliado a un extenso abanico. En cosméticos, el comprador ya no solo exige calidad y resultados, da además una gran importancia a que su fragancia resulte agradable y aporte ese valor extra al producto. Si hablamos de ambientación, la tendencia ha dado un giro muy significativo, aumentando de manera importante la demanda en un consumidor que busca perfumar sus estancias con fragancias que aporten bienestar a los lugares donde las incorporan. Da importancia a la estética y presentación de un producto que, además de oler bien, haga la función de decorar. Y en preferencias olfativas, nos encontramos en el escenario más amplio y variado que ha experimentado el sector. Desde fragancias con capacidades aromaterápicas que ayuden a relajarse, concentrarse, estimularse o descansar… Hasta las más complejas y sofisticadas composiciones, con las que poder evadirse y transportarse a determinados lugares, momentos o recuerdos… No en balde, el olfato es la memoria de los sentidos. fv