Cuando Oso decide organizar un baile de disfraces, Masha encuentra una varita mágica que la ayudará a tener la mejor celebración del mundo. Con sus nuevos poderes, es capaz de convertir el bosque y sus habitantes en un increíble mundo de fantasía. Pero, como suele suceder, no todo sale como esperaban. ¿Qué pasará cuando den las doce y Masha vuelva a ser una niña como siempre?
ISBN: 978-84-17019-70-9
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© Animaccord LTD, 2008 - 2017 www.mashabear.com Título original: Happy Harvest Serie creada por: O. Kuzovkov Director de arte: I. Trusov © 2017 versión en español por Luppa Solutions S.L. a 1 edición: noviembre de 2017 Desarrollo editorial: almaceneditorial.com
Cae la tarde y Oso revisa su pobre cosecha mientras Osa lo consuela. ¿Qué pueden hacer para alegrarse? ¡Ya está, es una grandiosa idea: un baile de disfraces! En sus manos aparecen las invitaciones y todo vuelve a ser felicidad en el bosque.
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—¿Y yo? ¡Quiero ser parte de la celebración! —grita Masha. Oso no está muy seguro de incluirla, pero Osa le da una invitación. —¡Yupi! ¡Hagamos una fiesta! —se alegra la niña. Mientras Oso y Osa salen de la huerta, Liebre se asoma y también recibe su entrada.
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Liebre no está muy segura acerca de qué significa ese papel... —Ah, quiere decir, conejito, ¡que tenemos que usar un disfraz! —dice Masha, muy feliz. Pero apenas pronuncia esas palabras, se da cuenta de que tiene un problema muy importante: —¡Ay! ¿Qué hago? ¡No tengo un buen disfraz! —se preocupa. Entra corriendo a la casa de Oso, seguramente allí pueda encontrar algo. —¡Un disfraz! ¡Necesito un disfraz!
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Se prueba disfraces de payaso, adivina y reina frente al espejo. —¡No! ¡Meh! —dice. Nada la convence. —Pero ¿quién? ¡¿De qué me disfrazo? Ohh. Solo un milagro puede salvarme... En ese instante, sus ojos ven algo interesante sobre la parte más alta de la biblioteca: un cofre colorido y lleno de brillos. —¡Magia! ¡Necesito magia! Se sube al sillón y alcanza el cofre, donde hay una varita mágica.
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Masha agita la varita una vez, dos veces... Una lluvia de estrellas la rodea y la transforma en un hada. ¡Incluso tiene alitas! —¡Uy! ¡Soy la más mágica de las hadas! —dice, y vuela contenta. Cuando vuelve a posarse en el piso encuentra allí un libro. Es La Cenicienta. Masha lo abre y mira atentamente una ilustración en la que el hada madrina transforma una calabaza en carruaje. —¿Qué hacen todos los demás? —se pregunta.
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Vuela hacia el bosque para averiguarlo. Lleva calabazas de la huerta. Masha visita a los Lobos, que están disfrazados con unas cajas de cartón en la cabeza. —¡No, no, no, no, no, no! —les dice. Con un movimiento de su varita, un par de calabazas se transforman en disfraces para ellos: ahora los Lobos son una oveja y un cocodrilo. ¡Están contentísimos! Corren y se ríen en el bosque.
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Es hora de ver qué hace Liebre. Apenas la encuentra, Masha decide que su disfraz, hecho de hojalata y zanahorias, tampoco está bien. Así que usa su varita nuevamente y la liebre se transforma en un reluciente arlequín.
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Al volver a su casa, Masha encuentra a sus mascotas muy serias. —¡Ah, hola! ¿Qué pasa? —les pregunta. Ellos también están invitados y no tienen sus disfraces. —¡Por eso vine! –les dice Masha. Y con un movimiento de su varita los disfraza a los tres. A Perro lo transforma en un hot dog; a Cerdo, en una mariquita; y a Cabra, en el corcel de un caballero. —¡Sí! ¡Qué bueno es ser superpoderosa! —dice Masha.
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Oso quiere ordenar su casa, pero, con una pila de vajilla en las manos, se tropieza y cae. En ese momento llega Masha. —¡No! ¡No hay problema! ¡Ahorita lo arreglo! —le dice. Un toque de su varita y todo queda perfecto y reluciente. —¿Ves? ¡Si no fuera por mí, no habría fiesta! –dice Masha riendo. Pero Oso está preocupado, toma el libro La Cenicienta y le señala a Masha que, al llegar las doce, la magia desaparecerá. —Bueno, ¡falta mucho para eso! —dice Masha. Entonces agita su varita y transforma la casa de Oso en un verdadero palacio. 10
¡Qué hermoso se ve todo! Hay un salón enorme, una mesa llena de manjares y hasta un increíble candelabro que cuelga del techo. Está casi todo listo para el comienzo de la fiesta... —Sí, ¡y ahora vamos a vestirte! —exclama Masha. ¡Qué elegante está Oso! Finalmente, es la hora de recibir a los invitados. Oso los invita a entrar.
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¡Cómo se emociona Cerdo al ver las dulzuras que hay en la mesa! Pero Masha no lo deja comer nada, todavía no es el momento. De repente, se oye el sonido de una bocina. Todos salen a averiguar quien viene. Se ven unas luces brillantes y pronto se acerca una enorme limusina que se detiene en la puerta.
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Se baja la ventanilla del auto y Oso da un salto, sorprendido... ¿Quién es esa belleza que se asoma? Tiene un antifaz sobre los ojos y se cubre la cara con un abanico. ¡Claro, es Osa! Oso le da su brazo y la acompaña hasta el salón. Ambos se ponen a bailar mientras se miran a los ojos. Los Lobos y las mascotas también dan vueltas al compás de la música. Masha está feliz.
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De pronto, Masha recuerda el reloj. ¿Qué hora es? ¡Ay, ya casi dan las doce! La niña da vueltas a la manivela e intenta retroceder el tiempo. —¡Ey, tú! ¡Tiempo! ¡Párate! —dice Masha apretando los dientes. Pero el reloj se le escapa de las manos y cae. Las agujas giran y giran. ¡Ya son las doce! Suena la campana y todos los disfraces desaparecen. Las columnas, las alfombras, la mesa y hasta la limusina también vuelven a ser calabazas.
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Cerdo intenta comerse uno de los dulces y en ese instante una enorme calabaza aparece en su boca. ¡Pobre Cerdo! Los Lobos y los Osos también vuelven a la normalidad. Masha vuelve a ser Masha. Todos los asistentes al baile miran a la niña enojados. —Bueno, la fiesta no fue genial... Pero ¡miren cuántas calabazas tenemos! —dice Masha. Pero a sus amigos no les gusta nada lo que escuchan, ¡se ven realmente furiosos!
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—Ups —murmura un poco asustada. Y sale corriendo hacia su casa. —¡No! ¡No debo creer en milagros! —dice, y un segundo después tropieza y cae. Mira hacia arriba y ve la luna con la forma de una malvada calabaza. —¡Ahhhhhh! –chilla Masha, y corre como una endemoniada. ¡Fin de fiesta para todos!
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