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El capitalismo ha fracasado

Las manifestaciones de la crisis capitalista mundial se expresan con una profundidad y una extensión prácticamente inéditas en la historia Es una especie de “implosión” de la llamada globalización, en donde el capital monopolista mundial está llevando al planeta hacia un destino de irracionalidad absoluto

La guerra por los capitales se despliega en todos los planos y se expresa en nuestra región con conflictos diplomáticos y políticos en la car rera por los negocios que desar rolla el gran capital monopolista, con las potencias EE UU y China como mascarón de proa de esos intereses

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La influencia de uno u otro en América latina está en un juego per manente de alianzas y r upturas que duran lo que una pequeña brisa en medio de un mar embravecido. Así, la situación de los gobier nos atraviesa una inestabilidad crónica que, si bien es cier to que es aprovechada por el capital trasnacional, no se dirime en for ma definitiva.

El capital monopolista mundial está llevando al planeta hacia un destino de ir racionalidad absoluto. Guer ras, pandemias, destr ucción del medio ambiente, explotación ir refrenable del trabajo humano, opresión, deterioro de las condiciones de vida de miles de millones de seres humanos esa es la condición para seguir adelante con su depredación

Transitamos un presente en donde podemos afir mar con todas las letras que el capitalismo ha fracasado como modo de pr oducción: no garantiza ninguna condición digna de vida para el presente. Y mucho menos para el por venir.

El recr udecimiento de la puja interimperialista a nivel mundial tiene efectos directos en la situación de nuestro país y, como consecuencia, en el agravamiento de todas las condiciones de las masas trabajadoras

El plan del gobier no para bajar la inflación paulatinamente y llegar a las elecciones con algún aire en los pulmones, está haciendo agua por los cuatro costados La “escasez de dólares”, agravada por los efectos de la sequía, se vuelve un problema que, de no resolverse de for ma inmediata, traerá enor mes y gravosas consecuencias al conjunto del pueblo trabajador. La presión por una mayor devaluación a la ya aplicada, de una fracción de la oligarquía financiera, es cada vez más salvaje y elocuente.

A todo esto, se suman las inter nas y disputas en la propia fuerza de gobier no, las que generan mayor inestabilidad y crisis políticas. Mientras el ministro Massa anda rogando al FMI y otros organismos financieros internacionales por la llegada de fondos frescos, desde el propio poder ejecutivo se bombardean las negociaciones Sectores que representan distintos intereses monopolistas pujan por definir quién se va a quedar con los negocios en las leoninas condiciones que imponen los mentados salvatajes

De esta manera se profundiza una crisis económica y social que sigue afectando, principalmente, a las familias trabajadoras. Un dólar paralelo que rondó los quinientos pesos implica una nueva y generalizada escalada de precios con el consiguiente aumento del deterioro salarial que se viene sopor tando.

Si para colmo se tomara una medida de devaluación abier ta del dólar oficial las consecuencias serían aún más graves. Una nueva vuelta de concentración y centralización del capital que afectará a millones de compatriotas, pero fundamentalmente, a las masas explotadas y oprimidas.

Más allá de las medidas de coyuntura que el gobier no de la burguesía pueda tomar o no en lo inmediato, las fuerzas revolucionarias que luchamos por el poder, por el der rocamiento de la burguesía y su sistema de dominación del ser humano y la naturaleza, debemos afir mar nos en la convicción que este pr oceso seguirá su curso de pr ofundización

Cabe aclarar -por si hiciera falta- que la crisis q u e d e s c r ib im o s m u c h o tie n e q u e ve r c o n u n a lucha de clases que va creciendo en for ma sostenida.

Por eso, lejos de alimentar ilusiones que persigan amor tiguar sus contradicciones, debemos seguir actuando sobre las mismas con un trabajo perseverante y constante en la clase obrera para dotarla de una perspectiva estratégica, una política ir reconciliable con la clase enemiga en cualquiera de sus “variantes” Si hay algo que no debe hacerse es perseguir cualquier ilusoria búsqueda de facciones burguesas con las que transitar algún camino en común Mucho menos tomar par tida para resolver las contradicciones al interior del imperialismo.

Al contrario, una política de clase, revolucionaria, debe actuar sobre esas contradicciones para aprovecharlas a favor de la Historia y nunca intentando volver atrás la misma. La lucha sin cuar tel contra nuestro enemigo de clase deshecha cualquier posibilidad de hallar “humanidad” dentro del capitalismo Nuestra búsqueda es su der rota definitiva

A Justando Nuestras Tareas

En nuestro país estamos transitando un crecimiento en la conflictividad de clase en donde se producen luchas de diverso tipo por reivindicaciones económicas, sociales y políticas, que tienen nacimiento en las bases disconfor mes por la caída de sus ingresos, el aumento de los precios y la vida que están llevando y que, con o sin la par ticipación opor tunista de los sindicatos pro patronales, emergen en el escenario apor tando a la profundización de la crisis del sistema y a la búsqueda de una salida a esta crisis

Esta situación eleva enor memente la responsabilidad de nuestro Par tido a la hora de precisar en cada fábrica, zona o región los ejes de acción política y las respuestas a cada demanda para ir encausando hacia el objetivo revolucionario la energía desplegada por el protagonismo de las masas de cada lugar

Hay que impulsar a la vez las distintas for mas de organización de nuevas voluntades y las propuestas de puestos de lucha ocasionales y permanentes para aquellos más decididos.

Hay que ir transmitiendo el programa de lucha de nuestro Par tido y fundirlo con esa masa inquieta que en for ma intuitiva o con convicción de cambio está dispuesta a luchar e ir por sus conquistas

Hay que orientar hacia el objetivo de la toma del poder por par te del proletariado en unidad con el pueblo oprimido y apor tar la ciencia revolucionaria, el mar xismo leninismo, que nos proporciona los elementos imprescindibles para la transfor mación de esta realidad oprobiosa

L a revolución no es otra cosa que el pr otagonismo de la clase obrera y el pueblo en la discusión, la toma de decisiones y la ejecución de las tareas que conducen hacia ese fin.

Por eso son necesarios el Par tido revolucionario de la clase obrera y las organizaciones políticas de masas Para que cada vez más compañeros y compañeras obreras se sumen y se organicen con el horizonte del proyecto revolucionario «

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