El soliloquio del posteador zarrapastroso / Diego Bustamante Ríos

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EL SOLILOQUIO DEL POSTEADOR ZARRAPASTROSO DIEGO BUSTAMANTE RÍOS

Proyecto Editorial Itinerante Colección La Isla de la Fantasía





EL SOLILOQUIO DEL POSTEADOR ZARRAPASTROSO Diego Bustamante Ríos

Proyecto Editorial Itinerante / Editorial Mar Adentro C.oleccion La Isla de la Fantasía


El soliloquio del posteador zarrapastroso 2° Edición / Digital. Arte de tapa / Gonzalo Varas Proyecto Editorial Itinerante / Editorial Mar Adentro Mendoza, 2016

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A Roberto Jacoby



No quiero participar de esta temporada... Me pasé tanto tiempo encerando mi tabla de surf, pero ¿dónde está mi océano, mi chica y mi puesta de sol? Antolín Lo contemporáneo no existe. Fernanda Laguna, Francisco Garamona, Muni



Cézanne Tus lunares merecen un poema pero, a veces, los poemas no merecen la pena de ser escritos, aunque tus lunares sean como la playa y el verano dulce como la euforia de los bañistas. Como cuando nos tapamos los ojos por un buen momento y después solo vemos puntos brillantes y te quedás otro buen momento viendo solo puntos brillantes y no te querés mover para no golpearte y no querés golpearte para no morir, pero te das cuenta que ya estás muerto porque el amor no se trata del amor sino de bañistas bajo el sol. El amor como el scrabble o el memorice es un juego hábil de palabras y recuerdos. El amor es una excusa para experimentar la vida y morir exhausto sobre tu salado cuerpo.


Beautiful Todo lo hermoso podría habitarse en ese pequeño espacio que es el amor. El amor solo puede vivir en lugares diminutos, estrechos, decimales: oscuros rincones, un papel escrito en la heladera, una llave, un tatuaje, fotografías y recuerdos entre los papeles de una billetera. Todo habita en la chispa combustible que enciende el polvorín, pero el brillo muere en la opacidad de lo que ya no está. Lo hermoso es antropófago porque así es la naturaleza del amor.


Buenos & Malos Los buenos y los malos hoteles tienen características similares: siempre hay una mancha atrás de la mesita de luz; casi siempre los colores de las paredes recuerdan helados de crema; nunca sabes si en la habitación continua descansa un conspirador o un parricida; el televisor nunca prende; el techo luce una soledad siniestra. Los hoteles son purgatorios a ninguna parte, un descansar de huesos atormentados que no logran descansar porque la autopista chilla como si mataran un chancho. Por eso, los libros. Y la música suena como una plaga egipcia para no escuchar ni al chancho ni a uno mismo que, a veces, somos el chancho. Uno lee para desaparecer sin desaparecer. Uno se tira en el piso para sentirse amado. Todo me recuerda a la táctica de la tierra arrasada.


Náutica Ella a veces toca la guitarra y canta bajo el mar. Ella no se llama como se llama, también se llama de otra manera. Yo estoy enamorado de ella. Ella, por ejemplo, no lo sabe. Ella cuando sonríe ilumina el sol. El sol es una burbuja de jabón. Ella respira canciones y el mar se incendia de susurros de colores y todo, absolutamente todo, se prende fuego.


Frontera La frontera del lenguaje resultó ser el punto medio entre tu voz y tu oído, ese sitio habitado por la violencia y el hambre de necrófilos y vampiros. El deseo confuso y torpe. Solo buscamos entrar bajo el sol. Se van colando los dedos y luego la mano. Labios prestidigitando la palabra indicada, quebrando lo balbuceante, el estado gaseoso de la comunicación.


Poetas rurales Los hermosos y sentimentales poetas pastoriles, bucĂłlicos, pastorales. Maravillosas criaturas salvajes. Bellos, ellos. HĂŠroes del legado de la palabra dorada.


Croquis de una breve canción de verano Quisiera escribir toda la noche poemas sobre tu espalda. Toda la noche quisiera ser ese cantante de rock y afilar la palabra en lo oscuro de tu cuerpo. Hacerte el daño en lo desconocido. Jugar a que escribo palabras de amor, el croquis de una breve canción de verano al pie de las montañas del Kilimanjaro.


Augé Las habitaciones de hoteles siempre son iguales unas a otras: el mismo diario mural ensangrentado con la grasa de los cuerpos que viajan, las mismas cucarachas que caminan entre tus pies y se detienen a mirarte a los ojos, las sábanas sucias, el recuerdo de otros, una mesa donde apoyar los libros y la televisión. La ausencia, espacios del anonimato, es lo único que queda. Colillas de cigarros quemándose en las baldosas.


Repiola Yo creo que te queda mejor el pelo largo. Yo creo que tu sonrisa es la luz cuando escribo por las noches. Yo creo que hay un momento en que el corazón hace click. Yo creo que en el fondo te mueres por tomarte un vino. Yo creo que la poesía serás vos arriba mío. Yo creo que la poesía seré yo borracho por la línea del tren. Yo creo que esa pollera es una bandera llena de pájaros. Yo creo que tu debilidad son los desconocidos que tocan a tu puerta. Yo creo que a veces hay que tirar todo a la mierda. Yo creo que a veces hay que mirarse a los ojos en el espejo. Yo creo que tu lengua quiere venirse conmigo.


Voyeur Ellos dos se parecen. Ella los elige siempre iguales. Todos seriados, cortados por la misma tijera. Ella no se da cuenta. Yo, sĂ­.


Canción de amor Me enamoré de todas las poetas de mi generación, las que leí y de las que no leí también me enamoré, de las que guardo sus libros sobre otros libros escritos de su puño y letra y otros que solo contienen boletos de trenes. Me enamoré de cada una, de sus secretos escondidos en la oscuridad de la palabra, de sus más pequeñas ilusiones de amor, esas cáscaras de nácar y miel. Me enamoré de todas sus fantasías riendo a la orillas del río, de la loca idea de la poesía como si fuera diminutas prendas de vestir que van cayendo, una a una, sobre un suelo que termina en una pared y en esa pared hay un afiche de una película argentina de los años cincuenta. Me enamoré de todas las poetas de mi generación y les sonreí en la nocturna jornada de las lecturas desde mi última mesa, a la salida de los bares que frecuentábamos, ya tarde, en las calles de adoquines y les invitaba un cigarrillo para sus rojos y dulces labios, donde los versos emanaban como besos y embriagados y fumados leíamos los más vitales poemas, abrigados en una mampara de una casa vecina, porque cada una de ellas era la vitalidad, la vida, la existencia, el presente, la energía cósmica frente a la fatiga de los materiales, la excitación y la humedad, las manos y las uñas, las


piernas y los hombros y el respiro y el fuego. Me enamorĂŠ de todas las poetas de mi generaciĂłn, sin excepciĂłn alguna, porque todas ellas era lo que yo deseaba.


Minato La primera vez fue en el Minato, me recuerdo perfectamente: yo tenía quince años. Esa noche me emborraché con licor de cacao, un poeta cumplía años y mis amigos siempre fueron ladrones, travestis, traficantes y pintores. El Minato me encandiló. Yo sucumbí de placer, extasiado entre los espejos y el terciopelo y las camas de agua. En el Minato conocí a Alejandro Cid, a Tom Lupo Show, al Círculo de Tiza. La primera vez fue en el Minato, me recuerdo perfectamente. Yo leí unos poemas terribles, como terrible fue la vuelta a casa, como terrible es la evaporación del mar.


Contemporaneidad Las palabras son objetos, materiales de construcción de todo tipo que se acumulan al fondo, entre el desorden del patio, arrumbadas sobre las plantas de la madre, en esta pequeña casa que los atrevidos llaman poesía nacional, cuando la lluvia no deja de caer por más que cerremos los ojos.


Devenir La poesĂ­a serĂĄ el pensamiento de la superficie. Una superficie suave, compleja, joven, perfecta, flexible, escurridiza y ondulante.


El posteador Me voy a pintar una remera que diga: Soliloquio del posteador zarrapastroso y me voy a sacar una selfie y la publicaré en las redes sociales y me etiquetarán y seré conocido por algunas horas y la mañana será dulce.


Infame Hay un momento de la resaca que es muy parecida a la tristeza.


Distancia Entre ella y yo, hay 42 amigxs en comĂşn.


Ritual Nada es mรกs triste que las 14:00 hrs.


Golpe de sol El aburrimiento es total. Somos la ballena varada en la costa. El verano es asĂ­, estamos perdidos. El concepto carece de vitalidad y la vitalidad carece de profundidad. El mar dentro de una palangana, los pies en el agua, la cabeza con un golpe de sol.


The dreamers Me hubiese gustado contarles el sueño que tuve hoy pero hoy no soñé nada. Quizás es por el cansancio o por el exceso de marihuana. Quizás son las profecías las que no me dejan entrar en trance. O quizás porque simplemente no hay nada de qué soñar y sí mucho por maldecir.


No quiero No quiero las banalidades sentimentales de la tecnologĂ­a, el palmoteo cobarde en la espalda cansada y ruin, no quiero la risa ridĂ­cula de la ignorancia y del poder, no quiero transformarme en lo que no soy, aunque lo sea, solo un poco.


Los sábados Mis ganas de llorar o mis ganas de escribir un poema. O tus anteojos que me recuerdan los libros que aun no leo. El reflejo del neón o la lluvia que se avecina. Tu acento extranjero o mi hambre o los labios o fueron tus ojos brillando como piedras en el río. La primavera y su embriaguez de cervezas. O tu cadera tambaleándose en la acera al ritmo de las canciones que escuchábamos, los sábados con la resaca del sol.


Siete operaciones matemáticas básicas UNO un cajón de objetos menos el desplazamiento del tiempo es igual a algo completamente reciente y por lo tanto nuevo DOS algo lejano tan lejano como el recuerdo más unos segundos al sol es igual a una rapidez de carácter suicida TRES un amor vulgar y afortunadamente cosmopolita por una efervescencia ridícula pero no por ello menos intensa es igual a una escritura mediocre pero escritura al fin CUATRO El comienzo, ese brutal instante de explosión dividido por un siempre es igual a lo primero, único y verdadero CINCO el día atormentado por las palabras ardientes más la noche peligrosa y sus múltiples posibilidades es igual a un íntimo y profundo secreto SEIS un nunca o eso que llaman un nunca menos los nombres como etiquetas o facturas, esos rótulos de la muerte, es igual un sin embargo despiadado y sincero SIETE un no está por un tiempo indeterminado que es otra manera de llamar a la ausencia o al desamor por un leer entre líneas o ese tipo de operaciones aberrantes es igual a unas cartas acumulándose en la mesita de luz tristemente tomando el polvo de la experiencia de la historia.


Ojos vidriosos A veces se me humedecen los ojos después de escuchar una canción o de leer un par de líneas en los libros que recolecto como ladrillos. Se me humedecen después de charlar con amigos en un drugstore y ver la magia en sus ojos, el espíritu y la locura desenfrenada de sus deseos. Pero cuando se me humedecen los ojos yo miro a otra parte, a las casas lejanas, y me rasco la nariz, digo que es el resfrío, la alergia, la primavera, las pelusas rebeldes y me llevo las manos naturalmente a los ojos para que no se confunda que lloro porque si llorase, me perdería de todas esas cosas que tanto me hacen humedecer los ojos.


Mi amor Querías que te escribiera un poema. Querías que te escribiera un poema pero antes querías escapar de la madriguera de conejo blanco pero antes querías que te besara en tu boca sucia pero antes querías que te lamiera tus escaleras y tus muros pero antes querías que te tocara algunas piezas del rompecabezas pero antes querías que te penetrara como una turista. Querías que te escribiera un poema. Querías que te escribiera un poema pero antes querías escapar como una turista pero antes querías que te besara algunas piezas del rompecabezas pero antes querías que te lamiera cada escalera y cada muro pero antes querías que te tocara tu boca sucia pero antes querías que te penetrara tu madriguera de conejo blanco. Querías que te escribiera un poema. Querías que te escribiera un poema pero antes querías escapar a cada escalera y cada muro pero antes querías que te besara como turista pero antes querías que te lamiera algunas piezas del rompecabezas pero antes querías que te tocara tu madriguera de conejo blanco pero antes querías que te penetrara tu boca sucia. Querías que te escribiera un poema.


Never say never Nunca escribas un poema cuando no tengas nada que decir, cuando no veas lo imposible en la esquina de tu barrio o no seas capaz de quedarte solo en la línea de fuego. Nunca escribas un poema cuando no tengas nada que decir. Escribe un poema solo después de que el corazón te explote en la cara.


Habitaciones Lee en cada una de las habitaciones de la casa. Entra con un libro y sale con otro. Lee fragmentos, páginas sueltas, entrelíneas. Y así, va cerrando las puertas detrás de sí. Lee y va cerrando puertas. Las puertas de las habitaciones de la casa. La luz siempre es escasa. El desorden es múltiple. Una mezcla de campo minado y trinchera. La casa está absolutamente vacía y se agiganta entre las sombras. Salen las cucarachas. A esta casa le faltó algo, se dice. Lee y toma notas. No escribe. Las notas son dibujos en su cabeza. Dibujos que va repitiendo como en un plano secuencial donde se perfilan estructuras y ángulos, hasta dormirse con la arquitectura de las palabras. Y despertar a las pocas horas. Los libros conservan un leve olor a encierro como las habitaciones, como la casa. Despertar o creer despertar con alguien a su lado. Los poemas son notas mentales. Un acto intransmisible. Una inutilidad comunicativa.


Kevin Parker El amor es lo que nunca llega. Por eso beso mujeres y hombres que a los días no me reconocen y yo tampoco los voy reconociendo al pasar de los días. Transito calles que terminan en un barranco luminoso. Escucho tu voz entre la arboleda seca del otoño prolongado. El cigarrillo en la mano. La ceniza suspendida. La garganta destruida por el alcohol como un cuchillo cayendo sobre la lengua de fuego. La demolición constante de la voz. De eso hablamos alguna vez. La pausa. La respiración sensible en el cuerpo. Lo de arriba, lamiendo nubes suspendidas en el cielo azul de la espera. Lo de abajo, vociferando el deseo imperfecto del párrafo explicativo. El párrafo innecesario. El párrafo sobrante.


Gombrowicz Los adolescentes se esconden en puentes sin salidas, atraviesan calles oscuras, a ladrarles les salen perros, la clandestinidad juvenil del desacato. Los adolescentes sonríen de los simulacros de una vida que se haya en libros y discos y la internet. Toda la primavera descansa en sus pieles desnudas bajo el sol. Los adolescentes beben el licor de la experiencia y el placer es una resaca salvajemente peligrosa. Adolescentes como manadas de impulsos electromagnéticos, pulsiones vitales hacia el abismo del vacío solitario. El tiempo y el espacio, la vida, el amor. La alegría que no llega. Lo que llega es la sentimentalidad mafiosa de la libertad caminando por las calles desiertas de la ruralidad. La pequeña historia que dejamos en las pisadas sobre el barro. El arte es adolescencia en estado gaseoso.


DIEGO BUSTAMANTE RIOS Nace el 21 de Diciembre de 1982 en Valparaíso, Chile. De oficio Educador Popular. Es editor de Proyecto Editorial Itinerante. Algo ha escrito, alguna vez ha leído en público, y en algunas antologías dicen que ha aparecido.



EL SOLILOQUIO DEL POSTEADOR ZARRAPASTROSO fue editado y diseñado por Proyecto Editorial Itinerante / Editorial Mar Adentro en Mayo de 2016. Esta es su edición digital. Todos los derechos son de lxs Autores



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