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POEMAS DE CLEMENTINA SUAREZ
Clementina Suárez nació en Juticalpa, Olancho, el 12 de mayo de 1903. Su vida y su obra están fntimamente unidas. Entendió y se adelantó a sus coetáneos al iniciarse este siglo XX. Su poesfa vehemente, fuerte, ardiente, erótica nos muestra un esplritu femenino que abre nuevas puertas de sensibilidad humana y estética. OBRAS PUBLICADAS: Corazón sangrante, Teg. 1930. Iniciales, Mex., 1930. Templos de fuego. Mex., 1931 . De mis sábados el último, Teg., 1935. Veleros, La Habana, 1937. Creciendo con fa hierba, El Salv., 1957. "Canto a la encontrada patria y su héroe", Teg., 1958. El poeta y sus señales, Teg., 1969.
LAMENTOS
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ENEL
ESPACIO
Afuera ruge el viento. Tu cabeza está en mis piernas. La-noche se entretiene en ronda de fantasmas. Aguas desbarrancadas cortan narcisos y nieblas, para adornar la tumba de tanto pájaro muerto.
Tu peinas y despeinas mi cabello mientras el mar arrastra sangre y lodo.
La- sombra parece que esculpiera cadáveres. ¿Quién llora y se desespera en el aire? Amor. Tu estás dormido, -sin darte prisa por salir de la nochemientras yo atajo lamentos de madres y de niños.
EL REGALO
Quisiera regalarte un pedazo de mi falda, hoy florecida como la primavera.
Un relámpago de color que detuviera tus ojos en mi talle -brazo de mar de olas inasibles
la ebridad de mis pies frutales con sus pasos sin tiempo.
La rafz de mi tobillo con su etemo verdor,
el testimonio de una mirada que te dejara en el espejo como arquetipo de lo etemo.
La voluble belleza de mi rostro, tan cerca de morir cada instante a fuerza de vivir apresurada.
La sombra de mi errante cuerpo detenida en la propia esquina de tu casa.
El abejeante sueño de mis pupilas cuando resbalan hasta tu frente.
La hermosura de mi cara en una doncellez de celajes.
La ribera de mi aniñada voz con tu sombra de increfble tamaño, y el ileso lenguaje que no maltrata la palabra.
Mi alborozo de niña que vive el desabrigo para que tu la cubras con la armadura de tu pecho.
O con la mano aérea del que va de viaje porque su sangre submarina jamás se detiene. La fiebre de mis noches con duendes y fantasmas y la virginal lluvia del rfo más oculto.
Que a nivel del aire, de la tierra y el fuego, .el vientre como abanico despliega.
La espalda donde bordas tus manos en el lecho del mismo torrente inabarcable
como si el mismo corazón se te hiciera líquido y escapara de tu boca como un mar sediento.
El manojo de mis pies despiertos andando sobre el césped.
Como si trémulos esperwan la inexpresada cita donde sólo por el silencio quedaron las cadenas rotas.
Y en tus dedos apresado el apremio de la vida que en libertad dejó tu sangre,
La cabellera que brota del aire en lfquidas miniaturas irrompibles
para que tus manos indemnes hagan nido como en el sexo mismo de una rosa estremecida.
La entraña donde te sumerges como buscando estrellas enterradas o el sabor a polvo que hará fértiles nuestros huesos.
La boca que te muerde como si paladeara ríos de aromas;
o hincándote los dientes matizara la vida con la muerte.
El tálamo en que mides mi cintura en suave supervivencia intransitiva,
en viaje por la espuma difundido o por la sangre encendida humanizado
el mundo en que vivo estremecida de gestaciones inagotables.
El minuto que me unge de auroras o de iridiscencias indescriptibles.
Como si a ritmo de tu efluvio soberano salvaras el instante de miel inadvertida;
o dejaras en el mágico horizonte de luces apagadas el tiempo desmedido y remedido.
En que apresados quedaran los sentidos y al fin ya sin idioma, desnudos totalmente.
Como si ensayando el vuelo se quemaren las alas o por tener cicatrices que extenuaran los brazos.
La piel que me viste, me contiene y resuma, la que ata y desata mis ramajes.
La que te abre la blanca residencia de mi cuerpo y te entrega su más Intimo secreto.
Mi vena, llaga viva, casi quemadura, huella del fuego que me devora.
El nombre con que te llamo para que seas el bienvenido.
El rostro que nace con la aurora y se custodia de ángeles en la noche.
El pecho con que suspiro, el latido, el tic-tac entrañable que ilumina tu llegada.
La sábana que te envuelve en tus horas de vigilia y te deja cautivo en él duerme, sueño del amor.
Arbol de mi esqueleto hasta con sus mfnimas bisagras.
El recinto sombrío de mis fémures extendidos.
La morada de mi cráneo, desgarrado lamento, pequeña molécula de carne jamás humillada.
El orgullo sostenido de mis huesos al que hasta con las uñas me aferro.
Mi canto perenne y obstinado que en morada de lucha y esperanza defiendo.
La intemporal casa que mi polvo amoroso te va ofreciendo.
El nivel del quebranto o la herida que conmigo pudo haber terminado.
El llanto que me ha llevado a que este pequeño cuerpo ha trascendido.
Mi sombra tendida a merced de tu recuerdo.
La aguja imantada con su impensable polen y sus rojas brasas.
Mi gris existencia con su primera mortaja
Mi muerte con su pequeña eternidad.
EXPLICACIONES
Escúchame, escúchame! Como otras, yo no ansío ser hombre ni un momento. El Mundo es Los Mil y Un Misterios etéreos, sutiles, divinos, que requieren ojos fem,minos. Yo soy Scherezada que lo sabe todo, tú el Rey tremendo que no sabe nada. Mi espíritu es llave que abre todas las puertas, que abre todas las cajas milagrosas que guardan el perfume de las estrellas y las gemas de los soles, todas las cosas bellas. Abre el corazón, abre el alma y ese estuche de topacios; la canción, que lanza hálitos de nardos a todos los espacios en lumínica vibración.
Mi sabiduría es la fragancia de la rosa de mi ignorancia. Mi ciencia es la ciencia del lirio: vivir, perfumar, lucir,· amar las piedras, las aves, el cielo azul, nido magnífico de las pálidas constelaciones mirificas.,
El arte mío tiene sus ralees en la undlvaga inquietud de mi débil ser y florece versos con el rojo de los besos, pompas cristalinas, fuentes de la vida.
Todo lo tuyo se muere porque tus elencos y ordenamientos no siguen el curso sidéreo del Gran Plan Divino. Tu sabiduría es melancolía, tu ciencia un completo , esqueleto, tu arte es un iago que copia el temblor de la estrella, el nevado lirio, el hada; pero no es la estrella, pero no es el lirio, pero no es la hada.
Be/o amado mío: soy Scherezada, hunde tus esplines entre mis jazmines. Acércate, acércate, recuerda que eres animal sidéreo. Yo quiero explicarte esta noche Los Mil y Un Misterios; yo quiero mostrarte el tesoro fúlgido que existe en el Beso, del cual tú conoces solamente un décimo y yo los diez décimos. Yo quiero decirte de qué sol del cielo es el fuego que arde en mi aliento fébrido; cómo vivir siglos en la cárcel de oro de un leve segundo.
Sabio de lo inútil entierra tus ansias en mis suavidades. Pégate a mi cuerpo, sé leño aromado aumentando el fuego, llama de topa cios, de mi ser de lirios.
Yo teñgo el sentido del Todo en mi alma. Soy el grito lírico q~e entusiasma el Mundo. Soy Scherezada que lo sabe todo, tú el Rey tremendo que no sabe nada.
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SIN TITULO
Alrededor de mi cuerpo las Substancias Primeras son boas estelares . regando sus caricias terriblemente eléctricas. Me besa el fuego, me besa el agua; me besa el viento; me besa la tierra.
Y el beso luminoso; o el beso tembloroso; o el beso .impreciso; o el beso angustiado; enciende mi carne; enciende mis nervios; enciende mis huesos; enciende mi alma.
El Arcano ha querido que glorifique al Mundo, riente como rosa en la cruz del beso.
Lo frfvolo mío es el ardos mirífico de los cuatro Puntos; es el gemido. /frico del fuego, del agua, del viento y la tierra, boas estelares que me vuelven mftica.
Vaya! No me juzgues conforme a tus leyes humanas. Yo soy la llave de oro con que abrirás las puertas sublimes de la vida
Sabe que existe un mundo sin leyes ni preceptos, donde todo se iriza con los vapores tenues del ritmo sideral.
Compréndeme ahora, por qué el fuego y él agua, por qué el viento y la tierra me llenan de besos terribles y astrales la carne, los nervios, los huesos, el alma.
Mframe: soy de pétalos: Oyeme, soy de ritmos. Mi carne es tu deseo donde mi fuerza y tu miseria veo.
Más allá, más allá, más allá, mucho más del etéreo cristal de mi alma se halla la causa de mi vanidad. Habla, grita, protesta, lamenta, llora, ruge, blasfema, maldice; si pretendes saber las razones, si ambicionas saber el arcano y estupendo organismo del Todo, sube al antro en que el astro divino, bella araña entreteje su malla; baja al fondo tremendo y obscuro; o anda luego, ignorante, sin miedo por el hilo muy fino y muy níveo del suspiro que tiembla en mis labios, y regresa y explica la altura el asiento pedestre del antro, y di a gritos si aquello es más grave, y más fuerte, y más hondo, y más sacro que la causa de mi vanidad,
copo de humo intangible que se halla más allá del cristal de mi alma, mucho más, más allá, más allá ...
Lo frfvolo mío es el ardor mirifico de los cuatro puntos. Alrededor de mi cuerpo las substancias primeras son boas estelares regando sus caricias terriblemente eléctricas.
.ULRIKA
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