Los niños del arcoiris / Albertina Mansilla

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Albertina Mansilla

Los niños del

Arcoíris

Opalina Factoría ~3~


Los niños del Arcoíris Albertina Mansilla Registro de P. Intelectual N° 256.410. ISBN.978-956-317-278-2 Opalina Factoría 2016 Diagramación a cargo de Juan Canales Diseño por Francisco Escobar Impreso en Valparaíso, Chile por Opalina Factoría Primera edición

“Colección Ecolección” Contacto autor: benedictocerda@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor ~4~


Los niños del

Arcoíris

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LOS NIÑOS DEL ARCOIRIS

Llegamos tarde ese día El horizonte llenaba las retinas de luz El mar parecía una gran alcoba de raso Ondulante se mecía con reflejos de plata. Nuestro bote estaba maltrecho Contaba con varias averías Pero nosotros marineros De la cofradía del arco iris No estábamos dispuestos A perder tiempo en la reparación De nuestra nave. Antes de salir de casa hicimos un juramento Pepe que era el mayor Nos enseñó cómo se mantienen Los grupos unidos y leales. Los mayores no podían saber Que habíamos salido en una nave Que hacía agua por todos lados. El juramento consistía en mirarnos A los ojos y darnos las manos Pero antes cada niño tenía que Escupir las palmas y después de este rito ~7~


Nos dimos un fuerte apretón De manos con la siguiente promesa Juramos no decir nada Esta promesa tenía qué no ser rota Con la siguiente frase Palabra de hombre Si era un barón el que la hacía, O palabra de mujer si era una niña.

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GAVIOTA

Espuma alba de luna. Planeadora incansable, del espacio celeste. Vigía del cielo y el mar. Tu hogar está en todas partes. Eres terráquea y marítima. conoces todos los astros, y el sol tempranero de otoño. El horizonte te saluda con una sonrisa, en los prados del huerto florido. Tu vestido es sobrio y liviano, blanco y negro para toda ocasión. Te cubres con manto elegante, de seda cubierta de luz y de sombra. Vuelas alturas infinitas Con tu planear pausado de olas. Eres dueña del universo, del cielo, el aire, las nubes la playa y las rocas.

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SoĂąadora incansable, de amplios ocĂŠanos, reflejas tu imagen en olas dormidas, tus alas abiertas, son cruces al viento, en una eterna plegaria al Dios de las aves, aprendida por siempre desde la creaciĂłn, en los tiempos antiguos.

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CANCIONES DE LUNA Soñemos canciones de luna. Duérmete niño Reflejo de cielo El grillo canta canciones Al pie de la cuna. El riachuelo teje rondas de plata, Que murmuran despacio a la luz del lucero. La cuncuna amarilla, color de horizonte se moja los pies amarillos, en el estero cercano, de la mansión de los sueños. . El río aparece moviendo los brazos vestido de plata con visos de seda, Ligero camina rumbo al océano el mar lo recibe risueño. Viste una túnica adornada, con conchas de perlas, y un largo pañuelo de algas marinas. Los dos abrazados recorren el fondo marino.

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Los peces felices saludan y cantan, Vestidos de fiestas y acuarelas dormidas.

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MI GALLINA SERAFINA Era hermosa y coqueta mi gallina Calzaba medias de seda Usaba su capa larga rojiza Con visos dorados. Se peinaba con moño Y una cinta de seda azul. Era hermosa y coqueta mi gallina En días de sol Serafina me acompañaba A jugar en la playa. Me regalaba conchitas de caracolas y granitos de trigo.

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Mi ENCUENTRO CON LA LUNA La noche duerme sin palabras, Descansa en la soledad del paraje. La luna esta despierta vestida de plata. otea mi alcoba con sus ojos Risueños de luz. Se introduce silenciosa Por una rendija de mi ventanal Y escudriña mi rostro lo acaricia con sus dedos de seda. Se queda un largo rato en cuclillas Como si quisiera quedarse conmigo. Me toma la mano con sus dedos azules Y me conduce al patio Allí bailamos suavemente Danzas de mí niñez En mi aldea perdida en el mar.

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Él BEBE PAJARO

Un bebé pájaro Se cayó del nido. La madre hizo su casita en la cornisa Y el inocente no obedeció. Cuando la madre lo dejo en el nido. Quiso volar y se cayó del tejado Su cuerpecito fue a dar directo al patio. Lloraba y lloraba el bebé pájaro Pero de pronto el inocente Se encontró con dos luces enormes. Se frotó los ojitos Y se burló del gato barbudo y panzón. El gato Elías que así se llamaba Se puso furioso Sacó sus cuchillas Y se lamió los bigotes. Verás le dijo furioso Tú eres una pluma que vuela en el viento Yo soy un gigante Que desgarro las hojas de árbol si quiero. ~ 15 ~


Yo me trago la brisa Me juego la vida escalando tejados Me rió del frío y de las noches oscuras Mis pasos son suaves cual vuelo de aves Y soy libre cual pez en el agua. Y Elías tomó el avecilla Y trepando de un salto el tejado Puso el avecilla en su nido. Se lamió los bigotes Y satisfecho se hundió en su lecho Era su primera obra del día.

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LUNA LUNITA

Juega conmigo Tú serás mi compañera En mis sueños nocturnos. Las dos hilaremos Trencitas de seda Para el frío invernal. Que corriendo, corriendo A pasos ligeros nos congela el resuello. Con tus rayos de plata Haremos calcetas Guantecitos dorados Para los niños del tiempo Que están resfriados. Con manitas sencillas Haremos sombreros Vestidos y medias Para regalar a los niños Humildes del pueblo.

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LOS GRILLOS

Eran dos grillos Con chaquetas largas Les gustaba cantar Les gustaba jugar y reír. Salieron al alba de casa los grillos El más travieso se llamaba Pascual. El más estudioso Mateo. Pascual se escondía en la yerba Mateo desesperado, Buscaba y buscaba. Pascual se ría Y corría y saltaba, Cantaba, corría y saltaba. Un día equivocaron el camino a casa Se introdujeron a un túnel, largo y luminoso, era un tubo de reluciente cobre, Y de pronto se encontraron, en un lago hermoso, revestido de cerámica alba. ~ 18 ~


Los grillos curiosos a grandes saltos en un closet se refugiaron. En la cocina una niña lloraba, y lloraba la pena la embargaba, Estaba triste la niña. Comía un pedazo de pan y lloraba sentada en su alcoba, a su madre llamaba. Los hermanos grillos le cantaban Bellas melodías a la niña Hasta que se dormía Y ya no lloraba.

Los grillitos cansados, También se durmieron. Soñaron que eran príncipes, y que defendían hermosas, doncellas.

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CANTOS DE LA INFANCIA

Las olas del mar son risas Que florecen cantando en las rocas. Las olas son rondas de niños Que bailan y bailan Girando en la rueda del tiempo. Los mares son sábanas blancas Bordadas con hilos de plata. El cielo se vuelve un enjambre De luces que atrapan los sueños. Los niños no saben que arriba Los ángeles permanecen despiertos. Y le pintan la noche más bella En el tejado de la bóveda celeste. La playa se vuelve rosada Con marejadas de alfombras de seda. La luna se viste de blanco Para entonar mil canciones de cielo ~ 20 ~


El alba amanece risue単a Con colores que pintan la arena. Los ni単os cansados se duermen Con sue単os dorados de perlas Las olas son rondas de ni単os Que bailan y bailan Girando en la rueda del tiempo.

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GABRIELA MISTRAL, LA MAESTRA

La que enseña a los niños, Cordilleras ríos, y luceros, faroles de universo. lluvia en invierno que a veces, duele el hambre las lágrimas en el rostro de los pobres. Desolación, abandono, frió. Como no amarlos Si eran sus niños, niños de la patria que nada tenían. Sólo un lápiz, un pedazo de papel amarillento un tintero incrustado en la silla de madera los sueños quedaban plasmados en el mapa del tiempo pretérito. En las sala húmeda de las escuelita allí está ella, con su imponente figura. Enseña como vuela una mariposa y el río cantarín que nunca calla ~ 22 ~


y las aves del cielo y el mar. todo es una sinfonía de colores. Los niños se olvidan del hambre y vuelan en rondas traviesas. Las niñas son reinas coronadas de nardos y jazmines que sueñan a ser luceros son abejas cargadas de mieles. Los niños son navegantes de buques fantasmas. Son marineros que cruzan los mares son valientes soldados, cabalgando en corceles alados. Van cantando ilusiones chapoteando en la lluvia con paraguas de hojas de nalca. Sus ojos son grandes luceros que miran el cielo del mundo inventado por ellos.

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El

ZORZAL

Avecilla hermosa Ágil, diestra, Vuela, salta, corre, cual atleta entrenado, Listo para participar en una olimpiada. Buen cantante cuando quiere serlo. Tiene gran capacidad auditiva, su canto al nacer la aurora, Es el homenaje al sol, Para anunciar la madrugada, Y dar gracias al hacedor del todo. por la semilla, la lombriz y los frutos de la tierra que cosecha, cada día. Los seres humanos, deberíamos aprender de él, de su capacidad de escuchar, de la alegría de vivir, de las plegarias que recita al amanecer donde agradece al hacedor, de la aves del Universo….. Su andar es ligero y cauteloso, es liviano como la brisa. Es un vulgar ladronzuelo ~ 24 ~


Hay que ver con que destreza Se cuelga de mi parrรณn. Cual trapecista se queda con la cabeza Hacia abajo colgando de las ramas Y con deleite de bribรณn, Picotea un racimo de uvas jugosas Y raudo se aleja, Entre risas, burlas y aleteos. Este parduzco animal no es mรกs, que un vivaracho zagal.

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ÁNGELUZ

Llega la tarde con sus cabellos dorados, ríe y bosteza como un niño, a lo lejos las campanas repican una letanía, en homenaje al día que se muere. Los niños se reúnen con duendes en el bosque, encienden una fogata de carcajadas. El alba se aproxima avergonzada, con sus mejillas limpias de rocío. Los animales del bosque se despiertan y se visten con su mejor traje de pieles. Las aves bulliciosas se posan en la árboleda y no escuchan los suaves pasos de la aurora. Que se aproxima despacio entre las hojas, vestida con su traje de prados floridos acompañada por un séquito de luciérnagas que iluminan su camino.

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El CHUCAO

Mi infancia transcurrió, sumergida en el cristal brumoso de la lluvia, el viento corría por los prados sin detenerse jamás, con sus manos firmes y despiadadas, esparcía la semilla de sembrador avezado. La primavera llegaba sonriente llenando los prados con su verdor. El sol travieso dejaba escapar sus suaves caricias de miel y saludaba la campiña, Con sus rayos de luz. . El paisaje anhelante de vida se cubría de flores, Y en el bosque el chucao sonreía de gozo. Corría de un lado a otro entre las empalizadas, Saltaba de rama en rama con la agilidad de la brisa. El chucao es la avecilla más presumida de todas las aves, Es de estatura pequeña, ojos vivaces y risueños, Posee un garbo que ningún ave del bosque sureño lo tiene, Es único y él lo sabe. Viste un traje color gris piedra, Una camisa amarilla, y una corbata azulada. ~ 27 ~


Es el personaje más extraño del bosque. Va de un lado a otro, salta de rama en rama, Con la habilidad del bailarín más experimentado. No le tiene temor al caminante, Corre por el sendero desafiante, Con el mentón levantado, Y las plumas de la cola erguidas Luego lanza su grito agorero, Si el grito es suave, el caminante le irá bien, Pero si el canto es fuerte como el trueno, El oyente tendrá que pensarlo dos veces, Para internarse en el bosque.

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TIBIOS ABRAZOS DE LA INFANCIA

Trigales ondulantes por la brisa Albas nubes semejando madrigales Mazorca de sonrisas enredadas En la fuente del olvido. Canciones ausentes que se van Y nos dejan el cálido Recuerdo de un encuentro. Viento tibio que acarician las mejillas Manzanas sonrosadas en arboleda De ternura. Tu mi niña eres panal de mieles frescas Que deleitas empecinadas las abejas. Eres lirio entre pétalos de flores Que cubren con su manto el firmamento ¿Qué sería de las madres de esta tierra Sin la ternura de tus ojos de lucero?.

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Te amo tanto cuando a veces estoy perdida Que tu risa ilumina mi sendero. Eres sol eres brisa que se asoma quedamente En los días más oscuros del invierno Eres riachuelo cristalino que recorre el paisaje más árido del silencio Allí te posas con tus alas de ave migratoria a calmar la sed de los seres de este mundo.

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UN NiÑO SENTADO EN EL UMBRAL DEL SILENCIO

En las tardes bronceadas de primavera, el niño juguetea con el mar y las nubes, las atrapa con sus manitas, y hace burbujas de algodón y las echa a volar, por el firmamento azul, Estas navegan entre el cielo y la tierra, y caen al mar convertidas en trozos de cuarzo. El niño es astronauta, marinero, minero, y pintor de acuarelas de paisajes nevados, es artista del universo sin fin, le gusta atrapar arcoíris, con un cordel de seda que le ha tejido su madre. . Es un niño que nació en el litoral tiene ojos de sal y piel de primavera. Hay oropel en sus manos de luz, y sonrisas de nardos floridos. Sus cabellos son trigales dorados que ondean al viento. Su andar es suave como la brisa del sur, Cuando juega a ser grande, ~ 31 ~


su mirada se concentra más allá de la quietud, las palabras no brotan, sólo se escucha el canto de las aves lejanas. . Hay tiempos en que viajan al interior del silencio, y allí se quedan en el umbral de la nada, Son nuestros niños sabios, nacidos en pleamar, están en todas partes, Si caminas por la playa encontraras, sus pisadas nítidas en la arena, los reconocerás, son nuestros niños, que aparecen como aves migratorias, con sus siluetas proyectadas en el horizonte.

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LA MONTAÑA

La majestuosa montaña Se viste de rosa en el ocaso de la tarde, Saluda al sol y mira hacia las praderas Con sus grandes ojos de cuarzo. En su manto oscuro de lejanía, Se aleja de la luz, para dormir en el lecho Misterioso de los seres invisibles, Que habitan en su seno. Su madre, infinito mundo verde, Habitaba por quebradas y laberintos. Hace correr los ríos a raudales. Y cantan su partida En un largo viaje hacia el mar. Los animales, las plantas,. Las flores, lo ruiseñores, las abejas y las mariposas, esperan el frescor de su aliento perfumado y transparente que aflora, con la risa del bosque.

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El chucao y el búho Son los vigilantes nocturnos De los bosques enmarañados del sur. El amanecer es una fiesta La montaña crece, Se agiganta para cantar loas al sol. La brisa fresca musita entre las ramas y con manos suaves recorre las hojas es una sinfonía perfecta de belleza celestial.

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LA FIESTA DE LA LLUVIA

Baila el viento entre las hojas cogiendo frutos con sus dedos largos mientras la lluvia lagrimea, sintiendo apenas el peso de la tarde. Los niños se aglomeran, esperando que florezcan los cerezos, trepan a las nubes más altas, que navegan raudas en el cielo, Los niños se duermen en colchones de espuma, lejos divisan la mejilla tierna de un lucero, que sonríe al primer asomo de la luna. La lluvia deja de llorar, y zapatea dichosa en los tejados, de las viviendas cubiertas de musgo, que se funden en el paisaje abandonado. Baila y baila como loca, vistiendo su ropaje de humedad y lodo los rostros solitarios se posan, en el ventanal sin tiempo. La espera es eterna, envejece el alma, y la vida se cae a pedazos, ~ 35 ~


nadie puede armar el rompecabezas, de la existencia sin sentido. Pasan los días y el sol aparece desgreñado, casi sin aliento ,apenas esboza una sonrisa, sus rayos débiles se paran en el bosque y besan las colinas, vistiendo el paisaje de reflejos pálidos. La esfera se enfría y se posa triste y desnuda, en la cordillera andina, olvidó su camino, confundida se fue lentamente, hacia el oriente. La tierra no tuvo auroras, ni puestas de sol, con el astro ausente los planetas no sabían como rotar, La luna lloraba y se olvidó de la lluvia, del mar, y de los niños de sal y de la aldea perdida, en un lugar remoto del país que nunca fue...

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FLORY

Hermosa felina sedosa vienes a mí con tus caricias de brisa suave, apenas rocío de la mañana tranquila. Me miras con ternura de algodones floridos, y velas mi sueño en noches calladas. Me amas como el niño ama a su madre, querida gatita confundiste la especie., Te salve la vida en mi jardín de ternura, un día de gélido clima, dos ángeles risueños vestidos de seda, te dejarón en mi jardín y se fueron volando. Me miraste confiada y en tus ojos plateados, presentí que serias mi compañía. Eres el ser silencioso que me cuida, y ama la libertad sobre todas las cosas, Somos dos seres que nos respetamos, y viajamos por mundos de sueños, silenciosas, eternas, lejanas , que cruzan la nada,

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OJOS METALICOS Dos ángeles risueños te dejaron en mi jardín en un día de sol y rosas. y se perdieron hacia el sur con sus alas desplegadas. Sorprendida me acerqué a revisar mi regalo, y alguien pequeño y algodónico me miró , con ojos metálicos y me dijo miau con ternura. Que hago, pensé con esta gatita frágil, mi jardín se llenó de alegría y los niños se detenían a observar al pedazo de algodón, le dí agua y comida por humanidad, ¡cariño a un gato¡ que llegó de la nada jamás. Quería que se marchara y rogaba por ello, ella jamás se marchó. Un día cualquiera la trasladé a mi patio, y allí se quedó en una cajita de zapatos, Desde el ventanal me miraba con sus ojos de luna, y ronroneaba a más no poder. La bauticé con el nombre de Flora, por haber aparecido en mi jardín, y ayudarme a ser más humana, ~ 38 ~


con mis hermanos menores, como decĂ­a Gabriela.

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HIJA

La lejanía me acerca a ti Tu voz está conmigo La isla se acerca en esta noche mágica. Siento la brisa del mar, Y las nubes rozan mis cabellos. Tú con tu dulzura acaricias los volcanes, Mi niña alzó el vuelo un día, Y yo con la garganta apretada Me quede adiestrando palomas mensajeras. Soledad y silencio se refugiaron, En mis candados oxidados. Te siento roca entrelazada En los volcanes Danzando la alegría, De los dioses de piedra Y tu risa sembrando lunas En el firmamento celeste.

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Ă?ndice

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Los niños del Arcoíris Albertina Mansilla se terminó de imprimir en el mes de noviembre del 2016 en los talleres de editorial Opalina Factoría

www.opalinacartonera.blogspot.com

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Los libros de la editorial opalina factoría SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicación, delicadeza y amor

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