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ROBERTO SOSA TEMBLOR NUEVO DEL REALISMO POETICO
ROBERTO SOSA: TEMBLOR NUEVO
DEL REALISMO POETICO
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Osear Falchetti
(Fragmento)
Que el tema de "Los Pobres" no es nuevo bien se sabe. Desde Francois Villon a César Vallejo muchos creadores escrutaron sobre el tembladera! de los desposeídos. Hasta poetas de torre de marfil, de espaldas perpetuas a lo real, han atalayado allí sin comprender el fondo de la "pobredat", donde siempre "al pobre el sol se lo come".
El tema, pues, no es inédito, pero si novedosa la forma eidética y estética con que penetra Sosa al mundo de quienes.
... "Heredaron las oscuridades los vientos atados de pies y manos" . (L.P. "El otro océano", VII) de quienes "Están ahí. .. con la simplicidad de una fuerza mayor".
(Id)
Coincide, sin duda, nuestro autor con el peruano en "ver a los pobres", en comprenderlos tras un turbión mayoritario integrado desde siempre por "los caminantes encarcelados enfermos y pobres" (Trilce, VIII), y coincide, además, en la "Cantidad enorme de dinero que cuesta ser pobre" (Poemas Humanos), pues ese drama del "puro miserable, del pobre pobre (P.H.), consiste en que ... "Desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre, caminan y mueren despacio". (Los Pobres, 1)
La pena de Vallejo expiando la de los hombres es existencial, terrígena y cósmica a la vez, y un valor estético revolucionario. Tras exprimir zumos de la tradición española, "descarga su vida y su sintaxis en las complejas construcciones verbales que le vienen de la ascendencia indígena": "Jamás hombres humanos hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera en el vaso, en la carnicería, en la aritmética" (V los nueve monstruos) .
Emotiva, vital, pudorosa, de una castidad lingüística conservadora es la protesta de Roberto: "No. Para ellos no habrá inquietud posible. El humor de las hogueras apagadas eleva sus copas acusadoras". (Mi padre, L.P.)
En Vallejo la palabra, aún en sus mayores audacias formales y significantes, pareciera arrancar, salirse de sus huesos con el significado, dentro y angustiosamente forjado. Aparece en Sosa la palabra como una forma en busca de significación y
cada signo lingüístico parte no de ·una idea jerárquica sino de una emoción que anda: no del Ethos sino del Pathos: palabra brotada, en fin, de la sensibilidad antes que del pensamiento. "El intelecto no ha cantado jamás; no es su misión". Precepto del Juan de Mairena de Machado al que se adhiere el poético quehacer del hondureño, Fue la presión eterna de un minuto en el peruano, pero en Sosa fue la presión de un mundo, de un océano". "Los Pobres", con que a través del "Adonais" accedió Sosa a consideración internacional constituye, en consecuencia, su primera obra fundamental. A hurtadillas de la asfixia aldeana y comarqueña llegó a esa escala de su arte exento de embanderamientos estéticos: llegó elemental, primario, sin cinceladuras, sonriendo a las "impiedades del tumulto" y no concediendo nada a la tosudez filistea de cerradas minorlas:fir'.me y sereno como un cristiano primitivo.
Alejado de la extravagancia y del disloque de muchas artes incomunicables, no imitando como otros poetas regionales las contorsiones del último juglar de moda, Sosa acertó a una especie de recuperación del lenguaje de la poesía endoamericana y reivindicó para ella la jerarquía de lo sobrio y de lo rítmico. Por ese camino y con "Los Pobres" en su alforja fue a la creación esencial, Si no como el Maestro, al menos como uno de los Escogidos: escogido, al fin , de innegable y depurada maestría".
El canto mayor de "Los Pobres" es, sin duda, el más importante de Sosa. Por su tema constituye una elegía. Peculiar elegía sin el tono "elegíaco" tradicional, sin reclamos a la piedad: elegía que no pretende elegirse a "poesía de lamento". Esto no es paradójico. Considérese, además, su libre y espontánea metrificación a lo largo de veinticuatro estrofas irregulares plasmadas en ciento noventa y dos versos blancos que van desde una sílaba a algunos de diecisiete, y apreciaremos de trasluz que Sosa no hubiera logrado encerrar su canto en los ajustados tercetos de algunas elegías castellanas. Po! reductio ad absurdum no pudiera tampoco, su discurrir poético, resucitar el molde adusto y vibrante de los hexámetros de ciertos modelos griegos o latinos, buscando con violencia a su naturaleza efectos de verso heroico, e interpolando, según capricho, espondeos, dáctilos, cesuras como un incondicional y vacuo servidor del Arte Métrica que no siempre es Arte Poética. Para su alcurnia de esteta puro, para el estilo consustancial del "hombre humano" y del hombre lírico, ello implicarla encadenarse, volver retórica su protesta y desvirtuar en hojarascas la desnudez del testimonio.
Léase con tensión e intensidad este poema tenso e intenso, cumpliendo así un precepto de Borges para diférenc:iar a la poesía de la prosa justamente por la intensidad con que debe entenderse y vivirse la primera: se captarán vibraciones insólitas de un temblor nuevo, al percibir cómo el carácter viril de significantes y significados no se disuelve en la inevitable ternura del tema: "Queda el eco en el muro. Subsisten los aullidos del ultrajado.
La sangre del cordero no limpia el curso de la fuente. Se adhiere en la piel de los verdugos, y cuando ellos abren sus roperos surge su mano nunca concluida'' . (MI PADRE, 11, Estrofa 12) He ahí una virtud poética de Sosa: volver viril lo
plañidero y lo Intimo, ennoblecer el anatema como guiado inconscientemente por el viritimológico que perdura de la virtud latina, trasegada en el lagar romano. Bulle tal atributo en toda su poesía y ésta, sobre ser fundamentalmente de testimonio, de protesta, de acusación, logra el milagro de no mostrar jamás a su autor como un Arquíloco del yambo, como un francotirador de la inventiva.
Demasiado sé que con rigor analítico se descubrirán en "Mi Padre" y en otros poemas del centroamericano rastros de influyentes amores estéticos. El propio creador me explicaba cómo una curiosa reminiscencia fonética de Góngora, precisamente aquel romance:·~por una negra seflora un negro galán doliente negras lágrimas derrama de un negro pecho que tiene", lo llevó al poema último de "UN MUNDO PARA TODOS DI VIDIDO", "Descripción de una ciudad en peligro", donde con el silbo y a su modo logra el efecto que en su espíritu dejó aquel canto del español.
No es difícil aislar de las entrelíneas de su poesía un revivir estético o emotivo de Manrique, de Lope de Vega, de Fray Luis, yendo lejos, y natural mente de Machado y Vallejo si se echa la red sobre mares más cercanos en eL tiempo. Pero aún teniendo a la vista esas legítimas influencias, de-, seo afirmar que estilfsticamente " Mi Padre" no ofrece parangón.
Más que el eco de esas _influencias literarias aprecio diluida en la profundidad melancólica de Sosa, en su "viejísima melancolía", la fuerza elegíaca y yo agregaría dramática de algunos "Salmos", nos de y del " Canto de Exequias", y de los Jeremías" , lo cual confirma la tesis " Tre 1 de un' ser entrañable, primitivo y puro en la poiesis del hondureño.
Fluye la hermosura de "Mi Padre" no sólo de la recatada dignidad que nunca es panegirista del Amado, no sólo del verso libre surgiendo siempre con adecuación interna y fonética al objeto, no sólo de la altivez humana, sino sobre todo del acierto sublime de encarnar en su propio padre a todos los pobres de la tierra. Tal camino temático lo escoge Sosa sin preanunciarlo y sugiere simplemente que ese Amado sí impidió que "la pobreza fuera una divinidad indigna". Por eso, ap~nas por eso, lo vuelve héroe epónimo del Canto y simplemente por eso "con su mirar de sombra quiere llenar su vaso''.
En lugar de exaltar la memoria paterna con palabras de aceptación consoladora, rindiendo el tributo filial de Manrique al buen Maestro de Santiago: "Querer ser hombre María cuando quiere Dios que muera es locura". Roberto rescata a su padre de cielos imaginarios y redime sobre la tierra a aquel que "trabajó sin palabras por darnos pan y libros y así jugó a los naipes vacilantes del hambre" (Mi Padre, 1, 3)
. Este canto fundamental consta de dos partes. La primera de cincuenta y seis versos libres y la
segunda del ciento treinta y seis versos blancos también. Esos dos períodos de poema tan unitario, de tanta lógica emocional, se escribieron con independencia. Cuatro años separ.an su elaboración autónoma. Ya dije que en "Muros" se inserta el fragmento de 1 964. Mostraba allí Sosa ir rápidamente al estilo peculiar que lo consagrarla en "Los Pobres" ( 1968) y en "Un Mundo para todos dividido" (1971).
Como asunto central figuró ese poema en el Adonais entre veintiún cantos diversos. Pocos percibirán diferencias de estructura y emoción en dos momentos lejanos frente a un mismo tema.
Se advierte mayor brevedad estrófica en la primera parte, como si el ritmo tradujera diastole y sístole acelerados en una emoción reciente. Anteriormente observé que en la segunda parte se hace caudalosa la expansión silábica y en poemas posteriores llega Sosa hasta pies de veinticinco sílabas. Pero su ley es siempre el ritmo a despecho de la longitud del verso. El ritmo es su canto, y el reparo de "rima pobre" que Díaz Plaja formulaba al Sosa de Adonais responderé .con el conocido cuarteto de un poeta esencial de España: "Pre
fiero la rima pobre la asonancia indefinida cuando nada cuenta el canto acaso huelga la rima".
El verso libre escogido por Sosa en "Mi Padre" le permite una serena movilidad de su poesía. Verso libre es aquí naturalidad no facilidad. Y elegancia desembarazada, apuntó alguna vez el viejo Jovellanos.
Libre de la preocupación de escoger el flexible octasílabo, o el vigoroso y castizo endecasílabo, o el pesado alejandrino, u otros moldes ilustres de la poesía española, que en algunos casos la experiencia muestra como más adecuados para extraer músicas, vibraciones, ecos inusitados de la mi na del idioma, Sosa marchó con naturalidad tras la expresión fluyente de su ritmo.Un gran poeta argentino al señalar que verso libre designa un poema del que no se conocen las leyes, pues su estructura está dada a la buena de Dios, sostenía que es més difícil aquel y no el de molde clásico. Por otra parte, agregaba, la métrica castellana esté aún por hacerse.
La lectura de este poema exhibirá a Sosa como un conservador del idioma y como un reformador de los ritmos: conserva y reforma por instinto, por naturaleza. En casi todos sus versos abundan las voces llanas, siempre predominantes en el idioma español por su procedencia del latín vulgar, debido a las "caídas" de las vocales inacentuadas internas.Las terminaciones esdrújulas o agudas escasean notablemente en la mayoría de sus poemas, no por exclusión deliberada, sino por desig- • nio de su espontaneidad fonética y lingüística.
El poema mayor de "Los Pobres" da ocasión única de analizar a Sosa, en plenitud. Todas las cualidades de su "temblor nuevo" se concitan en el Canto, como un sentimiento libérrimo manifestado ~n términos de Arte.
Tomado de la Revista de la Universidad. Etapa V - Julio 1973 - No. 7 Tegucigalpa, D.C.