EN SINTONÍA

E N S I N TO N Í A

La casa proyectada por Andrea Arqués y GCA se asienta en el terreno de modo medido y armónico, en las proporciones exactas y con las materias favorecedoras del bienestar de sus habitantes.

ESTILISMO: GABY CONDE FOTOS: EUGENI PONS TEXTO: ANA BASUALDO

El mueble antiguo proviene de Francia y se compró en la tienda Antracita, al igual que los jarrones antiguos de hierro. La lámpara de suspensión se adquirió en Idees Disseny. El suelo es de cemento, de la marca Marius Aurentis, aplicado por la empresa Betonisart.

En la zona dedicada a despensa, dentro de la cocina, los estantes se han realizado de obra con acabado microcemento. Los fondos de los estantes se han revestido con baldosas de cerámica de la colección Artisan, de la firma Equipe. Mesa diseñada por Maite Bayo.

En la zona de estar, a la que se accede desde el recibidor, el sofá se ha tapizado con tela de lino de la firma Atemporal. Las mesas de centro se han adquirido en la tienda Azul Tierra. La chimenea, central y suspendida del techo, es el modelo Gyrofocus, de Focus. La estantería, de obra y madera, es un diseño de Andrea Arqués. Los jarrones se han comprado en Idees Diseny.

El patio es un lugar para sentirse en armonía con el entorno. Los tres caños de agua de la fuente, diseñada por Andrea Arqués, aportan la suave cadencia de su sonido y logran una influencia positiva sobre las personas que transitan este espacio.

En el comedor exterior, cobijado bajo un porche de obra y acompañado por el majestuoso árbol del jardín, la mesa se ha comprado en la tienda Al Aire y las sillas son de la colección Village, de Jasper Morrison para Kettal. Platos, de Luzio Barcelona.

En el baño de la habitación principal, el mobiliario y el espejo son un diseño a medida de la arquitecta. El lavamanos exento es el modelo Y-ovalo, de Inbani, con grifería en negro mate, modelo A-LES23, de Iconico. Los mecanismos eléctricos son de Jung, de la serie Les Couleurs Le Corbusier, en color Noire d’Ivoire. Toallas de lino, de Carlotta & Gee.

La carpintería interior y exterior, de madera de iroco tratada, diseño de Andrea Arqués, logra crear una unidad estilística y personal en la casa desde la entrada. La naturalidad de los materiales –madera, piedra, revoco a la cal y microcemento– es otra de las claves del diseño arquitectónico para crear un espacio armónico, en sintonía con el entorno.

La bañera exenta Moon, de Inbani, de material Solidsurface, ocupa un espacio luminoso y abierto a las vistas del jardín.

Andrea Arqués en colaboración con Jordi Castañé, de GCA Architects, sobrevuela la idea de “fundación” de un lugar habitable, a través de gestos indagatorios y propiciatorios. Una casa (o una ciudad) es “fundada” en un lugar, antes de ser construida e incluso diseñada. El diseño es un proceso, y al comienzo importa menos la materialidad y el aspecto final de la casa que sus proporciones, su relación entre lleno y vacío, que serán factores influyentes en la vida de sus habitantes. En la memoria del proyecto, dice Andrea Arqués, “el emplazamiento en el terreno y los primeros trazos de escala, proporciones y anclaje en el lugar se plantearon sobre una malla de arquitectura sagrada, siguiendo los conocimientos de los maestros de la arquitectura que trabajaban con la pata de oca para diseñar las catedrales”. A través de mediciones de la posición del Sol y la latitud de la parcela, Arqués ha descifrado en la tierra una “malla vibratoria”, y ha diseñado una casa que esté “anclada en el terreno de forma amistosa, respetuosa y conectada con ejes energéticos”. El visitante que deambule por el jardín (diseñado por la paisajista María Jover), el patio y las estancias interiores percibirá los efectos benéficos de la medición de “vibraciones” que ha guiado su anclaje en el lugar. Con sus paredes de estuco a la cal y sus suelos de cemento pulido, sus anchas aberturas y pasillos, sus terrazas de aromáticas y la sombra de sus encinas al borde de la terraza, la casa es el fruto de “una ocupación consciente y armónica del espacio”, resume Andrea Arqués. n