4 minute read
Negocios
La buena noticia es que lo podemos lograr siempre y cuando estemos conscientes de que una marca personal atiende a la coherencia no al enlatado, esa misma coherencia se monetiza en base a la autenticidad, se debe pasar por un proceso de aceptación y saneamiento para no erogar contaminación en palabras y mensajes a nuestros clientes como producto de erróneas creencias y conductas que nos caractericen y finalmente desarrollar y construir una propuesta de valor que nos permita una conexión muy singular con nuestros mercados y son estos quienes deciden si como persona pasamos a ser marca influyente o no para ellos, por cuanto el trabajo es de inmersión en lograr esa relevancia, la entrega de este valor y en equilibrio con los valores propios y la autenticidad de nuestros talentos e historia, estos serán el aporte distintivo que podrá llevarnos a ser elegible de manera carismática por nuestros posibles seguidores o clientes.
¿AHORA BIEN, PARA QUÉ SER MARCA PERSONAL?
Advertisement
El interés no puede ser banal, pues el rechazo puede ser proporcional a esta intención, el mundo se ha volcado a digital y en digital hay mares rojos y azules dependiendo como te logres destacar. Si decides trabajar tu marca debes saber que lo primero que te toca es pasar por un proceso de introspección y que ese proceso debe develar al 100% tu esencia de manera sincera y que con ellos pasaremos a un proceso depurando miedos, prejuicios, creencias limitantes y opiniones irrisorias de la realidad, pues una marca personal que llega al mundo a prejuiciar y hacer conectividad con valores adversos es como vender carne podrida en el super, sus consumidores terminarían contaminados.
Por eso el llamado de hoy viene muy a entender que como marcas tenemos un compromiso con ser potables, que impactamos vidas y personas que recuren con confianza a nuestros patrones para con ello sumergirse en soluciones específicas por eso es que debemos elegir bien de quién nos dejamos mentorear en estos procesos que mucha veces sólo ofrecen camuflaje, es decir, nos han enseñado que ser una marca personal es tener redes sociales, paginas webs y mucha visibilidad, saber que queremos y agregar valor** tomando la palabra “valor” como una moda sin ser conscientes de sus dimensiones, y con ello el ego se hace cargo de escribir muchas confusiones, dar fórmulas digitales y crear estrategias que finalmente no entregan ese valor, sino un mundo de carencias y preguntas sin responder porque la conexión vital con el ser, el respeto a los demás y la depuración de los miedos y prejuicios de ese ser no se ha hecho anteriormente y como consecuencia creamos marcas banas que sólo quieren vender, destacarse y crear discursos correctivos que van más en perjuicio que en edificar a un ser humano. La crítica y las comparaciones no son el camino de una marca personal; lo son el aporte, la transformación propia y el legado óptimo de una influencia sana que pueda inculcar a una sociedad independiente de la monetización de la misma, la cual se dará de forma natural a través de las transformaciones y los resultados que pueda evidenciar para y con su entorno. SM
Ser Marca Personal es una responsabilidad que puede dejar mucha prosperidad a quien lo consigue y a su comunidad, pero para ello la integridad, coherencia y autenticidad comprobada serán los desafíos que se precederán de la relevancia y visibilidad.
GISEL CASTILLO
Mentora de Marca Personal para talentos Visibles y Relevantes Autora de Ser visible y Entrenadora en negociación. Business Coach – Speaker
FINANZAS PARA PYMES EN EL 2021
Fotos: Fuentes Externas y Cortesía Manuel Vilchezz
La crisis generada por el COVID-19 provocó un impacto económico que generó un importante cambio de escenario, sobre todo en las actividades laborales y en las formas de vender de las empresas. Hasta cierto punto, evidenciando un futuro incierto y en el cual debemos estar preparados para realizar los cambios necesarios y adaptarnos a la famosa “nueva normalidad”.
Esta situación ha acelerado la revolución digital prevista para los próximos cinco años. La pandemia ha obligado a las empresas a reinventarse de manera forzosa y en otros casos a adelantar planes futuros para adaptarse a las nuevas realidades del mercado. Para las Pymes y los emprendedores el reto ha sido mayor ya que sus empresas por lo regular no cuenta con un capital de trabajo tan robusto que les permita realizar grandes inversiones para adaptarse de forma inmediata a los nuevos cambio, sin embargo, a pesar de esto, muchas lograron sobrevivir al 2020, pasando la peor parte de todo esto. Ahora se debe continuar realizando ajustes en todas las áreas, que permitan la continuidad del negocio y también un crecimiento sostenido. Más que nunca se deben priorizar las tareas de control de la gestión, los recursos, los costos y el seguimiento continuo de los indicadores propuestos por la gerencia, los cuales deben ser coherentes con la situación y la realidad del negocio. Es muy importante la revisión al menos mensual del presupuesto y para esto, mi sugerencia es la preparación de al menos dos escenarios, donde se presupuesta un escenario “pesimista” y un escenario “promedio” en base a la situación real de la empresa y las expectativas de crecimiento durante el año 2021. Siempre incluyendo las acciones e inversiones necesarias para el cumplimiento de dichos presupuestos.