HISTORIAS PARA NO DORMIR. Mini-Recopilación de Promotores Culturales Comunitarios
Jefa de Gobierno de la Ciudad de México Dra. Claudia Sheinbaum Pardo Secretaría de Cultura de la Ciudad de México Dra. Vannesa Bohórquez López Dirección General de Vinculación Cultural Comunitaria Benjamín González Pérez Dirección Desarrollo Cultural Comunitario Jorge Mariano Mendoza Ramos Jefatura de Unidad Departamental de Programas CulturalesComunitarios Liliana Salinas González
LA CASA DE LA TÍA TOÑA, UNA LEYENDA MODERNA La historia surgió en los últimos años, pero lo más aterrador es que si consultas en notas informativas de algunos periódicos, la Tía Toña sigue cobrando vidas en años recientes. El hogar de este fantasma se encuentra en la tercera sección de Chapultepec, en medio de una zona boscosa, muy cerca del panteón de Dolores. La leyenda cuenta que hace muchos años, la Tía Toña pasaba los días sola en su hogar, hasta que, su buen corazón y la buena fortuna de la que gozaba, le permitieron alojar a algunxs niñxs de la calle. Lxs infantes, en lugar de corresponder a los favores de Toña, le hicieron la vida imposible, por lo que un día la mujer, víctima de la locura, lxs mató a golpes y tiró sus cadáveres a un río cercano. Al darse cuenta de su acción, la Tía Toña se encerró en una habitación de la que jamás volvió a salir. A la fecha muchxs curiosxs visitan la presunta casa de la Tía Toña, pero llegar no es sencillo: se tiene que recorrer un camino rodeado de vegetación que parece estar destinado a perder a quien lo intenta, para, finalmente, llegar a una zona de barrancos, en donde algunos han caído y han fallecido o han salido heridos. Cabe mencionar que el bosque que rodea la casa llama mucho la atención, ya que algunas personas dicen que se parece al de la cinta de terror “El Proyecto de la Bruja de Blair”. Fuente: https://www.reporteindigo. com/piensa/historias-de-terrory-leyendas-en-cada-rincon-decdmx/amp/
TLAHUELPUCHIS, LAS VAMPIRAS TLAXCALTECAS Se dice que originalmente, las tlahuelpuchis eran nahuales, mujeres tlaxcaltecas bendecidas por los dioses a quienes les fueron otorgado dones especiales, sin embargo, debido a su gusto por alimentarse de sangre, la gente las comparó con vampiras y a pesar de los siglos transcurridos, lxs locales no han dejado de temerles ya que además, su hambre sólo puede ser saciada con sangre de recién nacidxs. Estas vampiras tlaxcaltecas, son seres diabólicos, que salen por las noches para que nadie las vea. Así pueden viajar y buscar a su presa con mayor libertad y poder cometer sus fechorías. Tienen el poder de tomar la forma de animales e incluso de neblina, lo que hace aún más difícil identificarlas para tratar de huir o repelerlas a tiempo. Les pobladores que son padres mantienen mayor vigilia entre la media noche y las 4 de la madrugada, ya que es la hora preferida de las vampiras para cazar porque es cuando el sueño vence a los padres y dejan indefenses a sus recién nacidxs, pero aunque los padres y madres luchan por mantenerse despiertes las tlahuelpuchis les lanzan hechizos de sueño. Los padres y madres se esfuerzan por proteger a sus bebés con cajitas de agujas o cosas hechas de metal como tijeras y cuchillos o collares de ajos o esparcir cebolla alrededor de la cuna o cerca del bebé para ocultar su aroma y así evitar que las tlahuelpuchis sepan que está ahí, sin embargo no siempre logran esconder a les recién nacides. Quienes logran despertar del hechizo de sueño que la mujer vampiro arrojó sobre ellos, tienen suerte. Y, si son muy afortunados, solo encontrarán moretones en su pequeñix pero si no, deberán afrontar la dolorosa pérdida. Fuente: https://www.mexicodesconocido.com.mx/ la-leyenda-de-las-tlahuelpuchis-las-terriblesvampiras-de-tlaxcala.html
EL NOVIO DE LA MUERTE Cuenta la leyenda que Verónica era una joven alegre, que era novia de Fernando, habían planeado casarse y una semana antes, ella viajó fuera de la ciudad para entregar sus invitaciones. Cuando llegó el día del matrimonio, ella aún estaba en otra ciudad, pero decidió vestirse ahí y llegar de frente al matrimonio. Subió presurosa al auto y sin saber por qué, empezó a tener una extraña sensación que la puso un poco inquieta. Su tía que iba con ella, lo notó pero le dijo que los matrimonios siempre son así. La mañana era triste y el clima muy malo, pues estaba lloviendo con regular intensidad, cuando ya estaban a 20 minutos de llegar a la ciudad, en un tramo lleno de curvas, el conductor, inmerso en la idea de llegar temprano a la boda, aceleró y no pudo controlar el auto que cayó a un barranco. La joven novia murió instantáneamente. Años más tarde, un compañero de su colegio tuvo que viajar solo, por la carretera donde sucedió el accidente. Eran las 12 de la noche, y antes de pasar por la curva donde murió Verónica, miró por el espejo retrovisor de su auto, y no le fue difícil reconocer a aquella mujer que estaba sentada en el asiento de atrás. Era el mismo rostro de Verónica, pero éste estaba desfigurado. Sintió tal terror que le hizo perder el control de todo y se estrelló, muriendo en el acto. Se dice que si viajas solo por esta carretera, no debes de mirar tu espejo retrovisor, pues Verónica siempre está sentada en el asiento trasero, tratando de conseguir víctimas que sufran igual que ella. Fuente: https://www.freim.tv/ leyendas-de-terror-mexicanas/
ES ASÍ DE PALOMA VALDIVIA
Algunos ya partieron. El gato del vecino, la tía Margarita, el pescado de la sopa de ayer. Otros llegarán. Unos han sido pedidos, otros vienen sin preguntar. Los que estamos lloramos a los que parten. Es bonito recordar. Los que estamos nos alegramos por los que llegan. Hacemos bienvenidas, nos gusta celebrar. Hay un instante en que los que se van y los que vienen se cruzan en el aire. Se desean felicidad. Es así. Los que parten no saben su destino. No depende del viento ni de la edad. Los que vienen tampoco lo saben. Son cosas de la vida, dicen, del azar. Es un misterio de dónde vienen y a dónde van. Los que estamos, aquí estamos. Es mejor disfrutar. No sabemos cuándo, pero los que llegan también un día partirán. Es así como la primavera sigue al invierno, unos llegan y otros se van. Fuente: Es así (FCE, 2010).
PAPÁ QUE SE DESPIERTA CANSADO EN LA OSCURIDAD DE SANDRA CISNEROS
Se murió tu abuelito, dice Papá una mañana temprano en mi cuarto. Está muerto, y como si en ese momento él acabara de escuchar la noticia, mi valiente Papá se apachurra como abrigo, y llora, y no sé qué hacer. Yo sé que tendrá que irse, que tomará un avión a México, allá estarán todos los tíos y tías y se tomarán una foto en blanco y negro frente a la tumba con flores en forma de lanzas en un florero blanco porque así despiden a los muertos en ese país. Como soy la mayor, Papá me ha avisado primero y ahora me toca dar la noticia a los demás. Tengo que decirles por qué no podemos jugar. Les tendré que pedir que hoy se estén quietos. Papá, sus gruesas manos y sus gruesos zapatos, que se despierta cansado en la oscuridad, que se peina el pelo con agua, bebe su café y antes de que despertemos ya se ha ido, hoy está sentado en mi cama. Y yo pienso qué haría si mi propio papá muriera. Rodeo a mi papá con mis brazos, y lo abrazo, lo abrazo, abrazo. Fuente: La casa en Mango Street (Vintage Español, 1994).
DING-DONG ¡NO ESTOY MUERTO! DE CLIVE GIFFORD
En el siglo XIX, muchas personas temían ser enterradas vivas. Entonces se diseñaron ingeniosas ideas para asegurarse de que la gente de verdad estuviera muerta al ser enterrada. Un noble ruso, el conde Karnice-Karninki, desarrolló un nuevo tipo de ataúd en 1897. Cualquier movimiento del cadáver dispararía un resorte, que abriría un conducto de aire, encendería una luz, izaría una bandera y tocaría el timbre en el cementerio. En 1868, Franz Vester, de Nueva Jersey, EE. UU., inventó un dispositivo que incluía una campana para pedir ayuda y una escalera para que el no-muerto subiera a un área de seguridad. En el Reino Unido, William Tebb y otros formaron la Sociedad para la Prevención de Personas Enterradas Vivas. Alentó a la gente para enterrar palancas, palas y campanas en sus tumbas para que, en caso de estar vivas, pudieran salir. En el siglo XIX, en algunas partes de Alemania se utilizaba un método más sencillo. Las personas muertas eran colocadas en una Leichenhaus (una “casa para cadáver”) y atadas a una campana con un cable. Si el cadáver se movía, sonaba la campana. El siniestro trabajo del personal era esperar unos días por si había signos de vida; después se enterraba al muerto definitivamente. En algunas funerarias, y por un módico precio, el público podía ver la espeluznante escena. Fuente: Una historia terriblemente mortal (Montena, 2015).
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