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ANTOLOGÍA DE POETAS CATALANES CONTEMPORÁNEOS
La hora indefensa, Escarabajo Editorial, Bogotá, 2021 Selección, traducción y prólogo: Corina Oproae Editor: Stéphane Chaumet
Antología de POETAS CATALANES CONTEMPORANEOS
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PRÓLOGO UN RÍO DE NOMBRES HACIA EL DESHIELO
POR CORINA OPROAE
La poesía catalana está viviendo ahora un momento de gran fertilidad que se puede observar en cómo y en cuánto se escribe, se edita y se traduce. Esta antología es tan solo una muestra que pretende ofrecer al lector colombiano un acercamiento al panorama poético catalán actual y responde al criterio de selección de alguien que llega a la cultura catalana y se la hace suya, desde la afinidad poética, la honestidad, y, evidentemente, desde la lectura interesada y constante de la poesía catalana, aunque, claro está, asumiendo la imposibilidad de leer a todos los y las poetas que han escrito y publicado en el período de tiempo en que se sitúan las obras de los aquí antologados (nacidos entre las décadas 40 y 80 del siglo pasado).
Pero antes de referirme a dicho período y a la elección de los poetas, creo que es preciso volver la vista atrás para señalar algo importante: los nombres de poetas que las letras catalanas han dado a la literatura universal son muchos, tomando en consideración, como ya se ha señalado, el número no muy elevado de hablantes de la lengua catalana a lo largo del tiempo y los altibajos que la intensidad de la actividad poética y literaria ha tenido durante los siglos, ya que la lengua catalana se ha visto en la obligación de convivir con un idioma con tanta fuerza, empuje y prestigio como el castellano.
Desde el Medioevo, cuando surgieron los grandes clásicos de la lengua catalana, Ramon Llull y Ausiàs March, y hasta el día de hoy, la producción poética en catalán ha pasado por épocas de bonanza y de penuria, al compás de los pasos firmes de la historia.
Durante la Decadència, época que suele situarse entre el siglo XVI hasta mediados del XIX, hubo nombres de menor relieve. Sin embargo, se produjo una importantísima recuperación durante la Renaixença, a mediados del XIX, con una clara apuesta por el renacer de la lengua catalana como lengua de cultura, siendo la época marcada por la aparición de Jacint Verdaguer, el forjador de la poesía catalana moderna. Este “Renacimiento”, dio paso al Modernismo posterior, con Joan Maragall como máximo representante, o aquel período importantísimo por la consecución de una normativa única de la lengua catalana, de la mano de Pompeu Fabra, el Noucentisme (Novecentismo), cuyo final coincidió con el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923), y que dejó a la literatura catalana el legado de Josep Carner.
La misma apuesta por la lengua se dio también durante los movimientos de Vanguardia, debido a que, en 1932, después de la proclamación de la República en 1931, en Cataluña se instauró el Estatuto de Autonomía y el gobierno de la Generalitat restaurado volvió a considerar el catalán como lengua oficial. Sin embargo, los avances se detuvieron en seco con la llegada de la Guerra Civil española, que supuso un período de represión y persecución para la lengua y la cultura. El Estatuto de Autonomía fue suspendido, el catalán dejó de ser lengua oficial y muchos de los escritores catalanes se vieron obligados a exiliarse a la vecina Francia (Carles Riba escribiría allí su maravillosas Elegías de Bierville) o a Latinoamérica, especialmente a México (como Agustí Barta o el mismo Josep Carner).
Sin embargo, las instituciones siguieron ejerciendo su labor en la clandestinidad. Además de la figura central de Carles Riba, también destacan las poéticas de J.V. Foix y Joan Salvat-Papasseit o las de Joan Vinyoli, Rosa Leveroni y Màrius Torres, una de las voces más prometedoras de principios del siglo XX, quien muere a inicios de la dictadura franquista.
A pesar de los estragos de la dictadura, continuaron surgiendo poetas de la talla de Gabriel Ferrater, Salvador Espriu, Joan Brossa, Josep Palau i Fabre, Montserrat Abelló (introductora a Cataluña de grandes poetas en lengua inglesa) Miquel Martí i Pol, Blai Bonet, Vicent Andrés Estellés, Màrius Sampere o Felícia Fuster, cada uno de ellos con unas poéticas muy peculiares y sólidas y, en algunos casos, una considerable proyección pública.
Como señala la crítica, entre los poetas nacidos en los 30 y 40 y que empiezan a publicar en la última década de la dictadura franquista, destacan, por un lado, Feliu Formosa, Segimon Serrallonga, Joan Margarit, Marta Pessarodona, Margarita Ballester, Narcís Comadira, Francesc Parcerisas o Francesc Garriga, algunos de ellos con poéticas que colocan el yo en el centro, afines a la así llamada “poesía de la experiencia”, en sintonía con la nueva visión de los poetas coetáneos españoles. Por el otro lado, encontraremos poéticas más bien deudoras de la vanguardia y la experimentación, con el lenguaje como eje de reflexión, con representantes como Pere Gimferrer (con obra tanto en catalán como en castellano), Jaume Pont, Josep Maria Sala-Valldaura o Antoni Clapés, el poeta que inaugura esta antología, junto con la mallorquina Antònia Vicens, quien después de una prolífica trayectoria como narradora, empieza a escribir y a publicar poesía bastante tar-
de (2009) y, sin embargo, en poco más de una década se convierte en un referente poético ineludible.
Las dos tendencias se ven prolongadas por poetas nacidos en los 50, con representantes de la talla de Enric Casasses, Miquel de Palol, Teresa Pascual, Víctor Sunyol, Anna Montero o MariaMercè Marçal y Eduard Sanahuja, los dos últimos también incluidos en esta brevísima selección.
Si los poetas nacidos entre los años 40 y 50 se formaron en español como lengua impuesta, los poetas nacidos entre finales de los 50 y la muerte de Franco (1975), serán quienes comienzan a publicar a finales de los años setenta y principios de los años ochenta, viendo poco a poco normalizado el uso del catalán desde las escuelas y las instituciones. Son poetas que miran tanto hacia atrás, hacia los propios catalanes (Ferrater, Vinyoli, Estellés) o hacia la poesía en lengua inglesa (ahora más que hacia la francesa), llevando el poema hacia un desarrollo más narrativo, en una especie de vuelta al lirismo que se nutre de la experiencia personal o de la reflexión individual, como bien señalan Josep Maria Sala-Valldaura y Vicenç Altaió en la antología Medio siglo de poesía catalana. Los nombres más representativos son muchos: Susana Rafart, Maria Josep Escrivà, Anna Dodas, Jordi Larios, Lluís Calvo, Sebastià Perelló, Josep Porcar, Marc Romera, Laura López Granell o Dolors Miquel, Gemma Gorga, Jordi Mas, Manuel Forcano, Melcion Mateu y Sonia Moll, los seis últimos incluidos en esta selección. Un apunte interesante, a mi modo de ver, es que los nombres de mujeres poetas ya comienzan a ser cada vez más frecuentes y visibles. Los últimos cinco poetas de la antología: Mireia Calafell, David Caño, Rubén Luzón, Maria Cabrera y Anna Gual pertenecen a lo que se ha llamado la generación del tercer milenio, con muchos otros nombres no incluidos aquí, con poéticas muy interesantes como las de Josep Pedrals, Esteve Plantada, Maria Antònia Massanet, Míriam Cano, Jaume Pons Alorda, Blanca Llum Vidal o Jaume Coll Mariné, por nombrar unos pocos.
Es difícil despachar a toda una generación viva y en continuo movimiento, en un párrafo, pero se podría decir que hacen una poesía con una importante dimensión oral y performativa, con una clara intención de renovación de los lenguajes, que intenta reivindicar la identidad colocando el cuerpo en el centro, una poesía que equilibra la balanza que siempre se había inclinado hacia el lado de los hombres, haciendo ya imposible aquel hábito de hablar de la poesía escrita por mujeres señalando su ausencia.
Antes, cuando decía que esta selección es brevísima, quería decir que es limitada, ya que los y las poetas que he incluido solamente son quince. Es por lo tanto evidente que podrían o deberían
Corina Oproae, poeta y traductora.
ser muchos más. El proceso de selección fue difícil y algo frustrante, sobre todo cuando pienso en nombres cuyas poéticas encajan perfectamente dentro del criterio de selección establecido. Pienso en Ponç Pons, Biel Mesquida, Maria Josep Escrivà, Josep Porcar, Blanca Llum Vidal, Laura López Granell, Maria Antònia Massanet, Jaume Pons Alorda o Míriam Cano.
Y para justificar de alguna forma la retahíla de nombres que he ido dejando atrás mientras escribía estas palabras, diré en mi defensa que, de niña, cuando empecé a leer, tenía una afición extraña. Me fascinaba decir en voz alta los listados de nombres de la Biblia. Ahora solo leo poemas en voz alta, pero imagino que en esa fascinación había algo vinculado con la creación del mundo y que, a mi manera, lo intuía. Ojalá los nombres que aquí menciono (que son muchos, pero también hay muchos que se quedan fuera y podrían perfectamente ser mencionados) no sean para el lector una lista estéril sino una llave que también abra un mundo ante los ojos y el sentir del lector, más allá del alcance de esta simple antología.
Para terminar, me gustaría aclarar que el título procede de un poema de la poeta más influyente y traducida presente en la antología, la única desgraciadamente fallecida de manera prematura, Maria-Mercè Marçal, y que la intención a la hora de escoger unas palabras suyas como carta de presentación del libro es evidente: por un lado, contribuir, aunque sea ínfimamente, al reconocimiento de la importancia de su obra para la poesía catalana y para las generaciones futuras, y por otro lado, inclinar la balanza hacia el lado de las mujeres poetas (de aquí la elección de ocho mujeres y siete hombres, ¿por qué no decirlo?). Tal vez sea necesaria otra aclaración en este sentido. El poema de Marçal habla de “la hora indefensa/y abierta del deshielo”, siendo para ella el deshielo, la recuperación de la fluidez, símbolo femenino que trae consigo el retorno a la vida, al sentido de todo aquello que nos rodea. Y dice Fina Llorca, estudiosa de la obra de Marçal: “El deshielo se puede producir una vez superada la muerte del padre, o, mejor dicho, la muerte que trae – la ley del padre, la responsable de esta petrificación.” Pensará el lector que el deshielo no está en el título. Para mí esta ausencia implícita significa que la poesía catalana actual ha llegado a la fluidez, a una incorporación natural de lo femenino (los poetas hombres que he escogido creo que lo ejemplifican con creces), a una especie de equilibrio del cual quien sale ganando es el lector. Una vez sumergidos en las aguas de estos versos, ojalá empiecen a sentir con fuerza el fluir subterráneo de tantos nombres.
Corina Oproae
Dolors Miquel
(Lleida, 1960)
Es poeta, rapsoda y traductora ocasional. Algunos de sus últimos libros de poemas son: Mos de gat (Mordedura de gato, 2002), Amb capell (Con sombrero, 2003), Missa pagesa (Misa campesina, 2006), La dona que mirava la tele (La mujer que miraba la tele, 2010), entre otras publicaciones en narrativa y ensayo.
Himno del Rambo de la Siesta (Plegaria Universal)
Sursum corda…. ¡arriba los corazones!… ¡arriba los culos!
¡Levanten el culo de las sillas, hijos de la gran cerda! ¡Levanten sus cuerpos del sofá, cabrones aletargados! Y si no pueden porque están sobrealimentados de vitaminas, caminen con el sofá pegado al culo, rambos de la siesta, como el caracol, encabronados, como el caracol carguen con la casa. Levántense de la tumba, bobalicones multimedia, lazarosos consumidores del sueño norteamericacano. salgan, salgan de este claustro, de esta gran catedral, hombres de clausura del siglo 21. Hombres enclaustrados. Coman el misterio del excremento, expulsados sean del intestino materialista de la panza del buey del dólar. ¡Levanten el culo de las mentiras fofas, hijos de la gran cerda! Huelan el aire contaminado por su mierda. Revuélquense como los cerdos en la charca de la vida. Revuélquense.
Anden….
Anna Gual
(Vilafranca del Penedès, 1986)
Publica su primer libro de poemas, Implosions (Implosiones) en 2008. En 2013 gana el Premio de poesía mediterránea, Pare Colom con el libro L’ésser solar (El ser solar) y en 2015 publica su tercer poemario Símbol 47 (Símbolo 47).
Trastatarabuela
El derecho a rendirnos no es un derecho, debiste decirle a alguien que se me parecía. Es un error semántico. Es un engaño de magma. Todos los siglos son el mismo siglo. Solo cambian los colores y las formas. Las costumbres. Las bacterias. Tú siempre has habitado todos los tiempos. Siempre has vivido dentro de mí. Viva y muerta, a la vez. Con el afán de quien empuja descalza un carruaje.
David Caño
(Olot, 1980)
Poeta y activista social y cultural, ha colaborado con los diarios El punt Avui, la Directa, Núvol o Crític. Como poeta, se dio a conocer en el 2007, cuando ganó el Premio Amadeu Oller con Barcelona. Desde entonces, ha recogido su poesía en siete volúmenes. Forma parte del grupo musical Ovidi4, junto con Mireia Vives y David Fernàndez.
Punto Final
No será un poema-prisión. No hay una estética de esta locura-desgarro. Podrás decir cicatriz y será como quien dice literatura, como quien escribe silencio para no callar. Blanco estúpido. No será un poema-prisión. En Portbou vimos morir al mundo y ahora nos queda solamente esperar que la química haga su efecto. Desexistir en el desapego y sentir el vértigo del vacío echando raíces agua adentro, en esta nada amniótica que quema como un círculo de fuego del revés. No hay calma al fondo de esta oscuridad-tramontana, en los lugares que nos son refugio porque allí nunca nos hemos amado. Quisieras abolir la consciencia, apuñalar, uno a uno, a todos los peces que apestan la esfera sucia de unos recuerdos que ya no podremos olvidar. Es imposible. No será un poema-prisión. Y tampoco hay lenguaje que no se demuestre incapaz, que no fracase.
Rubén Luzón
(Valencia, 1982)
Inició su trayectoria poética con Cames ajudeu-me (Salir pitando, 2005), libro que resultó ganador en el IV Certamen César Simón de Poesía. Posteriormente publica distintos poemarios y ha sido incluido en las antologías Pedra foguera: Antologia de poesia jove dels Països Catalans (2008) y Tibar l’arc: Una mirada a la poesia valenciana actual (2012).
Es una trampa tan cómoda, el plural, y a ella recorremos cuando se nos atrofia el ingenio y no acabamos de encontrar remaches que salven la apariencia. No sabemos de dónde proviene cada cosa y la altivez suele tener su fecha de caducidad, igual que inmediatamente después del orgasmo nos llega la tristeza. Y escarbar tiene que ser ya más que un gesto o una mera actitud: toda una vida coagulándose en el acto de husmear. Porque solo hay avance y el avance cansa, igual que el retroceso. En todas las miradas, el abismo juega al escondite y descompensa las ansias de antes del estruendo. Y por el lado sur, las golondrinas tocan a somatén, restablecedoras de una amenaza que apenas aprieta. Me sorprenderá la paz, un día u otro. Entretanto, quirúrgicos, los versos blancos.