Soja y derivados

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Alimentos Argentinos Una Elección Natural

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ituada en el extremo sur del continente americano entre los paralelos 22 y 54, con un territorio que cubre casi 280 millones de hectáreas -más de 170 millones de ellas dedicadas a la producción agropecuariaArgentina es conocida mundialmente no sólo por el tango, el fútbol, y la calidad de su carne, sino también por su producción granaria. Tal vastedad geográfica -es el octavo país en superficieconjuntamente con una amplitud climática que va desde el subtropical hasta el templado frío, brindaron a esta tierra una serie de ricos y variados ecosistemas con una capacidad natural para la producción de alimentos.

Esta característica fue la que atrajo, en las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del XX, una importante corriente migratoria. Europeos, árabes y asiáticos se diseminaron por las diferentes regiones del país con sus sueños, sus tradiciones y sus hábitos de producción y consumo. Tantas y diversas idiosincrasias integradas en un amplio país generaron, con el paso del tiempo, una cultura diferente que hoy se abre al mundo, ofreciendo lo mejor de lo suyo, sus alimentos. Entre ellos, la soja y sus derivados.

Una respuesta eficaz al gran desafío del siglo XXI, es aumentar la producción de alimentos en forma sustentable cuidando el suelo y el medio ambiente.

Alimentos Argentinos. Una Elección Natural. ARGENTINA EN EL MUNDO SOJA Argentina es el tercer productor mundial de soja, el primer exportador de aceites y harinas, y el tercer exportador de granos de soja sin procesar. También es el país con mayor rendimiento promedio del cultivo por hectárea (2,8 Ton/Ha). La competitividad de los agricultores argentinos está basada en su gran capacidad de adopción de nuevas tecnologías, como son la siembra directa y la agricultura satelital, a lo que se adiciona un eficaz sistema de comercialización. Además ha desarrollado el más moderno polo mundial de crushing, con una capacidad de procesamiento diario de 155.000 toneladas.


La Soja en Argentina La soja es el cultivo de más rápido crecimiento en la historia de la agricultura argentina. A mediados de la década del ´70 la producción nacional de soja se circunscribía a ciertas zonas de la pampa húmeda en la región centro y apenas alcanzaba las 100.000 toneladas. A comienzos de los ´90 se producían 20 millones de toneladas, y hoy después de haberse extendido a las diferentes regiones agrícolas de país ocupa 16 millones de hectáreas logrando una producción cercana a los 50 millones de toneladas.

La producción primaria, siempre creciente y amigable con el medio ambiente, a través de la siembra directa, registró una fuerte aceleración a mediados de los ´90, luego de la sanción de la normativa que permitió -y permite- la utilización de semillas de soja genéticamente modificadas resistentes al glifosato, conjuntamente con variedades de alto potencial de rendimiento, disparando un proceso de expansión de las fronteras agrícolas que solo reconoció como límite la región sur de la Patagonia.

Este inusual crecimiento no puede explicarse sólo por la riqueza de los diferentes ecosistemas productivos y la aptitud de los agricultores argentinos, sino que se debe incluir el factor tecnológico de siembra directa, la biotecnología, el embolsado de los granos en el proceso de almacenaje, las formas asociativas desarrolladas por los productores y las inversiones realizadas en la industria aceitera y en la infraestructura portuaria.

Esta combinación de factores produjo uno de los mayores cambios tecnológicos en la historia de la agricultura moderna y fortaleció a la agroindustria en general. La industria del “crushing” (aceites, harinas y pellets) realizó importantes inversiones en plantas de alta tecnología que aumentaron notoriamente su capacidad de molienda para satisfacer la creciente demanda internacional, conjuntamente con un proceso de modernización de la logística de

transporte, que incluyó las vías navegables y los puertos fluviales y marítimos. La conjunción de los esfuerzos entre el sector público y el sector privado registrado en los últimos años, permitió que la cadena de valor de la soja potencie su calidad con eficacia de gestión, y de esa manera poder dar una respuesta contundente al gran desafío del siglo XXI que es aumentar la producción de alimentos en forma sustentable y amigable con el medio ambiente. CARACTERÍSTICAS DE LA SOJA ARGENTINA La soja posee dos componentes de importancia que son, el aceite y la proteína. La soja argentina se caracteriza por lograr un equilibrio entre altos rendimientos y altos contenidos de aceite y proteínas, como resultado de la utilización de determinadas variedades y su interacción con el medio ambiente, logrando una óptima calidad industrial. El aceite es rico en ácidos grasos poliinsaturados (linoleico 54%, oleico 22% y linolénico 7%) beneficiosos para la salud, y la harina es una de las fuentes proteicas más económicas y nutritivas del mundo. A igual peso, contiene el doble de proteínas que la carne, cuatro veces la de los huevos y doce veces la de la leche. Las características de la soja argentina y la eficiencia lograda en su cadena, explica que nuestro país ocupe el primer lugar en las exportaciones mundiales tanto en aceites como en harinas.


Calidad de la Soja Argentina La expansión productiva de la cadena de la soja argentina fue y es posible gracias a un marco legal e institucional establecido por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación (SAGPyA) que le permitió -y permite- diseñar y ejecutar políticas de aseguramiento de la calidad a través de sus organismos dependientes. El proceso se inicia con el Instituto Nacional de Semillas (INASE) que tiene como objetivo central de su operatoria controlar la calidad de las semillas, defender los derechos de los creadores de nuevas variedades, estimular el mejoramiento genético vegetal, promover una eficiente producción y comercialización de semillas, otorgando transparencia a dicho mercado. En los últimos nueve años el Registro Nacional de Variedades del INASE registró 409 nuevas variedades, 290 de ellas nacionales y 119 extranjeras, siendo el 95%, (nacionales y extranjeras) genéticamente modificadas.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tiene como objetivo el desarrollo local, regional y nacional. Sus actividades de investigación, desarrollo tecnológico, extensión y transferencia están dirigidas a la mejora continua de la competitividad ambiental y socialmente sustentable del sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial, considerando las especificidades de las cinco ecorregiones de la República Argentina. Si bien el INTA no tiene responsabilidad sobre la fiscalización de calidad e inocuidad, todas sus actividades están orientadas a la innovación tecnológica y organizacional motor de los procesos de desarrollo. El Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Agroalimentaria (SENASA) es la agencia encargada de ejecutar las políticas nacionales en materia de sanidad animal, protección vegetal e inocuidad alimentaria. Cuenta con 14 centros regionales que son los que ejecutan los programas

específicos de sanidad animal y vegetal, que también controlan el cumplimiento de la normativa de cada uno de los integrantes de la cadena agroalimentaria. Para cumplir eficazmente sus tareas el SENASA aplica un enfoque federal, trabajando coordinadamente con las autoridades provinciales y municipales en pos de un permanente mejoramiento de la situación fitosanitaria, conforme a las exigencias del consumidor local y global. Los 5.000 profesionales que integran esta entidad tienen un único objetivo: proteger a los vegetales y a los animales de plagas y enfermedades, para que los argentinos y el mundo consuman alimentos sanos. El trabajo coordinado de las entidades oficiales, las autoridades provinciales, las diferentes agrupaciones de productores, las cámaras empresarias y las empresas, ha resultado en una eficaz gestión de calidad agroalimentaria.

LA AGRICULTURA CERTIFICADA La Agricultura Certificada plantea un modelo de organización empresaria que utiliza la tecnología en un marco de sustentabilidad del medio ambiente y apunta a satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos. Este modelo, impulsado por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) siguiendo los principios de una agricultura moderna, sustentable, rentable y de alta productividad, tiene como centro de su desarrollo a los agricultores, piezas centrales del sector agropecuario de un mundo globalizado. El Sistema de Gestión de Calidad propuesto tiene por objeto brindar herramientas para una gestión profesional, a través del registro ordenado de información y análisis de indicadores de calidad edáfica y de eficiencia. Esta nueva visión permite ingresar en una nueva fase dentro de la cual la agricultura basada en la siembra directa, puede desarrollarse con eficiencia, alta productividad, rentabilidad y competitividad, obtenidas dentro de un marco delineado por la sustentabilidad y el mejoramiento de todos los recursos involucrados en el proceso productivo, buscando avanzar por el camino de un proceso de mejora continua.


Calidad y Eficiencia de Gesti贸n en la Cadena de la Soja


El Procesamiento A partir de 1994 la industria oleaginosa argentina comenzó un fuerte proceso de inversiones para poder satisfacer la creciente demanda internacional. En el período 1994-2008 se invirtieron u$s 1.770 millones, en casi 50 modernas plantas -la mayoría cercana a Rosario, sobre el río Paraná- equipadas con la más alta tecnología, constituyéndose en el polo oleaginoso más moderno del mundo, con una capacidad diaria de procesamiento de 155.000 toneladas, y también en uno de los importantes centros de procesamiento de aceites vegetales y en el principal productor de harinas proteicas, pese a utilizar solo un 78% de su capacidad instalada.

Este proceso fue acompañado por un notable aumento de la superficie sembrada y en consecuencia, de la producción. A modo de ejemplo, en 2008 Argentina tuvo una cosecha cercana a los 50 millones de toneladas. Algo más del 2% se destinó al consumo interno, el 25% fue exportado como porotos y el 73% fue procesado por la industria del “crushing”. Del total industrializado, el 79% resultó en harinas o pellets y el 18% en aceites y el 3% restante fueron residuos. De acuerdo a FAO el mercado mundial de aceites es liderado por la palma (31%), el de soja (29%) y el de colza (15%). En el mercado de las harinas proteicas reina la soja.

El proceso de expansión de las fronteras agrícolas, todavía vigente en Argentina, permite afirmar que la soja no ha logrado su techo de producción. Por el contrario, diversos indicadores objetivos señalan que en el futuro de corto y mediano plazo proseguirá la tendencia creciente. El procesamiento de la soja permite a la Argentina no sólo satisfacer la demanda externa de aceites, harinas y pellets, sino que ha integrado a pequeñas y medianas empresas que ofrecen otros subproductos como fideos, hamburguesas, jugos de soja frutados, leche en polvo, milanesas, panificados, pizzas, salchichas, salsas, tofu, y otras variedades de alimentos para el mundo.

Alimentos Argentinos, Una Elección Natural


La Eficiencia de los Puertos y la Hidrovía Toda cadena que agrega valor necesita una infraestructura eficaz que posibilite su expansión. El sistema portuario argentino especializado en el despacho de granos y aceites, posee una capacidad cercana a las 900.000 toneladas diarias.

Unos pocos kilómetros al norte, en la ribera opuesta, se encuentra el puerto de Diamante y a poco menos de doscientos kilómetros al sur, sobre el mismo río, tenemos los puertos de Ramallo, San Nicolás y Zárate. Este grupo tiene una capacidad de despacho diario de 30.000 toneladas.

En poco menos de 70 Km, desde Puerto San Martín hasta Arroyo Seco, pasando por Rosario, la provincia de Santa Fe cuenta con una serie de modernas instalaciones portuarias sobre el río Paraná que tienen una capacidad de despacho diario de 690.000 toneladas.

Para lograr una mayor eficiencia estos puertos necesitan favorecer el ingreso de buques de gran calado, lo que requiere un continuo dragado de esa hidrovía, En la actualidad se estudia la posibilidad de proseguir con el mismo hasta Paraguay y el estado de Matto Grosso, en Brasil, brindando una

mayor eficiencia logística -a un menor costo- a los despachos de soja brasileña y paraguaya. El otro gran polo oleaginoso argentino está radicado en Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires sobre el Mar Argentino en el Océano Atlántico, y tiene como puertos de embarque los de Quequén y Bahía Blanca, con modernas instalaciones y una capacidad de despacho diario de 140.000 toneladas. Puertos modernos y efectivos que, especializados en diferentes tipos de despacho, contribuyen a la eficacia general de la cadena de la soja argentina.


Los Actores de la Cadena de la Soja Argentina

Instituto Nacional de TecnologĂ­a Agropecuaria

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