Cuentos de Elotitos de Colores

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Jefa de Gobierno de la Ciudad de México Dra. Claudia Sheinbaum Pardo Secretaría de Cultura de la Ciudad de México Dra. Vannesa Bohórquez López Dirección General de Vinculación Cultural Comunitaria Benjamín González Pérez Dirección Desarrollo Cultural Comunitario Jorge Mariano Mendoza Ramos Jefatura de Unidad Departamental de Programas Culturales Comunitarios Liliana Salinas González

Participantes en la realización del contenido Liliana Camilo Ronquillo Traductora/Tutora Aylin Paulina Antillón Camilo Quetzali Rivera Gutiérrez Diego Izcoatl Rivera Gutiérrez Álvaro Gabriel Juárez Rivera Danna Alejandra Antillón Camilo Arianna Vanessa Domínguez Gutiérrez Lia Nikte-ha Sánchez Rivera Felipe Domínguez Clara Traductor/Tutor Lorenza Gutiérrez Gómez Promotora Cultural Zoila Flor Camilo Ronquillo Promotora Cultural Diseño editorial Ana María Gómez Castrejón Ilustraciones Equipo de Acción Gráfica




Introducción Los cuentos que se presentan a continuación fueron elaborados por el grupo de infancias que asistieron a las sesiones virtuales “Elaboración de cuentos”. Los y las asistentes de estas sesiones tienen diferentes edades y provienen de distintos lugares. Algunas y algunos de ellos conocen palabras de la lengua Ayuujk y hay quienes también han escuchado a sus familias hablar la lengua Én’na variante media y baja, pero ellas y ellos no las hablan. Sin embargo, a través de sus familiares, Ariana nos comparte sus cuentos de forma bilingüe, en ayuujk y español; y Paulina y Danna en Én’na variante baja y español. Las y los autores de este libro radican en las alcaldías de la Ciudad de México, otros se sumaron a la comunidad virtual desde el Estado de México y Estado de Oaxaca. 5


También compartimos lecturas en las lenguas originarias Ayuujk y Én´na variante baja, para poder compartir con las infancias la tradición oral de dichos pueblos originarios, y pudieran conocer las percepciones que se tienen acerca de lo que sucede en la naturaleza, la relación de seres humanos con la misma y la convivencia con los animales, ya que creemos que en estos tiempos es importante concientizar sobre la importancia del cuidado de estas relaciones. A partir de contar cuentos de la tradición oral en la lengua Ayuujk y Én’na variante baja, las infancias se iban identificando con esas historias y dejaban volar su imaginación. Cada quien se iba imaginando esas historias, y a partir de lo que escuchaban, comenzaron a construir sus cuentos, donde cada quien le puso color, amor y dedicación a partir de lo que les significaba la narración. Al compartir el diálogo sobre los cuentos leídos por las personas promotoras y los cuentos que fueron creando con su imaginación, nos dimos cuenta que reflexionaron en muchos casos sobre la naturaleza-animales-seres humanos, el cual era el objetivo: poder entender estas relaciones que en la comunidad originaria están muy presentes pero que, con la forma de vivir en la ciudad, a veces no miramos a simple vista.


Las infancias participaron con la lectura de sus cuentos, en los que nos muestran parte de su experiencia y rutina de la vida diaria, acompañadas de su imaginación. Cada quien expresó su cuento durante las sesiones y a su vez, sus compañeras y compañeros opinaron sobre los mismos, apoyándoles con recomendaciones para que sus cuentos fueran enriquecidos. En las sesiones también se habló sobre las costumbres y tradiciones que aún tienen los pueblos originarios, por ejemplo, el ritual de agradecimiento a la madre naturaleza cuando se va a sembrar. Les invitamos a que conozcan estos cuentos que fueron construidos por el grupo de infancias y que fueron enriquecidos de manera colectiva. Promotoras Culturales Comunitarias, Zoila Flor Camilo Ronquillo, Lorenza Gutiérrez Gómez

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Índice 5 10 • 12 13

Introducción El conejo y el coyote. Ariana Vanessa • Yë koy äst paa’uk

(traducido a la lengua Ayuujk)

El perro y el adulto mayor. Quetzali

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El hombre y el león. Izcoatl

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El hombre y la naturaleza. Izcoatl

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El leñador y los animales. Nikte-ha

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Amigos azules y rojos. Álvaro

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El señor que se convirtió en una bolsa de arena. Álvaro

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El señor que se podía teletransportar de un lado a otro. Álvaro

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El ratón que tenía miedo. Paulina Je nisén xí tsujkun

• 24 25 • 27

(traducido a la lengua Én’na variante baja)

El señor y el perro entrenado. Danna Je chutabe ka naña (traducido a la lengua Én’na variante baja)


28 • 30 31 • 33 34

El leñador. Danna “Chuta chikin”

(traducido a la lengua Én’na variante baja)

El ratón y el tigre. Ariana Vanessa Tsuk mëët kaa

(traducido a la lengua Ayuujk)

Conclusiones y agradecimientos

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El conejo y el coyote

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Había una vez un conejo que estaba comiendo hierba y de pronto llegó un coyote que le dijo: —Te voy a comer —el conejo le contestó: —No me comas, por favor. Dame dos días, luego me buscas en el río. Así pasaron los dos días hasta que llegó el momento de encontrarse en el río. Llegó el coyote al lugar y allí estaba el conejo esperándolo. Luego el coyote le dijo: —Ahora sí te voy a comer. Pero en eso llegó un cazador y quiso dispararle al coyote, pero el conejo, más inteligente, mordió al cazador y solamente así se escaparon los dos. Luego el cazador se cayó al río y se lo llevó la corriente y el coyote le dijo al conejo: —¿Quieres ser mi amigo? —y el conejo le dijo: —Sí. Y se hicieron amigos por siempre. Ariana Vanessa

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Yë koy äst paa’uk

(“El conejo y el coyote” traducido a la lengua Ayuujk) Jëtu´un tëkok yë koy jë ´kxp ënatsy koo ojts ya´tsy paa´uk, të nyëëmay “tsyam ntsutsa´any” tä koy i´ëtsooy tun mëyajtëny kyäj xtsu´utsëtsy, moykyëjts mäjts xëë, jäm ëjts xixta´jëtsy nëë´ekëëm. Tää mäjtsk xëë nyajxy, ojts nypyaatëte, yëë papa´uk ojtts jiya´tsy, tä koy yajknëëmë tikam ënit ntsu´utsëtsy, ojts ja´ay pypoypyë ya´tsy tää paa´uk yajktujanë. Yëë koy wijy nyipyëjktakÿ ojts jä ´tujpë tsuútsy ojtsyajkëtay, kyuukonajxy nëë´´ jotsy. Yë koy äts paa´uk käktëp ënitëtsy yëë paa´uk nëmay yë koy ëëts tu´k mëkuuk niyaamëtsy, ojts koy j´ëtsoy oy, jëtu´un ojts yëkoy tsyany. Ariana Vanessa

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El perro y el adulto mayor Hace mucho tiempo en un pueblo, había un hombre ya adulto mayor que vivía solo. Tenía muchos perros pero no le agradaban y no los quería. Un día, el adulto mayor salió rumbo a un paseo en el campo, y uno de los tantos perros lo siguió sin que él se diera cuenta, pero el adulto mayor cuando estaba caminando no se fijó y se cayó en un pozo muy profundo, pero él alcanzó a agarrarse de una de las raíces que se encontraban allí. El perro, al darse cuenta de ello, corrió rápidamente a ayudarlo. Como pudo, el perro lo sacó de allí jalándolo con sus dientes. Desde ahí, el adulto mayor estuvo muy agradecido con el perro porque le salvó la vida. Desde entonces, el perro y el hombre se hicieron los mejores amigos. El adulto mayor estaba tan agradecido con el perro, que siempre le daba la mejor carne. Les hizo casitas de madera a todos los demás perros, pero este en especial se iba a todos lados con él, se dormía con él en su casa. Ya cuando el adulto mayor se iba a morir, el perro se mantuvo a su lado hasta el final. Días después, el perro murió y se encontraron donde todos descansan. Quetzali

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El hombre y el león

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Esta historia transcurre en África, en un pequeño pueblo llamado Mind. En ese pueblo la gente era muy amable. Tenían una costumbre en la cual todos los años, el 12 de mayo a las 10:00 de la mañana, hacían tributo hacia el fundador del pueblo. Un 11 de mayo, un hombre llamado Menelik iba de camino a su pueblo Mind en la noche, cuando de la nada, de unos arbustos sale un león con mucha hambre para atacar a Menelik. Por suerte Menelik se dio cuenta del león y se agachó Así, el león chocó su cabeza muy fuertemente con una roca, desmayándose al instante. Menelik se percató de que el león se desmayó y decidió ayudarlo, lo arrastró hasta llevarlo a su pueblo y allí le dio hogar. El 12 de mayo había llegado, la gente del pueblo estaba feliz y preparada para poder hacerle tributo al fundador del pueblo. Cuando de pronto, unos hombres con machetes aparecieron para acabar con el pueblo. Los gritos de la gente hicieron que el león se despertara y saliera. Cuando salió, vio cómo uno de los hombres atacaba a Menelik. El león fue y acabó con el hombre. El león vio cómo no solo Menelik estaba en problemas sino también las demás personas del pueblo, así que decidió acabar con los demás hombres malos que llegaron con sus machetes. Después de que el león acabara con todos los hombres, se marchó. Menelik sabía que la acción del león fue una forma de agradecimiento por la ayuda que Menelik le hizo al león al llevárselo a su casa después de que se desmayara. Izcoatl

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El hombre y la naturaleza

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Había una vez un pueblo llamado Oaxaca. En ese pueblo vivía un hombre llamado Roberto, él tenía dos hijos: uno llamado Juan y el otro Pedro. Roberto tenía una esposa que se llamaba María. Todo era felicidad en el pueblo hasta que un día, cuando Juan y Pedro regresaban de la tienda, de repente una araña brincó en Juan y lo picó en su hombro y después la araña se fue rápido de allí. Pedro reaccionó al instante y gritó por ayuda y todos los vecinos salieron a ver qué pasaba. Un señor llevó a Juan y a Pedro en caballo a su casa para que ayudaran a Juan. Cuando Roberto y María se enteraron de la situación de uno de sus hijos, salieron de inmediato de su casa para ir al lugar donde se encontraba su hijo lastimado. Pedro les explicó todo, cómo habían sucedido las cosas, pero Roberto era el menos preocupado, ya que sabía exactamente lo que tenía que hacer: Ir al bosque a buscar unas plantas especiales que ayudan mucho en picaduras de Arañas. Roberto no lo pensó dos veces y fue rápido al bosque, se tardó una hora buscando la planta milagrosa y por fin las encontró y regresó a su casa para curar a su hijo. Machacó las hojas de esa planta y las puso en la herida, luego la tapó con un trapo. Pasaron tres días y Juan ya estaba muy bien. Izcoatl

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El leñador y los animales Había una vez un leñador que era muy amable, todo el pueblo lo conocía. Hasta los pueblos muy lejos, pero aún era pobre, ayúdame, una vez el leñador fue al bosque que había animales se cuidan uno del otro, odiaban al hombre pero exclaman que ese señor era bueno con los animales, entonces se hicieron amigos todos los animales y el hombre. Nikte-ha

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Amigos azules y rojos Había una vez unos soldados que protegían su ciudad y un día llegó un jefe malo. Estos soldados tuvieron que luchar para defender su ciudad y a las personas que habitaban en el lugar, aunque al principio ellos pensaban que no iban a poder luchar en contra el jefe malo, ya que no contaban con las armas que el jefe sí tenía, pero sí pudieron y pelearon hasta el final y todos fueron felices porque se hicieron amigos para siempre. Álvaro

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El señor que se convirtió en una bolsa de arena Había una vez un señor que siempre lo veían en la calle y un día una bruja lo convirtió en una bolsa de arena. La bruja lo hizo así porque él era malo con la gente. Las personas eran buenas con él, pero él sentía que los demás eran malos porque de niño a él lo trataban mal y pensó que eso era normal. Cuando la bruja lo transformó en una bolsa, aprendió y comprendió que en realidad las personas lo querían. La bruja era buena y lo único que quería era que el señor aprendiera a que lo quisieran, así que una vez aprendida la lección, la bruja lo convirtió de nuevo en persona. Álvaro

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El señor que se podía teletransportar de un lado a otro Había una vez un señor que se podía teletransportar con solo chasquear los dedos. Un día quería ir a su casa a ver a su mamá que vivía muy lejos, pero no podía teletransportarse tan fácil de un lugar a otro, así que tuvo que ir de un lugar a otro hasta llegar con su mamá. Poco a poco aprendió a teletransportarse de un lugar a otro. Después quiso ver a su abuelo que ya había fallecido así que se teletransportó hasta el cielo y logró sobrevivir a su abuelo y los dos se teletransportaban de un lugar a otro y fueron felices para siempre. Álvaro

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El ratón que tenía miedo

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Había una vez un ratón que le tenía miedo a todo. Un día le preguntaron: —¿Tú eres el ratón miedoso? —él contestó que sí, y le dijeron: —Prueba que eres valiente. Así que una noche en el bosque, cuando el león estaba dormido, el ratón se subió a la espalda del león y este se despertó. Se enojó tanto, que se lo iba a comer por haberlo despertado. El ratón le dijo: —¡No me comas, soy el más miedoso del bosque! Los demás animales me pusieron a prueba, querían que fuera más valiente, hago lo que tú me digas. El león le contestó: —Está bien, no te voy a comer. Pasado unos días, un cazador estaba en el bosque y atrapó al león. El ratón, desde lejos, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. En ese momento recordó que él le debía el favor por lo sucedido la vez pasada. Persiguió al cazador, quien ya llevaba al león en una red. Durante horas caminó y caminó, hasta que el cazador decidió descansar y pasar la noche antes de seguir su camino. Cuando por fin el cazador se quedó dormido, el ratón aprovechó y empezó a morder la red con sus dientes: mordió y mordió hasta que pudo romper la red. El león con sus colmillos también ayudó al ratón y entre los dos avanzaron más rápido. Cuando la red estaba completamente rota, el león pudo salir. Corrieron sin parar para alejarse del cazador. Una vez lejos, el león agradeció el apoyo del ratón y le dijo que fue muy valiente por haberlo rescatado, y que no necesita probar con nadie más su valentía, ya que demostró ser un buen amigo y se volvieron los mejores amigos del bosque. Paulina 23


Je nisén xí tsujkun (“El ratón que tenía miedo” traducido a la lengua Én’na variante baja) Kua’a xú nga’ kui nijtin jan kise’e xú jngu nisén xi tu jme xú xi tsujkunre. Kua’a ki jchunangui xu’re jngu nijtin ¿a Ji ní nisén xi tu jme xi tsújkunre?, Jon an na kitsu xú nga’je, kua’a tsiki’ín xu’re nga’je ta’kuna tsa xi’in jkue. Kua’a xu nga’ kua jñu xu ya ngui jña scha ki naje xú xa kua’a je nisen tsiki jin sun xu’re je xabe, nga’je kua’a ja’a xu’re nga’je kisi schan xú nda’a skine xú nga’ kua’asin ki si jka’are, mí chinena ¡an na xí ñún tsujkun ngui jña scha!, Chu xi ngui sa’a ni chuba tsi ke’ejna na tú xí xi’in jkua xú kuana, sa’anre jme xi kui’ina. Kitsu xú xa nga’je ye mi tsa’a skine’re. Ja’a xú ju jtin nijtin kua’a jngu xú chuta xi chu si’ikien ki tsuba je xa, kua’a kitse ni jkin xú ni je nisén jme xi kjima, té kua’a xu ni jkue’e tsen’re nga’ kiré jkuanda jme xi kua’an jngu nijtin. Kí jtingui xu’re chutabe nga’ je ya’a je xa tse xú ki sa nda’a kisi jka’aya xu chutabe jña jkua’are ni jten kua’a nga’ te kueje ngani, kua’a xu nga’je tsa kanajé chutabe kuan maña xú nisén kua’a kisjkine xu ná ñún be sa nda’a kiti jnda xú na’yabe je xa tsa’a sen ka xú tuxí xutí kiti jndá ni’ré, kua’a xú nga’je kiti jndá ré tsí jtu xa be. Kí tu ka xú mi xú te tsú nchani nga’ tu xí kua jkin nire chutabe, kua’a xú nga’ je jkin kichú je xa tsé jkuanda Kata be’eri kitsu xu’re nisén ñun xi’in jkue nga’ Ka isen’kana kua’a nga’ mi tsa ya’a xi chuba kue’ejnare nga’ xi’in jkua, kuí nga’ tsi ke’ejna chuba nga’ mi’yo kuaxí kua’a ñun mi’yo kuanre xi nguin ya ngui jña schá. Paulina 24


El señor y el perro entrenado

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Había una vez un señor con discapacidad visual. Un día, el señor salió al parque para caminar un poco. Este no estaba lejos de donde vivía, así que no había problema en que se fuera solo. Cuando llegó a la esquina en donde estaba el semáforo, esperó a escuchar el sonido de que ya podía cruzar. Cuando el señor iba a caminar, de repente un perro entrenado atrapó el pie del señor con su hocico. El señor se asustó mucho y se detuvo, justo en ese momento escuchó que un coche pasó con mucha rapidez y el perro lo detuvo. El señor estaba muy asustado por lo que sucedió, pero después cuando se tranquilizó, le dio las gracias al perro por prevenirlo. Caminaron juntos al parque. El perro se quedó a su lado y después de estar disfrutando de la tarde, el señor regresó a su casa, se despidió del perro y caminó, pero de repente el perro lo alcanzó y le jaló el pantalón en señal de que quería ir con él, y así lo hizo. El señor caminó y el perro lo acompañó hasta su casa. El señor se despidió nuevamente del perro, pero no quería irse, se acercó a su pie y se recostó cerca del señor. El señor pensó: “¿Y si pudiera quedármelo? Él me daría compañía y me acompañaría al parque, podría ser mi amigo”. Así que decidió quedárselo y se hicieron muy buenos amigos. Cada que podía, el señor le compraba sus croquetas preferidas a su perro entrenado y vivieron felices durante mucho tiempo. Danna

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Je chutabe ka naña

(“El señor y el perro entrenado” traducido a la lengua Én’na variante baja) Kua’a xú nga’ kuí nijtin jan, jngu xú chuta xi xka xú, jngu xu nitjin nga’ tsí jtu xu jña siska ixti ya xu tiña jña ni nga’ tijna, ni kua’a mixu tsa jme jkua xi se’e nga’ tú jé Ji. Kua’a xu nga’ kichu jña se’ejna kicha si li’í tiré nga’ ijta tu’ya ndiya tsa sé ñujun xu’re tsú jmibe nga’ kua’a jndeya nga’je kuan jkua’a. Kua’a xu nga’ je ti ja’a tu’ya ndiya be jngu xú naña xí tu xa kiní kakuyaxure kiskien ntsukú kua’a kitsu jkun xu chutabe kua’a tsa sejna xu te kua’a xuni kinti’e jngu tsujmi xi ñu’un xu ti ndiba kua’a je xu nañabe kiskien. Je chutabe kitsujkun xú nga’ kua’a kuan kua’a xú nga’je kise’endajinre kitsa xú’re jkuanda nañabe nga’ kiskién. Kí xú nga’je kika xu nañabe yá jña siska ixti, je nañabe yá xú kikie’e nanda’a sa’anda kuan nguixun, je chutabe kí xuni ni’yare kua’a ti’in kitsu xu’re nañabe kixuje nga’je kua’a je nañabe ki jtingui xu’re kiskien xú xka’ré nga’ tsúxure nga’ mejen re kuéjeka kí xu chutabe nga’je kika xú nda’a ni’yare ti’in kitsu xu nga’ ni’re nañabe tanga tsa kajna ngui xu ntsuku chutabe. Kua’a kisi jkeatsen xu chutabe nga’ je tsa tu’sa si kiejna je kuejekana na jkuié mi’yo na kuan kitsuxu, kua’a kisi ke’ejna xu ngaje. Kua’a xu nga’ mani atsé xu’re tsújmi xi jkine nañabe tsa xú ki se’re ju jtin tse tsikiejnaka. Danna 27


El leñador Había una vez un leñador que vivía en un bosque muy lejano, pero muy bonito, lleno de árboles grandes y verdes, flores que olían muy rico, animales que vivían tranquilamente en el bosque. Un día, al salir de su casa como siempre lo hacía para ir a cortar leña, caminó por un sendero donde había muchos arbustos. Iba distraído pensando en cómo podría recolectar leña antes del anochecer e ir temprano a su casa con su familia. De pronto, de entre los arbustos salió una señora y le preguntó muy asustada al leñador: —¿Qué haces aquí? —el leñador le contestó: —Voy camino al trabajo a cortar leña, ya que de eso vivo, pero vivo cerca de aquí — la señora le dijo: —Pero este bosque es muy tenebroso para vivir solo —el leñador le contestó: —No vivo solo, vivo con mi familia —la señora, muy asombrada, le dijo: —Pero, ¿qué comen? Aquí no hay mucha comida —el leñador le contestó: — Tenemos lo suficiente, nosotros sembramos nuestros alimentos, las frutas y las verduras. También criamos gallinas, ellas ponen huevos. Tenemos vacas, ellas nos dan leche. No necesitamos mucho para vivir. La señora le dijo: —Entonces eres feliz viviendo en el bosque, eso me da gusto a mi también, porque valoras lo que hay adentro del bosque —el leñador contestó: 28


—Sí, soy feliz, me gusta vivir aquí. Bueno, ya me tengo que ir, tengo mucho trabajo y no sé si me alcance el tiempo —la señora le dijo: —Está bien, yo también ya tengo que regresar a volar y vigilar el bosque. El leñador se sorprendió al escucharla decir eso. De pronto, la señora se convirtió en un águila y voló muy alto. El leñador, un poco asustado por lo que había visto, siguió su camino. Al regresar a su casa al atardecer, platicó a su familia lo que le sucedió camino al trabajo. Danna

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Chuta Chikin

(“El leñador” traducido a la lengua Én’na variante baja)

Kua’a xú nga kuí nijtin nga ngu xú chuta xi xa chikin saén, ya xú tsike’ejna ngui jña schabe, niska xú schun ní jtin xu yá mba’a kua’a ka xú naxú tjin, xú chú xí nda xú incha si scha yojore,ngú xú nijtin kua’a nga tsijtu xú ni’yare jú saén nga ntse kua’a nga jí kate chikin, ya xú ki’i niya jña ñu’u ngui jña jtin kui’i xú kisijka’etsen jun kuán ni nga xti’re chikin, tu xi mi kua ña’a nire, tu xi xutí kuichu ni ni’yare. Kua’a ya xú ngajin ngui jñabe tsijtu ni jngú chjuun, kitsu jkún xú kua’a xú kitsú’re chuta be jme xi ti ñaen bi. Kua’a chutabe kitsu xu’re chikin tiji kate, kuini xá na kua’a i tiña tijna an. Kua’a je chjuun be tsu xure cho’o schun ngajin ngui jña nga toji tijnae ki tsu xure chutabe mi tsa to an tijna Ka xinguie, tú kua’a xu kuanre chjuun kitsu xure jme xi chi no’o mi tsa jme nji’in tsu jmi jtin bi, kua’a kitsu xú chutabe jtin najin xi chinejin e ntje najin tsú jmi tú, jtin najin xúnda be’e cho’o, jtin najin ndíja ndsjin tsa najin, jtin yeje najin xi ti’i tsú chún najin XI je kuán ni ki tsú xú chjuun be tsa jinri nga i tijnaé ndani nga tsa che’e xí jtin ngui jña schá , Jon tsakena nga i tijna kitsúxu chutabe je’e tíjie ñu’u xa jtina mi’ya tsa schú ya’a nitjin ná. Yé kitsú xú chjuun be kua’a te’e tiji jten an nga sikuenda ngui jña schá tú kua’a xú kuanre chutabe nga kua’a ki tsú, tú jña nga já kuan chjuun be nga’a xú ki’i jten ngaje ki si’i ncha xkun xu chuba chutabe nga kua’a kuan, tsá jka xú ndiya’re kua’a nga ki’i chu ni ni’yare nga kuan nguixún ki’i tsú yá xú jme xi kuan nga ta’a xá re. Danna 30


El ratón y el tigre

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Había una vez un ratón que estaba caminando y de repente se encontró a un tigre que estaba durmiendo. El ratón se atrevió a pasar cerca de él y éste se despertó y quiso comerse al ratón, pero éste se echó a correr. El tigre lo persiguió pero se cansó a mitad del camino. El ratón se detuvo volteando con mucho cuidado hacia atrás buscando de un lugar a otro al tigre, pero no lo vio por ningún lado. Al día siguiente, el ratón se encontró de nuevo al tigre y éste le dijo: —Ahora sí te voy a comer —y el ratón le contestó: —Dame otra oportunidad —el tigre le contestó que estaba bien, le daba otra oportunidad al ratón. Después, pasó un día más cuando el tigre ya estaba esperando al ratón listo para comérselo por fin pero en eso apareció un cazador. El tigre fue atrapado por el cazador y se lo llevó a su casa, pero el ratón, muy inteligente, siguió al cazador y fue a salvar al tigre. El cazador se dio cuenta de cómo estos dos iban escapando, así que los empezó a seguir intentando cazar a los dos, pero estos dos se escondieron. El tigre le dijo al ratón: —¿Quieres ser mi amigo? El ratón le dijo que sí y se hicieron amigos por siempre, cuidándose uno al otro. Ariana Vanessa

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Tsuk mëët kaa

(“El ratón y el tigre” traducido a la lengua Ayuujk)

Jetu´un tëkok tu´uk tsuk yo´oy, tä ojts matsy tu´uk kaa maap, jää tsute i´jxkoo kaa nyiwijy, käkpë ënit tsutë. Saa pyätso´opy ënjt äts tsuk´atsa´any kuyë jotsy i´enjijsë, tää tsyanë xëë tsuk ojts maakjinpitsy kijaj maa jite ix kaa. Kumjëpom kaa ojts paatsy jaatëkok jë tsuk tää nëmay tsyäm ënitntsuutsy, tsuk ojts i´ëtsoy, moteyëts tu´ukok xëë, kaa jyënany oy´tää i´oxijtsy kyimpom, soo jiyajtsy kaa ojtstëm tu´ute papoypyë i´jxë, tää ojts myatsyë äts pyapëjkëy, jää tsuk i´jx koo kaa jysjte amiëny. Tii tsuk tsyuun ojts mëtsu´utsë të mëët kaa kyeky, jää papoypyë pyatso´ontëy yajk´ookaantë, ojts kyë´ëtë nimäjtsk nyiyu´tsëtë. Ariana Vanessa

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Conclusiones y agradecimientos Estamos agradecidas con el grupo de infancias por habernos permitido trabajar a su lado y generar un espacio de reflexión y confianza donde se expresaran libremente con sus cuentos. A su vez, en el espacio virtual se generaron reflexiones sobre el cuidado de la naturaleza, los animales y todo lo que está en nuestro entorno. Los valores reflejados en sus cuentos nos hicieron sentir felices, ya que al escuchar sus aportaciones a partir de las lecturas que hicimos, ellas y ellos compartieron con nosotras lo que iban pensando y sintiendo. Todas y todos los participantes reflexionaron sobre cuestiones que se suscitan en la vida diaria. Asimismo, con los personajes de sus cuentos pudieron plasmar lo que sucede en su entorno, haciendo una mezcla de la vida real con lo ficticio. Al mismo tiempo, con sus dibujos expresaron su imaginación, plasmando cada uno de sus personajes en papel, donde eligieron


los colores que le dieron vida a sus personajes, logrando con ello ilustrar de una manera muy particular sus cuentos. Gracias también a las mamás de las infancias que participaron, pues sabemos que en estos momentos no les es fácil disponer de tiempo, pero lo hicieron posible. Reiteramos nuestro agradecimiento al grupo de infancia, quienes también estuvieron con muchas ocupaciones de actividades de la escuela, pero aún así se dieron el tiempo para acompañarnos durante las sesiones virtuales. Por ello también es importante señalar su compromiso y entusiasmo al compartir sus experiencias a través de sus escritos, cada quien con diferentes matices, pero siempre resaltando la convivencia con la naturaleza, los animales y el ser humano. Esperamos que este sea sólo el inicio y que las infancias sigan escribiendo y dibujando en sus casas, utilizando su imaginación, experiencia y conocimientos y generando espacios inclusivos de diálogo.

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Este Programa es de carácter público, no es patrocinado ni promovido por partido político alguno y sus recursos provienen de los impuestos que pagan todos los contribuyentes. Está prohibido el uso de este programa con fines políticos, electorales, de lucro y otros distintos a los establecidos. Quién haga uso indebido de los recursos de este programa en la Ciudad de México, será sancionado de acuerdo con la ley aplicable y ante la autoridad competente


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