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Paulina Correa
Historia marĂtima para dos
Opalina Cartonera ~3~
Historia marítima para dos. Paulina Correa Opalina Cartonera 2017 Diagramación a cargo de Juan Canales Diseño por Francisco Escobar Impreso en Valparaíso-Chile por Opalina Cartonera Primera edición
“Colección Ecolección” Contacto autor: jp.paulina@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor ~4~
Historia marĂtima para dos
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Versos en re - versa
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Estado de Gloria Lo escribí para ti, en el fervor de una noche de recuerdos, en una sobre dosis de frases y sintaxis, rociando comas, puntos, comillas, ordenando y desordenando. Nada es suficiente, quizás el borrador mil sea digno, quizás queme todas las hojas, quizás las convierta en panfletos, y las lance frente a tu casa. Ninguna tinta me da el color justo, las rimas me parecen un chiste, un remedo de lo que es. Desesperada, busco con urgencia, en mis bolsillos, entre mis cabellos, en la borra del café, solo hay letras desperdigadas. Ahí, en las huellas de mi gato en el sofá, construí unas frases sueltas, las pego con dificultad. Tartamudeo ante la línea inicial, y la deletreo en una caracola. Nada es poca precaución, se trata de ti, que con un carraspeo me cortas el aliento. Busco la hora justa en que la vía láctea me sea favorable, y ahí, entre el nacer y el morir del día, lanzo todo al aire. Las palabras caen sobre la mesa, no han sido maltratadas, me pongo a elegirlas con pinzas de camarones. Las puse una al lado de la otra, ~9~
enredaderas de historias deshilachadas. Me imagine tu risa, tu sorpresa, tu enojo. Borre, gemĂ, como un parto de cien aĂąos, luego , abrace las hojas, las acaricie lentamente, las puse en tu almohada, espere que las despertaras con tu aliento, y una a una se colaron por tu cuerpo.
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Sansón
Tu melena es bíblica, lo pienso siniestra, mientras escurro una tijera en mi bolsillo. Qué daría por la posesión absoluta de tu cabello, por tener ensortijadas esas ondas en mis dedos, por despertar sintiendo su aroma a sueños. Tu cabello es un bosque valdiviano, misterioso y seductor, me atrapa, y vivo feliz cautiverio, tus ojos surgen de esa selva, y se roban mi alma. Un rayo de sol ilumina tu cabeza, y cascadas de miel y castañas brotan de ella, me apego a ti, y siento esa maravilla. Dejo caer las tijeras, prisionera feliz de tus abrazos, mis manos acarician tu cabeza y tu frente, tu barba cosquillea en mi mejilla, siento que me hundo suavemente, no hay salida, reclusa en la maraña de tu pelo, me entrego adormecida.
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El vuelo Volar es un verbo misterioso, lleno de fuerzas y corrientes, vuelo pegada a ti, pierdo el aire en un suspiro, me proyecto a lejanas dimensiones, doy giros, aterrizo suavemente en tus hombros, como un pájaro dormido. Vuelas tú, y el cielo tiembla, tu fuerza mueve brisas y huracanes, tu rostro se vuelve luz y energía, tu voz despierta la mía. Volar juntos en cielos abiertos, sentirte a mi lado en la inmensidad, volar, simplemente volar.
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Constelación con tierna vaca
Nos vamos a donde el hombre no ilumina el mundo, esperamos que el sol se vaya a otras tierras, tendidos en el pasto, vemos renacer el oscuro cielo, y nos hacemos pequeños. Las estrellas se acercan a nuestros ojos, nosotros ciegos de tanta ciudad, volvemos a ver. Me lees el cielo, me regalas galaxias, adornas mi pelo con luces extintas, y ahí, en tus ojos, veo tu naturaleza celeste. Nos quedamos inmóviles en contemplación absoluta, tu cuerpo y mi cuerpo son universo, la hierba y el campo son estrellas, tras nuestro, una vaca le canta a la luna. El polvo del cielo se pega en tus labios, procuro beberlo y hacernos cometa, y salimos volando, estrellas fugaces, cumpliendo deseos que aún no se han dicho.
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Bar con aroma a lavanda En un bar recóndito e imposible, paso la noche tomando pisco souer con lavanda. En la barra, parroquianos a torso desnudo, discuten en lenguas originarias y originales. Una banda toca, perdidos juglares franceses, en tierras sin nombre, dedican canciones a mujeres de puertos lejanos, no volverán, lo saben, a tocar sus mejillas de blanca loza. Me pongo una flor en el pelo, sonrío desde mi oscura piel, y trato, como el primer día, de seducirte, marino de muchos mares, ya intenté el lance una vez, en un bar de Ámsterdam en que no salía el sol, en una barra chinesca, en un tugurio perdido, y ahora en este puerto improbable, te vuelvo a declarar mi amor, marino de ojos dulces, como un buen ron. Te canto romances de noches de juerga, te dibujo paraísos con tesoros perdidos, te llevo a la playa y te propongo cruzar los mares, y al final, mientras duermes, te robo el corazón.
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Mar en las rocas En las rocas, con una bebida blanca y sin revolver, contundente, taxativo, así partimos la conversación. El bar comme il faut, con una luz exangüe, la mesa de madera con claras heridas de guerra, mi mano y la tuya, el mozo nos examina en el aburrimiento de la tarde, nos lanza un comentario, se ven interesantes, comienza a inquirir sobre nuestras vidas, luego nos abandona a roer su información. Nos miramos, interesantes, si tal vez, impredecibles, tal vez inesperados, quizás afortunados, muy libres. Me tomas de la mano, pides otra ronda con gesto profesional, nos miramos a los ojos sin hablar. El alcohol nos pone aún más interesantes, El mozo parlanchín pide más detalles, Y nosotros ahí condescendientes, le regalamos unos datos, fascinado no rellena los tragos. Tú me demuestras tu interés con un beso en los labios, yo el mío acariciando tu nuca muy despacio. Va la tercera ronda, el bar vacío, y nosotros, interesantes.
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Sólida arena
Decidí construir castillos de arena, aunque todos soplaran en contra, aunque las olas doblarán su alto, castillos de arena para cantar alegrías, para abrir ventanas al sol, para esperar tu llegada, para que fuera un remanso. Confié en que podías parar el viento, blindarlo con estrellas de mar, con cangrejos vigilantes, una fortaleza. Los imposibles se hicieron posibles. Sólida arena de tus mares, mano firme al timón, capitán de ilusiones, corsario sin pabellón.
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Felicidad
Examino mi rostro en el espejo, busco evidencia de felicidad. El asunto no es simple, no es cosa de recolectar sonrisas. Algunos hablan de un aura, logro detectar una mancha de pasta dental, blanca, radiante, luminosa pero estĂŠril. Canto lo primero que recuerdo, espero encontrar en mi voz la evidencia deseada, pero desafino como siempre, mi ritmo es igual al de otros dĂas. Voy al dormitorio y me atrinchero bajo las tapas, extiendo un brazo y me encuentro con tu espalda, como un imĂĄn me atrae, mi nariz queda pegada a tu cuerpo, mis manos se esmeran en recorrerte, dormido emites un vago susurro, te vuelves, me besas y entonces, es la felicidad.
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Amanecer
Es la oscuridad, y sin embargo tengo luz en los ojos. Me prometiste que el sol vendría por mí del otro lado del mundo, que los campos iban a brillar de improviso, que las rocas iban a recortar figuras, al otro lado del sol. Me sujetas de la mano esperando, una brizna anaranjada insinúa al sol, la brisa del amanecer nos besa, no cerramos los ojos esperando el milagro, ese que es cotidiano e inmenso, inexplicable y divino, amanece y todo cobra color, tu voz de promesa cumplida, mis ojos que ven tu regalo. Lo prometiste, te voy a regalar el sol que viene del otro lado del mundo. No hay más que decir, estamos solo tú y yo.
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Noche plena
La mañana llega y te encuentro en el centro de mí ser, el mar a lo lejos canta, canciones de amores que no pasan, Anoche celebro con nosotros, con marejadas y rompientes, La pasión libre de nuestras almas. Eres fibra de arte, cada célula y cada suspiro, eres inspiración y fe, temporal majestuoso lleno de energía sublime, tus manos me elevan en el aire, me dan de beber alegrías, con un beso me llevas al Cielo, una palabra y me das vida, así en segundos cambias mi mundo. La luz no se atreve a entrar a nuestro refugio, afuera juega con aves que cantan, con lavandas y camelias, con gatos que espían nuestras pisadas. La mañana llega y me encuentra suspendida sobre ti, embriagada con aromas de menta y tierra, esencias que vienen de tu piel, sabores que me quedan de tus besos. Un suave halo cálido viene de tu cuerpo, es tu ser que me envuelve, son las risas de la noche pasada, el abrazo después de la pasión, que no encuentra juntos y dormidos, de vuelta de caminos ya andados. Las imágenes flotan sobre las sábanas, se posan en tu cabello y en el declive de tu nariz, ~ 19 ~
las persigo con la punta de los dedos, se pegan suavemente a tu rostro, son caricias escritas en la piel, eres tú y yo a un mismo tiempo. Mis manos se deslizan por tu espalda, se quedan juguetonas en tu cuello. Contengo la respiración para darte un beso, suave, imperceptible, un pequeño robo en tus labios. Tan leve que tu sueño continua, guardo mi tesoro en la punta de la lengua, en la comisura de la boca. Tu rostro frente al mío, tu blanca luz me traspasa, me eleva. Decido no moverme, eternizar ese estado de sueño. Veo tu alma luminosa recostada en mi alma. Soy feliz, muy feliz porque estás ahí dormido, Mis manos en tu cabello, una suave red que atrapa tus pensamientos, las notas que fluyen de tu memoria, las notas que cruzan el aire. Eres una mirada dulce y amada, Un abrazo protector y suave, Armonía de palabras y notas, Encuentro feliz de mi vida, Sueño de todo mi pensamiento, Pasión y dulzura, Eres mi razón y mi locura.
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Rompiente La fuerza del mar vibra en las rocas, choque milenario, las gotas inundan el aire, la próxima embestida se anuncia en el vaivén de las aguas, pequeños suspiros de mar surgen desde el suelo, y se van arrastrando milésimas de mineral perlado. Trato de estar erguida, en calma frente al rompiente, pero las olas sobrecogen mi alma. Te miro, ahí parado al borde, bañado de energía y naturaleza, tentado por cantos de sirenas lejanas, criatura de mar y viento, queriendo volver a tu centro. Soy guardiana inútil frente al mar inmenso, no oirás mi voz, ni mí alerta, tus deseos son de sal y llovizna, ya estás inmerso en su estela, nada te separa de la ola, gigante y definitiva se alza en vuelo, no te mueves, desapareces y mi corazón se suspende, el mar se retira y ahí estás, el mismo, y otro, te vuelves y tu mirada me traspasa, libre, siempre libre.
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Manifiesto para ti
En un tiempo de desapegos, quiero rendirte mi apego. En medio de la indiferencia, te entrego mi militancia. En medio de ideologías caídas, te has vuelto mi ideología. He rayado en tu calle tu nombre, y los nombres que te doy en silencio. Me he encadenado a tu huerto, en medio de la menta olorosa, ahí espero en un sitting reverente, que despiertes vida mía, para susurrarte al oído frases subversivas. Para revolucionar tu mañana e invadir tus noches, he juramentado que esto será una escalada, una lucha armada por alcanzar tu cariño, por tomar tus sueños, por expropiar tus besos. Tomaré la vía propia a la seducción, Hasta abrir las grandes alamedas de tu corazón.
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Incomunicados
Confieso que quise llevarte a una isla desierta, desierta de redes sociales, desierta de políticos, desierta de atentados a la bomba, desierta de ambiciones. Declaro que mis intenciones no eran buenas, quería llenar tu aire de suspiros, los míos, Llenar tus manos de emociones, las mías. Llenar tu espacio de presencias, las nuestras. Te expuse a los cuatro vientos, a rompientes de olas que bañaron nuestro espíritu, a silencios cómodos, a besos esperados, a la locura absoluta, de no querer ser rescatados, a noches de plenilunio, a rumores de olas, a lanzar botellas al mar, sin mensajes de socorro. Finalmente te expuse a querernos, el más alto de los riegos, y te expuse a soñar.
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Silencio
Hemos llegado al silencio, después de millones de palabras, de muletillas mal repetidas, de anécdotas re contadas, de frases desechables, hemos llegado al silencio. Miramos la llanura extensa, no emitimos sonido, el verde, el cielo y el mar nos llenan los ojos, los oídos, las manos. No hay más sonido que el de la vida, aquí estamos, solos, los que pronunciamos mil palabras antes de la justa, de la última, de la que abre el silencio que habla. Esa, que nos tiene sentados frente al mar y envueltos en llanura, esa, que ya no se dice porque solo es. Mis dedos recorren el borde de tu oreja como una copa de cristal, buscan sonidos que solo oímos los dos. Ahí frente al mar, ya no te repito palabras de amor y deseo, solo oigo tu silencio y vuelo.
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Mirada a las 3.a.m.
Me despierto solo para verte, justo a esta hora eres una aurora boreal, la suma de luz y color, el susurro del mar en el coral, la leve nota de un grillo en la noche. Me despierto, solo para verte, para guardar en mí retina la caída de tu espalda, el cabello sobre tu frente. Me despierto y procuro no perderme de nada, ni el ritmo de tu respiración, ni la forma en que te abrazas a la cama. Sin emitir ni un suspiro te observo, temo que la memoria no sea fiel, que el recuerdo sea vano, que nada te haga justicia. Así vivo el momento cada noche, despierto y capturo tu calor, el aroma de tu piel flotando en las sábanas, tu sombra que cae en el muro. Todo ese abandono eres tú. Te atesoro, y al amanecer eres otro, en medio del mundo, eres otro, pero al caer la noche vuelves, prisionero inocente, a mis ojos.
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Tortuga Tortuga, sobre mi espalda, varada y triste sobre la playa, así llame tu atención. Me diste nuevos nombres, leíste las marcas en mi caparazón, volviste a poner mi mundo al derecho, a darle sentido a mis pasos, alegría a mis ojos. Lenta, finalmente tortuga en tierra, te seguí , recupere la dulzura, disfrute la caricia del mar, te sentaste a mi lado, vimos juntos perderse el sol. Tortuga dijiste, nade contigo y perdí los miedos, nade contigo y vencí al tiempo, nade contigo y gane ilusión.
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Peces de colores Mi pie avanza firme, abandona tierra segura, la menos grata de las tierras, me sumerge en tus aguas inciertas y alegres, me enreda en tus manos llenas de versos y notas, busca peligros nuevos y simples, mi alma hace mucho no ama la cordura. La sonrisa y la risa me vuelven niĂąa, y me dejo caer entre las olas, y siento la arena jugando en mi rostro, no temo al mar, ni a las rocas. Me dejo llevar por tu mano, me haces volar entre peces de colores, jugamos a que el mar es un jardĂn, y tu el jardinero, me sumerjo en amarillos, violetas y traslucidos. mi piel se eriza con el roce de los peces, y el roce de tu alma que flota liberada, los sigo, te sigo. Mecidos por el mar lleno de ensueĂąos, nos quiero eternos, libres y primarios.
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El viaje
Desde el comienzo fue el viaje, la propuesta nocturna, un juego de palabras frente al mar de Loncura, y luego el verbo, viajar, seguido de un sobreentendido de pupila a pupila. El oleaje sugiriendo otras playas, tu voz, musitando en lenguas que ignoramos, no había forma de negarnos, debíamos viajar. Un golpe eléctrico, el aroma profundo a trashumancia, los parajes ajenos, expropiados antes de pisarlos. Tu rostro iluminado, por un amanecer al otro lado del mundo. Mi rostro iluminado, por una improbable escena en Casablanca. La lejanía nos atrae y nos hace uno en la búsqueda. El viaje es la escenografía de nuestras alegrías y dramas, una escena mil veces modificada, el aeropuerto cambia de luces, de banda musical, yo sonrío y corro a tu brazos, yo lloro y cruzo mis brazos, las maletas suben y bajan, el viaje se reinicia, y la alegría me llena los pulmones, nos subimos a trenes llenos de nosotros, llenos de conjugaciones y verbos, dormimos y despertamos en lugares más nuestros. Yo sé que al final de cada calle estás tú, sorprendido por una palabra en suspenso, por una nota que oyes en el vacío. ~ 28 ~
AhĂ, en la otredad, en lo distinto y lejano nos encontramos, cuando nuestra lengua no tiene sentido, cuando tu casa y la mĂa son solo recuerdos, nos tomamos de la mano y entramos a lo desconocido, y ahĂ, en lo ajeno, somos felices, ignorantes, aprendiendo todo, haciendo el viaje.
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Ă?ndice
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Historia marĂtima para dos Paulina Correa se terminĂł de imprimir en el mes de abril del 2017 en los talleres de editorial Opalina Cartonera
www.opalinacartonera.blogspot.com
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Los libros de la editorial opalina cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaciรณn, delicadeza y voluntad
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