Amenaza Nuclear

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Cipriano Marin


1980

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«En un programa de gran envergadura basado en la fisión, los desechos radioactivos llegarán a ser tan considerables que podrán contaminar la totalidad de nuestro planeta. En estas condiciones,los márgenes de seguridad admisibles en otras actividades, son en este caso inaceptables». Hannes Alfven Premio Nobe! de Física 1970

«Si no dejásemos problemas para resolver a nuestros hijos, su uida estaría falta de sal» Marce! Boifeux Director General de Electricité de France, pronuclear

«A lo largo de la segunda mitad del siglo XX los occidentales han empezado a buscar otras formas de energía para dar un nuevo empuje a su tecnología. Sus ojos se detuvieron en la energía atómica, una forma de producir energía cuyos subproduetos son las sustancias más nocivas que el hombre haya conocidojamás. Hoy la especie humana se hcrya confrontada con la propia supervivencia de la especie. El modo de vida conocidocomo civiliz¡¡ción occidental se encuentra en un camino muerto y ni siquiera su propia cultura posee respuestas viables que aportar. Confrontados con la realidad de su propia destrucción no pueden sino ir más lejos hacia una destrucción todavía más eJiéaz La aparición del plutonio sobre este planeta es el signo más claro de que nuestra especie está en peligro. Es una señal que la mayoría de los occidentaleshan decidido ignorar» Mensaje de los indios iroqueses al mundo occidental


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UNA AVENTURA DESCABELLADA

En 1948, una singular reuruon celebrada en el American Petroleum Institute daba el espaldarazo definitivo a la utilización «pacifica» de la energía nuclear. Desde entonces y especialmente en esa reunión de empresarios y militares se sabía que, aún superando todos los inconvenientes técnicos de seguridad en los reactores termonucleares, el auténtico Talón de Aquiles de su desarrollo sería el problema de los residuos radiactivos. Aún así, y con asombrosa y genocida irresponsabilidad, las multinacionales deciden promocionar el negocio nuclear con la necia idea de que el progreso tecnológico lograría mitigar los efectos de la industria nuclear. Casi cuarenta años más tarde la situación no ha variado sustancialmente, con la única diferencia de que el hada mágica del progreso oficial no sabe cómo ha-

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cer desaparecer al medio millón de toneladas de residuos radiactivos acumulados en los últimos años. La aventura nuclear tanto económica como tecnológicamente está resultando un terrible fracaso. A pesar de la famosa crisis energética del 73, sólo dos años más tarde, las opciones de compra de nuevas instalaciones comenzaron a disminuir vertiginosamente en los EE. uu De los 51.500 Mwe solicitados por las compañías eléctricas, no quedaban en pie a finales de 1978 más que un total de 18.000 Mwe '. Las opciones de compra no han hecho más que decrecer en los últimos cinco años. La industria nuclear pues, entraba en una crisis sin precedentes. El coste de una instalación se llegó a triplicar en valor dólar entre 1967 Y 1976. La oposición generalizada y el creciente problema de los residuos han añadido nuevas dosis de inseguridad a un negocio que se inició con intereses civiles tan poco claros. Aúnasí, y a pesar del enorme catálogo de eviden,cias antinucleares, una serie de países, fundamentalmente los europeos, y entre ellos el estado español, han seguido apostando por mantener la aventura nuclear. Tras Harribourg, el accidente imposible según los tecnócratas nucleares, el Estado Español sigue manteniendo en funcionamiento sus instalaciones termonucleares y pretende ampliar la capacidad en los próximos años con la inmediata puesta en servicio de Cofrentes, Lemoniz y Valdecaballeros, es decir, si antes no se arruinan las eléctricas. Todo ello contradice gravemente la postura oficial española contra los vertidos marítimos y la mantenida a través de publicaciones y folletos por el partido en el

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gobierno durante las pasadas elecciones municipales. Puesto que si se siguen produciendo residuos en las centrales nucleares en algún sitio habrá que verterlos. No sería muy gratificante el que tras enormes esfuerzos se consiga impedir la continuidad de los vertidos frente a las costas gallegas o canarias, solamente para que se cargue el muchuelo a las islas Tonga o se utilicen cementerios atómicos continentales en cualquier país tercermundista. La única postura que podemos entrever como lógica y consecuente sería la del cierre inmediato de las centrales y la celebración de un referendum. Ante la saturación del actual vertedero Atlántico (unas 97.000 toneladas vertidas) y las consiguientes dificultades internacionales que está acarreando, la Agencia de Energía Nuclear (NEA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llevan ya algunos años tratando de encontrar entorno a las costas canarias un lugar idóneo para la instalación de un nuevo basurero nuclear. Los buques oceanográficos holandeses Tyro y Tydeman han recalado en los últimos años con cierta frecuencia por nuestras islas con el fin de desarrollar el interesante «programa científico» de encasquetarnos un cementerio nuclear, todo ello sin la más rnírurna información y sin la consulta previa a la población canaria, de Madeira o de las Azores, zonas más directamente afectadas por su posible ubicación. Este trabajo, dada su extensión, sólo pretende mostrar los riesgos más evidentes del vertido de residuos radiactivos en las fosas marinas, aportando la información y razones más inmediatas que justifican la inmediata cancelación de dicho proyecto.

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LOS REGALOS

DE LA INDUSTRIA NUCLEAR

Todo el ciclo nuclear desde las minas de uranio, a las plantas de reprocesamiento y los residuos, pasando por las mismas centrales nucleares y la vertiente militar, supone una continuada contaminación del medio ambiente y de la vida. Por una parte, la enorme magnitud de su impacto sobrepasa los limites de una simple actividad humana (grandes cantidades de tierra removidas para sacar unos pocos kilos de uranio, miles de litros de agua por segundo para refrigerar el reactor, centenares de megawatios en forma de calor disipados a la atmósfera continuamente ...), y por otra está la producción de un nuevo tipo de agente contaminante, antagónico a la vida misma: la radioactividad. Contra este agente la vida carece de protección, la evolución de la vida ha sido acompañada por una continuada desaparición de las radiaciones ionizantes y las

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especies más recientes (entre ellas la humana) carecen totalmente de mecanismos defensores. Las actividades nucleares humanas tienden a incorporar la radioactividad al ambiente en el que se desarrolla la vida y las células humanas padecerán sus consecuencias. Los elementos que poseen esta propiedad pueden ser de origen natural como el uranio, el radio, el torio y pocos más, que se encuentran siempre en concentraciones muy bajas formando parte de las rocas, de las aguas, etc. Estos elementos tienen la propiedad de ser inestables y cuando pasan a un estado estable emiten una radiación. Los elementos naturales al estar muy diluidos y tener vidas muy largas emiten relativamente poca radiación, que además es en su mayor parte abservida por las rocas que los cubren o por las moléculas de agua donde están disueltos. Hay que tener en cuenta también que aunque puedan emitir radiaciones en la biosfera, están tendrán generalmente un carácter externo, o sea que actuarán desde el exterior del organismo por lo que sus efectos serán muy pequeños, ya que la radiación quedará absorvida en su mayor parte por los tejidos muertos que forman la epidermis y no penetrarán mucho más en los tejidos vivos. Pero la utilización de elementos naturales como el uranio, para fines energéticos y militares conlleva la liberación a la biosfera de estos (uranio, torio, radio, etc...) y además la producción de nuevos elementos enormemente peligrosos (como el plutonio) e isótopos sintetizados en los reactores nucleares que escapan en cantidades variables a la atmósfera, a las aguas, etc. De entre todos los procesos del ciclo nuclear nos centraremos en los eslabones finales de la cadena de - 11 -

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producción, que son los que inciden directamente en el objeto de este trabajo, es decir, qué se vierte en el mar y de dónde provienen estos vertidos.

Residuos El combustible nuclear al ser «quemado» (fisión) en las plantas atómicas produce toda una nueva gama de elementos y efluentes radioactivos. Parte de estos elementos (los de menor actividad) son evacuados directamente al medio ambiente por la propia central mediante chi'meneas o a través del agua de los sistemas de refrigeración. El resto de los residuos y el combustible irradiado son almacenados durante un tiempo, en piscinas especiales, en la propia central, a la espera de su próximo destino y con el fin de permitir la desintegración de los isótopos radioactivos cuyo período de semidesintegración sea corto (caso del iodo 131, uno de los productos de fisión más peligros CllYO período es tan sólo de ocho días)2. Un reactor frecuente, de 900 Mw de potencia, funcionando con regularidad puede producir al año entre 100 Y 300 metros cúbicos de residuos sólidos de débil actividad y unas 30 toneladas de combustibles irradiados de los que más de 200 g son de plutonio. Una vez enfriados en estas piscinas durante tres meses, los residuos son enviados directamente a los cementerios nucleares (tanto marinos como terrestres), o bien transportados a las plantas de reprocesamiento.

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Plantas de reprocesamiento Los residuos que intentan sumergir frente a nuestras costas provendrán fundamentalmente de las plantas de reprocesamiento europeas, concretamente de La Hague. La O.C.D.E. ha elegido nuestras aguas y las costas gallegas como lugares agraciados en la lotería nuclear. Estas instalaciones, quizás las más peligrosas dentro del ciclo nuclear, tienen como función el tratar los residuos de los combustibles con el fin de separar una serie de productos de fisión. El combustible consumido en las plantas se corta en porciones de pequeña longitud, se disuelven en ácido y se somete a una serie de procesos de separación química con el fin de separar el Plutonio de toda la masa de combustible (uranio). El resto del material (excepto ciertos gases que se descargarían por separado y las partes metálicas de los elementos combustibles que no se disuelven en ácido) sería lo que se denomina desecho de «alta actividad». Además de todos los productos de fisión, que son los responsables de la mayor parte. de esta actividad, estos residuos incluirían isótopos de neptunio, americio y curio, junto con las cantidades de uranio y plutonio que no han sido extraídas en la operación de reprocesamiento, debido a las ineficiencias de las separaciones químicas. Es importante resaltar que el mejor de los procedimientos de separación deja escapar al menos entre el 1 y el 3%del plutonio presente. Todos estos residuos (de alta actividad) serán incorporados a un vidrio similar al Pyrex preparado en cilindros de 3 m de longitud por 30 cm de diámetro. Cada cilindro de vidrio irá recubierto de un revestimiento de acero

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inoxidable de paredes gruesas, y preparados de esta manera sumergidos en las fosas marinas o en los cementerios terrestres (minas de sal regularmente). La mayor parte del plutonio seguirá un camino bien distinto aunque nada esperanzador: será utilizado de nuevo como combustible en los reactores nucleares rápidos (supergeneradores) o bien empleado como materia básica en las construcción de misiles y armas nucleares, utilización que, desde luego, consiste en una original manera de entender el empleo «pacífico» de la energía atómica. La utilización del Plutonio denuncia de manera irrefutable que la producción civil de energía eléctrica en centrales nucleares y el negocio organizado del terror militar son parte de un mismo orden de cosas. La carrera armamentística es la cara oculta de los «átomos para la paz». Por su lado, las plantas de reprocesamiento emiten efluentes gaseosos y líquidos de importante actividad directamente al medio. Se expulsan todos los gases nobles radioactivos, especialmente Kripton 85, cerca del 30 al 50%de todo el tritio existente en los procesos de tratamiento, ciertas cantidades de estroncio 90, cesio 137, cobalto 60 y rutenio 106. Por poner sólo un ejemplo, la planta de La Hague (Francia) libera al año más de 60.000 metros cúbicos de efluentes de débil radioactividad, pero que en términos absolutos sobrepasan la cifra de 35.000 curios ', Por lo tanto, lo que no ha sido vertido en el medio ambiente mediante centrales, transportes, plantas reprocesadoras y misiles nucleares, será encerrado en los bidones ya mencionados para su transporte a los cementerios nucleares.

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Veamos algunas características de los contaminantes regalados por la industria nuclear, elementos que circularán en nuestros medios marinos como veremos más adelante:

El plutonio El plutonio es un metal transuraniano, es decir, un elemento artificial inexistente en la naturaleza, creado exclusivamente en el corazón de los reactores nucleares. Por fin se ha visto realizado el más preciado sueño de los antiguos alquimistas: la transmutación de los cuerpos, el haber sobrepasado a Dios creando nuevos elementos, pero con la única diferencia de que nuestros «científicos» y militares, aprendices de brujo, han transmutado un elemento natural en el más mortífero contaminante existente hasta nuestros días. La actividad del plutonio es mil veces superior a la del uranio enriquecido (al 90%), combustible de los reactores nucleares, y cien mil veces más alta que la del uranio natural-, El plutonio tiene una vida muy larga: su «período» es de aproximadamente 24.000 años, es decir, que una vez creado el plutonio perderá la mitad de su actividad radioactiva en el transcurso de 240 siglos. Hará falta esperar otros 24.000 años para que pierda otra mitad del resto de su actividad, y así sucesivamente. Para que pueda convertirse en un material relativamente inocuo serán necesarios el transcurso de 20 períodos, o de 14 para alcanzar una actividad similar a la del uranio natural. Por lo tanto, deberemos esperar solamente 24.000 X 20 períodos = 480.000 años para que

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las generaciones futuras puedan recordar sin miedo el orgullo que representaba en el siglo XX enchufar un lavaplatos a la energía producida por una central nuclear. Nuestros cementerios marinos y terrestres deberán ser vigilados estrechamente por un espacio de tiempo superior a 100 veces la historia de nuestra civilización, nadie podrá criticar que la nuclear no cree puestos de trabajo, eternamente. Debemos añadir que bajo determinadas condiciones el plutonio se transforma en otros cuerpos radioactivos. El isótopo 239 se transmuta espontáneamente, tras la emisión de una partícula alfa, en Uranio 235, material fisible que tiene a su vez un período de ...i750 millones de añosl>, Uno de los grandes peligros del plutonio radica en su increíble versatilidad. Absorbido por vía pulmonar, en forma de óxido de plutonio, provoca cáncer. Al ser muy soluble admite una fácil absorción por las especies marinas, penetrando en las cadenas alimentarias hasta alcanzar al hombre con concentraciones muchísimo más altas que las del medio donde ha sido disuelto. La gran toxicidad del plutonio proviene del hecho de que emite espontáneamente una gran cantidad de partícular alfa. Esta actividad es de 137.000 desintegraciones por minuto y microgramo (millonésima de gramo) de Plutonio 239 (Pu 239), mientras que un microgramo equivalente de uranio natural no emite más que 3 partículas alfa cada 2 minutos. Los reactores nucleares, variando según el tipo, producen como subproducto una gran cantidad de este violento veneno. Si nos atenemos a las cifras publicadas en el boletín de A.T.E.N.6, por cada Mw (o

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millón de watios eléctricos producidos) y por año, se crean estas cantidades de plutonio: 1> 405 g en los reactores de grafito-gas (Tipo Vandellós 1 - Tarragona - 480 Mw). 1> 255 g en los reactores de agua pesada. 1> 225 g en los reactores de agua ligera (Tipo PWR: Almaraz - Extremadura - 930 Mw, Zorita - Guadalajara - 160 Mw; y sistema BWR: Santa María de Garoña - Burgos - 450 Mw). 1> 1.025 g en los reactores rápidos (supergeneradores). Según estos datos, y sin contar con la entrada en funcionamiento de las nuevas centrales previstas en el Plan Energético Nacional y prácticamente concluídas (Lemoniz, Cofrentes y Valdecaballeros), el Estado Español produce anualmente 1/2 Kg de Plutonio. La dosis mortal admitida internacionalmente es de 0,7 microgramos (millonésima de gramo)7, por lo que mediante un simple cálculo aritmético podemos comprobar que la industria nuclear española ha producido la suficiente cantidad de plutonio como para aniquilar (en el hipotético caso de una dosificación adecuada) a toda la humanidad. Los datos a nivel mundial de! plutonio producido hue!gan puesto que sobrepasan los más mínimos criterios de estricta racionalidad.

Otros residuos Además del plutonio y otros transuranianos tendremos frente a nuestras costas, en e! caso de que permitamos la instalación del cementerio nuclear, toda una serie de isótopos radioactivos de cuerpos habitualmente no activos, subproductos igualmente de la fisión de!

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uranio: I> Estroncio 90 (período 28 años) y el Estronao 89 (pe-

ríodo 51 días) que tienen un metabolismo idéntico al del calcio, al que sustituyen en caso de ingestión sobreponiendo sus efectos cancerígenos, procando cáncer de hueso y de médula. Se han subestimado durante mucho tiempo los efectos de este radionucleido, no se han tenido en cuenta los efectos producidos por las radiaciones beta. Solo recientemente se han descubierto los efctos del Itrio 90 surgido del estroncio 90, que se acumula en los genitales, con los consiguientes peligros de mutaciones genéticas. l> Cesio 137 (período de 30 años), que tiene un metabolismo idéntico al del potasio y que se fija en los músculos. [> Iodo 13 1 (período de 8 días) ya citado anteriormente, se fija en la tiroides, produciendo cáncer en esta glándula. [> Tritio H3 (período 12 años), que existe en estado natural sólo en las altas capas de la atmósfera en una cantidad estima da en 1960 de 1,8 kg. Entre 1954 y 1964 las explosiones nucleares han creado unos 30 kg en las capas bajas de la atmósfera. [> Carbono 14 (período 5.480 años), emisor de partículas beta negativas, existen unos 10 kg en estado natural. Sustituye al carbono natural, elemento esencial para la vida que se encuentra en casi todos los tejidos animales y vegetales. l> Zinc 65 (período de 245 días). Su actividad alcanza concentraciones 20.000 veces más elevadas en pe-

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ces y molusco s al acumularse en las cadenas alimentarias. 1>Manganeso 54 (período 300 días) que posee una actividad gamma considerable. El manganeso natural, al que suplanta, es un elemento presente en todos los organismos vivos, jugando un papel biológico fundamental como oligoelemento. 1> Cobalto 57, 58 Y 60 (período 5,2 años). Su peligro radica en las radiaciones gamma. y toda una serie de radioisótopos que trataremos con más detenimiento en el capítulo siguiente. Veamos pues cómo estos elementos pueden llegar hasta nosotros y cuales son sus efectos en la salud.

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EFECTOS SOBRE LA SALUD

Concentración de la radioactividad en las cadenas biológicas La Comisión Internacional de Protección contra las radiaciones (CIPR) ha definido concentraciones máximas admisibles en las aguas considerando solamente que la radioactividad puede llegar al hombre a través del agua. Ha prescindido deliberadamente de un efecto conocido ampliamente por los biólogos; el de la concentración progresiva de los productos radioactivos en las cadenas alimenticias. En efecto, los seres vivos poseen la propiedad de concentrar la radioactividad así como otros polucionantes (por ejemplo el DDT, el mercurio ...). Supongamos que se vierta cierta cantidad de radioactividad en el agua marina. De hecho, como seña-

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laba Cousteau se han vertido toneladas de desechos radioactivos en los mares, pues «muchos de los envases destinados a contenerlos se encuentran abiertos como ostrass", Por su parte las autoridades americanas observaban desde 1.961 que sobre 100 contenedores sumergidos a lo largo de California solamente 4 llegaban intactos al fondo de 2.000 metros'Pues bien, esta radioactividad no se va a repartir de forma uniforme en el mar, no se va a diluir proporcionalmente al volumen de agua como podría suponerse a primera vista. La radioactividad se va a concentrar en primer lugar en el plancton vegetal, 90.000 veces en el caso del cesio. Esto quiere decir que si en un metro cúbico de agua hay una cantidad uno de cesio en un metro cúbico de plancton vegetal encontraremos 90.000 veces más. Del plancton vegetal la radioactividad pasará al plancton animal, y de éste a los peces y a los crustáceos que se alimentan del plancton animal. Los peces y los crustáceos llevarán la radioactividad más concentrada aún hasta nuestros platos.

ELEMENTOS RADIOACTIVOS

TRANSMISOR

Carbono 14 Manganeso 54 Hierro 55 . . . . . . . . . .. Cobalto. . . . . . . . . . . .. Zinc 65 Fósforo 32 . . . . . . . . . ..

Fitoplacton Fitoplacton Fitoplacton Fitoplacton Fitoplacton Fitoplacton

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FACTOR Concentración 4.000 2.400 40.000 1.000 20.000 30.000


Plomo 210 Cesio 144 Rutenio 106 Iodo 131 Radio 226 Manganeso 54 Hierro 55 Zinc 65 Plata 110 Cesio 114 .. Rutenio 106 Rutenio 106 Fósforo 32 . Fosforo 32 . Frísjoto 32

. Fitoplacton . Fitoplacton . Algas porphyria . Algas rojas . Algas diatomeas . Lapas . Lapas . Ostras . Ostras Peces Langostinos Me;illones Larvas de insec. Pájaros . Huevos de pája.

40.000 90.000 1.800 18.000 2.200-7.300 2.500-6.300 3.500.000 250.000 250.000 40 600 2.000 350.000 500.000 1.000.000

E\lc cuadro ha sido elaborado a partir de los siguientes documentos: Incidencia de la m sdust ria nuclear sobre la población» Eduardo Rodríguez Farré - Revista Mientras Tanto n"! 1979; «Electronucleairc Danger» Grupo de Científicos para la información sobre la Energía Nuclear - Ed. Seuill - París 1977; «Elements d'ecologie apliquée» Ramade Ld. Ediscience 1974; «Informe del PRI n" 55»; «Le elecrronucleaire en France» Sindicato de la CFDT - Seuill - Pans 1975; «Dossier nucleaire. Revista Fracture n° 4; «Human ecology. Sagan - Ed. Charles Thomas Pub. - Springfield 1974; «Nuclear dilema» Gene Bryerron Ed. Ballantinc Book s.

Existen ya ejemplos conocidos y estudiados de estas concentraciones en las cadenas alimenticias. Uno de ellos se refiere al Mar de Irlanda que ha conseguido contaminar a la población de Gales. Considerando solamente una de las vías de contaminación, el «pan de algas», que es un producto típico y consumido regularmente en estas regiones, la población ha sido expuesta a dosis de 70 pCi/gr de Rutenio 106. Esto suponiendo que no comiesen pescado y que la radioactividad sólo les llegase a través del pan, y que además sólo comiesen 160 gr de pan al dia, lo que como ustedes pue-

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den ver es mucho suponer...En el caso de los consumidores de pescado se calcula que han sido expuestos a dosis anuales de 300 milirems. De todas formas la cuestión siempre es bastante más complicada de lo que aparece a primera vista. Las variaciones en la concentración de los elementos radioactivos son notables y a menudo desconocemos por qué se producen. Así, aún está por explicar por qué la leche de Milán posee el récord mundial de radioactividad debida al Estroncio 90, por qué esa misma concentración es más alta en algunos estados americanos que en otros, como por ejemplo en Dakota del Norte, en Nueva Orleans y en Louisiana. Existen pues, numerosas incógnitas respecto a la radioecología. Poco a poco algunas de ellas se van desvelando, no siempre con resultados tranquilizadores: según comparaciones hechas en estudios de laboratorio, los organismos vivos acumulan cantidades significativamente más importantes de radioactividad por exposiciones crónicas que por exposiciones agudas, especialmente en los elementos que tienen un papel fisiológico en el organismo 10. La contaminación radioactiva, incluso a bajas dosis va a sufrir por tanto un fenómeno de amplificación biológica que no es otro que su concentración en las cadenas alimenticias y que invalida los argumentos que presuponen que la radioactividad de disuelve uniformemente en el medio. Así pues, la radioactividad llega hasta el hombre a través de los alimentos que consume y es preciso recalcar que un producto radioactivo incorporado dentro de nuestro organismo bombardea a las células desde dentro. Su poder patógeno es por lo tanto mucho más terrible que el de la

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radiación externa, cualquiera que sea su fuente 11. El hecho de que los elementos radioactivos no se repartan uniformemente y de forma homogénea en la atmósfera y en el agua, como lo demuestran investigaciones metereológicas, oceanográficas y biológicas, constituye un argumento en contra de la existencia de dosis inocuas de radioactividad,

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El camelo de las dosis admisibles Uno de los argumentos favoritos de los pronucleares es el de que a cierto nivel mínimo la radiación no perjudica. Se elaboraron, partiendo de esta base, una serie de umbrales que determinaban cual era la dosis admisible e inocua, el único problema es que la base es errónea y lleva a conclusiones absolutamente diparatadas. Por ejemplo, según esto se han establecido dosis admisibles para el público en general y para los trabajadores de la industria nuclear, estos últimos podrían soportar seis veces más radiaciones que la gente corrientev, de lo que se deduce que los trabajadores nucleares son una raza de superhombre s antiradioactivos. Por otra parte, las dosis admisibles varían según la nacionalidad. Así, los ingleses sólo podían soportar dosis anuales de 0,5 rems al año en 1959, mientras que los americanos sólo podían aguantar dosis anuales de 0,05 rems anuales'», es decir, que los ingleses parecen ser cien veces más resistentes a las radiaciones ionizantes. Desde que se establecieron, las dosis máximas admisibles han sufrido un notable ajetreo. Por ejemplo, en Inglaterra, para los trabajadores nucleares estas dosis eran de 52 rems al año en 1925, en 1934 ya sólo eran de 36 rems, en 1950 se quedaron en 15 rems y en 1957 se situaron en 5 rems. Parece ser que nuestros antepasados poseían una excepcional resistencia a las radiaciones que ya hoy no se encuentra en nuestra generación. Además de estas absurdas conclusiones, las dosis admisibles carecen completamente de fundamento

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biomédico, como ya han admitido los propios organismos oficiales. El C.I.P.R. (Comisión Internacional para las Protección contra las Radiaciones Ionizantes) reconoce que «este umbral proporciona una latitud razonable para la expansión de los programas de la energía atómica en un porvenir previsible. Este límite no representa más que un balance aproximado entre el prejuicio posible y los beneficios eventuales que justifican la exposición»!'. Es decir, que los tecnócratas han decidido que los cánceres y las malformaciones congénitas son aceptables, pero que «esta carga suplementaria parece justificada si se consideran las ventajas probablemente cada vez mayores que se sacarán de la extensión y de la aplicación práctica de la energía atómica»IS.Podemos preguntarnos para quién serán las ventajas y a quién le parece aceptable. Como siempre se intenta responsabilizar a todo el mundo de las decisiones tomadas por los tecnócratas para que los industriales obtengan beneficios exorbitantes. Se admite pues como postulado que la humanidad debe aceptar los riesgos de una elección tecnológica hecha de antemano. Elección tecnológica que es también una elección político-económica en la que los peligros que corre la humanidad se han colocado en la balanza con las supuestas ventajas del desarrollo atómico, como ellos mismos reconocen: «Tenemos que tomar una decisión arbitraria acerca de cuanto daño es el que vamos a permitir. No se trata de un hallazgo científico sino más bien de una decisión adrninistratiVID> -reconoce el Laboratorio Radiológico Naval de los Estados Unidos 16. En realidad el nivel de daños tampoco está claro para la Comisión Internacional: «No se puede realizar

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un balance exacto de los riesgos y de las ventajas, pues sería preciso para ello realizar una apreciación cualitativa de los daños biológicos eventuales y de las ventajas probables que actualmente es irrealizable, Si se fijase una dosis menor, se derivarían restricciones inaceptables» 17. En resumen, los tecnócratas han decidido comprometer el futuro de la especie humana, alterar su dotación gen ética y aumentar la ya creciente tasa de cánceres para favorecer el desarrollo de la industria nuclear. Bajo el difraz de una elección técnica y científica se oculta una vez más una decisión política y económica realizada por un puñado de locos. Sin embargo, muchos científicos se han alzado contra semejante disparate. Incluso algunos que originalmente trabajaban para la industria nuclear han desertado horrorizados ante la irresponsabilidad asesina de sus patronos. Un buen ejemplo de ello es el estudio realizado por el Dr. J. W. Gofmam, Profesor de Física Médica de la Universidad de California y Director del Laboratorio Livermore de la CE.A. y el Dr. Arthur Tamplin. En 1963 fueron encargados por la CE.A. para realizar estudios sobre los problemas de contaminación ambiental derivados del uso de la energía nuclear. Sus conclusiones contrariamente a lo que esperaban la CE.A. y la industria nuclear fueron una auténtica bomba. Según ellos si toda la población americana fuese expuesta a la dosis aceptable se producirían como mínimo 32.000 muertes adicionales por cáncer cada año. En consecuencia, los autores proponían una inmediata reducción de la dosis considerada como aceptablev, reconociendo a la vez que no existía dosis inocua para la salud. Por supuesto, esta propuesta, que lesionaba gravemente los intereses industriales fue

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combatida encarnizadamente por estos. Existen otros estudios similares como el de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, según el cual, si toda la población fuese expuesta a una dosis de 0,17 rems año (dosis muy inferior a la admitida) que es 0,5 rems/año, la mortalidad por cáncer aumentaría en un 4,9% y la de leucemia en un 8, Tt. Se producirían entre 3.000 y 15.000 cánceres adicionales al año y entre 100-1.800 anomalías genéticas solamente en la primera generación. Esta estimación de la Academia ha sido considerada por otros autores como muy optimista. 19. Numerosos científicos coinciden en negar rotundamente la existencia de la dosis mínima aceptable, aparte de los argumentos ya vistos citemos por último la opinión de H. Marcovitch, Profesor de Genética de la Universidad de Orsay: «para los efectos genéticos y somáticos no tenemos ninguna indicación de que pueda existir un umbral. Actualmente, la hipótesis más honesta es admitir que no hay umbral, que hay linealidad totabs-". Pero no hay que extrañarse de que las propuestas para reducir las dosis admisibles sean combatidas. Karl Morgan (Director durante treinta años del Departamento de Física de la Salud en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge y presidente de las comisiones Internacional y Americana de Protección contra las radiaciones) ponía el dedo en la llaga cuando afirmaba en un artículo publicado en el «Bulletin of Atomic Scientists»: «Si (como solicita la Academia Nacional de Ciencias) reducimos en un factor diez la actual dosis máxima admisible, dudo seriamente que muchas centrales nucleares pudiesen continuar en funcionamiento»21.

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Múltiples estudios han demostrado en la práctica que dosis inferiores a las admitidas como tolerables han empezado ya a causar sus siniestros efectos asesinando impunemente a miles de personas. En este contexto resulta particularmente criminal la propuesta de aumentar la dosis que puedan recibir los trabadores de la industria nuclear hecha por el I.C.P.R.22.

Muera seguro trabajando en la industria nuclear No existen evidentemente estudios sobre los efectos de los vertidos radioactivos en el mar, pero sí existen sobre los peligros para los trabajadores de la industria nuclear. Es preciso destacar que estos trabajadores están rigurosamente controlados con dosímetros que miden la tasa de radioactividad recibida para que ésta nunca sobrepase la «dosis segura», mientras que en el caso de los vertidos marinos es absolutamente imposible controlar la dosis de radioactividad que recibe usted cuando se come un plato de mejillones a la vinagreta. Uno de los estudios más completos fue realizado por Mancuso sobre una población total de 35.000 personas que habían trabajado entre 1944 y 1972 en la Central de Hanford. Analizó las causas de muerte de 4.032 personas y la dosis de radiación que cada una había recibido. En el trabajo colaboraron Alice Steward, Profesor en Birmingham, pionero de la epidemiología del cáncer y el estadístico Georges Kneale. Los resultados fueron los siguientes: el efecto cancerígeno de las pequeñas dosis de radiación aparecían entre diez y veinticinco veces más elevado que en las hipótesis que habían servido para establecer las dosis

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umbral. Una irradiación cinco veces inferior a la dosis considerada como admisible suponía entre siete y ocho mil cánceres adicionales por millón de personas. La dosis con doblé riesgo de contraer un cáncer era menor de la mitad de la dosis considerada como segura. Estas conclusiones derivaban del análisis de los cánceres producidos en los antiguos trabajadores-c. La respuesta de las autoridades no se hizo esperar; no renovaron el contrato del Dr. Mancuso y le privaron de sus medios de trabajo. Y no es porque estos resultados fueran nuevos, ya en 1974 el Dr. Samuel Milham había realizado un estudio independiente por cuenta del Gobierno Federal que mostraba cómo la frecuencia de cánceres en antiguos trabajadores era anormalmente elevada, a pesar de haber estado expuestos a dosis muy inferiores a las consideradas como inofensivas. Este trabajo fue silenciado y los estadisticos oficiales acostumbraban a presentar todos los años un informe tranquilizador eleborado a base de datos fragmentarios. Otro estudio fue el realizado por el Dr. Najarian de la Facultad de Medicina de Boston en los trabajadores de Portsmouth (astillero nuclear). A pesar de que la Marina le negó el acceso a los ficheros médicos, Najadan consiguió seleccionar en las actas de defunción estatales las pertenecientes a 1.772 trabajadores fallecidos. El exceso de defunciones por cáncer era de un 75%con relación a la mortalidad general del resto de la población. Especialmente claro fue el aumento de leucemias: 459%más elevado.>. El aspecto más destacable que se deduce de estos estudios es que los trabajadores están tan protegidos contra los efectos nocivos de las radiaciones por los

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dosímetros, como si en vez de estos aparatos llevasen colgada una zanahoria. Y si esto sucede con personas supuestamente controladas con rigor, podemos preguntarnos qué sucede con la población en general>, En la localidad de Gardfield, Montana, cerca de la central nuclear se producen 600Z más leucemias y 230Z más abortos que la media nacional americana. Otro estudio realizado en Charleroix, Michigan, donde se encuentra instalada otra central, arrojó los siguientes aumentos de enfermedades con relación al resto del Estado: 49% más de mortalidad infantil, 18% más de mortalidad en mujeres embarazadas, 400Z más muertes por leucemia, 15% más muertes por otros cánceres, 230Z más de malformaciones genéticas26• Estos últimos datos se refieren a centrales en «buen estado», es decir, que su funcionamiento está catalogado como no contaminante. En casos de escape radioactiva oficialmente reconocidos, como ocurrió en la central de Harrisburg, la mortalidad infantil aumenta apreciablemente, lo mismo que la mortalidad general como demostraron los trabajos del Dr. Sternglass y el Dr. Me. Leond. Tras la publicación de este informe Sternglass fué objeto de furibundas acusaciones y sufrió la destrucción de 25.000 ejemplares de su libro. Por su parte Me. Leond fué «relevado» de cargo de Scretario de Salud en Pensilvania-".

Lo que nos espera Las alteraciones que las radiaciones ionizantes producen sobre los seres humanos van desde 105 efectos a corto plazo como el descenso general de las defensas

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del organismo, a los efectos a largo plazo sobre las generaciones futuras (mutaciones genéticas) pasando por la inducción de cánceres y el envejecimiento precoz del individuo. Sin embargo, estas alteraciones son difíciles de reconocer y de imputar a la contaminación radiactiva por varios motivos: - Los efectos no se pueden distinguir de otros análogos producidos por diversas causas. - El tiempo que tardan en aparecer muchas de estas alteraciones puede ser extremadamente largo (decenas de años para los cánceres y centenares de años para las mutaciones genéticas). - Algunos de estos efectos pueden transmitirse a las generaciones futuras con el consiguiente deterioro a largo plazo del patrimonio hereditario de toda la especie humana. - Los efectos de las bajas dosis de radiación recibidas se acumulan progresivamente en el organismo. - Existen personas especialmente sensibles a las radiaciones, niños, enfermos alérgicos, etc. Uno de los efectos de la radioactividad que menos se suelen tener en cuenta es la reducción de la capacidad defensiva del organismo. Las células de la sangre disminuyen, empezando por los glóbulos blancos. Estas modificaciones se producen con dosis muy bajas de radiación (5 rems). Este hecho es de la mayor importancia pues condiciona una mayor susceptibilidad del organismo a padecer infecciones de cualquier tipo. Así lo que para un sujeto normal podría ser una infección sin importancia, para una persona cuyas defensas se hallen alteradas por las radiaciones ionizantes podría ser mortal. Sobre estudios estadísticos cuyo valor aún no ha podido ser contestado, Steward ha observado

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que la mitad de los leucémicos mueren antes de que su enfermedad haya podido ser diagnosticada. Mueren de todo tipo de infecciones debidas al descenso de sus defensas (debilitamiento del sistema inmunitario). Así, por ejemplo, un niño leucémico cuya esperanza de vida es de un año, corre tres veces más riesgo de morir de neumonía que un niño norrnal-". Hay que tener en cuenta que otros agentes también producen este descenso de las defensas y que algunos son de uso corriente como los medicamentos antireumáticos, antihistamínicos, los sicotropos (tranquilizantes), los hipnóticos y barbitúricos, los antihipertensivos, etc. Por lo tanto, la radioactividad, venga de los residuos marinos o de cualquier otra fuente, no sólo puede matarnos de cáncer, sino también de gripe o de cualquier otra infección corriente. La aparición de cánceres es junto con las alteraciones genéticas el peligromás importante de la exposición a radiaciones ionizantes, especialmente a las de bajas dosis. Los cánceres más frecuentes son las leucemias, cánceres de la sangre. Diversos estudios realiza- . dos por Steward, Bross y Rosewell han demostraa6 ~ que se producen entre tres y treinta leucemias suP~._ mentarias por cada 10.000 nacimientos por cada re~ -:, (una radiografía proporciona una dosis de 0,2 a 0,8 rems). Pero además, encontraron que los niños con enfermedades alérgicas eran tres o cuatro veces más sensibles a las radiaciones. Entre los niños asmáticb~ irradiados antes de su nacimiento, la tasa de leucemia se multiplica incluso por cincuenta. Como de costumi.re este programa de investigación ha sido suprimido igual que el de Mancuso. Las radiaciones también pueden producir otros cánceres que desgraciadamente no

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se pueden distinguir en nada del resto. No existe un nivel de radiación por debajo del cual no se observen efectos, es decir, cualquier dosis por muy débil que sea, comporta un riesgo de que aparezcan mutaciones. Hay que tener en cuenta, además, que el efecto de las radiaciones se acumula cualquiera que sea el intervalo que las separe. El problema fundamental de la inducción artificial de mutaciones es que hay que pensar en una población de millares de individuos y durante varias generaciones. Un efecto auque mínimo a escala inmediata puede tener repercusiones catastróficas a largo plazo, pues toda mutación acaba por manifestarse tarde o temprano. Como dice el biólogo Jean Rostand «no existe umbral de nocividad y por consiguiente toda exposición a las radiaciones ionizantes por muy ligera que sea aumenta la tasa de mutaciones y me apresuro a subrayar que mutación en el caso de la especie humana es en un 99%sinónimo de mutación de carácter monstruoso o enfermizoe-", Todos los genetistas admiten hoy que la única dosis que no comporta un riesgo mutágeno es la dosis cero.

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VERTIDOS EN EL MAR

Una vez superadas todas las barreras autojustificatorías, el principal problema para la industria nuclear comienza en el momento de deshacerse de los residuos. Inicialmente los residuos eran almacenados en bidones metálicos, posteriormente se utilizó el metodo de encerrados en cemento, y en vista de los sucesivos fracasos se ha procedido al ya mencionado método de vitrificarlos, La búsqueda de lugares idóneos para crear cementerios nucleares se ha convertido en auténtico quebradero de cabeza para los gerentes del negocio nuclear. Nadie quiere tener los vertidos cerca de su casa. Por ello que se utilizó inicialmente el método de arrojado en alguna de las diecinueve fosas marinas existentes con profundidades mayores de 7.000 metros, con la insana esperanza de que difícilmente se podría hacer una comprobación posterior del estado

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de los residuos. Es muy importante destacar que este procedimiento de vertidos marítimos fue abandonado por los americanos, pioneros en la energía atómica desde el iaño 1959!. Actualmente los métodos empleados en los Estados Unidos sólo admiten el enterramiento (con muy serias dudas) en minas de sal. Sólo los países europeos junto con la Unión Soviética siguen practicando el ya desechado de arrojarIos al mar. Como no sólo era la industria nuclear la que vertía sus desechos en el mar, los estados ribereños del Atlántico Norte intentaron reglamentar este procedimiento ya convertido en práctica común firmando la Convención de Oslo el 15 de febrero de 1972, la cual tomó carácter universal, salvo para Francia, mediante la Convención de Londres el 29 de Diciembre de 1972. Esta Convención prohibía la inmersión de productos catalogados como peligrosos (plásticos, mercurio, cadmio), sometiendo a permisos muy específicos los considerados «menos» peligrosos (arsénico, plomo, cobre, zinc).y similar procedimiento para la inmersión de cualquier sustancia o producto industrial. A partir de esta Convención, ratificada por veinte estados el 30 de agosto de 1975, la Organización Intergubernamental consultiva de la navegación marítima añadió a la ya larga lista, ciertos hidrocarburos pesados así como los desechos radiactivos de alta actividad. Estas prohibiciones no han tenido ninguna eficacia, la industria nuclear se ha saltado a la torera todos los tratados internacionales. Sin el más mínimo disimulo sólo un año mas tarde de firmarse los tratados, la Agencia de la O.C.D.E anunciaba que durante dos meses, junio y julio de 1976, 6.700 toneladas de residuos radiactivos

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en recipientes de hormigón fueron sumergidos por Bélgica, Holanda e Inglaterra. Las primeras inmersiones experimentales europeas habían tenido lugar en 196 7 tras cinco viajes realizados por el navío Topaz. Los vertidos no sólo no han cesado, sino aumentado en cantidad y frecuencia hasta llegar a situaciones escandalosas al verter frente a las costas gallegas desafiando abiertamente a la opinión pública internacional y oponiéndose a la voluntad del pueblo gallego.

Los vertidos en el mar Veamos alguno de los peligros que este procedimiento tan fácil de deshacerse de los residuos crea. 1> No existe ninguna garantía de que los antiguos ni los actuales contenedores retengan su mortifera carga por espacios tan prolongados de tiempo. En septiembre de 1970, el comandante J. Cousteau presentó ante el Consejo de Europa las pruebas obtenidas en el curso de unas observaciones realizadas en depósitos de bidones de residuos radioactivos franceses en el Atlántico. Los análisis demostraban que un gran número de estos bidones no habían resistido la presión y se encontraban abiertos: «Los hemos fotografiado abriéndose y cerrándose como ostras», declaró Cousteau. Las autoridades americanas observaron desde 1961 que sobre cien recipientes, sumergidos a lo largo de la costa de California, solamente cuatro se manteían intactos a una profundidad de 2.000 m. Esta observa-

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cron limitó automaticamente la capacidad de inmersión a sólo e! 5%de los efluentes radioactivos menos peligrosos de la industria americana 30. En 1976, la E.P.A. (Environmental Protection Agency), una especie de Ministerio de! Medio Ambiente en los EE.UU., contrató los servicios de dos importantes organismos oceanográficos para explorar mediante submarinos los depósitos de residuos radioactivos del Atlántico y e! Pacífico. Estos depósitos se formaron por inmersiones masivas de residuos realizadas entre 1954 Y 1956, a profundidades de 3.000 m; en total se sumergieron 45.000 bidones. Los resultados de esta exploración arrojaron que un mínimo de 15.000 bidones estaban totalmente reventados. Las muestras tomadas en la zona demostraron que e! nivel de radioactividad de las aguas era cinco veces superior a la dosis de seguridad>', Igualmente es conocida la película obtenida por la televisión holandesa que muestra un contenedor abriéndose por efecto del choque con la superficie del agua y vertiendo su contenido-s. Pero veamos que dicen al respecto los propios responsables. Jhon Lewis, Director Adjunto de la División de Tecnología Química de Harwell afirma: «Los contenedores arrojados al mar para quedar depositados en el lecho marino no están diseñados para evitar que e! agua de mar alcance e! material contaminado. Esto es un error muy corriente. Su objetivo es hacer que los residuos lleguen sin problemas al fondo de! mar. En efecto, cuando e! Organismo Internacional de Energía Atómica decide qué tipos de residuos no deben ser arrojados al mar, asume desde el primer momento que de los contenedores va a escapar la ra-

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dioactividad y que ésta va a alcanzar los fondos marinos. Nos encontramos ante una evaluación extraordinariamente conservadora del peor casoposible, por cuanto en general, los contenedores durarán varias décadas y los materiales radioactivos tienden a disolverse muy lentamente (...) Los contenedores tienen sin embargo, que llegar al fondo intactosx=. Sin comentarios. El mismo autor afirma que sólo en 1981 se arrojaron al mar 2.100 curios de emisiones alfa; aproximadamente 39.000 curios de tritium y 70.000 curios de otros emisores beta y gamma. Tampoco hay que esperar a que los vertidos se expandan sin llegar al fondo. En lo que concierne a la pretendida estanqueidad de los contenedores tenemos el caso denunciado por la CFOT (Sección de energía atómica). En el transcurso de un viaje destinado al vertido de residuos, una inspección de rutina detectó la existencia de contaminación radioactiva en una de las bodegas del barco: 50 veces superior a la admisible en el aire. Solución: se abrieron las escotillas, se aireó la bodega y a la hora prevista se procedió a la inmersión de los residuos. Misión cumplida.".

[> No es cierto que los materiales radiactiuos se mantengan inmóviles en elfondo. Por muchas garantías que rfrezca lafosa.

Los oceanógrafos saben que las grandes corrientes marinas movilizan las aguas más profundas. La corriente descubierta por Townsend Cromwell en 1951, tiene un curso de 6.000 km recorriendo el fondo del Pacífico Central con un caudal muy cercano a la mitad del que tiene el Gulf Stream. El Gulf Stream mo~iliza

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4 mil millones de toneladas de agua a la velocidad de 8 Km/h. La corriente de Humboldt remonta la costa occidental de América del Sur, y el Kuro Sivo la del Pacífico Norte. Los fondos marinos están pues en lento pero constante movimiento. Por otro lado existen corrientes profundas de turbidez. <<Aeste respecto, se puede citar un caso clásico en oceanografía. El 18 de noviembre de 1929 se produjo un maremoto al sur de Terranova, fenómeno en principio superficial y que poco puede afectar a las 'fosas submarinas. Sin embargo, cables telegráficos submarinos, eleborados para durar siglos, se rompieron sucesivamente, comenzando por los más cercanos y acabando por los más profundos. Los últimos cables en romperse lo hicieron trece horas después del maremoto, a más de 550 Km de distancia del epicentro. Según se supo después, el movimiento submarino había provocado un alud o corriente de turbidez, formado por rocas, grava y fango, que recorrió una enorme distancia. Unos contenedores en mal estado y corroídos por el agua del mar, mal podrían soportar el embate de una corriente de turbidezs»,

I> Los residuos radiactivos pueden llegamos por otros procedimientos desde elfondo de las fosas marinas. - Por medios físicos, especialmente difusión y corrientes verticales. «Si los residuos alcanzan más temperatura que el medio circundante, por su actividad nuclear, pudieran darse incluso corrientes de convección ascendentes.

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En cualquier caso el resultado sería una amplia dispersión de la radioactividad, tanto horizontal como vertical. Se suele 'olvidar que el mar, incluso a gran profundidad, contiene organismos vivos, y esto implica un transporte, débil pero constante, de oxígeno y nutrientes por medios físicos. La biosfera está en permanente movimiento y sometida a un perfecto proceso de mezcla y homogeneizado»>. Múltiples sondeos han demostrado que los océanos están formados por una capa oxigenada de unos 1.000 metros apta para la vida, una capa intermedia no oxigenada, y otra profunda oxigenada destinada a remontarse a la superficie y apta para la vida (Bogorov y Kreps, en 1958, encontraron en la fosa de las Tonga, a 10.816 m de profundidad, gusanos, molusco s bivalvas, gasterópodos y placton). La capa superficial recorre en un año el bucle de las grandes corrientes circulares con franjas de dispersión y concentración locales ya comprobadas en las mareas de petróleo. Las aguas profundas cubren el trayecto entre el Artico y el Ecuador con un período de 300 a 1500 años según los autores-", Investigaciones realizadas en la fosa de Gascogne hasta 4.400 m de profundidad confirman las hipótesis anteriores. Se han localizado valores significativos de tritio a profundidades que deberían poser una ausencia absoluta de movimientos detectables. «De hecho, las características hidrodinámicas y de esta región permiten considerar que la existencia de corrientes de turbidez en masas de agua profundas, marcadas por las influencias superficiales, es permanente y se extiende hasta el nivel del sedimento rnarinos-". Estas consideraciones ponen en evidencia la falta

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de lucidez de los gerentes del átomo, al pretender como el avestruz ocultar la responsabilidad en el fondo de los mares. La dispersión universal de los isótopos radioactivos les alcanzará de nuevo en su casa, o al menos a sus descendientes. - Por medios biológicos. «Esto implica una concentración a través de cadenas alimentarias o, en otras palabras, acumulación en organismos filtradores, que son comidos por depredadores, que a su vez son comidos por superdepredadores. En cada uno de estos escalones, los radioisótopos de larga vida tienden a concentrarse cada vez más. Los movimientos verticales de peces pelágicos, tema en el cual se investiga intensamente en la: actualidad, hacen que especies típicas de gran profundidad puedan encontrarse ocasionalmente cerca de la superficie. Por otra parte, los movimientos horizontales de grandes depredadores pelágicos (atunes, tiburones) también pueden transportar su carga radioactiva a través de miles de kilómetros. El doble proceso de concentración y transporte es causa de que los residuos nucleares aparentemente olvidados en una fosa submarina puedan aparecer en las costas de cualquier país»>",

C> ¿Los residuos Ifegan realmente a uerterse en fosas marinas? Noviembre de 1976. El comunicado cotidiano a los navegantes de origen británico difundido por el Servicio Hidrográfico de Brest incluía un parte cuando menos sorprendente: «Un recipiente que contiene sustancias radioactivas se ha perdido entre 56° 38' N, 0° 55' E. En caso de que sea atrapado por alguna red, no

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izarlo a bordo y remolcarlo al puerto más próximo después de haber alertado a las autoridades locales. Dimensiones: 2,40 X 1,80 X 1,20 metros. Color azul claro» 11. Nunca fue encontrado. No sólo vierten desechos radioactivos en el mar, es, que además los pierden. Hechos como éste son relativamente frecuentes, también en 1976 los pescadores de la localidad de Granville atraparon en sus redes un contenedor idéntico a los descritos. Las autoridades locales jamás dieron ninguna explicación. Técnicos anónimos lo recogIeron. En todo este trabajo hemos estado manejando fuentes y datos supuestamente verídicos, hemos hecho sistemáticamente referencia a los informes oficiales y a las agencias e instituciones directamente responsables de cada proceso. ¿Quién nos garantiza que los datos declarados no están muy por debajo de la realidad, cuando sistemáticamente la industria nuclear ha violado la propia legislación internacional en reiteradas ocasiones? A través de los medios de comunicación hemos asistido a un espectáculo esperpéntico. Una interpelación formal del Gobierno Alemán sobre el actual paradero de la dioxina vertida en Seveso. Nadie sabe donde se encuentra. Tres Estados implicados se tiran la pelota. ¿Quién nos garantiza que este mismo sistema no es ya una práctica habitual para la Agencia Internacional de Energía Atómica?

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NOTAS

1. Informe CFDT. Dossier Elearonudeaire Seuill 2. Bemard L. Cohen. La eliminación de los residuos radiactiuos. Rey. Cientific American. 3. Aurora Moreno. El problema de los residuos radiactioos Alfalfa Extra Nuclear Barcelona 1977. 4. Philipe Reine. Armes nudeaires et ¡usées Vol V - «Le probleme atornique» - Paris 1974. 5. Jean Pignero. Plutonio, una muerte odiosa P.R.!. N° especial. 6.

J.

Baumier. .Aspeas techniques et économiques des centrales nutleaires. ATEN.

7. Jean Pignero op. cit. 8. René Dumont.

Utopia o Muerte. Monte Avila Editores ..

9. Pierre Pizon. Manuel du biologiste antinucJeaire. P.R.!. n° especial. 10. Groupement des Scientifiques pour l'infonnation sur l'energie nucleaire. ElectronucJeaire Danger. 1977 Seuill. 11. Alfredo Embid. Algunos coartados de los modernos prometeos. Transición n" 21 1980. 12. P. Pizon. Les regles medicales et legales de la protection contr« les r~one11lents ionisants. 13. Rey. Fracture. Dossier NucJeaire. n" 4. Paris.

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14. Pierre Samuel. Ecologie detente ou cic/e infernal. Union General d'Editions 10-18. 15. Rev. Fracture op. cit. 16. Boletin del Laboratorio Radiológico Naval de los EE. UU .. Citado en el P.RJ. 17. Recomendaciones del C.P.R.I. de 1959 n" 19-17 18. Varios autores. Nuestro mundo en peligro. DOPESA 19. Eduardo Rodrlguez Farré. Incidencia de la industria nuclear sobre la población. Rev. Mientras Tanto n" 1 Nov. Dic. 1979. 20. Informe CFDT op. cit. 21. Michel Bosquet. La Muerte a pequeñas dosis. Rev. Ozono n" 46. 22. Your Health at risk. Enero 1982. Radation and health i,gormation. Traducido al castellano por la FAT (Ap. 46177 Madrid). 23. Philipe Dufetelle. Tesis doctoral de medicina 1979. Universidad de Toulouse, 24. op. cit. 19, 21, 22. Revista Jano n" 336 - Panorama médico. 25. A. Embid. Lo que no le han contado sobre el cáncer. Libros de Integral. Barcelona. 26. C. Eisman, N. Castaño. En España Rev. Ciudadano Junio 1979 27. A. Embid. op. cit. 25.

también contaminan.


28. Michel Bosquet op. cit. 29. op. cit. 19 30. Manuel du Bioiogiste anti-nucleaire. P.R.!. 1978. 31. El problema de los residuos radiactivos, Alfalfa, extra nuclear. Barcelona. 32. Ramón Muñoz Chápuli. Aspectos oceanográfirosy bioiógi(os de ios vertidos nucleares. El Pais. 33. John Lewis, Energía Nuclear y Medio Ambiente. ATOM, publicación oficial de la Agencia de Energía Atómica del Reino Unido. N° 229. Septiembre 1981. 34. op. cit. 1 35. op. cit. 32 36. op. cit. 32 37. op. cito 30 38. P. Ch. Leveque. Pbenomenes Geoiogiques et 5tockage des Produits de Fission. Laboratoire de Radiogéologie et de Mécanique des Roches, Burdeos. 39. op. cit. 32. 40. op. cit. 30.

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