QÑ El sistema vial andino y los incas en el norte de Chile

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QHAPAQ Ă‘AN El Sistema Vial Andino y los Incas en el Norte de Chile



QHAPAQ Ă‘AN El Sistema Vial Andino y los Incas en el Norte de Chile


Qhapaq Ñan El Sistema Vial Andino y los Incas en el Norte de Chile. ISBN: 978-956-7953-63-9 Registro de Propiedad Intelectual nº253555 Derechos reservados © Consejo de Monumentos Nacionales Programa Qhapaq Ñan - Chile Avenida Vicuña Mackenna 84, ProvidenciaSantiago de Chile www.monumentos.cl Licitación nº 4650-59-LP11 Plan de Educación para el Qhapaq Ñan. Sistema Vial Andino.

fotos de portada grabado Camélido en el alero Taira, región de Antofagasta.

paisajes (de arriba a abajo): Sendero en Socoroma, región de Arica y Parinacota. Camino Cupo-Catarpe, región de Antofagasta. Camino en el Despoblado de Atacama, región de Atacama.

Este material debe ser impreso en hoja Carta por ambas caras, en sentido horizontal.

* “Acuerdo entre la República de Chile y la República Argentina para precisar el recorrido del Límite desde el Monte Fitz Roy hasta el Cerro Daudet”. (Buenos Aires, 16 de diciembre de 1998).

Autorizada su circulación por Resolución Exenta No 02 del 7 de mayo de 2015 de la Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado. La edición y circulación de mapas que se refieren o relacionen con los límites y fronteras de Chile no comprometen, en modo alguno, al Estado de Chile, de acuerdo con el Art. 2o, letra g) del D.F.L. No 83 de 1979 del Ministerio de Relaciones Exteriores.

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Qhapaq Ñan

Equipo Profesional:

Impresión:

El Sistema Vial Andino y los Incas en el Norte de Chile

coordinación de proyecto

Alvimpress Impresores LTDA. 1ª Edición, año 2015 1000 ejemplares

Tomás Sepúlveda Schwember Elaborado por Consultora: Rafael Prieto Estudios Culturales y Patrimoniales EIRL.

edición general Soledad González Díaz

autores Soledad González Díaz Julio Aguilar Hidalgo Francisco Garrido Escobar

corrección de estilo Sarella Gutiérrez Palominos

diseño y diagramación Carolina Morales Nilo

desarrollo de soportes digitales Nahuel Wietzerbin Martínez-Conde

dirección del proyecto Rafael Prieto Véliz

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Agradecimientos: Rafael Prieto Estudios Culturales y Patrimoniales EIRL y la Unidad Técnica Qhapaq Ñan del Consejo de Monumentos Nacionales agradecen a las personas e instituciones que colaboraron en el presente libro. A Victoria Castro, Calogero Santoro, Ximena Anza y Mauricio Navarro por sus oportunos comentarios al borrador de este texto. A Jorge Hidalgo, Nelson Castro, Pablo Aravena, Héctor Morales, Claudio Rozas, Miguel García y Tenoch Medina y -nuevamente- a Victoria Castro, por aportar sugerencias conceptuales, metodológicas y técnicas para la formulación de un plan de educación para el Qhapaq Ñan. A Gilberto Sánchez, por sus aclaraciones respecto al criterio que debíamos adoptar para las palabras en quechua. A Helena Horta, Juan Chacama y Marcela Sepúlveda por colaborar con imágenes para los capítulos de Arica y Antofagasta. A Francisco Garrido y Cristián Ortúzar, por la amabilidad que tuvieron al poner a nuestra disposición sus fotografías. Al Museo de Arte Precolombino, por colaborar con invaluable material gráfico relacionado con las culturas precolombinas del

norte de Chile. Al Museo Arqueológico San Miguel de Azapa, al Museo Arqueológico Gustavo Le Paige y al Museo Regional de Atacama, por colaborar con imágenes para el proyecto Qhapaq Ñan Chile. Al Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta, por facilitarnos material de su página web. A Javiera Menchaca, por su colaboración en el diseño y diagramación. A las comunidades de Putre, Socoroma, Lasana, Cupo, Ayquina, Catarpe, Camar, Diego de Almagro e Inca de Oro, por abrirnos un espacio para la conversación a través de actividades de consulta, mesas redondas y talleres educativos. A Ismael Martínez, Carolina Casals, Constanza Tocornal, Carolina Chávez, Lía Karmelic y Julio Aguilar, por sistematizar la información contenida en las consultorías previas que se realizaron en el contexto de la postulación del Qhapaq Ñan a Lista de Patrimonio Mundial Unesco. Sin la generosa colaboración de todos ellos la realización de este libro hubiese sido imposible.

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Presentación

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a reciente inclusión del Qhapaq Ñan en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco es un reconocimiento a la riqueza histórica de los seis países que albergan el camino inca, el cual constituye el reflejo vivo de los ancestrales vínculos de este grupo de naciones a través de este sistema de caminos. Se trata de un logro inédito al ser la primera vez que seis países presentan y obtienen dicho reconocimiento por parte del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco. Pero además, es una responsabilidad para nuestros Estados, pues nos incita a fomentar su investigación, identificación, registro, protección, conservación y puesta en valor. Este es el fruto de un largo trabajo, al que Chile se integró en el año 2003. De esta manera, nuestro país se sumó al esfuerzo colectivo y multidisciplinario por lograr a nivel internacional el reconocimiento, la valoración, la conservación y la protección de esta red de trabajo vial incaica y la de los sitios arqueológicos asociados. En este proceso, el país se ha comprometido a implementar un Plan de Educación Patrimonial para el Qhapaq Ñan dirigido a las comunidades locales involucradas. A través del Programa de Puesta en Valor Pa6

trimonial de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), hemos colaborado con esta experiencia que nos ha dado la enriquecedora oportunidad de potenciar nuestro rol de unidad técnica en la ejecución de obras patrimoniales a nivel nacional. Por medio de este trabajo, que contó con la activa participación de los habitantes de las localidades relacionadas, estamos rescatando el valor histórico y cultural de dicho sistema vial andino y apoyando el aprendizaje de una cultura milenaria que, tal como lo refleja el Qhapaq Ñan, a través de sus diversas comunidades, fue un símbolo de integridad, unidad y cooperación. Pero esta iniciativa tiene un valor agregado más. En la SUBDERE consideramos el patrimonio como una forma de educar, porque en definitiva nos habla del pasado del que venimos y nos proyecta al futuro. Nos habla de una historia común y de una forma de ver el mundo. Es en efecto, es una de las mejores herramientas para enseñar a distinguir los valores que le asignamos a las cosas, a desarrollar un espíritu crítico respecto a lo que se nos impone como identitario y para comprender los procesos a través de los cuales se ha construido nuestra historia. Presentación


De esta manera, se contribuye a formar mejores personas, ciudadanos educados, responsables y conscientes y orgullosos de sus comunidades. En último término es una forma privilegiada de aportar juntos a la construcción de un Chile mejor para todos y todas. Estoy seguro que sabremos apreciar y valorar esta iniciativa en la siempre necesaria tarea de preservar nuestra historia y a nuestros antepasados. Ricardo Cifuentes Lillo Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo Ministerio del Interior y Seguridad Pública

Presentación

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Presentación

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l Consejo de Monumentos Nacionales poniendo énfasis en las definiciones y principios que inspiran la Convención de Patrimonio Mundial, particularmente en lo que se refiere al aspecto relacionado con las “Comunidades”, es que desde el año 2007 se ha acercado y reunido con las comunidades asociadas al Qhapaq Ñan y sus representantes, con el fin de dar a este conocer proyecto. Progresivamente se fueron desarrollando canales de participación para que las propias comunidades identificaran las visiones y oportunidades de desarrollo que la iniciativa ofrece a futuro, logrando de esta manera establecer un trabajo conjunto para priorizar aquellas acciones que impacten positivamente en su dimensión social, cultural y económica. Es desde esta instancia que surge la necesidad de elaborar un Plan de Educación, que entre los años 2011-2012, fue desarrollado por la Consultora Rafael Prieto Estudios Culturales y Patrimoniales EIRL. 8

Planteándose como misión principal, el “desarrollar y facilitar procesos de aprendizaje intercultural conducente a la valoración y apropiación comunitaria del proyecto Qhapaq Ñan-Chile y los bienes patrimoniales que lo constituyen.” Dentro de los productos generados se encuentra la realización de este libro “Qhapaq Ñan. El Sistema Vial Andino y los Incas en el Norte de Chile”, material educativo dedicado a la historia andina, y que fue aplicado en parte, en los talleres piloto realizados en terreno con las comunidades locales, permitiendo integrar sus propias inquietudes y contribuciones, transformándose en un valioso aporte a la forma de construcción de un proceso en el cual la gente constituye el foco central porque son al mismo tiempo protagonistas y beneficiarios. Demostrando así, que la participación es un proceso esencial que logra dar legitimidad a los pueblos en el desarrollo y conservación de los bienes culturales y naturales.

Presentación


Como Consejo de Monumentos Nacionales tenemos la convicción de que la inscripción del Qhapaq Ñan a la lista de Patrimonio Mundial es el merecido y verdadero reconocimiento a una tradición cultural que no sólo enriquece nuestro espíritu y nuestra historia andina, sino que además fortalece nuestra identidad en su dimensión local y universal. Ángel Cabeza Monteira Vicepresidente Ejecutivo Consejo de Monumentos Nacionales

Presentación

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Índice 12

Conoce tu libro

Qolqas de Zapahuira. (Archivo cmn, c.2010).

Camino en Bolivia. (Archivo Ministerio de las Culturas, Bolivia. c.2010).

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Capítulo 1

Capítulo 2

los caminos y los andes

qñ región de arica y parinacota

Índice


154 Bibliografía

Sitio arqueológico de Turi. (Archivo cmn, c.2010).

Sitio arqueológico Tambo de la Sal. (Francisco Garrido, c.2010).

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Capítulo 3

Capítulo 4

qñ región de antofagasta

qñ región de atacama

Índice

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Conoce tu libro

observa las fotografías y reflexiona:

¿Qué características adopta el camino en los diferentes paisajes? ¿Por qué? Qhapaq Ñan en Bolivia

Qhapaq Ñan en Ecuador

Qhapaq Ñan en Argentina

Qhapaq Ñan en Colombia

¿Has transitado por parte del camino cercano a tu localidad? ¿Qué lo diferencia o asemeja a los mostrados en las imágenes?

Te invitamos a conocer las diferentes secciones que contiene este material educativo.

Apertura de Capítulo Este texto tiene cuatro capítulos. Cada uno de ellos se inicia con dos páginas en donde encontrarás fotografías del Qhapaq Ñan en sus diferentes tramos, acompañadas de preguntas que tienen por objetivo introducir los temas que se desarrollarán en el capítulo.

capítulo

1.

Los caminos y los Andes A lo largo del extremo norte de Chile el Qhapaq Ñan se conoce con distintos nombres, entre los cuales los más frecuentes son los que hacen alusión a la presencia incaica en la región como, por ejemplo, Camino del Inca o Camino del Reinca (Rey Inca). También se le conoce por nombres que evocan su historia más reciente: tal es el caso de su identificación con un camino tropero. Más allá de la diferencia entre los nombres que recibió, lo cierto es que este camino fue fundamental para la integración y expansión del Tawantinsuyu, también conocido como Imperio de los incas. En este capítulo, descubrirás la relevancia tecnológica, política y simbólica que el Qhapaq Ñan tuvo para articular las relaciones entre las poblaciones que conformaban este gran Imperio. También conocerás fragmentos de la memoria colectiva asociada al camino gracias a diversos testimonios y podrás establecer tus propias conclusiones sobre la trascendencia de este bien que postula a ser patrimonio de la humanidad.

Introducción de Capítulo Además, las fotografías van acompañadas de una pequeña introducción en donde se mencionan los principales temas que se abordarán a lo largo del capítulo.

Cada capítulo está organizado en subcapítulos que distinguirás por su numeración.

Las ideas principales de cada párrafo están marcadas en negrita, para facilitar la comprensión del texto. Las cursivas, en tanto, representan las palabras que pertenecen a la lengua quechua, la lengua oficial de los incas. Estas han sido escritas de acuerdo a las normas del quechua cusqueño, utilizando el criterio de la Academia de la Lengua Quechua. Eso sí, y para facilitar la lectura, hemos optado por escribir los plurales como si fuesen palabras en castellano, de modo que qolqa (depósito) en plural aparece escrito como qolqas y no como qolqakuna, como sería en quechua.

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Ilustraciones, fotografías y mapas Buscan facilitar la comprensión de los contenidos abordados en el texto. Los pies de imágenes, en tanto, tienen por objetivo complementar o explicar lo que la imagen representa. A continuación de cada pie de imagen encontrarás, entre paréntesis, la procedencia de las fotografías. La mayoría de las veces, ésta corresponde a su autor o a la institución que las facilitó.


dicen los cronistas

¿quieres

saber más?

Caminos y expansión del Imperio La construcción de los caminos incaicos iba de la mano con la expansión del Imperio. Por ejemplo, el mismo Garcilaso cuenta que los dos ramales del Qhapaq Ñan que iban desde el Cusco hacia el norte fueron construidos durante el mandato del inca Huayna Capac, quien regresó victorioso de la conquista de Quito a través de un camino que se construyó especialmente para conmemorar su triunfo. Este camino correspondería al tramo septentrional del camino de la sierra y atravesaba las quebradas de la cordillera a lo largo de quinientas leguas, es decir, un poco menos de tres mil kilómetros. Aficionado a visitar la provincia de Quito después de la conquista, Huayna Capac habría mandado a construir después el tramo norte del camino de la costa, con el objetivo de visitar sus nuevos territorios a través de los llanos.

Qolqas a toda prueba Las qolqas de Zapahuira destacaban por disponer de un extraordinario sistema de drenaje, destinado a atenuar el efecto de la humedad y de las lluvias estivales características del invierno altiplánico, contribuyendo también a su ventilación. El drenaje funcionaba mediante una canaleta construida con piedras, de 20 a 25 cm de ancho y 10 cm de altura. La canaleta estaba tapada con piedras planas y se ubicaba a lo largo de todo el piso interior de las bodegas. Junto con esta canaleta, se dispusieron otras transversales. El espacio entre las canaletas fue cubierto por una capa de 5 a 10 cm de guijarros pequeños, que contribuyeron a controlar el ambiente al interior de los depósitos. Mecanismos como este sistema de drenaje también han sido descritos para otros conjuntos de qolqas estatales, como las que existen en Wanukupanpa, en el actual Perú.

El camino del Inca “… el del Inca (el camino) está para allá en dirección a Cupo pero no tan allá, este no, es un camino tropero, con mulas, carretas que llevaban antes cuando estaba el tiempo de Bolivia (…) llevaban desde Mejillones ahí salían las carretas desde Antofagasta, Chañaral, llevaban mercadería, ahí andaban cargadas más de 10 de un tiro (…), después de la guerra todavía se anduvo, pero ya no era tan transitada (…) ahí hay varios caminos y ese fue que le pusieron camino del Inca, pero ni se nota, se nota bien poco, eso es lo que le dicen camino del Inca. Yo he andado muchas veces por ahí, porque para todos lados se andaba de a caballo, anduve aquí y del otro del que me dijeron que ese sí era del Inca, más allá de Cupo, ahí andábamos a arrear los animales que habían pastos, había que ir a verlos cada quince días”. Cuaderno de Campo Lasana, Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente Etnográfico.

En Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. Biblioteca Ayacucho. Venezuela. 1976, II, pp. 232-234.

En la sección Dicen los cronistas encontrarás relatos de cronistas coloniales quienes, a través de sus libros, cartas o informes, dejaron un valioso testimonio sobre lo que observaron o recordaban del pasado andino.

relatos de los protagonistas

En la sección ¿Quieres saber más? encontrarás información complementaria a la que aparece en el texto principal, de modo que puedas profundizar los contenidos que ofrece cada subcapítulo.

Los Relatos de los Protagonistas son testimonios de personas pertenecientes a las comunidades vinculadas al Qhapaq Ñan. A través de ellos podrás conocer las historias vivas en la memoria local del camino.

Pastora con su ganado La misión de la pastora es introducir un espacio de reflexión sobre los contenidos que se plantean en los capítulos. El objetivo es que puedas compartir tus experiencias, inquietudes y conocimientos con otros miembros de la comunidad, descubriendo nuevas miradas sobre el camino.

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observa las fotografías y reflexiona: ¿Qué características adopta el camino en los diferentes paisajes? ¿Por qué? ¿Has transitado por Qhapaq Ñan en Bolivia (Archivo Ministerio de las Culturas, Bolivia. c.2010).

Qhapaq Ñan en Ecuador (Archivo Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Ecuador. c.2010)

parte

del

camino

cercano a tu localidad? ¿Qué lo diferencia o asemeja a los mostrados en las imágenes?

Qhapaq Ñan en Argentina (Archivo Secretaría de Cultura, Presidencia de la Nación, Argentina. c.2010)

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Qhapaq Ñan en Colombia (Archivo Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Colombia. c.2010)

capítulo 1


capítulo

1.

Los caminos y los Andes A lo largo del extremo norte de Chile el Qhapaq Ñan se conoce con distintos nombres. Los más frecuentes son los que hacen alusión a la presencia incaica en la región, por ejemplo, Camino del Inca o Camino del Reinca (Rey Inca). También se lo conoce por nombres que evocan su historia más reciente: tal es el caso de su identificación con un camino tropero. Más allá de la diferencia entre los nombres que recibió, lo cierto es que este camino fue fundamental para la integración y expansión del Tawantinsuyu, también conocido como Imperio de los incas. En este capítulo, descubrirás la relevancia tecnológica, política y simbólica que el Qhapaq Ñan tuvo para articular las relaciones entre las poblaciones que conformaban este gran Imperio. También conocerás fragmentos de la memoria colectiva asociada al camino gracias a diversos testimonios y podrás establecer tus propias conclusiones sobre la trascendencia de este bien que postula a ser patrimonio de la humanidad.

los caminos y los andes

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1.1. El Qhapaq Ñan como una obra monumental

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a región andina constituye un espacio geográfico-histórico extenso que abarca desde la actual Colombia atravesando varios países: Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, hasta llegar al sur del continente en la fértil zona central de Chile. Antes de la colonización española, iniciada en el área andina a partir del año 1532, las poblaciones que habitaron este espacio interactuaron intensamente. Las sociedades andinas en su larga historia establecieron diversos mecanismos de intercambio de bienes y productos, sobre cuya base desarrollaron complejas organizaciones políticas, sociales y culturales. Mientras algunas se organizaron políticamente en torno a la figura de un jefe o líder (kuraka en quechua, o mallku en aimara), otras lo hicieron en torno a un Estado centralizado, diferenciado socialmente y caracterizado por una marcada jerarquización social. El primer tipo de organización aludida se conoce con el nombre de señoríos, mientras que el segundo con el de formaciones estatales e imperiales. Entre los distintos logros de las sociedades andinas se encontraban grandes obras públicas, como sofisticados sistemas de riego, el empleo de andenerías (terrazas de cultivos de altura escalonadas) y también una impresionante red vial que atravesaba toda la región.

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Cusco

Arica San Pedro de Atacama Copiapó

Esta imagen representa los varios caminos que conforman la red vial incaica, de acuerdo al arqueólogo John Hyslop. Desde su investigación, que data de mediados de los años ochenta, nuevos ramales han sido prospectados en los diferentes países que formaron parte del Tawantinsuyu. (Adaptado de Qhapaqñan. El Sistema Vial Inkaico, 1992).

capítulo 1


dicen los cronistas

Un camino que despierta admiración

Los romanos, al igual que los incas, utilizaron sus caminos para expandir sus dominios. En la foto, el empedrado en medio de los adoquines corresponde a lo existente de la Via Appia Antica, la calzada romana que unía Roma con Brindisi, al sur de Italia. (Tomás Sepúlveda, 2011).

Machu Picchu, antiguo poblado incaico. (Cristián Ortúzar, 2010)

Esta red vial incorporó un largo y extraordinario sistema de caminos que vinculaba diferentes asentamientos y grupos étnicos, atravesando todas las ecologías andinas, desde la alta puna y la sierra hasta la costa. Los primeros españoles no dudaron en admirar estas obras dejando testimonio escrito sobre sus dimensiones y usos. El Qhapaq Ñan -que en quechua significa Camino Principal, denominado por los españoles Camino del Inca- fue la que más asombró a los cronistas del siglo XVI. Garcilaso de la Vega, uno de ellos, lo comparó con las grandes construcciones de la antigüedad mediterránea, como las edificaciones romanas o las monumentales obras arquitectónicas egipcias. los caminos y los andes

Sobre el Qhapaq Ñan en la actual Colombia, el cronista Cieza de León comentaba en el siglo XVI: “De Ipiales se camina hasta llegar a una provincia pequeña, que ha por nombre Guaca, y antes de llegar a ella se ve el camino de los Ingas, tan famoso en estas partes como el que Aníbal hizo por los Alpes, cuando bajó a Italia, y puede ser tenido éste en más estimación, así por los grandes aposentos y depósitos que había en todo él, como por ser hecho con mucha dificultad, por tan ásperas y fragosas sierras, que pone admiración verlo”. En Crónica del Perú de Pedro Cieza de León. Biblioteca Ayacucho. Venezuela. 2005, p. 106.

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¿quieres

1.2. La larga historia de los caminos andinos La periodización histórica del Imperio de los incas plantea que éste se expandió a lo largo de los Andes en apenas cien años, desde el 1400 al 1518, época que los arqueólogos denominan Período Tardío. Si la expansión del Tawantinsuyu se realizó en aproximadamente un siglo, es imposible que los más de 23000 kilómetros de red vial que se han calculado hubieran sido construidos bajo su mandato. La principal conclusión de los estudiosos es que muchos de los caminos que conformaron el Qhapaq Ñan ya existían. Habría sucedido que los incas se nutrieron de los logros tecnológicos y de los principios de reciprocidad y redistribución en que se fundaron los gobiernos andinos anteriores. Administrar y proyectar ese legado fue un aspecto clave del éxito de su expansión. ¿Cuándo fueron construidos los caminos andinos? Aunque no existe consenso al respecto, algunos investigadores creen que un momento fundamental fue el período que los arqueólogos denominan Horizonte Medio, anterior a la época de los incas. Durante esa época el Estado Wari, ubicado en los Andes centrales, habría ordenado la confección de caminos para el tránsito de su gente a larga distancia. Otros caminos habrían sido construidos por el Estado Tiwanaku, cuya capital se hallaba en las proximidades del Lago Titicaca, y por 18

saber más?

El pasado de los arqueólogos Para comprender la historia andina prehispánica, el arqueólogo John Howland Rowe elaboró una periodización, esto es, una división de su pasado en distintas etapas. Dentro de estas etapas están los Horizontes, correspondiente a los períodos de tiempo en que la influencia de una cultura se impuso sobre otras, abarcando grandes espacios geográficos en un período relativamente corto de tiempo. Estas culturas se caracterizaron por poseer un Estado centralizado, cuya autoridad fue aceptada -a veces voluntariamente y otras por la fuerza- por las otras culturas. Los investigadores han determinado que existieron tres Horizontes en la historia de los Andes: el Horizonte Temprano (800200 a. C.), el Horizonte Medio (600-1000 d. C.) y el Horizonte Tardío (1400-1532 d. C.). En el primer caso, fue la influencia de la cultura Chavín la que se extendió por

capítulo 1


Pucará de Lasana (Archivo CMN).

la costa norte del actual Perú, mientras que en el Horizonte Medio fue la de los Estados Wari (Andes centrales, hoy Perú) y Tiwanaku (lago Titicaca, hoy Bolivia). El tercer Horizonte, en tanto, correspondió a la época de los incas, cuyo centro político y religioso se encontraba en la ciudad del Cusco. Entre los dos últimos Horizontes, vale decir el Medio y el Tardío, los arqueólogos han identificado otro período que denominan Intermedio Tardío (1000 a 1400 d. C., aproximadamente). Este último nombre se debe al carácter más local de esta fase, ya que no existieron grandes estados que influyeran culturalmente a las poblaciones atacameñas. En consecuencia, estas se desarrollaron en forma más independiente, organizándose en señoríos o reinos gobernados por un curaca o señor. De esta época datan los pucarás, ciudadelas fortificadas emplazadas en lugares altos como cerros o mesetas.

la denominada cultura Chimú que se desarrolló en la costa norte de los Andes, alrededor de los años 1000 y 1200 d. C. El sistema vial fue reorganizado y reacondicionado intensamente durante el gobierno de los incas. En algunos lugares, estos dejaron los caminos existentes intactos, mientras que otros fueron adaptados en función de sus objetivos, creando nuevos ramales allí donde fuese necesario. En suma, el Qhapaq Ñan solo fue posible gracias a una larga experiencia tecnológica y cultural de las organizaciones sociales andinas anteriores. Aldea de Turi (Archivo CMN, 2009).

El pucará de Lasana y la aldea de Turi corresponden a aldeas construidas durante el Período Intermedio Tardío.

los caminos y los andes

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dicen los cronistas

El pasado de Guaman Poma Felipe Guaman Poma de Ayala fue un andino letrado del siglo XVI que escribió una gran crónica dirigida al rey de España. Aunque esta nunca llegó a su destino, hoy constituye un valioso testimonio de los primeros siglos coloniales, visto con los ojos de un protagonista privilegiado. Guaman Poma, oriundo de Ayacucho en el actual Perú, tenía su propia visión del pasado andino, que dividió en cuatro períodos y los llamó “Edades de los Indios”. Durante la primera edad, a la cual Guaman Poma denomina Wari Wira Qucha Runa, la gente vivía en cuevas o peñascos y araba la tierra. Durante la segunda o Wari Runa, la gente comenzó a hacer andenes, chacras y acequias y vivían en unas casitas que parecían hornos llamadas pucullu. Durante la tercera o Purun Runa, la gente comenzó a tejer y a edificar casas de piedra y cada pueblo tenía su rey. Durante la cuarta o Auca Runa la gente abandonó las tierras bajas por temor a la guerra y se fue a vivir en los pucarás, ubicados en lo alto de los cerros y las peñas. La gente de esta época también comenzó a usar las casitas llamadas pucullu como tumbas. Después de Auca Runa, Guaman Poma sitúa el gobierno de los incas y, posteriormente, el de los españoles.

relatos de los protagonistas

El pasado de los abuelos “Son los abuelos, tatarabuelos, anteabuelos, reinkabuelos, machabuelos. De esos. Son varios abuelos. Empieza con el abuelo. Empieza con el reinka. Empieza con el machabuelo. Así, son varios, no es uno no más. Quién sabe cuántas generaciones pasaron ya del tiempo que se formó este mundo. De ahí vienen esos abuelos. Claro, machabuelo, reinkabuelo y abuelo… y anteabuelo, es otro. Son varios, esos son los que mandan todo esto. A todos se tiene que hacer un pago para trabajar en algún trabajo”. Testimonio de un habitante de Cupo. 2009.

En El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno de Felipe Guaman Poma de Ayala. Edición virtual de Det Kongelige Bibliotek. Dinamarca. 2004, pp. 48- 78.

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capítulo 1


relatos de los protagonistas

Un pasado a la luz de la Luna “Decía la gente que vivían ahí, que decían que iba a salir el sol, entonces que tenían miedo. Entonces entraban en sus casitas, que tenían unas casitas chicas, entraban ahí y se encerraban ahí. Se amarraban la cabeza y ahí se morían por no ver al sol. Y ahí quedaron, sentaditos, muertos … Dicen que era la luna (lo que había antes del sol), ese era el sol de ellos, la luna, y no comían sal, y no había cura tampoco, padre. Entonces decían: ahora va a salir el sol y se van a bautizar, entonces de eso tenían miedo y se escondieron… y salió el sol, algunos quedaron y no hizo nada pos. De ganas no más se escondieron… y esos que sobran somos nosotros, la gente que viven aquí, que son de aquí”.

Los recuadros anteriores dan cuenta de distintas formas de entender el pasado andino: la de los investigadores, la de Guaman Poma, la de un residente de Cupo y la de uno de AyquinaTuri. ¿Cuál o cuáles versiones te parecen más familiares? ¿Cuáles son sus principales diferencias? ¿Encuentras entre ellas algún aspecto en común? ¿Cuál?

Cuaderno de campo Ayquina-Turi. Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.18.

los caminos y los andes

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1.3. Tawantinsuyu, el Imperio de los incas Cusco

Los incas eran un grupo más dentro de la variedad de sociedades que luchaban por el poder en los Andes centrales luego del colapso de Wari y Tiwanaku (aproximadamente 900-1100 d. C.). Las investigaciones reconocen una Fase Pre-Imperial de los incas (1260 -1396 d. C.) cuando las primeras conquistas del grupo se limitaron al área del valle del Cusco, y cuyo mayor triunfo militar fue contra los chankas. Luego vendría una Fase Imperial (1400-1518 d. C.), donde por medio de conquistas militares y políticas extendieron su control sobre grupos y territorios heterogéneos. Durante su apogeo, los incas llamaron a su imperio Tawantinsuyu, que quiere decir en lengua quechua “las cuatro partes juntas”. El imperio inca contempló cuatro divisiones territoriales: el Antisuyu ubicado hacia el nordeste en dirección a la selva; el Kuntisuyu, al sudoeste, en dirección al océano Pacífico; el Chinchaysuyu hacia la parte septentrional de los Andes (norte del Perú, Ecuador y la actual Colombia); y el Qollasuyu. Este último abarcó desde el Cusco hasta el río Maule, en el centro de Chile, incluyendo el altiplano boliviano, el noroeste argentino y la costa peruana.

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Arica San Pedro de Atacama Copiapó

Chinchaysuyu Antisuyu Kuntisuyu Qollasuyu Distribución del Tawantinsuyu (Adaptado de Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

capítulo 1


Terrazas de cultivo en Machu Picchu. (Cristián Ortúzar, 2010).

El Tawantinsuyu abarcó una gran biodiversidad que incorporó paisajes de la costa, la sierra, el desierto, el altiplano y la selva amazónica. Bajo su administración quedaron alrededor de noventa grupos étnicos, cada uno con sus formas de organización particulares y su propia lengua. Su capital sagrada fue el Cusco, considerado por los incas como el “ombligo del universo”, donde estaba su pakarina o lugar mítico de origen. Desde ahí convergían y a la vez iniciaban los distintos troncales del Qhapaq Ñan. Gracias al empleo de la experiencia estatal anterior, en pocas décadas el Tawantinsuyu consiguió destacados logros en asuntos militares y diplomáticos, junto con una hegemonía ideológica y material sin precedentes en los Andes.

los caminos y los andes

La precisión de la cantería incaica causó tal admiración entre los españoles que, según el cronista Garcilaso de la Vega, algunos creyeron que era obra de encantamientos o demonios. (Cristián Ortúzar, 2010).

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Inca Pachacutec en la Nueva Corónica y Buen Gobierno de Felipe Guaman Poma de Ayala (1615- 1616). (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

La expansión del Tawantinsuyu Existen varias interpretaciones que tratan de explicar la rápida y exitosa expansión de los incas, siendo la más difundida aquella que atribuye al ingenio y liderazgo del Inca Pachacutec la organización del Estado y los triunfos militares del Imperio. Sin embargo, atribuir al liderazgo de un solo Inca la exitosa expansión del Tawantinsuyu implicaría desconocer la importancia que en este proceso tuvo el sistema de herencia dividida incaico, según el cual, tras el fallecimiento de un Inca, su panaka o descendientes más directos heredaban la totalidad de sus tierras y sus bienes, dejando al ejército como único patrimonio disponible para el futuro gobernante. En consecuencia, cada nuevo Inca debía iniciar sus propias campañas expansionistas con el objetivo de obtener nuevos recursos para su gobierno y su familia ampliando, de este modo, las fronteras del Imperio. Una tercera interpretación subraya la manipulación que el Inca hacía de los vínculos de reciprocidad y redistribución que caracterizaban las relaciones rituales de un aillu o grupo de parentesco. El Inca entregaba bienes y dones a los curacas de una comunidad y, 24

siguiendo las pautas tradicionales, exigía a cambio la devolución de su generosidad, pero en forma de obligaciones de carácter estatal como tributo y mano de obra. A medida que el favor era devuelto y recibía nuevos y abundantes bienes y productos, el Inca estaba obligado a volver a redistribuirlos, aumentando su red de favores hacia capítulo 1


¿quieres

saber más?

El clima y la expansión de los incas Las interrogantes que plantea la expansión incaica se estudian cada vez desde perspectivas más interdisciplinarias. Por ejemplo, actualmente se trabaja en la relación que pudo existir entre la expansión del Estado inca y los fenómenos climáticos o paleoclimáticos.

Vista del contexto del Parque Arqueológico de Viracocha - Templo de Raqch’i, Perú. (Archivo CMN, c.2010).

otras comunidades. Desde esta perspectiva, más que las conquistas militares o el liderazgo de Pachacutec, la piedra angular de la expansión del Tawantinsuyu habrían sido los principios de reciprocidad y redistribución de tradición andina.

Al respecto, algunos investigadores han sostenido que durante la expansión del Tawantinsuyu los Andes atravesaban por un período de mayor fertilidad debida, principalmente, a un aumento en la disponibilidad de recursos hídricos. La abundancia de agua habría favorecido la producción agrícola y la construcción de terrazas de cultivo, aumentando las actividades productivas del imperio y propiciando su expansión territorial. Terrazas de cultivo en Socoroma (Soledad González, 2009).

Más allá de la factibilidad de estas tres interpretaciones, la incorporación de nuevos territorios al imperio también debió depender de las características políticas, sociales y territoriales de cada grupo anexado. Lo más probable es que el Inca haya utilizado distintas estrategias, promoviendo en algunos lugares negociaciones pacíficas y en otros intervenciones bélicas, selladas posteriormente por alianzas rituales. los caminos y los andes

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El Inca y el Inti: La organización política y religiosa del Tawantinsuyu

En la cúspide de la organización política del Imperio se encontraba el Inca, que se consideraba a sí mismo hijo del Sol o Inti, acompañado de su grupo de parientes más cercanos o panaka. Aunque los españoles tradujeron Inca como “rey”, las investigaciones han demostrado que la organización política del Tawantinsuyu fue mucho más compleja que las concepciones dinásticas europeas, que identificaron su sistema sucesorio con una monarquía. Incluso se ha sostenido que el imperio funcionaba como una diarquía, es decir, que estaba gobernado por dos Incas, siguiendo el patrón de organización dual andina. Para gobernar un imperio tan vasto, el Inca se apoyaba en los jefes provinciales o curacas de los territorios anexados, quienes al ser autoridades reconocidas por sus comunidades, facilitaban el control estatal. El Inca entablaba con ellos una relación de intercambios recíprocos: se comprometía a incorporarlos a su sistema de distribución de recursos básicos, como alimento y vestuario, a cambio de que estos cumpliesen con obligaciones tributarias que se pagaban en trabajo. El Inca podía disponer de las poblaciones conquistadas de manera unilateral, controlando hasta los aspectos más cotidianos de la vida de sus miembros.

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Iglesia construida sobre el templo del Qoricancha en Cusco. (Cristián Ortúzar, 2010).

El Sol o Inti era la principal divinidad del panteón religioso incaico, quien le otorgaba la legitimidad y poder al principal gobernante del imperio. El Inca, por tanto, impuso el culto solar en todos los territorios conquistados, desplazando o suprimiendo a las divinidades locales de las regiones anexadas. En el Cusco, el Qoricancha era su santuario principal, lugar donde además se realizaban diversas celebraciones en su honor. Pero el panteón incaico estaba conformado además por otras divinidades como: Viracocha (el dios creador), Illapa (el dios de los truenos) y Pachamama (la madre tierra). Asimismo, las montañas y cerros tuvieron un papel importante en el plano religioso incaico. Aunque desde hacía mucho tiempo las montañas eran consideradas por las comunidades andinas como sus deidades protectoras, los incas construyeron en sus cimas pe-

capítulo 1


Figurillas utilizadas en el rito de qhapaq hucha. (Chile bajo el imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

queños edificios para realizar rituales. Ellos se conocen con el nombre de adoratorios o santuarios de altura y existen alrededor de doscientos repartidos a través de los Andes. La qhapaq hucha, uno de los ritos más importantes realizados allí, consistía en el sacrificio de niños o jóvenes de las elites andinas entre los meses de abril y julio. Tras ser llevados finamente ataviados a las altas cumbres, eran sacrificados y depositados en una tumba habilitada en la misma montaña. Su ajuar estaba compuesto por figurillas humanas o de camélidos hechas de plata u oro, muchas de ellas acompañadas con finos textiles en miniaturas. Adicionalmente, se podían colocar otros objetos, como bolsitas con hojas de coca en su interior, vasijas de cerámica, etcétera. Los incas pensaban que los niños no morían, sino que se reunían con sus antepasados.

los caminos y los andes

El cuidado de cada una de las divinidades que conformaban el panteón religioso incaico estaba a cargo de un conjunto de sacerdotes, quienes cumplían diversas labores dependiendo del rango en el cual se encontraban. Así, por ejemplo, un grupo de sacerdotes se dedicaba exclusivamente al culto de algunos dioses, otro interpretaba los oráculos, y otro vaticinaba presagios o sanaba a los enfermos. El cargo de sacerdote era vitalicio, ocupando el segundo lugar en importancia dentro de la jerarquía social de todo el Estado.

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El Inca y el tributo: la organización económica del Estado

En la medida en que el sistema estatal incaico crecía, los mecanismos económicos tradicionales de los aillus y/o comunidades, como la reciprocidad y la redistribución, se hicieron insuficientes. Por ello, los gobernantes cusqueños readaptaron y crearon nuevas instituciones para hacer frente a las exigencias de la expansión. Una de ellas fue la mita, que consistía en un tributo en forma de trabajo que los varones andinos debían cumplir en tareas estatales según turnos rotativos, posiblemente anuales. Estas tareas consistían, por ejemplo, en trabajar en un centro metalúrgico, integrar el ejército, cuidar rebaños, confeccionar tejidos y en construir y mantener obras públicas como el mismo Qhapaq Ñan. A cambio de estas prestaciones colectivas de trabajo, el Tawantinsuyu respondía al servicio de los mitayos suministrándoles alimentos y bebidas a lo largo de su servicio y, especialmente, en contextos festivos. Finalizadas las labores o el turno, el campesino andino podía retornar a sus tareas habituales hasta ser requerido nuevamente por el Estado.

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Danza y música en fiesta de Pachallampe en Socoroma (Archivo Carmen Menares, c.2007).

Otra institución fueron los mitimaes, un sistema de reasentamientos forzosos con el que se buscaba facilitar la integración y control de los pueblos conquistados. Se trataba de colonos que, sacados de sus comunidades, tenían la obligación de trabajar en tareas a gran escala, como por ejemplo obras viales, localizadas en otras regiones. Asimismo, había un grupo emergente durante el periodo de consolidación del Tawantinsuyu, la población yana, quienes eran servidores personales y perpetuos del Inca, apartados de sus comunidades para ingresar al servicio personal. Los yanas quedaban marginados de sus comunidades, tanto para el censo como para la realización de trabajados comunitarios. Podían casarse y solo uno de sus hijos heredaba la condición de yana, mientras que los demás podían regresar a la comunidad de origen de su padre y recuperar sus derechos.

capítulo 1


Acllas en la Nueva Cor贸nica y Buen Gobierno de Felipe Guaman Poma de Ayala (1615- 1616). (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

Las mujeres tambi茅n fueron incorporadas en las nuevas instituciones econ贸micas. Estaban las acllas (escogidas, en quechua), mujeres de los grupos conquistados que eran reunidas en la aklla wasi (casa de las escogidas) dedicadas exclusivamente a tejer el vestuario del Inca y la nobleza, a preparar chicha y a posibles enlaces matrimoniales con las panakas o familiares m谩s directos del Inca.

los caminos y los andes

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dicen los cronistas

Caminos casi imposibles

1.4. El Qhapaq Ñan y el paisaje andino Durante el apogeo de los incas, el Sistema Vial Andino se reorientó hacia los objetivos del Imperio: para el Tawantinsuyu, el Qhapaq Ñan representaba no solo una forma de conectar a los grupos y territorios incorporados, sino también una instancia para desplegar simbólicamente su poder sobre el territorio, llenando de significado cada piedra, cerro y quebrada del paisaje andino. Se ha sostenido que no existió un único patrón en la construcción de caminos. La red vial se adaptaba a la geografía y relieve de cada zona, del mismo modo que se ajustaban los tipos de materiales utilizados. Sin embargo, el Qhapaq Ñan en tiempos prehispánicos tuvo características propias, la principal de las cuales consistía en su diseño para ser transitado a pie. En este sentido, por ejemplo, las pendientes se atenuaban utilizando peldaños o escaleras, tecnología que facilitaba el tránsito a través de las numerosas quebradas de los paisajes andinos, pero que dificultó el uso de los medios de transportes introducidos por los españoles, quienes empleaban fuerzas de tracción, incluyendo la rueda y el caballo. 30

Los caminos andinos atravesaron una gran variedad de ecosistemas, muchos de los cuales se distinguían por su aspereza y por las dificultades que implicaba la construcción de vías de acceso. En el siglo XVI, el cronista Pedro Sarmiento de Gamboa se asombraba de que los incas hubieran hecho camino por donde parecía “imposible poderse hacer”, tal como sucedía en la selvática región del Antisuyu: su espesa vegetación había impedido a Topa Inca avanzar en su conquista, ya que sus exploradores habían intentado infructuosamente dar con los poblados ocultos en los boscosos montes. Sarmiento narra que para abrir caminos en tales condiciones, los enviados de Topa Inca se las ingeniaron subiéndose a los árboles más altos con el fin de identificar en qué lugares se observaban columnas de humo, señal inequívoca de la presencia de poblados. Una vez detectados esos lugares, trazaron los caminos en dicha dirección, superando de este modo los obstáculos naturales de los múltiples paisajes andinos. En Historia de los Incas de Pedro Sarmiento de Gamboa. EMECE. Argentina. 1942, p. 144.

capítulo 1


Observa ambas fotografías:

¿El camino es igual en ambas imágenes? ¿Por qué? ¿Qué similitudes y qué diferencias se aprecian? ¿A qué crees que se deben?

Qhapaq Ñan en Zapahuira Norte, Región de Arica-Parinacota. (Francisco Garrido, 2008).

Qhapaq Ñan en el Despoblado de Atacama, Región de Atacama. (Archivo CMN). los caminos y los andes

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dicen los cronistas

Caminos y expansión del Imperio

Dos caminos paralelos: el de la sierra y el de la costa Aunque la red vial incaica abarcó muchos caminos, los cronistas de los siglos XVI y XVII coincidieron en que los caminos principales -o “reales” como los llamaron ellos- eran dos: el de la sierra y el de los llanos o la costa. El cronista Garcilaso de la Vega al describir las características constructivas de estos caminos en el área cusqueña, señalaba que el camino de la sierra estaba construido con mampostería, mientras que el de los llanos estaba señalizado con una serie de vigas de maderas enterradas en los arenales de la costa, de manera que su huella no se perdiese con los vientos que arreciaban en la zona. Además de estos dos caminos, existía una extensa red de caminos transversales que unían la sierra y los llanos, atravesando el Tawantinsuyu en sentido latitudinal. Según el cronista Bernabé Cobo, el principal de éstos pasaba por la plaza ubicada en el centro del Cusco y unía la cordillera de los Andes con la comarca de Arequipa.

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La construcción de los caminos incaicos iba de la mano con la expansión del Imperio. Por ejemplo, el mismo Garcilaso cuenta que los dos ramales del Qhapaq Ñan que iban desde el Cusco hacia el norte fueron construidos durante el mandato del inca Huayna Capac, quien regresó victorioso de la conquista de Quito a través de un camino que se construyó especialmente para conmemorar su triunfo. Este camino correspondería al tramo septentrional del camino de la sierra y atravesaba las quebradas de la cordillera a lo largo de quinientas leguas, es decir, un poco menos de tres mil kilómetros. Aficionado a visitar la provincia de Quito después de la conquista, Huayna Capac habría mandado a construir después el tramo norte del camino de la costa, con el objetivo de visitar sus nuevos territorios a través de los llanos. En Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. Biblioteca Ayacucho. Venezuela. 1976, II, pp. 232-234.

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relatos de los protagonistas

El camino en la localidad de Taira, Alto Loa “Ahí se sabía que eran camino del Inca porque tenían piedritas por el lado, se veían tramos no más, pero claro, antes debió ser continuo …, si ya nadie lo usa, pero claro, dos líneas de piedras, eso es camino del Inca, porque quién va a ir a hacer ahora un camino tan bien hechito, porque ellos tenían todo bien ordenadito y un solo ancho, en línea recta”.

¿Qué características tiene el camino cercano a tu comunidad? ¿De qué materiales está hecho?

Cuaderno de campo Taira. Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.4.

Camino en el sector de Alto Loa. (Archivo CMN, c.2009).

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Los caminos y los dioses Los caminos andinos también fueron el escenario de algunos de los mitos fundacionales del Tawantinsuyu. Según el cronista Sarmiento de Gamboa, que decía haber obtenido sus informaciones de las panakas incaicas, en tiempos muy antiguos un gran diluvio había arrasado casi por completo los Andes, después del cual el dios Viracocha decidió recrear a la humanidad. Desde una isla en el lago Titicaca había ordenado que saliesen el sol, la luna y las estrellas, luego de lo cual se había dirigido a Tiwanaku con dos de sus criados para que lo ayudasen a repoblar el mundo. A cada uno de estos le había correspondido recorrer uno de los caminos reales, a uno el de la sierra y al otro el de los llanos, pronunciando en voz alta el nombre de las naciones que Viracocha deseaba que existiesen a partir de entonces. Mientras el dios iba haciendo lo mismo por las tierras intermedias, la nueva gente había comenzado a salir de las cuevas, árboles, peñas, lagos y montes, multiplicándose y poblando nuevamente el mundo. En el relato mítico de Sarmiento, los caminos y el origen del mundo son contemporáneos, quedando así demostrada la ritualidad asociada a ellos, más allá de su uso cotidiano.

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El lago Titicaca está asociado a muchos mitos de origen andinos. Este grabado pertenece a la crónica de Pedro Cieza de León y en él el lago aparece representado al estilo europeo. (Chrónica del Perú, 1553).

Es importante señalar que los caminos estaban asociados a leyendas que trascendían la esfera incaica, constituyendo un referente mítico para los Andes en general. Por ejemplo, en la región de Huarochirí ubicada al este de Lima, los caminos atesoraban la fuerza de los dioses que habían circulado por ellos, transmitiéndosela a sus transeúntes mortales. Los habitantes de la comunidad de San Damián de los Checa, según documentación del siglo XVII, recorrían todos los años en el mes de noviembre el mismo camino que su dios Tutayquire había realizado antes que ellos, pues “caminando sobre sus pasos” recibían su poder o kallpa. Asimismo, los caminos también podían y aún pueden atravesar “malos parajes”, considerados lugares de respeto y de cuidado por las poblaciones andinas.

capítulo 1


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Las apachetas Las apachetas son amontonamientos de piedras distribuidos no solo a lo largo del Qhapaq Ñan, sino también en el resto de los caminos andinos. Los textos coloniales les asignaron distinta funcionalidad, aunque la mayoría coincidieron en que se trataba de adoratorios construidos poco a poco por los caminantes en honor a algunas divinidades andinas. Por esta razón, muchas fueron destruidas en el contexto de las llamadas campañas de extirpación de idolatrías, en su mayoría efectuadas en el siglo XVII y cuyo objetivo fue terminar con los cultos andinos. Para las poblaciones actuales, las apachetas siguen siendo consideradas como lugares de respeto, en donde los caminantes ofrendan piedras u otros elementos.

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Apachetas en Putre. (Archivo CMN).

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Qhapaq ñan t’uqrikuq o gobernador de los caminos según Guaman Poma de Ayala. (Nueva Corónica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

El Qhapaq Ñan: un camino imperial El Qhapaq Ñan fue la expresión vial de un Imperio, cuyos extensos territorios eran regidos por una misma autoridad y una sola norma. Esta circunstancia facilitó el tránsito por caminos que antaño eran administrados por señores locales, muchos de los cuales -seguramente- no proyectaban la conectividad de sus vías más allá de los límites de sus respectivas jurisdicciones. Justamente por su condición de camino imperial, el Qhapaq Ñan fue una vía controlada que solo podía ser transitada por pasajeros admitidos por las autoridades incaicas. Estas otorgaban a los transeúntes un salvoconducto que comprobaba que se dirigían hacia un lugar específico por encargo oficial. Quienes poseían el salvoconducto eran atendidos y proveídos de todo lo necesario para el viaje, incluyendo el alojamiento y la alimentación. Por el contrario, quienes caminaban sin el permiso de las autoridades eran castigados “por vagabundos”. Cuenta Guaman Poma que este estricto control sobre los usuarios del camino era fiscalizado gracias a la implementación

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de una burocracia estatal responsable del correcto funcionamiento de la red vial. Quien la dirigía era el qhapaq ñan t’uqrikuq o gobernador de los caminos.

capítulo 1


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Los salvoconductos del Gran Khan El Qhapaq Ñan no fue el único camino controlado de la antigüedad: el Imperio romano también llevaba un estricto control de los transeúntes que circulaban por sus vías, al igual que el Imperio mongol, que se extendió por casi toda Asia a partir del siglo XIII de nuestra era. Marco Polo, quizá el más famoso de los viajeros medievales, cuando recorrió parte de este último llevó consigo dos tablas de oro que hacían las veces de salvoconductos. Se llamaban paizas y se las había entregado nada menos y nada más que el Gran Khan, la máxima autoridad de los mongoles. Las paizas podían colgarse en el cuello para que los transeúntes autorizados pudiesen ser vistos desde lejos, asegurándoles la inmunidad en todos los territorios que pertenecían al Imperio mongol. Gracias a las franquicias que estos salvoconductos le aseguraban, Marco Polo recorrió durante veinticuatro años los caminos mongoles. Cuando mucho después murió en Venecia, el inventario de sus bienes registraba una paiza que, seguramente, el viajero conservaba como recuerdo de su extensa travesía por Asia y China.

Aunque muchos cronistas coincidieron en que existía un salvoconducto para transitar por el camino, ninguno especificó de qué objeto se trataba ¿Cómo crees que era el salvoconducto? ¿Conoces algún objeto característico de los Andes que pudiese haber servido de pasaporte?

Adaptado de Libro de las maravillas del mundo de Marco Polo. Cátedra. España. 2008.

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relatos de los protagonistas

La limpia del camino

Los tambos Para el eficiente funcionamiento del camino, los incas habilitaron tambos, instalaciones cuyo fin era facilitar el tránsito tanto de los mensajeros del Inca como de sus ejércitos, brindándoles cobijo y alimentación. Estaban distribuidos a lo largo de los dos caminos, el de la sierra y el de los llanos, a una distancia que equivalía al trayecto que podía avanzar una persona en un día. No obstante, su ubicación también dependía de otros factores, principalmente de la disponibilidad de los cursos de agua cercanos, necesarios para su funcionamiento. Como los indígenas pagaban su tributo en trabajo, los tambos generalmente eran atendidos y mantenidos por integrantes de las comunidades cercanas que, mediante esta forma, cumplían con sus obligaciones frente al Estado inca.

“Nosotros íbamos a limpiar el camino en tiempos después de la lluvia porque antes llovía mucho, fuerte, entonces acortaba el camino, entonces nosotros salíamos a las 8 de la mañana, cuando estaba llegando el sol, a caballo, hombres, mujeres adultos mayores … en la parte que estaba deshecho entonces empedraban con piedra, entonces nosotros le pasábamos las piedras, le pasábamos la tierra en donde tenía que rellenar los mal pasos que había hecho el agua”. “Limpiábamos el camino, como quien barre, con pala, con picota, después en la parte más difícil… Los hombres estaban empedrando, enchufando las piedras unos con otros, así en la parte más mal paso, se empedraba donde cortaba más la lluvia el camino, hacia malo, entonces ahí empedraban los hombres con piedra”. Cuaderno de Campo Socoroma. Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.13.

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Tambo de Incahuasi, Región de Antofagasta. (Francisco Garrido, 2008).

Tambo de Zapahuira, Región de Arica y Parinacota. (Francisco Garrido, 2008).

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Lee el relato “La limpia del camino”. ¿Sabes de algún trabajo de limpieza que se haya realizado en el camino cercano a tu comunidad? ¿Cuándo? ¿Quiénes participaban? ¿En qué fecha se realizaba?

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En la ilustración aparece el Inca Topa Inca y un khipukamayoq, como se denominaba a quienes conocían el sistema de contabilidad con cordeles. En segundo plano, se observan los depósitos o qolqas. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

Los depósitos del Inca

Para proveer a los ejércitos del Inca y a las comunidades que formaban parte del Imperio de provisiones, armas, vestidos, calzados y todo lo necesario para su sustento, los tambos contaban con depósitos o qolqas -actualmente también conocidas como trojas o graneros- que siempre estaban abastecidas. Estos suministros correspondían al tributo obtenido no solo de las comunidades cercanas, sino también de otras muy distantes y de aquellas especializadas en determinadas labores productivas como, por ejemplo, la agricultura o la minería. Relata el cronista Garcilaso de la Vega que cuanto había dentro de cada depósito era minuciosamente contabilizado por funcionarios estatales, quienes utilizaban un sistema de nudos de colores en varios cordeles amarrados a uno principal. Estos cordeles se denominaban quipus y a pesar de que muchos cronistas se refirieron a ellos en sus relatos, ninguno dio cuenta de cómo se leía la información que contenían. Aunque investigaciones recientes tienden a demostrar que los quipus también podían almacenar historias, genealogías y otros registros narrativos, los españoles los asociaron principalmente al registro de información contable. 40

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Qolqa de Zapahuira. (Archivo CMN)

Observa las imágenes de arriba. ¿Qué forma tienen las qolqas representadas en ellas? ¿Hay qolqas en tu entorno?¿Cuántas? ¿Qué dimensiones tienen? ¿Qué uso se les da en la actualidad?

Según Guaman Poma de Ayala, que vivió en el actual departamento de Ayacucho en Perú, las qolqas eran abastecidas durante el mes de julio, después de la cosecha. (Nueva Corónica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

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Vista a la Qolqa de Zapahuira. (Francisco Garrido, 2008)

Quipu encontrado en Mollepampa, Arica. (Chile bajo el imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

Desde los inicios de la conquista los europeos se sorprendieron con este sistema: cuando Hernando Pizarro y sus hombres se dirigían desde la sierra hasta la costa central del Perú por el camino real, retiraron algunos artículos de uno de los depósitos del Inca. Al verlos, los funcionarios incas a cargo de las qolqas desataron unos nudos de un cordel y los anudaron en otro, registrando con escrupuloso celo la sustracción de productos llevada a cabo por los conquistadores. Por otro lado, con los depósitos bien aprovisionados, el Inca se aseguraba de que los soldados de su ejército no saquearan los pueblos cercanos en búsqueda de comida o abrigo. Garcilaso comenta que a tal punto estaba prohibido violar esta ley que quienes lo hacían eran castigados con la pena de muerte.

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Khipukamayoq según José Pérez de Arce. (Rostros de Chile Precolombino. Museo Chileno de Arte Precolombino, 1997).

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Arica, zona de quipus Arica es la zona donde se ha encontrado la mayor cantidad de quipus de todo el Qollasuyu. De ellos, dos son los más grandes y complejos que se han descubierto hasta ahora en lo que fue el Tawantinsuyu. Estos hallazgos se realizaron en la costa de Arica, en los cementerios incas de Mollepampa ubicados en el valle de Lluta y en Playa Miller. Uno de estos quipus tiene 450 años de antigüedad y los arqueólogos creen que podría corresponder al registro de censos y tributos de la zona de Arica, hacia finales del dominio inca o inicios de la conquista española. Posee más de 580 cuerdas y representa la suma de 15.024 unidades, aunque se desconoce qué tipo de unidades son. Además de su tamaño, este quipu destaca por un tipo excepcional de nudo, conocido como “Nudo con cinturón” que siempre aparece asociado al valor 9 y que solo ha sido registrado en otros dos quipus. En Quipu, contar anudando en el Imperio Inka de Gary Urton. Museo Chileno de Arte Precolombino y Universidad de Harvard. Santiago. 2003, p. 26.

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Un camino que atraviesa ríos

Cuenta Guaman Poma que otras de las construcciones asociadas a los caminos reales fueron los puentes de mimbre o de juncos, cuyo funcionamiento estaba a cargo del chaka suyuyuq. Los puentes se hacían trenzando una y otra vez conjuntos de tres criznejas o sogas hasta formar una más gruesa que, unida a otras dos de las mismas dimensiones, servía de suelo para el puente. Otras dos trenzas eran dispuestas como pasamanos y el espacio que quedaba entre estas y el suelo era rellenado con ramas y maderas delgadas fuertemente atadas entre sí. La fragilidad de estos materiales obligaba a que los puentes fuesen reconstruidos completamente cada seis meses o un año. Al igual que el mantenimiento de los caminos, este trabajo estaba a cargo de las comunidades cercanas, que de esta manera cumplían con sus obligaciones tributarias frente al Estado inca. Los puentes estaban reservados solo para los caminos reales, puesto que en los caminos menores existían maneras más artesanales de cruzar los ríos. Por ejemplo, cuando las aguas eran poco torrentosas los lugareños construían balsas de maderas livianas. Por el contrario, cuando la corriente arreciaba o cuando no había lugar para embarcar o desembarcar, se instalaba una soga que atravesaba el río de una orilla a otra, a la cual iba amarrada una canasta de mimbre con capacidad para tres o cuatro personas. Para auxiliar a los transeúntes que utilizaban este sistema, existían tributarios encargados de ayudar a los caminantes a subirse al canasto y luego tiraban de la soga transportadora. 44

El chaka suyuyuq o gobernador de los puentes. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

capítulo 1


dicen los cronistas

El primer puente de mimbre

Puente de Q’eswachaka emplazado sobre el río Apurímac, Perú. (Archivo Ministerio de Cultura, Perú. c.2010).

Observa el espacio geográfico donde se inserta tu comunidad. ¿Existe algún curso de agua o una quebrada profunda por la cual cruce el Qhapaq Ñan? ¿Cómo la sortea el camino?

los caminos y los andes

Cuenta Garcilaso que el primer puente de mimbre fue mandado a construir sobre el río Apurimac por el Inca Maita Capac, en el camino real que iba desde el Cusco a Lima. El objetivo era que sus tropas pudiesen llegar hasta las tierras del Kuntisuyu, al poniente del Cusco. Según el cronista, la grandeza de la obra causó tal admiración entre algunos pueblos que éstos se sometieron voluntariamente al Inca. En Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. Biblioteca Ayacucho. Venezuela. 1976, I, pp. 134- 136.

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Los linderos del Inca

A través de los caminos los gobernantes incas avanzaban en sus conquistas, señalando los límites de sus dominios con mojones o linderos. De acuerdo a Garcilaso estos linderos, que podían ser columnas o murallas, también eran utilizados para demarcar los espacios productivos ocupados por los diferentes grupos étnicos que formaban parte del Tawantinsuyu como, por ejemplo, los denominados Reinos Aimaras.

En la ilustración se observan los amojonadores del Inca construyendo linderos (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

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capítulo 1


dicen los cronistas

Linderos: una estrategia de conquista

Mojones o linderos del Qhapaq Ñan en el Alto Loa, a la altura de Lasana. (Archivo CMN, c.2010).

Demarcador de quebrada en Caspana. (Archivo CMN, c.2010).

los caminos y los andes

Señalización en el camino en el sector del Alto Loa. (Archivo CMN, c.2010).

Según el cronista Sarmiento de Gamboa, el emplazamiento de estos linderos dependía directamente de las órdenes del Inca y respondía a una planificada estrategia de conquista tendiente a reforzar su autoridad. Por ejemplo, el Inca Pachacutec ordenó a su hermano Capac Yupanqui que en su campaña hacia Cajamarca, en el norte del actual Perú, pusiese sus mojones en la provincia de Yanamayo, más allá de la cual tenía expresamente prohibido avanzar. Desobedeciendo las órdenes de Pachacutec, Capac Yupanqui marchó sobre Cajamarca pero, a pesar de resultar victorioso, no alcanzó a regresar al Cusco para recibir las honras de su conquista: su hermano, el Inca, ordenó cortarle la cabeza como una señal de que su palabra y autoridad no debían ser jamás contravenidas. En Historia de los Incas de Pedro Sarmiento de Gamboa. EMECE. Argentina. 1942, pp. 120-123.

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El Qhapaq Ñan, los chasquis y el correo

Los incas también utilizaron los caminos como el eje de un eficiente sistema de correos que funcionaba gracias a los chasquis o postillones, veloces corredores que mantenían informado al Inca de todo lo que sucedía en sus dominios. Dice Guaman Poma, el letrado andino al que ya nos referimos, que debido a que su labor exigía máxima confidencialidad, los chasquis tenían que ser hijos de autoridades locales fieles al Inca y no debían tener ni mujeres ni hijos porque su trabajo no cesaba ni de día ni de noche.

Otro tipo de mensajeros –relata Garcilaso- eran los kacha, que a manera de embajadores llevaban personalmente los recados de una autoridad a otra. Su labor fue fundamental en tiempos de guerra puesto que el Inca los enviaba a los pueblos que pretendía conquistar para ofrecerles previamente que se sometieran a su mandato en forma pacífica. De acuerdo a la crónica de Garcilaso, por ejemplo, el Inca Viracocha envió a los chankas sus mensajeros antes de comenzar la guerra, con el fin de ofrecerles “paz y amistad”.

De acuerdo al testimonio de Garcilaso, el sistema de correos estaba articulado en función de estaciones o chaskiwasi que albergaban a cuatro o seis chasquis, dispuestas aproximadamente cada dos kilómetros de distancia la una de la otra (aunque en realidad el número de chasquis y la distancia entre estaciones era variable). Según este cronista, el sistema funcionaba transmitiendo información oralmente o por medio de quipus y solo en caso de alzamientos o rebeliones se utilizaban señales de humo en el día o llamaradas durante la noche, con el objetivo de que el Inca se enterase rápidamente de lo que sucedía y pudiera así disponer sus ejércitos en un plazo de dos o tres horas. 48

capítulo 1


Este caracol se denomina pututu y los chasquis lo utilizaban como trompeta, con el objetivo de alertar a sus compañeros de su llegada.(http://flickrhivemind.net/Tags/ shell,strombus/Interesting).

Los chasquis utilizaban un tocado de plumas blancas que les servía de quitasol y que ayudaba a que los otros chasquis los distinguieran cuando se aproximaban a las postas. Aunque el tocado de la fotografía corresponde a una miniatura perteneciente a un ajuar de un santurario de altura, el del chasqui debió lucir muy parecido a este (Archivo cmn).

Las mazas estrelladas o chanpis tuvieron entre seis y ocho puntas. Se han encontrado varios ejemplares en tumbas incaicas y, aunque se utilizaban como armas, se cree que también pudieron representar un símbolo de poder propio de las autoridades del Tawantinsuyu (Archivo CMN).

Los incas utilizaban ojotas, un tipo de calzado característico de los Andes hecho de cuero o fibra vegetal. El cronista español Cieza de León quedó fascinado por ellas, al punto que varias veces a lo largo de su crónica alabó sus virtudes (Archivo cmn).

los caminos y los andes

Según Guamán Poma, los chasquis estaban constantemente mirando a ambos lados del camino a la espera de noticias. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976). La honda o warak’a continúa siendo utilizado en los Andes, principalmente asociada a labores pastoriles (Soledad Hoces, 2000).

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Las andas del Inca, según Guaman Poma (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976.)

El Inca como transeúnte

Según los relatos de los cronistas, el Inca en persona acompañaba a sus ejércitos en sus conquistas convirtiéndose, de este modo, en el más importante de los usuarios del camino. El carácter sagrado que revestía su figura transformaba los sitios por donde pasaba en objeto de culto para las poblaciones locales y, donde quiera que fuese, era recibido con fiestas y agasajos. Cuentan Garcilaso y Sarmiento que, cuando un Inca anunciaba su visita a algún pueblo, los caminos cercanos eran adornados con arcos de madera cubiertos con flores. Dado que estaba prohibido mirarlo a la cara, la gente se apartaba de los caminos y subía a los cerros cercanos, desde donde le arrojaban sus cejas y pestañas en señal de adoración. Tal era la importancia- subraya Garcilaso - que adquirían los lugares por donde pasaba algún Inca que, cuando este moría, la gente se presentaba en ellos llorando y recitando los hechos o favores que le había hecho a aquella comunidad en vida, cuando se había detenido allí. Como el Inca era considerado hijo del Sol, es decir divino, en sus viajes por el Tawantinsuyu se alojaba en dependencias especialmen-

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te equipadas para recibirlo. Los españoles llamaron a estos recintos casas reales y Garcilaso los describió como suntuosos edificios ricamente adornados, lujo que despertó la codicia de los primeros conquistadores. Para contemplar la vastedad y belleza de sus dominios, en tanto, los incas también mandaron a construir miradores o placetas, emplazados en los lugares con mejor vista del camino de la sierra.

capítulo 1


relatos de los protagonistas

Los poderes del Inca

Curso de agua en el sector de Taira. (Archivo CMN).

Vega aledaña al Loa. (Archivo CMN).

“Ahí tiene que haber venido el abuelito Inca desde Cusco, Perú, el abuelito Inca tenía poder, dicen que sembraba y al otro día traía cosechas, si faltaba agua tenía un bastón y salía agua de la tierra, tenía poderes, … no, no le interesaba el oro, sacaba agua, bueno que hay varias partes donde hay agua en la tierra”. Cuaderno de campo Lasana. Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. (GISOC Consultores. 2010, p.12.).

Confluencia Cupo Incahuasi. (Archivo CMN).

los caminos y los andes

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Los otros transeúntes

El Qhapaq Ñan no solo era transitado por los chasquis o por el Inca, sino también por otros funcionarios estatales. Es el caso de los visitadores, llamados así por los cronistas, enviados desde el Cusco hacia todo el Tawantinsuyu con el fin de mantener informado al Inca de los pormenores de cada provincia. Guaman Poma comenta que cuando los visitadores llegaban, las autoridades locales evitaban tratar temas muy comprometedores con ellos puesto que tenían el estigma de mentirosos y aduladores con el Inca. Por el camino también transitaron los mitimaes, es decir, las poblaciones que cumplían con su mita o turnos de trabajo trasladándose desde su lugar de origen a un nuevo destino. Seguramente algunos mitayos formaban parte del ejército, que también se desplazó a través del camino. Había hospederías o qorpawasi para alojar a los transeúntes del camino. Dice Garcilaso que estas hospederías funcionaban como albergues que contaban con alimentos, alojamiento y atención para quienes que se trasladaban por orden de las autoridades incas. Los qorpawasi funcionaban con el mismo sistema de los depósitos o los tambos, es decir, eran atendidos por las poblaciones locales las cuales de esta forma pagaban su tributo al Estado.

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Según Guaman Poma, el visitador era enviado por todo el “reino” para fiscalizar el funcionamiento de los depósitos y pesquisar los delitos, entre otros asuntos. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

capítulo 1


relatos de los protagonistas

La utilidad del camino “…este camino es igual que la carretera, este llega hasta Arica, por la cordillera parece que llega también al Perú, para Ecuador, es un ramal que no termina nunca parece. Ese es el camino del Inca. … La gente de esos tiempos transitaba por ahí, como no había carretera, la gente toda andaban a lomo de animales para Arica, de Arica para acá, de acá pasaban a Bolivia y más, después ya comenzaron incluso a traer mineral de Bolivia a Arica traían mineral parece que traían en barra, pa puerto, es camino largo dicen, echaban 15 días de Oruro a Arica. ... A Perú llegaban al Cusco …”

Según lo expuesto a lo largo del capítulo y la información contenida en el recuadro: ¿Quiénes transitaban por el camino en tiempos incaicos? ¿Y después? ¿Quiénes lo recorren hoy? ¿Existen algunas diferencias entre los transeúntes de antes y los de ahora? ¿Cuáles?

Cuaderno de campo Socoroma. Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. (GISOC Consultores. 2010, p.5.).

los caminos y los andes

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1.5. Los incas y su expansión al actual norte de Chile Los testimonios históricos de los cronistas españoles no son del todo coincidentes sobre el momento de la conquista inca en los territorios que actualmente constituyen Chile. Una interpretación bastante divulgada coincide en presentar al gobierno de Inca Pachacutec (aproximadamente hacia mediados del siglo XV) como el periodo de expansión al Qollasuyu, la provincia meridional del Tawantinsuyu. Solo a partir de este momento parte importante de lo que hoy es Chile participó de la esfera de interacción del Imperio. No obstante, otra versión adjudica a Topa Inca la materialización de las obras que denotan la presencia inca en el territorio chileno, como la construcción de una infraestructura vial, puestos de control y la incorporación de nuevos asentamientos.

Según Sarmiento de Gamboa y Juan de Betanzos fue Topa Inca quien inició la conquista del actual Chile. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

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capítulo 1


dicen los cronistas

La conquista de lo que hoy es Chile Los cronistas no coincidieron en qué Inca inició la conquista del actual Chile, aunque varias crónicas hicieron referencia a este hecho. Por ejemplo, Garcilaso en su relato mencionó que el Inca Viracocha visitó Tarapacá, mientras Guaman Poma sostenía que su hijo Pachacutec Inca Yupanqui había conquistado Chile. En cambio, Sarmiento de Gamboa y Juan de Betanzos coincidieron en adjudicar a Topa Inca la conquista del actual Chile. Según Sarmiento, Topa Inca había erigido sus linderos en el río Maule después de enfrentarse con Michimalongo y Tangalongo, dos líderes de lo que actualmente corresponde a Chile central. En tanto, Juan de Betanzos relataba que Topa Inca había estado en Atacama, desde donde había mandado a explorar los caminos que allí habían. Finalmente, y a diferencia de Betanzos, el anteriormente referido Garcilaso señalaba que la conquista de Chile había sido iniciada por el Inca Yupanqui, quien había enviado a sus espías a través del Despoblado para que le informaran acerca de los territorios que había más al sur.

Representación de Inca Viracocha de Guaman Poma. Según Garcilaso este inca visitó Tarapacá. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

los caminos y los andes

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Putre

Arica

En el Qollasuyu, nombre que recibía la región sur del Imperio de los incas y que comprendía el actual norte de Chile, aún resta por definir con mayor certeza los trazados que adoptó el Qhapaq Ñan. La existencia de variados senderos, algunos de ellos trasandinos, probablemente construidos y entrelazados en distintos momentos históricos, dificultan las posibilidades de tener una idea absolutamente clara del recorrido del camino en los tiempos del Inca. Antes que un único camino, el Qhapaq Ñan era una red vial que integraba caminos principales y otros secundarios, e incluso algunos aún más sencillos, como las sendas que conducen a los santuarios de altura. En Chile el Qhapaq Ñan recorre desde el extremo norte en el límite con Perú hasta la cuenca del río Cachapoal, abarcando longitudinalmente alrededor de 1800 kilómetros. El camino ingresaba desde la localidad de Tacna, subiendo a los Altos de Arica y atravesando sitios arqueológicos próximos a los actuales poblados de Zapahuira y Socoroma. Posiblemente este camino correspondía al llamado camino de la costa o de los llanos, que desde Cusco unía a los valles de Arequipa, Moquegua y Tacna. Al mismo tiempo, conectaba rutas provenientes de Bolivia, utilizando pasos cordilleranos como Chungará–Tambo Quemado, en las cercanías del lago Chungará. 56

Calama San Pedro de Atacama Antofagasta

CHILE

En la imagen se representa el trazado hipotético del Qhapaq Ñan en el norte de Chile, de acuerdo al mapa base del expediente de candidatura del camino a la Lista de Patrimonio Mundial elaborado por el Consejo de Monumentos Nacionales. (Adaptación del Mapa Base del Expediente de Candidatura del Qhapaq Ñan. CMN).

El Salvador

Copiapó

capítulo 1


A través de la sierra de Arica, el Qhapaq Ñan seguía en dirección al sur, paralelo a la Cordillera de los Andes, conectando poblados de la sierra y puna de las actuales regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá. También se sabe de otro ramal del Qhapaq Ñan emplazado en tierras bajas, que enlazaba la costas de Arica y las quebradas y oasis de Tarapacá, aunque este trazado es menos conocido. Ambas rutas –la de los Altos de Arica y la de los valles bajos de Tarapacá- finalmente convergían en el curso superior del río Loa, en la actual región de Antofagasta, que constituyó un punto neurálgico de las rutas de Qhapaq Ñan. Desde aquí, el camino atravesaba territorios ricos en minerales, uniéndose a otra ruta proveniente del altiplano meridional de Bolivia, en el actual territorio Lípez.

los caminos y los andes

Ya en las proximidades de San Pedro de Atacama, el Qhapaq Ñan adquiere la forma de un único troncal principal que atraviesa el llamado Despoblado de Atacama, uniendo al Salar de Atacama con el valle de Copiapó y el actual norte chico de Chile. Sin lugar a dudas, el desierto de Atacama constituyó un verdadero desafío para la ingeniería vial inca, que debió ajustar el diseño del trazado a las condiciones de un paisaje único, de extremas condiciones de aridez y altura. La hazaña del Inca en este territorio aparentemente inhóspito se concretó gracias al intercambio sostenido con las poblaciones locales, cuyos conocimientos ancestrales hicieron posible la travesía por el desierto más árido del mundo.

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El Inca en Chile: ¿dominio directo o indirecto?

Los investigadores han discutido desde hace mucho tiempo la dinámica o tipo de dominación que los incas ejercieron en los territorios del norte de Chile: ¿cómo fueron incorporados?, ¿llegó el Inca directamente a gobernar o lo hizo a través de otro tipo de mecanismos? Las primeras interpretaciones arqueológicas formuladas en la década de 1970 cuestionaron la presencia directa del Inca en Chile. Su prueba era la ausencia de abundantes materiales que fueran fieles a los patrones cusqueños, especialmente del tipo cerámico. Esta situación llevó a los investigadores a proponer que los incas habían ejercido un dominio indirecto, es decir, por medio de los señoríos altiplánicos aimaras de la actual Bolivia, que ya tenían una influencia -o abiertamente gobernaban- las poblaciones del norte de Chile.

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Estos señoríos integraron los territorios del norte de Chile, cuyas ecologías de sierra, oasis y valles costeros les permitían acceder a productos ausentes en la puna altiplánica, como el maíz. Al incorporarlos a su Imperio, los incas indirectamente también habrían anexado las comunidades de la vertiente occidental de los Andes. Prueba de la unión entre las tradiciones altiplánicas aimaras y la inca, es la alfarería que se denomina Inca Pacaje y Saxamar, que recoge características estilísticas de ambas culturas. Sin embargo, en las décadas siguientes a partir de nuevas excavaciones arqueológicas en los sitios incaicos y del hallazgo de abundante material cusqueño en ellos, se planteó que la presencia del Inca fue mucho más intensa. Prueba de ello eran los centros administrativos y políticos de Zapahuira en los Altos de Arica y de Catarpe en el valle de San Pedro. A diferencia de la explicación anterior, se sostuvo

capítulo 1


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¿Por qué conquistar el norte de Chile?

Cerámica Inca Saxamar: a la izquierda, plato con cabeza zoomorfa; y a la dereha, par de escudillas bicromas (Museo Arqueológico San Miguel de Azapa).

que los incas habían logrado un dominio directo, reorganizando las formas políticas locales y transformando la economía de los territorios anexados, que debieron responder a las nuevas exigencias y demandas del Estado. Otra interpretación ha consensuado ambas posturas. Según esta tercera explicación, las estrategias de expansión y los niveles de control que los incas habrían ejercido sobre las sociedades del norte de Chile no habrían sido necesariamente iguales en todo momento. Así, en algunas fases de la expansión o en alguna zona en particular, los incas establecieron un gobierno más estructurado y territorial, mientras que en otros solamente intervinieron en parte las organizaciones preexistentes.

los caminos y los andes

No existe consenso respecto a los motivos que los incas tuvieron para conquistar el actual Chile, pero una interpretación muy conocida y ampliamente aceptada sostiene que buscaban la energía humana de las poblaciones andinas, es decir, su capacidad de trabajo. Esta era, después de todo, la piedra angular del intercambio recíproco y del sistema redistributivo que sostenía toda la organización política inca. El interés del Inca, en consecuencia, eran los hombres y mujeres de los territorios anexados. Para el caso del norte de Chile se ha sostenido que, posiblemente y como valor agregado a esa energía humana, el Inca pudo haber estado interesado en recursos específicos como, por ejemplo, la actividad metalúrgica. Prueba de ello son los diversos asentamientos incaicos próximos a faenas y la existencia de centros mineros incas, sobre todo en Atacama. En los valles occidentales del extremo norte de Chile, en tanto, el interés del Inca respondería al potencial pesquero y agrícola de dicha zona.

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¿quieres

saber más?

La cultura material y la interpretación del pasado Los arqueólogos interpretan el pasado a partir del análisis de las evidencias materiales legadas por las sociedades, como restos cerámicos, tejidos, metales, etcétera. Cada una de estas evidencias es estudiada en contexto, es decir, en su relación con los demás elementos hallados en un sitio. Por esta razón, es muy importante velar por la conservación de los mismos. La cultura material es el medio latente por el cual diversas culturas han perdurado por cientos de años hasta el presente. En este caso, corresponde al testimonio palpable de antiguas sociedades vinculadas al sistema vial andino y son el fruto de su actividad organizada. La cultura material, como nombre genérico, abarca decenas –sino cientos- de tipologías y materiales que pueden ser tanto ecofactos como artefactos. Los ecofactos son elementos naturales u orgánicos, mientras que los artefactos son elementos hechos o modificados por la acción humana. En este sentido, cultura material puede ser desde una simple semilla hasta obras arquitectónicas de gran envergadura, por lo que es un concepto de amplia variabilidad.

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En el norte de Chile, gracias a sus cualidades climáticas, algunas evidencias se han conservado excepcionalmente bien. En la costa norte, por ejemplo, se han recuperado delicados textiles como quipus y gorros tipo fez. También se han encontrado objetos de cerámica y de metal. De los valles medios y bajos, sobre todo en Azapa y otros de la costa sur de Arica (Playa Miller), se ha extraído una buena cantidad de piezas completas. En cambio, en la sierra los materiales muebles se restringen a fragmentos de cerámica y ecofactos, pero abundan datos de arquitectura sobre poblados y tambos, la agro-hidráulica representada por los complejos de andenes, silos para el almacenaje y tramos del camino con características sencillas y también otras muy elaboradas como empedrados, escalones, desagües y muros.

capítulo 1


Portabebés, cultura Arica (Awakhuni, Tejiendo la Historia Andina. Museo Chileno de Arte Pre-

Queros o vasos de madera usados en Arica durante el periodo Inca. (Museo Arqueológico San Miguel de Azapa).

colombino, 2006).

Aríbalo. (Museo Arqueológico San Miguel de Azapa). Pequeñas cucharillas de metal cuyos mangos tienen motivos de animales modelados. (Museo Arqueológico San Miguel de Azapa).

Gorro tipo fez. (Museo Arqueológico San Miguel de Azapa).

los caminos y los andes

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La imagen muestra a un español maltratando a un indígena que carga un pesado baúl sobre la espalda. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

1.6. El Qhapaq Ñan después del Tawantinsuyu Con la conquista española toda la organización administrativa del Estado incaico colapsó, incluyendo el sistema de tributo en trabajo que mantenía activa la red vial del Imperio. A pesar de que al principio los indígenas siguieron cumpliendo con sus labores de mantención de los tambos y puentes, con el tiempo estos abandonaron sus antiguas ocupaciones, incorporándose como mano de obra al nuevo orden económico europeo. Algunos tambos fueron entregados en arrendamiento o vendidos a españoles, que los convirtieron en tiendas en donde se compraban y vendían alimentos y productos para los nuevos transeúntes. La implementación de este sistema convirtió a los tambos en sinónimo de abusos y malos tratos, puesto que muchos indígenas empobrecidos por la desarticulación del Estado inca, que ya no los

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capítulo 1


proveía de alimento y techo, comenzaron a tratar de ganarse vida en los tambos, ofreciéndose a sí mismos como portacargas de los comerciantes españoles. Los abusos llegaron a tal extremo, que el gobernador Vaca de Castro dictó en la primera mitad del siglo XVI una ordenanza que regulaba el funcionamiento de los tambos y caminos, prohibiendo expresamente que los indígenas fuesen utilizados para cargar mercancías. Sin embargo, de acuerdo al cronista Polo de Ondegardo, los abusos continuaron, en gran medida porque las mismas autoridades coloniales lucraban con el negocio de los tambos. Por otro lado, cuando algún transeúnte robaba y huía sin pagar lo que había consumido en el tambo, el tendero debía asumir el costo

los caminos y los andes

del robo. Más aún, los españoles mantenían en los tambos un número de indias destinadas a la prostitución, actividad que era ilegal y que se prestaba para más abusos. En definitiva, dice Guaman Poma, todas las ganancias percibidas por la actividad generada por el tambo iban a parar a manos de su dueño, sin que los indígenas recibieran nada a cambio. Quienes no contaban con el dinero necesario para pagar los servicios de un tambo llevaban sus propios toldos y los instalaban a la orilla del camino para dormir y descansar. Garcilaso cuenta que estos transeúntes se entretenían cazando perdices, guanacos o vicuñas, acompañando de esta forma el lento tránsito de sus recuas por el camino.

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dicen los cronistas

El comienzo del fin del Tawantinsuyu ¿Qué sucedió con el camino del Inca en la época colonial?

En el transcurso de los siglos coloniales, el Qhapaq Ñan siguió siendo utilizado como eje del sistema postal español. De acuerdo al cronista Bernabé Cobo la mayor parte del camino se deterioró producto de la erosión causada por el tránsito de caballos y el mayor flujo de personas. También porque los burros, que al igual que los caballos utilizaban herraduras, reemplazaron a las llamas como animales de carga. Garcilaso comenta que producto de la falta de mantenimiento, el camino de la costa desapareció casi por completo, a lo que contribuyó que los españoles utilizaran las vigas que servían para demarcar el camino como leña para hacer fuego en sus primeras exploraciones. Finalmente, los puentes de mimbre fueron reemplazados por otros elaborados de cal y canto, más aptos para la circulación de caballos y otras bestias.

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El Qhapaq Ñan fue el escenario en donde transcurrieron episodios claves de la historia de los Andes como, por ejemplo, la captura del Inca Guascar por la facción de su hermano Atahualpa. Relata Sarmiento que cuando Francisco Pizarro llegó a los Andes, Guascar y su hermano luchaban entre sí por el control del Tawantinsuyu, disputa que favoreció la definitiva consolidación del poder español en la zona. Guascar fue emboscado por las huestes de Atahualpa en el camino de Cotabamba, al este del Cusco, para ser posteriormente ejecutado, junto con toda su descendencia. Más tarde Atahualpa, a su vez, sería ejecutado por Pizarro. En Historia de los Incas de Pedro Sarmiento de Gamboa. EMECE. Argentina. 1942, pp. 174-178.

capítulo 1


La prisi贸n de Guascar Inca por Quisquis y Chalcochima, principales de Atahualpa. (Nueva Coronica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

los caminos y los andes

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El regreso del Inca

Aunque la conquista española puso fin al Tawantinsuyu, en los Andes pervivió por muchos siglos el recuerdo del Inca. La mayoría de las veces su figura se asoció a una época de bienestar y justicia, tendencia que se conoce con el nombre de mesianismo andino. Independientemente de que los tiempos del Inca hubieran sido de bonanza, esta forma de recordar el pasado suele interpretarse como una reacción frente a tiempos de abusos e injusticias. En el caso andino, el anhelo por un futuro libre de atropellos ha sido una constante tanto en tiempos coloniales como republicanos. Un ejemplo de cómo el recuerdo de los incas siguió latente entre las poblaciones andinas coloniales fue la rebelión de Tupac Amaru, protagonizada por José Gabriel Condorcanqui a fines del siglo XVIII. Condorcanqui era un acaudalado cacique de la región de Cusco que, abogando ser descendiente de los incas, se autoproclamó como Túpac Amaru II, tomando el nombre del último Inca que en el siglo XVI había resistido la invasión europea.

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Entre las consignas de la rebelión una de las más recurrentes fue “Viva el rey, muera el mal gobierno”, lema que hace alusión al rey de España, por un lado, y a los excesos que las autoridades españolas ejercían sobre los indígenas, por otro. El impacto de la insurrección fue tal que se propagó rápidamente por todos los Andes, llegando hasta los corregimientos de Arica, Tarapacá y Atacama. En Atacama, por ejemplo, la rebelión fue liderada por Tomas Paniri, originario del pueblo de Ayquina. Con la derrota de la gran rebelión de Tupac Amaru II, los españoles iniciaron una política orientada a desterrar de la memoria andina el recuerdo de los incas. Toda alusión al Tawantinsuyu podía incitar a una insurrección, de modo que se prohibió todo tipo de vestimentas, imágenes o representaciones que evocaran su tiempo. Incluso se prohibió la circulación de los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega, puesto que su autor era descendiente de la nobleza incaica y en su obra abundaban las alabanzas para el gobierno de sus ancestros.

capítulo 1


relatos de los protagonistas

El Inca no pudo volver “Cuando apresaron al Inca para matarlo, él se encontraba en compañía de dos o tres mujeres a quienes encomienda que recojan y cuiden su sangre, les pide que la tapen hasta que su cuerpo se vuelva a formar. Cuando decidieron degollarlo ellas recogieron la sangre en un jarro de greda y lo tapan, pero … las mujeres se pusieron curiosas y lo destaparon antes de los nueve meses, en la sangre ya se había formado un cuerpito y que al contacto con la luz o el aire se quemó. De otro modo hubiese renacido el Inca. El Inca había dicho que nacería de nuevo, de su propia sangre”.

Relee el texto del recuadro “Relatos de los protagonistas”: ¿Conoces algún relato similar a este? ¿Cuál? ¿Por qué otros motivos el Inca no volvió a restaurar el orden incaico?

Cuaderno de Campo Toconce, Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente Etnográfico (GISOC Consultores. 2010, p.2.).

los caminos y los andes

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observa la fotografía y reflexiona:

¿Conoces este camino? ¿Has transitado por él? ¿Cuándo? ¿Con qué nombre se conoce este camino en tu comunidad? ¿Sabías que corresponde a parte del Qhapaq Ñan o Camino del Inca?

Camino empedrado de tecnología inca en Socoroma (Archivo CMN, c.2010).

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capítulo 2


capítulo

2.

El Qhapaq Ñan y la expansión Inca en la región de Arica y Parinacota En este capítulo conocerás el legado material y cultural que distingue al Qhapaq Ñan en la Región de Arica y Parinacota. Además, aprenderás sobre las poblaciones que habitaron esta zona antes de los incas y cómo la influencia del Tawantinsuyu generó importantes transformaciones en ellas. Asimismo, descubrirás el valor histórico y arqueológico del tambo y las qolqas de Zapahuira y, sobre todo, la relevancia política y administrativa que este asentamiento tuvo para los incas y para las comunidades locales.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

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N

LAGO TITICACA

VALLES OCCIDENTALES

Arica

2.1. El escenario geográfico-cultural

La región se caracteriza por albergar en los apenas 100 ó 150 kilómetros que median entre la cordillera de los Andes y las aguas del Pacífico, una impresionante variabilidad climática con al menos tres zonas ecológicas diferenciadas, que reciben también el nombre de pisos ecológicos o climáticos: la costa, y los valles costeros, la sierra o precordillera y la puna o altiplano. Cada piso ecológico posee condiciones ambientales particulares (temperatura, humedad y altitud, entre otras) y una fauna y vegetación únicas, las que han posibilitado el desarrollo de actividades productivas específicas. En consecuencia, cada piso cuenta con sus propios recursos, ya sea, ganaderos, agrícolas, pesqueros o mineros.

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Iquique ÁREA CENTRO-SUR ANDINA

L

os arqueólogos han clasificado a los Andes en varias zonas o áreas culturales, de acuerdo a su diversidad ecológica y a su tradición cultural. La actual Región de Arica y Parinacota pertenece a la subárea valles occidentales de los Andes Centro Sur, emplazada entre el océano Pacífico y las cumbres y volcanes de más de seis mil metros de la vertiente occidental de los Andes.

CIRCUMTITICACA VALLUNA

ALTIPLANO MERIDIONAL

Río Loa SALAR DE ATACAMA

Antofagasta

CIRCUMPUNEÑA

Taltal

Conscientes de las distintas potencialidades y los límites de cada piso ecológico, las sociedades andinas y de la costa han generado, a través de los siglos, un enorme conocimiento del medio ambiente que las rodea, saber que se denomina actualmente etnoecología.

capítulo 2


Cerro Taapacá. (Soledad González, 2009).

Poblado de Socoroma en la sierra de Arica. (Tomás Sepúlveda, 2012). CERRO TAAPACÁ CORDILLERA DE LOS ANDES SIERRA O PRECORDILLERA

VALLES COSTEROS

Arica

5.775

ALTIPLANO

Lago Chungará 4.517

Quebrada de Lluta

Océano Pacífico

Corte longitudinal a la altura de la quebrada de Lluta, región de Arica y Parinacota.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

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¿quieres

saber más?

La complementariedad ecológica En los diferentes pisos ecológicos de los Andes existen recursos pesqueros, agrícolas, ganaderos y mineros exclusivos. Por esta razón, los pueblos andinos del pasado recurrieron a distintas estrategias para acceder a la heterogénea y discontinua distribución de recursos productivos en la región. Una de estas estrategias fue la denominada complementariedad ecológica. Esta práctica podía cambiar con el tiempo, combinarse con otras actividades y ajustarse a la organización política y a las necesidades de cada grupo. En los Andes, uno de los mecanismos de complementariedad ecológica más utilizado fue el archipiélago vertical. A través de él, los diferentes grupos étnicos se esforzaron por controlar simultáneamente un máximo de pisos o nichos ecológicos, aprovechando los recursos existentes sin depender de otros grupos. Las principales autoridades y el grueso de la población de estos grupos étnicos se concentraron en los

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núcleos de poder, desde donde eran enviados colonos permanentes hacia los territorios más periféricos, con el objetivo de controlar el acceso a los recursos más alejados. Aunque vivían lejos de sus lugares de origen, incluso en zonas donde compartían con otros grupos étnicos, los colonos no dejaban de reconocer su pertenencia a su grupo social, manteniendo los derechos y obligaciones que les correspondían en sus comunidades de origen. En este sentido, las colonias habrían funcionado como verdaderas islas étnicas, de ahí el nombre de “archipiélago” con que el etnohistoriador John Murra -quien se dedicó al estudio del mundo andino en la segunda mitad del siglo XX- graficó este modelo. Esta estrategia de control y acceso directo a los recursos que caracteriza a los sistemas económicos andinos fue ampliado a escala continental por el Estado inca, junto con otros mecanismos de integración y distribución de la producción.

capítulo 2


¿En qué piso ecológico se localiza tu comunidad? ¿Qué actividad productiva se desarrolla allí? ¿Desde cuándo? ¿Antes, en tiempos de tus padres o abuelos, se desarrollaba igual que ahora? ¿Por qué? ¿Tienes acceso a productos que provienen de otros pisos ecológicos?

Guanacos, especie silvestre de camélido, en el altiplano de Arica. (Soledad González, 2009).

Plantación de maíz en Zapahuira, en la sierra de Arica. (Soledad González, 2009).

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

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N

COLLA Titi caca

LUPAQA

PACAJE

2.2. Los señoríos aimaras

SORA

D

urante la época pre-incaica existían en la banda oeste y al sur del lago Titicaca varios reinos altiplánicos o señoríos aimaras, que extendieron sus dominios hacia las regiones contiguas de Arica y Parinacota y Tarapacá, así como también hacia los valles del extremo sur del Perú. Se denominaban así porque se localizaban en el actual altiplano boliviano y porque correspondían a agrupaciones aimara parlante (es decir, de habla aimara). Por señorío entendemos una sociedad gobernada por uno o más jefes principales, de quienes dependían una sucesión de señores o caciques de menor rango. Los reinos vinculados a la zona de Arica fueron el Lupaqa, el Pacaje y el Caranga quienes, al tanto de las potencialidades productivas de cada piso ecológico de la vertiente occidental de los Andes, buscaron maneras de obtener productos de la sierra, los valles y la costa. Por ejemplo, los lupaqas, un grupo cuyas cabeceras políticas se encontraban próximas al lago Titicaca, intentaron acceder directamente al litoral del Pacífico para obtener productos marinos, y también a los fértiles valles costeros como Lluta o a zonas cocaleras al este de La Paz. Esto significaba recorrer largas distancias para transportar recursos que se encontraban a varios días de camino.

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Arica

Belén

CHARCA CARANGA Poopó

QUILL ACA CARACARA

En la imagen se representan, esquemáticamente, los señoríos aimaras según la historiadora Thérèse Bouysse Cassagne. (Adaptado de La identidad aymara: aproximación histórica (Siglo XV, siglo XVI), 1987).

capítulo 2


Chuspa, Cultura Arica. (Awhakuni, Tejiendo la Historia Andina. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2006).

Chuspa con borlas, Cultura Arica. (Awhakuni, Tejiendo la Historia Andina. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2006). Cerámica San Miguel, característica de una de las fases de la Cultura Arica. (Arica, Diez mil Años. Museo Chileno de Arte Precolombino, 1981).

La documentación colonial menciona también que en el siglo XVI, las cabeceras de valles de la sierra de la región de Arica y Parinacota eran controladas por los carangas, cuyas autoridades reclamaron en 1612 sus derechos sobre población radicada en lo que corresponde al actual pueblo de Belén. Aparte de los reinos altiplánicos existía en la región una población local que poseía tradiciones culturales propias que la distinguían de las altiplánicas o aimaras. Esta diferencia se reflejaba en las formas y estilos decorativos de los objetos de cerámica, la iconografía de sus textiles, las formas de sus asentamientos y sus ritos funerarios. el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

En la sierra de Arica, por ejemplo, habitaba un grupo cultural que se ha identificado por su cerámica como Charcollo. Mientras, los grupos que habitaban la costa y los valles han sido identificados como Cultura Arica. La coexistencia de varias sociedades o grupos étnicos que poseían su propia organización social y cultural en Arica y Parinacota se denomina multietnicidad. Estos grupos mantenían relaciones de colaboración, integración política y de intercambio, pero también de competencia y antagonismo. 75


relatos de los protagonistas

Chapicollo y los gentiles

Pucará de Chapicollo. (Marcela Sepúlveda).

La tensión entre diferentes grupos se reflejó en la construcción de pucarás, aldeas que cumplieron funciones defensivas y que se localizaban en sectores estratégicos de alta visibilidad sobre cumbres de cerros. Un ejemplo de estos asentamientos es el Pucará de Chapicollo, ubicado al norte de la pampa de Zapahuira, un área representativa del Qhapaq Ñan en la región de Arica y Parinacota. Desde el punto de vista de los arqueólogos, este período corresponde al Intermedio Tardío, vale decir, a aquella época en que las poblaciones locales de Arica no estaban bajo la influencia política o económica de ningún Estado centralizado como Tiwanaku o los incas.

“Allá hay hartos gentiles, hay corralones, hay tantas cosas oiga, tantas cosas y usted sube, yo tenía como cinco, siete años yo subía en ese cerro, subía por jugar, subía con otras chiquillas más, en ese pueblo, ese tiempo habían como, a ver, la familia los Mamani, eran tres familia Mamani, tres, y familia Maldonado éramos uno, seríamos cuatro, los Humire seríamos cinco, los Cutipa seríamos seis familias habían y todos con seis, siete chiquillos, imagínese como era en esos tiempos, ahora no hay nadie, entonces subía yo con tres chiquillas arriba, eran de las misma Socoroma. … mi mamá que me retaba “pa” dónde fuiste tanto rato” “fui a Chapicollo” “qué fuiste para allá y qué trajiste de allá” “traje estas cositas mire que lindas, qué preciosas” “unas joyitas de barro” “anda a dejarlos allá mismo” “ah yo no voy me da miedo” “ah ahora tienes miedo, ya vaya a botar eso, mucho más lejos, porque eso tiene contagio” decía mi mamá, no lo recibía”. Cuaderno de campo Zapahuira, Diagnóstico de situación del

Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.9.

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capítulo 2


relatos de los protagonistas

La vida en las alturas “…en ese tiempo parece que era muy lluvioso, la gente vivía más en los altos, al frente también hay ruinas, nunca están acá, en una parte plana, no sé si en esos años llovería mucho, vivir así en los altos, encima de los cerros, acá también de este cerro pa´l frente –señalando el cerro Chatiza- también hay unas ruinas en toda la punta arriba, ahí vivían, quién sabe como vivían … este son unos corrales no más, no se puede identificar donde dormían. No se sabe de qué vivían ellos, en cambio como nosotros que vivimos de la agricultura, pero parece que no se justifica de qué vivían, como para llevar el agua tan arriba, del río pa arriba de estas quebradas, había unas ruinas arriba… ”

De acuerdo a los relatos arqueológicos históricos y de los pobladores actuales: ¿Por qué razón la gente vivía en lugares altos en épocas pasadas? ¿Has oído otras historias que den cuenta de las razones que tuvieron los antiguos para construir sus casas en las alturas? ¿Cómo te imaginas “la vida en las alturas” en el pasado? De acuerdo al relato “Chapicollo y los gentiles”: ¿Quiénes son los gentiles? ¿Has oído alguna vez un relato sobre ellos? ¿Ese relato también está asociado, como el del recuadro, a algún sitio arqueológico? ¿A cuál?

Cuaderno de campo Socoroma, Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.4.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

77


2.3. La expansión inca en la región de Arica y Parinacota

L

os registros de ciertos rasgos arqueológicos, arquitectónicos y del diseño y las formas de material cerámico que datan de la época incaica en la zona demuestran que el dominio del Tawantinsuyu se desplegó en todo el territorio, desde la costa hasta el altiplano. Los niveles de control y el efecto de la expansión del Estado inca sobre las poblaciones conquistadas o integradas al sistema dependieron de distintos factores como, por ejemplo, el interés y la necesidad del Estado por controlar ciertos territorios, así como también la capacidad y la flexibilidad de la organización social de las poblaciones locales y su reacción frente a las demandas del Inca. Aparentemente, el Estado inca en la región de Arica y Parinacota no requirió del uso de su ejército conquistador: se estima que las poblaciones de la región interactuaron con las nuevas autoridades sin mediar enfrentamientos violentos de gran escala como los observados y registrados -por ejemplo- en el valle del Mantaro, en el actual Perú, con los Huancas, históricos enemigos de los incas. Sin embargo, dado que el Estado reorganizó la producción y redistribución de las potencialidades económicas que manejaban las poblaciones locales en cada piso ecológico, existen ciertos antecedentes -condiciones de salud, de trabajo, dieta alimenticia, entre otrosque indican que el control del Estado en la zona alteró sus formas tradicionales de vida.

dicen los cronistas

Noticias del reino de Chili Garcilaso de la Vega relata que cuando el Inca Viracocha salió a recorrer sus dominios y llegó al Qollasuyu visitó Tarapacá, que posteriormente formó parte de una región administrativa colonial denominada Charcas. Estando allí, llegaron embajadores del pueblo Tucma, que los españoles denominaron “tucumanes”, quienes le informaron a Viracocha de la existencia de un lejano reino poblado de mucha gente llamado Chili, ubicado al sur poniente de sus territorios. La noticia de este reino la habían recibido de sus padres y abuelos, pero no tenían contacto con ellos porque la gran cordillera nevada los separaba. Celosamente, el Inca Viracocha mandó a guardar memoria de esta información con el objetivo de concretar, a futuro, la conquista del reino de Chili. En Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. Biblioteca Ayacucho. Venezuela. 1976, I, pp. 265- 266.

En la costa, los incas se concentraron en la explotación de recursos 78

capítulo 2


Unku inca (Museo San Miguel de Azapa).

como el guano y el pescado seco. Entre los asentamientos de época incaica en el litoral destacan la desembocadura de Camarones y el cementerio de Playa Miller, ubicados a pocos kilómetros al sur de Arica. En este último sitio se encontró un enorme quipu, aquel instrumento de registro mencionado a propósito de las qolqas o depósitos estatales en el capítulo anterior. Los incas también se interesaron en los valles de la región. Una prueba de la importante ocupación del Estado en el valle de Lluta es el sitio Molle Pampa, en donde se encontraron fragmentos de un quipu en el que seguramente se llevaba la cuenta de los censos y tributos de la población sujeta al Inca en la zona de Arica. En el valle de Azapa, en tanto, se encuentra el poblado, cementerio y cerro sagrado con geoglifos de Alto Ramírez, mientras que en la cabecera del mismo valle, en el sector denominado Livilcar, destaca el sitio arqueológico de Pubrisa. En este lugar, el Estado cusqueño levantó varias estructuras monumentales, entre ellas una kallanka, especie

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

Los incas aprovecharon los recursos de cada piso ecológico que conquistaban. ¿Qué producto crees que explotaron en tu localidad? ¿Por qué? ¿Si hubieras vivido en aquella época habrías aceptado la integración al sistema incaico? ¿Qué posición habrías adoptado?

de galpón destinado al alojamiento de un gran número de personas, como por ejemplo, el ejército. Aquí los incas también construyeron un usnu o plataforma de uso ceremonial. Pubrisa constituyó, probablemente, un centro administrativo importante para la zona, que pudo haber contado con representantes administrativos del Inca. Más al sur, en el valle de Camarones, destaca el sitio Hacienda de Camarones, ligado a la explotación de minas de cobre y plata. En contraste, en las tierras altas de la sierra y puna de Arica y Parinacota, hubo una mayor inversión en obras civiles ligadas a la gestión del Estado cusqueño en la región. Se trata de complejos arquitectónicos de escala menor y acordes a las condiciones locales como, por ejemplo, los tambos de Zapahuira, Chungará, Pisarata, Ancara y Collahuasi; o de usnus como el de Saguara y Molle Pampa. 79


2.4. El Complejo Zapahuira: tambo y qolqas

P

ara las sociedades indígenas prehispánicas, y particularmente para los gobernantes incas, Zapahuira era una zona de vital importancia. Ubicada entre la Cordillera de los Andes y la sierra de Huaylillas, Zapahuira fue un puente natural que conectaba las tierras altas de la montaña andina y los valles costeros. Aprovechando su posición estratégica, los incas convirtieron Zapahuira en un centro administrativo de primer orden, por medio del cual controlaron las comunicaciones y la producción tanto del altiplano como de los valles bajos de Lluta y Azapa. El Complejo arqueológico está integrado por varios conjuntos de edificios, asentamientos y expresiones materiales no solo de la época incaica, sino también de períodos anteriores. En primer lugar, por ejemplo, del período de los señoríos regionales o altiplánicos data un conjunto de chullpas, que localmente corresponden a pequeñas torres funerarias, construidas con bloques de barro, estructuras de madera y algunas piedras. Estas, posiblemente, estuvieron destinadas a difuntos importantes como es el caso de las autori80

Las chullpas de Zapahuira fueron elaboradas con piedras, barro y madera. (Archivo CMN).

dades étnicas, aunque también fueron utilizadas como marcadores territoriales por los grupos altiplánicos. En segundo lugar están las qolqas de Zapahuira, que corresponden a edificios destinados al almacenamiento o depósitos de productos. El sitio consiste en dos conjuntos de estructuras rectangulares contiguas, dispuestas en forma de “L”. En la actualidad se encuentran parcialmente destruidas y divididas por el camino internacional. capítulo 2


¿quieres

saber más?

Qolqas a toda prueba

Qolqas de Zapahuira. (Tomás Sepúlveda, 2012).

Sus muros fueron construidos con una doble hilera de piedras unidas por una mezcla de barro y pequeños guijarros, muros que sirvieron de soporte, además, para un techo de madera hoy perdido. Un tercer elemento del complejo Zapahuira es el tambo, ubicado en una antigua terraza del río del mismo nombre o río Seco, y que se encuentra 2500 metros al noreste de las qolqas y a solo 500 metros al oeste del Qhapaq Ñan. Está compuesto por dos conjuntos de grandes estructuras rectangulares enfrentadas en forma de “U”, que constituyen uno de los patrones arquitectónicos más característicos del Estado inca y que reciben el nombre de kanchas. En el interior de ambas kanchas se encuentra un espacio central a manera de plaza o patio, rodeado por muros perimetrales de doble hilada de piedra que por fuera disponen de banquetas arrimadas a las paredes. Las kanchas están separadas por 100 metros y en ambas se dispusieron vías de acceso a través de estrechos pasadizos dejados entre las estructuras. En la actualidad dichos accesos están clausurados y rellenados con materiales de derrumbe.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

Las qolqas de Zapahuira destacaban por disponer de un extraordinario sistema de drenaje, destinado a atenuar el efecto de la humedad y de las lluvias estivales características del invierno altiplánico, contribuyendo también a su ventilación. El drenaje funcionaba mediante una canaleta construida con piedras, de 20 a 25 cm de ancho y 10 cm de altura. La canaleta estaba tapada con piedras planas y se ubicaba a lo largo de todo el piso interior de las bodegas. Junto con esta canaleta, se dispusieron otras transversales. El espacio entre las canaletas fue cubierto por una capa de 5 a 10 cm de guijarros pequeños, que contribuyeron a controlar el ambiente al interior de los depósitos. Mecanismos como este sistema de drenaje también han sido descritos para otros conjuntos de qolqas estatales, como las que existen en Wanukupanpa, en el actual Perú.

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Plano de elevación de las qolqas de Zapahuira. (Archivo CMN).

Imagen tridimensional del sitio arqueológico Tambo de Zapahuira, que funcionó como centro administrativo regional del Tawantinsuyu. (Archivo CMN).

En cuanto a la época de construcción de las qolqas y del tambo, se sabe que las primeras son más antiguas que el segundo: las qolqas datan de la época de expansión del Tawantinsuyu (s. XIII-XV), mientras que el tambo corresponde a la época de consolidación del dominio efectivo de los incas en la zona (s. XV). Por lo tanto, las qolqas de Zapahuira se asocian con la época inicial de la expansión inca en la zona, fuertemente ligada a los reinos altiplánicos. El tambo, en cambio, se identifica con una maquinaria administrativa estatal más organizada y consolidada en la zona. Junto con el Qhapaq Ñan al que se encuentra asociado, el tambo habría estado destinado al control de la producción que la población local generaba a través de la mita.

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capítulo 2


Detalle de muros de doble hilada de piedra en el tambo de Zapahuira. (Tomás Sepúlveda, 2012).

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

¿Conoces las qolqas de Zapahuira? ¿Sabes de alguna historia relacionada con ellas? ¿Has escuchado de algún uso que hayan tenido en tiempos pasados?

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2.5. El Qhapaq Ñan en la sierra de Arica

E

El principal trazado del Qhapaq Ñan que ingresa por el norte al actual territorio chileno atraviesa la sierra de Arica a unos 3300 metros sobre el nivel del mar, desde donde se desprenden algunos ramales o caminos secundarios hacia los valles bajos o, por el contrario, hacia las zonas más altas. Este tramo forma parte del camino de la costa o de los llanos del Qollasuyu, que provenía desde Arequipa y Tacna y que conducía a los valles tarapaqueños, cruzando longitudinalmente la región.

El Qhapaq Ñan enlaza de norte a sur el poblado de Putre con el tambo y las qolqas de Zapahuira, atravesando el pueblo de Socoroma, en cuyas cercanías está el tramo denominado Socoroma Sur. Este corresponde a uno de los mejor conservados del camino en Chile y entre sus características destaca un empedrado más o menos continuo, de tres a cuatro km de largo y con un ancho promedio de tres y medio a cuatro m. Este camino entra a Socoroma por la quebrada del Gallo y junto a él corre un canal de trasvase que proveía de agua a más de diez km de terrazas de cultivo que datan de

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Camino encerrado por alineamientos de piedra. Sector Socoroma Sur. (Archivo CMN).

épocas preincaicas. El camino también posee muros de contención para conservar la calzada y evitar derrumbes de abrupto talud. Otros elementos característicos fueron los terraplenes, construidos con el objetivo de sobrellevar las bajadas de agua, y los escalones o gradas, dispuestos en los lugares en los que el camino asciende o desciende en las laderas de los cerros. En ocasiones, los escalones disponían de pequeños canales de desagüe. Este complejo trazado convive con tramos más bien modestos, en los que el camino se presenta apenas como una huella peatonal de no más de setenta cm de ancho. Hacia el sur de Zapahuira el camino va uniendo poblados ubicados en las cabeceras de los valles, tales como Murmutani, Chapiquiña, Pachama, Belén, Saxamar e Incauta, este último en la cabecera del Valle de Codpa.

capítulo 2


En la imagen aparece, esquemáticamente, el trazado hipotético del Qhapaq Ñan en la sierra de Arica propuesto por el arqueólogo Calogero Santoro en 1983. (El camino del Inca en la Sierra de Arica, 1983).

PERÚ

BOLIVIA

Tacna Volcán Taapacá

Mollepampa

Arica

Playa Miller

Lluta

Azapa

Tambo Putre Chungara Socoroma Zapahuira Chapiquiña Belén Saxamar

CHILE Chaca

Codpa

Incauta

Detalle del camino Socoroma Sur. (Archivo CMN).

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

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Vista del tramo que conecta Socoroma a Putre. (Archivo CMN).

En este tramo del Qhapaq Ă‘an se han hallado evidencias de su uso reciente en contextos religiosos, dados los numerosos elementos ligados a actividades festivas como botellas de alcohol, fogones y flores secas. Otro elemento caracterĂ­stico del camino es la presencia de grandes amojonamientos en los portezuelos o abras, lugares de mayor altura que permiten una amplia visibilidad hacia los valles.

Cruces vestidas en la apacheta de Milagros en Socoroma. (Archivo Jorge Moreira, 2007).

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capĂ­tulo 2


Empedrados en el camino de Socoroma. (Archivo CMN).

relatos de los protagonistas

Los transeúntes actuales “Nosotras íbamos al colegio a Socoroma por ese camino, todos los días, a pies pelado. Patipila que le decimos, a pata pelá. Nos íbamos juntas, rapidito por ese camino que sale por el álamo seco que se quemó. Subíamos hasta Quipapampa, era pesada esa subida. Llegábamos a esa pampa, luego viene otra, Tofraje, donde está la piedra sarnosa y pasa la quebrada por donde corría el agüita de los gentiles. Para allá todavía llevan a los animales. Allá hay una piedra, la piedra sarnosa, ahí se termina Zapahuira. Por ahí también hay un ramal que toma para Lluta, para Curicurine. Nosotras seguíamos derechito no más, era como dos horas, dos horas y media caminando, y nosotras niñitas. Esa parte la rompió la carretera pero todavía se nota en algunas partes. Ahí, antes del Alto de Socoroma, hay una bajada que llega al vertedero, por ahí entrábamos a Socoroma”. Cuaderno de Campo Zapahuira, Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.3.

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87


¿quieres

2.6. El inca en las alturas de Arica

E

n las alturas de Arica, en los sectores de precordillera, hay indicios de tambos construidos para controlar pasos naturales que comunicaban el altiplano de Arica con la región del Titicaca. Se piensa que también pudieron facilitar el cuidado de los rebaños de alpacas pertenecientes al Estado incaico, así como también favorecer la cacerías de vicuñas que, arrinconadas en grandes trampas conocidas como chakus, eran capturadas y luego esquiladas. Entre estos tambos destaca el Tambo Chungara, ubicado a 4600 metros sobre el nivel del mar y que fue, posiblemente, un centro político y ceremonial incaico en el Altiplano. Otras de estas instalaciones estratégicas fueron el Tambo de Ancara -en el sector del volcán Tacora- ubicado en el borde de una vía principal transversal del Qhapaq Ñan que unía la zona oeste del Titicaca con la costa de Sama, al norte de Tacna. También destaca el Tambo Pisarata en Caquena, mientras que en las alturas de Camarones los incas construyeron un centro administrativo político y ceremonial que recibe el nombre de Tambo Saguara. En el altiplano de Arica y Parinacota, en tanto, el Inca también llevó a cabo rituales sagrados en los volcanes Taapaca, Isluga y Cariquima, estos dos últimos emplazados en la actual región de Tarapacá.

88

saber más?

Un tambo reconstruido en la Colonia Muchos sitios arqueológicos se emplazaron en puntos estratégicos, como pasos cordilleranos o próximos a recursos como pastos y aguadas. Sus construcciones ofrecieron, por tanto, una instalación que podía ser readecuada según nuevas necesidades. De ahí que no resulta extraño que en distintos momentos históricos se les realizaran modificaciones, reutilizaciones e incluso reconstrucciones. El mismo Qhapaq Ñan como ruta prehispánica y sus sitios asociados, fueron reutilizados en la época colonial y republicana. Por ejemplo, en el Alto Loa, el Tambo de Incahuasi fue reutilizado durante la época republicana como una posta de correo. Un caso similar es el del Tambo de Chungara. Investigaciones recientes han demostrado que el edificio actual de este tambo corresponde a una reconstrucción del siglo XVII, durante la época colonial, posiblemente con ocasión de la circulación de plata y azogue entre Arica y la actual Bolivia.

capítulo 2


Tambo de Chungara. (Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

En la región de Arica y Parinacota no existe evidencia de rituales asociados a sacrificios humanos, como aconteció en otros volcanes sagrados de los Andes. Sin embargo, es posible que este tipo de ceremonias se hayan realizado en la costa de Iquique, específicamente en el santuario del Cerro Esmeralda.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de arica y parinacota

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observa las fotografías y reflexiona:

Recorrido en Sección Cupo-Turi. (Archivo CMN).

¿Conoces estos caminos? ¿Has transitado por alguno de ellos? ¿Cuándo? ¿Con qué nombres se conocen estos caminos en tu comunidad? ¿Sabías que corresponden a tramos del Qhapaq Ñan o Camino del Inca?

Paisaje tramo Camar-Peine. (Archivo CMN).

Vista del Qhapaq Ñan entre Incahuasi y Lasana. (Archivo CMN).

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capítulo 3


capítulo

3.

El Qhapaq Ñan y la expansión Inca en la región de Antofagasta En el siguiente capítulo conocerás el contexto geográfico y cultural por el que se extendió el Qhapaq Ñan en la Región de Antofagasta, concretamente en la zona del Alto Loa y en el Salar de Atacama. También comprenderás los cambios que significó para el área atacameña la llegada de los incas, quienes se interesaron por la larga experiencia de las poblaciones locales en metalurgia. Asimismo, descubrirás la importancia estratégica de Catarpe y Turi, dos destacados centros políticos y administrativos del Tawantinsuyu. Además, podrás identificar las características que adoptó el Qhapaq Ñan en esta región.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

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N

LAGO TITICACA

VALLES OCCIDENTALES

CIRCUMTITICACA

VALLUNA

Arica

D

esde una perspectiva cultural, los arqueólogos han inscrito la Región de Antofagasta en el área Centro Sur Andina y particularmente en la subárea Circumpuneña, que también incluye parte del noreste argentino. En cuanto a su clima, en el área predomina un régimen hiperárido que caracteriza al desierto más seco del mundo: el Desierto de Atacama. Aunque este es un ambiente muy hostil para el desarrollo de la vida, las poblaciones atacameñas domesticaron su entorno y se establecieron próximas a los escasos recursos hídricos de la región: las vegas y afluentes del río Loa, de un lado, y los oasis y quebradas del Salar de Atacama, de otro.

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Iquique ÁREA CENTRO-SUR ANDINA

3.1. El escenario geográfico-cultural

ALTIPLANO MERIDIONAL

Río Loa SALAR DE ATACAMA

Antofagasta

CIRCUMPUNEÑA

Taltal

Océano Pacífico

capítulo 3


Río Salado, afluente del río Loa, en el sector de Ayquina. (Francisco Garrido, 2008).

Salar de Atacama camino a Socaire. (Carolina Morales, 2012).

VOLCÁN VOLCÁN SAN PEDRO SAN PABLO 6.145

6.092

VOLCÁN PANIRI

VOLCÁN TOCONCE

5.946

5.771

SIERRA MORENO CORDILLERA DE LA COSTA PAMPA

ALTO LOA

Tocopilla

Océano Pacífico

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

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3.2. La región antes de los incas Tiwanaku en el área atacameña

A

partir del siglo V de nuestra era, Atacama entró en la órbita de influencia de la cultura Tiwanaku, cuyo centro administrativo estaba en las proximidades del lago Titicaca. Desde el punto de vista arqueológico, este período corresponde al Horizonte Medio, puesto que Tiwanaku fue un Estado centralizado que se extendió a través de un gran espacio geográfico en un período relativamente corto de tiempo. De esta época data el gran número de tabletas para inhalar cebil que han sido encontradas en el área atacameña, aunque esta práctica era anterior a la presencia de Tiwanaku en la región. El análisis de las imágenes que aparecen en las tabletas sugiere que estas fueron utilizadas por chamanes, vale decir, sacerdotes especializados en las labores del culto. Se cree que para aquel entonces, los chamanes eran también líderes políticos que, a través de la experiencia alucinógena, buscaban recibir de los ancestros consejos para el bienestar de sus comunidades.

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Las tabletas para inhalar alucinógenos del área atacameña se distinguieron de las elaboradas en Tiwanaku porque poseían incrustaciones de piedras. Esta tableta fue encontrada en Caspana y en ella se aprecia un personaje central que toca la anthara o zampoña, junto a dos figuras de felinos. (J Pérez de Arce, 1995).

capítulo 3


¿quieres

saber más?

La lejana conexión atacameña “Hacia el siglo V, esa verde mancha de algarrobos, molles y chañares, situada al pie del imponente volcán Licancabur y en medio de la aridez más extrema, era un bullente y neurálgico centro de trueque de los más variados productos. Allí convergían rutas de caravanas de llamas provenientes de la costa del Pacífico, el desierto central, el río Loa, el altiplano meridional de Bolivia, las selvas orientales y los valles del noroeste argentino. A la sombra de las arboledas de su oasis, los atacameños habían logrado erigirse en la más importante plaza de intercambios al sur de Tiwanaku”.

¿Sabes de alguna ruta de intercambio o de pastoreo, hacia Bolivia o Argentina, que funcione hoy? ¿Cuál? ¿Qué productos se intercambian? ¿Desde cuándo funciona? ¿A través de qué caminos se realiza el intercambio?

Tiwanaku. Señores del Lago Sagrado. Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago. 2000, p. 79.

Volcán Licancabur en el límite chileno-boliviano. (Carolina Morales , 2012).

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El cajón del Loa. (Archivo CMN).

3.3. La época de los señoríos

C

on la declinación de Tiwanaku comenzó una nueva fase en la historia de las poblaciones atacameñas, la que se conoce con el nombre de Desarrollos Regionales y que corresponde al período que los arqueólogos denominan Intermedio Tardío. La denominación Desarrollos Regionales hace referencia a la autonomía con que las poblaciones atacameñas se organizaron en esa época, sin el dominio o injerencia directa de otras sociedades andinas. Alrededor del siglo X en el área del Salar y el Alto Loa existían diversos señoríos, liderados política y económicamente por un señor principal o curaca, quien gobernaba junto con una elite secundaria integrada por otras autoridades. Es posible que mientras algunos de

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Región de Alto Loa, caracterizada por su aridez (Archivo CMN).

estos señoríos hayan establecido alianzas políticas entre sí, otros se hayan peleado por el control de los recursos disponibles en la zona o por tratar de imponer su poderío sobre otros grupos. Algunos investigadores han planteado que dicha época estuvo marcada por un clima de violencia y confrontación, mientras que otros han propuesto que existía una tensión latente, en la que los señoríos estaban atentos al avance de sus vecinos. Como haya sido, estudios recientes indican que para entonces hubo una gran sequía, cuya principal consecuencia fue la lucha por el control de los bienes y recursos cada vez más escasos, sobre todo entre los años 1245 y 1310.

capítulo 3


Guaman Poma identificó los pucarás con la Cuarta Edad de los Indios, es decir, la etapa previa a la consolidación del dominio incaico en los Andes. (Nueva Corónica y Buen Gobierno. Biblioteca Ayacucho, 1976).

Los pucarás, las aldeas fortificadas que albergaron a los señoríos, se emplazaron en lugares altos como cerros o colinas, tal vez porque se esta forma podían vigilar lo que sucedía en los alrededores. Entre las aldeas fortificadas que existen en la zona del Alto Loa, destaca la conocida como Pucará de Lasana, con casi medio millar de recintos y localizada en el interior del cañón del Loa.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

Detalle casa de dos pisos, Pucará de Lasana. (Francisco Garrido, 2008).

Pucará de Lasana, vista al sur. (Francisco Garrido, 2008).

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Vista del Valle de San Pedro desde el pucará de Quitor. (Francisco Garrido, 2007).

Otra aldea fortificada de importancia -esta vez en el área de San Pedro- es Quitor, que domina el ingreso al valle de Atacama y sus oasis.

Pucará de Quitor. (Francisco Garrido, 2008).

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capítulo 3


¿quieres

saber más?

Toconce tiene historia propia

Vista del pueblo de Toconce. (Francisco Garrido, 2007).

Durante los primeros siglos de esta época, las poblaciones de Toconce formaron parte de una tradición cultural que no solo abarcó el lado occidental de la cordillera en el cual vivían, sino también el oriental, habitado por grupos Lípez. Ambas poblaciones compartieron costumbres y mantuvieron un sostenido intercambio de productos, dado que se trató de sociedades agroganaderas con énfasis diferenciados: mientras los pobladores de Lípez se dedicaron al pastoreo y al cultivo de productos cordilleranos como la papa y la quinua, los de Toconce cultivaron una gama más amplia de productos agrícolas, entre los que destacó el maíz. Cuando una tradición va más allá de los límites regionales manifestándose, como en este caso, a ambos lados de la cordillera, los arqueólogos hablan de una fase. Por ello, este período de la historia de Toconce se conoce con el nombre de Fase Toconce. Transcurrió durante el siglo X d. C. y de ella queda el sitio que actualmente se conoce como Lickan, que en kunza quiere decir “pueblo principal”.

Terrazas de Toconce. (Francisco Garrido, 2007).

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

99


3.4. La expansión inca en la región de Antofagasta

A

diferencia de la Región de Arica y Parinacota, la presencia inca en la Región de Antofagasta no se manifestó en todos los pisos ecológicos: en la costa o en la faja desértica prácticamente no hay evidencias de ocupación cusqueña. En cambio, su presencia fue indiscutiblemente manifiesta en las tierras altas, en la cuenca superior del río Loa y en el Salar de Atacama.

A pesar de la proximidad de ambas regiones, los incas habrían llegado al Alto Loa y al área sur del Salar de Atacama utilizando distintas estrategias y casi con un siglo de diferencia: mientras que para el Alto Loa se ha sostenido que la incorporación al Imperio se realizó a través de poblaciones incanizadas provenientes del altiplano (siglos XIV y XV), para el área del Salar algunos arqueólogos han sugerido que la anexión al Tawantinsuyu se concretó desde el sur, vale decir, avanzando desde los fértiles valles de Copiapó. En ambos casos, los incas habrían forjado alianzas políticas con los curacas que lideraban los señoríos quienes, al reconocer los términos de esta alianza, habrían aceptado la nueva jerarquización y la supervisión de la burocracia imperial cusqueña. 100

¿Qué impacto tuvo el arribo de los incas al área atacameña? De acuerdo con algunos investigadores, el Tawantinsuyu trajo consigo un reordenamiento de los espacios y del trabajo de las poblaciones locales, orientando las actividades productivas hacia la minería. Igualmente, se ha concluido que la influencia de los incas en el modo de vida de los atacameños, en general, fue más intensa entre las elites gobernantes locales y más débil en la base de la sociedad atacameña. Esta, sin embargo, se vió particularmente afectada por la mita, puesto que debió cumplir con los turnos de trabajo impuestos por el Inca bajo la atenta supervisión de los funcionarios imperiales. Estos servicios contemplaban labores especializadas, como la minería, la agricultura, el traslado de productos, el mantenimiento del camino, la construcción de edificios y, probablemente, la caza y recolección de recursos locales, labores que fueron retribuidas por el Estado inca con comidas, bebidas y festines.

capítulo 3


relatos de los protagonistas

El Rey Inca

El arribo de los incas al área atacameña también ocasionó importantes cambios en el ámbito religioso: junto con imponer el culto solar en los territorios conquistados, los incas restringieron los rituales alucinatorios y, por ende, la utilización de tabletas inhalatorias. Al mismo tiempo, difundieron entre las poblaciones atacameñas el consumo de la hoja de coca, que jugó un rol central en los cultos incaicos. Una de las principales características del modo en que los incas se asentaron en el área del Salar y el Alto Loa fue que no se instalaron en las aldeas en que vivían las poblaciones atacameñas, salvo en contadas excepciones como Turi, sino que construyeron nuevas edificaciones en las cercanías de estas. Tal es el caso del centro administrativo incaico de Catarpe, ubicado a siete kilómetros del pucará de Quitor, lugar de residencia de la población local.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

“… los mayores se llamaban Tata Curaca, de poder, una persona que se ve, que hay que respetar… Tata Curaca. Y otro más poderoso que era el Rey Inca. Y ese Rey Inca contaban los demás, esa gente, que decía: en este lugar voy a hacer mi terreno… pero no había ni agua y decían que ahí iban a sembrar. Y qué, iban a hablar con Rey Inca y decían: queremos agua en tal parte, y Rey Inca tenía una espada de oro y decía: ¿adónde quiere agua?... Rey Inca sacaba agua decía mi abuela”. Cuaderno de campo Ayquina Turi. Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.3. Vegas de Turi (Francisco Garrido, 2008)

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3.5. Catarpe: los incas en San Pedro de Atacama

C

atarpe corresponde a un asentamiento localizado a 10 kilómetros del actual pueblo de San Pedro de Atacama y, sin lugar a dudas, debió ser un centro relevante para el Imperio en Atacama, al punto que se ha planteado que probablemente fue la capital provincial de los incas en Atacama. Junto con cumplir labores administrativas y de almacenaje, Catarpe también debió ser el lugar de residencia de los burócratas cusqueños, quienes vigilaban las actividades orientadas al aumento de la producción. En este sentido, su actividad productiva se orientó hacia la minería, a juzgar por los vestigios arqueológicos que dan cuenta de la fundición de cobre y de la confección de artefactos con este metal. Dada su proximidad, es posible que los metales hayan provenido de la cercana mina de San Bartolo. Como el resto de los lugares elegidos por el Tawantinsuyu, Catarpe se emplazó en una posición estratégica, sobre todo desde una perspectiva agrícola y caravanera. En efecto, Catarpe recibe la primera irrigación del río San Pedro o Atacama, produciendo las mejores cosechas del valle de San Pedro. Por otro lado, Catarpe está emplazado en un punto neurálgico del Qhapaq Ñan, puesto que allí convergían las rutas caravaneras provenientes de Turi, de la cuenca superior del río Loa y del altiplano de Lípez, en la actual Bolivia, y también de las rutas que conectan el Salar de Atacama con el noroeste argentino y el Valle de Copiapó. 102

Vista de las dos mesetas de Catarpe. (Francisco Garrido, 2007).

Su construcción aprovechó dos mesetas, de aproximadamente 30 metros de altura y 100 metros de ancho, contiguas al río San Pedro y que forman parte de los restos de la Cordillera de la Sal. En una meseta se emplaza Catarpe Este y en la otra Catarpe Oeste. Catarpe Este, denominado comúnmente como Tambo de Catarpe, conserva una mayor impronta cusqueña en comparación con el conjunto Oeste. Está compuesto por alrededor de 200 recintos y estructuras, situadas al este del Qhapaq Ñan a una distancia de 243 metros. El asentamiento se distingue por un complejo arquitectónico muy regular, constituido por el tambo propiamente tal más recintos, muros, cementerios, montículos artificiales, basurales, tumbas en risco, plazas, qolqas y otras estructuras de acopio. Al igual que el tambo Zapahuira, Catarpe Este posee dos kanchas grandes en su parte más central.

capítulo 3


Tambo de Catarpe. (Francisco Garrido, 2008).

Catarpe se ajusta en casi todos sus detalles al estilo constructivo incaico: sus muros defensivos, por ejemplo, fueron edificados siguiendo el modelo cusqueño de la doble hilera de piedra. En cuanto a su fecha de construcción, esta se remontaría hacia el año 1510 d. C., vale decir, es apenas unas décadas anterior al arribo de los españoles a la región.

Detalles constructivos de muros y vanos. (Francisco Garrido, 2008).

Catarpe Oeste, en tanto, se localiza en la meseta al oeste del río San Pedro. Aquí, a diferencia de Catarpe Este, predominan las tradiciones locales, sobre todo las asociadas a ritos funerarios. el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

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Volcán Paniri. (Francisco Garrido, 2008).

3.6. Turi: los incas en el Alto Loa

E

l centro político-administrativo más importante de la hoya superior del río Loa fue la aldea de Turi, ubicada en la precordillera de la cuenca del río Salado. Turi fue fundada hacia el siglo X d. C., de modo que tenía una larga historia antes de que llegasen los incas al Alto Loa. En consecuencia, estos la reacondicionaron en función de sus necesidades, construyendo, por ejemplo, el muro que la rodea. Turi se ubica a 40 kilómetros al este del actual pueblo de Chiuchiu y a siete kilómetros del pueblo de Ayquina, sobre una amplia planicie arenosa enmarcada por los volcanes San Pedro y San Pablo y los

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Ojo de agua de Turi. (Francisco Garrido, 2008).

cerros Paniri, Toconce y León, a 3000 metros de altitud. Al suroeste del poblado arqueológico y a una distancia de 650 metros desde el sitio se ubica la Vega de Turi, bofedal húmedo sustentado por el afloramiento de un manantial termal de agua mineralizada, conocido como Ojo de Turi. Adyacente a la Vega y separado del sitio por 370 metros, se encuentra el actual poblado de Turi, conjunto disperso de estancias de pastores de llamas y ovejas, quienes concurren al lugar atraídos por los pastos con irrigación permanente.

capítulo 3


Sitio de Turi. (Francisco Garrido, 2008).

Valle de Caspana. (Archivo CMN).

Arquitectónicamente, Turi corresponde a una aldea formada por múltiples tipos de estructuras y cerca de 620 recintos, conectados entre sí por calles. Por esta razón, Turi ha sido considerado uno de los sitios arqueológicos más monumentales de Chile. A su llegada al área atacameña, los incas se apropiaron de Turi motivados, seguramente, por la ventaja que ofrecía para el gobierno de los poblados cercanos: desde aquí podían controlar, con cierta proximidad, el valle de Caspana, la aldea de Lickan en Toconce y el pucará de Topaín, además de fiscalizar los recursos cupríferos provenientes de Cerro Verde y el asentamiento agrícola de Paniri. el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de antofagasta

Asentamiento de Paniri. (Francisco Garrido, 2008).

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Kallanka en la aldea de Turi. (Archivo CMN).

Probablemente, fue a fines del siglo XIV cuando los incas comenzaron a instalarse en Turi, construyendo edificaciones en la parte alta del asentamiento. Sin embargo, hay varios indicios que apuntan a que más tarde los incas se impusieron a través del uso de la fuerza, lo cual se relaciona con la destrucción de tres chullpas, edificaciones consideradas sagradas por las poblaciones locales. Este acto ha sido interpretado por investigadores modernos como un gesto de violencia ritual, cuyo objetivo fue dejar en evidencia el poder de los nuevos gobernantes. Destruidas las chullpas, el terreno fue despejado y aplanado para edificar una kancha y dos kallankas en su interior. Como ya se ha mencionado, una kallanka es un edificio de grandes proporciones que los incas construían para alojar ejércitos o grandes contingentes de personas. De las

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Detalle del vano de la kallanka. (Francisco Garrido, 2008).

capítulo 3


relatos de los protagonistas

El gentilar de Turi

Kallanka y kancha de Turi. (Francisco Garrido, 2008).

dos que existían en Turi, una de ellas se encuentra en pie en uno de los extremos de la kancha. La kallanka de Turi es la más grande que existe en Chile. Junto con reemplazar las chullpas sagradas por arquitectura funcional al Imperio, los incas cambiaron la orientación de Turi: si antes el asentamiento miraba hacia el poniente, con la reorganización que los incas impusieron quedó mirando hacia el oriente. Como consecuencia, el Qhapaq Ñan llegó hasta las puertas mismas de la aldea, puesto que el trazado del camino pasaba, justamente, por su lado oriente.

“Cuando yo me vine, como este niño chico, de esta edad me trajo mi papá, se casó mi mamá con un joven de allá. Entonces de arriba mis abuelos no querían que me venga y ahí me encargaron: no entres al Gentilar de Turi, no no no no, ahí no vas a jugar nada. Así decía mi abuelo, solo a mirar. Así por eso no podíamos. Mi otra abuela de acá me mandaba a buscar agua, habían así unas piedras como bateítas así, ahí cuando yo iba llenito de agua, pero esa era agua dulce, del cielo decía mi abuela. Anda a buscar agüita, decía, e íbamos pa’ allá con baldes, con botellas, traíamos agüita con un jarrito llenábamos la botellita. Todas esas piedritas que juntan agua. Así nos encargaban también que no tocáramos nada”. Cuaderno de Campo Ayquina Turi. Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.19.

La remodelación también incluyó la construcción de imponentes muros, dando al asentamiento una imagen de fortificación que le ha valido su actual denominación de pucará.

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3.7. El Inca y la minería

A

la llegada de los incas, las poblaciones atacameñas poseían una larga tradición en la extracción minera, de a lo menos 2500 años. Durante la época de Tiwanaku, la metalurgia atacameña alcanzó un mayor grado de refinamiento en el trabajo del cobre, oro, plata, estaño y plomo. Se fabricaron objetos domésticos como cucharas, pinzas, cinceles; objetos ornamentales como cintillos, vasos libatorios, cascabeles, campanillas; y bienes de prestigio como hachas. Se ha sostenido que ya en esta época existía un régimen laboral organizado para la explotación de estas minas. El mantenimiento de las personas implicadas en estos trabajos mineros dependía de los recursos agroganaderos del río Loa y San Pedro de Atacama. El 108

Terrazas de Socaire. (Francisco Garrido, 2008).

mineral más extraído fue la atacamita o cobre nativo, utilizado para fines rituales y objeto de intercambio con otras regiones. Dada la larga tradición minera de la zona de Atacama, se cree que una de las principales razones que los incas tuvieron para anexarla a sus dominios fue la experiencia de las poblaciones atacameñas en el trabajo de los metales. Los incas debieron contar con esta mano de obra local para las labores extractivas, prescindiendo probablemente de colonos o mitayos foráneos a Atacama. Posiblemente, el aumento de las terrazas agrícolas en Socaire, Toconce y, en general, en la Cuenca del Salado y del Salar de Atacama respondió a las necesidades de alimento de las faenas mineras.

capítulo 3


relatos de los protagonistas

Las eras de Socaire “… ese era camino del rey, incluso me comentaba mucho de que cuando llegaba, con el poder que tenían ellos cultivaban, cosechaban, o sea sembraban y cosechaban y sacaban producto del mismo sector de la tierra donde llegaban; y eso me causa curiosidad, porque en Socaire, antes de llegar a Socaire hay una… hay unos indicios todavía del camino, adonde llega el camino, y sabe que hay así como unas eras, así como estas más menos, y donde no hay agua, no hay nada … y yo en una oportunidad a mi abuelo le pregunté “oiga, ¿y esto?” -y él me dijo- “no, si el rey, con el poder que tenía…”, bueno, pueden haber comentarios que le hicieron a lo mejor sus papás, sus abuelos, pero a mí me causa curiosidad ese sector, esa parte adonde se ven como unas eras, una zona de cultivo”.

Si bien la palabra “era” puede referirse a los espacios asociados a la trilla, el término también se utiliza de modo genérico para designar tierras de cultivo, como en el testimonio anterior. Considerando la importancia que tuvo para los incas la experiencia de las poblaciones atacameñas en metalurgia, ¿para qué crees que servían las eras de Socaire a las que se refiere el relato? ¿Las conoces? ¿Qué apariencia tienen? ¿Sabes alguna otra historia acerca de ellas? ¿Cuál?

Cuaderno de campo Camar, Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente Etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.30.

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Campamento minero de Incahuasi-Abra, San José de El Abra, Alto Loa. (Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

Entre los yacimientos incorporados y potenciados por los incas se encuentran El Abra en las alturas del río Loa, desde donde se extraía turquesa. De los complejos mineros dedicados al cobre en la cuenca del Loa, se encuentra uno en la quebrada de San Pedro de Conchi, que también fue explotado durante la época colonial. Otras faenas de cobre fueron Chuquicamata y Tomic en la ladera occidental del río Loa y Cerro Verde en la cuenca del Río Salado, cercano a Caspana. También el Inca explotó los minerales de Yabricoyita, cerca de la actual mina de Collahuasi en el límite con la región de Tarapacá, y el yacimiento de San Bartolo, próximo a Catarpe en la precordillera del río San Pedro.

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Qolqa de San José del Abra. (Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

capítulo 3


¿quieres

saber más?

El hombre de cobre En el año 1899 fue hallado un pirquinero indígena cobrificado en Chuquicamata, que murió entre los siglos V y VII d. C. Se cree que la causa del accidente fue un derrumbe que lo dejó sepultado en un pique por más de diez siglos. Hoy, este infortunado minero del pasado se conoce con el nombre de “el Hombre de Cobre” y se cree que formaba parte del contingente de hombres que los líderes de San Pedro de Atacama destinaban a las labores mineras, enfocadas en atender la demanda de Tiwanaku. El Hombre de Cobre constituye un ejemplo de cómo las poblaciones locales trabajaban en piques mineros desde mucho antes de que los incas llegasen a la región, experiencia que fue aprovechada por los conquistadores cusqueños para elaborar objetos rituales ligados al culto solar, entre otros.

Perfil de un vaso-retrato de oro de Tiwanaku. Museo Arqueológico Gustavo Le Paige. (Tiwanaku. Señores del Lago Sagrado. Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago. 2000).

Placa decorada de fines de la expansión inca encontrada en Catarpe. Otras similares se han hallado Saqsaywaman (Perú) y Jujuy (Argentina). Museo Arqueológico Gustavo Le Paige.

Adaptado de Tiwanaku. Señores del Lago Sagrado de José Berenguer. Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago. 2000, pp. 88-89.

Capachos de cuero o de madera y lana usados por los atacameños que explotaron las minas para los incas. (Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

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3.8. El Qhapaq Ñan en el área atacameña

L

os especialistas han concluido que los mismos caminos que los atacameños utilizaron para el intercambio con sus vecinos, en la antigüedad sirvieron a los incas para establecer su red vial. En algunos segmentos los incas crearon nuevos trazados, pero en líneas generales se apropiaron y modificaron las rutas de tráfico ya existentes. Por esta razón, los investigadores hablan de una incanización del camino.

Debido a la dispersión de los recursos agrícolas y a la falta de agua, en el área atacameña no hubo centros poblados de gran magnitud. Por lo tanto, más que conectar lugares densamente poblados, el Qhapaq Ñan en la región unió los principales asentamientos mineros con los centros administrativos del Tawantinsuyu. Para su construcción, los incas contaron con la milenaria experiencia de la población

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Camino en el sector de Camar. (Archivo CMN).

local, que había habitado y domesticado el árido paisaje gracias a su cultura y tecnología. En la habilitación del camino se utilizaron técnicas como el despeje de piedras y el uso de marcadores. Entre sus rasgos más distintivos en la región, destaca la rectitud con que fue trazado. El sistema vial tenía una importancia vital porque contribuía a conectar los territorios del Qollasuyu, desde los valles y el altiplano de Tarapacá hasta el valle de Copiapó. Sus ramales transversales también conectaban el altiplano meridional y el actual noroeste argentino.

capítulo 3


Recorrido del Qhapaq Ñan en la ruta Incahuasi-Lasana. (Francisco Garrido, 2008).

Marcador en el sector de Peine. (Francisco Garrido, 2008).

Estructura de señalización en el camino del Alto Loa. (Archivo CMN).

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El Qhapaq Ñan en el Alto Loa

Recintos del tambo de Incahuasi. (Archivo CMN).

E

n el norte de la región, en las alturas del río Loa, se encuentra uno de los trazados del Qhapaq Ñan correspondiente al Camino de la Costa o de los Llanos, que proviene desde Tarapacá Viejo. Este, a su vez, se junta con otra red vial que conectaba Atacama con la provincia de Lípez, en el Altiplano. Esta red vial se caracteriza por conectar una serie de tambos y asentamientos mineros como Kona Kona en Miño, el centro administrativo de Cerro Colorado y el pequeño tambo de Incahuasi. El camino también pasa por el asentamiento minero de El Abra y por el pucará de Lasana hasta llegar a Chiuchiu. Incahuasi fue un tambo de patrón rectangular que durante la época republicana se utilizó como posta de correo. En su porción final presenta una serie de demarcadores y monolitos, dos de los cuales forman un umbral a través del cual el camino continúa.

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capítulo 3


Miño

Yabricoyita

Cerro Colorado

Tambo Incahuasi

Mina Abra Pucara Lasana CALAMA

VOLCÁN PANIRI ALDEA DE TURI

Chiu Chiu

Vista del poblado de Lasana. (Francisco Garrido, 2007).

Río Loa

ANTOFAGASTA

Salar de Atacama Vista del Pucará de Lasana. (Archivo CMN).

En la imagen aparece, esquemáticamente, el trazado hipotético del Qhapaq Ñan en en el Alto Loa.

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El Qhapaq Ñan en San Pedro de Atacama

Terrazas en el pueblo de Cupo. (Francisco Garrido, 2008).

O

tro tramo del Qhapaq Ñan del que se tiene conocimiento es el que conecta la cuenca del Río Salado, afluente del Loa, con el oasis de San Pedro de Atacama, en la cabecera del Salar de Atacama.

las quebradas altas del río San Pedro hasta alcanzar el oasis y actual poblado de San Pedro de Atacama. Antes de su entrada al oasis el camino se detiene en Catarpe, centro administrativo del Inca en la cuenca del Salar.

Los registros arqueológicos señalan que este tramo proviene de las ricas vegas de Inacaliri e ingresa a través del poblado de Cupo a la cuenca del Salado, siguiendo relativamente recto hacia el pucará de Topaín, cruzando pequeñas quebradas, y continuando hasta la aldea de Turi. Después de atravesar el río el camino alcanza el sector de Caspana y conecta con la mina de Cerro Verde. Desde la cuenca del Salado el camino remonta en dirección al sur para ingresar por

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capítulo 3


Vegas de Inacaliri Cupo Turi

VOLCÁN PANIRI

Caspana

CALAMA

Terrazas en la aldea de Topaín. (Archivo CMN).

Río Loa

Catarpe San Pedro de Atacama

ANTOFAGASTA

Canales frente a Topaín. (Archivo CMN).

Salar de Atacama

En la imagen aparece, esquemáticamente, el trazado hipotético del Qhapaq Ñan al norte de San Pedro de Atacama.

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El Qhapaq Ñan en el Salar de Atacama Vista de la Quebrada de Camar. Al fondo, el Salar de Atacama. (Archivo CMN).

E

ste trazado del Qhapaq Ñan conecta San Pedro de Atacama con el Despoblado de Atacama, cruzando el desierto más árido del mundo en una ruta rectilínea que de norte a sur pasa por los tambos de Camar, Peine y Meteorito. El camino fue construido mediante la técnica de despeje, acumulando las piedras extraídas de la vía a sus costados. Entre las estructuras presentes en el camino destacan amojonamientos y apachetas rodeadas de material arqueológico e histórico, lo que indica que este fue transitado tanto en tiempos prehispánicos como en épocas posteriores.

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Uno de los tambos estratégicos de este tramo fue el Tambo de Camar, actualmente conocido como La Estancia por la comunidad local. Se encuentra emplazado entre Toconao y Peine, en una terraza sobre la quebrada de San Antonio, a la altura de la línea del trópico de Capricornio. El tambo posee un sector de qolqas y en él se ha hallado cerámica local y diaguita-inca. Las primeras investigaciones realizadas sobre el sitio indican que fue ocupado en distintos momentos, desde los tiempos de los señoríos hasta la época colonial. Se ha sugerido que el tambo no tuvo un carácter residencial, sino que más bien se relacionó con la movilidad de los funcionarios estatales, actuando quizá como lugar de hospedaje y recreación para

capítulo 3


Actual poblado de Peine. (Archivo CMN).

los viajeros. Seguramente, el almacenaje de agua fue vital para un asentamiento vial en un ambiente de estas características. En este tramo también destaca el Tambo de Peine, ubicado a unos 700 metros al norte de los lindes del actual poblado del mismo nombre y cuya ocupación data de inicios del siglo XVI, época en que los incas arribaron a la región. Posiblemente, antes que fuera fundado como pueblo colonial Toconao también pudo ser un tambo o una estación de la red vial incaica. Mucho queda por investigar sobre estos sitios. Hasta el momento se sabe que en el Pueblo Viejo de Peine, en el Tambo de Peine y en el linde sureste del oasis de Tilomonte, se

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han hallado numerosas estructuras de acopio para alimento, agua y qolqas. Esto significa que para el Tawantinsuyu estos sitios representaron centros de abastecimiento dentro de la vialidad. En ellos también pudo haber existido población de mitimaes o colonos, provenientes de Copiapó.

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CALAMA

Tambo de Camar. (Francisco Garrido, 2008).

Río Loa

San Pedro de Atacama Toconao ANTOFAGASTA

Salar de Atacama

Camar Peine

Tilomonte Tambo Meteorito

Tambo de Peine. (Francisco Garrido, 2007).

En la imagen aparece, esquemáticamente, el trazado hipotético del Qhapaq Ñan al sur de San Pedro de Atacama.

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capítulo 3


relatos de los protagonistas

El camino del Inca “… el del Inca (el camino) está para allá en dirección a Cupo pero no tan allá, este no, es un camino tropero, con mulas, carretas que llevaban antes, cuando estaba el tiempo de Bolivia … llevaban desde Mejillones ahí salían las carretas desde Antofagasta, Chañaral, llevaban mercadería, ahí andaban cargadas más de 10 de un tiro …, después de la guerra todavía se anduvo, pero ya no era tan transitada … ahí hay varios caminos y ese fue que le pusieron camino del Inca, pero ni se nota, se nota bien poco, eso es lo que le dicen camino del Inca. Yo he andado muchas veces por ahí, porque para todos lados se andaba de a caballo, anduve aquí y del otro del que me dijeron que ese sí era del Inca, más allá de Cupo, ahí andábamos a arrear los animales que habían pastos, había que ir a verlos cada quince días”.

¿Conoces alguno de los caminos anteriormente descritos? ¿Cuál? ¿Has transitado por él? ¿Reconociste alguno de los sitios o estructuras de las descritas? ¿Sabes de alguna historia que se relacione con el camino o con dichos sitios? ¿Cuál?

Cuaderno de campo Lasana, Diagnóstico de Situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.7.

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3.9. El Inca en las alturas Volcán Miscanti. (Carolina Morales, 2012).

E

n Atacama se han registrado diversos Santuarios de Alturas o adoratorios de cumbres, destacando los cerros y volcanes de Llullallaico (en el límite chileno–argentino), Licancabur (en el límite chileno–boliviano), Miscanti, León, Paniri, San Pedro y Miño.

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capítulo 3


¿quieres

saber más?

Los niños del Llullaillaco Hace más de cinco siglos y en la cumbre del Cerro de Llullaillaco, a 6739 metros de altura, los incas en señal de gratitud sacrificaron a dos niñas y un niño, hoy conocidos como los niños del Llullaillaco. La menor de las niñas tenía seis años y se conoce como la “niña del rayo” porque, mucho después de muerta, un rayo alcanzó parte de su cuerpo. La otra tenía quince años y es probable que se tratara de una aclla, es decir, una de las tejedoras del Inca que los españoles asociaron a las monjas occidentales. El niño, por último, tenía siete años y entre su ajuar se encontró una honda, objeto sagrado para los incas. El hallazgo de los niños se realizó en la década de los cincuenta, en el contexto de una ascensión deportiva al Llullaillaco y los cuerpos se encuentran actualmente en el Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta.

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Estatuilla feminina de plata y accesorios en miniatura. (Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta).

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relatos de los protagonistas

En las cumbres del Paniri

Volcán Paniri. (Francisco Garrido, 2008).

“El Rey Inca tiene una casa en la cumbre del Paniri. Desde ese lugar él miraba, vigilaba toda la zona. A la casa del Inca es imposible llegar porque mientras uno sube las rocas se van corriendo. Cuando la gente subía a buscar llareta, cerca de la cumbre empezaba a temblar y los burros se hundían, era imposible acceder a la zona de la cumbre donde está la casa. Esos temblores son provocados por el Rey que cuida con celo su lugar privilegiado en la cima”. Cuaderno de campo Turi. Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.7.

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capítulo 3


relatos de los protagonistas

El Inca en Chilique “… se habla mucho de la leña, porque incluso caminos que hay hasta arriba… yo no sé en realidad, en todo caso, nunca me puse a observar, pero acá en el cerro detrás de Socaire, hay un cerro denominado Chilique, que tiene la forma del Licancabur ... Dicen que hay un camino que llega al final, a la cima del cerro, dicen que mi abuelo Joaquín subió el cerro y sabe que se encontró con unos troncos de algarrobo arriba ... y más o menos grandes unos troncos, y ellos se preguntaban cómo llegaron arriba esos, entonces los tiene que haber llevado el Rey, con su gente, ahora para qué, no sé en realidad, para hacer algunos rituales, eso tiene que ser, y por ahí, la gente que subió los cerros comenta siempre que donde llegaban siempre encontraban madera de algarrobo, ahora exactamente para qué no sé en realidad, ni ellos tampoco lo sabían”.

¿Sabías que existían adoratorios de altura en el área atacameña? ¿Conoces alguna historia relacionada con estos sitios? ¿Cuál?

Cuaderno de campo Camar, Diagnóstico de situación del Qhapaq Ñan en Chile. Componente etnográfico. GISOC Consultores. 2010, p.31.

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observa las fotografías y responde:

¿Conoces este camino? ¿Has transitado por él? ¿Cuándo?

Quebrada de la Sal. (Tomás Sepúlveda, 2012).

Portal del Inca. (Francisco Garrido, c. 2009).

¿Con qué nombre se conoce este camino en tu comunidad? ¿Sabías que corresponde a parte del Qhapaq Ñan o Camino del Inca?

Despoblado de Atacama. (Francisco Garrido, c. 2009).

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capítulo 4


capítulo

4.

El Qhapaq Ñan y la expansión Inca en la región de Atacama En este último capítulo, conocerás las características del entorno geográfico y arqueológico de la Región de Atacama, centradas especialmente en la zona del Despoblado. Verás cómo este, a pesar de su aridez, fue un lugar de asentamiento y contacto de diversas culturas, antes y durante su incorporación al Tawantinsuyu. También podrás apreciar la importancia que la explotación minera tuvo para el Estado inca, lo que se observa fundamentalmente en Viña del Cerro, el principal establecimiento metalúrgico del valle de Copiapó. Asimismo, podrás identificar los rasgos específicos que adoptó el Qhapaq Ñan en uno de los paisajes más desafiantes del mundo para la vida del ser humano.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de atacama

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4.1. Entorno geográfico y cultural

L

a Región de Atacama corresponde al límite sur del Desierto de Atacama y es, al mismo tiempo, la parte más árida de este: entre los últimos oasis del área atacameña −como Peine y Tilomonte− y el fértil Valle de Copiapó, se sitúa un extenso territorio de 400 kilómetros que desde tiempos coloniales es conocido con el nombre de Despoblado de Atacama. Debido a la baja densidad poblacional de la zona y a la falta de agua y recursos agrícolas que facilitaran su recorrido, el Despoblado fue por mucho tiempo el límite norte del territorio de Chile. A pesar de lo inhóspito del entorno, esta área tuvo desde tiempos preincaicos una gran importancia para las poblaciones locales, especializadas en las actividades mineras, principalmente en la explotación de turquesa. Por esta y otras razones, constituyó una zona de interacción y contacto entre poblaciones de distintas procedencias

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culturales. Más tarde, la Región de Atacama tuvo un papel destacado en el desarrollo económico del país debido al descubrimiento y explotación de importantes yacimientos de plata y cobre, los que fueron claves para la consolidación de la la recién instituida República de Chile. En el pasado existían múltiples senderos y caminos, tanto preincaicos como incaicos, que conectaron al desierto y su gente. Estos fueron utilizados hasta el siglo XIX por aquellos exploradores mineros que reconocieron la importancia del Qhapaq Ñan y su conexión con algunos de los más importantes yacimientos mineros de la región.

capítulo 4


Vista general desde la cima del Pucará Punta Brava. Abajo se observan viñedos del valle del río Copiapó. (Archivo CMN, 2009).

Sitio de Finca de Chañaral. (Archivo CMN, 2009).

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de atacama

Trazado de Qhapaq Ñan en zigzag para subir al Pucará Punta Brava. (Archivo CMN, 2009).

Vista general de sitio Puerta A en terrenos privados al interior de viñas. Valle del río Copiapó. (Archivo CMN, 2009).

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¿quieres

4.2. La región antes de los incas

A

ntes de que llegaran los incas, la Región de Atacama fue habitada por diversos grupos humanos que dieron origen a una milenaria historia de pueblos y culturas. Dentro de los primeros grupos sedentarios que se asentaron en la región, figura la cultura El Molle, que se desarrolló entre los valles de Copiapó y Limarí, presentando características distintivas en cada zona. En el valle de Copiapó, por ejemplo, las poblaciones de la cultura El Molle se asentaron en la parte alta del valle, en donde destaca especialmente la Aldea de Cabra Atada y el cementerio de túmulos de El Torín. Estas poblaciones practicaron la horticultura, sin abandonar necesariamente la caza y recolección. Además, desarrollaron ampliamente el arte rupestre con grabados en la roca o petroglifos, los cuales se encuentran preferentemente desde el valle del Huasco hacia el sur. La cultura El Molle data de principios de la era cristiana, lo que en la periodización regional corresponde al período agroalfarero temprano. Este nombre se debe a que fueron los primeros grupos que incorporaron la agricultura y la alfarería a su forma de vida.

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Una periodización distinta La diferencia entre las fases que los arqueólogos han definido para la historia de la Región de Atacama, por un lado, y las de Arica y Parinacota y Antofagasta, por otro, radica en que atravesaron por distintos procesos políticos, económicos y sociales. Esto quiere decir, por ejemplo, que mientras Arica y Parinacota y Antofagasta estuvieron bajo la influencia del Estado Tiwanaku, en Copiapó la presencia de este fue prácticamente nula. De hecho, la primera forma estatal que conoció la región fue la del Tawantinsuyu. Por esta razón, la periodización creada por el arqueólogo John Howland Rowe solo coincide parcialmente con el desarrollo histórico de las poblaciones de Atacama.

A modo de identificación social, los integrantes de la cultura Molle utilizaron el tembetá, un adorno que se ponía en el labio inferior y que atravesaba la piel desde dentro hacia afuera.

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Arte rupestre en el sitio de la Puerta A. (Francisco Garrido, 2008).

Posteriormente, hacia el 700 d. C., las poblaciones locales cambiaron su estilo cerámico y abandonaron el uso del tembetá, originando una nueva tradición conocida con el nombre de cultura Las Ánimas. Sus miembros desarrollaron la agricultura y la pesca y también realizaron trabajos metalúrgicos en cobre. Durante este período, que los arqueólogos denominan Período Medio, las poblaciones que habitaron los territorios de la zona de Copiapó consolidaron relaciones con grupos transandinos de la cultura Aguada. También construyeron aldeas con carácter defensivo en la punta de los riscos, como Puntilla Blanca y Quebrada Seca. Por otro lado, en sitios como La Puerta levantaron una gran cantidad de

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túmulos que fueron utilizados como sepulturas colectivas para sus habitantes, práctica que si bien databa de la época Molle, alcanzó su máxima expresión durante este período. Estos enterramientos dan cuenta de las desigualdades sociales que existían al interior de la cultura Las Ánimas, a juzgar por las diferencias que se observan entre las ofrendas que fueron encontradas junto a las sepulturas. En cuanto a sus expresiones culturales, las poblaciones locales desarrollaron un tipo de arte rupestre particular, realizado con pintura roja. Este estilo se presenta en varios sitios de la región, entre ellos Finca de Chañaral, Quebrada de Las Pinturas y La Puerta.

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El sacrificador Un personaje emblemático, frecuentemente representado en el arte rupestre denominado pintura roja, fue el sacrificador. Se trata de una figura con forma humana provisto de un hacha en una mano y una cabeza cortada en la otra. Este personaje se relaciona con influencias religiosas andinas y no necesariamente constituye un reflejo de la práctica de cortar cabezas: también podría representar un símbolo de veneración, asociado a creencias sagradas. En ¿Qué sucedió en Copiapó? de Francisco Garrido y Camilo Robles. FONDART. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. 2007, p. 11.

Escudilla policroma. (Museo Regional de Atacama).

Aproximadamente hacia el 1000 d. C., las poblaciones Ánimas de Copiapó dieron paso a un nuevo grupo social que se caracterizó por su estilo cerámico particular negro sobre rojo. Estas poblaciones corresponden a la denominada cultura Copiapó. La cultura Copiapó predominó en la zona hasta los inicios del siglo XV, cuando llegaron los diaguitas y los incas. La mayoría de los rasgos culturales, sociales y políticos de este período coinciden con los procesos que se estaban desarrollando en la región de Arica y Parinacota y en el área atacameña, de modo que los arqueólogos también lo denominan Período Intermedio Tardío, tal como en dichas regiones. Aunque la mayor parte de la investigación sobre esta cultura se ha concentrado en la cuenca alta del río Copiapó y en los afluentes precordilleranos de los ríos Jorquera, Pulido, Montosa y Manflas, los Copiapó también ocuparon el curso medio y la costa del valle del mismo nombre. Su influencia incluso se extendió hasta el valle del Huasco, mientras que por el norte contaron con diversos asentamientos en el Desierto de Atacama.

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Qhapaq Ñan en el sector de Finca de Chañaral. (Archivo, CMN)

Los Copiapó cultivaron el maíz, el poroto, la quinua y el zapallo, utilizando canales de regadío. También realizaron actividades de recolección y molienda del fruto del algarrobo y del chañar. Construyeron y ocuparon importantes pucarás como Punta Brava, Manflas y Ojos de Agua del Montosa, probablemente para proteger las ricas zonas agrícolas. Asimismo, edificaron aldeas habitacionales con estructuras circulares y ovaladas, las que gradualmente fueron cambiando a una forma arquitectónica más rectangular, característica del Periodo Tardío en la región andina. Se ha propuesto que la cultura Copiapó tuvo vinculaciones con las culturas del área atacameña y transandina pues, además de compartir el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de atacama

ciertos rasgos culturales, existe evidencia de intercambio entre ellas. Destaca, por ejemplo, la presencia de alucinógenos asociados a prácticas chamánicas similares a las del área de San Pedro de Atacama, aunque estas ya se venían realizando desde la cultura Las Ánimas. Otra evidencia de las activas redes de intercambio que existieron en la región en tiempos prehispánicos es el hallazgo de maní en Copiapó, producto de origen selvático que da cuenta de la circulación de productos a través de grandes distancias. Por otra parte, la presencia de cerámica de la cultura Copiapó en la zona de La Rioja y San Juan, en la actual Argentina, también constituye una evidencia del contacto que existió entre poblaciones de ambos lados de la cordillera. 133


4.3. La expansión inca en la región de Atacama

Cuando el dominio español se hizo efectivo en la Región de Atacama, el cronista Gerónimo de Bibar registró la existencia de dos líderes en Copiapó: Gualenica, quien gobernaba la parte alta del valle, y Aldequín, quien ejercía su dominio en la parte baja del mismo. Cada jefe habría poseído un importante estatus político y económico dentro de su comunidad, liderazgo que se presume fue hereditario. Es probable que esta organización dual, es decir estructurada en torno a dos mitades, también haya existido cuando los incas se instalaron en la región. Las investigaciones arqueológicas y etnohistóricas revelan que los incas lograron su expansión utilizando mecanismos políticos e ideológicos de carácter diplomático y rituales religiosos. En ese

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Urna con rostro antropomorfo. (Museo Regional de Atacama).

sentido, los incas se relacionaron con las autoridades locales por medio de la entrega de bienes que otorgaban prestigio, los cuales debían ser retribuidos a través del compromiso de aportar mano de obra local para los fines que el Imperio inca estimase convenientes. Por supuesto, dichas relaciones consideraban la pérdida del poder de decisión de las autoridades locales y si bien estas eran mantenidas en sus puestos, en adelante debían gobernar para el Inca. Entre los bienes más comunes de alianza, destacaban los tejidos de sofisticada elaboración conocidos como cumbi, la cerámica cusqueña y los objetos elaborados a partir de metales.

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Manopla en aleación de cobre. (Museo Regional de Atacama).

Placa de aleación de cobre. (Museo Regional de Atacama).

Por esta razón, el acceso y explotación de los metales por parte del Tawantisuyu no solo tuvo un valor productivo, sino también de un importante valor político. De esta manera, una de las principales razones del Inca para iniciar la conquista del Desierto de Atacama, y en particular el Valle de Copiapó, habría sido su interés por la explotación minero-metalúrgica, es decir, por la fundición de cobre y bronce para la producción de objetos metálicos. Aunque esta tecnología se habría desarrollado desde la época de la cultura Ánimas, el Inca habría

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Cincel y lezna de aleación de cobre. (Museo Regional de Atacama).

intensificado la producción enormemente, como queda demostrado a través de la existencia del complejo metalúrgico de Viña del Cerro. La intensificación de esta actividad implicó un giro en la actividad minera llevada a cabo hasta entonces, enfocada en la explotación de turquesa, malaquita y crisocola. Estas se utilizaban para la fabricación de cuentas de collar y pequeñas figurillas, que posiblemente funcionaron como objetos de prestigio para las sociedades locales desde tiempos muy tempranos.

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Sitio Iglesia Colorada. (Francisco Garrido, c.2009).

Respecto del modo en que la Región de Atacama se habría incorporado al Tawantinsuyu, la hipótesis más tradicional sostenía que la conquista militar se había realizado desde el norte, a través de San Pedro de Atacama, y que había sido rápida en sus movimientos y objetivos. Entre los testimonios históricos que avalaban esta hipótesis, se encuentran los relatos de los clérigos Alonso de Ovalle y Fray Reginaldo de Lizárraga. Sin embargo, la evidencia arqueológica actual tiende a demostrar que el dominio incaico se habría hecho efectivo gracias a una alianza con grupos diaguitas venidos desde el sur, cuya cerámica es visible en la región a partir de esta época. La evidencia más clara del dominio incaico en la región se observa a lo largo del valle de Copiapó, en donde se han encontrado restos 136

Sendero La Puerta. (Francisco Garrido, c.2009).

cerámicos de estilo cusqueño. Asimismo, se introdujeron nuevos estilos de arquitectura, tanto en sus técnicas como en sus formas, destacando el empleo del muro de piedra doble con relleno y los adobones de barro, estos últimos empleados como material de construcción. Los incas también introdujeron nuevas técnicas de regadío. El dominio de incas y diaguitas sobre las poblaciones locales es visible especialmente en los centros administrativos ubicados en Iglesia Colorada y La Puerta. Iglesia Colorada se encuentra a 120 kilómetros aguas arriba, en el valle de Copiapó, dentro de un predio agrícola de parronales y actualmente está sepultado, en parte, por aluviones. Las investigaciones señalan que Iglesia Colorada fue un centro de dominio y administración inca, con varias inscapítulo 4


Sitio La Puerta. (Francisco Garrido, c.2009).

talaciones que conforman un importante poblado y cementerio. En el sitio convergían varios caminos que marchaban hacia las altas cumbres de la cordillera de los Andes y a las actuales provincias argentinas de San Juan, La Rioja y Catamarca. Los españoles construyeron encima del sitio una iglesia, aparentemente para combatir la idolatría, y la pintaron con tierra roja, de allí su nombre. En el plano ritual, destacan importantes santuarios de altura como el volcán Copiapó, en donde fueron halladas plataformas ceremoniales que contenían una figurilla de plata de forma humana, adornada con vestimentas incaicas y diversos accesorios.

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Figurilla femenina de plata con atuendo. (Museo Regional de Atacama).

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Viña del Cerro fue un centro excepcional de fundición a gran escala en el Qollasuyu. Los minerales eran transportados hasta aquí desde las minas cercanas al valle, para ser fundidos y convertidos en barras, lingotes y otros artefactos. Después del proceso de fundición eran transportados a los centros de distribución y orfebrería localizados en diversos puntos del sur del Imperio y del Cusco. (Francisco Garrido, c.2009).

Viña del Cerro y la metalurgia incaica

El valle de Copiapó fue vital para el desarrollo de actividades metalúrgicas debido a la presencia de combustible para fundición y alimento y agua para los trabajadores. Además, las numerosas minas existentes en sus alrededores fueron el insumo principal para la explotación minera, cuya tradición ha permanecido en el tiempo. El principal establecimiento metalúrgico de la zona fue Viña del Cerro, localizado a unos 65 kilómetros de Copiapó, cerca de la localidad de San Antonio, al interior del valle. Las actividades metalúrgicas en la época del Inca implicaban un largo y complejo proceso, basado en el trabajo de pirquineros, fundidores y artesanos orfebres. En lugares como la cuenca del río Salado y el valle de Copiapó, al igual que en el área atacame-

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ña, los trabajos mineros seguramente fueron desarrollados por las sociedades locales, que poseían una larga experiencia en el rubro. El cobre fue utilizado por sí solo y también en aleaciones con estaño y arsénico para producir el bronce, que fue empleado en la elaboración de diversos objetos simbólicos y bélicos como, por ejemplo, hachas. También se usó en la fabricación de los cuchillos semilunares más conocidos como tumi, cabezas de maza estrellada o chanpis, cinceles, tupus o prendedores de aguja, aros y placas de posible uso pectoral, entre otros. Muchos de estos objetos se han encontrado en sitios y ajuares funerarios en el valle de Copiapó y sus estilos están fuertemente relacionados con las manufacturas metalúrgicas del noroeste argentino.

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dicen los cronistas

Un tributo en barretas y tejas de oro

Muchas de las mazas estrelladas o chanpis que se han encontrado en la región pudieron ser manufacturadas en Viña del Cerro. (Museo Regional de Atacama).

Cuchillo tumi colgante. (Museo Regional de Atacama).

Hacha de aleación de cobre. (Museo Regional de Atacama).

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Una escena que evidencia las rutas del tráfico de metales del periodo prehispánico entre la antigua provincia de Chile y el Cusco, es relatada por el cronista Pedro Mariño de Lobera. Este comenta el encuentro entre Diego de Almagro y Huayllullo, el funcionario de la administración incaica que probablemente estaba encargado de recoger el tributo que correspondía al Qollasuyu. El casual encuentro ocurrió en Tupiza, al sur de Bolivia, mientras Almagro se dirigía al reino de Chile y Huayllullo venía en sentido contrario: “Llegó un indio principal llamado Huayllullo que bajaba de Chile con el presente acostumbrado, que aquel reino ofrecía al rey universal del Perú… era enviado por embajador el Huayllullo; y era tanta la veneración con que en aquel tiempo respetaban los indios a su rey, que por mas reverencia traían el presente en unas andas ricamente artificiadas con guarniciones de oro de martillo llevada en hombros de indios principales; a los cuales hacían solemne recibimiento en todas las provincias por donde pasaban en honor de su rey, que así lo mandaba. Era todo el presente de oro fino en barretas, y tejas que se suelen hacer por fundición del oro que se saca de las minas envuelto en la misma tierra donde se engendra”. En Crónica del reino de Chile de Pedro Mariño de Lobera. Colección de historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional. Imprenta del Ferrocarril. Santiago. 1865, p. 21.

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Vista del usnu de Viña del Cerro dentro de su kancha. (Francisco Garrido, c.2009).

En Viña del Cerro se ha registrado la existencia de 26 hornos de fundición o wuayras. Otras unidades arquitectónicas corresponden a un puesto de control, una pequeña estructura para el aprovisionamiento de agua y una gran kancha. Esta última corresponde al lugar más aplanado del sitio construido en barro y piedra. En ella se encuentran dos conjuntos: el primero se trataría de un campamento conformado por seis unidades residenciales y tres patios secundarios, mientras que el segundo corresponde a un usnu.

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El usnu, aquella plataforma de carácter ceremonial y político, posee una planta con forma trapezoidal y muros de seis metros de largo, aproximadamente. Dispone de una escalera que posee siete peldaños y habría cumplido, además de funciones de orden político e ideológico, otras de carácter astronómico-calendárico.

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Recreación de la confección de un hacha de bronce, encontrada en el valle de Copiapó (Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

Crisol donde se depositaba el mineral previamente fundido en las wayras. Museo Regional de Atacama. (Chile bajo el Imperio de los Inkas. Museo Chileno de Arte Precolombino, 2009).

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Las wayras del Inca Wayra en quechua significa “viento”, pero el término también se utilizaba para referirse a un instrumento andino que servía para fundir metales de alta ley. Se trataba de hornos generalmente hechos de barro, arcilla o piedra que poseían orificios o respiradores laterales. Para fundir el metal, dentro del horno se encendía pasto seco, el cual era avivado por los fuertes vientos que entraban por los respiradores laterales. Por esta razón, las wayras estaban ubicadas en lugares muy ventosos, como las alturas de los cerros. Las técnicas de construcción de wayras podían diferir: en algunos casos estos hornos eran transportables y en otros se hallaban fijos en el terreno. Su forma también variaba, puesto que podían ser cilíndricas o con apariencia de pera. Este sistema se siguió utilizando en los inicios de la colonización española, especialmente en yacimientos de plata. El cronista Cieza de León señalaba, a propósito del uso de las wayras en la actual Bolivia durante el siglo XVI, que ardían tantas en la noche que parecían luminarias de Navidad.

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4.4. El Qhapaq Ñan en Atacama: la ruta del Despoblado Qhapaq Ñan en el Despoblado de Atacama, hacia la Quebrada de Algarrobilla. (Francisco Garrido, c.2009).

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a Región de Atacama quedó integrada al Imperio incaico a través de la ruta del Qhapaq Ñan que se extendía desde Copiapó hacia el norte, cruzando el desierto de Atacama, y a través de la cordillera por las actuales provincias de Catamarca y la Rioja en el noroeste de Argentina. Estas últimas zonas ofrecían una mayor abundancia de recursos alimenticios y acuíferos, condiciones que permitieron alimentar y mantener a los contingentes incaicos en su campaña de conquista. Desde el sur del Salar de Atacama hasta el valle de Copiapó, el Qhapaq Ñan recorre unos 400 kilómetros, sin agua ni lugares que ofrezcan aprovisionamiento en abundancia. No obstante, el camino fue fundamental para el ejercicio de las relaciones económicas y polí-

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ticas de las sociedades locales, además de las labores propias del Estado Inca y su enorme aparato de administración. Los primeros testimonios españoles se refirieron a este trayecto como el Despoblado de Atacama porque pensaban que era una zona no apta para ser habitada. Sin embargo, los estudios arqueológicos muestran que el Despoblado fue un espacio ocupado y recorrido desde tiempos muy antiguos, anteriores a la expansión de los incas. Asimismo, también por este trayecto habría emprendido su regreso al Cusco la expedición de Diego de Almagro en 1536, camino que también recorrió Pedro de Valdivia hacia 1541, cuando se adentró en el Reino de Chile.

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La difícil travesía por el desierto

Desde la pampa del Carrizo, el Camino del Inca se interna en la Región de Atacama hacia el sur en dirección al valle de Copiapó, en una travesía que marca el fin del Despoblado de Atacama y su aridez. Posiblemente, en esta región el Estado inca aprovechó un camino anterior a su llegada, conocido como “la ruta de la turquesa”. A partir de primer milenio de la era cristiana, esta antigua ruta fue utilizada con el fin de trasladar productos minerales, conectando las actuales regiones de Atacama y Antofagasta. Las evidencias más contundentes sobre esta conexión de larga data, provienen del sitio Mina Las Turquesas en el cerro Indio Muerto, en El Salvador. Este enclave minero de filiación atacameña se asoció al paso del camino y habría sido tempranamente incorporado a una extensa red de interacción caravanera preincaica. Se cree que su principal función habría sido proporcionar bienes de estatus a los núcleos poblacionales del Salar de Atacama, distante aproximadamente a unos 320 kilómetros hacia el norte.

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El minero alemán Paul Treutler vivió en Copiapó entre 1852 y 1859 y poseyó minas en Tres Puntas. Su descripción del camino dice: “Desde Copiapó a Tres Puntas había un segundo camino de sólo doce leguas alemanas de largo, llamado “del Inca” por haber sido trazado en línea recta a través del desierto por los Incas. Pero en él no se encontraba agua en ninguna parte, ni había vivienda o posta alguna, y tampoco se trabajaban minas, de modo que para aventurarse por ese desierto había que llevar el agua necesaria”. En Andanzas de un Alemán en Chile de Paul Treutler. Editorial del Pacífico. Santiago, 1958, p. 144.

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Pampa del Carrizo EL SALVADOR Finca de Chañaral. (Tomás Sepúlveda, 2012).

DIEGO DE ALMAGRO Río de la Sal

A partir de la actual ciudad y mina de cobre de El Salvador, que coincide con la mencionada Mina Las Turquesas, el Camino del Inca se dirige en línea recta por el llano de San Juan hacia la profunda quebrada del río de La Sal, donde baja en zigzag y llega a un importante tambo en la ruta, conocido como Tambo de La Sal o Tambo del Río de la Sal. Este tambo, que presenta un patrón rectangular y alfarería claramente incaica, sin duda sirvió como un importante punto en la ruta para el control de tráfico y el aprovisionamiento de agua y víveres. Luego de la quebrada del río de La Sal, el Qhapaq Ñan remonta en zigzag hacia el llano conocido como Pampa del Inca, donde continúa en línea recta en dirección suroeste hacia Finca de Chañaral, con vista casi permanente hacia el Cerro Vicuña por el oriente. Es importante destacar que en este tramo se encuentran abundantes estructuras circulares de piedra de no mucha altura, que se asocian directamente al camino y que posiblemente sirvieron a los viajeros como refugio para pernoctar durante las largas travesías que emprendían. El cronista Gerónimo de Bibar las describe del siguiente 144

Portal de Inca

Finca de Chañaral

Tambo de la Sal CERRO VICUÑA

INCA DE ORO

COPIAPÓ

En la imagen aparece, esquemáticamente, el trazado hipotético del Qhapaq Ñan al sur del Despoblado de Atacama.

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Tambo de La Sal. (Archivo CMN).

modo: “un cercado de piedra tan alto como medio estado y el compás redondo, que los incas tenían hechos cuando por aquí caminaban, que cabrían dentro hasta cinco o seis personas”. Fuera de aquellas estructuras circulares, es posible reconocer otras de patrón rectangular y mayor elaboración arquitectónica, que probablemente fueron de uso reservado para funcionarios incaicos y administradores de la ruta.

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En general, el camino en toda esta zona es un trazo angosto, a modo de surco en la tierra, de un ancho aproximado de un metro, pero que en ciertos tramos se convierte en amplias huellas troperas, especialmente en los últimos kilómetros antes de llegar a Finca de Chañaral. De ahí en adelante el camino prosigue y atraviesa por un costado del actual pueblo minero de Inca de Oro, conocido por su papel en el abastecimiento y desarrollo de la minería regional del siglo XX, desde donde enfila al sur hasta desembocar en el Valle de Copiapó. 145


Las versiones de los cronistas respecto a cómo el Despoblado de Atacama fue incorporado al Tawantinsuyu difieren entre sí. A continuación te presentamos los relatos de Garcilaso de la Vega y de Juan de Betanzos, dos de ellos. Léelos atentamente y contesta las siguientes preguntas:

Los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega fueron publicados en 1609. Durante los siglos coloniales, el pasado incaico se conoció principalmente a través de esta crónica y de la Chrónica del Perú de Pedro Cieza de León.

¿A qué Inca adjudica Garcilaso el cruce del Despoblado? ¿Y Betanzos? ¿Desde qué lugar salieron los corredores del Inca en la versión de Garcilaso? ¿Y los naturales de Chile y “Copayapo” en el relato de Betanzos? Respecto a la dirección en que los incas o sus enviados cruzaron el Despoblado: ¿coinciden ambos cronistas? ¿Por qué? ¿Cuál de ellos concuerda con la evidencia arqueológica actual? La Suma y Narración de los Incas de Juan de Betanzos estuvo perdida hasta fines del siglo XIX. Entonces, una copia fragmentada de la crónica fue publicada por primera vez. Recién hace algunos años se encontró en la isla de Palma de Mallorca una nueva copia, esta vez con la crónica íntegra, la que aportó nueva información sobre el pasado incaico.

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dicen los cronistas

dicen los cronistas

El Inca y el Despoblado: la versión de Garcilaso

El Inca y el Despoblado: la versión de Betanzos

“Pues como el Rey Inca Yupanqui se viese amado y obedecido, y tan poderoso de gente y hacienda, acordó emprender una gran empresa, que fue la conquista del reino de Chili. Para la cual, habiéndolo consultado con los de su Consejo, mandó prevenir las cosas necesarias. Y dejando en su corte los ministros acostumbrados para el gobierno y administración de la justicia, fue hasta Atacama, que hacia Chili es la última provincia que había poblada y sujeta a su Imperio, para dar calor de más cerca a la conquista, porque de allí adelante hay un gran despoblado que atravesar hasta llegar a Chili. Desde Atacama envió el Inca corredores y espías que fuesen por aquel despoblado y descubriesen paso para Chili y notasen las dificultades del camino, para llevarlas prevenidas. Los descubridores fueron Incas, porque las cosas de tanta importancia no las fiaban aquellos Reyes sino de los de su linaje, a los cuales dieron indios de los de Atacama y de los de Tucma (por los cuales, como atrás dijimos, había alguna noticia del reino de Chili), para que los guiasen, y de dos a dos leguas fuesen y viniesen con los avisos de lo que descubriesen, porque era así menester para que les proveyesen de lo necesario”.

“Luego Topa Inga mandó que se juntasen todos los señores de Chile y Copayapo y les dijo qué debían tributar de allí en adelante. Y les dijo a sus capitanes que para otro día preparasen a su gente para caminar por el camino que de Chile venía a Copayapo. Una vez que llegaron allí, Topa Inga supo que hasta Atacama había grandes despoblados y tierras de arenales y faltas de agua. Entonces mandó que fuesen hechos muchos odres de cuero para que los naturales de Chile y Copayapo cruzaran por aquel Despoblado con reservas de agua. Y así lo atravesó, dejando mandado allí en Copayapo que en sus depósitos se guardaran dichos odres, para los que habían de cruzar después de ellos, cuando trajeran los tributos de Chile al Cuzco. Y, cuando llegaron a Atacama, procuró saber lo que había por toda aquella tierra y por los caminos que salían de ella”.

Adaptado de Suma y Narración de los Incas de Juan de Betanzos. Ediciones Polifemo. Madrid. 2004, pp. 199-200.

Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. Biblioteca Ayacucho. Venezuela. 1976, II, p. 125.

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dicen los cronistas

El río burlador Cuando Pedro de Valdivia y su expedición atravesaron el desierto a través del Qhapaq Ñan, se encontraron con el río de La Sal. El cronista Gerónimo de Bibar lo describe de la siguiente manera: “Cuando llegamos a este río, habiendo pasado tanta cantidad de tierra y falta de agua y vimos aquel río correr, con el deseo que teníamos de ver correr agua, fuimos toda la gente a recibir algún refresco. Como los caballos allegaron deseosos de beber, pusieron los hocicos en el agua, y viendo que en el gusto era salada, salieron fuera y todas aquellas gotas de agua que en los pelos de las barbas se les pegaban en aquel momento antes que se les cayesen en tierra, se le cuajaba y hacia sal... Viendo los españoles que el agua que les traían para beber se les cuajaba en el jarro de la mano a la boca, recibían pena por la falta que habían traído y que las jornadas pasadas y en las que esperaban caminar. Las piezas de servicio recibieron desmayo y desconsuelo en ver lo mismo y, de enojados de aquel río y de aquella agua, lo llamaron Suncacinayo. Quiere decir “río burlador”. Esta sal de este río es tan fina y tan blanca y dura y tan salada que hace ventaja a todas las que yo he visto que son infinitas, así en Perú como en Atacama, como en España en salinas, y en veneros, en piedras, y en minas. Si acaso este río pasara por mitad de Castilla, quitara la renta a Atienza y aun a otras partes”.

Río de la Sal. (Tomás Sepúlveda, 2012).

En Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile de Gerónimo de Bibar. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. Santiago. 1966, p. 18.

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Hallazgos en el Qhapaq Ñan Uno de los primeros hallazgos arqueológicos de los que se tiene registro sobre Qhapaq Ñan al norte de Copiapó, fue realizado a mediados del siglo XIX por la expedición astronómica de la armada de Estados Unidos, donde se describe lo siguiente: “…un hacha de cobre encontrada en una gran quebrada en la provincia de Atacama, Chile, no muy lejos de donde el Camino de los Incas rodea el cerro llamado Tres Puntas, en la latitud 26° 42’. Este camino comienza cerca de la ciudad de Copiapó, y va casi en línea recta en dirección noreste hasta llegar a la base del cerro Tres Puntas, de 7.000 pies de altitud, y lo rodea hasta continuar su dirección original. Esta es una de las principales avenidas creadas por los Incas en la conquista de sus provincias, y restos de sus manufacturas son frecuentemente encontrados aquí, así como en otros lugares”.

¿Cómo crees que los incas y los demás pueblos prehispánicos se proveían de recursos alimenticios en el desierto? En ese sentido, ¿cuál sería la función de los tambos?

En “A Description of the Indian Antiques Brought from Chile and Peru, by the U.S. Naval Astronomical Expedition” de Thomas Ewbank. The U.S. Naval Astronomical Expedition to the Southern Hemisphere During the Years 1849,50’-51’-52’. Nicholson Printer, Washington 1855, p. 112. (Traducido del original en inglés).

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Un oasis en el desierto La Finca de Chañaral

Luego de atravesar la pampa y pequeñas serranías aledañas, el camino llegaba en su recorrido al valle del Chañar, actualmente conocido como Finca del Chañar o Finca de Chañaral. Este lugar disponía de agua, siembras agrícolas y pastos, un verdadero oasis para quienes se dirigían al Despoblado o quienes llegaban al sitio luego de cruzarlo. Se conocen antecedentes históricos de la antigua ocupación agrícola y ganadera de Finca de Chañaral, así como de la presencia de culturas preincaicas que dejaron legados impresos en los grandes muros de roca que cercan el oasis del sitio. El arte rupestre de la Finca corresponde a pinturas de color rojo con diversos motivos que representan guanacos, figuras geométricas y seres humanos. Dichas figuras son similares en estilo al arte rupestre regional de los grupos Ánimas y cubren los muros rocosos de la Finca a lo largo de toda su extensión. Este tipo de manifestaciones se asocia a prácticas rituales, en donde es muy llamativa la asociación del arte rupestre local con las escasas fuentes de agua en el desierto.

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Como cuenta el naturalista Rodulfo Armando Philippi en su viaje de exploración por el desierto de Atacama, Finca de Chañaral fue para él un verdadero oasis en la inmensidad del desierto: “No puedo describir los sentimientos que despertó en mi alma la vista de esta arboleda y de la casa en medio del desierto inmenso, cosas que no había visto durante 22 días. Había hecho las últimas 5 leguas a pie, porque las mulas estaban todas cansadas, y mis pies se resentían de lo áspero del camino, pero la vista de este oasis me hizo olvidar toda fatiga… Me senté delante de una mesa, aunque en un cajón en vez de silla, y tenía pan! Solo el que ha pasado por privaciones semejantes puede apreciar el gozo que sentimos al encontrarnos con esos productos de la civilización. Luego tuvimos una cazuela con arroz, papas, zapallo, y para postres las uvas más deliciosas del mundo”. En Viage al Desierto de Atacama de Rodulfo Philippi. Librería de Eduardo Anton. Sajonia. 1860, p. 87.

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Detalle de pintura rupestre en Finca de Chañaral. (Francisco Garrido, c.2009). Finca de Chañaral. (Francisco Garrido, c.2009).

Los incas lograron articular el tránsito por el desierto incorporando una serie de asentamientos de descanso y aprovisionamiento con el fin de hacer más viable la travesía, generando además espacios productivos y de control de tráfico a lo largo de toda la ruta. En este contexto, la ocupación del oasis de Finca de Chañaral, correspondería a un lugar en donde -de acuerdo al cronista Gerónimo de Bibar- los incas registraban el tributo de metales y otros bienes que traían de las provincias de Chile y también obtenían provisiones para el resto de la ruta. Estas funciones habrían sido compartidas con el Tambo de La Sal. el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de atacama

Después del dominio inca, hacia el siglo XVII, Finca de Chañaral siguió cumpliendo un papel estratégico, ya que sirvió para el abastecimiento de recuas de mulas que marchaban cargadas con aguardiente para los mercados de la mina de Potosí en Bolivia. Hoy en día, el agua en superficie que corría por la Finca de Chañaral es bombeada hacia la ciudad de Diego de Almagro y el pueblo de Inca de Oro, dando así el sustento vital a nuevas poblaciones permanentes en el desierto de Atacama, pero contribuyendo también así a la desertificación del sector.

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dicen los cronistas

Un valle milagroso El cronista Gerónimo de Bibar describe el valle de Chañar o Finca de Chañaral como un lugar muy apreciado en el tránsito del desierto:

Detalle de pintura rupestre en Finca de Chañaral. (Francisco Garrido).

” Al fin de este despoblado diez y ocho leguas por andar de él estaba un valle chico con agua clara y dulce que Dios fue servido de darla allí. Parece cosa milagrosa, porque no tiene sitio para manar ni venir de parte alguna. Es un sitio de valle que tendrá de longitud un tiro de arcabuz, y tendrá un tiro de piedra de ancho. Tiene carrizos e hierbas y de serrajas; tiene algunos algarrobos y chañares salidos de aquel agua. Atemorizanse lo demás cuando le miran. Aquí reposamos dos días, y parecionos que estábamos en la ribera de gua del que vi [Guadalquivir]. En este vallecito tenían poblados los Incas, señores del Cuzco y del Perú, cuando eran señores de estas provincias de Chile, y los que estaban en este valle registraban el tributo que por allí pasaba oro y turquesas y otras cosas que traían de estas provincias de Chile. Vivian aquí sólo para este efecto”. En Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile de Gerónimo de Bibar. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. Santiago. 1966, p. 18.

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capítulo 4


¿quieres

saber más?

El Qhapaq Ñan: un ‘monumento indiano’ En el siglo XIX, el Camino del Inca aun no había sido alterado de modo significativo y su excelente estado de preservación fue descrito de modo muy elocuente por el célebre escritor y poeta local José Joaquín Vallejo, más conocido como Jotabeche. Jotabeche no escondió sus prejuicios sobre los pueblos que habitaban los valles copiapinos y sus comentarios reflejaron el parecer de muchos intelectuales de su época. Aunque despreció la propia sociedad de la cual formaba parte, también ilustró con elocuencia su admiración por los incas y por el camino:

¿Has transitado por alguno de los lugares por el que pasa el Qhapaq Ñan en la Región de Atacama? ¿Cuál fue tu impresión? ¿Coincide, de alguna manera, con la descripción de Jotabeche o con alguna otra de las que aparecen a lo largo del capítulo? ¿Por qué?

“Aún existe como si recientemente le hubieran fabricado, el camino por el cual vinieron los pueblos del Perú, al través del desierto y de los Andes, á conquistar las tribus salvajes y vagabundas de nuestros valles. La tradición le ha conservado hasta hoy el nombre de Camino del Inca. Las piedras que le forman y señalan no aparecen removidas en ninguna parte; y es seguro que durante muchos siglos permanecerá todavía intacto este monumento indiano, esta obra gigante de un pueblo animoso, valiente, emprendedor; de un pueblo orgulloso de su poder y de su origen; humillado, después, mutilado y envilecido por los conquistadores, predicadores, libertadores, protectores, regeneradores, cooperadores y, restauradores que excesivamente se han encargado de su tutela”. En Obras de don José Joaquín Vallejo. Imprenta Barcelona, Santiago, 1911, p. 141.

el qhapaq ñan y la expansión inca en la región de atacama

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