THE POWER OF PRODUCTIVITY

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Latin American and Caribbean Law and Economics Association From the SelectedWorks of Enrique Pasquel

January 2007

Rese単a del libro "The Power of Productivity" de William W. Lewis

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WILLIAM W. LEWIS “THE POWER OF PRODUCTIVITY. WEALTH, POVERTY AND THE THREAT TO GLOBAL STABILITY” The University of Chicago Press, 2004 (Publicado en Revista de Economía y Derecho No. 13, 2007) Reseña por Enrique Pasquel* Este libro recoge la experiencia del autor como director fundador del McKinsey Global Institute. La obra –basada en estudios comparativos de su instituto en varios paísestrata sobre cómo buena parte del subdesarrollo se explica porque los gobiernos reducen la productividad de las empresas. Una primera parte del libro describe las circunstancias que afectan la competitividad de las empresas en Japón, Europa, Corea, Brasil, Rusia, India y las que explican la mayor productividad de las empresas estadounidenses. En el resto del libro se extraen conclusiones generales de la experiencia comparada de estas economías. La mejor forma de reseñar el libro es describir algunas de las principales conclusiones a las que su autor llega. Es insuficiente analizar el desarrollo económico de un país desde un punto de vista macroeconómico. La productividad de un país es el promedio de la productividad de sus empresas. Para entender por qué es poco productivo un país es necesario entender por qué la mayoría de sus empresas son poco productivas. Por esto, Lewis sostiene que no debe analizarse el desempeño de una economía a nivel agregado. En cambio, debe investigarse cómo se comportan las empresas en las industrias más importantes, buscando encontrar distorsiones gubernamentales que expliquen sus problemas de productividad. De esta forma, además, se escapa del error común de querer explicar el desarrollo solo en función de variables macroeconómicas. Mayor productividad no significa mayor desempleo. Por el contrario, supone mayor bienestar para todos. Muchos gobiernos dificultan la reducción de los costos laborales debido a la idea de que debe protegerse el empleo. Lewis sostiene que esto eleva los costos de las empresas y reduce su productividad. Así, señala que el error de estas políticas es creer que la industrialización y el desarrollo de técnicas más eficientes de producción dejarán sin trabajo a muchas personas. Esto, según Lewis, no es cierto. Hace 250 años casi todas las personas se dedicaban al agro. El desarrollo de técnicas de explotación agrícola que elevaron la productividad hizo posible una mayor producción con una menor cantidad de mano de obra. En efecto, hoy en día en los países desarrollados solo el 5% de las personas se dedica a labores agrícolas. Sin embargo, Lewis indica, el otro 95% no quedó desempleado. Más bien, se crearon nuevos puestos de trabajo en otras industrias que permitieron satisfacer necesidades de los consumidores que *

Investigador del Instituto Libertad y Democracia. Profesor de Análisis Económico del Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).


anteriormente no eran satisfechas. Así, hoy en día, en los países ricos entre 70% y 75% de las personas trabaja en servicios, 20% a 25% trabaja en manufactura y solo alrededor de 5% en agricultura. La explicación de Lewis es que cuando una industria se vuelve más productiva queda libre más capital y más trabajo, que se pueden combinar con nuevas ideas para crear nuevos productos. Asimismo, la mayor productividad de las empresas permite vender a menores precios, con lo que los consumidores disponen de mayores recursos para adquirir otros productos. El desarrollo no depende de la educación Es una creencia común que la liberalización de los mercados es una política incorrecta en sociedades poco educadas. Se suele sostener que las ventajas de una economía abierta no pueden ser aprovechadas por individuos poco educados. Para demostrar cómo el desarrollo no depende de la educación, Lewis explica que los estudios de McKinsey han demostrado que la productividad de los mexicanos que han emigrado a Houston y trabajan en el sector construcción es igual a la de los estadounidenses. La razón por la que son menos productivos en su país no es la deficiencia del sistema educativo, sino las distorsiones que produce el Estado mexicano en la operación de las empresas. Lewis sostiene que las empresas tienen la posibilidad de capacitar a los trabajadores que no hayan recibido una educación suficiente en la mayoría de actividades de una economía moderna. Y si las empresas locales no cuentan con tales conocimientos, las empresas extranjeras los pueden traer con facilidad. Pero para que todo esto sea posible, señala el autor, el gobierno debe permitir que la competencia fuerce a las empresas locales a capacitar a sus trabajadores y que las empresas extranjeras puedan entrar libremente a competir con las locales. La competencia sin distorsión es esencial La productividad de las empresas se eleva si las más productivas reemplazan a las menos productivas. Esto solo sucede si existe el miedo a ser reemplazado. Por ello, Lewis indica, deben removerse las protecciones gubernamentales a empresas e industrias específicas. Mientras más empresas se excluyan del mercado por regulaciones gubernamentales, habrá menos competencia y se reducirá la productividad. Además, mientras más competencia sin distorsiones exista habrá más incentivos para innovar y desarrollar técnicas que eleven todavía más la productividad. Los países en vías de desarrollo tienen que enfrentar problemas que no enfrentaron los países desarrollados cuando fueron pobres: tributación y regulaciones Lewis sostiene que las empresas en países sub desarrollados enfrentan barreras tributarias y regulatorias que no existían cuando los países desarrollados eran pobres. Por ejemplo, Lewis señala, hoy las empresas en Brasil soportan una carga tributaria 7 veces mayor que la que soportaban las empresas en EEUU en 1913, año en el que éste país tenía el mismo PBI que Brasil. Esto se explica porque hoy el gobierno de Brasil


gasta el 39% de su PBI y en 1913 el gobierno de los EEUU gastaba solo el 8% de su PBI. El siguiente cuadro recoge información de las investigaciones de McKinsey que permite apreciar el problema al que se enfrentan los países subdesarrollados y que no tuvieron que enfrentar los países desarrollados cuando fueron pobres. Gasto del PBI hoy

Gasto del PBI en 1913

Gasto del PBI en 1950

Gasto del PBI en 1983

EEUU: 8% Brasil: 39% Rusia: 37% India: 32%

Francia: 9%

Japón: 20%

(En este año el PBI de ambos países era como el de Brasil y Rusia y mayor que el de India)

(En este año el PBI de Japón era un poco menor que el de India)

Corea: 20% (En este año el PBI de Corea era similar al de Brasil)

En los países con un gran sector informal los efectos negativos de esta carga tributaria son todavía más nocivos, pues la recaudación se reparte solo entre las empresas formales, que tienen que soportar mayores costos que reducen su productividad. Asimismo, explica Lewis, hoy en día los gobiernos de todo el mundo regulan numerosas áreas que los países desarrollados no regulaban cuando eran pobres. La regulación de inacabables actividades es un problema que tienen que enfrentar las empresas de los países en vías de desarrollo y cuya solución no ofrece la historia de los países desarrollados. En muchos casos el capital no es tan importante Muchas personas ven la falta de acceso a capital como el factor que explica la baja productividad de una economía. Lewis indica que se olvidan que el capital no incrementa automáticamente la productividad del trabajo y que se puede conseguir el mismo crecimiento utilizando más eficientemente el capital disponible. El autor cuenta que en Alemania y Japón, por ejemplo, se emplea más capital por trabajador que en los EEUU, pero en éste último país la productividad es mayor. La explicación es que en los primeros hay más distorsiones generadas por las regulaciones gubernamentales. En el caso de Brasil, McKinsey encontró que la productividad del trabajo en 8 industrias era un 25% de las estadounidenses y que la falta de capital solamente explicaba 1/3 de esta brecha de productividad. Asimismo, McKinsey encontró que la productividad de las 11 industrias estudiadas en India era el 15% de las mismas industrias en EEUU y que sin capital adicional podrían elevar su productividad en 40%. En los sectores modernos de India la productividad del capital es 30% la de EEUU. Eliminando las distorsiones gubernamentales que


impiden que el capital se organice eficientemente, la productividad del capital podría aumentar al 90% de la de EEUU. Haciendo esto, la cantidad de capital que India necesitaría para doblar su PBI sería solo la tercera parte. A diferencia de los países ricos, según Lewis, en los países pobres si se necesita capital, pues este incrementa el potencial de crecimiento. Pero deben removerse los obstáculos gubernamentales que impiden incrementar la productividad del trabajo y del capital para que el efecto beneficioso sea completo. Además, si se nivela el terreno de juego y las empresas internacionales compiten en igualdad de condiciones con las nacionales, las primeras traerán el capital del que carecen las naciones subdesarrolladas. Cortando el Estado: experiencias exitosas Lewis describe cuatro experiencias exitosas de reducción del Estado: Irlanda, Canadá, Nueva Zelanda y Chile. Salvo en el caso de Irlanda donde si se redujo sustancialmente el gasto público, la estrategia consistió en detener el crecimiento del Estdo mientras crecía el PBI, como se aprecia en los siguientes cuadros. Chile Gasto estatal como % del PBI en 1984 Gasto estatal como % del PBI en 1984 Reducción real Reducción debido al crecimiento del PBI Irlanda Gasto estatal como % del PBI en 1987 Gasto estatal como % del PBI en 1990 Reducción real Reducción debido al crecimiento del PBI

34.3 21.9 2.0 10.4

53.2 40.6 8.7 3.9

Nueva Zelanda Gasto estatal como % del PBI en 1990 Gasto estatal como % del PBI en 1997 Reducción real Reducción debido al crecimiento del PBI Canadá Gasto estatal como % del PBI en 1993 Gasto estatal como % del PBI en 1998 Reducción real Reducción debido al crecimiento del PBI

48.4 4.7 8.5 35.2

53.5 43.9 1.5 8.1

Como puede verse, el libro no presenta una nueva teoría del desarrollo. Más bien, brinda poderosa y contundente evidencia que respalda la idea de que la intervención del Estado en la economía reduce el desarrollo económico de los países. Ello, poniendo énfasis en las distorsiones generadas a nivel micro-económico que usualmente son olvidadas por los reformadores dentro de gobiernos de países subdesarrollados.


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