Opalina Cartonera
Deci + Humano Su Sitio en el Universo Cafuzo N° de registro propiedad intelectual: 279175 N° registro seudónimo "Cafuzo”: S-4656 Ilustraciones, foto y diseño de portada: Cafuzo Foto de reseña: Carlos Palestro Opalina Factoría 2017 Diagramación a cargo de Juan Canales Diseño por Francisco Escobar Impreso en Valparaíso-Chile por Opalina Cartonera Primera edición
“Colección Op! Fábrica de Libros” Contacto autor: cafuzo@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas- 3.0 Unported
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A mi familia, sanguínea y de la vida, por ser fuentes de amor e inspiración detrás de cada uno de estos versos. Agradezco también al Maestro, Eloy Nepo L., quien creyó en mí, brindando su sabiduría e infinita generosidad a lo largo de este enriquecedor tránsito decimista. Este libro también ha sido escrito por ellos. Cafuzo, 2017
Mauro Ayar, más conocido por su nom-de-plume: Cafuzo, ha tenido un ascenso meteórico en la décima. Un contraste bastante irónico ya que los meteoros típicamente descienden. Sin embargo, he sido testigo de la metamorfosis de un poeta en rumbo a un destino insospechable. Hace alrededor de dos años que el autor de las décimas escritas en este libro comenzó a incurrir en el ámbito de la poesía, sin tener sospecha alguna que su urgente camino lo llevaría a una investigación y exploración de las infinitas posibilidades de la décima espinela. No solo mi admiración a este poeta y multifacético artista me llevan a escribir estas líneas, sino a su profunda calidad humana y la entrega a su arte, ingredientes indispensables para escribir versos de la calidad que lo identifican. Un tercio de esta corta carrera como poeta, fue buscar esa voz que le habla tan elocuentemente, y que cada poeta ansía descubrir y traducir en rimas, poco a poco fui testigo de la aparición de esa voz y su inconfundible estilo. Queda mucho por decir y esa tarea le pertenece a Mauro Ayar. Su voz se escucha muy alto cuando se trata de enfrentar injusticias y abusos, se torna dulce para elogiar a los artistas que hoy nos dan inspiración a través del camino que trazaron, y se vuelve tierna para elogiar al amor y sus verdades. Los temas que abordan su pluma son amplios y bien definidos, siempre encuentro en sus versos alguna medida de hermandad, de amistad y sentido común. Me siento sumamente elogiado de poder llamarlo amigo y hermano decimista. Eloy Nepo Leguia, Pittsburgh, Pennsylvania USA
Elegí un canto al amor o el amor que me eligió, y en las preguntas se abrió entre amor y desamor. Y así retorné al candor de las lágrimas y risas, en las hojas y en cornisas y el aroma de mujer con quien vine a florecer a partir de su sonrisa.
Su sitio en el universo El otoño en su regazo, en el viento van las hojas que los árboles despojan tras la huella de su paso. En sus manos, cual cedazo, buscan ellas su refugio conscientes del artilugio fraguado durante el año yo me inclino a ese peldaño no hace falta un subterfugio. Recorrió cuentos y dramas, cuerdas flojas y renglones, infinitos escalones donde el sueño se encarama. La montaña y sus retamas fueron tejiendo aquel verso red de mar ante lo adverso para inaugurar el día, confiada en que encontraría su sitio en el universo.
Mi sitio en el Universo (II) Me eché a caminar su rumbo, derrotero a su regazo de punta a cabo en el trazo, camino, vuelo y me zumbo. No decaigo ni sucumbo, no obstante el pulso dorsal,
pan de una hembra universal, imagen que cubre el cielo donde atesora con celo posado en tibio ventral. Sentir el suave pulsar, sus dedos en mi cabeza mano que me desmaleza no más el día aclarar. Las aves con su trinar dan inicio a sus quehaceres y tumbados en placeres discurre la hora pequeña. Quemé naves con su leña hundí espada por lo que eres.
Bella flor Bella flor la que la florece entre cardos y hojarasca para que el amor renazca y cual rocío la bese. Petalosa donde mece al colibrí antes del vuelo. Cumple todos mis anhelos e ilumina mis rincones, polen da a mis emociones elevándome a su cielo. Un día se dio el encuentro, de un verso que estaba escrito y en los míos la he descrito
desde que se hizo epicentro. Hoy giro en torno a su centro disfrutando su universo su vocablo me hizo terso y su abrazo necesario, maneja mi abecedario traduce mi beso en verso.
Voy y vuelvo Cómo duele la distancia y su mal gusto de boca que a nuestros labios hoy toca y se mezcla en tu fragancia. La despedida aquí es rancia, mustia, triste y pestilente, le sigue un ruido silente, pecho que corre al galope desbocado, tope a tope, soledad entre la gente. Un niño vaga perdido del abrazo fresco en su alma que avanza y busca la calma al corazón aturdido. Despierta el cuerpo rendido recién tras el breve sueño, la luz aviva el empeño y crece en la oscuridad revestido de bondad, aquella que calma el ceño.
Tras el vidrio vi sus ojos y la humedad en su cara. No cesa la vida rara de regalos y despojos. Pero bien camina el cojo cuando su alma se ha sanado, se ha perdido y se ha ganado y hoy felices con el saldo. Celebramos aguinaldo, sonrisa de lado a lado. Hoy toca endulzar la espera a ambos lados del camino, generoso es el destino para todo el que se esmera. Su esencia duerme a mi vera como flor que ya germina sol, agua y mimo la afina, fresia duerme en nuestro huerto y el potrero es nuestro puerto ahí donde el amor festina. Es la espera escaramuza si el abrazo es verdadero, si cala el beso certero y se empeña hasta la tusa. Vive en mí la bella musa, siento su voz y su aliento que a mi lado en cada intento será la hora llevadera. Quemé naves a su espera que es más corta, lo presiento.
Tu sonrisa Si dibujo una sonrisa como la tuya en mi cara y con mi pluma espantara lo que te prive de risa. Bello trazo que armoniza el ritmo en los elementos y eternice los momentos de luz y brillo sencillo, me hacen sentir el chiquillo, el niño que llevo dentro.
La marca de su piel La mejor marca es tu piel y la talla tu cintura, el sabor es tu dulzura que causa envidia a la miel. Es la mesa sin mantel el detalle más certero cuando sumerge el uslero en la masa para el pan el que a tus manos le dan el sabor que más yo quiero. Es un tálamo tu espalda donde descansa mi mano lengua braille de antemano lee el cuello hasta tu falda. Baño de tina esmeralda entre flores que es tu aroma baja el agua por la loma
cuando brotas manantial tras el amor matinal que me desmorona y doma. Gano trote con tu pulso, mecanismo que infalible da la pausa a lo posible cuando me agarra en su impulso. Me agito, quedo convulso y sudo la tibia gota que me ampara en la derrota y pondera en la victoria cuando me sube a la gloria la pasión que en ella explota. Su voz es la melodía con que se hermanan las razas, canto que en su lengua enlaza provocando epifanía. En la calle algarabía y en el cuarto es un ritual, conocimiento ancestral llamando a los elementos. Vuelvo a bestia en el momento en que me cruza a su umbral.
Rosa blanca «Cultivo una rosa blanca» * meridiando el mes de mayo y la miro de soslayo porque sé cuánto le encanta. Flor que adornará mi manta y luego su pelo suelto
cuando esté ante ella, resuelto, le confíe mi destino y de la flor que con tino en su aroma Ella se ha vuelto. *José Martí
Con un beso Despiértame con un beso antes de ser pesadilla, abre mis ojos, chiquilla, que quiero salir ileso. Anima un beso travieso como frutilla carnosa, ése que abraza y reboza los labios de quien te busca, haz que junto al mío luzca cual vuelo de mariposa.
Nuestra saliva Nuestra saliva fundida enlazando extremidades se calzaron las mitades de bajada y de subida. Queda allá afuera, derruida la ciudad con su abandono, corazones en un tono a este lado de la tarde, nuestro rito es el alarde que a mi grano da su abono.
Amar el sito sencillo A Amar, dividir tristezas y compartir alegrías, avivar la algarabía en la extensa sobremesa. Amar en fresca maleza bajo el cielo que nos mira, amar al ser que uno admira, amar en justo momento por sobre el entendimiento, amor que invade y respira. M Amar en tiempo y espacio desde siempre y en la espera. Amor, la flor verdadera que nace y crece despacio. Amor de ámbar, de topacio, o la piedra más humilde. Amor en silencio y tilde donde acentúo tu nombre. Amor que despierta al Hombre donde su ser acabilde. O Amar el sitio sencillo donde se guarda tu aroma. Amor que hace espina roma a fuerza de afán y brillo. Amor en muros, rodillo en pancartas de tu piel, labios que saben a miel, dulzor le envuelven rendido.
Amor que sigue prendido y espanta el rastro de hiel. R Amor, tu mano en la mía generoso ave que nace que vuela libre y que yace donde sólo encierro había. La hora me señala el día y las horas te acarician acercando la primicia para conjugar el verbo y en mi página de acervo se despliegue tu pudicia.
Donde te surca mi nave Descansa el cuerpo a tu lado las migas de mi deseo, después del viaje el mareo y respirar recostado. Descansa todo el calado donde te surca mi nave mide mi labio que sabe el remanso en que recala, muelle, fatiga que exhala estiba mi carga y cabe. De sedas, granos y lienzos y hay una vela que se hincha, nos amarra el nudo en huincha las pulgadas que te pienso. Anclaje que cae intenso y eres mis profundidades,
cesas mis oscuridades, me iluminas con tu luz en tu vientre el tragaluz de primigenias edades.
Pide por esa boca Dime luz y seré cielo. Dime aire y seré tu boca. Dime fuerza y seré roca. Di calor y seré hielo. Dime libre y seré vuelo. Dime labio y seré beso. Dime salto y salgo ileso. Dime canto y seré acorde. Dime extremo y seré borde. Di fruto y seré cerezo. Dime hebra que seré el lazo. Di semilla y seré huerto. Di barcaza y seré puerto. Dime brazo y seré abrazo. Dime niño y soy regazo. Dime plumas y seré ala Dime pecho y seré bala Dime niña y seré juego. Dime pronto y seré luego. Dime polen, seré cala. Dime pulso y seré orgasmo. Di risa y seré mejilla. Di cansancio y seré silla Di dolor y seré espasmo. Dime más, seré pleonasmo.
Dime lengua y seré labio Dime inquieta y seré el sabio. Di recuerdo y seré el sueño. Di sonrisa y soy risueño. Di estrella y seré astrolabio. Oigo tu voz que me llama en la espera interrumpida que cabalga en la estampida y a tu pelo me encarama. Oigo que en mí se derrama el encanto de tus besos tersos, húmedos, posesos. Oigo me llama tu voz al refugio donde dos recrean sus universos.
Dormirá esta poesía Dormirá esta poesía tendida en un anaquel atadas con un cordel, quién será el que olvidaría. I Se escriben los sentimientos lo que va forjando al hombre, versos que suma a su nombre cada historia y sus momentos. A veces vanos intentos por asir la alegoría, cuitas que antes supondría del silencio su capricho y por abrupto lo dicho
«dormirá esta poesía.» II Cae polvo desde el cielo opacando mis zapatos, se destiñen buenos tratos cuando se acercan al hielo. Custodiados por el celo suda por ella y por él cruzando por el dintel trajo versos la partera para plasmar su quimera «tendida en un anaquel.» III Viajaron de mano en mano, en dormitorios, tarimas, festinaron con la rima, se hizo carne el ser humano. Nos tratamos como hermano flor de piel sobre el mantel del peón, del coronel que intentaron los amores convirtiéndolas en flores «atadas con un cordel.» IV La mujer enamorada por aquél toda la vida por su pasión desmedida largas noches desvelada. Presa de la marejada, de la marea tardía sólo en versos traería a sus lágrimas consuelo.
Hoy sus pasos son del suelo «quién será el que olvidaría.» Epílogo: En tu pecho tibio y suave debajo de tu almohada después de la encrucijada de poemas de esta nave: Hay en tu alma, si es que cabe, la espera de cada día, diez besos de tu elegía, recurrir a nuestro encuentro y quedarse siempre adentro «dormirá esta poesía.»
Envidio Envidio el paso del viento que juega con tus cabellos. También envidio el destello de luz que baja y, presiento, baña tu cuerpo sediento. Envidio la tierra bajo tus pasos por el atajo. Envidio el mar que te llama profundo. Envidio tu cama adonde el amor me trajo. Envidio el aroma a flores que inunda tu intimidad. Envidio, esa es la verdad, la cura de tus dolores. Envidio aquellos temores los que apaga tu sonrisa.
Envidio la suave brisa que se acerca sin permiso, mas permanezco sumiso cuando mi alma tú acaricias. Envidio el aire que anima tus gestos, tus movimientos, envidio aquellos intentos del paso que en ti camina. Y el aroma en tu cocina, y el verdor que hay en tu huerto, mas me llevan a buen puerto donde olvido estos excesos y me declaro confeso que sin ti a mi lado muero.
Cavo en tu corazón noche Cavo en tu corazón noche largos pétalos de cielo y recorro desde el suelo tu cuerpo que es mi trasnoche. Afuera ha quedado el boche con una mochila de años, de sombras y desengaños, y sólo en huesos desnudos se arrima al lecho menudo silente, de suave baño. Tendido sólo el rocío de la temprana mañana, que gota a gota nos baña como baña el amor mío. Es invierno, mes de frío
y hay escarcha de cristales que se diluye en tus sales, bies de tu temperatura, y tiernamente sutura las heridas de mis males. Lento caen los segundos en un mar de horas bravías Todo es luz de medio día si acaso hay nube al trasfondo. Sigue siendo el sol redondo pese a disfraces y togas. Sigue el amor con su soga laxa, afirma y nunca aprieta, de a poco cierra mi grieta y avanza el remo que boga. Cavo en tu corazón todo y en mí me sabes a humores, cristalino que a las flores alimenta en el recodo. Es invierno y a su modo intenta darnos alcance infructuoso en este lance sigo sus días ausente, frío que, antes inclemente, este año no tuvo chance.
Cada tarde y el reloj Le esperaba cada tarde, el reloj hacía su pausa, de cuerpo y alma la causa en donde su epicentro arde.
Afuera el mundo y su alarde lo que adentro el Universo, Amor, el sendero terso de luciérnagas sus luces, pasión que en mi boca luce mi más desatado verso. El reloj vuelve su vista, lass agujas en su oído, el tiempo está suspendido, vigor que en sangre me alista. Banal atuendo desvista ante el fruto más sabroso. Saliva invade tu gozo y sé de ritmo y cadencia, fundamentos de esta ciencia que junto a tu lado esbozo. El reloj mira de reojo y él la mira de soslayo, temprano en un mes de mayo todo dado a este despojo. Tumbados para el reposo respiran a carcajadas después de la cabalgada distancia que llega al fin, como viaje de delfín en la tibia marejada. Le esperó la vida entera al canto de rogativas, cierta vez a la deriva como roca en la cantera. Lo esperaba a su manera sabiéndole al otro extremo.
Suelta la red, suelto el remo sobre un mar que encuentra calma sosiego que inunda su alma no incide el tiempo blasfemo.
Quisiera yo ser el viento Quisiera yo ser el viento que viaja sin pasaporte, sin timbre, sello o importe, un viaje en constante aliento. Emprender en sotavento el periplo necesario, sin hora ni calendario sin promesa ni ansiedad, ser, en calma o tempestad, la letra en tu abecedario. Ser amigo de la brisa confundirme en su ropaje, no precisar de hospedaje ni someterme a la prisa. Volar cerca de tu risa, sientas mi paso ligero, frรกgil voz del minutero al paso de tu cadencia, disimular la prudencia rozando tu cuerpo entero. Saber que abres tu ventana mirando de reojo el cielo las hojas del limonero que dan alerta temprana. Ser viento que te engalana
y te eleva así prendida, entre la ropa tendida ser tu preferida prenda, viento que abrace y descienda antes de caer rendida. Ser el viento infatigable que nació con la explosión por tener esa intuición que encierra su alma plegable. Puede ser inexplicable, es el viento y su deseo de invitarte a su paseo en sus alas que se extienden, los dibujos donde penden esos versos que aquí leo.
Yo no me acuerdo de ti Yo no me acuerdo de ti porque siempre estás conmigo. Eres a mi frío abrigo con el que no perecí. Tierno brote de raulí al que abrazo ya maduro, y me refugio en tu oscuro cuando el sol está que quema. Eres mi dulce diadema que me cuelgo y sin apuro. Si nunca solté tu mano ni siquiera en la distancia, pues me empapó tu fragancia en un despertar temprano.
Si se insinúa el desgano ya se va por donde vino. Eres encantador vino que durmió en robles toneles para pintar con pinceles los labios de mi destino. Uno a uno los umbrales cruzamos al suave paso donde invisible fue el lazo a senderos y portales. Fuimos en los matorrales, el potrero y las esquinas, furtivo beso en cocina entre especias y alcachofas. El amor subió de estofa y dio envidia a la vecina. Se fundieron los metales, fueron muebles las maderas, las nubes de las laderas absorbieron de tus sales. Salgo por donde tú sales entre risas y mi ensueño porque diste vida al leño que derrites los glaciares, evapora siete mares entibiándome el empeño. Si le doy pausa a mi pluma será para una caricia, será degustar delicia, será al sabor de tu espuma. Que tu verbo me consuma con la energía que envuelve
si la distancia disuelve a la vuelta de un segundo. Hembra, el poder furibundo ancestral que lo resuelve.
Y entre versos cada día el canto parió en el mundo un grito de lo profundo que agitaba el alma mía. El silencio rompería por el que no tiene voz lanzando un verso veloz que abrazó a la humanidad, luchando por la verdad tras la noche más feroz.
11 de septiembre Marchita la primavera por la sangre en la vereda, la humanidad puesta en veda desde el centro hasta mi vera. Retrocedimos a la era de barbarie y pisoteo, desteñido el deseo por la tierra en aridez, fuimos el sueño una vez y hoy no hay risa ni ajetreo. La vida busca refugio y sólo hay un trago amargo, se nos impone el letargo con un bando y su artilugio. Desnudos de subterfugio sólo balas y sordina, los gritos de la vecina y operativos nocturnos, el odio se toma el turno entre bota y carabina. Es el capítulo gris, terremoto estrepitoso de un accionar vergonzoso del chacal y su aprendiz. Así envejeció el barniz en la ventana cerrada, la libertad encerrada por poco pierde su voz, pequeños como el arroz y una Patria secuestrada.
Sebastián Acevedo Becerra (Cafuzo/Eloy Nepo) I El fuego de la impotencia quema al padre, quema al hombre: La dignidad tiene un nombre y apellido de decencia. Arde en la plaza, clemencia en sordos oídos crueles, Sebastián arde en sus pieles por sus hijos detenidos que aún nos duelen sus quejidos que vienen de tiempos crueles. ® cafuzo II Es Sebastián Acevedo la llama que nos recuerda como es de ruda la cuerda de la infamia y su remedo. No se lo consumió el miedo, ni aparatos, ni torturas. Tu esencia noble perdura junto a humildes corazones que en tu nombre vio razones pa' tumbar la dictadura. ® cafuzo III "Que tu nombre vio razones Pa' tumbar la dictadura", envuelto en candela pura sin sonidos ni blasones. Escriben los corazones los que ven el humo fiero
los que ven al mártir cuero por la vida de sus hijos *“¡Que la CNI devuelva a mis hijos!" su grito sacó cobijos del dictador tan grosero. © Eloy Nepo, *(Sebastián Acevedo) IV "Aún duelen sus quejidos que vienen de tiempos crueles", fríos, de los fríos rieles en las calles de elegidos. No pongas más al olvido, lo que no borra tu dedo: en Chile un hombre, sin ruedos, se entregó a todos nosotros, pongamos alto los rostros por Sebastián Acevedo. © Eloy Nepo
Si me matan… Si me matan lo merezco por usar la falda corta, por mostrar más de la aorta presumir lo que parezco. Por andar con aire fresco con la ropa fija al talle, por negarme a que me calle y decir lo que me canta, me mata así el que se espanta por ser la brisa del valle.
Me matan porque me río en la fila y en voz alta. Me matan porque me asalta la inquietud en mi albedrío. Me matan porque en el río me perdí en mi desnudez cuando mi testarudez no hizo caso a los consejos el de no irme sola y lejos presa de mi inmadurez. Me matan porque soy puta chicha fresca o casquivana. Me da muerte el que se ufana su derecho a la disputa. Me mata el que me refuta porque no lo elijo a él y en mi viaje de placer trazo yo mi itinerario. Me siguen matando a diario y me cubren con papel. Me matan porque me encamo sólo con el que yo elija, Pan de Dios o sabandija, sin querellas ni reclamo. Me matan en cada tramo del camino de Mujer negando reconocer, ante él, un ser inferior. Me matan en mi interior, me matan por florecer.
Me matan por andar sola por andar donde no debo, o me matan porque bebo mistela, chicha y piscola. Me matan por pirinola y bailar como una loca, por ser yo la que provoca, la que les mueve la cola, la que no les para bola, y da igual si se equivoca. Me matan por su temor tras milenios de grilletes o creer que sus billetes pueden comprarles mi amor. Me matan por mi valor con el que rompo el silencio y las verdades sentencio, mĂas y de mis hermanas. Matan a la soberana de los besos que sentencio. Me matan en la certeza que hay en sus contradicciones, me matan en las prisiones de medievales cabezas. Me matan con su pereza intelectual y humanista alargando, asĂ, la lista que da rostro a la vergĂźenza a una sociedad propensa a borrarnos de su vista.
Me matan por marimacha y por moral distraída, me matan por mi caída y también porque soy lacha. Me matan cual cucaracha por temor a empoderarme. Les enerva el no situarme donde sus ojos me vean, no asumen que soy marea que decido si calmarme. Me matan porque me niego a ser parte de la cifra con que la muerte descifra secándose todo el riego. Grito en alto, también ruego porque no me mates tú, porque no apagues la luz que oscurece estas verdades, ¡No vean enfermedades en mi corto canesú!
Café y flores para dos (A la memoria de Gloria Lagos Nilsson. Detenida Desaparecida embarazada) I Buenos días, Madre mía que me esperas tan temprano quiero ya tocar tu mano y sentirte, amiga mía. Sigues siendo la alegría que acompaña mis labores aplacando los dolores
vas curando cada herida, junto a mí, Madre querida, en mi historia y mis amores. II Atesoro mis recuerdos los que recreo en el tiempo, a mi ritmo y a mi tempo, porque es digno, porque es cuerdo. La pena en silencio muerdo, a solas o entre la gente, mas tu fuerza es insurgente y te siento aquí a mi lado, eres luz del desolado camino del consecuente. III Eres presente y memoria de un pasaje doloroso, mas tu afán fue valeroso cual tu nombre, bella Gloria. Eres parte de esta historia y en mi sangre eres futuro juntas somos el conjuro que alimenta la esperanza, sigues siendo la enseñanza que proyecto, te lo juro. IV Cada día en la mañana me levanto a nuestro encuentro, nunca más hubo secuestro ni distancia que me engaña. Somos de la misma caña y soy tus ojos queridos
que lloran lo que ha dolido, mas yo lucho diariamente por Justicia diligente por llevar flores al nido.
Tres sillas para ustedes (a la memoria de Guerrero, Parada y Nattino) I Eran tres apasionados nobles como el agua mansa, víctimas de la venganza y vilmente asesinados. En un sitio desolado la vida perdió sus vidas, ignominia inmerecida, por el cuello lentamente, ¿Fue un error ser dirigente de la fiel causa emprendida? II La familia a su tardanza esperaba con angustia y la flor se torna mustia conforme la hora que avanza. No se informa, hay desconfianza desde ocurrido el secuestro, la radio habla del siniestro congelando el día gris, la mano en corvo infeliz nos trunca a todos lo nuestro.
III Vivían por los derechos, los de siempre, por los mismos abrigando alto optimismo pese al Estado maltrecho. Pero el infame cohecho castiga la disidencia y aplana la dirigencia; golpe brutal a la historia, un caso en viva Memoria por sobre la indiferencia. IV Goza el autor libertad contraviniendo al Derecho ampliando así un vasto trecho que horada la dignidad. Crece Solidaridad con los hijos por delante tienen moral de garante, refrendada en los treinta años y millones de peldaños, así el valor no les falte. V 2015 y no parece que hayamos asimilado las lecciones del pasado si la justicia decrece, mas la esperanza florece si el testimonio es certero, la voz de Manuel Guerrero no titubea un segundo, que lo sepa todo el mundo que los tres están primero.
Araceli y Pablo, viva Memoria Cargaba a cuestas la pena, el fin de sus dos hermanos, dos árboles de la mano sabia joven en su vena. Triste el sonido de quena que nunca aplacó su vida y al padre, y madre querida escribe una tierna carta, es ave rara en Sparta donde no cierra la herida. Pablo, escribe convicción, de amor, de fe y de esperanza, donde abriga la confianza por dar fin a la aflicción. En su Iglesia la oración y en su Villa la demanda esa que entre tu gente anda entre humildes pobladores tus hermanos ruiseñores voz que resuena y se agranda. Luisa, tu madre, se afana con tu rostro sobre el pecho y la demanda es su lecho su almohada pinta canas. Pablo, la memoria hermana que sigues siendo El Maestro y no hay amparo siniestro ni pantano del olvido que permuten lo vivido porque sigues siendo nuestro.
5 de noviembre el día de la noche miserable la bomba detona el sable con que apagó tu alegría. Se sumó nueva agonía que castiga el liderazgo que junto al amor fue el rasgo que lució tu juventud fuiste noble pulcritud de la dignidad su hallazgo.
Rodrigo y Carmen Gloria (Cafuzo/Eloy Nepo) I Roto el pacto de silencio sellado por el temor sabremos del malhechor autor del fatal incendio. Que todo lo que hoy presencio establezca la verdad y acabe la impunidad que gozan los criminales y a la altura, Tribunales castigue tanta maldad. © Cafuzo II Castigue tanta maldad en la tierra y el infierno porque ese crimen eterno no merece la piedad. Pero criando la verdad, el gobierno contra el pobre,
la pobreza contra el cobre, el pobre al fin hay perder el cachaco va a joder, al pobre, aunque éste el bien obre. © Eloy Nepo III Al pobre, aunque éste el bien obre; tesoro es la juventud se desvive en su inquietud tras un ideal que corre. Novel cuerpo el odio cubre, de Carmen Gloria y Rodrigo, mas el pueblo les dio abrigo y la justicia -aunque tardesu espera no será en balde si condenan al esbirro. © Cafuzo IV Si condenan al esbirro condenen también al amo al chófer y su mucamo ya hasta el penúltimo guirro. Quite de la boca el tirro y pronuncien la condena, labren pesada cadena atada ajustados cepos; porque si yo no le increpo, le increpa tierra Chilena. © Eloy Nepo V Le increpa tierra Chilena, la completa humanidad, porque aquella atrocidad, como gente, nos cercena. Imagínese esa escena,
una patrulla asesina empapa con gasolina a una mujer y a un hombre, y un cerillo que hace lumbre y el humo como cortina. VI El humo como cortina va elevándose hasta el cielo, Rodrigo tomando vuelo embriagado en coramina. Y la maldita bencina, vacía maldita escoria, y en vez de la mala historia debería defender, sin desmayo interceder, por Rodrigo y Carmen Gloria. © Eloy Nepo VII Por Rodrigo y Carmen Gloria se abre una luz de esperanza tal como brota y rebasa el agua de fresca noria. Ahora es que habla la escoria buscando cualquier pretexto en defensa del prefecto e irresponsabilidad verdad per se LA VERDAD que no lo explica el contexto. © cafuzo VIII Un cómplice y seis autores y retoman el proceso reabren archivo grueso, ya no hay nada que demore.
El silencio y sus temores han dado un paso adelante y la justicia galante reconstruye dignidad, para todos sanidad poder seguir adelante. Š cafuzo
Francisca marichiweu Francisca, la abanderada, bello nombre que ilumina el sendero que camina por su tierra, la heredada. Francisca, Machi acosada por el poder del Estado en territorio sitiado por los huincas y sus leyes se comportan como reyes en litigios amaĂąados. Francisca, un hacha de guerra lleva un mandato ancestral ser lĂder espiritual que en la capital aterra. El Poder central te encierra te encarcela y te censura te impone la pena dura ignorando tu inocencia desestima la sentencia irrumpiendo en la espesura. Francisca es la resistencia huelga de hambre es la medida por valor reconocida,
flor de dignidad, conciencia. Se ha agotado la paciencia, #niunamenos también cuenta donde el silencio alimenta porque es que hacen distinciones sólo buenas intenciones que no borran ni una afrenta. Marichiweu lilbertad por Francisca Linconao valentía lonconao gritos por la dignidad. Que se sepa la verdad el Wallmapu aún resiste y si de sangre se viste por la Madre derramada será un día liberada porque la razón existe.
La sangre llegaba al puerto Bajaron a la ciudad miles de trabajadores sueños reivindicadores vestían su dignidad. Fin a la precariedad motivó su petición: sala para educación, fin al sistema de fichas, que parara la desdicha y en algo su indefección.
Un cerco, freno al caldero -medida de prevencióny evitar la combustión muerte cruel del salitrero. Fin al trato de usurero cotejando lo comprado, y no seguir engañado con kilos de a ochocientos, todo ante el consentimiento del pulpero acaudalado. Condiciones vulneradas padecían los mineros, humillados, prisioneros, en cepos y asoleadas. Calaminas congeladas en la pampa de los sueños, pesadilla que los dueños, gracias a la colusión, dio Poder sin parangón allá en el puerto iquiqueño. "Acá llegamos con ellos y con ellos moriremos", solidario hasta el extremo grito del peruano. Bello gesto que también fue el sello de argentinos, bolivianos, españoles, mano a mano en conciencia y sentimiento, encierro y hacinamiento con la muerte de antemano. Repletaron esa escuela confiados los salitreros,
negociar es lo primero, resistir hasta que duela, mas la muerte que se cuela si el Poder es auspiciante y un Estado, que es garante, manda tropas y cañones a burlarse de gestiones con la muerte por delante. A sablazo y metralleta mataron a los obreros, trabajadores sinceros que cayeron en la treta. La historia, que ha sido escueta, siempre lo quiso callar, mas hoy vengo a recordar esa sangre que aún nos duele que no hay verso que consuele lo que nadie ha de olvidar. Epílogo: Me conmueve este momento, se me cierra la garganta cómo es de posible tanta injusticia a tal tormento. No hace falta un monumento si es que no existe conciencia que el derecho que hoy agencias costó sangre de mil muertes, que no es gratuita tu suerte, que la lucha es la decencia. (Matanza en Escuela Santa María de Iquique, Diciembre 21 de 1907)
Es un viaje al interior develando oscuridades, un pasaje a mis edades entre risas y temor. Le pongo a diario el color al sonido con que vivo, de mi vida los archivos y los sueĂąos que me sueĂąan, el anhelo que me empeĂąa en cada verso festivo.
Decimistas Por El Mundo I Ese día arrancó flojo, sin mejores pretensiones, alguien hacía alusiones y lo miré de reojo. Un cuatro y un Uke rojo, y décima compartida será el punto de partida de decimera contienda, dos socios en esa senda, la décima decidida. © Eloy Nepo II Flojo es que arrancó ese día con visos de incertidumbre y, como es ya mi costumbre, iba inquieta el alma mía. Me esperaba poesía de la mano de un Maestro, se ofrecía en gesto ancestro a un diamante sin pulir y no me pude evadir preso de su encanto diestro. © cafuzo III Dos años han transcurrido desde esa lerda mañana, uno aprende y uno amaña con su nuevo cometido. Trastabilla el contenido pero nos damos la mano, tal vez fuéramos hermanos pero de distintos padres,
al decimar no te encuadres que la humildad es el grano. © Eloy Nepo IV «Dos años han transcurrido» desde que nos presentara a nuestra reina sin tiara donde caí enceguecido. Manantial le he ofrecido desde mi primera rima. Eloy me alzó a la tarima después de darme su abrazo, de enseñarme el son y el paso y descifrar el enigma. © cafuzo V Un Chileno y un Peruano uno Sueco y otro gringo, no pregunto ni respingo, ¿será un poeta lejano? Yo como siempre orejano me alejé por esas cosas que muchas veces la rosas, bien las pueden explicar espinas al replicar, reniegan de más rabiosas. © Eloy Nepo VI «Un chileno y un peruano» un apache y un vikingo montaron a pelo el pingo y el verso hicieron mundano. Se apretaron bien la mano, y entregaron credenciales, versaron del bien, y males,
la penas que carga el hombre que al sentir le pone nombre en los versos fraternales. © cafuzo VII El pupilo hace un llamado al maestro tonto y terco, que piensa que un triste cerco lo tendrá verificado. Mas, el poeta, ofuscado, piensa en su propia lección, ¿no es acaso la fracción una parte del total, y no es acaso el focal de la vida y su ración? © Eloy Nepo VIII «El pupilo hizo un llamado» cuando la pasión traiciona, y en un rato se erosiona el aval depositado. Feliz de que esté a mi lado el Padre, amigo, el hermano, Maestro de firme mano, el mentor y el visionario que volvió mi calendario en surtidor del arcano. © cafuzo IX Aquí me tienen por tanto de buen y claro testigo, cafuzo es mi fiel amigo, poeta, y hombre de canto. Le quito entonces el manto a lo que llaman nación,
la nuestra se llama unión, cariño, y mutuo respeto, un decimista completo se merece esa noción. © Eloy Nepo X «Aquí me tienen, por tanto», decimista de la vida, de la crónica sentida disparándole al espanto. Junto a Eloy va mi canto, él afina y yo floreo su elegancia es el orfeo y mi gracia da lo suyo. De Nepo aprendí el orgullo, con su prisma hoy decimeo. © cafuzo Epílogo: Agradezco tu paciencia, tu respeto y tu amistad, viste en mí cierta verdad y así, actuaste en consecuencia. Le diste rima a mi esencia, y estructura que se inventa, la que en mi décima intenta brindar lo mejor de sí, no supe en qué me metí y hoy ni para, ni lo intenta. © cafuzo
Tengo un par de caracoles (A mis hijos, Anton y Bruno) Tengo un par de caracoles con los cachitos al sol, posados en girasol donde cantan sus bemoles. Brillan sus ojos charoles en enjambre de pestañas y de piel, tersa castaña, juegan en mi alma jardín a esconderse en calcetín dormitando en la mañana. Caracol a cada lado suspendidos en el tiempo donde olvido contratiempos si yo acaso contrariado. Tengo un par de hijos amados, caracoles, ya decía, del jardín del alma mía que florece ante mis ojos, son sus besos un manojo que mis puertas abrirían.
Décima para Esperanza Le esperaba en su ventana cada mañana y su tarde, su alegría le hace alarde en su fresca piel lozana. Es como la luz temprana que alimenta con su río
y su abrazo lleva el brío con que entrega su riqueza, el cielito de su pieza se abre con cada rocío.
Sueña planetas Sueña planetas dispares en la palma de su mano, sueña Saturno y Urano con huecos que fueron mares. Sueña tiempos estelares, puntos fuera de la funda, polvo cósmico que abunda rumbo al fondo de su origen con las leyes que le rigen y lunares que circundan. Sueña su sueño despierta donde crea un universo, y donde todo va inmerso y que en otro se convierta. Soñó en cerrar esa puerta de aquella bóveda azul y su vestido de tul luciría en el espacio donde se acerca despacio y coge la Cruz del Sur. Quiere situar un nuevo orden con las reglas de sus juegos saltar, correr, desde luego, quiere imponer su desorden.
Quiere cuerpos que desborden, sin polos ni dirección, a cada uno una canción y un nombre que sepa a fruta, que, despierta y diminuta, no olvide esa sensación.
Décima para Gabriela La Madre que escribe a diario poemas y rondas bellas, el norte nos puso en ella pétalos de epistolario. Arrulla el abecedario con la voz que da Vicuña, voz pequeña, de sucia uña en piececitos de niño hijo, pirquinero, aliño, voz del valle que le acuña. Recoges todas las flores que dejan los pies y cierra en un poro de la tierra donde emanan los dolores. Hijo mío, ven, no llores, te acurruco eternamente con mis poemas silentes y mis manos son testigos que en mi ronda yo te abrigo de la mano, frente a frente.
A Pedro Lemebel I A un año de tu partida las flores aún te siguen y sus aromas persiguen la gran huella de tu herida. Fue la pena mal parida la que te fraguó en la noche en amores de trasnoche al trasluz de lumbre pública. Fue tu propia luz impúdica que ofreciste hasta el derroche. II Le diste rostro al respeto en los años miserables y fue tu lanza palpable que asestó al Poder completo. Lejos de todo panfleto, fuiste claro y asertivo. Chile despertó a tu arribo incómodo en su falacia, que es de cartón democracia si el verdugo es fugitivo. III Vas con tu turbante en alto, vas con tu alita quebrada, eres dignidad ganada a la altura de tu salto. Se desmayaron de espanto los dueños de la moral con tu Yegua en arrabal de estética vanguardista
pues fue tu postura altruista condición universal. IV A un año de tu partida, siguiendo a Gladys amada mi rima va engalanada y más que nunca es sentida. Damos gracias a la vida por esta yegua en tropel lleva en su pecho el cartel superando todo el miedo, Torero espera en el ruedo al gran Pedro Lemebel.
A la vida doy las gracias (A Violeta Parra) Yo le agradezco a la vida por todo lo que me ha dado, ojos con que he contemplado los tonos de mi querida. Me dio la música oída de las aves y en la risa, la que disfruto sin prisa entre golpes y alaridos, y junto a ti he sonreído, doy gracias por esa brisa. También quiero agradecer las palabras en mi boca por la magia que provoca pensar, hablar y leer.
En mi lengua resolver la ruta de aquel sendero hacia el amor verdadero de su alma y su corazón, que arropa caparazón el segundo placentero. Agradezco en estos versos los pies de mi caminata su sencillez de alpargata fiel en mis pasos más tersos. Caminos a tu universo recorrí un día con ellos, fui a los páramos más bellos, a tus calles, tus paseos, destino de mi deseo y acariciar tu cabello. Gracias por mi corazón, dichoso de su torrente, que reconoce a la gente que se ajusta a la razón. Pulsa con la compasión y en la desgracia se agita y se aflige en su cajita por todas las desventuras de los hombres sin altura que a la maldad encabrita. Versos de risa y de llanto a la vida le agradezco pues en su ejercicio crezco a veces poco otras tanto. Así se alimenta el canto, lo mismo yo como ustedes,
y derribamos paredes dando Gracias a la Vida por Violeta, la querida tejedora de estas redes.
La lluvia y mi Madre I Cae la lluvia imprudente. Con sus dardos soberana, se precipita y se afana al vacío, consecuente. Esparce el pulso frecuente aprendido en el diluvio. Cúbico el metro de pluvio y es libertad en la danza, gotera que no se cansa de destilar sus efluvios. II Caes lluvia, fina y fresca convocando los humores tierra emana sus olores para que el pimpollo crezca. Cae sin que se entorpezca, vástago, tapiz de alfombra lluvia, voz que siempre asombra todo en ti es sabiduría, desde el hombre y su jauría eres lluvia a sol y sombra. III Caes lluvia y con mi hermana
nos quedamos en la casa a contar autos que pasan y, así, toda la mañana: color, dirección. Ufana manera de adivinar, como niños al jugar jornadas de lluvias anchas donde el juego da revancha para volver a soñar. IV La lluvia es melancolía, la lluvia me lleva a casa, la lluvia es la suave gasa que envuelve a la abuela mía. Mi Madre en la factoría, aparecerá por la tarde correré a ella en alarde, por su beso y por su abrazo. Su cara dibuja un trazo sonrisa carmín me guarde.
Salí a buscar al Vitoco (A Víctor Jara) I Salí a buscar al Vitoco y lo hallé con su guitarra junto a la Violeta Parra charlando de todo un poco. Lejos de sellos y foco le hallé en la risa de un niño, y, entre la chicha y aliño,
le hallé en los trabajadores cantando de mil amores le hallé en forma de cariño. II Busqué en todas las Amandas, en cada cocinería, y donde hallaba alegría oía su risa y tanda. Le busqué entre la lavanda de Lonquén, tras el arado, y me lo encontré sentado, bello, escribiendo canciones. Le busqué en constelaciones, le hallé en un cometa alado. III Salí a buscarle contento siguiendo su entonación que vive en toda canción de quien le escucha y atento. No busqué en un monumento que a Víctor le sobra vida, transita en toda avenida como Pedro por su casa, la gente le ama y le abraza con transparencia sentida. IV Montado en su citroneta llegó temprano a la UTE, lo vi tomando un café con su risa de pileta. Su pecho en la camiseta
se ciñe a su corazón, y susurra una canción que atrae a los estudiantes, los de ahora y esos de antes que saben de su pasión. V Salí confiado y alegre pues él está en todas partes, se expresa en todas las artes de artesano que le integre. No hay nada que desintegre si hallo su acorde festivo, su canto encarna el motivo, «tiene sentido y razón» * Víctor es vida y canción que no se encuentra cautivo. VI No lo busqué en el Estadio, ése que hoy lleva su nombre. ¿Cómo iba a saber que el hombre se iba a salir de su radio? O que el odio es cavernario, que aborrece a bellas flores, y se degrada en amores? Salí tras signos de vida ésa por Víctor querida, ¡yo no salí por horrores!
Ángel Parra se fue a los cielos De la mano de Violeta o cargando su guitarra canta un canto que desgarra rama de la noble veta. La vida en una maleta de Parrando por el mundo heredero del fecundo hilo atado a la riqueza de la Violeta Nobleza desde el canto más profundo. En París tenue la luz le pone pausa a tu canto; en el pulmón el espanto que se enturbia a contraluz. Baja el canto al tragaluz de un torrente que te eleva por todo lo que te queda de una herencia y su rescate, cuerpo y mente se debate para que siga la rueda. Partía Ángel... Te vas en el centenario a cantar junto a Violeta, hoy el corazón se aprieta al leerte en obituario. Silencio en el escenario mudo queda el guitarrón y al amor y su canción «Puedes matarme si quieres,
mi amor...» y sus quehaceres, cantos de revolución.
Me alquilo para soñar Me alquilo para soñar después de curar mis alas de sus esquirlas de bala y el petróleo de alta mar. Tarifas a conversar, colibrí, mirlo cantor, tomillo o romero en flor, ¡lo que sea su cariño! Contactarse con el niño que cumple con tal labor. Sentado bajo el umbral le dejo cada mañana y entre papeles se afana sin moverse del portal. Cuente su sueño cabal que yo leeré los apuntes y a mis pestañas yo junte para soñar los encargos oníricos trazos largos hasta que el sol ya despunte. Me alquilo por sus anhelos, ilusiones y utopías acaso las suyas mías y compartimos desvelo. Discreción guardo con celo, sólo soy su intermediario
de esta labor que hago a diario que soñar es lo que sé. Quédese tranquilo, usted, me despierta el campanario. Me alquilo al desesperado a él le brindo mi noche y sin ahorrarme en derroche le doy su sueño extraviado. Se alivia el desconsolado si un sueño abriga en su pecho se infla lo que hasta hoy estrecho. Sólo regresan algunos cuando un nuevo es oportuno... vuelvo a soñar satisfecho. ...me alquilo para soñar.
Cuando se cierre la puerta Abandoné la caverna cuando el verbo me hizo historia pues fue razón perentoria para una misión eterna. Me hago carne de la esperma cuando el vocablo se entabla. De mi madre aprendí el habla, fui un diálogo en su torrente y traigo un sello en la frente que en la placenta hizo tablas. Desde el vientre musitando lazo de lengua materna,
pedernal en su linterna rincones iluminando. Erguido y verbalizando palabras en mi molino, conjugo el verbo divino mi camino bautizando el destino por donde ando por vocación remolino. Somos palabra en el viento cristal, frágil, poderosa de vigilia y tormentosa cuando hay pasión en su intento. Dibujo en todo momento los trazos de mi lenguaje como en mi piel los tatuajes denotan días sagrados que aunque me viere varado verso al último paraje. Cuando se cierre la puerta y sellen muy bien la tapa me soltaré la corbata para escarbar en mi huerta. No la he de encontrar desierta, habrán brotes de canciones donde verán mis pasiones del amor, mis inquietudes. Crearé nuevas virtudes, ya no habrán más concesiones.
SantyEGO al Centro Es un paseo, es trabajo entre la calle y vereda gira atorada la rueda hacia el poniente y abajo. El vocerío a destajo: tarjeta, ganga, descuento. Centro que pone el acento y su historia que resiste, santiaguino que se viste haciendo el mejor intento. Palomas, ciegos cuenteros, citas furtivas, turistas, populares los artistas, provinciano aventurero. Mall, carrito completero, quioscos, cojos y abogados, gentío de lado a lado quién trabaja, quién pasea. Cristo, iglesia, y así sea, almas santas y pecado. Café, piernas abismales negros nuevos ciudadanos, vecinales africanos asumidos, temporales. Dama, ajedrez, musicales; piratas, truchos, ladrones; señoras con sus varones, procesión que no ve el fin. Capital en el confín de nueva era y tradiciones.
Santiago del Nuevo Extremo confundida con país, aferrada a su raíz de un clavel por crisantemo. Espacio burdo y supremo bajo el polvo en suspensión: caridad, prostitución de mil castas y sus clases cueca, rock, rap, cumbia y valses por quien ama esta región.
Música DOminios insospechados, REcuerdos que siempre vuelven MIentras al segundo envuelve FAntasía en sueño alado. SOLedad que deja al lado LA experiencia que inaugura SInuosa como aventura DOnde invade provocando Melodías regalando Ritmo en nueva tesitura.
La última serenata «En la puerta de tu casa sentí que se me paraba el relojito 'e pulsera que en el bolsillo llevaba.» (El reloj de Pastora. Son cubano. Frag.)
Con serenata y de lino voy a cantarte, mi amada, y amenizar la velada con estos versos que afino. Le doy gracias al destino que en su ventura me abraza y en cada canción que pasa te digo y más cuánto te amo, que hoy vengo a pedir tu mano «en la puerta de tu casa.» Hablo de viejas canciones y nuevas como ninguna donde entona la fortuna de mis puras intenciones. Afloran las reacciones tal y como yo anhelaba: Tu rostro que se alegraba y un alboroto en mi pecho, mi corazón ya en el techo, «sentí que se me paraba.» La luna es la compañía y el palmar que nos refresca así, antes de que amanezca, se hará tuya esta elegía. La noche que atrapa al día como siendo vez primera y, quedo en mi guayabera, las horas transcurren mudas confiado, mi mano anuda, «el relojito 'e pulsera.» La ventana te digita, los visillos nada ocultan
que entre suspiros abultan mi torrente que se agita. A tu sonrisa, Mijita, volví desde donde andaba que al descorrer esta aldaba el mundo nació otra vez, me trajo de la vejez «que en el bolsillo llevaba.»
Del saber Hoy doy todo lo que sé por todo aquello que ignoro, toda la gloria del mundo en un grano de maíz. Me cargaron nueves meses y aprendí de la placenta, de la sangre -también cuenta-, seno, panza y redondeces. De emociones varias veces, -y en eso hago hincapiésentimientos, ya usted ve y el idioma con que aprendo, mas por seguir descubriendo «hoy doy todo lo que sé.» La vida es la gran escuela con aciertos y tropiezos, de la abuela con sus rezos, experiencia y su secuela. Perdí el juicio de una muela, descubro mi lado moro
que cuando hablo soy un loro, y hoy busco sabiduría, mi pluma canjearía «por todo aquello que ignoro.» Todo en la vida es ganancia, en su momento y después hasta que se abre la nuez para absorber la abundancia. El saber es la fragancia, es el mar con que me inundo, es flor del fruto fecundo, lo diminuto y lo inmenso. Vi la luz en el comienzo: «toda la gloria del mundo.» Cada cual tiene un Maestro y hay quien aprende con uno. Es un gasto sin consumo y de a poco se hace al diestro. La ignorancia es un siniestro que combatir de raíz. Si uno mete la nariz entre libros y relatos que todo cabe -es barato«en un grano de maíz.»
Luciérnagas del puerto Luciérnagas en la noche, fugaces melancolías, entra la noche en el día y el destino va en su coche. Cada tanda en cada boche bajo la noche porteña en casas de noble leña, turistas de paso lento. La ciudad sabe a portento y en cada cerro se enseña. El ascensor cruje el viaje bajo una sencilla luz, el cielo es un tragaluz que no registra peaje. Casas racimo, de encaje, ornamentación eterna, hay pasajes, hay tabernas y en honor a la bohemia nos surge la sed, blasfemia de cofradía fraterna. Los cerros buscan sus brazos, se miran y se contemplan y un viento frío destempla los dientes y sus pedazos. El cielo acá es un retazo que se humedece en el mar como húmedo es el amar en escaleras perdidas, callejones a escondidas que nadie busca olvidar.
Los muros recobran vida en postales gigantescas que entre pinturas y grescas vierte sangre colorida. Los navíos desde su huida resoplan graves sirenas, mas dura poco la pena. Brisa marina sacude, y una y mil veces acude la voz del puerto que suena.
La nube Quería alcanzar la nube desde niña y hasta adulta, el pecho feliz se abulta cada vez que al cielo sube. Las mejillas del querube las besa la fresca brisa feliz por esa sonrisa que se funde con la altura regalándonos frescura sin dar crédito a la prisa.
Prólogo 9 De los versos al amor 11 Su sitio en el universo 13 Su sitio en el universo (II) 13 Bella flor 14 Voy y vuelvo 15 Tu sonrisa 17 La marca de su piel 17 Rosa blanca 18 Con un beso 19 Nuestra saliva 19 Amar el sitio sencillo 20 Donde te surca mi nave 21 Pide por esa boca 22 Dormirá esta poesía 23 Envidio 25 Cavo en tu corazón noche 26 Cada tarde y el reloj 27 Quisiera yo ser el viento 29 Yo no me acuerdo de ti 30 De la décima urgente 33 11 de septiembre 35 Sebastián Acevedo becerra 36 Si me matan 37
Café y flores para dos 40 Tres sillas para ustedes 42 Araceli y Pablo, viva memoria 44 Rodrigo y Carmen Gloria 45 Francisca marichiweu 48 La sangre llegaba al puerto 49 De la décima de cotidiana compañía 53 Decimistas por el mundo 55 Tengo un par de caracoles 59 Décima para esperanza 59 Sueña planetas 60 Décima para Gabriela 61 A Pedro Lemebel 62 A la vida doy las gracias 63 La lluvia y mi madre 65 Salí a buscar a Vitoco 66 Ángel Parra se fue a los cielos 69 Me alquilo para soñar 70 Cuando se cierra la puerta 71 SantyEGO al centro 73 Música 74 La última serenata 74 Del saber 76 Luciérnagas del puerto 78 La nube 79
Julio de 2017 Editorial Opalina Cartonera
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