Bandera Sueño / Pablo Doerr

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PABLO DOERR

BANDERA SUEÑO

Opalina Cartonera ~3~


BANDERA SUEÑO PABLO DOERR Opalina Cartonera 2018 Diagramación a cargo de Juan Canales Diseño por Francisco Escobar Impreso en Valparaíso-Chile por Opalina Cartonera Primera edición

“Colección Ecolección” Contacto autor: pablodecimoquintomail@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor ~4~


BANDERA SUEÑO

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Paredes de primera que terminan en gol han inspirado esta obra. Para los que saben, el fútbol no es más que pasar la pelota bien, fuerte, y saber controlarla. Bajo estas premisas el autor ha forjado una íntima relación con el juego del fútbol, formando parte de su cotidiano desde niño. Quienes somos locos por el juego, sabemos que la pelota dentro del rectángulo de pasto siempre tendrá cierto misticismo. Las palabras de este libro nos conducen a ras de suelo por historias de fútbol hechas poemas que van develando tal misterio. La creatividad del escritor se plasma en las infinitas experiencias que ha tenido con la pelota, las que nos llevarán a conocer parte de la forma de ver la vida del jugador; se dice que se juega como se vive. Pero, ¿Cómo juega el poeta? Los que disfrutamos de la libertad y comunicación que existen dentro de una cancha podremos vibrar con cada pase gol que este libro nos propone. El juego de Pablo es simple, y en la simpleza la genialidad. He tenido la suerte de crecer tirando paredes con el poeta. Alberto Corona ~7~


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Escrito con el signo en el corazón, sigue dibujando paz, sigue dí jugando amor, juegos sin dolores sólo goles bajo el sol. Veamos el partido en blanco y negro, mejor. Detrás de la pantalla digamos que jugamos dibujando una pared como quien con sus manos toma el pincel, con las plumas de las alas pintando en las murallas las verdades que también son rayas. De esas que van surcando paredes y, creciendo entre las ramas.

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Jugar en el barrio de la amistad donde somos diez, y nadie pasa por encima del otro. La idea es ganar, obvio, pero cuando es más importante triunfar que el compañero de equipo o que la integridad de los rivales, no hay otro resultado que la derrota. No es lo mismo perder y salir riendo de la cancha que ganar e irse en medio de puteadas. Tomar esto como referencia puede ser útil no sólo en la cancha sino que antes y después de jugar, pues en todo contexto hay contacto con los diferentes jugadores del mundo (que es una cancha compartida). Jugamos precisamente para no juzgar, y entre todos firmamos el pacto de paz, porque el partido y la vida así duran más.

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Entretiempo, siempre quisimos jugar a la pelota, desde antes de los quince, y siempre lo haremos, hasta despuĂŠs de los treinta. Pero reciĂŠn hace unos dĂ­as empecĂŠ a jugar con las hierbas y a tomar tĂŠ de menta, caminar sin un peso, tirando semillas en la huerta, sin competir por la venta. Jugar por jugar, jugar para reĂ­r. Tirando semillas en la huerta, sin competir la venta. Jugar por jugar, jugar para reĂ­r, jugar para ganar, jugar para aprender a perder, jugar para correr, correr para jugar, comer para correr, comer para jugar, jugar para jugar, ganar para perder, perder para ganar, para aprender a perder para aprender a ganar para aprender a aprender para aprender a volar.

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Gracias por darme la libertad de ser en un pedazo de pasto. Escribo estas palabras con los pies, con la cabeza, las rodillas, mis ojos y espero que sus oídos reciban el pase. Nos vimos las caras toda la vida, pasan los años, nos miramos los pies, todavía seguimos jugando. En la cancha aún podemos hacerlo, sin máscaras ni etiquetas, solo con arcos. Colores al por mayor, pero quién sabe, hay de tantos tipos. De niño me gustaba el azul, y el amarillo. El rojo no tanto, adolescente y dale con el amarillo y el azul. Adulto ahora de rojo, pero el amarillo y el cielo azul siempre cerca…fuimos compañeros, nacimos en el mismo mundo que gira, somos compañeros mundos girando entre nosotros. Somos compañeros, mundos girando entre nosotros nos fuimos encontrando antes, después, ahora siempre y cuando sepamos lo que tenemos que hacer en el campo. Mantener la pelota en la cancha, dar el pase firme y al pie, no dar pelotas por perdidas. La alegría del gol es de todos porque el brillo del sol no diferencia tierra de oro, las plantas crecen y lo hacen por condición propia, porque así es la vida, cuando la pelota rebota en forma de estrofas. ~ 12 ~


El resultado esta demás, pero no está de más decir que de marzo a abril y de abril al fin del finde jugamos los domingos sin prisa sin principio ni fin, con las estrellas y la luna, con la tinta, con la miel, con el trigo, te lo digo, dimos todo, todos tranquilos, todos contentos, tres goles por lado, empate en pases, empate en goles, empate entre amigos, empate en tres soles. Carboneros de la plata, damos el pase a los gauchos que juegan en cualquier cancha, aunque el frío se haga escarcha. Felicidad también por los parceros del atlético de la plantas, que ganaron en la cancha que cuesta lo que vale en un día el pan pa llenar la guata con palta, y las monedas para una aguita en la plazita, o para en la playa tirar un par de machitas.

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El sol está en la mitad del cielo, salimos de niños a la cancha, cada cual con sus cábalas cada cual con sus palabras, con sus gritos, con sus arengas. Las abuelas hablan de la vida fuera de la cancha y alientan con sus palmas y su miel. A lo que salga la pelota se acaba se escucha al viento decir, le doy al arco, le damos tan suave a la pared y con tanto cariño a la pelota que exhaustos quedamos, nos sentamos en el pasto. La cancha cuadrada se hace mesa redonda: el sudor, la lágrima y el trabajo ahora son bebida, pan con pebre y un que otro abrazo de gol, de dos, de tres, de do re mi fa sol.

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Subiendo por el cerro castillo se ve la espalda de la ciudad, los cerros son como fabelas la calle arlegui es libertad, por ahí no pasan los autos bonitos que van por la orilla del mar donde los niños habrán de jugar al sol en la playa de verdad. Comienzo del día en la playa en que hay niños, hay nombres, en la playa en que hay hombres, hay hambres que juegan con la arena, el agua fría del pacífico helado les da la paz y el pase del balón lo dan con los pies y no con las manos. Atardece al final del partido del día de nuevo, se vino la noche. Comienzo desde los otros días, hay marejada, ahora queda menos playa pero menos mal que las ganas no faltan y menos mar que las faltas no ganan al final del partido. En la cancha de los re cuerdos y del sol en bis y cleta, cíclica mirémonos los pies, corramos por doquier. Soñemos el juego, te presto mis zapatos, te presto mis manos, de arco a arco, al fútbol jugamos. Si la vida nos apremia, soñemos que el premio olvidamos, soñemos sin el resultado, saber quién gana, saber quién pierde, saber, quién sabe mi hermano. Te pido el pase, grito fuerte, ahora, lanzas la pelota, salto alto, espero en el aire, golpeo el balón...esta vez fue muy suave, quizás por eso no entró, pero si me ~ 15 ~


entregan un pase con cariño con cariño al arco entonces lo doy, y si no sale gol, ya está. Pero mañana es otro día en que puedo imaginar que un gol de chilena podría salir, en forma natural, como sale o entra el sol en ti, y en mí.

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El gol y su dibujo. La pared y su mural. La amistad y su color. La derrota y su sabor. La pasión y su forma. La virtud y su verdad. Confíanza y caminar. Velocidad y calma. Tiempo, dibujo porque espero el momento. Creación dentro y fuera de la cancha. Comunicación, la pelota como mensaje.

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Terminó el partido y bajamos caminando a tomar la micro, ella contó a la rápida que era hincha de un club de fútbol, y viajaba a todos lados a ver al equipo. Que ganas de tener el corazón así de encendido...algo tiene este deporte que emociona. De vuelta a casa en la micro a con-con la familia entera del conductor muerta de la risa, el papá, dos chicas y el hijo o quienes fueran, parecían de película. Se tomaban todo tan a la ligera, que ganas de jugar a la pelota con esa liviandad, porque ellos estaban jugando, y en el buen sentido de la palabra, se estaban divirtiendo, como se debiera hacer, si se pudiera jugar de lunes a lunes sin tener que pagar por ver.

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Nos golearon, perdimos por lo menos por ocho goles de diferencia, según yo los equipos estaban parejos. Jugé la mayoría del rato arriba, de delantero, intenté hacer una chilena al inicio del partido, el arquero lanzó fuerte con la mano y no gol pie la pelota si no que utilice la fuerza del saque y empujé con el empeine del pie izquierdo, me eleve en el aire, quede acostado en el aire un tiempo corto, la pelota fue hacia el arco pero era difícil hacer el clásico movimiento de una chilena propiamente tal, solo empuje la pelota, quizás para que hubiera salido tendría que haberla parado de pecho y tirarla o simplemente parar la pelota y acomodarme mejor. Después trate de hacer otra vez la chilena, pero cuando me di cuenta que seguíamos perdiendo por hartos goles y además por algo que me dijo un amigo entendí que no tenía sentido seguir tratando porque en realidad, era más importante hacer un gol entre todos que meter yo solo un gol de chilena. Trate de jugar simple el resto del partido, pases al pie, tratar de llegar a la marca, baje un poco a veces pero me mantuve en general jugando arriba, cuando los rivales hacían una jugada buena o gol los felicitaba, me gusta el futbol y no por ir perdiendo ~ 19 ~


voy a perder la costumbre de alentar a los que juegan bien. Siento que a pesar de haber perdido por hartos goles, afiance relaciones con la gente que no veía hace tiempo, quizás eso me hizo estar un tanto relajado en lo que al juego competitivo respecta, si un amigo mio viene y no lo veo hace tiempo, no voy a jugar fuerte con el, no tiene sentido. Al menos para mí. Igual, obvio voy a tratar de meter un gol, ojala de chilena, o como sea, pero…si el mete un gol lo aliento a que haga otro, si esta falto de ritmo, con mayor razón. Al final del partido metimos un gol de antología con otro amigo, cuando terminó la jugada le dije que me acordé cuando jugábamos asi siendo niños, íbamos al punto para reiniciar el juego, alguien dice, fue suerte, miro a mi amigo a los ojos y él ya está diciendo “talento puro”. Ya hacia el final un jugador salió de la cancha, seguimos la jugada, era la ultima asique daba lo mismo, además ya llevábamos mucho rato jugando y estábamos en la hora de termino, dimos un par de pases, y salio gol de nosotros, le pege de zurda sin mucha potencia pero colocada, estaba cerca del arco asique no era muy difícil, fue el único gol que metí.

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Dibujar el movimiento, escribir el pensamiento, jugar con sentimiento. Con el consentimiento del movimiento, del pensamiento y de las manos o de los pies es como mirar y ver en lo rápido algo lento, y en lo lento largo aliento de la voz. De la mirada que reclaman los pies, a pata pelada en la arena de la playa, la cancha es tan larga que podría caminarla durante toda la mañana, y al otro día esperar para sentarme en la tarde en el medio de la cancha o de la playa a mirar como el balón de fútbol es el sol que también se baña. Cuando el partido se acaba, entonces nace la luna y en la mirada de quien tiene la palabra se inicia otra jornada, la cancha ya no es playa, es de un azul oscuro porque ahora es el cielo y las estrellas son los que observan el juego. La pelota no sale nunca porque no hay rayas, y las estrellas fugaces son los pases, y los planetas son las redondelas de la alegría del universo que es una sola cancha inmensa sin medida, como diez galaxias que le dan la bienvenida a cualquiera que quiera aprender a jugar sin reglas todavía.

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Ă?ndice

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BANDERA SUEร O PABLO DOERR se terminรณ de imprimir en el mes de enero del 2018 en los talleres de editorial Opalina Cartonera

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Los libros de la editorial opalina cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaciรณn, delicadeza y Carรกcter

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