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Una escena romántica

Junio, el mes de la fiesta de Amancaes, era también el antiguo mes del amor de Lima.

Desde la época virreinal hasta la década de 1930, los inviernos grises de Lima eran la señal de que la Pampa de Amancaes volvía a reverdecer entre la espesa neblina, y la población sabía que habían llegado los días de fiesta. Desde el Damero de Pizarro y el barrio de San Lázaro, muchas familias y jóvenes solteros, de diferente procedencia social, se engalanaban para acudir a la pampa a bailar y merendar al ritmo de la zamacueca. Las descripciones de esta fiesta en el siglo XIX constatan que las celebraciones giraban alrededor de la música, la danza y la gastronomía, que tenían como protagonistas a personajes y artistas afroperuanos. Pancho

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Fierro retrató algunas escenas de amor y algarabía en el marco de esta festividad, cuya señal distintiva -como se aprecia en la imagen- era la flor amarilla dispuesta en cabellos y vestimenta. En esta acuarela, por ejemplo, observamos una escena en la que una vendedora de refrescos es cortejada por un militar, dejando a una clienta montada a caballo y con la botella en el aire. Los pasos de la zamacueca, muchas veces repetidos en las acuarelas de Fierro, asoman a través de los jóvenes ensimismados. Él ostenta una espada envainada y ella rebalsa el vaso de refresco en esta estampa de sutil galantería y erotismo. (Omar Esquivel)

La intervención de las áreas verdes y el piso respetará los espacios destinados a las ceremonias.

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