POEMARIO CAPITAL
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Eva Mallén Débia Oyarzún Segunda Edición Opalina Cartonera 2019 Diseño y diagramación a cargo de Juan Canales Impreso en Laguna Verde-Valparíso, Chile por Opalina Cartonera Primera edición
“Colección Recolección” Contacto autor: eva.debia@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas- 3.0 Unported
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POEMARIO CAPITAL
A mi compaĂąero de viajes, al Quijote de mi infancia, al cĂłmplice de mi madurez.
DE LA GULA…
“Soy tuyo entero, encadéname con sollozos y alimenta con besos golosos al animal feroz que elegiste por amo.” Pablo de Rokha
… Y LA TEMPLANZA “… ¿No consiste la templanza principalmente en obedecer a los que mandan y mandar ellos, en cambio, en sus apetitos de comida, bebida y placeres amorosos?” Platón
MEMORIA VIVA Extraño sentirte piel y sudor; hambre vital y latidos. Tus piernas contrayendo las mías en una pugna ansiosa, retorciendo suspiros ahogados y gimiéndote el alma en un abrazo. Asombro. Deleite. Delirio. Tu lengua y la mía, una sola. Tu pecho como agua de mares infinitos. Apetito insaciable de caricias, fusión absorta de sentir perfecto. Reclamo en propiedad todo tu aroma, dedos de escafandra, y las mareas de tu lengua ansiosa. Se quiebra mi cintura y se estremece, y tu espalda exquisita se rinde ante la urgencia de mis manos. En ti queda mi realidad de continente doblegado: océanos y playas, mis colinas y llanuras. Te llevas en un jadeo la última certeza y un estremecer de lava inunda esta memoria viva.
POLAROID Absorbo una imagen sin tiempo para vivirte eternidades en un parpadeo. Me bebo esta fotografía para guardarte y hallarte siempre, más allá de los relojes y la certeza de la muerte, después de los adioses, y antes del buenos días. De la mano de la seda y el nácar, del marfil y la plata, del fluir de río de tus venas, me detiene el silencio seductor y simple de contemplar tu esencia a través del tacto. Se me queda la Madre Tierra entre tus ojos: verde, amarilla, café, dorada... Me encandila inventar continentes nuevos en cada tris diamantino del eclipse mutuo. Le ofreces a mi mano tus latidos quedos, y me entregas las llaves de la sala blanca y tibia que aguarda tímida en el centro de tu pecho. Descubro que el tabaco, la madera y el café del primer beso disfrazaban el aroma de tu alma limpia, bullante de miel y menta.
Entiendo que ese espacio es el refugio de ti mismo, y te siento desnudo aun con ropa: por fin me dejas verte, e inmortalizo el instante antes que corras a vestirte‌ Me estremezco en el abrazo inmĂłvil y fundido, donde no queda tiempo, donde nos sobra espacio. Con mi Polaroid aun fresca en la mano, te miro y me sonrĂo nuevamente.
PARALELOS La paradoja del eterno retorno: ese regreso sin estar, estando. La presencia ausente, la búsqueda mutua en el vacío: certeza de una eternidad completa y otra más, viajando en el mismo paralelo. Sin tocarnos, caminamos de la mano. No nos vemos: para qué, si nos sabemos tanto... Sin hablarnos, nos decimos siempre, todo. Y así, la soledad transita acompañada: extraña certeza, serena, reconfortante. Reaparece sin tiempo la sonrisa escondida en el triángulo equilátero de aquella esquina de mi boca. Tú me piensas tanto como yo te recuerdo: eso es más que suficiente.
EL BANQUETE Dos miradas acechan sobre la mesa dispuesta: las ansias, el hambre voraz, el delicioso apetito del carnívoro por devoción más que por naturaleza. El menú no puede ser mejor; la cuota salina de sudor a raudales se mezcla sinuosamente con el deseo desbordado en la entrepierna. La dulce combinación de las salivas hace perfecta conjunción con el bouquet profundo del aroma esencial, ese que emana justo tras los lóbulos antes de un orgasmo. Todo lo anterior, decorado sutilmente por sutiles hebras de placer, empuñando sábanas y (a veces) cabellos del comensal contrario. … Para el postre, recomendamos servir bien caliente y deglutir con pausa; si no, se pega a la garganta, lechoso y desvanecido.
SILENCIO Necesito callar esta ciudad para oírte. Te me quedas pegado aquí en el pecho, silencioso y triste como la gravilla de las plazas, y mi porfiado balbucear de viento contaminado marchita la frescura de tus flores tempranas… Debo hallar la forma de apagar Santiago para reencontrarte, para hacerte llegar todos los besos y suspiros que hacen berrinche noche a noche junto a mi cama porque te extrañan tanto que insomnian insolentes el cansancio… Busco el modo de enmudecer el estruendo para contemplarte y volver a perderme en tus ojos de infinito, en esas pupilas tornasoles que sonríen y alimentan mi aliento… Tu congoja mata mi esperanza.
POESÍA Hay una condena no prescrita; cadenas de plata y fuego, instintivas, cáusticas, eternas, invisibles. Hay una sentencia silenciosa a amarse de por vida, pues por todos los caminos del mundo, seremos siempre juntos, poesía. Sentir de vida y muerte, de gratitudes cómplices, de respeto mutuo. De mirada tuya, de sonrisa mía. Abrazo contenido sin calendarios ni relojes. Palpitar profundo de mitología y guerras frías. Todas las copas del mundo serán pocas: tiembla Baco y se solazan las musas... Los sentidos no cambian a tu paso. Todo el silencio y la risa permanecen unidos
mientras sigas explotando, poesĂa.
MUNDO IDEAL En un mundo ideal no existen las distancias ni la ausencia; el tiempo se queda en un refrigerador junto al fragor de una copa, y la nostalgia duerme la siesta bajo un sauce. En un mundo ideal, un zapallo gigante nos sirve de casa y tenemos un jardín tan grande como el planeta. En un mundo ideal, la quebrá del ají es nuestro patio trasero, y la tierra regala al día siguiente lo que plantamos la noche anterior. En un mundo ideal no hay pasajes, ni despedidas, ni esperas, ni camas frías. En un mundo ideal no hay niuna lágrima, sólo la lluvia; el sol se queda pegado eterno en un atardecer multicolor y en un medio cielo la luna ilumina todo inventando senderos de plata. En un mundo ideal hay vertientes de vino y hamacas de dos plazas;
nunca hace demasiado frío y el calor no sofoca ni separa. En un mundo ideal siempre hay cigarros y café, los muros no tienen relojes ni calendarios sino cuadros vivos y ventanas, tantas ventanas... En un mundo ideal, cabemos sólo nosotros y toda la alegría de sabernos por fin frente a frente.
DÉJA VÙ La calle me trajo tu olor. Brisa traviesa que me traspasó el recuerdo, y me hizo sonreír con labios temblorosos. Me di vuelta para ver si estabas, como un instinto... pero la calle era desierta, salvo por esta vivaz memoria. Las luces mortecinas de Santiago anocheciendo me recordaron tantas horas gratas, como si un segundo traspasara el alma y el misterio de la distancia: siglos borrachos de sin/sentido, de voluptuoso afán con/sentido. Cuánta gratitud silenciosa te dejo en lejanía: pasó tu aroma sobre mí y dejé que me traspasara, para sentirme estatua atemporal, cómplice, sonriente. Dejé un beso volando en la brisa y seguí mi andar de pavimento, con un halo de suspiro satisfecho.
CORRECCIONES Un ladrillo con otro, y otro más. Una piedra, y un poquito de arena más el cemento. Hay que ponerle ventanas para que entre luz y un poco de aire, pero solo para eso. Hay que limpiar los escombros: hay que guardarse mucho, mucho. Hay que construir, juntando los errores en un saco, y arrojándolos al río. Pero antes, hay que inventariar las malas acciones y los pasos en falso. Frente a un papel en blanco y sin la autocompasión o la angustia mediante, poca tinta le queda al lápiz. Solo yo soy mi salvavidas; el problema es que me da por usarlo desinflado...
Ando buscando en alguna parte de mi alma un bombín. Sé que lo tengo guardado en alguna parte... ¡Es que tengo tanto cachureo acumulado!
COSTURERA Nadie por mí. Mis hilos todos embarrados en el piso; tuve que tomarlos luego para no seguirlos pisoteando. Sin opciones en la mesa aprendí a zurcirme sola: a puntadas cáusticas, a trastabillones. “La ropa sucia se lava en casa”. La carne contra la aguja, la sangre contra el metal, la lágrima contra el viento. Ningún pañuelo, ni gasa, ni seda ni abrazo. Pespuntes de costras y llagas vivas; bordado necrosado y pestilente. Nadie de mí, nadie conmigo. Entonces me comí hasta el hambre, lamiendo por instinto curativo y bebiendo esta sed a borbotones. Te vas. Te fuiste. Qué más.
Lo importante es que yo me quedo.
DE LUJURIA… “La lujuria merece tratarse con piedad y disculpa cuando se ejerce para aprender a amar”. Dante Alighieri
…Y CASTIDAD “No, no, repito, la castidad no es una virtud, no es más que una convención que tuvo su origen en un refinamiento del libertinaje.” Marqués de Sade
EXORCISMO FALLIDO Nix nos acompaña para velar con su divino manto el exorcismo de los súcubos despiertos en tu subconsciente al leer mis versos en trance, los mismos que como íncubos toman bríos en mis sueños. Prodigiosos dedos de serpiente: plumas afiebradas por mi espalda, que trocan el respiro en un susurro entrecortado. Y yo, desapegada de mi cuerpo, sumisa solo ahora por tu efecto embriagador concuerdo en tus silentes preguntas… ¿Dónde terminan tus piernas y empiezan las mías? ¿Será posible separar nuestros sudores de algún modo? Tú, no tú sino el más resuelto de los demonios; yo, no yo sino una pitonisa más de los oráculos nocturnos de Morfeo. Y así comienza la batalla impía, donde todo se torna borroso salvo tus dedos ágiles y tu lengua,
carne que decide dibujarme una silueta nueva. Los genios del deseo sonríen cómplices sobre los cuerpos agónicos, vencedores ante el fallido sortilegio.
LOS SUEÑOS ORGIÁSTICOS DE POMPEYA Hombre que sabe qué besar, y cómo hacerlo. Uno que sabe qué tocar, y en qué momento. Ser de magma que al socavar la ruta no pierde aliento; experto encantador de serpientes enquistadas en mi ombligo y bajo vientre. Una mirada basta: intifáloro soberbio que me obliga a implora misericordia, vuelta yo una Ménade más de su séquito adormecido. No me reconozco frente a su presencia… Pido en devoción, en trance pleno, que este maldito profite de mí a su antojo. Su mera existencia basta para desbocar ansias escondidas en un vibrar constante. Y mientras sueño, sonrío. Afuera queda el reproche, y es bienvenido en fiesta el antojo desmedido por tus manos gigantes, el hambre insana de tu boca incandescente, de tu lengua fresca y pulposa, del bailar de tus caderas.
Tan dormida estoy que he dejado de ser yo para ser una sacerdotisa orgiasta, que, pensando en la maravilla de sentirte un momento, despierta cual Vesubio ante Pompeya.
LA DERROTA DE MORFEO Se me acercó suavemente, por la espalda. Mezcla altiva de concreto y pluma, Morfeo comenzó su ritual de posesión con persistencia abrumadora, besando sinuosamente mis párpados y seduciendo el cuello exhausto y dolorido. Así me hallaba, entregando mi voluntad al placer del duermevela, servicial y solícita como una esclava más del nocturno amante. Una voz a la distancia, como de caricia sibilina, soltó los amarres del sopor liberando mis sentidos del yugo durmiente. La voz abofeteó al Divino y lo relega, en una brizna estival, a su plano etéreo e intangible. Voz oportuna, profunda, enigmática. Dispuesta en el momento justo para hundir a Morfeo en las profundidades del Erebo... La voz, esa voz magnífica… La voz del Fauno Sibarita, de apariencia inofensiva,
sigiloso, pero travieso, enérgico y siempre alerta, ése que exuda música... Aquel que me entrega sueños más gratos e intensos que el mismísimo Morfeo.
LOVE PARADE CON APOLO Volando desnuda en un sueño sepia distinguí en la rivera de un lago, bajo la sombra de un mañío, a un hombre dormido. La imagen era sublime; tanto, que detuvo el andar del mundo un instante sideral para apreciarlo. La perfección del torso desnudo amansó mi corcel de brisa. En un súbito vacío, No fui sino un ave de rapiña acechante, deseosa y hambrienta sobre el cuerpo perfecto. Justo antes de prenderlo para hacerlo mío, abrió los ojos… y me perdí, embelesada, en sus dos pupilas de cobre. Traté de hablar, pero su boca impetuosa y palpitante me quitó en un beso el aliento y la memoria. Quise rozar su espalda y dos brazos de hierro tomaron mis muñecas. En un abrazo mineral, mis entrañas se volvieron brasa.
El ser cambió a gigante, lumínico, alado y estentóreo... y yo en mi fascinación me torné diminuta, frágil, torpe y avergonzada. Pasaron horas tal vez, o años. Cuando por fin abrí los ojos y respiré el aliento extraviado ante el Amante Cazador, su voz profunda llenó mi conciencia: "Te falta mucho para ser Diosa... Pero vas por buen camino, Mortal".
EL AFFAIRE DE ARES Y AFRODITA (O EL NACIMIENTO DE LA ARMONÍA Y EL DESEO)
"Yo nací para hacerte amar", susurró ella en medio de un espasmo. "Déjame enseñarte a odiar", embistió agresivo y pasional el de mirada lasciva y burlona. El lecho nupcial mancillado ardía, por vez primera de una eternidad cuantiosa. El marido asignado por el Tiempo era poco para la del Amor, la de la Vida, la de la Belleza: sólo podría apaciguar esas ansias infinitas a través de un Divino que osara desafiarla. Fue así como el Agreste, el de la Lanza Poderosa, el Viril e Imprudente, fue el único en acudir a los ronroneos sinuosos de la Diosa. La contraposición exacta con la que ella clamaba que hicieran el amor y no la guerra sedujo al bestial y rubicundo combatiente...
Borrachos de néctar y ambrosía, se durmieron extenuados: Ares, ganador de su mejor batalla; Afrodita, soberana de su más pasional noche. Gracias a esta pugna celestial y lujuriosa los mortales conocemos la Armonía y el Deseo Carnal... Orgullosos vástagos incestuosos de las pasiones más profundas, de los instintos más desgarradores, de la inclinación más sublime.
SUEÑOS HÚMEDOS La calurosa noche de Santiago copula con el letargo insomne infernal, danzando efervescentes y lascivos ante estos ojos derrotados. Tu fantasma, como un soplo, decide colarse impertinente entre mis sábanas. Y cierro mis párpados de sueño tibio, mientras imagino tus ojos de lince al acecho... Un batallón de mil hormigas juguetea cerca de mi ombligo. Imaginé tu lengua rozando apenas mis labios, y quise morder los tuyos hechos de aire. Así, se volvió agua mi boca de deseo... Al compás de un latido acelerado, mis pechos se llenaron de un anhelante sopor. Tu cuerpo se volvió mis manos: mutación angustiante y ensordecedora. Mis dedos fueron los tuyos, abriendo y hurgando, palpando, sintiendo, gozando.
Perlas de agua salina lloviznan sobre el batallĂłn de hormigas. RespiraciĂłn entrecortada, fibrilante... La ventana entreabierta me regala una brisa de susurro, y entonces por fin me duermo, con la sonrisa extenuada de soĂąarte.
TATUAJES DE HENNA Los espejos envuelven el vapor, pudorosos y sonrojados, para cobijar y proteger la vertiginosa imagen proyectada. Los sentidos revueltos: oscuro fuego decidido que torna el arte en voluptuosas lenguas ardientes, fluyendo como lava en la entrepierna. Jacuzzi, champaĂąa, espuma: burbujas con lascivia de Austin Powers. El calor sublima una borrachera de besos alcoholizados, lujuriosos. Los espejos devuelven dos siluetas sudorosas, zahiriĂŠndose sin piedad ni tregua. No quedan rincones sin mirar, sin tocar, sin lamer, sin explorar. Los delfines contemplan voyeristas, excitados hasta el paroxismo con tanta vehemencia y exceso. Sobre una espalda llueve sudor, manto tupido de sal que eriza en el deleite nuevo.
De tanto disfrutar sin descanso, tus dedos se marcaron en mĂ piel como tatuajes de henna.
ERATO Ella es alta, grácil, leve. Distinguida entre sus hermanas por la sinuosidad de sus caderas y el andar cadencioso de su pelvis. Le adornan el pecho dos magnolias de pezón pequeño, que se balancean al compás de cada suspiro, roce, mirada o sutileza. Con el sonar tenue de la cítara embota los sentidos de todo y todos... Es asertiva, brillante, enviciante, magnética. Su piel es tan blanca que duele la vista, y su pelo tiene los colores del viento. A la luz de las velas se transforma en galana y prostituta... Es la Amable, la Amorosa. Ella es quien definió la sensualidad de las letras, la musa de la poesía erótica.
LA LEYENDA DE EROS Y PSIQUE Torso desnudo que invade mi memoria con un torso símil. Mis piernas en esos hombros firmes se trocaron columnas del Olimpo, encadenadas por dos brazos metálicos como Prometeo penitente. Contemplé impúdica al viajante quejumbroso, balbuceando su arribo cierto a la cuna originaria del alero de los dioses… Recuerdo. … Eros espiaba inquieto y excitado, mientras Psique sonreía plácida y provocativa, tratando de esquivar las saetas lujuriosas. "No te me arranques", dijo el dios aprisionando las caderas mortales. Ella, en un espasmo supremo, sintió su cuerpo liviano, luminoso, libre. Démosle la bienvenida a la Voluptuosidad, hija de Eros y Psique.
SUEÑOS DE CAMA En la realidad inconsciente del duermevela bebí tus ojos felinos atacando mi garganta. Dos manos grandes recorrieron mis entrañas, mientras una lengua maldita serpenteaba divina entre mis piernas. Yo, toda temblores, estremecida en una ola consecutiva de orgasmos, me desvanezco mientras Bach retumba en mis pulmones. Tú, puro deseo, la sangre palpitante, la infinita paciencia del amante, el silencio cómplice emancipado de culpas. Yo, toda hembra deseada, puro instinto, desconcertada de mí misma, apasionada, nueva, febril. Tú, vuelto para mí en el redentor supremo, regalando la liberación de las cadenas pútridas que por años arrastré en el fango. Calderón de la Barca se sonríe; bendito sueño despierto, sobre las bellezas de una buena vida.
DE LA AVARICIA… "Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho." Francisco de Quevedo
… Y LA GENEROSIDAD «Y es que nada hay tan difícil como cerrar por amor la mano abierta y avergonzarse de su generosidad». Friedrich Nietzsche
LAS HERMANAS HILANDERAS DEL DESTINO Volviste a mis sueños nuevamente, envuelto en un velo bordado por las Moiras. Te sentaste frente a mí con un silencio fresco, repleto de diálogos que se apagaron antes de nacer. En tus ojos vi los míos. Otra vez el magnetismo inexplicable, el incomprensible fiato místico de salivas, neuronas y caderas. Despreocupada desnudez de luciérnagas traslúcidas, simples y alegres… Cloto decidió que así fuera, Láquesis se esmeró en La trenza de avatares tuyo y mío, y la vetusta Átropos usó a su madre Noche como inmejorable testigo de qué tan irrefutables pueden llegar a ser sus propios designios. Por eso se sueña mejor ante la luna; el silencio sella la aceptación humilde de los lazos intrincados, bordados en nuestras vidas por tres hermanas a cargo del Destino de los Mortales.
LA EVOCACIÓN DE POSEIDÓN Y ANFÍTRITE Si pudieras ver el reflejo esmeralda de las olas al casi reventar sobre los Hombros de Poseidón frente a esta ventana pintada de bronce... ¡Qué ganas de regalarte el sonido impetuoso del gemir que realizan los tritones, invocando a sus sirenas desde esta costa escondida! Ojalá pudiera guardar las hebras albinas de los cabellos de Anfítrite, que se solazan con el vaivén perenne del anillo abrasador de su amado, convertida toda ella en espuma luminosa, sempiterna, palpitante, evanescente. Cómo me gustaría traerte aquí por apenas un instante, para así poder admirar tu expresión absorta y sorprendida de niño indomado, etéreo, agraz y sutil, frente al aroma embotante y salino del sudor de estos mares turquesas que se acercan y llegan, que empapan, que colman los sentidos acariciando al presente, al observante, al infinitamente pequeño e imperfecto mortal que osa deleitarse con lo sublime, con la divinitud del horizonte arcano de Matanzas...
CUESTIONARIO VITAL ¿Has sentido que el mundo se detiene al sumirte en la chispa de cometa de un par de ojos sonrientes? ¿Has dormido acunada sobre una piel miedosa, por el riesgo intangible de desvanecerte al tacto? ¿Te has perdido a ti misma en un instante, sintiendo cómo tu cuerpo se hace un pleno despegar de mariposas mientras oyes la respiración pausada de quien duerme exhausto junto a ti? ¿Has temido alguna vez al movimiento porque sabes que cualquier sutileza podría abandonarte en el vacío de la realidad sin su aroma? ¿Te has despertado a medianoche con la certeza de haber vivido un sueño maravilloso, y al mirar alrededor sonríes nerviosa porque sigues soñando plenamente despierta? Dime, alma mía… ¿Pensaste que tus sueños tendrían el brillo y la intensidad que así te fueron regalados?
¿Qué sucede una vez que palpamos esa parte divina que perdimos al decidir nacer como humanos imperfectos? ¿Cómo haces ahora para volver a soñar, si estando despierta caminaste descalza por los Campos Elíseos? ¿Qué puede pasar ahora con tu poesía, viajera incauta, si encontraste el origen de tus propios sentidos a través de otro?
ATARDECER INFANTIL Cierro los ojos, tratando de detener el tiempo. Eres un niño gigante, una apología al consuelo, un remanso inagotable de pasiones frustradas que juega a adivinar los sinos sin perder en ello los asombros. Todo el espacio se torna lenguas, humedad, calor y temblores, agonía de misterio que resucita el alma a cada embiste, a cada choque de caderas anhelantes. Te veo: tienes olor a madera, tal vez a sándalo o a ébano. Te miro: sabes a mis mañanas infantiles en Maitencillo. Entiendo. Contigo vuelvo a sentir el asombro esencial de las cosas siempre nuevas. Vuelvo a mi niñez por un segundo y, Por el placer de la sorpresa regalada, Te presento el atardecer multicolor de aquella playa de ensueño.
CÓMO TE QUIERO Te quiero de ti, amor. De vida, de sol, de cielo. Te quiero de alma, de esperanza, de lucero. Te quiero de todos y todas, porque eres del mundo entero. No de mí ni de otra: sólo de ti te quiero. Te quiero feliz, radiante. Te quiero sonriendo, vivaz, único, en pasión arrebolada y sosiego escampado, de ti, por ti y para ti… ¡Tanto de todo, te quiero! Te quiero sonriendo para adentro y lanzando carcajadas hacia Dios. Te quiero pleno de mares, de mareas, de tempestades y remansos. Te quiero con una incondicionalidad inconfesable, impensable, casi insentible… Inaguantable.
Las posesiones, amor, son barreras discordantes con este querer de hierro fraguado a punta de silencios entre tu alma y la mĂa. ÂżCĂłmo quererte de otro modo, sino como yo te quiero?
LAS COSAS QUE NO TE CONTARÉ Nunca te diré que te pienso tanto que las horas son eternas sin poder contenerte. Tampoco seré la que confiese que me quedo pasmada mirando al teléfono, esperando que seas tú el de la llamada entrante. Ni apaleada y moribunda admitiré que los ojos se me enturbian mustios cuando no eres, cuando no quieres, cuando no existes, cuando no vienes, y que se me arrancan imparables cascadas de saber que siempre crees, y callas, y nunca vuelves… Esto sí que no lo reconozco: que te amo tanto que de tí lo aguanto todo, persistiendo esperanzada de quimeras obstinadas, endulzando los amargos con silencios empolvados, masticándome la lengua por pasiones reducidas. No pienso confesar que mis fantasmas siguen vivos, y que se divierten a costa de este insomnio de congoja, ni que me sigue doliendo el ánimo entre murmullos quietos… Pese a que siento y miento para vivir callando y contemplarte, pesándome el galope obstruido en el gaznate de naufragio perenne.
OJOS DE FÉNIX Tu mirada insistente y descarada Se posa insolente sobre mi boca donde anida, se acurruca, se acomoda. Colibrí de sangre y de silencio, de aleteo intermitente, escurridizo. Tu mirada intensa y obsesiva se corona de un brillo satinado, donde ya no es colibrí sino gaviota, y luego águila, y luego cisne. Como si no tuviera otra patria, como si olvidara el vuelo, como si permaneciera en vela frente a un sueño inconfesable. Tu mirada de sutil violencia grita sedienta por una caricia, lidera revoluciones de un segundo e inventa espasmos subconscientes. Tus pupilas de halcón agazapado sobrevuelan la pequeña llanura de mi carne… donde tu mirada, nostálgica y cariñosa muere y resucita como el ave Fénix.
MARTINA Mientras me ahogaba en llanto, la gatita triste besaba y bebía angustiada cada lágrima mía. Secaba mis sollozos con sus besos, como aquella promesa perdida que jamás nadie cumplió. Yo gritaba "¡traidor, traidor!" con mi corazón dolido en la mano... Ella por respuesta tomó mi cara con sus patas como si abrazara la luna. Mi gatita me acunó esa noche, muda y elocuente, solidaria... mujer.
CARENCIA Me faltas al buscar tu rostro dormido en la almohada, para contemplar sin tu permiso ese rictus de osezno hibernando. Una carcajada suicida queda en mi garganta porque no hay oídos que la celebren; se me quedan dormidas en las manos tantas caricias sin eco... Mi ombligo tiene un beso apasionado con el tuyo retenido como prisionero de guerra, y tu lectura en braille del mapa de mi espalda tortura en venganza esta memoria morbosa... Me sobra este tonto cuerpo para traspasar el tiempo y el espacio, quedándome siempre contigo. Me faltas cuando trato de conciliar el sueño; no hay almohada como tu pecho para acurrucarme, extraño tus manos reposando en mi espalda, falta entrelazar estas torpes piernas con las tuyas, no encuentro tu cuello para sacarme este suspiro ahogado por no sentir tu olor... Tú: me faltas.
URGENCIAS Esta urgencia de sentirte me está torturando; se me va la voluntad, la fortaleza, la energía. Añoranza cotidiana, ahora tan mía como la piel misma. Esta urgencia de tu abrazo me vuelve pesados los hombros, el alma, la garganta. Nostalgia que me enrostra la evidencia del no retorno. Urgencia de regocijo simple por ver el crisol de tus ojitos de caleidoscopio, por besar rápido tu mejilla y contemplar el nacimiento eterno de esa minúscula margarita. Amor de viento y agua, que te tornas pura lágrima y suspiro. Tengo en mí la urgencia de compartir contigo lo que tengo y lo que soy, de hacer de la distancia una excepción a esta regla torcida que aprieta y estruja la esencia del alma y los sentidos.
DE PEREZA…
"La pereza es la madre de todos los vicios y como madre, hay que respetarla". Les Luthiers
… Y DILIGENCIA “La sabiduría se preocupa en ser lenta en sus discursos y diligente en sus acciones.” Confucio
SINCRONÍA Un abrazo sutil y firme al tiempo. Manos tibias y torso firme; cierro los ojos y sonrío, estremecida. Hueles a madera, tabaco y café; siento que te había olido antes, aunque seas tan, tan nuevo. Rayo luminoso, pulso eléctrico, espalda vulnerable y temblorosa; los segundos se acompasan y seducen al aire agonizante entre los cuerpos. ¿Cómo medir el tiempo esperado, si desde que miré tus ojos intensos las lunas y los meses se multiplicaron en la espera de la sombra? La sangre hierve: un roce sutil en lenguas de fuego al aire. Tu respiración explota chispas de mis ansias. Y así se hicieron nuestras bocas, una a través de la otra, alineadas en un beso maestro. Batalla perfecta y triunfante, húmeda, intensa y pausada,
como si los labios no supieran hacer más que acariciarse... Éxtasis total en el simple abrazo fundido, con una luna francesa guiñándonos el ojo.
QUE VUELVAN LOS LENTOS ... Hay un proceso bioquímico misterioso, involuntario, psicomágico. La piel se eriza cual gato alerta, el estómago se recubre de vacío y la necesidad de inhalar profundo entrecerrando los ojos, vuelve hambre los sentidos. Y ocurre ese paso circunstancial donde la excusa de un baile lo gira todo, dejando las cosas en el mismo sitio, pero sintiendo los pies en la cabeza. No, no me gustas, pero me turbas. Y esa realidad de facto, sugiere más que una declaración romántica.
PÉRDIDA TOTAL Llanto mudo, gritos sordos; marchita, mustia, acabada, inerte. No hay luz, no hay esperanza, no hay retorno. Es imposible desandar los pasos, descontar las horas, deshacer la angustia. Había olvidado la urgencia de un cigarrillo al abrir los ojos, el ejército asesino de lagrimones que ataca en cada vuelta inoportuna y la fiesta satánica de suspiros que hacen orgía entre el esternón y la garganta. Qué ganas de aullar hasta la afonía tu nombre; qué ganas de lobotomizarme el corazón; qué ganas de hacer suicidio de memoria. Qué ganas de olvidarme, para olvidarte de algún modo. Me quedé sin vida, vida mía. Me quedé desnuda, tiritando, susurrando un “no te vayas” sumida en el vacío, reducida yo a una sombra aminorada de tu pérdida.
SORDERA ESTRUCTURAL Disfónica de poesía que me susurra en cómplice silencio. Muda de sonrisa, ciega de latidos, con sordera estructural. Soledad artera, melancolía inútil: debilidad eterna, contraproducente, poco inteligente, fuera de sentido. Tonta, arrebatada, irracional. Niño triste y asustado, que me empujas al abrazo imaginario del fantasma, el que se queda conmigo siempre… Niño miope y obtuso, incapaz de ver que en carne viva el universo entero se nos entregaba con la docilidad de un ronroneo... Tonto, débil, insensato: Pequeño Niño Perdido.
PLENITUD Esta quietud de latidos y sonrisas me tiene el corazón absorto. Reírse, reírme, reírte y reírnos... Válvula directa del alma, la carcajada, para no explotar de sentimiento. Los suspiros son lo mismo, reflejo corpóreo para alivianar un espíritu que no tiene cómo acomodarse en el pecho. Un abrazo sigue al otro, y los besos retozan madrugadas enteras. Quedarme acurrucada para sentir y sentir y sentir... La felicidad me calza perfecto.
RETORNO A TIERRA Mi ventana sigue aquí, abierta. No hay luna ni estrellas, ni flores cubiertas de besos, ni sonrisas de caramelo. Se apagaron los astros de repente; nunca vi tu eclipse imaginario. Y me quedo suspendida y frágil… Una dulzura amarga se me enquistó en las venas, y la ceguera suspicaz de leer palabras en los actos enturbió la claridad evidente. Gracias por el Valle de los Sueños, por tantas horas de oro, por permitirme contemplar tus ojos. Gracias por la simpleza, por la generosa entrega, por la nostalgia morbosa de tu boca y de mi pecho. Gracias por hacerme recordar la maravilla de acariciar un beso.
El aterrizaje sin polvo de hadas deja rastros de silencio elocuente. Sufro, sufres, y sigo creyendo que es innecesario tanto dolor comprimido limitando la belleza de una libertad compartida.
LLUVIA Seda líquida, furiosa y tenue; agua cáustica que purga las penas y las nostalgias de esta memoria inquieta. Limpia toda el alma de los cuerpos mutilados por el dolor de las partidas, de los adioses, de los olvidos... Llora el cielo como llora adentro. Agua sabia, vital, eterna... deja desnudas mis venas y las suyas, que corra toda la sangre, que no duela ya más la muerte. Sana, cura, adormece, regenera... respírame las emociones nuevas y ahógale los recuerdos que no tienen esperanza.
LOS ANHELOS DE PENÉLOPE Abro estos dos ojos al sueño de tus manos, que viaja y explora mares y montañas mías. Tomo entre mis besos, ávida, tu boca, que se torna cáliz redimido en perdiciones de pecados no inventados, pero vivos y latentes. Y disfruto deshojando tu ombligo con mi lengua, y me plazco del gemido al amparo del silencio, y estremezco tus pupilas temblorosas y nubladas, y contemplo el artificio de tu cuerpo derrotado. Cierro mis dos ojos a este frío de mis manos, que no viajan aguardando con nostalgia tu ansiedad marchita y reticente. Tejo triste el día y lloro telares nocturnos de estrellas mudas, desarraigada de mi alma, añorando fantasías de magma donde soy refugio tuyo en plenitud de atardecer.
NONATO No te conozco, pequeño de mil agallas, pero te siento sonreír aunque no existas. Cómo no saberte, si te he vivido siempre en la tibieza inquieta de mis entrañas… He oído tu trino en mis propias esperanzas, y acaricio tu frente dormida en mi regazo. A veces, queda, refugio una barriga plena en tu mirada colmada de soles. Tanto te espero que te tengo ya conmigo, y siento el anverso de mi tacto trocado por tu abrazo. Entonces palpito tus latidos en mi pecho con suspiros repletos de mañanas luminosas… ¡Te añoro tanto, hijo mío, aunque no vengas aun a mi llamada! Porque sin ser tú de carne ni aun susurro de alma, justificas mi presencia en esta tierra desolada.
DE CORAZAS Y DESNUDOS Por favor, no me desvistas. Que prefiero mil veces el cobijo inane de estas lanas hoscas y este cuero basto al posible frío de un asalto nuevo. No sigas desnudándome; aún es tiempo de escaparnos, de no caer en el vacío súbito, de abstenernos ante la fatídica agonía. No me dejes sin estas hojas macilentas; expondrás las llagas ardorosas a la sal y al viento, y la carne delgada escocerá clamando savia nueva. No le quites la coraza a este travestido Caballero; mil dragones mellaron la tez de la princesa y se cubrió las grietas humilladas para subsistir a costa de fijar el acero como nueva piel. No remuevas los escombros. Llena de calas mi frente y deja que pase el tiempo, para desvestirme yo cuando sea toda nueva.
DE LA IRA…
“Los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la instrucción.” William Blake
… Y LA PACIENCIA
“La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.” Immanuel Kant
CONSULTORIO URGENTE De qué puta valen los sueños si se me han vuelto todos pesadillas. El caleidoscopio de espejos torturantes gira y gira como un carrusel maldito… De qué puta sirve la esperanza si todo sigue en paso de nada, de lo mismo, del estanco, del suspiro y del anhelo quimérico troquelado sin nosotros… De qué puta importa el destino, si los actos se evaporan sin llegar a puerto cierto y mis lágrimas, no por caer menos, han cesado… De qué putas, pregunto, conviene la vida cuando la muerte te escupe burlona, cuando tu amante es tu verdugo y cuando hasta el alma te abandona.
PESADILLA PERENNE Me persigue el desvarío en cada esquina; y las sombras y los miedos me acorralan. Basta un silencio, un vistazo o un respiro… Y este espanto mal parido me arrincona. Bruma maliciosa de lujurias ajenas y caricias traidoras. Oigo en estropajo ensangrentadas alusiones a otra, siempre a otra, todo a otra… Sus gemidos cómplices machacan mis sentidos, mis entrañas sollozan por la algazara socarrona. Y me pierdo en mis temores y mis iras, y me agoto derrotada por su letal sombra. Clamo entonces libertad, paz y clemencia… Pero goza triunfal, oprimiendo mi garganta. La veo, la siento, la escucho, la advierto… Y me tumbo aniquilada en su tiniebla. ¡Si pudiera yo arrancarte la piel para aliviar esta agonía injusta! ¡Si pudieras tú borrar su rastro, el que se me enquista, que me desangra!
El frĂo en el cuello, el calor en las sienes, la nefasta angustia, el dolor perenne. Pesadilla viva, inmortal, artera que mis pasos anda y que mi muerte acuna.
TU DESTINO Porque tu piel emponzoña el aire es que nadie volverá a tocarte, y se alejarán de tu presencia como del leproso terminal. Porque tu voz corrompe la cordura solo Eco será tu oído atento, y caerás en la locura fatídica de las sombras inanes… Y las zorras y las perras se avergonzarán de ti, y te atacarán por deshonrarlas tan vilmente. Y las hetairas romperán tu rostro falso por mancillar su oficio, maraquita fanfarrona, pervertida lacra inmunda... Hipócrita malsana, jabonosa, traicionera; babosa infecta, ruin, indigna e indecente. Estigma monstruoso, sombra deshonrosa; de una vez y para siempre, desaparece y muere. Los vientos desatados de las pesadillas vendrán sobre ti, y rasgarán tus vestiduras para contemplarte, lacerada. Gritarás lágrimas de fuego para aplacar el llanto, mas el eco de tus acciones rebotará sordo en los Elíseos. Ni siquiera Hades te acunará piadoso, por temor a las iras rubicundas de Perséfone. Porque las perras mal paridas ni siquiera duermen en el Erebo, sino apenitas a su entrada, con el hambriento y lascivo Cancerbero…
Gea te escupirá asqueada y tu cuerpo se ajará de polvos nuevos, porque de los otros tuviste en demasía. Podrida en vida más que en ausencia de respiros, sólo náuseas de carroña, incluso para hienas o buitres…
PARTIDA Hoy decidí dejarte: me marcho vacía y yerta, estéril, con el alma en jirones y las esperanzas enrabiadas. Te abandono desnuda para salvarme de mis certezas burlonas y tu mitomanía obscena. La asfixia de mis verdades quedas puede más que tu indecisión perenne. Hoy te dejo. Escapo desesperada de tu infierno gatorpardo para encerrarme agónica en mis temores de sangre. La carcajada macabra de la injusticia desgarró otra vez mis sentires entregados, sinceros, ciertos, transparentes... Advertí el dolor a destiempo, cuando el epílogo del puñal brillaba en mi pecho confiado. (La gratitud, amado, ofende más que el desprecio)
La simiente pisoteada yace llorosa en el desierto de las opciones erradas, de los amores desdentados, de las melancolĂas crĂłnicas, de las profecĂas autocumplidas.
A LA HIJA DE FERNANDO Tú, Arpía vestida de mujer indefensa, no entiendes que no hay peor calaña que aquella que se oculta por el miedo de sí misma. Pobrecita, tú, patético esperpento de tus horas, que pretendes vestir de Honorable aun cuando tus hedores superan los límites de la apariencia… No oses mencionar mi nombre, bataclana mal vivida, animal carroñero que se nutre de engaños y corrompe en su cáustica saliva. Teme de tu propia sombra: que la conciencia te carcoma las entrañas hasta en la más funesta pesadilla. Tu peor enemigo está en tu espejo; los de tu naturaleza no saben sino morder la mano que los acaricia. Fúndete con lo peor de mi pasado, ¡oh, hiena robustecida con mis deshechos!; rellena tu vacío con lo muerto, que para eso sirves bien…
Las Erinias han de seguirte cada noche, hambrientas de justicia, denostando tus actuares, escupiĂŠndote la frente y sonriendo escabrosas ante tu futuro cierto.
LA PRINCIPAL FURIA DE ALECTO Porque te vistes con la sangre de los muertos del mundo es que mi cita contigo será pletórica de horrores. Cargas con el peso de la macabra historia y con la responsabilidad inmunda de un planeta en crisis por tu firma deleznable y traidora… Te ríes, insulso, porque no entiendes Es que la propia estupidez se hizo persona en tu silueta… Te refresco las sienes con tu propia condena estúpida marioneta de lo peor del ser humano… Pagarás por ser descendiente de hienas y de zorras y de cuanto animal carroñero exista en esta Tierra malherida. Tus ansias vampíricas de oro negro y de terren profanan, a diario y de mil formas, las calles de cada Estado… Sucumben así las venas abiertas de tabaco, ron, maíz y tomate así como los atardeceres rojos de los hijos del sol y la arena estéril. Pesarán en tu mirada mentecata y obtusa, como la de tu padre,
las explosiones de petróleo y napalm en continentes arcanos. Pasarás en el Erebo hambre, frío y tormento, de eso me encargaré yo misma que la estupidez no es excusa ni factor de redención para babosos.
CATARSIS CONSCIENTE Déjame lacerarte otro poco; quédate unos minutos más, tiritando, suplicando. Gime así perdida en tus susurros, que cada acorde tuyo purifica mi nobleza mancillada. Déjame quemar tus pechos con mi cigarro y escupir en tus heridos pezones colgantes. Llora despacito y queda, que cada lágrima tuya lava mi ego maltrecho. Déjame extirpar de cuajo tus “ojitos color miel”, ahora de tinta sangre, coagulada y sucia. Pide perdón despacio, para que cada minuto mío sea tu Erebo eternizado. (Descansa un poco, te necesito consciente todavía. Que mi furia desatada recién comienza, ¡Y tengo tanta, tanta pasión por entregarte!) Déjame pisar tus dedos con mis tacones afilados, para quebrar uno a uno tus huesos maltrechos. Grita clemencia al cielo, porque aquí en la tierra tu tormento redime a mi espíritu cansado. Déjame violar tu sexo impío con navajas enceladas, y ratas hambrientas tragarán tus entrañas, socavando. Oye con pavor el murmullo en tu entrepierna, porque escarbarán hasta borrar sus huellas de tu carne.
DĂŠjame amputarte el alma, lentamente, como tĂş lo hiciste, feliz, con la vida mĂa.
LA MORDAZA Aquí me tienes; llorando temores y ausencias, angustiada y perdida por nuestra honestidad imprudente. Así me tienes; aterrada y confusa, resignada y rendida a este indómito sentir culposo. Aquí te dejo; quedándote conmigo en un tris eterno de soledades compañeras. Así te dejo; autocensura vertida en carne, los temores expuestos a la luz desnuda, tozuda e imprudente. Aquí te amo; gritándolo sin decirlo, sin quererlo en lo complejo del deseo silente, del miedo a la derrota sempiterna. Así, te amo... perdiéndome el respiro entrecortado de mis miedos reflejados en tu voluntad inexistente.
DOLORES DE MEMORIA Me duele la memoria de aquello que no hice. De lo que dejé guardado o lo que me tragué de prisa. Me hieren la garganta las canciones profanadas, las coplas no enunciadas, el verso enmudecido. Me arde en la memoria la rabia incontenida y, peor aún, aquella silenciada por el miedo o la vergüenza. Me pena en la memoria el silencio de la caricia reprimida, el beso tierno abortado, la caminata eterna almidonada. Me escuecen las memorias inconclusas, me hiede la memoria funesta del olvido sistémico, del frío yerto, acerado, de la mala soledad escampada. Me destruye la memoria anestesiada, fraudulenta, embaucadora, falaz, displicente y ufana de su amnesia. Me repica en la memoria la promesa en Polaroid de felices recuerdos sepia, con silueta inerme de corazón roto.
FINAL Bruma espesa y silente, velo inquieto. Soledad fundida. Lágrima trizada, desolación de aire. Vocación insondable por volverse pluma de cóndor, brizna de pasto, chanchito de tierra. La fragilidad palpable de un beso, la sutileza silenciosa de un guiño. Mineral, agua y espacio: todo uno, todo nada. Infinito de vacío encaramado, volviéndose madera y frío. Calendarios rotos y empolvados; tinta seca, flores de tiza. Metamorfosis de roca y potencia universal: hacia donde miro, hay muerte.
DE LA ENVIDIA…
“…La envidia de los sapos nunca pudo tapar el canto de los ruiseñores”. Eva Perón
… Y LA CARIDAD “Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él.” Jack London
AL ORIGEN Te veo pequeña y frágil, mujer… de vida, sangre, miedos e ilusiones. Llorosa, rabiante, rumiadora experta en frustraciones y desesperanzas. Te veo asustada y desafiante, mujer, y te amo más que nunca porque hoy logro entenderte… Tus canas hoy son mis heridas, y tus lágrimas han sido mi señuelo. Te siento perdida e inquieta, mujer. Parada frente al espejo me miras y te respondo. Porque soy tu carne y te palpito dentro, es que mi angustia se vuelca en tu quebranto. Te siento acongojada y endeble, mujer, porque no encuentras hoy cómo acunarme. Siento tu impotencia de niña mimada, desbordando mis años omitidos con tus caricias extraviadas. Te tengo en el alma enquistada, mujer, y me pena tu piel agrietada por el tiempo.
Cómo no dolerme los besos de fantasma silencioso y los abrazos escondidos tras los egos confusos… Te llevo conmigo a cuestas, mujer, así como lo hicieras conmigo, sin ambas buscarlo. Me miro y te siento, y te encuentro al mirarme, teniéndonos (y temiéndonos), porque somos una sola.
PALABRAS A LA SANGRE Pizca de vida que sin ver aun me miras; trocito de carne que llevas sangre de mi sangre de algún modo. Quieres absorber el mundo con tu aliento de pellizco, mientras todo tu entorno se vuelve silencio peregrino de maravilla al bienvenirte. Eres bello, mágico y sublime. No es sino al acunarte que comprendo los hilos de la sangre, que aquietan mis latidos atolondrados para hacerlos uno con los tuyos en mi abrazo. Pequeñito hermoso e indefenso, ávido de savia: que los dones heredados sean de ti por derecho propio... Mientras, no puedo sino anudar la garganta en silencio ante la sonrisa plena del que siempre fue niño conmigo y que hoy, gracias a ti, es un hombre por completo.
AUSENCIA Me malacostumbré a sentir que contigo cerca no soy yo, sino yo aumentada exponencialmente... Estoy siendo, sin ser entera. Se me quedan las pupilas secas, sabiendo que no habrán ojos de infinito leyendo estos aullidos tristes, buscando una luna negra entre mil estrellas apagadas. Melancolía de ésa voz de viento, horas oscuras, sin sentido. Ausencia... ausencia... Hombre de corazón sabio: "Solo decirlo suena triste". No soporto pensar en tu destierro; me resuenas en el alma, te ríes en esta memoria inconclusa. Se queda en el vacío lo importante... hoy que no puedo darle vida al contarte su existencia. Quisiera gritarle perdón a este planeta vacío por herirte,
y viajar en un llamado o un mensaje sólo para darte un beso. No alcanzo a entender cómo llegamos a esto... Caminar torpe de mujer común; no consigo pensar en otra cosa, pues estás un poco en todo. Cómo dueles, Sweety. Cuánto dueles.
LA ENVIDIA DE PERSÉFONE Tu piel hecha mía, de agua en brasas. Mi sangre de ti, intensa y a raudales. Gritos ahogados, temblores perpetuos, jadeos incontenibles. No hay más. No hay opciones. Reclamas posesión, en la obviedad de la evidencia. Nos hemos bebido lo mejor de nosotros mismos… Todo lo has llenado: te sabes infinito. Dolor gozoso del cuerpo que al límite libera el alma: los umbrales se rompieron a tu paso. Perséfone se recoge de envidia mientras mi cuerpo fatigado apenas responde en un susurro. Más allá del Erebo y los Elíseos, tú y tu presencia suculenta me arrastra a Hiperbórea sin miramientos ni consultas. Porque siendo niños ya hemos ido donde estamos, y el tiempo se estanca entre tu lengua y mi ansiedad.
CARNAVAL DE MÁSCARAS Y ESPEJOS DESNUDOS En el mundo de los carnavales ellas llevan máscaras mientras yo voy desnuda. Tras mi silencio obligado te revelo, confidente... Donde no queden espejos, ni quimeras ni dobleces, tu susurro mantendrá su sonrisa tras los párpados caídos del tiempo. En los anales olvidados de tu espacio no encontrado... Yo paciento, observante, mientras mil sierpes como ésa sisean embriagadas por tus huellas infinitas, por tu trazo no marcado. Duelo. Amor, que te resistes de tí mismo, que te acorralas en penumbras, que te disfrazas y travistes.
Amor sombrĂo y triste, omitido y asfixiado, que se asola en una mueca de sonrisas para contemplarte un segundo apenas, y asĂ mentir un abrazo. Mordaza falaz, dolor de ausencia, de sentires fugitivos, asustados... Debo ostentar espejos en este desgastado carnaval de mĂĄscaras.
LA MUERTE DE LA ROSA Yo corté una rosa. Desolada y afligida la apreté en mis manos y en ello se me fue la vida, destrozando pétalos para paliar la angustia. Yo aplasté una rosa. Las espinas perforaron vena destruyendo leucocitos: arrasaron el alma, burbujeando lágrimas eternas. Yo ultimé una rosa. Destruí el capullo con la impotencia cierta de que quedan miles, y que nacerán otras a diario. Yo maté una rosa… Pobre y pequeña flor que no supo de dolores ni quebrantos, y sufrió en su culpa existencial las frustraciones de un alma en pena.
Porque no importa cuåntas rosas lapiden mis manos sangrientas; esa, la que nunca tuve‌ Esa, no conoce muerte.
RETROSPECTIVA MELANCÓLICA Sean bienvenidos todos a este confesionario de nostalgia, ahogado en pasado y añoranza. Sola estoy, vivo y siento; nada tengo salvo emociones dormidas. El sino de llegar tarde al banquete de los afectos me torna gris y opaca. Compito con el perro de la casa por las migas, e inefablemente pierdo. Días de angustia, de vacío, de sentimientos negros. Minutos eternos de melancolía lánguida y pegajosa. Desgarradora morriña de búsqueda (por inercia más que convicción) de lo conocido, aunque sea viejo y arruinado, aunque esté hecho pedazos, aunque no le quede sangre. La memoria me susurra en la oreja, cáustica, cruel, con ácida ironía. Añoro las horas ancianas para no sentir esta mierda entrampada en quimeras, en dorados sueños infantiles, en promesas rotas y olvidadas.
¿Por qué el reflejo del daño, si te amé más que a mí misma? ¿Por qué esta angustia perenne, si esta herida ya no sangra? La convicción de fierro oxidado tiene memoria, y evoca en los atardeceres solitarios la promesa de resurrección siniestra, en su condición de malsana inmortalidad. Llevo el sino de estas llagas en el alma: burlona, desde el canto de la puerta, tu silueta penará por siempre.
OFRENDA ¿Qué tienes tú? ¿Qué sabes tú, qué entiendes? Quédate con lo no vivido, con los sueños de aire, con el hermoso hijo nonato y la paz de fieltro tibio que repulsaste. Quédate con la perfección truncada por los temores al fracaso. Quédate con las soledades seductoras, tú, tembloroso ser de luz cegado por las tinieblas, sin fe ni voluntad, superado por el miedo y por la abulia. Quédate con esa aciaga comparsa demoníaca… Baila así entre los errores, el dolor, el sufrimiento, la sordera, el grito y el llanto. Quédate con tus amantes asesinas, cual marioneta de terceros enfermos: A la fuerza, no es cariño.
COMPASIÓN LITERARIA ¡Que los ángeles caídos se levanten en espasmos guturales y acentuados! La gloria de algunos redunda invariablemente en la desdicha malsana de los otros. El que obra bien y no desea mal raramente es feliz, y casi nunca puede dormir tranquilo. El que camina la senda recta flagela su andar con las armas blancas del honor y la verdad, mientras las Arpías astillan huesos alimentándose de su alma y sorbiendo, jubilosas, su belleza y juventud. Pobre Caballero de la Triste Figura, que no entiende que la defensiva es necesaria para subsistir entre demonios. De otro modo, sólo quedaría su carne hecha jirones y la impresión vaga en el alma de alguna Aldonza sobre el sueño accidental con un Quijote.
CONSEJOS Nunca te des a ti mismo, ni des lo mejor de ti. Guårdate, entrega sin dar. Predicar con el ejemplo es la mejor excusa de quienes resisten la vida en esta selva agraz y descarnada. No te pierdas buscando la redención de quienes no entienden esta palabra‌ Que quienes no dimensionan su peso no quieren, ni remotamente, ser salvados.
DE SOBERBIA…
“La ingratitud es hija de la soberbia.” Miguel de Cervantes
… Y HUMILDAD “Si no puedes tu ser sol, se el planeta humilde.” Helena Blavatsky
TENTACIONES Huelo las huellas cansadas en el velo sutil del brillo en tu pupila, invocando el auxilio de Asclepio para destilar los surcos sutiles de tu frente mía. Busco vivir una era de tus sienes de plata; me inunda y me explota el pecho encabritado, púber, sorprendido, jubiloso, como si tuviera esos ocho años que me descubres a veces. Te contemplo con los ojos cerrados, entregado a mi devoción animal como si fueras un soberano gato egipcio. Y me expando mineral y botánica como enredadera por tus hombros, entrelazándome en tus poros llena de paciente urgencia. Y quisiera fijar esta tibieza vegetal en cada espacio, buscando traspasar la carne fresca de tu pecho abierto: con la sed guardada de todos los desiertos, me bebo de un sorbo tu respiración dulce para sobrevivir este jadeo agonizante. La sangre grita y se alborota, gime, se arrebata, tirita mi boca al oír que es “perfectamente pequeña”;
tu espalda de satín blanco sella mis dedos imantados a tu tacto… sometidos, devotos, rendidos, temblorosos. Estampida profana y sublime que se graba, que conquista y que gobierna, mezcla perfecta de ángel y demonio: me quedo atrapada en el sueño exorcizado del rincón escondido entre tu sonrisa y la mía.
HIJAS DEL OTOÑO Lágrimas vegetales que danzan furibundas de muerte, cercana, certera. Ninfas en trayecto por los sentidos del aire, enmudeciendo en tu presencia un suspiro perdido. Llanto amarillo de la Madre, que enrostra al peregrino un anaranjado verdirrojo... Respingos de substancias al ocaso: energías abiertas, admiradas, que porfían revoluciones en su espiral de descenso. Espasmos de clorofila gritando al espacio la partida del amante luminoso, que requiebra el alma hoy seca. Alas de savia suculenta, que de súbito ingrávido tapizan insolentes el vientre de un frío Parque Forestal.
ÉSA SOY YO Yo soy yo. Atolondrada, melancólica, indulgente, versátil, confiada hasta el hartazgo, amiga, amante, hermana, mujer. Yo soy. Era, soy y seguiré siendo. Con o sin espejos, sin máscaras ni carnavales, con mucha risa y poco llanto. Claro que soy yo. Soy de cenizas fértiles, de sollozos impulsivos y carcajadas inmediatas. Tengo el alma de miel y de canela, y la carne fraguada en salmuera. Siendo, soy. Soy tus sueños y pesadillas, tus días y tus noches; Soy la que permanece siempre, la callada entre las sombras, la que destella entre alaridos… Soy yo, ¿Quién más si no?
Soy la que se queda, la de paciencia infinita y sin memoria, la de atardeceres rojos y amaneceres azules. … Soy quien pone a prueba tu cordura. Sí, yo soy. Y me declaro vanidosa como la única: soy la primera y la última… a la que amas, por la que lloras, con la que sueñas, a la que añoras.
ORACIÓN PENITENTE Confieso, Padre, que he pecado. He pensado más de lo querido, he sentido más que lo debido, he omitido más que lo labrado. Confieso, Padre, que he llorado. Cuando el miedo paraliza sobre la soledad que angustia, mientras el frío enmudece porque la fe agoniza. (Confieso, Padre, que he tomado. Desde las lágrimas de cocodrilo producto de la pena solitaria, hasta las aguas putrefactas del florero de un amigo solidario) Confieso, Padre, que te he odiado. Por el dolido amante amargo y dormido que reposó burlón a mi lado sin tu arbitrio; por estas manos insensibles, incapaces de estremecer las almas muertas. Confieso, Padre, que lo he amado. Contraviniendo los designios del destino, interrumpiendo los parámetros del tiempo, enarbolando tus banderas al espacio.
Por tu culpa, por mi culpa… Por su gran culpa.
MI TODO Y TU NADA Tanto de Todo, que me pierdo. Lágrimas sentidas, sonrisas y sudores; desgarros fulminantes, estertores, y ese silencio funesto, resignado de dolores. Todo de Tanto, que te encuentro. Amanezco abrazada con tu aroma fundida en la memoria cenicienta, refugiándome en mi aquí y en tu ahora. Todo de Nada, por tanto. Porque Nada de Todo es tanto, y tu aliento es innegablemente mío pese a los desiertos y los abismos. Nada de Todo, entonces… Si se huele en tu mirada y en la mía la simpleza acorralada de un par de acordes y un choque doble de copas perdidas. Nada de Nada: Todo. Y así se pasó la vida. Y nos volveremos viejos y grises por las fotografías que ya no fueron.
Todo de Todo: Nada. Y nos llovimos rĂos, llamĂĄndonos en silencio por nuestros nombres originales. Todo por Nada, y Nada por Todo. Porque en un salto del espacio tiempo, la Nada sigue siendo del Todo‌ Y el Todo, de la Nada.
LO QUE TENGO CLARO Tengo claro que te pienso y te repienso, y que, si ríes, mi boca responde pronta otra sonrisa. Tengo claro que adivino tu silueta en multitudes, que te presiento y te confundo. Tengo claro que tus manos tienen algo, un qué se yo que me tiritan las rodillas cada vez que, descuidado y distraído, acaricias mis mejillas o mi ombligo. Tengo claro que me absorben tus caderas, y que tus besos me erizan las costillas. Tengo claro que mis pasos son tu sombra, y que tu calma es por certeza mi mejor abrigo. Tengo claro que me pierdo en la memoria y que aliviano mis heridas con tu abrazo… y que me gusta conversar tanto contigo, caminando eternidades, colgadita de tu brazo. Puede ser esto poco o mucho, pero es mío y es concreto. Con ello, por ahora, me conformo: y eso… lo tengo claro, claro.
TU NOMBRE Me pides que te nombre, fauno sibarita, como si no fueran suficientes los mil nombres que tus amantes estelares ofrendaron a tus pies. Un nombre requieres, sibilino descarado, locuaz, perenne, imprevisto. Identidad ungida de mitos y jadeos, que se confunde entre sonrisas cómplices y miradas habladoras. ¡Tantos nombres tienes, y exiges uno nuevo! No te basta ser sueño, poesía, hombre, noche, canción y locura. Nombre demandas, sátiro embriagado e irreverente. Tú, el desenfrenado, el irreflexivo… El definitivamente irrepetible. Ay, volátil coribante fugitivo de ti mismo… ¡Puedes tener todos los nombres que quieras! Puedes ser Esquilo y crear a tu semejanza el Prometeo Encadenado. Si quieres se Alceo, el poeta compañero en aventuras y letras de Safo.
Asúmete pretenciosamente como Anquises, ese que fue amante nada menos que de Afrodita. Si prefieres, vive como el padre de Morfeo y vuélvete el Sueño Originario, Hipnos. Pero no me pidas que te invente un nombre, querido mío; resulta imposible limitarte a una palabra, habiéndome entregado las manzanas del Jardín de las Hespérides.
REFLEXIONES DE POLILLA No es cosa fácil ser mariposa nocturna; tienta golpearse contra cristales y ampolletas, con lo dañino que resulta y con los dolores que eso trae… Mientras más oscura es la tiniebla, sucede que mejor me he visto. Y mientras más silencio guardo, más y mejor me he oído… Por eso es mejor cerrar la boca y abrir los ojos, para nunca dejar de sorprender/se, para saber cómo reaccionar (y cuándo), para poder avanzar y no caer/se. He aprendido que para resguardarme será mejor la noche silente, la prudencia, la calma y la cautela… Que también para comer pescado, hay que tener mucho cuidado.
ACTO DE FE Da lo mismo si me crees cuando respiro un te quiero: tus pupilas gritan lo que tu lengua calla, y si bien no consigo extirpar las putas letras de tu garganta autista, el silencio urgente de tu abrazo me regala una certeza cรณmplice libre de dudas y espacios. Poco importa si no sabes, si no entiendes, si mantienes la premisa de esconderte de ti mismo, en un afรกn autoflagelante y penitente: Basta que en ese silencio vociferante te aferres a mi mano como un ciego al lazarillo y la sumerjas en el centro de tu pecho abierto para comprender tu necesidad de mi, de estas caricias palpitadas desde adentro. No interesan tus ideas, tus constructos, tus deberes autoimpuestos ni tus escapularios laicos: Es mi propio acto de fe adorar tu pupila intacta, escondida
en el tris del amago de tu sonrisa limpia, liberada justo antes del abrazo... Es una devociรณn intensa, resumible en los restos de la danza de aire tibio que acaricia tus memorias y mis recuerdos.
PANDORA Devuélveme las palabras, amado; ahora que te has ido, el silencio grita y mancha las paredes grises de mi alma en pena. Retórname las horas, las esperas, las miradas elocuentes, las sonrisas de mariposa. Devuélveme el suspiro, corazón; que de tanto volver aire las lágrimas de mar ausente me transformaré en sirena, o peor, en mera espuma. Regrésame tu abrazo, tus latidos, la estrechez de tu presencia, la blancura de tu espalda. Devuélveme lo que no fuimos, lo que soñé despierta. Devuélveme la niñez perdida y la vejez conjunta en la soledad cómplice de un momento eterno. Tráeme de regreso todo lo que te llevaste: las sonrisas que no alcanzamos, los guiños inconclusos, los amaneceres en vela, los abrazos impalpables.
Devuélveme, por lo que más quieras, la esperanza de caminar contigo… que la muy distraída se me quedó enquistada en esa esquina de tu pecho, donde solía dormir mi mano después de hacernos el amor.
I. DE GULA Y TEMPLANZA
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II. DE LUJURIA Y CASTIDAD 27 III. DE AVARICIA Y GENEROSIDAD 47 IV. DE PEREZA Y DILIGENCIA 61 V. DE IRA Y PACIENCIA 75 VI. DE ENVIDIA Y CARIDAD 93 VII. DE SOBERBIA Y HUMILDAD 111
POEMARIO CAPITAL Eva Mallén Débia Oyarzún se terminó de imprimir en el mes de junio del 2019 en los talleres de Opalina Cartonera
Los libros de la editorial opalina Cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaciรณn, delicadeza y amor
V OP!