LITERATOS, POLÍTICA E HISTORIA / DIEGO VENEGAS

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LITERATOS, POLÍTICA E HISTORIA Dos trabajos históricos sobre la literatura y la historia política y social chilena del siglo XX

DIEGO VENEGAS

Opalina Factoría ~3~


Literatos, política e historia Diego Venegas Opalina Factoría 2017 Diagramación a cargo de Juan Canales Diseño por Francisco Escobar Impreso en Valparaíso-Chile por Opalina Factoría Primera edición Contacto autor: devenegas@hotmail.cl Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor ~4~


LITERATOS, POLÍTICA E HISTORIA Dos trabajos históricos sobre la literatura y la historia política y social chilena del siglo XX

DIEGO VENEGAS

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PRÓLOGO El presente trabajo pretende ser un breve y superficial análisis a algunas obras de cuatro escritores chilenos notables, como son José Santos González Vera, Manuel Rojas, Óscar Castro y Eugenio González. Si bien es cierto, los cuatro poseen biografías distintas, y personalidades distintas, el rasgo que trasciende y se muestra claramente es su compromiso político, y su adhesión –en algunos casos embrionaria, como Eugenio González- al ideario ácrata. Esto permite explicar de mejor forma la intencionalidad de este libro, y por qué no decirlo, las hipótesis que pretenden ser la columna vertebral de dos trabajos, que a ojos del lector, pudieran no tener un hilo narrativo ni teórico, más que la repetición del análisis a determinados literatos. La primera hipótesis es que la ideología del escritor permea su obra literaria, aún más en el anarquismo, que demostró durante el siglo XX concebir a la literatura como un arma más de acción política. La segunda hipótesis dice relación que la literatura de por sí es política, en tanto exhibe relaciones de poder simétricas o asimétricas, entre los personajes, o entre los personajes y el relator. Aún más la denominada “literatura social”, que exhibe de forma más explícita las contradicciones sistémicas y de poder. Y la tercera hipótesis, que es más bien de carácter historiográfica, es que la literatura es una útil y necesaria fuente de estudio de la historia política y social chilena, ya que, a pesar del carácter “fantasioso” y de tener no tener como objetivo el estudio de una época, como sí lo ~7~


tiene la historia, el escritor está circunscrito a una época, y el ejercicio creativo de por sí está influido por el contexto político social del autor. Por ende, estudiar la obra de un autor, y por consiguiente, estudiar al autor, nos permite estudiar la época, ya que la literatura y la obra literaria en sí, es un eco de su contexto político, económico y social1. A ello debemos agregar el hecho de que la literatura, al liberarse del rigor académico, y permitirse la ficción, nos permite proyectar los imaginarios de los personajes, y con ello, la época en la que se desenvuelven. Estas tres hipótesis explican la intencionalidad de estos dos trabajos que se presentarán a continuación: Literatura e historia social y política: los casos de La vida simplemente de Óscar Castro y Más afuera de Eugenio González y Alcohol y literatura. Un análisis a las obras de Manuel Rojas, Óscar Castro y González Vera. Ambos trabajos son estudios de las obras de los escritores ya expuestos, para los cuales se establecieron categorías de análisis, que permitieran un trabajo adecuado de las fuentes, en consonancia a la hipótesis de investigación. Ejemplos de las categorías son: política, pobreza y conflictos sociales. Esperamos que este trabajo contribuya al estudio de la historia social y política de Chile, y reafirme la propuesta historiográfica que concibe a la literatura como una fuente válida para el estudio de la historia. Así también esperamos reafirmar, en este breve trabajo sin ánimo pretencioso- la función social del historiador, que no es nada más ni nada menos que entregar rutas de guía, si es que no respuestas, a las inquietudes y 1

Lanzuela, María Luisa. “La literatura como fuente histórica: Benito Pérez Galdós”. En Actas XIII Congreso AIH, Tomo II, 2000. ~8~


cuestionamientos que nuestra comunidad, nuestros pares poseen sobre el pasado, el presente, y por qué no decirlo, el porvenir de nuestro entorno, que mediante del estudio de la historia se les puede dar. Más aún, en los momentos convulsionados, llenos de duda, que vive nuestro país y nuestro pueblo. Ya lo decía Cicerón: “Historia est magistra vitae”.

Chillán, marzo de 2017.

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LITERATURA E HISTORIA SOCIAL Y POLÍTICA: LOS CASOS DE LA VIDA SIMPLEMENTE DE ÓSCAR CASTRO Y MÁS AFUERA DE EUGENIO GONZÁLEZ Introducción La vinculación entre literatura y política es estrecha e indisociable, puesto que toda expresión humana tiene tras de sí, una visión de mundo, y con ello, se expresan relaciones de poder. Estas relaciones a su vez, se expresan políticamente, lo cual se decanta en una ideología. Pero aun así, ¿Qué tienen que ver los escritores y sus obras con la política? En el caso específico de la literatura realista chilena, los escritores tenían como fuente de inspiración su entorno, sin embargo, lo interesante es cómo los escritores interpretaban a su entorno, y ahí es donde entra el rol de la ideología, porque es en función de la ideología política del escritor, como éste se enfoca en determinados sectores de la sociedad, y les asigna valores, juicios críticos, caricaturizaciones, categorías morales, etc., en otras palabras, la ideología es la herramienta en como interpretan la realidad. Tomaremos como estudio de casos dos obras de dos escritores: La vida simplemente de Óscar Castro, y Más afuera de Eugenio González. El propósito es utilizar a estos autores como sujeto y objeto de investigación histórica, y a través de sus obras poder aproximarnos a conocer el Chile de comienzos de siglo, más aún, los aspectos sociales y políticos. También, hemos escogido a estos dos autores porque son representativos de la época: la juventud, la bohemia y la ~ 11 ~


literatura de comienzos de siglo XX. Algunos tuvieron una participación política más activa que otros, como el caso de Eugenio González, otros tuvieron una carrera literaria más profusa como Óscar Castro, a pesar de su corta vida. Además, los dos autores que mencionamos poseen un elemento que consideramos funcional al propósito de este trabajo: las obras de ambos autores están circunscritas al realismo literario, lo cual nos permite estudiar el contexto social y político del Chile de primera mitad de siglo XX. Desde el punto de vista ideológico, cada uno adscribió a una ideología política en particular: Eugenio González, fue anarquista de joven y socialista de adulto y Óscar Castro fue anarquista sin militancia partidaria ni sindical. En la presente investigación intentaremos, teniendo en consideración sus ideologías políticas respectivas, realizar un análisis de contenido de sus escritos literarios, que son fuentes alternativas –pero no por ello menos importantes- para el estudio de la historia social y política de Chile2. En vista al análisis crítico de contenido 3 que realizaremos de las obras, metodológicamente hablando, será necesario establecer categorías de análisis, las cuales son: iglesia y religión, política y gobierno, pobreza y conflictos sociales. 2

Para mayor referencia sobre ideología, poder y discurso, véase: Van Dijk, Teun. Discurso y poder. Contribuciones a los estudios críticos del discurso. Gedisa. Barcelona. 2009; Van Dijk, Teun. Ideología. Un enfoque multidisciplinario. Gedisa. Barcelona. 1999; Van Dijk, Teun. La ciencia del texto. Paidós. Barcelona. 1983. 3 Para un estudio más profundo de la interrelación entre discurso y texto, además de los textos ya citados de Van Dijk, Véase: Rastier, François. “Discurso y texto”. en Literatura y lingüística. 19. págs. 295-300. ~ 12 ~


La razón de la elección de estas categorías, obedece exclusivamente a que pretendemos, mediante este trabajo, realizar una radiografía de la situación social en el Chile de comienzos de siglo XX, y ver qué postura tenían los autores frente a la realidad que tenían ante ellos. La vida ¿simplemente?: Óscar Castro, el otro poeta anarquista Sobre Óscar Castro se sabe bien poco, y es quizás uno de los escritores más promisorios pero que tristemente, tuvo la visita aciaga de la muerte prematura (murió a los 37 años). Sobre su vida, podemos encontrar su “Epistolario”: una colección de cartas del autor a su querida esposa Isolda Pradel (el seudónimo de escritora), y también misivas dirigidas a sus amigos. También sabemos que fue cercano al anarquismo, aunque nunca militó activamente, pero si era conocido por su desprecio a los políticos. Su ciudad natal era Rancagua, y en ella vivió casi toda su vida, pero debido a su trabajo – precario por cierto- tuvo que mantener viajes constantes entre Santiago y Rancagua. Respecto a su vida cultural, hay información bastante relevante para el estudio del autor y de la literatura nacional. Como por ejemplo, su rol en el grupo literario “Los Inútiles” de Rancagua. Junto con ello, vastos fueron sus artículos en la revista del grupo, y también, muy importantes sus publicaciones en la editorial Nascimento, que en su mayoría eran poesías. Sin embargo, de todas las obras de Castro, analizaremos un libro bastante particular y con un fuerte contenido social y emocional: La vida simplemente. ~ 13 ~


Es una novela escrita por Óscar Castro en 1951, y en ella retrata la vida de Roberto, un niño que vive en una población en condiciones miserables, rodeada de conventillos, acequias, prostíbulos, cantinas, mataderos, etc. Sobre los prostíbulos, es en éste lugar donde comienza la primera parte de la historia “La casa del farol azul”, en la que relata las vicisitudes de Roberto en torno al prostíbulo y las cosas que le toca ver, sentir y llorar en torno a su trabajo como “niño de los mandados”. La segunda parte “La vida tiene otros caminos” relata la salida de Roberto del ambiente del prostíbulo y la entrada de éste en el mundo escolar, con su ingreso al Colegio, auspiciado por su tío Antonio –en grado lejano, por cierto- que decide hacerse responsable de la educación de su sobrino, a cambio de que éste ayude a su hijo a estudiar. En la segunda parte, Roberto se enfrenta a otro mundo, a uno bastante lejano del primero, se enfrenta a la élite, a los sacerdotes, a las personas refinadas y reputadas de la sociedad santiaguina de primera mitad de siglo XX. Tanto la primera como segunda parte forman un corpus bastante interesante, a través del cual analizaremos a Óscar Castro. Ante todo, La vida simplemente una profunda sensibilidad desprendemos tres grandes conflictos sociales”, “Iglesia y gobierno”.

es una obra literaria de social, de la cual tópicos: “Pobreza y religión” y “Política y

Sobre el primer punto, es donde hay mayor presencia en toda la obra, es más, el libro parte haciendo referencia al prostíbulo, al barrial y a la precariedad de vida: ~ 14 ~


“El tren de los mineros pita tres veces cuando las primeras casas del pueblo surgen en la distancia. La calle que corre paralela a la vía férrea –la última de la ciudad por el sur- empuja rostros curiosos a cada ventana y a cada puerta. Surge el muchacho desharrapado y mugriento a quien el alarido del silbato y el resoplar de las calderas hizo abandonar su trompo en el patio interior [del conventillo].”4 Este párrafo es bastante gráfico, ya que nos habla de la importancia de la actividad minera para los sectores bajos de la sociedad, en donde los hombres de una familia se iban a la mina a probar suerte, y volvían después de meses: “Son las tres y quince minutos. En las ventanillas de los vagones aletean manos morenas; otras manos responden desde abajo; y el trencito, más que vidas humanas, lleva una carga de esperanzas.”5 Respecto al prostíbulo, escenario principal de la primera parte, el relato se torna aún más crudo, mezclando el lenguaje de un cuento infantil, con una novela policíaca y un relato erótico, todo unido bajo el realismo literario impreso por Castro, de forma genial y contundente. Es así que Castro nos acerca al mundillo del prostíbulo y sus vicisitudes: el amor, la codicia, la pasión, la violencia, sueños frustrados, la ingratitud, la lealtad y otros aspectos que sería largo mencionar. En uno de los tantos relatos a los que nos introduce Castro, hay quizás dos que nos sirven para graficar lo anteriormente expuesto: el primero es sobre la golpiza recibida por Roberto y María Hortensia (una prostituta 4 5

Castro, Óscar. La vida simplemente. s/e. Santiago. 1951. pág. 15. Ídem. ~ 15 ~


de la cual Roberto estaba enamorado) a manos de un cliente: “Allí me quedé, pegado al cuerpo tibio de la mujer, divisando sólo las piernas peludas y casposas del hombre (…) Al inclinarse para coger los calcetines, asomó el rostro para decirme: -¡Si se te ocurre salir, te saco la mugre!. (…) Por fin los pies se encaminaron hacia la puerta. Antes de irse, su voz volvió a tronar: -¡Y nunca más que vuelvo a esta casa! ¡Ladronas de …!”6 Sin embargo, el relato no termina la salida del agresor, sino más bien, después de este hecho es cuando el relato muestra su escena más dura, más crítica y potente: “- Acércate - me dijo. Su rostro estaba duro, pero en sus ojos había una ternura (…), un rencor, unos deseos de llorar. (…) Yo captaba solamente algunas palabras y lo demás se me escapaba. “Desgraciados… Todos iguales… Esta vida de porquería… Pagan y creen que tienen derecho a todo… (…)” Me miró como queriendo que yo la comprendiera: -Una no debía haber nacido nunca…, nunca… (…) Se sentó lentamente. Levantó las rodillas. Apoyó la cabeza en las manos. -¡Vida de mierda! –dijo.”7 Este párrafo deja escapar sutilmente una crítica a la sociedad en la que vivía Castro, pues el carácter de la frase: “Pagan y creen que tienen derecho a todo” se entiende más aún si sabemos sobre la militancia anarquista de Castro. Evidentemente, el autor realiza una crítica a la sociedad capitalista en la que le toca vivir. Pero las críticas no van sólo contra el sistema económico y político, sino también contra los carabineros. Esto se expresa en el episodio donde Lucinda Zapata, una chica 6 7

Ibíd. pág. 44. Ibíd. págs. 45-46. ~ 16 ~


que vivía en el conventillo, camino al trabajo es salvajemente violada por un grupo de rapaces. Este macabro episodio prosigue con la información, que le es llegada a la madre de la víctima, a manos de los carabineros del lugar, ya que Lucinda yacía en el Hospital producto de la violación y los golpes: “El policía se encaró con ella [la madre de Lucinda]: ¿Usted es la madre de la menor… (…) Lucinda Zapata? – Sí – contestó la mujer, echando hacia adelante la cabeza, como si agrediera -. Sí, yo soy. ¿Por qué? El policía se sintió provocado y quiso abatir aquella soberbia con una información aplastadora: - Porque esta mañana la pescaron entre cuatro en un pajar de la calle Zañartu. Ahora está en el hospital. (…) – ¡Y ustedes! ¡Para qué están ustedes! –bramó ella, increpando al uniformado-. ¡Tomando que se lo pasan, tomando, tomando en vez de defender a los pobres! (…) - ¡Y usté, vieja de porquería!..., y usté… ¿qué quería que hiciéramos…?”8 Este relato de por sí conmovedor, nos deja varios elementos para el análisis, como por ejemplo: “¡Para que están ustedes!” nos expresa cómo el autor a través de Verónica –la madre de Lucinda- increpa a los carabineros, y nos muestra una imagen lapidaria de los carabineros. Este punto se reafirma con la otra frase, muchísimo más dura respecto a la anterior: “tomando en vez de defender a los pobres”. Esta acusación recrimina directamente el actuar de carabineros, recreando automáticamente una relación antagónica entre los pobres y los carabineros. Ya en el último tópico de análisis de esta obra: “Iglesia y religión”, la obra de Castro se torna confusa, puesto que

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Ibíd. págs. 66-67. ~ 17 ~


es difícil distinguir contra quien tiene conflicto o con quien tiene simpatías: con la religión o la iglesia. Respecto la iglesia, como institución, ésta es representada en el colegio católico al que asiste Roberto: “Un día, el hermano Antonio –así se llamaba nuestro profesor- me puso a un lado mientras pasaba la revista de aseo. (…) Vino a mí con el puntero a la espalda y me ordenó que levantara los brazos. Cuando hube cumplido la orden, me introdujo la punta del puntero por entre las hilachas del codo y me cosquilleó el sobaco. –Miren, miren a éste –dijo con el más festivo de sus tonos. Y luego a mí-: Hijo, pues si ya vas pareciendo un colador con tanto agujero. Vuélvete.”9 Pero las humillaciones a las que se vio perjudicado el pobre muchacho, no terminaron ahí… En ese sentido, Castro hace hincapié en el acto discriminatorio del sacerdote católico: “Comprendí que deseaba exhibir ante la sala los parches de mis pantalones y me atraqué a la muralla. (…) Me prometí interiormente no someterme a la humillación aunque me matara a golpes. (…) Entonces me cogió por los hombros, y, a pesar de mis pataleos me presentó de espaldas a mis compañeros. (…) -¿Qué clase de madre tienes que no se ocupa de ti? Vas a decirle que eres alumno del Instituto Marista, ¿entiendes?, y que al Instituto se viene como persona decente y no como un gandul cualquiera. ¡Hala, a tu puesto y que te sirva de lección!”10 Concluida la humillación a la que fue objeto el joven Roberto, Castro concluye con el más sutil de los sarcasmos: 9

Ibíd. pág. 121. Ídem.

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“Yo fui a sentarme y por entre las manos unidas con que cubría mis lágrimas y mi vergüenza lo escuché comenzar la clase: -Hablaremos hoy día de las virtudes teologales…”11 La crueldad a la que fue víctima Roberto, es complementada con una serie de palabras que agudizan la situación, tales como “dijo con el más festivo de los tonos”, “¿qué clase de madre tienes (…)?”, “Instituto Marista”, “gandul cualquiera”, “que te sirva de lección” y “virtudes teologales”. Las torturas psicológicas y tratos traumáticos son relacionados con la Iglesia y la religión, pero lo curioso es que los conflictos que tiene el autor son con la Iglesia, pero no con dios. Sin lugar a dudas, el contraste que realiza Castro entre el maltrato y las “virtudes teologales” deja entrever –como ya he expuesto- el sarcasmo y la postura crítica de Castro. La última categoría “política y gobierno”, es donde hay mayor sutileza por parte del autor, y para identificar esta categoría hay que relacionar y vincular su vida personal, el trayecto del relato y la vida del autor. Sin considerar estos tres puntos, se puede dar a lugar diversas interpretaciones. En el relato, Roberto Lagos concurre a la casa de su amigo Edilberto, que proviene de una casa acomodada, representantes de la oligarquía de comienzos de siglo. Esta escena posee dos situaciones sutiles de análisis, por un lado: “Por fin se terminaron los dulces y Edilberto me convidó a su cuarto. (…) Adentro estaban los tesoros de mi amigo: aviones, cornetas, locomotoras, soldados, cañones, grúas (…) Edilberto no me dejaba tranquilo 11

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mandando y disponiéndolo todo (…) Quería ser el jefe y el director de todo.”12 Si bien es cierto, la cita anterior nos habla de un juego de niños, la diferencia entre clases sociales se hace evidente. ¿O tal vez era un simple juego de niños? Eso se puede apreciar más adelante en la novela. Concluidos los juegos, los niños (Edilberto y Roberto) van a comer junto con el resto de la familia de Edilberto, y en plena comida: “-¿Saben? -dijo de repente- Roberto sabe recitar y lo hace muy bien. Los caballeros, que hablaban de política y negocios (…)”13 Más allá de la mera conversación de sobremesa sobre política, la intencionalidad del autor se torna más evidente siguiendo con el relato, el cual nos entrega información que podemos complementar: “Terminé [de recitar] con la sensación de haber estado gritando solo en medio de la calle, como un “canuto” de los que se paran en las esquinas. (…) Los dos caballeros continuaron hablando de ministerios y otras cosas graves. (…) Cuando ya iba a sentarme, el tío Eduardo me llamó con un gesto de su dedo índice y sin dejar su conversación me puso en la mano una moneda de peso.”14 Sumando todo lo que hemos expuesto, perfectamente podemos plantear varias cosas: 1.- las diferencias socioeconómicas estaban ligadas a las diferencias en las relaciones de poder (un niño “mandonea”, el otro obedece, o al menos debe hacer eso); 2.- Las discusiones de sobremesa abordaban temas políticos de interés 12

Ibíd. págs. 136-137. Ibíd. pág. 139. 14 Ibíd. pág. 140. 13

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nacional, y lo más probable es que la familia de Edilberto tuviese cargos en la administración del Estado; 3.- y lo último, es el trato que recibe Roberto por parte del familiar de Edilberto, y la limosna que le entrega, aparte de ser una ofensa (al menos desde la visión de Roberto), revela el trato hacia una persona de un estrato socioeconómico –evidentemente- bajo, expresado en un cierto paternalismo. En conjunto, la obra de Castro -mezcla entre biografía y novela- esconde una profunda crítica social hacia el abuso de autoridad, la oligarquía, la violencia, los vicios y el rol de la iglesia en la educación. En otras palabras, una crítica a la sociedad chilena. Más allá del exilio: Eugenio González, el socialista relegado Eugenio González Rojas, al igual que Castro fue un escritor promisorio, pero la suerte fue distinta a la del escritor rancagüino, porque en el caso de González Rojas dejó la poesía y la prosa por la política, pero más aún, por la vida académica. Como dijera Óscar Waiss en variadas ocasiones “Que Eugenio González se haya retirado de la política no me extraña, porque era melancólico y abúlico (…)”15 En efecto, González Rojas es más bien conocido por sus aportes en la política y más aún, en la Academia que en las letras, de las cuales posee una breve colección pero no por ello, menos importante. Eugenio González Rojas sale a la palestra pública cuando junto a su amigo –de toda la vida- Óscar Schnake les toca afrontar la misión de dirigir la FECh durante los años veinte (1922), la cual Schnake deja a las semanas, 15

Ponce, Pedro. Óscar Schnake. Comienzos del socialismo chileno (1933-1942). Documentas. Santiago, 1994. pág. 142. ~ 21 ~


por lo que González tuvo que afrontar la misión casi solo. En ésos tiempos, donde circulaba la revista “Claridad”, habían diversas posiciones en pugna entre los estudiantes universitarios: los cercanos a la revolución rusa y el comunismo, y los cercanos al anarquismo y a las posiciones libertarias. González perteneció al último sector, aunque la historia nos demostró que con el paso de los años adoptó una posición conciliadora, más cercana a la primera posición, consagrando en el “Programa del 47”, el humanismo marxista. Debido a su oposición a la dictadura de Ibáñez, es que González fue relegado a la isla de “Mas Afuera” el año 1928 junto a delincuentes comunes, presos políticos, asesinos, violadores y vagabundos. El libro que analizaremos en este capítulo, se llama Mas Afuera. En él, González en un estilo ameno y poético narra sus desventuras, y recrea la situación de recluso en la isla, como también las situaciones diarias que les toca vivir a los conscriptos. Dicho libro podemos clasificarlo como un libro de clara connotación social al hablar sobre la precariedad, la prostitución, la promiscuidad, la violencia social, conflictos familiares, matrimoniales, etc. El tópico en que se enmarca el libro es “pobreza y conflictos sociales”. A pesar de ser una obra breve, ella exhibe temáticas que hasta el día de hoy pueden ser temas tabú como la homosexualidad. Prueba de ello, es cuando llega el “Perpetuo” a la isla. González nos relata: ~ 22 ~


“Aquella noche, nadie ignoró en la cuadra que “El Perpetuo” poseía inagotable docilidad para ciertos actos muy estimados por aquellos ex hombres. Garrapata, Cachincoa y otros que lo conocían desde el Puerto, dieron detalles, relataron anécdotas, y terminaron por confesar que ellos mismos habían usufructuado, más de una vez, en momentos propicios de las prisiones, de la complacencia enfermiza que, junto a su figura ridícula, hacía popular al Perpetuo en los barrios sórdidos de Valparaíso”16 El “Perpetuo” era precedido por su fama, no sólo de bandolero, sino, como pudimos apreciar en la anterior cita, de estar abierto a relaciones homosexuales. Pero las descripciones no se quedan sólo ahí, más bien González consagra el capítulo VII a las desventuras de tan simpático personaje: “-No hay más que ofertarle algo. Dice siempre que sí. Está acostumbrado- aseguraban con cinismo”17 Esta insólita revelación sobre la disposición del Perpetuo, se pone a prueba más adelante: “A medianoche sintió que alguien lo sacudía. Despertó. Era su vecino, Cachincoa. (…) Oye, Perpetuo, ¿quieres? –le dijo Cachincoa, con un temblor de avidez en la voz susurrante. Molesto, volvió a tenderse, diciendo en tono de fastidio, soñoliento: -Déjame tranquilo, no seas pesado… Cachincoa insistió, apremiante, sacudiéndolo con brusquedad: -Dime que sí, Perpetuo. Mañana te regalaré una camisa. ¿Quieres? –No quiero nadacontestó de [sic.] mal, humor el idiota. Déjame dormir. Ahora ya no me gusta eso. –Entonces, ándate a la misma… -terminó, contrariado, Cachincoa, volviéndose 16 17

González, Eugenio. Mas Afuera. LOM. Santiago. 1997. pág. 49. Ídem. ~ 23 ~


a su camastro. Como estaba excitado, se entregó a ensueños lúbricos (…)”18 Esta situación de por sí tensa, nos da cuenta de las tendencias sexuales de ciertos reclusos, evidenciadas a través de las proposiciones sexuales. El torpe hombrecillo es víctima de acoso sexual, aunque él lo haya visto como una propuesta insistente y molesta. El clímax de la historia del despistado, concluye con un paseo que realiza Cachincoa con sus amigos, evidentemente, el Perpetuo no podía faltar, fue invitado a la que se transformará en una orgía. Ya los muchachos en el agua, esperaban a un Perpetuo un tanto esquivo con el agua, debido a la fría temperatura. Definitivamente, el estulto no sabe lo que le deparará: “Miró a los otros y también los notó perturbados, anhelantes. Una ola oscura, inmunda, los empujaba, los vencía. Raíces de sueños incumplidos, residuos de anhelos sin forma (…) Y, precisamente, en ese minuto caótico, “El Perpetuo” que no se decidía meterse en el agua, riendo como de costumbre, rascándose las axilas, se aproximó a ellos. Entre los tres lo tomaron y lo derrumbaron sobre el suelo rocoso… (…) Repuestos de su paroxismo, vueltos en sí, los cuatro se vistieron de nuevo y marcharon de regreso”19 Esta insólita situación es relatada sin caer en el morbo, pero independiente de eso, centrándonos en el acto en sí, la presumible violación no fue tal, ya que al parecer hubo un consentimiento, que se pone de manifiesto al final del párrafo: “A mitad del camino, las conversaciones y las risas surgieron otra vez como si nada hubiera sucedido. “El 18 19

Ibíd. pág. 50. Ibíd. pág. 54 ~ 24 ~


Perpetuo” pensando en los regalos que le harían, masticaba con fruición su eterno mendrugo.” 20 Pasando a otro tópico dentro de la misma categoría “pobreza y conflictos sociales”, tenemos la historia del “Chinito”. El Chinito era un joven que había sido relegado por cometer el delito de asesinato. Su historia es bastante trágica, como también, carente de animosidad como el mismo protagonista. Su padre, Yut Sen, un comerciante de la Pampa, sigiloso y tranquilo se une en sagrado vínculo con una provinciana buscavidas llamada Ofelia Contreras, la cual quiere más el dinero que a Yut Sen mismo, en el cual ve una oportunidad de ascender económicamente. El desprecio que tiene Ofelia por Yut Sen, tanto su forma de ser como de vivir se acrecienta con el nacimiento de su hijo: Juan Bautista. Pero la vida de pampa súbitamente tiene un revés, ya que fallece Yut Sen. Es ahí donde la historia torna un giro dramático, con todo lo que ello conlleva: violencia, pasión, desencanto, depresión, y todos los sentimientos que puedan brotar de los vicios y la mala vida. Lo anterior se pone en marcha no sólo con la muerte de Yut Sen, sino con el ingreso a escena de Joaquín, un antiguo amante. González relata las vicisitudes del joven Joaquín, el “chinito”, y como su hogar, más que hogar, parece infierno: “(…) El Chinito, como le decían los otros niños del pueblo, silencioso como su padre, detrás del mostrador o deslizándose por la casa, sin hacer ruido, amarillo y

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sigiloso. Acabó por odiarlo y lo golpeaba con cualquier pretexto, como si él castigase su pasado.”21 La violencia de la cual era víctima el joven Juan, fue haciéndose costumbre, sin razón aparente, más que el resentimiento materno hacia su vida frustrada. Pero no sólo era violentado “El Chinito”, en su casa todos tocaban por igual: “Aunque cada día se sentía más amarrada a Joaquín y se humillaba hasta lo indecible para complacerlo, éste la golpeaba en sus frecuentes borracheras y le iba gastando el dinero. “Es mi hombre y me pega porque me quiere” – pensaba, consolándose, después de esas agrias y vinosas escenas de las que salía con los párpados amoratados y las costillas hundidas.”22 Pero en la casa del “Chinito” no todo era violencia, al pequeño le tocó presenciar escenas patéticas: “Escondido detrás de los hacinamientos de sacos y de barriles, presenciaba las disputas entre Joaquín y su madre. Otras veces, le tocaba ser testigo de rudas escenas de lujuria entre el amante alcohólico que llegaba husmeando el placer y la hembra sumisa que se le entregaba en cualquier sitio, con apasionamiento gemebundo”23 Joaquín, el galán y prohombre de Ofelia era todo lo contrario a Yut Sen: sedentario y vicioso. El dinero recaudado por el difunto fue gastado entre Ofelia y su amante en bebidas alcohólicas y malos hábitos, por lo cual era evidente una crisis económica. Producto de esto, Ofelia se vio en la obligación de vender el almacén, y se

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Ibíd. pág. 56. Ídem. 23 Ídem. 22

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trasladaron de sitio, del norte regresaron al sur, y la vida no volvió a ser feliz. González narra con una prosa delicada un problema social en boga: la migración interprovincial, de quien Ofelia es su representante e imagen. Miles de campesinos se trasladan de los campos o pueblos al norte, en busca de sueños de riqueza a manos de la extracción de minerales, y a Santiago, la capital, en busca de una mejor vida. Tristemente, esto no fue siempre así, tal cual lo demuestra este mismo capítulo dentro del libro de González. Su radicación en el puerto no fue garantía de que mejoraran desde el punto de vista económico, y al parecer, tampoco doméstico. Ofelia cayó a la botella, Joaquín volvió después de ausentarse, pero “El Chinito” ya no era un niño -al menos para ésa época ya no-, poseía 16 años y guardaba dentro de sí, el rencor y la violencia, bajo una careta de apacible estoicismo, o tal vez, cinismo e indiferencia. La prosa de González, a veces refinada en el relato, a veces vulgar en los detalles, hace gala de la más clara influencia del realismo literario, y deja bastante poco a la imaginación, salvo en las ocasiones, donde describir ciertas escenas, sería morboso. En ese sentido, el autor juega con astucia, y más allá de verter sus opiniones como autor explícitamente, el libro habla por sí mismo, y los protagonistas del libro cuentan la historia, su historia. El cénit de la triste historia de “El Chinito” concluye en fatalidad. Joaquín no queda impune de sus actos, por lo que al volver el agresor, en busca de venganza por un ~ 27 ~


desagravio anterior, “El Chinito” responde, ya no como niño, sino como adulto, y así es como lo relata González: “-Aquí me tienes, perra de m… -vociferó, abalanzándose sobre Ofelia y golpeándola rudamente en la cara. (…) El Chinito permaneció paralizado, atónito, pero se rehízo pronto y se lanzó contra Joaquín, cegado de furia, de una furia vieja que rezumaba a través del olvido y del tiempo. (…) De improviso, Joaquín consiguió coger del cuello al Chinito y comenzó a ahogarlo. (…) sus manos flojas buscaban tras de sí un apoyo. Sobre la mesa, tropezaron con un cuchillo. Con un resto de energía desesperada lo empuñó y lo clavó en el cuerpo (…)”24 Esta dramática escena de violencia que concluye con la muerte de Joaquín, desencadena, aún más, la decadencia del “Chinito” y su ingreso oficial a la vida delictual. Cae en la cárcel, y su madre, envejecida por los años, los vicios, los sufrimientos y la patética vida que lleva sobre sí misma, visita devotamente a su hijo, semana a semana, hasta que un día ella decide volver al norte, y promete enviarle dinero a su hijo, intentando volver a su vida pasada, en la pampa solitaria. Dicha promesa queda en el recuerdo, ya que dos años después de la última despedida madre-hijo, el “Chinito” se entera del fallecimiento de su progenitora en plena calle, “acurrucada en un escaño”, tal vez cansada de pedir limosnas bajo el frío inclemente del viejo puerto. Ya fuera de la cárcel, el “Chinito” se volvió parte del hampa, y su reincidencia estaba a la vuelta de la esquina. Es así que sorprendido en plena faena, “fue enviado a Más Afuera con un selecto grupo de vagos y pungas de la capital.”25. 24 25

Ibíd. pág. 59. Ibíd. pág. 61. ~ 28 ~


Estas dos historias –la del Perpetuo y la del Chinito- son bastante ilustrativas, y pertenecen a un corpus diverso dentro del libro “Mas Afuera” de Eugenio González. Cada una de las historias parece representar los puntos negros de la situación social de Chile a comienzos de siglo XX, y nos muestra a la isla de “Mas Afuera” como un lugar en donde las almas desdichadas y viciosas van a purgar sus culpas, cuan infierno de Dante. Conclusiones Finalizando el estudio, podemos realizar una serie de consideraciones respecto a estas dos obras, y sus respectivos autores: Lo primero, es que si bien es cierto, tanto González como Castro tenían una vida militante, no lo reflejaron en sus escritos, tal vez de forma tácita, pero no de forma explícita como si lo hicieron José Santos González Vera (anarquista) y Pablo Neruda (comunista). Esto llama poderosísimamente la atención teniendo en consideración que las temáticas abordadas por ambos autores, dieron pie a hacer una crítica al sistema económico, político y social –que efectivamente hicieron-, y con ello, exhibir sus propias ideologías como respuesta. Lo segundo, a pesar de que no exhibieron sus propias ideologías, si hay una crítica social profunda, pero ésta ha sido adornada bajo un relato ameno, crudo a veces, sarcástico otras, y a modo de recuerdo, es decir, el/los protagonista/s relatan sus vivencias como un recuerdo, cargado de nostalgia, pena y melancolía. Lo que sí queda claro, es la visión antioligárquica y anticlerical de la sociedad. ~ 29 ~


Lo tercero, en ambas obras hay una crítica a los problemas sociales más patentes en la primera mitad de siglo XX y que se desprenden de la precariedad y la pobreza: la violencia física y verbal, el alcoholismo, los delitos sexuales, entre otros. El caso de Castro, su libro –por cierto más extenso que el de González- posee dos partes, y ellas cambian de temática. Por una parte está el alcoholismo, la violencia física, verbal y sexual; la segunda parte la discriminación y todos defectos que de ella se decantan. En cambio, la obra de González, posee numerosas historias, cada una de ellas en un capítulo, en un estilo similar a Sub Terra de Baldomero Lillo con su realismo social, y que casualmente, ambos se inspiraron en sus propias experiencias: Lillo en Lota, y González relegado en Mas Afuera. Sin perjuicio de las diversas historias que se relatan en cada capítulo, no pierden en absoluto la unidad de la idea del libro en general. Lo cuarto, evidentemente, tanto González como Castro ven con negatividad la realidad que tienen al frente, y sus libros son protestas silenciosas. Ya que exponen las vicisitudes a las que se ve enfrentado los sectores bajos de la sociedad chilena. En el caso de Castro, éste critica a la iglesia como institución: alejada de los valores cristianos, violenta y elitista; y expone la política de su tiempo a través de la familia de Edilberto: clasista y paternalista. Sin embargo, en el caso de González, a pesar de ser más activo políticamente que Castro, y más aún, teniendo razones para lanzar dardos al sistema político, ya que su estadía en Mas Afuera se debió a su oposición a Ibáñez, no hizo comentario alguno, o al menos no explícito. Su obra se centró exclusivamente en los conflictos sociales ~ 30 ~


de los reclusos, que sin embargo traían tras de sí, desde los tiempos anteriores a su relegación. Lo último, ambas obras están escritas con muchísima sensibilidad, y exponen de forma cruda su entorno. Ambos se caracterizan por exhibir un realismo social, y cada relato es contado por sus propios protagonistas, adornando la historia con sus pensamientos, miedos y pasiones. Es así que ambas obras merecen ocupar un lugar en la literatura y en la historia, ya que muestran ser objeto y sujeto de investigación histórica de la realidad social del Chile de comienzos del siglo XX.

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ALCOHOL Y LITERATURA. UN ANÁLISIS A LAS OBRAS DE MANUEL ROJAS, ÓSCAR CASTRO Y GONZÁLEZ VERA Introducción La literatura chilena posee grandes exponentes que, con su maestría nos han recreado pasajes, muchas veces inasequibles para el historiador en su empeño de interpretar la vida cotidiana. Porque, casi nadie escribe para el historiador, ni el funcionario diplomático, ni el encargado de las cuentas, ni tampoco, el pueblo escribe sobre sus cotidianeidades como un ejercicio colectivo y permanente, bajo un ejercicio consciente de que un historiador tomará lo escrito y hará una investigación. Ahí radica la importancia de quienes sí realizan el valiosísimo ejercicio de escribir sobre la cotidianeidad, sobre lo corriente, sobre lo diario, porque ello nos acerca a comprender de mejor forma tiempos pretéritos. Bajo ésa intención, se ubica la tendencia realista en la literatura chilena, que buscaba describir pasajes y realidades que le eran cercanas o cotidianas al escritor, eso sí, con un fin eminentemente artístico. Exponentes de esta literatura hay muchos, aunque sobresalen unos pocos, tales como Gabriela Mistral, Alberto Blest Gana, Baldomero Lillo y otros escritores de profuso trabajo literario. Pero bajo ésta tendencia literaria, ¿podremos saber cómo se entretenían las personas durante la primera mitad de siglo XX?, ¿cuáles eran los espacios de sociabilidad, no sólo de la élite, sino del pueblo?, e inclusive algo más específico pero más cotidiano aún, ¿cuál era la relación que tenían los chilenos con el alcohol?: ¿Un simple ~ 32 ~


brebaje ligado al ocio y a la sociabilidad o un opio para el pueblo, desencadenante de la perdición de los vicios?. A pesar de la multiplicidad de influencias literarias, consideramos que Óscar Castro, Manuel Rojas y José Santos González Vera cumplen los requisitos de describir su época, a través de personajes y paisajes magistralmente descritos. Siendo cercanos al realismo literario. Además, ellos poseen más características que nos son muy útiles, tales como sus historias personales que estuvieron directamente relacionadas con la miseria, el conventillo, la bohemia literaria, etc. Debido a que ellos pertenecieron a los sectores más miserables de la sociedad. Por lo que, quien más que ellos para desentramar la vida cotidiana de los sectores populares. Con lo mencionado, se entiende claramente cuáles eran los móviles de sus composiciones literarias, y también el estilo o escuela a la que adscribían, la cual se caracterizaba por describir lo cotidiano, como un verdadero diario, con gran complejidad en la descripción de sus personajes, y la capacidad de recrear paisajes y contornos, que tienen la constante de pertenecer a los sectores populares, y desenvolverse en los barrios, si es que no, conventillos. Es así que, plantearemos como hipótesis de trabajo que las obras literarias de los escritores mencionados habrían tenido una visión negativa del alcohol, al cual habrían vinculado con los flagelos de la sociedad, tales como la prostitución, la delincuencia, la violencia, en definitiva, los vicios. En gran parte, consideramos que es fundamental la afiliación ácrata de los tres autores, quienes influidos por el anarquismo habrían justificado su visión negativa del alcohol como vía de escape de la realidad, como medio de embrutecimuento, ya lo decía Piotr Kropotkin: ~ 33 ~


“(Refiriéndose al ser humano) Tal se embriaga y embrutece cada día porque busca en el vino la excitación nerviosa que no encuentra en su organismo.” 26 Sin embargo nos enfrentamos a un desafío, puesto que la literatura posee como una de sus principales características la ficción. Es decir, el autor no pretende relatarnos las cosas tal cual las ve con nombre y apellido –como pudiese pasar en un informe de ingresos económicos, un tratado, o una crónica-, sino, inventa personajes y situaciones, pero aquí es donde tenemos un punto a nuestro favor, ya que a pesar de la ficción argumental, el escritor no basa sus obras en la nada, sobre todo la escuela superrealista o realista. Por lo que para trabajar eficazmente dicho tipo de fuentes, es necesario realizar un análisis de contenido que consista en el estudio analítico del contenido de las obras literarias, vinculándolas con el contexto histórico, reforzándolo con el uso de bibliografía especializada. Así también, será necesario para llevar a cabo nuestro estudio, el análisis de las biografías de los autores, para así comprender sus motivaciones y experiencias que nos permitan comprender y estudiar mejor sus obras, ya que poseen un marcado tinte autobiográfico, lo que nos permite acercarnos directamente a las realidades que vivieron. Para partir nuestra investigación, es muy necesario analizar la cuestión social, y el desarrollo del consumo de alcohol durante el período. La razón que subyace este análisis, se debe a que existe una vinculación entre el consumo y la crisis económica, y ésta a su vez, nos permite estudiar el alcohol desde el punto de vista del consumo –y todo lo que esto acarrea-, puesto que al 26

Kropotkin, Piotr. La moral anarquista y otros escritos. Terramar. La Plata, 2008. pág. 22. ~ 34 ~


haber más consumo, hay más ventas, y por ende, mayor producción, lo que nos lleva a pensar de que al haber mayor consumo, hay mayor cantidad de personas en estado de ebriedad, menor autocontrol, y por ende, mayor índice de delincuencia y violencia. Ya introduciéndonos en la “cuestión social” propiamente tal, ésta tiene diversas explicaciones, lo que ha dado paso a numerosos historiadores que dan su interpretación del período, siendo los principales Cristián Gazmuri27 y Sergio Grez28. Pero hay un relativo consenso entre los historiadores, en señalar como una de las principales causas de la crisis -aparte de una debacle económica- la migración campo-ciudad, lo que a su vez, dicho proceso migratorio da paso al surgimiento de los conventillos y villas miseria, al no poder Santiago abastecer habitacionalmente a los nuevos habitantes provenientes de provincia, lo que conllevó a un crecimiento desmesurado de la ciudad, dando paso al crecimiento de zonas periféricas. Pero dicho proceso migratorio-urbanístico-demográfico, no se dio lugar exclusivamente en la capital, sino también se fue replicando en diversas ciudades con cierto peso económico, que las hicieran más atractivas a los habitantes de pueblo o fundo que no tenían fuentes de empleo, y si es que los tenían, estaban brutalmente precarizados. En ese sentido, las ciudades grandes o en proceso de crecimiento (Concepción, Valparaíso, etc.) o dentro de un área económica estratégica, tales como las ciudades mineras (Sewell, Rancagua, Antofagasta, etc.) fueron fruto de inmigración campesina, y por ende, de un crecimiento urbano forzado. 27

Gazmuri, Cristián. El Chile del centenario, los ensayistas de la crisis. Instituto de Historia, PUC. Santiago, 2001. 28 Grez, Sergio. La “cuestión social” en Chile. Ideas y debates precursores (1804-1902). DIBAM. Santiago, 1995. ~ 35 ~


Como ya mencioné, al no existir una capacidad de recepción, desde todos los puntos de vista (sanitarios, habitacionales, sociales, etc.), el crecimiento estuvo directamente relacionado con la precariedad, y la marginación, ya que al no haber donde construir en las zonas céntricas de las ciudades, éstas situaron a los inmigrantes en la periferia. Esta calidad de “periférico” conllevó muchas cosas, entre ellas, el difícil acceso a todos los beneficios de vivir en ciudad, tales como viviente, educación salud, y principalmente, seguridad, por lo que la delincuencia y los vicios estaban al acecho. Pero nuestros escritores no estuvieron ajenos a dicha realidad, que en muchos casos, les tocó el rigor dela injusticia, de la miseria, de la violencia social, ante la cual, la escritura fue un arma de denuncia, tal vez consciente, tal vez inconsciente, pero que sin lugar a dudas, son testimonios vivos, que por mucha técnica y arte, revelan el Chile de la primera mitad del siglo XX. Ya lo decía el célebre Alone en el prólogo a la obra magna de Óscar Castro La vida simplemente: “Curioso tríptico Cuando era muchacho, Hijo de ladrón, La vida simplemente; burilado el uno con punta del más agudo acero, el otro pintado a largas y generosas pinceladas, rico en claroscuros sugerentes, en perfiles irónicos, inolvidables; el último áspero, duro, resistente, por momentos, feroz de realidad; tres expresiones análogas, aunque de valor desigual, suficientes para una cosecha de muchos años.”29 Es por eso, siguiendo el consejo del crítico literario Alone, analizaremos la relación de la literatura y el alcohol de la mano de Cuando era muchacho de González 29

Castro, Óscar. La vida simplemente. Editorial del Pacífico. Santiago, 1980. pág. 11. ~ 36 ~


Vera, Hijo de ladrón de Manuel Rojas, y La vida simplemente de Óscar Castro. González Vera y la calle San Diego: la cantina y la vida bohemia José Santos González Vera, o como él se hacía llamar “González Vera”, nació en 1987 (y falleció en 1970) en San Francisco del Monte, aunque su lugar de nacimiento, como también fecha, son aproximados por lo difusa que fue la información sobre su nacimiento. Como él mismo ha sindicado, el pueblito Alhué, fue su cuna y sitio de sus primeros recuerdos. A dicha localidad, González Vera le dedicó su primer libro: Alhué. Tuvo diversos oficios y trabajó en muchísimas partes, desde zapatero, recolector de boletos de tranvía hasta funcionario de la Universidad de Chile, en donde recibió el Premio Nacional de Literatura en 1950. Ya radicado en Santiago, vivió en la calle San Diego, conocida por la bohemia, los teatros, las librerías, y como no, los bares, que se plagaban de artistas, escritores, funcionarios, y trabajadores en general. Su militancia era ácrata, es decir, adhería al anarquismo, y desde muy temprana edad, por o que se hace necesaria la pregunta ¿el anarquismo habría condicionado su visión sobre el alcohol? La pregunta no deja de ser necesaria, puesto que el anarquismo tenía una visión peyorativa sobre el alcohol y cualquier tipo de vicios por considerarse “herramientas de la burguesía” para alienar al proletariado. Para despejar estas interrogantes, trabajaremos una de sus obras más representativas, y que inclusive, es una especie de autobiografía: Cuando era muchacho. ~ 37 ~


Ya en el prólogo escrito por Ernesto Montenegro tenemos la primera mención al alcohol, al cual une indisolublemente al conventillo: “El personaje central de la historia vive en un conventillo, en sociedad inescapable con borrachines”30. Pues bien, esta forma jocosa de referirse a personas en estado de ebriedad, pareciera matizar lo que realmente implica el alcoholismo, a lo cual podemos inferir, se refiere el escritor. Pero existe también una vinculación del alcohol, y por consiguiente, del exceso en la ingesta de dicho tipo de bebidas con la violencia y el crimen, pero lo particular es el móvil que señala el escritor, ¿cuál habrá sido la motivación del criminal en potencia?: “Soler llegó una noche muy ofuscado, sin saludar. Se fué(sic) derecho a su taller y extrajo un formón larguísimo. Habló con violencia de un amigo que lo abandonó después de haber bebido en su compañía la tarde entera. Soler no podía tolerar tan atroz ofensa y, armado del horrible formón, partió a vengarse.”31 El intento de crimen, se quedó en eso. El hispano ebrio al no encontrar al infame que lo cometió la insolencia de dejarlo bebiendo solo, al día siguiente prosiguió su trabajo con el más irreverente silencio. Pero la aparición del alcohol no estuvo sólo presente en los conventillos y pueblos, sino también en ambientes o situaciones de camaradería. La calle San Diego ubicada en Santiago, como ya hemos mencionado, acogió a numerosos artísticas, ya que ésta calle era el epicentro

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González Vera, José Santos. Cuando era muchacho. Nascimento. Santiago, 1956. pág. 9. Ibíd. pág. 27. ~ 38 ~


cultural del Santiago de primera mitad de siglo XX, pero no de la “alta cultura”, sino de la bohemia más rancia. Dicho sector que estaba circunscrito a dicha calle, no sólo dio lugar a teatros y pensiones que acogieron a connotados escritores, sino también a sedes partidarias, ateneos obreros y centros culturales, en su mayoría, anarquistas. Por lo que podemos inferir de González Vera, la situación fue distinta, ya que no está la presencia del borracho violento, sino más bien, el vino está presente como trago para compartir en una conversación, o en reunión: “Me senté a la mesa con dos partisantes, nos servimos lentejas en conserva y sendos vasos de vino, que era agua.”32. González Vera se refiere a una reunión de la cual él participa. Pero ésta tiene una connotación especial, ya que es una reunión política de un centro obrero ácrata, y no es en absoluto oculto la crítica que tienen los anarquistas y libertarios al alcohol, sin embargo, González Vera sólo refiere en ésta oportunidad como algo secundario, algo propio o natural de una instancia social. No deja de ser anecdótico que en dicha reunión el escritor conoció a Manuel Rojas. Pero la mención al alcohol también tiene tintes melancólicos, tal vez como una vía de escape para los personajes, los que sin necesidad de embriagarse, abren y comparten sus pensamientos y reflexiones: “Nicolás Navarrete daba martillazos fortísimos, como si golpeara la cabeza de un odiado enemigo. (…) Al anochecer solía pedirme que le acompañara a un bar de 32

Ibíd. pág. 123. ~ 39 ~


la vecindad. Detrás del mostrador atendía una mujer grande, sonrosada; aunque opulenta, garrida. Navarrete librábase allí de su abatimiento, decía: -¿Usted, madama, qué desea servirse?. Ella bebía un sorbo de licor dulce (…).”33 Indudablemente, el escritor refiere no sólo al uso social del alcohol, sino ¿por qué no decirlo? a un uso relacionado con el des estrés, el desahogo. Más claro nos deja González Vera al final del minirelato: “Al alejarse, Navarrete veía, sin gusto, en la otra punta del mostrador, al marido [de la madama], más alto que los bebedores, platicar risueño, infundiendo salud, confiado, y empezaba a decirme que el mundo estaba mal hecho, sin dejar, naturalmente, de vigilar con sus ojos los movimientos de la madama.”34 Con nostalgia, y un ambiente melancólico, la situación concreta de Navarrete se une a los miles de relatos de González Vera hace sobre la calle San Diego. Manuel Rojas, de puerto en puerto: delincuencia y alcohol Manuel Rojas tuvo una vida de aventura, si es que puede denominarse así. Vivió en muchas ciudad, en efecto nació en Argentina –pese a que sus padres eran chilenos, y pasó un buen tiempo en Mendoza. Pero más allá de lo anecdótico, no deja de ser menor lo que nos dice Pablo Lacoste: “Mendoza, la gran capital vitivinícola argentina (…)”35. Hijo de ladrón, su obra más laureada es una mezcla de autobiografía, y radiografía certera del ladronzuelo 33

Ibíd. págs. 166-167. Ibíd. pág. 167. 35 Lacoste, Pablo. El vino del inmigrante. Consejo Empresario Mendocino. Mendoza, 2003. pág. 15 ~ 40 ~ 34


corriente, del joven que emigra a Chile a temprana edad, y que su vida estuvo condicionada por el “oficio” de su padre: la delincuencia. ¿Estará presente el alcohol?, pues claro. Dicho brebaje no es más que la compañía o el destino ineludible (el alcoholismo) de la desesperación: “¿Qué pasa? La herida se ha abierto, ha aparecido y podrá desaparecer o permanecer y prosperar; si desaparece, será llamada cansancio o neurastenia; si permanece y prospera, tendrá otros nombres y podrá llevarte al desorden o al vicio; al alcoholismo, por ejemplo, al juego, a las mujerzuelas o al suicidio.”36 El dolor tiene como uno de sus principales anestesias el alcohol, y por consiguiente el alcoholismo, estado en el cual ya el ser humano se pierde de sí mismo, se embrutece. He aquí una clara influencia de Kropotkin, el cual acusaba al alcohol como vía para evadir la realidad, para mitigar el dolor. Pero no sólo en situaciones emocionalmente tristes, el escritor vincula lo vincula con el alcohol, prueba de ello es como el alcohol es sindicado como un elixir que contribuye o lleva a los hombres a la valentía irracional, aquella fruto de la excitación, de la desmesura: “Aquella noche los hombres, excitados primero por el motín y luego por el alcohol, salían de las cantinas a la calle, a alta presión, llevándose todo por delante y dejando escapar tremendas palabras. ¡Que se han creído estos policías tales por cuales! ¡Abajo los verdugos del pueblo!”37.

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Rojas, Manuel. Hijo de ladrón. Zig-Zag. Santiago, 1964. pág. 93. Ibíd. pág. 119. ~ 41 ~


Jóvenes ladronzuelos, trabajadores exhaustos, personas miserables se destrababan de su opresión diaria, producto de un ambiente en crisis económica –como la del crack del 29’-, que a pesar de durar concretamente 4 o 5 años, tuvo consecuencias en el largo plazo, que ya venían acarreadas desde el siglo XIX. Las condiciones económicas de los trabajadores, del proletariado permanecían en la más absoluta precariedad. Pero el alcoholismo como mal hereditario, no supo de crisis económicas ni religiosas, ya que como nos dice Rojas en su libro: “… Pero no le faltará plata para el vino.” 38. crueles palabras proferidas por un almacenero a un desempleado que buscaba desesperado dinero para poder comer, y comprar medicamentos a su hijo recién enfermo. Irracionalidad, tónica constante que acompaña o define la visión de Manuel Rojas sobre el alcohol y el alcoholismo. Esto queda bien claro cuando la policía toma presos a varios hombres por disturbios en la vía pública: “Los guapos eran decenas: el alcohol llenaba a los hombres de una euforia incontenible y de un valor irreflexivo que les hacía despreciar la comisaría, los palos, los sables, los caballos y sus jinetes.” 39. La violencia, más bien social, que claramente está retratada en este libro es recíproca. La altanería y bravuconería era respondida con represión, y cárcel, muchas veces acompañado de apremios físicos. Aunque por más que se desarrollase una batalla o gresca mayor producto del alcohol, el escritor siempre dejó paso a la comedia irreverente: 38 39

Ibíd. pág. 110. Ibíd. pág. 120. ~ 42 ~


“Tres o cuatro invitaciones y luego la suspensión o la noche de calabozo.- No estoy ebrio, mi teniente – aseguraba el infeliz, que apenas podía abrir los ojos. – Échame el aliento. El oficial retrocedía, casi desmayándose. -¡Al calabozo, caramba! ¡Vienes más borracho que un piojo!”40. Óscar Castro y el oro rojo: alcohol y prostíbulos. Óscar Castro es quizás uno de los escritores más promisorios, pero de –triste- efímera existencia. La estrechez económica condicionó su vida, inclusive, aunque tuviese un empleo profesional. Nació en Rancagua el año 1910 (y falleció el año 1947), ciudad en la que funda el grupo literario Los inútiles. En dicha ciudad, trabaja como bibliotecario y profesor de castellano del Liceo de hombres, en donde fundaría posteriormente el Liceo nocturno de Rancagua. Las compañías mineras dominaban la ciudad, y por consiguiente, ésta estaba condicionada económicamente por dicha área productiva. Tanto los trabajadores de las mineras vivían en Rancagua, o simplemente pasaban por la ciudad en busca de relajo, y por qué no decirlo, una dosis de mujeres y alcohol. Es este el ambiente en donde crece Óscar, el cual permeó su vida y su obra literaria, marcándola a fuego. Prueba de ello, es una de sus obras cumbres, titulada La vida simplemente, novela que procederemos a estudiar. Hablar de ésta novela, no se puede dejar a un lado el ambiente en el cual se desenvuelve la primera parte, y que condiciona la segunda: “La casa del farol azul”, nombre que adquiere por el prostíbulo en el que gira

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Ibíd. pág. 119. ~ 43 ~


dicha historia, llena de amores no correspondidos, violencia, drama, tristeza, dulzura, y alcohol. Sin mencionar explícitamente Rancagua –pero que igual podemos inferir que se refiere a dicha ciudad-, su relato se torna universal. Obreros que regresan temporalmente a sus casas después de la faena, o los solteros “bajan” a la ciudad en busca de alcohol y mujeres. Ya lo menciona Castro al inicio de la obra: “El tren de los mineros pita tres veces cuando las primeras casas del pueblo surgen en la distancia. (…) Surge la mujer con un hijo esmirriado en los brazos, y por frente a sus ojos van cruzando los pequeños vagones con las ventanillas taponadas de rostros duros y curtidos. (…) La vieja Linda es amiga de los mineros. Allí llegan todos, ansiosos de vino y mujeres, tras pasarse ocho o diez meses en los socavones amargos de humo y tinieblas.”41 Es éste el ambiente en el que se desenvuelve la obra, el minero, el barrial, el prostíbulo y el alcohol, cuya asociación es permanente. “En la esquina estaban mis amigos. Los invité rumbosamente a echar un trago en la cantina del viejo Panchote. Bebimos chicha dulce que al cabo de un rato nos hacía reír sin motivo. (…) Yo sonreía y los miraba por encima del hombro mientras aguardaba que me dieran el vuelto, limpiándome la boca con el dorso de la mano, como lo hacía el Diente de Oro.”42 Pintoresca recreación de una situación de amistad, la que sin embargo no deja de llamar la atención por la edad de los jóvenes a los que refiere el escritor. Todos bordean los diez años. El alcoholismo infantil, que en aquellos 41 42

Castro, Óscar. La vida simplemente. Editorial del Pacífico. Santiago, 1980. págs. 15, 17. Ibíd. pág. 37. ~ 44 ~


años era algo normal, aunque no siempre aceptado se nos muestra como fruto de la imitación. En efecto, el “Diente de oro” que no era más que un minero que bajaba por temporadas al prostíbulo de “la vieja Linda” era la figura paterna ausente, era el héroe. Sin embargo éste héroe que estuvo metido en cuanta gresca o pelea había, pasa a ser un ícono de hombría. Es así que una vez más el alcohol se vincula con la delincuencia, inclusive el expresidente dr. Salvador Allende en su tesis para optar al título de Médico Cirujano publicada en 1933 nos dice: “El alcoholismo es, pues, un problema social de capital importancia, y es en resguardo de esa misma sociedad, por cuyas garantías se debe velar, lo que nos obliga a considerar al alcohólico como un enfermo. (…) Recordemos una frase muy significativa de un escritor que dice así: ‘El Alcohol es un amigo generoso de la criminalidad’.”43 En efecto, no nos debería sorprender entonces cuando Castro refiere brevemente a la pandilla del joven Roberto (el protagonista del libro): “(…) ahora que el Chucurro es un minero grande, maldiciente y hosco; ahora que el Tululo está en la cárcel, esperando un indulto quimérico que venga a salvarlo del fusilamiento; ahora que sobre la tierra ocupada por el Saucino hay una cruz en que apenas se divisa esta inscripción LUIS OFRESINO SOTO. 44 NASIÓ(sic) EL 21-VII-1900. MURIÓ EL 11-IV-1927.” . Ya nos menciona Óscar Castro como fallece Saucino. La sífilis tradujo su vida en un infierno, ante lo cual, se 43

Allende, Salvador. Higiene mental y delincuencia. ChileAmérica-CESOC. Santiago, 2005. pág. 26. 44 Castro, Óscar. Op. Cit., pág. 32. ~ 45 ~


lanzó estrepitosamente a la línea del tren para calmar su dolor. Claros y bien definidos son los personajes de la obra, la cual es una pincelada de la miseria del bajo pueblo, y como en definitiva su medio ambiente económico, social y sanitario influye en sus vidas posteriores. Ya lo planteaba Salvador Allende en su tesis de pregrado, en la cual expone que los factores socio-económicos influyen en la conducta social de los individuos haciéndolos proclives a la criminalidad. He aquí el panorama que nos ofrece Castro sobre el alcohol. Conclusiones La literatura chilena está fuertemente condicionada por su contexto social y político. Prueba de ello es el marcado carácter denunciante de sus obras, las cuales nos permiten conocer la realidad que no ha sido codificada, ni tampoco salvaguardada en documentos oficiales. En ello, la presencia del alcohol es cuasi natural, algo muy propio de la actividad social, aunque como hemos podido ver, posee diversas connotaciones que nos hace matizar la visión canónica que se tiene sobre el alcohol asociándolo muchas veces, ligeramente, con el exceso de consumo que lleva al alcoholismo, y también la presencia de la violencia, algo que tampoco está alejado de la realidad. Es así que podemos dejar por establecido que efectivamente el alcohol está íntimamente relacionado con el exceso y abuso por parte de éste, generalmente en los sectores más desposeídos, y en los ambientes más miserables. También es necesario mencionar la ~ 46 ~


presencia del alcohol en los ambientes más tristes, patéticos y melancólicos por los que se desenvuelve el ser humano, como puede ser la depresión, la simple tristeza y la frustración ante una situación concreta, o simplemente la vida. Algo que comparten claramente los tres escritores. Es por aquello que podemos plantear que la visión peyorativa del alcohol, el cual está asociado a los bajos instintos del ser humano, podría estar vinculado a la militancia anarquista de los escritores, puesto que el discurso que enarbolaban los ácratas respecto al alcohol, como ya hemos mencionado, es la vinculación a todos los males que hacen del obrero un autómata, un alienado. Pero en donde se menciona en un tono distinto el alcohol es en la obra de González Vera, que a pesar de situar la bebida alcohólica, concretamente el vino en las situaciones descritas, las vincula con la reunión social, y política, en la cual, no hace referencia a ningún consumo excesivo –embriaguez- por parte de los personajes mencionados. El ambiente trágico en el cual está inmerso el pueblo, que es el gran protagonista de las obras de los escritores mencionados, tiene explicación en la cuestión social sin lugar a dudas, y ella nos mostró todos los flagelos a los que está sometido el ser humano, en donde el alcohol es parte importante de ellos, como puede ser la violencia intra-familiar, el asesinato, el robo, etc. la violencia y el crimen en sí. Aunque como ya hemos referido, estas obras nos han permitido matizar, sin perjuicio del ambiente negativo en el cual está presente el alcohol. Y como éste parece ser requisito sine qua non para la sociabilidad chilena de principios de siglo, y cómo el exceso y abuso de éste, crea consecuencias que no sólo afectan al alcohólico, sino también a su entorno. ~ 47 ~


CONSIDERACIONES FINALES A lo largo de estos dos trabajos se ha podido exponer de forma sucinta la relación entre historia-políticaliteratura. La primera como disciplina, la segunda como objeto de estudio y espacio común, y la tercera como fuente. Efectivamente, la literatura ha diversificado y complementado el estudio de la historia, brecha abierta desde los aportes de la escuela de los annales en adelante y como no mencionar a Pierre Bordieu-, que han ido más allá del uso de fuentes “oficiales” –o canónicas-, como los archivos estatales o militares, utilizando en su lugar, o como complemento, el uso de fuentes demográficas, económicas, literarias, iconográficas, musicales, y un amplia gama de recursos y documentos, que nos permiten comprender el pasado. Independiente de aquello, para el estudio de la historia nacional, el uso de la literatura resulta insoslayable. Más aún, el estudio del siglo XX en el país, puesto que la preocupación creativa y hasta ideológica de las corrientes predominantes en la literatura nacional durante aquel siglo era la exposición, e inclusive, denuncia de la realidad social, económica y política, las contradicciones en el desarrollo chileno, la desigualdad de clases sociales, y el carácter de la violencia social que imperaba en el país. Sin embargo, los anarquistas no fueron los únicos, ni tampoco la izquierda fue la exclusiva tendencia en exponer la realidad económico-social chilena, aunque evidentemente, las ideologías de izquierda mostraron especial preocupación por las condiciones del proletariado, mientras los escritores ligados a la ~ 48 ~


aristocracia, mostraban la vida palaciega y burguesa de sus pares, las preocupaciones inherentes a su clase, exponiendo su ideologĂ­a, y evidenciado como la clase dominante lee a quienes no pertenecer a su cĂ­rculo, al otro.

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BIBLIOGRAFÍA Allende, Salvador. Higiene mental ChileAmérica-CESOC. Santiago, 2005.

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delincuencia.

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ÍNDICE

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Literatos, política e historia

Dos trabajos históricos sobre la literatura y la historia política y social chilena del siglo XX de Diego Venegas se terminó de imprimir en el mes de marzo del 2017 en los talleres de editorial Opalina Factoría

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Los libros de la editorial opalina factoría SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicación, delicadeza y amor

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