Selena y Elián / Daniel Galaz

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Selena y Eliรกn L


Selena y Elián Daniel Galaz San Martin Opalina Cartonera 2018 Diseño y diagramación a cargo de Juan Canales Impreso en Laguna Verde-Valparíso, Chile por Opalina Cartonera Primera edición

“Colección Recolección” Contacto autor: dgalazsm.docente@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas- 3.0 Unported

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Selena y Eliรกn



Te seré sincero… No espero que en las siguientes páginas veas una historia de amor, ni una tragedia griega ni una novela de asesinatos, detectives y temores. Hay demasiadas historias allá afuera para poder leerlas y para poder replicar una nueva acá. Simplemente en las siguientes hojas, contaré la historia de cómo la Luz de la Luna y el más Brillante y Luminoso, se conocieron, se odiaron y se amaron… Yo, quien vio esto, soy solo un narrador de lo que parecía ser una historia increíble, que lamentablemente te lo digo desde hoy, no tiene un final. Contaré todo desde donde lo he visto y como creo que fue, pero sin lugar a duda, sus sentimientos, pensamientos y emociones, les pertenecen solo a ellos, a cada uno de ellos, y están en su derecho vivirlos de esa manera. Y siéndote lo más sincero que puedo ser, desde mi creación e imaginación, es mejor que sea así. No me imagino yo sintiendo estas cosas, ni narrándolas con tanto realismo. Es como si te preguntara a ti, ¿alguna vez te has enamorado? ¿alguna vez has amado a alguien tanto como para sacrificarte? ¿has sentido que la razón y el corazón no van de la mano? ¿Has sido víctima del cruel destino, y como casi una tragedia digna de ser contada por Homero, no puedes escapar de ella? Amigas, amigos… Es difícil explicar de manera más precisa lo que estarán por leer. Solamente los invito a soñar con los ojos abiertos, a admirar la vida, a sonreír,


llorar, enojarse y emocionarse‌ Porque cuando la Luna y el Sol se juntan, tal como en esta historia, todos los eclipses que se forman son perfectos.


… - … No quiero irme aún, queda tanto por hacer y conversar. – Dijo Selena apretando aún más los brazos. - Lo sé… pero cada uno debe volver a su rutina… no porque nos separemos hoy, significa que mañana no estaremos juntos. – Elián era más frio pero a la vez tranquilizador. - ¿Y si no te vuelvo a ver? – Selena no lo miraba, pero se sentía cierta inseguridad en el ambiente. - De una forma u otra, tal vez no me verás, pero me podrás recordar. – Elián, como siempre, encontraba las palabras más presuntuosas para explicar todo de una manera más afectiva. Esa fue la manera en que Elián pudo calmar las inseguridades de Selena. Era primera vez que ella hacía alusión a sus inseguridades, ya que siempre ha sido la más reservada de ambos. Tal vez las cosas estaban cambiando… tal vez las cosas no eran como hace un par de meses atrás. Selena se apartaba de los brazos de él, le besaba la mejilla y se retiraba a tomar su transporte. Elián se quedaba mirándola, como cada vez que ella caminaba lejos de él, mientras ella tomaba uno de los puestos, esperando llegar a su hogar. Elián sonríe, pero esas sonrisas que ella sabe que no son sinceras, que son parte de la costumbre que ambos han instaurado: la costumbre de amarse y no amarse, de extrañarse y no extrañarse, de sentirse parte del otro, y no serlo.


- Mi nombre es Selena, tengo 25 años, hace poco salí de la Universidad y estoy encantada de pertenecer a este grupo. Mi afán es aprender más y llegar el día de mañana a conseguir mis objetivos profesionales para cumplir mis objetivos personales. Espero que todos podamos llevarnos bien y que podamos tener un grupo unido. – Con esas últimas palabras y un aplauso de sus compañeros, Selena tomaba asiento en la primera fila, sin sospechar que muchos la miraron con ojos de admiración. … Era un primer día lleno de presentaciones y de papeles que coleccionar. Cada maestro dictaba cátedras y exponían con respecto a cómo iba a ser cada una de las asignaturas. Mucho de los que estaban ahí, parecían que por primera vez entraban en las aulas de una casa de estudio, mientras que otros, como Selena, venían recién egresando de toda una vida académica, donde siempre había destacado como una de las mejores en su generación. No era nuevo nada de lo que estaba viendo y escuchando, por ende, su atención jamás estuvo centrada en nadie. Sin excepción alguna. - Mi nombre es Elián, ya hace un par de años salí de la universidad y vengo a tomar este desafío como algo nuevo y un sueño que siempre había tenido. Soy muy extrovertido, para nada tímido, y espero ser un aporte para cada uno de los que está acá. Gracias a todos – Elián sonreía mientras tomaba asiento y algunos


aplausos se hacían presente. Caminaba directo a una de las últimas filas, donde había elegido sentarse, lejos de toda la atención, aunque claramente sabía que en algún momento iba a destacar de alguna manera. El día terminaba, y aunque todos se habían presentado, muchos con suerte se acordaban de nombres o de caras, ya sea por su falta de interés, porque no les importaba o simplemente porque no era su objetivo al realizar el curso. Era curioso, porque ninguno de ellos dos, se fijó en el otro en ningún momento, fueron completos desconocidos que jamás pensaron que sus vidas se iban a cruzar. Tal vez era el destino… tal vez casualidad.


- Realmente debes salvarme… Sonará a excusa, pero siento que debo trabajar con tu grupo, lo digo en serio. – Esas fueron las primeras palabras que él decía con tanta sinceridad hacia ella. Ella lo miró con ojos risueños, pero nunca tomándolo en serio. Elián durante las últimas semanas había hecho lo mismo que hizo durante toda su vida estudiantil y laboral. Miró, analizó y comenzó a evaluar a cada uno de sus compañeros. Su decepción fue grande cuando se dio cuenta que no había mucha gente con la cual compartir cierto nivel intelectual adecuado. No significaba que él fuera un maestro en lo que sabía, pero tenía clara sus metas y objetivos, tenía una opinión formada y sabía que venía a este curso, como un escalón más de su ascendente carrera laboral y profesional. No había encontrado a nadie, que tuviera sus mismas convicciones. Sin embargo, se dio cuenta de alguien que si podía ser un aporte. Ella, la chica de primera fila, de lentes cautivadores, sonrisa coqueta y pelo largo, misterioso y extremadamente suave. Al menos eso parecía a la distancia. - Lo conversaré con mi grupo, no te prometo nada. Lamentablemente yo no decido eso – Esa fue la respuesta, fría y seca que ella le dio. Selena también lo había visto interesado en trabajar con ella, y aunque el primer día, cuando todos se presentaron, lo encontró un poco ególatra y narcisista, las primeras apariencias al parecer la habían engañado.


Lo había conocido un poco más, y aunque tenía esas características, no era lo que más resaltaba. Era inteligente, simpático, incluso hasta un poco seductor, aunque eso no le importaba mucho. Sin embargo, había algo que si atraía mucho de esa persona: sus metas. Tanto ella como él, tenían metas muy similares, y eso hablaba de una persona que tenia claro sus objetivos y lo que se proponía a futuro. Eso realmente era algo que le gustaba de él y la invitaba a trabajar con él, para conocerlo más. - Esta bien. Gracias por considerarme – Una pequeña sonrisa se deslumbraba en Elián. Sonrisa que no sabía si era de agradecimiento, conformismo u ocultaba algo más. Selena debía acostumbrarse a aquellas tenues muecas, porque las repetiría constantemente, casi como un gesto inconsciente.


-…No quería hablar nada, porque un nudo estaba en su garganta. Ya se había dado cuenta hace mucho tiempo que jamás estarían juntos, pero vivirlo, sentirlo y darse cuenta de que la realidad te golpeaba como un huracán en tu casa, sin saber qué hacer, sin saber cómo reaccionar, como hacer las cosas, encontrarse con las manos atadas. Para que sentir, si finalmente nada de lo que se aspiraba va a llegar. - No llores… Ya has pasado por esto antes, no es nada nuevo. Ya antes no has podido querer como tú quieres, ya antes te has visto relegado a no anhelar y obtener lo que quieres. Ya antes has visto que las cosas no son como quieres. – Solloza una vez más. Toma la almohada, se acurruca a un lado y se duerme entre pesadillas, soledades y temores.


- Tienes que reconocerlo… Por fin encontraste a alguien que te complementar a nivel cognitivo. Si no lo haces, quedarás de mentirosa – La voz de Elián era juguetona, simpática y traviesa. Selena se reía al otro lado del teléfono. - Espera, si no es porque trabajamos juntos ahora, tu estarías quien sabe dónde, y trabajando con quien sabe quién. Tú deberías agradecerme a mí, por hablar por ti. – Selena pasó de la risa a mostrar la seguridad que tantas veces cautivará a Elián en un futuro. - Mmmm… Está bien, reconoceré que quería trabajar contigo porque te encuentro alguien muy intelectual y muy capaz de muchas cosas. Me quiero rodear de gente como tú, que sean un desafío y no algo tan sencillo. Por eso quiero que cada trabajo que hagamos sea el mejor, porque considero que contigo lo puedo lograr. – Elián sentencia con un tono seguro, aunque rudo, que sorprende a Selena, quien se queda en silencio. Llevaban cerca de un mes de ir juntos al curso que se inscribieron a principios de año, y de a poco, de ignorarse, no mirarse ni hablarse, estaban encontrando en uno y el otro, alguien especial. Tal vez, el concepto no era especial, sino que incondicional. Selena era una chica con pocos amigos, ya que siempre la habían traicionado. Tenía el mal de confiar rápido, y finalmente terminaba siendo decepcionada, lo que le hacía tener una coraza frente a todo. Además, era muy


planificada y organizada, donde siempre había mandado su lado racional que su lado afectivo, aunque en ocasiones sus emociones le hacían perder la serenidad. Selena era inteligente, graciosa, sociable, con un sentido del humor bastante especial, pero que atraía a los demás. Eso lo sabía Elián y se había dado cuenta. Selena aun así, era fiel a sus convicciones, a sus cariños. Un ser humano excepcional que se debía a su familia, a sus pocos amigos y a su pareja. Elián, por su parte, tenía muchos conocidos, pero pocos amigos. Su carácter sociable también lo hacía confiar muy rápido en la gente, y aunque lo decepcionaban mucho, siempre se las apañaba para salir al frente. Al contrario de Selena, era tan espontáneo, que nunca vivía un mismo día dos veces, ya que sus impulsos, su emocionalidad y su forma de manera de vivir cada día como si fuese el último, lo hacían aprovechar toda oportunidad. Era inteligente, simpático y empático, con un humor sarcástico pero fácil de entender. Era alguien especial, pero que la gente no siempre se daba cuenta y provocaba ciertas envidias. Selena se había dado cuenta de como Elián se las arreglaba para seguir adelante, y le atraía mucho su seguridad, su autoestima y su forma de ver la vida. Era un ser humano ejemplar, que se debía a su familia, a sus amigos y a su hija. - ¿Qué almorzaremos en la próxima reunión? – preguntaba Selena con aire de inocencia. - Aún ni siquiera llega el día, y ya estas pensando en que vamos a comer. ¿No crees que es apresurarse mucho? – Elián con cara de sorpresa y alegría a la vez.


- Es que así, durante estos días, comeré cosas que no comeré contigo. Es una forma de que el almuerzo sea especial, sino ¿Qué gracia tiene? – Selena con tono desafiante. - Entonces, ¿te parece Pizza? – Elián cayendo en la pregunta de Selena. - Mmmm… Está bien. Debo hacer, hablamos luego. Besos – Selena colgaba el teléfono con prisa. Elián ya estaba acostumbrado a esas llamadas un poco precisas, pero que eran suficientes para estar tranquilo, sabiendo que ella estaba bien. El silencio luego de colgar el teléfono, era la serenidad de saber que sus pensamientos estaban con ella.


- Te odio… ¿por qué me dejaste ahí? ¿Por qué no te devolviste? ¿Por qué dejaste que sintiera todas esas cosas? – Sus lágrimas no solo contenían tristeza, sino que rabia y desilusión, porque eso había sido el antes y el después de toda su relación. - Siento dolor, pena, rabia porque eras todo lo que necesitaba, era todo lo que quería en ese momento y no estabas. ¿Cómo perdonarte después de eso? Prometiste nunca dejarme, y en ese momento lo hiciste. ¿Alguna vez te abandoné yo, cuando me necesitabas? Nunca, y así me pagas – Se refriega los ojos, mientras mira el techo. No podía volver a confiar, y como tantas veces antes, nuevamente existía desilusión. Lo que más dolía es que esa persona lo había hecho, la persona que nunca pensó que lo haría. El sonido del teléfono nuevamente sonaba, pero no iba a contestar. Era hora de cerrar la puerta, la ventana y todo con llave. Era tiempo de que las cosas se quedaran así. La decepción ya se había puesto cómoda en el corazón y ahí se quedaría.


- Lo siento, pero no estoy de acuerdo. No puedes dejarte derrotar, tú no eres la persona la cual me atrajo y me cautivó. Tú eres más seguro que esto y no te dejes vencer por nada. – Las palabras de Selena se clavaban hondo en la razón de Elián. El lloraba, de la desesperación, de la impotencia, de la rabia. Todo lo que él amaba durante su vida, era su profesión. No tenía sentido la vida si no se dedicaba siempre a lo que había estudiado. Podía dejar todo de lado, menos aquello. Él, estaba siendo tratado injusto en su lugar de trabajo, haciéndose cuestionar sobre su labor e incluso, amenazándolo con no seguir ejerciendo. Eso, produjo un fuerte vacío en la razón y corazón de Elián. No quiso escuchar a nadie, se apartó del mundo, de su familia y de sus amigos. Solo quería estar encerrado en su habitación, mirando el techo, llorando, gritando y queriendo desaparecer. El hombre ejemplar, que tenía tantas cualidades había desaparecido de un momento a otro, porque caía en un abismo que no podía salir. - Yo nunca te he visto ejercer, pero ¿sabes qué? No lo necesito para saber que eres excelente en lo que haces. Hablas con tanta pasión de lo que haces, tus palabras, tus ojos como brillan, tu forma de ser está en sintonía con lo que haces. No puedes desesperarte, porque siempre hay una salida para todo. No te cierres, no cierres los ojos ante esa posibilidad. No lo hagas, te lo pido, por favor. – El tono de Selena era de


preocupación, de desesperación, de querer hacer todo pero sin poder hacer algo. Selena le había tomado cariño a Elián. Un cariño especial. Se había dado cuenta que tenía muchas cualidades muy especiales y que le llamaban mucho la atención. El que estuviese consolándolo de cierta manera, y aunque fuese a la distancia, significaba algo íntimo para ella. No importaba si se habían conocido hace poco, sentía que su deber era estar con él, de quererlo, de apoyarlo, de levantarle el ánimo y de hacerlo ver que, detrás de todo lo oscuro que podía ver, existía aún luz y magia. Sin importar lo que su razón le decía, sus emociones le indicaban, que ella podía ser esa luz. - Elián – Voz preocupada. - ¿Sí? – Voz deprimente. - No estés así… No te lo mereces – Voz de alivio - No puedo estar de otra forma. Siento que la vida se me va de las manos – Voz desesperada. - Cada uno hace su vida y su destino. Haz el tuyo. – Voz angustiada. - ¿Cómo podría, si siento que estoy solo? – Voz lúgubre. - No lo estás. Estoy yo contigo – Voz segura - ¿Lo estás? ¿Siempre? – Voz triste - Siempre – Voz de consuelo.


- Déjame escribir estas palabras aquí en esta libreta, y que todo el mundo sepa que me sucede. Soy Elián, un hombre común y corriente, que no quiere nada especial más allá que ser amado como nadie lo ha amado. Un amor puro y sincero, que traspase fronteras, que surque los mares y que vuele con el viento, pero siempre tomados de la mano. Durante mi vida experimenté tantos distintos tipos de amor, desde el más sentimental hasta el más carnal. Desde aquel que parecía tan puro y verdadero hasta aquel cruel y castigador. Sin embargo, tuvo que llegar el peor año de mi vida, para entender, que ningún amor valía tanto como el que estaba por sentir. – Se detiene a respirar, mira el techo, sonríe y prosigue. - Eso tiene un motivo muy obvio. ¿Cómo uno puede saber cuanto está dispuesto a amar, si no estás preparado para poder sentir un amor de ese calibre? Uno debe pasar por todas las experiencias, dolorosas como alegres, para poder valorar cada una de las vivencias, y así saber hacia donde vamos. Ninguno de mis errores o decisiones anteriores, fueron al azar, ya que cada una fue por la fortuna de lo que vendría después. Y aquí estoy, viviendo esa fortuna, que a veces me parece más desgraciada que anhelada, pero que es lo que me ha tocado vivir. No es que esté muy alegre, pero si estoy feliz. Feliz por haber conocido un amor tan gracioso y tan sutil, tan completo y llenador. Tan suave y delicado, pero fuerte y seguro. Soy feliz


porque finalmente, y después de analizar todo lo que ha ocurrido en mi vida, me ha dado la posibilidad de vivir algo que siempre anhele. – Elián se frota los ojos, queriendo no dejar escapar ninguna lágrima, aunque fuese de felicidad. Respira una vez más, más largo e intenso que la vez anterior. Mira la libreta y sonríe. En una esquina, así como lo han hecho durante todo este tiempo, escribe “te admiro”. Cierra la libreta, se acuesta en la cama, abraza la almohada y se duerme, sin darse cuenta de que es aún muy temprano.


- Ha sido un gran día, de verdad te lo agradezco. Estos días han sido difíciles, pero no me has abandonado. Gracias. – Elián mira a Selena, por primera vez, cara de afecto. Ella se da cuenta, y le corre el rostro. - Te dije que no te dejaría solo, además, así nos distraemos ambos. Se vienen grandes trabajos en conjunto, y debemos ser capaces de ser los mejores. ¿Ese no es nuestro fin? – Selena tomando la palabra con seguridad y firmeza, tal como solo ella lo sabe hacer. Estos días han sido difíciles. Selena ha estado al lado de Elián todo lo que su tiempo le permite, y él ha comenzado a verla con otros ojos. No quiere reconocerlo, pero desde que son amigos, nunca la había visto con esa ternura y calidez. Comienza a darse cuenta de que, su presencia y compañía, es lo único que quiere en esos momentos, y que cuando ella no está, la extraña mucho. No lo quiere reconocer, pero, de manera sutil, lenta y pausada, se ha estado comenzando a enamorar. Elián no quiere traicionar sus pensamientos ni sus emociones, y menos sabiendo que ella ya tiene un compromiso, pero ¿cómo controlar algo, que el destino parecía querer que fuese inevitable? No lo entiende, y parece que tampoco quiere entenderlo. - ¿Cómo te vas a tu casa? – La pregunta de Selena desconecta a Elián del mundo de fantasía que estaba viviendo.


- En el tren, así como tú. Te iré a encaminar, no me desvío tanto de mi camino. – Elián solo quería aprovechar todo el tiempo con ella. Todo el tiempo que podía dársele. Selena también sentía mucha comodidad con él. Era su amigo, su compañero, pero también comenzaba a verlo como un hombre y a sentir cosas por él, como algo más que su fiel acompañante. Y estaba mal, estaba muy mal sentir eso, porque su compromiso, todo lo que ella había planeado en su vida, todo lo que ella había querido se estaba alineando y se estaba logrando. Entonces, ¿por qué aparece justo él, para desordenar mi vida y como la estoy llevando? En la cabeza de Selena nunca había estado la posibilidad de la duda con respecto a su futuro, a su forma y manera de vivir la vida, a lo que ella deseaba y quería para su futuro. Sin embargo, apareció él, y el mundo comenzó a estar de cabeza.


El teléfono suena y nadie contesta. Esta vez es al contrario. Después de algunas horas sin saber el uno del otro, era imperativo hablarlo. Conversar las cosas. Se había traicionado la amistad y se había puesto en tela de juicio los sentimientos de ambos. Ya no se hablaban. Ya no se mensajeaban…. Sin embargo, se extrañaban, se pensaban, se querían. ¿Cómo podía ser tan fuerte el sentimiento, tan fuerte como para poder elidir el dolor que ambos sentían, y extrañarse al punto de no poder vivir la vida sin que el otro esté presente? Han sufrido, han tenido dolor, desilusión y decepción estos días… Y aun así, se quieren y se piensan. ¿A qué nivel de cariño, afecto y amor, estamos hablando, si son capaces de sacudirse, con todo el dolor y la pena, con todas las grietas que la vida les ha entregado, para tomarse de la mano y seguir caminando juntos? ¿Qué es lo que sienten cada uno, que sin importar lo que les suceda, siguen preocupados entre ellos? ¿Pueden entender que es lo que sienten? El teléfono vuelve a sonar y es ahí cuando alguien contesta… - ¿Aló? – - Debemos hablar – - ¿Selena? –


… Y ese día, tanto Selena como Elián, sabían que algo iba a suceder… Todo el día se miraron con intriga, con sospecha, con cautela pero con muchas ganas de acercarse uno al otro. Se rozaban, estando en el curso, no como siempre, sino con otras señales, que parecían sacadas de cualquier libro juvenil. Sonreían con atracción y sus auras tenían júbilo, pero eran muy tímidos e inseguros para poder demostrarlo. Esas sonrisas, no tan solo de labios, sino que de ojos que querían decir algo más. - ¿Tienes tiempo hoy? Tengo ganas de un café – Ella le dijo a él, que con sorpresa sonrió. - Siempre tengo tiempo para compartir contigo – Una respuesta sincera, improvisada, aunque pareciese sacada de algún manual de película romántica. En todo caso, esto era distinto. Habían ido muchas veces a compartir un almuerzo o tomar un helado, o simplemente un cigarro. Muchas veces habían caminado juntos al tren o se habían quedado conversando fuera del edificio. Sin embargo, esto era diferente. Se sentía en el ambiente, y en sus almas que era distinto. Los días pasados habían compartido mucho entre ambos. Llamadas por teléfono, mensajes de texto, correos electrónicos, incluso conversaciones a través de videollamadas hasta altas horas de la noche, hacían que su complicidad fuera aún mayor. Se reían,


conversaban, se conocían mutuamente. Él admiraba la forma en que ella se preocupaba por sus cosas, por sus metas, sus éxitos y fracasos. Ella admiraba como él se preocupaba por ella, por conocerla, hasta el más mínimo detalle quería conocerlo. Lo más curioso es que, en este sentido, al parecer, la razón y el corazón se equilibraban de una manera inexplicable. Ambos caminaron del brazo, uno al lado del otro, cuando ya tenían su café en la mano. Él iba a su ritmo, caminando con ella para no apurarse, mientras ella lo sujetaba con firmeza con ribetes de ternura. Elián conversaba de cosas triviales, de las cuales salía una que otra anécdota chistosa y ambos reían. Selena, se apegaba a él, solo para morderlo en infinitas veces, demostrando el cariño que sentía. Ambos llegaron a la estación de trenes, para despedirse y verse en una semana más, aunque sabían que tenían que juntarse para terminar un trabajo. Ambos sabían que el tiempo jugaba en su contra y eso se demostró cuando el tren llegó y Elián debía irse. Las puertas del tren se cerraron, al igual que los labios de ellos, en un simple primer beso.


- ¿Cómo le voy a hablar después de lo que pasó? – Era la pregunta que en su cabeza rondaba una y otra vez. No quería mirarla ni hablar con ella, porque se sentía avergonzado y aunque muchas veces sintió que era lo que deseaba, cuando la miraba hablar y observaba detenidamente su boca, era algo que solo pasaba en sus mejores sueños. - No la voy a poder mirar de nuevo a los ojos. ¿Por qué ocasione esto? Ella debe estar mal, debe estar cuestionándose todo, me siento un idiota por llevar esta situación al límite. Elián pensaba en lo buena persona que era Selena, y como intuía que después de aquel beso, ella debe haberse sentido mal, traicionera y mentirosa, por lo que sucedió. Él venía saliendo de una relación y ya no había ataduras muy fuertes en esa aventura, pero ella los tenía presentes y él sabia que sus sentimientos estaban entre la duda, la confusión y el sentirse una mala persona. - Lo siento… - Las palabras de Elián se sellaban con una mirada cabizbaja, mirando hacia la pared, sin ningún atisbo de sentirse mejor. Quería consuelo, pero no lo encontraba. Necesitaba sus brazos para sentirse en su mundo… tan especial… tan único.


…Culpable… Esa palabra sonaba en su cabeza. Culpable porque ella no era así. En ningún momento pasó por su mente que algo así podía suceder. Aunque reconociera que si había cosas de Elián que le llamaban fuertemente la atención, y que le cautivaban e invitaban a pecar, nunca pensó hacerlo. - Yo respeto mis sentimientos, yo respeto al otro. – Se lo repetía una y otra vez, tratando de apaciguar su inseguridad, su duda y confusión. En el momento en que se separaron, ella corrió intentando pensar que ese beso, no había pasado. No porque no quisiera, sino por como se sentía después, pero… ¿Sentía cosas malas? Ese era el problema. No sentía arrepentimiento, no sentía que estaba haciendo algo malo, sintió que estuvo bien, que incluso, aquello le gustó. Se sentía mal, porque sentía que defraudó a otro, sin que esa persona supiera. Las dudas en la cabeza eran muy fuertes, pero sabía que tenía que disiparlas de cierta manera, y que tenía que comprobar que lo que pensaba y sentía, no era un error. - ¿Aló, Elián? ¿Cómo estás?... Te llamaba porque debemos ver el trabajo que acordamos hacer en conjunto. Te parece que en dos días más nos juntemos. ¿Te parece en mi lugar? Te envío la dirección. Hasta entonces – El corazón comenzó a latir, pero no sabía si de nervios, angustia o simplemente… amor.


- Estoy llegando – Esas fueron las primeras palabras que Elián dijo en el día, y que mostraban un nerviosismo digno de un infante enamorado por primera vez. Selena también estaba nerviosa pero no quería demostrarlo, y al salir a buscarlo, mostró su lado más natural y seguro posible. Ambos se encontraron en el trayecto y se saludaron como cada día, siempre teniendo en la mente esa incómoda pregunta que parecía nublarles un poco el juicio. ¿Cómo actúo ahora? - ¿Te costó mucho llegar? – Preguntó Selena mientras caminaban a su hogar. - Realmente no, iba preocupado de no pasarme o equivocarme de parada, pero nada más. He estado en lugares en varios lugares. Sé andar por la ciudad – Elián intentaba seguir la fluidez de la conversación con naturalidad. - Eres mayor. ¿no es un poco obvio que deberías saber manejarte por acá? – Selena buscaba restarle seguridad a Elián, aunque no lo necesitaba. El entrar a la casa de ella, él mostró una vez más cualidades que eran muy propias de su forma de ser. Siempre caballero, entraba último a cada instante, pidiendo permiso y siendo cortés. Incluso dentro, mostraba signos de empatía al intentar ayudar en lo que fuera a Selena. Aunque ella pudiera pensar que eran gestos para agradarle, con el paso del día se dio


cuenta que eran parte de su personalidad, lo que hizo fue atraerle más. Sin embargo, no tan solo ella se cautivó más con él. Elián miraba como Selena manejaba muy bien las cosas del hogar, teniendo tiempo para todo, conversando y haciendo alarde de su talento culinario al almorzar. Incluso, ambos conversaban y trabajaban, pudiendo incluso escuchar música o ver televisión; en pequeños instantes hasta tomaban recesos para conversar, tal como lo hacían en los días de curso. Las risas entre ambos se hacían imperecederas y la forma entre mirarse, de manera natural pero cómplice, hacían que se sintiesen bien, en un mundo donde existían solo ellos. Es en ese mismo instante, cuando ella interrumpe. - Debemos hablar de lo que sucedió, no podemos hacer que no pasó – Selena lo mira y nota la incomodidad de Elián al tocar el tema. De hecho, se sienta de una manera distinta y la mira con ojos de culpa. Selena sabe que será una conversación un poco fastidiosa, pero deben poner los puntos sobre la mesa. Sin embargo, algo tiene el tono de la conversación que hace que se siente junto a él, sintiéndose cómoda. … Silencio incómodo… - ¿Por qué me besaste? – Ella rompió el silencio – Sabes que no estuvo bien. No puede pasar esto entre nosotros. Somos compañeros, somos amigos. Cada uno tiene su vida armada, con caminos distintos. ¿Por qué justo ahora? –


-¿Y por qué no? Siempre las preguntas son la razón de una afirmación, pero ¿te has preguntado por qué no? Está bien, somos compañeros y amigos, pero ¿acaso esas cosas no buscamos en otro, alguien que nos acompañe, que sea nuestro confidente, que sea nuestro camarada de aventuras, nuestro incondicional? – La respuesta de Elián era lo menos convencional que esperaba. Le había tomado por sorpresa ya que no esperaba algo tan directo. Ella esperaba algo más normal como, “estuvo mal”, “no lo volveré a hacer” o “me equivoqué, fue un impulso, no sé que me pasó”. Sin embargo, las respuestas de él daban la pequeña posibilidad de que él lo buscó de alguna manera. ¿Acaso lo había intencionado para que ocurriera? Selena estaba entre sorprendida, enojada y… feliz. - No puede volver a pasar. No Elián, nosotros tenemos que poner límites a esto para que no tengamos que confundirnos, ni tener dudas y saber qué es lo que queremos cada uno. Realmente no puede volver a pasar, aunque lo queramos o las cosas se den, debemos detener nuestros impulsos y ser capaces de controlarlos… Porque si no, esto se escapará de nuestras manos y… …Un beso… Largo…. Esa fue la manera en que Elián pudo callar los labios de Selena… Y ella se rindió al beso… Ambos se rindieron al momento de dulzura, ternura y cariño… Las palabras sobraban, los lugares no importaban… Solo eran ellos… sus mentes y corazones estaban alineados por primera vez… Y no por un beso rápido ni fugitivo… Era un beso que parecía durar milenios.


¿En qué momento pasamos a esto? Ese era el pensamiento que tenía en su mente Elián. Habían quedado atrás todos esos días en que salían, compartían, andaban del brazo y conversaban sobre las capacidades de uno y del otro. Se decían halagos y presumían de quien quería más al otro. Incluso, había nacido una frase tan de ellos… “Te Amo”. Ahora todo era distinto… Los últimos días habían discutido más de la cuenta. Era culpa de ambos claramente, pero eso no aliviaba ni hacía sentir mejor a Elián. Había pasado noches preocupado sin dormir, pensando en Selena, en como ella se debería haber sentido, y en este mismo instante ella quería conversar. Cuando la escuchó por teléfono, diciendo que debían hablar, un frío estremecedor recorrió todo su cuerpo, casi como una sentencia de muerte. Elián no se imaginaba otra cosa más que un final para aquella historia, y realmente, era lo que esperaba… Ese pensamiento hizo que una lágrima rodara en su mejilla. … Ella esperaba que él llegara. Esa discusión se había salido de control y, después de analizar todo lo que ocurrió, era clara la culpa de ambos. Su molestia y enojo, casi inmediato, hizo que las cosas se salieran de control, pero él también cometió el error de opinar en algo que no era de su incumbencia. No tenía que haber


opinado sobre su vida, sobre sus planes a futuro, sobre lo que ella quería. No tiene derecho a eso. Y aunque lo mejor para ambos era separar sus caminos, que cada uno siguiera por su lado, había un pensamiento que no dejaba tranquila a Selena. Lo necesitaba. En esos mismos momentos en que la desesperación, el enojo y el llanto la tenían descontrolada, luego de su discusión, el único nombre que repetía y que quería que la consolara, era el de él. Ya lo veía a la distancia y su corazón palpitaba fuerte… Lamentablemente lo más sano era seguir caminos distintos y aunque él pensaba, entre temores y preocupaciones, que ella no quería volver a verlo… Ella no quería perder a quien le estaba dando sentido a muchas cosas en su vida.


Cómo a diario, ella camina a su trabajo. Como diariamente, piensa en lo que tiene que hacer durante el día, sin tener una sola desconcentración. Tiene todo planeado, sabe sus horarios de inicio y término, las tareas que debe hacer y cuanto se demorará. Tiene todo organizado y escrito en su cuaderno. … Tulipanes… Un hombre pasa con tulipanes, con un rumbo desconocido… Y toda la concentración que tenía en su mente, se ha desviado. Solo una pregunta comienza a hacerle ruido en su mente. ¿Por qué tuviste que aparecer ahora y no antes? Esa ha sido la pregunta que se ha realizado desde que comenzó a sentir cosas por Elián. Y la única respuesta posible es que: el destino así lo quiso. Aunque han pasado tantas cosas juntos, buenas y malas, los sentimientos no se han ido, y se han ido incrementando. Y en su mente comienzan a aparecer las imágenes de cada recuerdo; los trabajo realizados, los almuerzos compartidos, las travesuras en las cuales han sido cómplices, las conversaciones sobre el pasto verde en la cual reían y se conocían, los rollos de canela que compartían de mano en mano, los besos que se daban, los mordiscos que ella le propinaba, y las caricias que él le daba. Los innumerables regalos y gestos que se habían tenido mutuamente. ¿Por qué tenía que ser así? Él era tan ideal, se veía tan perfecto como compañero, como pareja, como hombre,


y cada vez que pensaba en cada característica, en cada detalle que él tenía, una sonrisa se esbozaba en sus labios. Lo extrañaba. Lo extrañaba mucho. Cada día era tan diferente estando con o sin él. A veces pensaba que todo sería distinto si él estuviese a diario con ella, y otras veces pensaba que tal vez, él llegó para darle sentido a muchas cosas. Sonríe. Selena sonríe y siente un calor en su corazón… Suena su teléfono… y, debe volver a la realidad…


- Anoche soñé contigo – La voz de Selena denotaba una especie de picardía al dirigirse a Elián. Y aunque él mostró sorpresa, eran muchas las ocasiones donde él ya había soñado con ella. - Cuéntame entonces, ¿Qué soñaste conmigo? – Elián terminaba llevándose una porción del almuerzo de ese día. - No te diré. La razón de porque no te diré, es que estoy segura de que tú has soñado también conmigo y no has sido capaz de decirme – Esta vez la voz de ella era casi de reto, algo que ocasionó que Elián se ahogará un poco con su comida, obligándolo a beber jugo. - ¿Realmente quiere saber que he soñado contigo? Creo que no quieres saber y mucho menos los detalles – El tono de broma de Elián era evidente y una risa enojada pero feliz de Selena, junto a un golpecito en su brazo, hace que la conversación quede allí. Los días habían pasado deprisa. Y así como las horas corrían, los sentimientos de ellos también. A veces parecían muy rápidos, como que se hubiesen conocido toda la vida, otras, simplemente como que el destino los había juntado. Al parecer, las cartas de la fortuna ya estaban echadas, y ellos solo se dejaban llevar por la corriente. Sus miradas, sus risas, sus abrazos, sus cariños… Todo era impredeciblemente natural. - A veces, no se por donde comenzar a decirte lo que siento y, tengo miedo de que te espantes si te digo algo


que te pueda molestar. Creí en algún momento estar enamorado e incluso amar a alguien, pero contigo me doy cuenta de que tal vez, solo era un granito de lo que realmente iba a sentir. – El ataque de sinceridad de Elián, encuentra una sonrojada Selena, con la cuchara en su boca, tratando de explicarse a que se debió aquello. Elián, naturalmente come y mira hacia fuera del local y luego de unos segundos incómodos, la conversación vuelve a fluir. Esa tarde, como las que vienen siendo costumbre, también fue excepcional para ambos. Hubo risas, hubo peleas de niños, hubo cariño; hubo un vuelo mental y emocional, donde ambos parecía subían por sobre las nubes y posarse junto a las estrellas… Ese mismo día, ambos tuvieron un mismo pensamiento, pero no se lo dijeron. Sea por miedo, vergüenza o simple timidez: sentían que estaban hechos el uno para el otro.


Como ya era costumbre, Elián tomaba el asiento de la ventana del bus. De vez en cuando, le gustaba salir de la ciudad e irse a tomar aires nuevos que le servía para revitalizar su alma y sentirse mejor. Las personas se cansan, los humanos se fatigan fácilmente, se estresan y entran en estados depresivos que en muchas oportunidades son incontrolables. Elián lo sabía muy bien y por eso, se tomaba un día entero para salir de la ciudad y respirar. Le había avisado a Selena, y ella, con todo el ánimo del mundo le había dicho que le hubiese encantado ir con él, pero que el comprendía que no podía. Elián entendía y comprendía todo. Fue un viaje largo, donde aprovechó de dormir y relajarse. Claro, no podía mentir que en sus sueños y pensamientos, estaba ella. … Cuando estuvo en la playa, se puso a caminar por la orilla, pensando, tal como filósofo que busca una solución a los problemas de la vida. El día está como su ánimo… Nublado, pero con mucho calor. Así se ha sentido durante todos estos días… Con una esperanza tras todo lo que la cubre. Con una luz que está ahí aunque no se pueda ver… Con un rayo de fe de que todo puede cambiar, aunque nadie lo pueda tomar y solo sentir.


Se sentó en una roca a orillas del mar… y pensó… susurró al viento palabras, gritó con la mente a las olas y escribió con su dedo en la arena… Es ahí cuando vino a su mente una pregunta… ¿Por qué…? Sabía que no había respuesta posible para aquella pregunta… porque la vida y el destino funcionan de forma misteriosa. Una lágrima rodó en su mejilla cuando se dio cuenta de que la respuesta que él quería no iba a llegar… Sabía que tenía dos opciones en su vida; la que siempre había hecho durante todos esos años o por primera vez, no pensar en él… Era luchar hasta el final por la persona que había cautivado todos sus sentidos, la dueña de sus emociones y pensamientos, la que le calmaba hasta el más oscuro pensamiento y más temido llanto… o, pensar que ella era feliz como tenía su vida, y solo pertenecer a ella, como le correspondía. La decisión ya estaba tomada, y con otra lágrima, la firmó en su alma.


… Fue en ese momento en que él se dio cuenta de que la amaba… Esperen… Si sabía que la amaba e incluso ambos se decían te amo con mucha naturalidad, abrazados con amor, besándose con pasión, acariciándose con ternura… Pero esa conversación le hizo entender que la amaba más de lo que imaginaba. Él quería que ella escuchara todas sus historias y que ella fuera la razón de sus sonrisas, de su felicidad, de ver juntos películas, de ser él quien le lleve el café en la mañana o la arrope hasta dormir en las noches. Cuando ella comenzó a hablar esa noche, en esa cena tan improvisada, a él le dieron ganas de decirle millones de cosas… Elián quería ser el hombre de los sueños de ella… … Ella le tomó mas atención que nunca a las palabras y a los actos que él había tenido con ella. Se había dado cuenta que él se preocupaba en todas las facetas de ella, de su felicidad, de su estado de ánimo, de su salud, de su día a día… Eran pensamientos que no quería tener en su mente, ni sentimientos que quería sentir, pero lo estaba haciendo. ¿Qué era?... Mentalmente soltó suspiros de nostalgia… Tal vez, la vida que tenía no era la que había soñado, pero era la que había planificado. Era lo que quería y lo que tenía, y lo que amaba y anhelaba.


Espera… él le había hecho sentir cosas que no entendía y que no podía controlar. Porque recordaba sus besos, sus abrazos, sus ojos mirándole fijamente. Su mano llevándola a caminar por la ciudad… Esa noche entendía lo que él sentía y con dolor lo miró por última vez… … Fue en ese momento en el que ella se dio cuenta de que la amaban… … Al parecer como nunca…


Si el desamor tuviese un sonido, en ese mismo instante hubiese sido como una explosión en la razón y el corazón de ambos. Lo que tenía que ser un almuerzo agradable, entre dos personas que se admiraban y amaban, se convirtió en una pesadilla. Ninguno de los dos supo manejar bien los sentimientos ni las palabras, y a ambos los traicionaron sus emociones y todo se volvió en caos. Una crisis que realmente ninguno de los dos quería sentir y no quería pasar. - Eso no es asunto tuyo. Yo veo como manejo mi vida, mis sentimientos y todo lo que me incumbe. Tú no eres nadie para ver eso – La voz de Selena denotaba enojo pero también desilusión. - Pero… Yo también quiero darte mi opinión y que sepas lo que siento. Quiero verte feliz y conmigo, en muchas ocasiones lo eres, y quiero que sea así…. No eres feliz – Elián intentaba poner sus ideas en orden, pero no podía. La situación se le había escapado de las manos. - Tú no sabes si soy feliz o si me hacen feliz. Y déjame decirte que si lo soy. Soy feliz con lo que tengo y no necesito nada más. Lo estoy siendo hoy en día y es todo lo que necesito. Me quiero ir de acá, porque no quiero oírte decir esto nunca más, no quiero escucharte más. – Selena ya se levantaba del asiento y se retiraba del lugar.


Elián había cometido el error más grande de su vida. Sus sentimientos le habían jugado en contra. Sus emociones y palabras no le habían ayudado. Él quería verla feliz, era su único anhelo, y en ese mismo instante hizo todo lo contrario. Le causó a ella dolor, sufrimiento y enojo. Elián había roto todo lo que los había unido en un momento… Elián sentía que había matado todo amor que ambos sentían. Salió a buscarla… desesperado, con un sentimiento de culpa tremendo… Pero no la encontró, no la vio… Nunca pudo saber si no la vio porque la había perdido para siempre o porque las lágrimas de sus ojos no le permitían ver claramente el mundo… Ese día… todo había cambiado… y él sentía que ella ya no lo miraría igual…


Los primeros minutos solo fue silencios incómodos… Ninguno se atrevió a hablar ni a dirigir una mirada. Selena estaba enojada aun, pero más que enojo era dolor. Elián estaba avergonzado, pero más que vergüenza era dolor. Ninguno fue capaz de decir nada durante esos minutos, porque el dolor estaba en su garganta y no dejaba que las palabras brotaran. - Perdón… Lo siento, sinceramente, lo siento – El silencio se rompió. Selena lo miró con cara de enojo pero cuando vio que estaba hablando sincero, dejo la rudeza de su rostro. - ¿Sabes por qué estas pidiendo perdón? – La voz de ella seguía en un tono fuerte y pesado. - Si… Porque prometo cosas y no las cumplo. Porque cometo errores y te hago parte de ellos. Porque no debo pensar ni hablar por ti; ni siquiera adivinar lo que piensas u opinas. Porque debo dejarte vivir tranquila… - Elián ya había dejado de lado la vergüenza, pero el dolor seguía y era este el que hablaba. Su cara cabizbaja y sus ojos con lágrimas denotaban que realmente estaba herido. - No sabes en la situación que me colocas. Ese día me hiciste mucho daño. Ese día te odié como nunca había odiado a alguien. Y hoy en día mi odio sigue estando, aunque es menor. Porque no es un odio contra ti, odio la situación. Odio lo que me pasa. – Selena comenzó a dejar de lado el enojo, y el dolor comenzó a hablar por


ella. Su cara mostraba desilusión y sus ojos, comenzaron a tener lágrimas. Él no hablaba y solo miraba. - Odio, Elián, odio la situación en la que me pones. Porque después de todo lo que he pasado, de todo lo que tengo en mi vida, de todo lo que he tenido que vivir. Apareciste tú y causaste un caos en ella. Apareciste tú justo en este momento en mi vida, cuando las cosas estaban marchando bien. Y odio sentirme así, porque ese día, cuando el mundo se me estaba cayendo a pedazos, cuando me sentía mal físicamente y necesitaba que alguien me apoyara y me cuidara… Solamente pensaba en ti y no quería a nadie más…. Odio que me pase eso, porque no puedo creer que incluso en los momentos en que más me haces daño, siga pensando en que tú eres el único que me puede hacer sentir mejor – Selena ya lloraba y lo miraba directamente… Elián estaba enmudecido, pero lo único que quería era abrazarla. Un abrazo que sabía que no iba a ser bien recibido en ese momento… Pero quería hacerlo… Porque ambos se extrañaban.


- Creo que todo lo que hemos vivido nos ha servido tanto. Nos hemos conocido en las buenas y en las malas, y aun así estamos aquí. Ambos hemos ido creciendo. Particularmente tú has hecho que yo sea mejor hombre de lo que era – Las palabras de Elián le pegan como un golpe seco en la mente y en el corazón de Selena. Ella no hace más que sonrojarse pero aparta la mirada para que él no se dé cuenta. Es verdad, han pasado momentos pésimos, donde incluso se odiaron y dudaron de lo que tenían. Sin embargo, supieron perdonarse y así como dos personas que toman un mismo sendero de la mano, teniendo en consideración que deben mirarse de perfil y no de frente, han seguido caminando. - Sin lugar a duda, es imposible no amar ni adorar a alguien como yo. ¿no lo crees? – Selena debía desviar la atención para no seguir pensando en la vergüenza y el calor sentimental que estaba teniendo. Elián sonríe y la mira con esos ojos que siempre ha tenido sobre ella. Ella la completa. Él tiene características que no había visto antes. Creo que después de la tormenta siempre sale el sol, pero en este caso, no tan solo salió el sol sino que también la luna. - ¿Estás lista? Siempre después de comer tiene que venir el cigarrillo de rigor, la conversación y luego a seguir haciendo las cosas – Elián conocía tan bien la rutina que tenían con ella, que no era necesario ya


decirle que hacer. En un principio, él siempre le dijo que se aprendería sus mañas y su forma de hacer, e iba a comenzar a hacer un manual de como entenderla. - Vamos, hay mucho que hacer y poco tiempo juntos – Selena se ponía de pie y lo miraba con ganas de abrazarlo, pero se aguantaba. Ella siempre había sido más fría y más distante al demostrar las emociones e incluso de demostrar confianza en los demás. Aun así, él estaba haciendo que esas cosas no existieran. Sentía que con él había aprendido lo sentimental que puede ser y que confiar no es malo. No todos somos perfectos, pero en la imperfección está el agrado de conocer, comprender y aceptar a la gente en nuestras vidas.


¿Le gustará?... Ese era el pensamiento que estaba en la mente de ambos. ¿Estará bien lo que estoy haciendo?... Era la duda inmensa que ambos tenían. Ambos por su lado planeaban darle una sorpresa al otro, sobre todo por las fechas importantes que tenían, y ambos tenían tanta felicidad de hacer algo por el otro, que a veces las dudas, sobraban. ¿Por qué se siente que tus abrazos y tu compañía se hace tan perfecta? ¿Cómo puede ser que hayas aparecido así, como una linda casualidad? Ambos tenían tanto talento en lo que hacían y se proponían, que eso era uno de los principales motivos de que se admiraran. Ambos sentían que el otro, lo que se propusiera lo podía lograr. Incluso en los momentos de flaqueza, ambos estaban ahí para subirle el ánimo al otro. Eran incondicionales uno al otro, y eso mostraba que sus almas, separadas por el destino, por fin se habían juntado y solo dependía de ellos, que estuvieran así hasta que algo más fuerte que la muerte pudiera separarlos.


…(suspiro)… No puedo indicarles cómo va a terminar esta historia lamentablemente. Tanto Selena como Elián tienen una gran vida por recorrer y yo solo soy un testigo intermitente de lo que han vivido y sufrido, lo que se han enojado y se han hecho felices. Soy solo una evidencia de lo que existe. Si me preguntas que sucederá… Te diría que nada… Porque en eso se basa su relación… En no esperar nada, en solo dejar que suceda, y esa es la magia. Lo más probable es que en este punto, ambos estén emocionados por todas las palabras aquí escritas, pero eso no es para nada malo. La más grande probabilidad es que ambos, estén pensando en el otro en este momento, pero no es malo eso. Es más, ¿Qué es malo entre ellos?... Si al inicio todo era confusión, peleas y debates; tristezas, dolores y enojos… Hoy, poco a poco eso se ha ido atrás, y se han ido conociendo. La pregunta más importante aquí es la que yo he tenido la duda durante todo este relato. ¿Se puede amar tanto como para pasar todo esto juntos? ¿Puede ser tan grande el amor, que incluso, sin importar sus realidades, ellos viven en su propio mundo, donde todo es casi perfecto? Si me preguntas, creo que sí. Creo que si es amor, y que no se puede dudar. Tal vez, un amor distinto, que las


mujeres y hombres no conocen a ciencia cierta. Tal vez, es una nueva manera de querer al otro y respetarlo. Tal vez, son tan puros que su sentimiento no se puede encontrar, y que a pesar de todo, siguen ahí. Es un amor puro y sincero, honesto y respetuoso, comunicativo y caritativo. Es un amor de hermanos, amigos y humanos. Es en este minuto cuando yo miro hacia el horizonte y pienso, que si es verdad lo que dije anteriormente… Hasta el mismo amor, la libertad y los ángeles…. Deben sentir envidia por ese sentimiento. Solo sé que ambos han encontrado una razón más para ser felices en su vida… Y créanme… existe la felicidad…


SOLO RECUERDEN… QUE LA LUNA (SELENA) Y EL SOL (ELIÁN) NO ESTÁN JUNTOS EN EL CIELO, NO SE PUEDEN MIRAR DE FRENTE NI SIQUIERA SE PUEDEN ABRAZAR


PERO CUANDO LO HACEN, CUANDO OCURRE UN ECLIPSE ENRTE AMBOS SE TRANSFORMA EN LO MÁS PERFECTO QUE PUEDEN VER LOS OJOS QUE PUEDE SENTIR LA PIEL QUE PUEDE EXISTIR EN LA VIDA…




se terminรณ de imprimir en el mes de diciembre del 2018 en los talleres de Opalina Cartonera


Los libros de la editorial opalina Cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaciรณn, delicadeza y amor

V OP!





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