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La almuerzera

La enormidad de una madre afroperuana y el oficio de la venta de comida ambulatoria en la Lima virreinal.

Existen múltiples retratos de mujeres en el repertorio de Pancho Fierro, pero pocas en su rol materno. En esta acuarela, una madre afroperuana lleva a cuestas el peso de dos de sus motivaciones: su hijo y su oficio. Como almuercera y vendedora del conocido dulce sanguito de ñajú, la mujer anuncia su presencia con su tradicional pregón y los grandes cestos de comida, en lo que parece ser el inicio de su jornada diaria. Cabe saber que, en la década de 1820, entre los oficios menestrales y artesanales, una gran parte de la fuerza de trabajo para el abastecimiento de alimentos y bebidas fue cubierto por mujeres.

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En primer lugar, las carniceras, seguido de las chinganeras, las cajoneras de víveres y las chocolateras. El pincel de Pancho Fierro destacó la enormidad del personaje, al mostrarnos su estatura respecto al niño que acude presuroso hacia ella, en la necesidad de aliviar su hambre y su mendicidad diaria. El acuarelista no escatimó ningún detalle en la descalcez de aquel niño, apañado por la enorme sombra de la madre, mientras su bebé nos interpela con una mirada graciosa pero que revela la condición subalterna de aquella madre perteneciente a una época virreinal. (Omar Esquivel)

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