7 minute read

CARTA A MI PADRE

Berenice Aburto

Hola papá, espero te encuentres bien, yo estoy algo confundida, por si lo preguntabas. Desde que te fuiste todo ha estado muy raro: la casa está muy silenciosa y casi siempre nos encontramos solos Luis y yo. ¿Sabes algo? mi mamá a veces llora, yo no sé la razón, pero ayer en la noche no hubo la concha que le pedí para cenar, tampoco la dona de mi hermano…

Advertisement

Carta 1

Hoy no fue un gran día en la escuela, pensé que Karen me hablaría como siempre pero no fue así, parece que ya tiene una nueva mejor amiga, eso me puso triste pero no dejé que lo notara, bueno, no sé si notó que me quedé sola en el receso. Al final, no tuve más remedio que buscar a Luis para que me hiciera compañía un rato, aunque sea solo para molestarme como suele hacerlo. Después de la escuela, llegué a la casa y mi mamá no estaba, creo que ya consiguió trabajo en la estética que está a dos cuadras del mercado; está muy bonita, es de dos pisos y tiene unos espejos enormes que llegan hasta el techo. Te cuento que días posteriores fue a preguntar por el puesto del anuncio, pero no le habían dado respuesta. Espero que esta vez se haya quedado. Mientras esperaba a que llegara mi mamá, me asomé a la cocina para ver si había algo de comer, y sí, había arroz rojo y pollo con mole, la comida favorita de Luis. Aún estaba la comida caliente en la estufa, así que no tuve que calentarla. La última vez que usé el microondas me quemé la mano, fue un dolor insoportable pero aprendí a usarlo y sacar la comida con el trapo. Dentro del servilletero estaba una nota que decía: <<Luis y Bere, ahí les dejé pollito y arroz para que se sirvan, nada más sacan el agua del refrigerador y comen por favor. Regreso como a las seis de la tarde, fui a trabajar. Los amo.>> ¡Heeee! –Gritamos mi hermano y yo–mi mamá sí consiguió trabajo, una buena noticia después de todo. El pollo estaba bastante rico, el arroz… bueno, estaba un poco batido. Claro que no le dije eso a mi madre, solo lo pensé –risas–. Nunca le sale el arroz rojo, sinceramente prefiero el de mi abuelita, a ella siempre se le esponja y además le pone plátano, eso me gusta. No hubo postre, ni modo, quizá mañana. Papá, me puse a dibujar un rato, ¿ya te conté que llevo muchos dibujos? Le hago muchos dibujos a mi mamá y a ti también, pero no te los he podido dar, cuando regreses te enseñaré mi colección. Ahora estoy trabajando en una campanita ¡me está saliendo muy bien! Ojalá estuvieras aquí para que me dieras tu opinión, sé que tú haces unos dibujos muy padres, los de herrería; vi una libreta tuya en el cajón de la derecha de tu habitación.

Carta 2

¿Qué tal tu día papá? El mío estuvo bien, fíjate que esta vez no fue Ana, la nueva amiga de Karen, nos sentamos juntas y me alegré que estuviéramos como antes. Lo único que no me gustó fue que me hablaba de ella todo el tiempo. Para todo tenía que nombrarla y yo fingía que me interesaba, no me importó mucho con tal de que anduviéramos de aquí para allá. Afuera de la escuela, antes de subir al transporte escolar, pasé de volada a comprar mi chicle enrollado, ya que había ahorrado toda la semana pasada para comprarlo hoy. Doce pesos me costó, el equivalente de tres tacos, de cada día respectivamente, siempre me compro dos, solo por ese tiempo comí uno solamente. La próxima semana compraré el memorama de Barbie que trae unos chochitos, para ese serán más días de ahorro puesto que es más caro. Al llegar a la casa otra vez no estaba mi mamá, esta vez ya sabía que estaba trabajando, así que ya no leí la nota del servilletero. Comimos Luis y yo, otra vez pollo con mole y arroz del día anterior. Regularmente comemos dos días seguidos la misma comida, eso a veces no me gusta pero no puedo decirle eso a mi mamá, sé que no tiene mucho dinero, la escuché decir eso la otra noche cuando platicaba con mi abuelita, ¡haaa si, ya recordé!, la noche que no había ni concha ni dona. Cuando llegó mi mamá de la estética, llegó con mucho pan para cenar, bueno, exagero, llegó con cinco o seis piezas de pan, pero aun así eran bastantes cuando solo trae dos, o a veces ni trae. La cara de mi mamá estaba muy bonita, creo que por que estaba sonriendo mucho, sí, era por eso. Hoy sí hubo postre, por cierto, solo que no lo supe hasta que llegó mi mamá, y todo por no leer la nota del servilletero. El sábado pasado pasaron la película de Rocky Balboa, sinceramente nunca me gustó mucho pero aun así la vemos, cuando estés aquí de nuevo la veré contigo aunque no me guste tanto. Nos recuerda mucho Rocky a ti, así de fuerte, grande y musculoso. Te recuerdo, más aún con las canciones, con ellas te ponías a entrenar…Te extraño mucho.

Carta 3

Casi es hora de acostarme papá, te contaré rápido mi día: La clase de educación física fue lo mejor; la carrera de costales se mantuvo muy reñida, obviamente no conmigo porque sabes que no tengo condición, pero Moisés y Juan fueron los más rápidos de la clase. Yo solo participé una vez, en las demás vueltas me quedé observando, ya no quería sofocarme, ni sudar así que preferí echar porras desde las gradas. Karen ya no me habla, ni siquiera cuando Ana no viene, no me importa, yo sabía que nunca fue mi amiga, jamás me hubiera cambiado por nadie. Ahora me junto con Noé, casi no habla pero creo que así está mejor. En la clase le pedí a la maestra que me sentara sola hasta el frente del salón, eso me agrada porque no tengo que prestarle mis colores a nadie, aunque ya le mandó a hablar a mi mamá para el siguiente viernes.

Carta 463 (última) ¿Cómo estás padre?, no te he escrito nada últimamente, se que son menos constantes mis pláticas sobre mi día. No tengo respuesta tuya, nunca la tuve <<si por lo menos te hubiera entregado una carta>>. Suena ridículo escribir cartas y no entregarlas, esa era mi manera de desahogarme, mi madre nunca me preguntó qué es lo que me pasaba. Fui bastante tímida, insegura y con miedo a lo que los demás dijeran de mí, eso lo reflejé en mi conducta; todo el tiempo sola en clase, sin hablar, sin amigos, calificaciones promedio sin destacar en algo importante. Todo el tiempo me sentí insuficiente y poco satisfecha con lo que hacía. Estoy trabajando en ello ahora, si me vieras creo que no reconocerías a la niña que dejaste de ver hace mucho tiempo. Hoy entiendo muchas cosas que antes no, cumplí 25 años recientemente y tengo varias cosas que preguntarte; ¿qué hiciste todo este tiempo?, ¿en dónde estuviste?, o ¿por qué no me buscaste?, y un par de preguntas más que no sé si puedas y quieras responder pero que me dejarían más tranquila, saber que no tuve nada que ver con tu decisión de no estar presente la mayor parte de mi vida. No guardo rencor por el pasado, pero creo que si lo tengo por el presente. Has hecho tu vida tan al margen de la mía que siento que no tenemos nada de qué hablar cuando nos vemos. Te amo porque eres mi padre y siempre lo voy a hacer, cuando me necesites ahí estaré, sin embargo, no me pidas que olvide lo que dejaste de hacer por mí, por mi bienestar y mi felicidad. Sé que te esfuerzas cuando quieres preguntar algo, y si, me encuentro bien, soy más madura y valiente, también me animé a soltar muchas cosas que me hacían daño y decidí mirar hacia adelante para poder ser feliz. Soy una persona positiva o eso considero yo, con algo de inseguridad todavía pero lo estoy manejando.

Se fueron personas a lo largo de mi vida, y han llegado otras más, estas últimas las he aprendido a valorar porque no quiero que nadie se aleje nunca más, no las personas que realmente me importan y amo. Tu eres una de esas personas y no quiero que lo hagas de nuevo. Espero poder entregarte esta carta, que algún día puedas explicarme y contestar todas mis dudas, si es que así lo quieres.

This article is from: