Bitácora de un viaje ontológico / Enrique de Santiago

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Bitรกcora de un viaje ontolรณgico

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Bitácora de un viaje ontológico Enrique de Santiago Nº de Inscripción del registro de Propiedad Intelectual: 288579 Opalina Cartonera 2018 Imagen de portada: Enrique de Santiago Imágenes del interior: Enrique de Santiago Diseño y diagramación a cargo de Juan Canales Impreso en Laguna Verde-Valparíso, Chile por Opalina Cartonera Primera edición

“Colección Recolección” Contacto autor: artedeenrique@yahoo.es Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas- 3.0 Unported

Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor


Bitรกcora de un viaje ontolรณgico



Féola mai inayeafiñ meullen kurëf * (Ahora voy a seguir en los vientos torbellinos) Es pertinente que el ser humano se adentre sin dogmas en el abierto universo de las posibilidades -verdades oprimidas o apócrifas- o en los derroteros de lo prohibido, pues es allí precisamente, en esa geografía donde subyace el vellocino que contiene la clave de la sabiduría, entonces no hay excusas, ni atoradas esclusas que no permitan adquirir el flujo que mana de los efluvios multi-dimensionales que insuflan el alma, porque allí se puede encontrar de manera más potente ese poder invisible que surge en el crisol de la otredad, y es cuando aparece esa imagen reservada sólo al espíritu, en su momento pleno de misterios y belleza. La incredulidad en el ser humano, lo ciega y lo aleja del eikon manifestado, que tiene su origen primigenio a partir del logos, que siempre es una fracción en la obra, entonces, reconocer y buscar una mayor porción, comienza con un largo entrenamiento que se sostiene en el acto de observar en demasía lo que conocemos como la contemplación. Hábito que se ha ido perdiendo a medida que nos acercamos a nuestro tiempo. Hace muchos siglos, el ser humano vivía en mayor


correspondencia con los poderes mágicos e invisibles, inserto en una cultura holística y en armonía con las potestades del Uno. Con los siglos fuimos perdiendo ese don, ausencia que se hace crónica con la llegada de la separación dualista entre res cogitans y res extensa. Mi acción poética está basada en el Uno, en lo indivisible, así las palabras adquieren una multiformidad, que las torna más profundas, mas cóncavas y más convexas, pues así las he visto, y así deben ser expuestas. Estas no sólo están compuestas de líneas o formas, sino que hay algo invisible que le es y no le es propio, y en estos versos hay una superposición de esos elementos que realizan la tarea simbólica de dilucidar sus proporciones fenomenológica. Así dejo que ella se exprese por sí misma, que dialogue desde su propia hermenéutica, con su propia paráfrasis ontológica y con la mudez estruendosa que la rodea, en una y mil alegorías o ninguna -cuando lo alegórico no está contenido en lo calificable y reconocible- donde todo es tan real precisamente por no serlo.

(*) Idioma mapudungún

Enrique de Santiago, marzo del 2018



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La rendición no alimenta mi estadía ni la de las herméticas fauces en medio del espanto, aquí estoy aplacando el dolor del sendero rozando mis dedos escarlatas esperando por la tierra prometida en las paredes que albergarán nuestra divinidad eterna y las miserias pasajeras que convocan nuestras naturalezas. Cada forma distinta habla de lo iguales que somos dentro del cosmos incesante y los viajes temporales acuñan las cifras del mañana abiertas como un libro con mis impresiones fugaces en un plano infinito contenedoras del todo que las rodea pues soy esponja de los humedales atómicos en tiempos difíciles, sin calendario que los anuncie sólo con formas dispersas en el éter.


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Todo el aire sabe de la existencia eso lo aprendió de los crisoles tempranos cuando renovó con sus alas la tardía y alta mañana aplacando a los siguientes fósiles de la lista que aguardaban tras la muerte la lechosa renovación de la marea vital, bajo la aurora exacta. Culpan las llagas a sus cuchillos como adivinos que acusan precipitaciones desde lo alto de la cumbre montados sobre una esfera pero no son las gotas por si solas las que convocarán las germinaciones sino los convenios hechos antes del principio y después de que todo duerma.


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Cada ola trae el vacío piezas insomnes que no se aproximan sueños en perenne espera perros que ladran a mis pasos y joyas que no miran los ojos serpentinos. En la medida de lo imposible trato de incorporarme en los páramos celestiales más aún cuando la tierra solana se extravía porque pierde su rumbo y me encaramo invisiblemente opaco en medio de las miríadas de visiones de los que ralentizan su agonía ya que frecuento los lugares tristes donde se tocan canciones alegres esas hechas muy lejos de los pasillos del congreso con seres que volverán al trabajo para ser útiles a intereses ajenos contrarios y reñidos con las buenas costumbres de la fotosíntesis.


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Y vi la bestia surgir desde el miasma dijo un no tan ilustre congresista tenía dientes de bestia y aspecto de C3 o D2 llevaba drogas en forma de ovoides y su pelo hirsuto no se sacudía con el viento. Y Surgieron cárceles construidas lejos de la precordillera pues la santidad tenía simpatías hacia el mármol y recorría las calles bien pavimentadas acechando sin ojos. Apenas habíamos salido de la ciudad sentíamos el placer de sentirnos abortados mientras las espiras desplegaban sus secretos en el horizonte anacarado y en cada instante se incubaba una aproximación solar que me alejaba de aquel plástico neotestamentario con instrucciones en cinco idiomas y garantías de pólizas renovables.


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Líneas, lluvia de líneas, millones de ellas clavan su registro sobre la materia desde el ornitorrinco obcecado en su forma hasta la piedra inerte que reposa en la abrigada explanada en ese día en que surgiera el movimiento cuando la luz moldeaba su presencia y antes de conocer su geometría con los ojos precipitados de un geómetra.



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Cada celda del infinito tenía su propio patrón de verticalidad y horizontalidad, desde el cuarto con su pequeña ventana se colaban las inmedibles hazañas las que dejaron los dígitos divinos a la espera de este momento como un guión que se aproxima del anterior misterio. No puedo hablar de luciérnagas en invierno ya que estas se oscurecen en la matriz inoculada pues las ninfas tienen dones guardados para el estío cuando revienta tu arquitectura, es cuando veo tus pechos que lucen distintos frente al calor que se precipita desde el cielo.


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La decimonónica belleza, revienta lejos de las esquinas alumbradas con el artificio pues frecuento los ángulos invisibles esos de las intersecciones verdaderas las no halladas en los hitos arcanos y me baño en las llamas vernáculares en la apacible génesis de una nebulosa madre de tus pasos catapultados hacia las mesas oferentes que adormecen el dolor un día viernes. Y despiertas un día en un tránsito que inexorablemente vendrá aullando como en la palidez que habita en las usinas que se sacuden de la mezquindad mientras en cada ronda tomas palco del origen.


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Hoy desayuné sin ganas de ajustarme la corbata y deseo hacerle el quite a la rutina subterránea deseo sacar el cuerpo a mis obligaciones contractuales y vagar por la zona prohibida donde cada hora carcome el verbo y la oferta preparada se enfría presa de las bacterias. Junto dinero cada día, poseso por la urgente necesidad de habitar cerca de alguna geografía sanadora y no debo estar en este grisáceo cúmulo de trampas perpendiculares así que tomo el bus obcecadamente atendiendo el amor de las espirales y es cuando cada voluta traspasa mi carne amarga que se corrompe tras una promesa.



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Un hombre vuela en círculos en el bosque inhalando a raudales el certero elemento que diligente acelerará la oxidación de su cuerpo y ese afortunado alado toma de la persistente verdad el destino cierto que sellará su compromiso y todo el soporte terráqueo llamará en su hora despertando al barquero para que lo lleve al punto que da comienzo a la hora que se ría de sus deudos. Solo sí dejo de escribir caeré muerto pero así seré poseedor de los pasajes inmutables un precio alto para cómo están los días que corren con noches alprazolámicas que atan mis alas ante tamaña tragedia y no queda otra opción de que tiendas tus brazos, en señal de proximidad y salves mi nave muscular.


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Ante la inevitable llegada del fuego ese que viene del palacio anticipo mi rictus ocular que me obliga a delatar tantas fauces que ahogan el ascenso del perfume vegetal. Contrario es el que llega del mar ígneo de mis ancestros ese que me sana y libera los portentos líticos así con sólo unos cuantos pasos podré saltar al colmado vacío cuando llegue el fin del apego a la cáscara inútilmente desplegada para contener el lastre de las hostias y las dimensiones de la separación. Entonces busco el valor tras horas de visitar las vitrinas (las que acentúan la inequidad) y cubro con poesía los pozos donde caen los cadáveres metálicos de corazones malgastados como un último acto de justicia ante tanta muchedumbre no vidente.


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En un sitio no hallado hay un viejo pergamino imaginado que no fue escrito por ningún sabio en un desesperado intento de no decir lo indecible como aquella palabra ácima que inmóvil se aproxima a los apócrifos ojos silentes del agorero imperturbable ese que se mece en la raíz del relámpago y que lee los signos inexistentes pues el vacío contiene en su justa medida la pócima y el conjuro del que se inquieta en el paradero y busca una salida razonable. Soy el hombre que cuando niño no se vio en esta realidad impensada como falsa prospección de un aula amarga para contribuir al fin de la fotosíntesis tras el despliegue de la acida caricia que borra la osamenta vegetal que levantó y expandió sus mórulas.


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Así, ella agoniza fuera de las paredes de su morada y aquel bono de productividad anestesia su mustia cavidad espiritual mientras un reducto postrero intenta enmendar el rumbo equivoco lanzando un alarido desde su noche pero abrigada sobre su fe desoye el altar del rayo sin atender sus urgentes gestiones eólicas oponiendo con su cóncavo frenesí las láminas de muerte impresa que surgen de los caducos ciclos. . Ese día asomaste como tantos otros en aquella hora de la conspiración del cemento esa que carece de reflejos y que absorbe la figura de tus pasos.


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Siempre se sostiene el mal del mismo punto que frecuentas a manera de colapsos oblicuos en el deambular incesante que se aproxima al ritmo que provocan las hormigas amazónicas entonces despierto de entre la nada y reconozco un sabor que se filtra desde el espasmo entonces cojo la carpeta que contiene información del secuestro del día y cierro mis ojos con mi boca amarga asomado al precipicio de la esfera y en un acto inútil recuerdo tus ojos que me sanan.


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Subo por la corriente de los antiguos dólmenes ya que persigo las sombra pétreas del olvido sin ninguna razón mundana pues la pobreza no me desacomoda y no me importa lo que piensan ya que estoy al borde de la locura y asumo el sendero de las esferas desapegándome de la cartografía del colmillo desde el algoritmo del lirio entonces mis cuentas y cálculos calzan y los profundos ojos rozan las promesas cretácicas cuando estas palabras no están escritas para nadie están hechas para cuando no haya nada y estoy cansado de proferir nudos grises que no se conjugan con el entendimiento y su paso inubicable desde el punto de vista de los consensuados y de vez en cuando juego boletos de azar para salvar mi atuendo y mi destino portando el inoportuno abrigo que provoca el miedo.


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Con desenfreno del giro elíptico las moléculas se reagrupan en cada ciclo para dar fe del cumplimiento de cada historia así como en millones de años buscan el mejor diseño como yo busco para mí la viñeta más apropiada para mi ingrávida niñez donde se alza la elástica y desmembrada zona de los milagros y a nadie le importa que arrastre hasta estos días mi vieja y liviana carga que en todo caso permite sacudir lo que otros no logran toponimia del sendero con sus usos enmohecidos perpendiculares al despunte de las algas.



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A pesar de eso sigo atento el vaticinio que me conmovió en mi imberbe espacio. Atento a los avatares de mis congéneres sigo similar como en los años de porfías cuando las juveniles prendas despedían olores de combustibles. De aquellos compañeros muchos siguieron derroteros conducentes a poltronas binarias pero yo mantengo el ojo ávido hacia las derivas oníricas preso del agradable transito al igual que las medusas y similar a mi inquieta figura camino a tu casa.


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Para el pueblo pan y circo y algo en pequeñas dosis de esperanzas quimérica con cúmulos de sonrisas disfrazadas y gomina que es como piel de ovejas. La forma de las semillas ahueca el humus de la tierra fértil y sólo las buenas sementeras auspician las brisas futuras portadoras de conciencia. Lejos de las calles pavimentadas se promete una aproximación necesaria y urgente que lave los hemisferios raídos donde el pegamento periférico anuda el cerrojo de las escamas esperando atento por sus señales.


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Dióxido apretándose sobre mi cabeza emulsiones citadinas escapando hacia los océanos cuando callado contemplo la flama disuelta en la espuma del olvido solo sueños dispersos quedan sobre el alquitrán delitescencia fomentada desde el palacio con sus plagas que horadan las almas dejando ánimas que brotan de las casas y de las cunetas mala muerte multiplicada en comunas enteras, y amnesia que cuelga de las antenas. Tuve la formula en mis manos pero el ayer ya no vuelve.


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Pastelero a tus pasteles, poeta a tu poesía carabinero a tu carabina mientras lustra sus botas que contienen evocaciones de camisas negras yo hago lo propio con estos versos que a estas alturas no son buenos pero al menos son palabras insumisas y a todo esto el dictador fallece dejando culpas sobre los que desfilan y una dura tarea a los gusanos mientras muero dejando pinturas que no animan las revoluciones solo el acto de poco alcance de provocar la mía propia única y equidistante de lo imposible ya que nada ha contribuido pues las ojivas son demasiadas, así como demasiadas las fuerzas malgastadas tanto así que frecuentas las vitrinas sin pudor.


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La vida es redonda, como los casquetes polares, como los anillos de Saturno, que en nada aportan al sistema judicial pero que importa, es solo para decir que la panacea no existe y no existirá mientras existan los mostradores ya que la verdad está en una playa y en cada uno de los granos de arena ya que como es arriba es abajo y en la elocuencia que aterriza una medusa herida de muerte tras las nocturnas mareas que abrazan el roquerío escarlata que a la postre se convertirán también en arena en el interminable ir y venir de partículas y soles intercambiables.


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Aunque permanezcas en la inútil muchedumbre de espejos en apariencia no sirves si no conoces las oraciones óseas para arrebatar el néctar de la otredad así pues arrastras las plumas pesadas del parto filoso e inoportuno en tiempos inexactos donde se alumbra esa impertinencia pasajera que dejó pasos con registros hoscos y extemporáneos por lo cual las ecuaciones no se justifican sobre un ser dividido y frágil ya que cuando tomen curso estas palabras sobre su propósito ausente estaré ya durante varios lustros así sea.


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Y así sea la mañana, la que acuda a envolver los dolores y los sinsabores después del humo. La memoria deja por momentos el pesado envoltorio y sabe que pertenece al conjunto de extensiones flameantes desde donde claman el cánido y las verticales condiciones que arrebatan pasos hundidos en el fango y que al mirarlas atentamente reflejan su generosa horizontalidad. Nadie cubre los cadáveres dispersos, para eso están los recolectores de la noche esos que toman de las secuencias frenéticas del oscuro alumbrado en la hora necesaria.


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Cuidado con la flor marchita, que reaparece en los ojos de los ciervos, ya que campean por doquier los enemigos del tallo aproximado quienes les entregan bajo cuerdas las armas ungidas en la altura para ser usadas en tu contra. El titiritero, perdió el control sobre los hilos y en su descuido liberó de culpas al traficante de ambrosías y ya nadie duda que no llegarán al cadalso al igual que los secuestradores que arrebatan los vestidos de la ira de los campos sonámbulos y perfectos cúmplase entonces por oficio con pantomimas en forma de proyecto de ley.


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Raptada está la oportunidad que te merecías y la lluvia empapa las flores primaverales en forma de aranceles y levantadas de la oscuridad abisal. Gasto tu derecho en papel bond dice el político y gracias por vuestra cooperación. Escribo eufórico escribo para el cúmplase la sentencia aquella que me obliga a desplegar la profundidad del caos que cohabita con mi inocente ubicuidad y aproximo todo lo que contengo hacia esta hoguera en forma de blancos papeles oportunos.


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Arderán mis dichas y felicidades en la pira funeraria o quizás en esta suerte de purificación auto-inquisitiva ya que los purpurados exigen mi fragmentación ante la amenaza que represento mientras hablo de la curva del dragón a pesar de que nadie escucha. Sobre la poesía, digo que no soy poeta más bien soy un misántropo quien desordena de vez en cuando la aritmética del silencio pues eso sí práctico la soledad iridiscente junto con la matemática de los sinsabores de otra forma esto no es nada más que la pretensión de presentarlo ornamentado ya que siento placer por cada cosa que les incomoda.


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Saltar desde la cómoda posición, la que no contiene exvotos ni penitencias, saltar o sostenerme desde mi calle que arrebata las promesas extendidas en noches plagadas de adorables vaticinios pero no es ni lo uno ni lo otro. Hay actos de arrepentimiento salpicados de arrebatos momentáneos cuando se teme a las deserciones entonces el recuerdo se torna crisálida y se aparta de los tristes deberes cuando callas en lo profundo y consumida la noche sobre el follaje elevas sones de aedos vegetales bajando a las sumergidas galerías mientras mantienes la respiración y las invisibles pupilas alertas exhalan preguntas sombrías y quisieras una aparente confesión de esas que guardan su sagrado ocultamiento pero esto no es lo uno ni lo otro.


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Solo escribí, para mirarme atento, donde confluyen las memorias de aspecto prístino así clavé mi olvido como colmillos de crótalos en la noche para cuando las lágrimas subían en los techos desde el rostro inamovible. No puedo aproximarme a tu manera de hacer poesía entonces abandono mis intentos por esta noche fracasando por enésima vez en la posibilidad de tomar algo del pozo que ocultas.


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Capturé mi alma extraviada esa lúgubre mañana y el otro día trajo la verdad de mi sempiterno vacío sin lápidas ni epitafios solo la honda huella que deja la ausencia en un espacio, o en la anchura de la nada y después se escuchó un ahogo como el badajo que cesa en la tarea buscando su centro indesmentible.



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Mi ansiedad cubre de espasmos las semanas solitarias con su pretérito albedrío en una esquina de guerra pletórica de oquedades fugaces en la irrepetible valentía derrochada con el límite de la oscuridad y de la sombra con los edificios de los faroles que ya no acuden ni son pertinentes a la urgencia impuesta por lo que culpo al miasma circundante y a la caída de los soles cuando se argumenta entonces que los adquirimos con esfuerzo día tras día después de eternas caminatas a la hora del té mal que mal esos momentos llenan mi existencia y me obligan a proseguir a la página siguiente.


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Con treinta y cuatro historias a estas alturas manifiesto cierto cansancio y es la hora del reposo a pesar de que el alma te busca inagotable y ya que el público (elfos y ánimas) desaprueban el abandono entonces continúo con el intento aunque frágil me siento bajo las hojas como una momentánea asfixia pues se que transitas en los bares riendo y eso me resta fuerzas. Surjo mutado …..pero igual …. digo….cuando observo transparente mis distancias metacarpianas donde subyacen inscritas mis espirales antes de mi primera división celular.


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Los pasillos antediluvianos que te saludan nos conducen a caminos áridos que estrechan los cubículos para el descanso tras los vidrios empavonados donde los burócratas tejen los destinos tomando decisiones para no dañar medio punto bursátil entonces se escuchó un ahogo como el pulpito que cesa en la tarea y busca su origen nuevamente para atrapar la elegía primera. Voy de tumbo en tumbo y de tumba en tumba olfateando mi orgullo extraviado en esa noche y el día trajo la verdad del sempiterno vacío sin una muda promisoria solo la huella que deja un extravío que es el frío espacio en la anchura de la nada.


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Llevaré velas en mis zapatos y más hojas en blanco como lo eran estas para vaciar la tinta vernácula de la tierra ancestral y dirigir los caudales invisibles que empujan por asomarse. Soy un artista a la deriva quizás un vehículo como nos confesamos tiempo atrás en aquel nublado rincón de la fuente donde permaneces para cuando recojo las pócimas exactas y ese sosiego vacuo que se aproxima a mis antiguas alegrías donde falló antes el equívoco agorero.


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Succiono los piélagos ignotos, para estacionarlos a tus orilla futuras, adorable sofía. Heredo en tu nombre esta invaluable mercancía ya que sé que ella te instruirá diligentemente para cuando sepas que cerca de la punta de tus dedos nadan las ninfas exactas y sabré entonces que mis palabras fueron exitosas pues efímero es el concepto que te asalta desde los insectarios pero él lo recompensa con la verdad perpetua.



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Mientras caen los pétalos de la flor una galaxia es tragada completamente esos son los misterios fascinantes que nos trae éste útero celeste que se curva. Pregunta a los ángeles si mi dato es inexacto o indaga en el centro más lejano de tu pasado y verás lo escaso del alcance de mi discurso ya que me ha faltado el tiempo para ir más lejos pues me lo he llevado indagando sobre el hálito infinito donde he visto los océanos atómicos y sobre eso, algo es algo.


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Amas las transparencias de las alas de la libélula como yo amo el número de quien depositó la marca vital con ese algoritmo de soles diminutos en constelaciones nunca profanadas pues esa señal ligera baña el amor de los coleópteros donde todo se prodiga sobre la pétrea corteza con estas vidas que surgen y se apagan como rastros asomados y ocultos en obediencias a los planes astrales. Frente a ti hay una puerta que disminuye el ocaso a solo dos sonrisas de distancia.


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Extravié un silencio arrítmico en una frase cuando concurrí a preparar el día y acabé gastando mis zapatos esa noche buscando caricias por un buen precio así ciertas soluciones salinas se inyectan en mi brazo para aliviar los síntomas provocados tantas veces por los continuos sobregiros y perdidas memoriales por recurrir a los besos mortuorios de esquinas subyacentes queriéndome abastecerme de eclipses que ahogaran la silueta persistente de tu nombre como un dique en la vereda el cual cubre de ácidos los pasos de antaño para cuando corrijo el rumbo a casa.


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Tomo nota cada instante y a cada hora pues no pierdo detalle alguno de las placas tectónicas, en su pujante reacomodo mientras afuera todo el mundo delira. Tuve la mala idea de acechar mis temores por largos períodos, e invocando las armaduras equivocadas salté al ataque en reiteradas ocasiones y en cada una de ellas solté inerme las oraciones desde un globo perdiendo la oportunidad de asentar definitivamente y por exclusiva vez los parpados en los vergeles.


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Cada cierto tiempo llevaré flores a mi tumba y en el reposo maquillaré de éter mis ataúdes. Un búho con piernas de pantera llama a la sabiduría mientras el ofidio memorial montada sobre las inquietas extremidades felinas corrige el verso anterior ya que una de las palabras hablaba en singular sobre la libertad esa que te yergue sobre el áspero páramo pues la noche cauciona al gran gato que cubre con sigilo las largas cotas de su territorio. como el gusano atemporal ese anélido inoportuno que cursa las mareas electrónica donde el ave no clava su mirada.


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Y entonces el acertijo obsceno habla sobre un destino ignoto de los dominios donde solo tú sabes si eres un ser que corrompe tu carne o un tubo de tiempo en la explanada electromagnética (léase Einstein, el tiempo) Tuvimos las manos cómplices aunándose en el espacio que nos circunda, un prototipo para generaciones futuras que se rindió ante los fariseos y hoy la cuna luce vacía testificando a favor de los tiempos inviables donde los rosados pezones alertas maldicen la falta de ozono y los pálidos rostros como mudos menhires buscan respuestas urgentes cuando soñamos con tus encías desdentadas a pesar de la clorofila arrebatada y los sones de guerra aproximándose.


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Inspeccionaba los muros vacíos volando en círculos la polilla nocturnal que ya no atravesaba el aliento que tu erigías como antaño y sólo queda la oscura falta que llueve sobre la sabana acudiendo persistente a la absurda cita. Tomé con cuidado la copa que me anestesiaba y que aturdía mis desordenadas ideas y brindé contra el rito persistente de mis noches y mis plásticos pesados intentos reposaban dentro de mis ropas perdiendo del todo su antiguo sentido y esplendor sin ofrendas como antes sorpresivas y nerviosas como mi espera.


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El brebaje fuerte de la noche acumula su peso sobre mis párpados y ante todo surjo en la próxima mañana y atento ante toda injusticia ya que debí ser un joven mártir en las oscuras noches bajo los sables lo que hubiese sido un buen atajo para el viaje cierto que me aguarda y una noble excusa para no auxiliarte sin embargo el plomo esquivó mis entrañas dejándome grises lagrimas para el presente habrá eso sí, otras oportunidades quizás en una nebulosa parapetada en el centro del hurto cotidiano y transcurrida la resaca de esta botella blandiré mi esperanza en su defensa.


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Tomo impulso para saltar desde mi sombra y esta noche es la propicia con esta acto deseo abandonar mi estado producto de las circunstancias ya qué no encuentro otra manera más urgente y eficiente que esta y estarás también de acuerdo ya que mañana sorprenderé a mis parasimpáticos anhelos que desean emprender nuevas lides obviando la sinopsis de mi vida. Debo sin embargo aguardar que se tomen medidas precautorias para no dejar pendiente los tributos que demandan los actos de reencontrarse con la fe.


29 - El lugar era habitado por la saturada presencia del humo de las ansiedades. 30 - El ruido no dejaba distinguir el ruido, y afuera la calle, se tragaba las luces que surgĂ­an de las ventanas que nadie nota. 35 - Solo algunos pĂłrticos rompen


el espacio continuo de las fachadas. Los errantes reconocen cada fisura de sus almas, con sus correspondientes portafolios, que cargan de los archivos de la vida. 47 - Tantas vidas que no importan en las transacciones de sentimientos a diario, escuchamos sus historias, sin ponerles atenciรณn.


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Las pieles inoportunas se aferran a los también inoportunos espasmos y no profeso religión alguna por lo que soy rehén discreto de múltiples pérdidas de control pero a la vez soy un observador confiable a cambio poseo información privilegiada que es la que causa los espasmos las urnas del proscenio la traen para ocultarme de los ojos del público, los moralistas, mis acreedores de la infancia los políticos del consenso un lobista un payaso hipócrita un obispo un pederasta una go-go dancer un grupo de adolescentes un murciélago promiscuo y todos aquellos que abogan por el pago de los impuestos.


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Las humedades dormidas aguardan y la evidente distancia asusta a veces por lo que grabo éste manuscrito sobre mi piel a modo de bitácora en este viaje ontológico y jalo de mi solapa para así llevarme más adelante sin temor a estrellarme ni colisionar con el deseo y asumo que puedo morir o rodar por las escaleras pero vengo preparado pues llevo puesto traje de camuflaje el que servirá para ocultar mi cadáver por un tiempo de los rumores carroñeros. Me muevo en todas las direcciones, para sacudirme los átomos que no me pertenecen y entonces te llamo en falso para no congregar las diademas de una reina de belleza.


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Nada que decir………………………..

Nada.


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Fe de erratas

Donde dice “amor”, debe decir, además: pasión. Donde dice “mundos ignotos”, debe decir: lo que te rodea. Donde dice “muchedumbre”, debe decir: masiva agresión a nuestra intimidad. Donde dice “ingrávida”, debe decir: lógica magia que contienes. Donde dice “poeta”, debe decir: lustra-palabras. Donde dice “sempiterno”, debe decir: una porción del tiempo infinito. Donde dice “nada”, debe decir: todo.





Bitรกcora de un viaje ontolรณgico de Enrique de Santiago se terminรณ de imprimir en el mes de abril del 2018 en los talleres de Opalina Cartonera


Los libros de la editorial opalina Cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaciรณn, delicadeza y Carรกcter

V OP!





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