Los caminos de la vida y los sueños de un niño que escribe

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Las músicas marcan muchos de los momentos especiales de la vida de un niño y decoran muchos de sus pensamientos con matices de alegría y de tristeza, y con notas y letras que se instalan en la memoria y para siempre; y es que son las músicas, y sus nostalgias, las eternas compañeras de aquellos primeros años de vida y de aquellos primeros sueños que se caen en la carretera o que florecen con el tiempo. Y son las músicas –en tantas ocasiones– las responsables de señalar los caminos de la vida y los sueños de la infancia. Y son, justamente, los versos de Los caminos de la vida, aquel vallenato escrito en Colombia y tarareado por muchos niños de los pueblos del país, los que resumen con certeza el sentido de la vida de Freyder David Peralta Castañeda, un pequeño de nueve años que asiste a la Megabiblioteca de Villanueva en el Casanare y que lleva sobre sus hombros la esperanza de una madre que anhela verlo convertido en un famoso escritor. Esos versos de Los caminos de la vida, cargados de emotividad y de sueños de niño, son los mismos que retumban en su mente cuando recuerda todo lo que ha hecho su madre, durante estos nueve años, para ofrecerle un mejor futuro a él


y a sus pequeños hermanos. Esos versos, que se escuchan en las noches de su pueblo, inspiran su imaginación y representan con firmeza muchos de sus grandes anhelos: ser un hijo ejemplar, borrar los recuerdos amargos de la memoria de su madre, ofrecerle momentos de alegría y de orgullo a sus hermanos menores, enseñarle cosas nuevas a los niños, y ver sonreír la mujer que más adora. Por eso, se aferra a los libros, a la lectura y a la biblioteca pública, y cree en las sorpresas de ese camino. Hoy, Freyder es reconocido en Villanueva por haber ocupado el segundo puesto en el Concurso Municipal de Ortografía “Solmar René Forero Lara”, en la categoría 1, en la que competían niños de cuarto y quinto grado de todas las escuelas de la localidad. Un certamen común en todo el pueblo por el prestigio intelectual que representa para sus ganadores, y porque se organiza desde la Megabiblioteca de Villanueva con el objeto de promover la valoración del idioma, de incentivar nuevos lectores y de convocar los niños y los jóvenes alrededor de las letras y el lenguaje. Por eso, Freyder es el orgullo de sus compañeros de cuarto grado y la razón de los aplausos en la Institución Educativa Ezequiel Moreno y Díaz. Después de su triunfo, muchas voces de felicitación llegaron al corazón de su madre y a los oídos de su profesora: “Eso era lo que me hacía más feliz: ver a mi madre sonriente, y ver a mi profesora Miriam Mendoza contenta porque había valido la pena nuestro esfuerzo. Yo siento que representé muy bien a mi familia, a mi colegio, a mi madrecita y a mi profesora”. Freyder nació en San Martín, en el departamento del Meta, pero su vida y sus grandes logros han florecido en Villanueva. Esa tierra le brindó educación, un padre de crianza, unos hermanos del alma, una letra pulida, una ortografía admirable, las salas de lectura de la Megabiblioteca, y un segundo lugar en el certamen académico más importante de la región. “Desde que en el colegio anunciaron el concurso, yo me ilusioné con ganarlo. Quería demostrarle a mi madre que los dos solos podíamos salir adelante y quería llevarme la tableta para mi casa. Estaba ilusionado, ilusionado”. Su segundo puesto lo llena de satisfacciones personales y le ha mostrado muchas posibilidades de desarrollo personal a partir de su talento, de su disciplina y de su amor por el lenguaje: “Este concurso es muy importante para mí porque me ayuda a ser un mejor escritor de fábulas y de cuentos”, dice Freyder David, un admirador de las moralejas de Esopo y del realismo mágico de Gabriel García Márquez.


El pequeño Freyder se enamoró de los libros desde que estaba en primero... “En ese año yo no sabía leer, pero veía los dibujos y me imaginaba lo que decían las letras. Entonces, me sentía mal porque yo quería entender el significado verdadero de los dibujos”. Desde aquellas épocas ha existido una relación cercana entre Freyder y las letras, y una dedicación particular a la lectura y la escritura: “Es muy importante leer para descubrir, para enseñarle a mis hermanos cosas nuevas, para aprender ortografía, para ser mejor todos los días (…)”. Y es que esa cercanía con los libros ha cultivado en Freyder una ilusión que se agiganta con cada texto que se encuentra en los estantes de la Megabiblioteca de Villanueva: quiere ser un escritor reconocido en su comunidad y en el mundo, como Esopo y García Márquez, y quiere brindarle a su madre todo lo que ella se merece. Freyder, aunque seguro estalla internamente de impotencia ante las dificultades de su hogar, imagina desde las paredes de la biblioteca pública un mundo posible para su madre y para sus hermanitos, cambiado por sus palabras y por las historias que deja correr sobre el papel. Atrás, como en los Niños del Cielo de Majid Majidi con los zapatos nuevos para ir a la escuela, ha quedado la tableta con la que pensaba escribir sus cuentos infantiles y sus fábulas –“en otra oportunidad será”–. Atrás quedaron también las tristezas de sus primeros años en los caminos de la vida. Atrás quedan, también, aquellas páginas que no sabía leer… Este concurso y esta biblioteca pública le han renovado sus sueños y le han inspirado el futuro con todos los elogios y los reconocimientos recibidos. De Freyder nacerán otras liebres, otras tortugas, otras cigüeñas, otras zorras, otros coroneles, otros señores viejos con alas enormes y otras mariposas amarillas; y de la Megabiblioteca de Villanueva nacerán otros concursos, otros estímulos para los talentos locales, otras bibliotecarias como Paola Sabogal, otros Freyder, y otros narradores de cuentos, fábulas y mundos imaginados. Todo, precisamente, porque son estos espacios los escenarios propicios para reconocer las capacidades y los valores que se esconden en los niños y jóvenes del país. Todo, porque gracias al Concurso Municipal de Ortografía “Solmar René Forero Lara”, concebido y planificado por la Megabiblioteca Pública de Villanueva, niños como Freyder David liberan sus conocimientos y comienzan a perfilar caminos plausibles y a soñar otros días del futuro. Todo, porque las bibliotecas públicas de Colombia demandan ejemplos vivos como este, el de Villanueva, para inspirar el mundo y aportar al desarrollo de las comunidades. La Megabiblioteca Pública de Villanueva, Casanare, hace parte del Proyecto Uso y apropiación de TIC en bibliotecas públicas del Ministerio de Cultura de Colombia y la Fundación Bill & Melinda Gates, y ha desarrollado nuevos servicios para todos los públicos, y especialmente para los niños y los jóvenes, gracias a las nuevas tecnologías.


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