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¿Qué hacemos para avanzar?

La última semana del mes de abril se vivió con agobio Cuando el dólar blue “coqueteó” con los 500 pesos la angustia creció en los lugares de trabajo y en la población en general Y no porque muchos pudieran comprar dólares sino porque se sabe que las subas de la moneda norteamericana pulverizan nuestros salarios al seguir subiendo los precios.

Más allá que el valor del dólar baje un poco o que haya frenado “la corrida” (como le dicen) una nueva expropiación se ha consumado.

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Lo que escuchamos por estos días en los lugares de trabajo es que “se va a pudrir todo”, comentario que marca un estado de ánimo muy áspero. Pero lo cierto es que todavía ese “se va a pudrir todo” se pone en tercera persona, no pasa por uno, sino que pasa “por otros”.

Como era de esperarse en determinados establecimientos industriales a la hora de hablar sobre lo que está pasando se ve que se ha politizado el debate sobre la crisis económica. La pregunta que aparece es: ¿cómo se arregla todo esto?

Y fuera de los establecimientos fabriles hay estupor, desconcierto, mucha bronca, impotencia ante tanta injusticia. Y, a la vez, el cansancio pesa cuando en muchas de nuestras familias hay que tener tres o cuatros trabajos para apenas poder llegar a cubrir lo más básico de la vida cotidiana.

Es muy difícil medir el estado de ánimo cuando el deterioro de las condiciones de vida va en caída libre. En ello las y los revolucionarios tenemos que estar en permanente alerta, los giros bruscos en la lucha de clases no pueden sorprender a esos sectores avanzados de la clase obrera que se vienen fogueando en una resistencia permanente.

Son momentos en donde la clase dominante está en una profunda crisis política.

Y en la clase obrera y en el pueblo se siente una profunda debilidad porque la propuesta revolucionaria se encuentra aún en una fase embrionaria en la sociedad.

Sin embargo, el hecho que se haya politizado la crisis económica en los debates de cada sector de trabajo nos pone en una situación favorable para hacer escuchar nuestras propuestas inmediatas sobre el proyecto de poder. Hay receptividad, hay ganas de escuchar nuevas ideas, lo que no es poco.

Hay condiciones para que se abra el debate con asambleas, del tipo que sean. No importa dónde y cómo se hagan. Hasta una charla en el vestuario se hace necesaria.

Cuando la clase obrera habla en “tercera persona” nos está diciendo que es el momento de plantear qué hacemos nosotros como clase para avanzar.

No se trata ya de delegar a otros sectores de la sociedad la protesta social. Se trata de cómo la clase generaliza lo que algunos obreros y obreras ya se está haciendo: ponerse a la cabeza de la resistencia.

Este eje en el debate asambleario o en la politización de la crisis económica tiene que estar acompañado con propuestas prácticas de organización independiente de nuestra clase.

No importa si se comienza con pocos compañeros y compañeras, pero al debate hay que acompañarlo instalando una “cabecera de playa” que pueda organizar la resistencia y preparar iniciativas que den respuestas a sucesos que se están dando rápidamente.

El sistema capitalista no puede dar respuestas satisfactorias a las necesidades de la clase obrera y el pueblo.

En todo caso, dentro del sistema lo que tenemos que hacer es arrancarles lo que nos vienen expropiando, la enorme riqueza que generamos, incluyendo los reclamos económicos y los derechos políticos permanentemente cercenados por la clase dominante.

Este momento de agilizar la preparación de las fuerzas conscientes de las masas obreras. Esto nos permitirá seguir acumulando desde una lucha de clases que seguirá creciendo en virulencia. Acumulación de fuerzas que deberá estar basada en el comportamiento de clase ante situaciones como las que vivimos hoy.

Ya no debe primar el “se va a pudrir” sino quecomo clase- “la debemos pudrir”. Esto lleva un factor consciente en donde las y los revolucionarios debemos extremar fuerzas preparando las bases orgánicas independientes para realizar estas labores.

Es cierto que hay desconcierto, pero no tanto. La desconfianza hacia todo lo que viene de arriba se multiplica día a día.

Pero aprendiendo del pasado inmediato tenemos que acentuar nuestro esfuerzo en crear esas estacas capaces de referenciarse inmediatamente como alternativas para el enfrentamiento que nos depara la lucha de clases.

En lo inmediato en cada lugar debemos preparar tres o cuatros puntos de reivindicaciones económicas y políticas de unidad de clase y salir al ruedo. Implica sintetizar una consigna unitaria por la vida digna.

Elevar la conciencia de actuar como clase es avanzar en la conciencia revolucionaria.

Y allí hay que profundizar el momento que se vive y simultáneamente (insistimos) “plantar bandera” con una organización básica independiente que se vaya transformando en una opción concreta y real.

Ya no se trata entonces de ¿Qué va a pasar? o ¿Cómo se arregla esto? Porque en gran medida todo eso depende de cómo actúe en un momento como este la clase obrera Y allí pesa el papel del Partido Revolucionario y de las avanzadas de nuestra clase.«

A partir de este númer o y tomando el 1° de mayo como fecha histórica para la clase obrera, hemos resuelto comenzar a publicar El Combatiente el primero de cada m es.

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