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VALENTINA LOSADA DANIELA JARAMILLO ALEJANDRO GARCÍA CAMILA ESGUERRA MARÍA JOSÉ JARAMILLO LINA MUNAR ALEX SARRIA PABLO BICKENBACK PATRICIA VAN HISSENHOVEN
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SPLAS
Editora Martha Liliana Jiménez Nombre y logo de la revista Alejandro Turriago - 6° Diseño Lina Cortés Colaboradores Francisco Barrios Paulina Zuleta Michelle Hammer Margarita Trujillo Joanna Ellingsen
Mayo de 2011 Edición No. 1
Departamento de Publicaciones Colegio Los Nogales 2010-2011
El proyecto fue tomando forma y finalmente tiene un cuerpo completo. Estamos hablando de Literariux, la revista online de básica, cuyo nombre y logotipo apareció hace apenas unos meses. Se venía pensando, hace un par de años, que los niños de Básica no gozaban de una publicación propia, en la que pudieran mostrar qué bien escriben. El año anterior salió la idea: una revista online solo para los productos literarios de los niños de quinto a octavo. Comenzamos a trabajar. Hoy, aparece, por fin, la revista, con once escritos que muestran que los niños de básica se mueven entre la literatura, no solo leyendo sino también escribiendo. Usando, el inglés o el español, estos escritores que nos acompañan en nuestro primer número, se propusieron mostrar todos sus conocimientos sobre la escritura a través de diferentes temas, todos ellos relacionados con su vida cotidiana. Esperamos que Literariux se vuelva una tradición y que cada vez haya más escritos que muestren la creatividad y las producciones literarias de los niños de básica. Lina y Martha Liliana
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SECO ALGÚN DÍA ESTARÉ Por: Valentina Losada (
5°)
Un
minuto y medio no es suficiente tiempo para acabar. Escribí algo que me gustó, y quiero que lo oigan, se trata sobre la adolescencia. Todos nosotros estamos pasando por esa edad. Una edad a la que le tenemos miedo, una edad que no queremos que llegue. Una edad que nos cambia, que nos confunde. Una edad que nos queremos saltar. Una edad a la que le queremos huir, escapar… Pero no podemos, nuestro cuerpito no nos da. La adolescencia es como un charco que nos acabamos de encontrar, por ahora solo ha llovido, pero nada más. No tenemos sombrilla y no podemos dejar de mojarnos, pero estamos acostumbrados, nos mantenemos mojados. El charco es muy grande pero vemos lo que hay al otro lado: un sitio seco. Nos hemos mojado toda la vida y queremos saber lo que se siente estar seco. De eso se trata la adolescencia, de saber cómo cruzar el charco, de saber cómo llegar al otro lado. Cada uno de nosotros buscará una forma diferente para pasar. Algunos intentarán saltar, por apurados, pero no llegarán al otro lado porque todavía no están preparados y, en la mitad del salto y del charco simplemente caerán. Otros irán con calma y se irán por el bordecito, rodearán el charco y lo verán, pero solo por un lado, por el lado por el
que van. No conocerán todo el charco, no sabrán realmente qué es la adolescencia, porque nada más han vivido una parte de ella. Otros, como yo, aún no hemos decidido cómo queremos pasar. Vemos el charco, justo enfrente de nosotros, pensamos que es mejor quedarnos a este lado del charco y mojarnos durante toda la vida. Pero también pensamos que sería divertido saber lo que se siente estar seco. No nos atrevemos a saltar ni a bordear. No nos atrevemos a devolvernos, no nos atrevemos a nada. No sabemos qué hacer, no sabemos qué pensar. Solo sabemos que nos estamos enfrentando a algo nuevo. Nos estamos enfrentando a nosotros mismos, a nuestras decisiones. Nos estamos enfrentando al presente. Nos estamos enfrentando al hoy. El hoy es algo maravilloso, porque es único, y por estar pensando en cómo cruzar el charco no lo hemos podido disfrutar. Un día escuché de una sabia tortuga, estas palabras que solo hasta este momento entendí: el ayer es ya el pasado, el mañana es todo un misterio, pero el hoy es un regalo; un regalo que viene empacado en papel negro y que es muy difícil de descubrir. Los invito a que nos cojamos de la mano y lo abramos todos juntos para descubrir que es lo que hay en su interior.
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CANTO I
Por: Daniela Jaramillo (
8째)
Canta,
oh diosa, la travesía de aquellos valientes transeúntes, hijos del Nogal. A quienes la Aurora, la hija de la mañana acompañó seis días y sus noches, los acompañó de cerca y de lejos, mientras cruzaban infinitos ríos, subían empinadas montañas, bajaban montes inimaginables. A los que iluminó y con sus rayos coloró su nívea tez. ¡Ea! ¡Cántanos lo que estos viajeros sufrieron y gozaron! Al descubrirse la hija de la mañana, todos se reunieron en el ágora e hicieron libaciones a San Cristóbal, aquel que cuida de los viajeros y de los caminantes. Pidieron por lo que les aguardaba el futuro. Todos menos una, quien ya había ofrecido sus libaciones a San Juditas, que reina sobre los sueños, porque en una noche fría la enredó entre húmedas y sedientas legumbres, le mostró subidas infinitas que tendría que emprender y bajadas al hades que tendría que soportar. Este dios oculto en el cuerpo de un Opeida, hijo de Opepo, se dirigió a esta joven andariega y le reveló cómo, entre millones de bestias, coexistiría. Después de ofrecer una pequeña hecatombe a San Cristóbal, antes de que la Aurora, hija de la mañana, se ocultara se embarcaron los 58 hombres del valiente Opeida. Todos saciados con el banquete y el rojo néctar, marcharon. Una vez estuvieron todos en el camino, el Opeida, levantó sus brazos, paró la marcha y dijo estas aladas palabras: -¡No musiten palabra estimados viajeros, oídme caudillos e hijos del Nogal, mucho falta para llegar, pero no desanimaros, los dioses nos han de esperar en la cúspide! Lagrimas y sudor pagaran el camino,
pero se lo debemos a aquel que obra con misericordia, Dios. Debéis despediros del penetrante mar índigo y a San Severino, el que controla las lluvias, pediros que interrumpa las lluvias y deje nuestro sendero despejado. Cuando así se expresó empezó a caminar, lo siguieron todos. Tal como Juditas, el que vaga por los sueños, de pies ligeros, había manifestado, enormes y majestuosas montañas se levantaron desde el mar en una subida eterna y levantada a los cielos. El sendero que remontaba el monte, cubierto en arena y peligrosas rocas, permitía que los viandantes ascendieran la montaña. Lejos del primer caminante se encontraba el más sabio, Mike, el de ligeros pies, quien se guiaba por su sabiduría y se expresó de esta manera cuando hubiesen llegado todos al fin de la primera etapa de la travesía: -No pretendan ganar, o perderán. Deberán ser pacientes mis caros Nogalidas, y desde lo más profundo de mi corazón, les digo, encuentren su ritmo, y hecho esto, tómenlo y nunca lo abandonen. Animados por estas presurosas palabras, casi tan hermosas como el canto de un heraldo que en la mañana se disfraza de pájaro, los transeúntes emprendieron una larga marcha, casi perenne, que entre las subidas al cielo y las bajadas al infierno, parecía no pasar el tiempo. En medio de esas inmortales horas llegaron al hospedaje. Fueron reconocidos, no todos, solo los opeidas de ligeros pies, fueron todos bienvenidos con un banquete, que fue ofrecido a los santos. Todos comieron y bebieron hasta saciarse y después esperaron a la hija de la mañana para emprender otro viaje.
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SPLASH Por: Valentina Losada (
5째)
Solo
a veces está, muchas veces no. Solo a veces existe, no se puede estar seguro. Solo a veces se deja ver, tal vez siempre está escondido. Solo a veces es él. Hoy está. Hoy existe. Hoy se ve. Hoy es él. Es Splash. Ayer no lo vi. Pero hoy sí. Lo estoy viendo, entonces lo puedo describir. Siempre cambia. El lunes también lo vi. Era azul. Hoy sábado lo estoy viendo. Es verde. ¡Se me acabo de ir! ¡Ah! ¡Ya paró! Puedo ver su forma pero solo puedo describirla con una palabra, Splash. Parece un charco. Hoy. Tal vez mañana no. Aunque no puedo tocarlo, su piel parece lisa. Parece. Sus ojos son blancos, sin fondo, y su nariz. ¡Ah! ¡Qué pena! Es que no se queda quieto ¡Ya, ya lo encontré! Lo siento, no tiene nariz. Su boquita no parece una. Parece una raya pintada, como si en realidad fuera un cuento. Un cuento que hasta en el cuento no se puede estar seguro de que existe. Pensando en el comportamiento de Splash, me parece que es rarísimo. Cada día cambia. Además no se podría decir que cambia cada día, porque no cada día existe. Más bien se diría que los días que existe, cambia. Yo lo he visto como siete veces, no sé si en cuentos o en la vida real.
De todas formas sabiendo que no existe todos esos días, se podría decir que Splash es un ser misterioso. Hoy lo veo. Mañana no. Hoy sí. Ahí está feliz. En realidad no sé si las otras veces lo estaba. Es cariñoso o mejor dicho, no agresivo. Lo que sí sé es que es querido. Me pasa mucho. Jamás lo he visto o jamás le he hablado, pero, simplemente sé algo sobre él. Este es el caso. En mí corta vida, calculo que Splash ha existido dos años. Yo lo he visto siete veces. Aunque realmente no lo conozco, estoy segura de que Splash es un ser lleno de misterio, ternura, alegría, felicidad, pero, sobre todo amor. Afortunadamente tuve tiempo para escribir, pues ese tiempo ya pasó. Lo estuve viendo todo el tiempo. Ahora simplemente ya no está. Tal vez siga existiendo en otro lugar del mundo. Acá no. Tal vez ya no exista más hoy. Tal vez vuelva mañana, de otro color y con otra expresión en la cara. Realmente no lo sé. Pero de hecho eso es lo que hace a Splash una criatura tan especial. Que uno no sepa nada sobre él. Que lo único que uno pueda pensar o decir sea tal vez…
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¿PEQUEÑA CONFUSIÓN? Por: Alejandro García (
Ya
7°)
empezaba a anochecer ese día en la selva cuando nos llamaron a todos al centro del campamento. Yo llevaba una camiseta del equipo de fútbol de Brasil, pues estábamos en Amazonas, Brasil. El llamado se debía a que nos contarían al fin la muy esperada historia de la Curupira, un ánima del Amazonas que se lleva muy lejos a quienes no respetan la selva y sus habitantes. Ellos nunca regresan. La descripción
de la Curupira no fue muy buena, recuerdo que es una figura que se pasea por las copas de los árboles buscando víctimas. Cuando encuentra una víctima, se hace pasar por una persona conocida y lo llama alejándose cada vez más. Después de haberla adentrado en la selva, mata sin piedad a su víctima. La única forma de evadir a la Curupira es volteándose la camiseta, ya que ella tiene los pies al revés. Ella ve a alguien con la cabeza para atrás y huye del lugar. Después de contarnos esta historia nos mandaron a dormir a cada uno a su hamaca. Pasaron unos veinte minutos hasta que todos finalmente hicieron silencio y pude dormir. No tenía reloj, pero estaba todavía oscuro cuando desperté; pues oía unos extraños ruidos y no sabía de donde provenían. Cada vez sonaban más duro y cada vez trataba yo de ignorarlos más, pero mis intentos eran en vano. Me puse a analizar el sonido cerrando los ojos, pues podría tratarse de un pájaro, pero cuando estaba lo suficientemente cerca, reconocí que los ruidos eran llantos. El llanto estaba recorriendo todo el campamento, no sabía si era mi imaginación o si yo de verdad estaba escuchando eso. Pasaron unos cinco minutos hasta que me llamaron desde afuera. Reconocí la voz de Juan José. Me invitaba a salir a caminar, ya que estaba escuchando los mismos ruidos y no podía dormir tampoco. De inmediato pensé en la Curupira. No estaba seguro de qué hacer, si ir con mi “amigo” o quedarme quieto hasta que se fuera. No pasó mucho tiempo hasta que Juan José me sorprendió con la linterna que llevaba. – Ya sé que no está durmiendo, vamos a dar una vuelta -, me dijo. Me paré y salí de mi hamaca. Vi que Juan José no tenía la camiseta al revés y empecé a sospechar. Pasamos por la mitad del campamento y
todo estaba muy oscuro. Iba a un paso mayor que el mío y no se detenía. Vi algo brillando en el piso pero no sabía que era. Aproveché que paró para llamarme y se volteó para ver cual camino coger, en ese instante recogí el objeto. Era un machete. Lo guardé en mi pantalón, pues estaba nervioso. Adentrados en la selva, ya sabía que se trataba de la Curupira. Esa criatura me tenía donde quería. Tropecé con una raíz y caí sobre mi frente. Sentía mi sangre correr por mi cara y unas pocas gotas caían en mi boca. El desagradable sabor a metal de la sangre era muy fuerte. Juan José me ayudó a pararme, ya que me había golpeado la cabeza. Supongo que el golpe me provocó impulso a hacerlo, yo no quería, no debía… Cuando me incorporé con ayuda de Juan José, grité ¡¡Muere Curupira!! Desfundé el machete y lo clavé en la mitad de los ojos de mi amigo, su sangre salpicó por todos lados. Había manchas en la tierra, en mi cara, y más que todo en el machete, qué aún clavado, brillaba con la luz de la luna. Corrí en círculos probablemente por 3 ó 4 horas. El sol se elevó y logré encontrar tablas en el piso, o sea un camino. Lo seguí hasta que llegué al campamento. Miré hacia abajo y toda mi ropa estaba manchada de sangre. Eso me delataría, así que enterré todo cerca a un árbol. Llegué por fin a mi hamaca y sin hacer el mayor ruido me acosté. No faltaba mucho tiempo para las siete y nos despertaron a todos. Para mi sorpresa, tenía mi camiseta de Brasil puesta. Rápidamente me paré y con ayuda de un guía, deshice mi hamaca. Habían encontrado mis botas, tenían gotas de sangre. Yo negué que fueran mías. Luego de unos cinco minutos nos llamaron a todos a hacer una fila. Todos estábamos ahí, todos menos Juan José.
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tap CANTO I: METAMORFOSIS DE LOS NOGALIADAS Por: Patricia van Hissenhoven (
8째)
Ben
ignísimo San Cristobal de Licia, de pobladas barbas y proporciones incomparables, permíteme narrar los hechos que inauguraron una aventura épica por las desconocidas tierras de la Sierra Nevada de Santa Marta. Permíteme, oh gran patrono de viajeros, contar cómo los monstruos Nogalíadas de temible autoridad y aturdidoras voces amenazaron a los jóvenes héroes de espléndidos morrales, quienes se enfrentaron a seis días de arduas labores para encontrar una ciudad. Fuiste tú, sempiterno patrono, quien los guió por inhóspitos caminos hasta aquél refugio de madera y latón. Los jóvenes habían caminado por horas cruzando montañas y subiendo las laderas más escarpadas cuando les plantaste en el camino aquél paradero para que descansaran sus adoloridos pies, sudados cuerpos y fatigadas espaldas. Agradecidos contigo, los valientes héroes descargaron y obedecieron tus deseos de relajar sus extremidades en las móviles hamacas que ordenaste colgar para ellos. Con el pasar del tiempo devolviste el vigor a sus cuerpos agotados por la ardua jornada. Para ese entonces el sol descendía del cielo dándole la bienvenida a la luna y a las estrellas que, con suma rapidez, poblaron el cielo oscuro. Con ellas llegaron los sonidos de los monstruos que rodeaban aquel tranquilo campamento. Sin embargo, los valerosos héroes los ignoraron, y más aún, al percibir los gloriosos aromas de la cena que la deidad de magnánima gloria había
ordenado les fuera preparada. Brindaron con el anaranjado Tang por la aventura en la que se habían encaminado y se encomendaron a tu grandeza y a la del Todopoderoso al que nada se le escapa. Guiando a los valientes héroes estaban Edwin Frankida, Natalia, Joaquín, David y Juan Carlos Opepíadas, hijos del valiente Opepa, quien siempre ha guiado a los héroes por los caminos más difíciles y cinco Nogaliadas: Pacho, Jairo, Rafael, Nancy y Paulina. Muchos de los héroes de magníficos morrales confiaban en sus vastos conocimientos, especialmente en los de los Nogalíadas, pues los conocían con gran anterioridad. Sin embargo, nunca habían estado con ellos al ocultarse el sol. Los héroes nunca esperaron las reacciones de los Nogalíadas que con suma agilidad pasaron de ser sus guías a ser los monstruos más temibles. No quedaba ya ni un destello débil de una vela apagándose cuando el sueño se apoderó de muchos de los héroes. Sin embargo, tú dotaste de gran ímpetu y vigor a algunos héroes quienes, enérgicos aún, entablaron conversaciones en bajo volumen. Entre ellos estaban Gragorio Carlida, Santiago Cesarida, Felipe Ernestiada y Lucho Alejandrida. Pero luego el Dios Magnánimo inspiró en ellos un sentido patriota que no pudieron controlar. Así que inspirados en la belleza del lugar y en el orgullo patriota, entonaron con sus melodiosos labios el himno de los colombianos. Silbaron la melodiosa canción que une a todos los rincones de Colombia.
Los cantos de los héroes los pusieron en un humor festivo. Continuaron sus silbidos con risas que mostraban su pasiva tranquilidad y gozo del momento. Fuiste tú, oh gran patrono, quien les brindó esa dicha inolvidable y tranquilidad envidiable. Pero los Nogalíadas no lo tomaron de la forma jocosa y bien intencionada que los jóvenes de magníficos morrales quisieron expresar sus sentimientos. Lo que ellos ni el resto de jóvenes de magníficos morrales conocía era que, al caer la noche, los Nogalíadas se transformaban en los monstruos más temibles con los que se hubiesen topado. El oscuro peplo nocturno hacía que los Nogalíadas fueran Escila y, utilizando voces que retumbaban entre las colinas, levantaron a cada uno de los héroes que pasivos dormían. “¡Todos arriba, fuera de las hamacas y en el comedor de inmediato!”, aulló Rafael Nogalíada, de enormes extremidades, envidiable fuerza y ensordecedora voz. Como relámpagos en una noche de tormentas, muchos héroes abandonaron la comodidad de sus hamacas para toparse con el frío y sucio piso de barro bajo ellos. Aún adormecidos y dominados
por el cansancio, otros continuaron en sus hamacas, pues el profundo sueño al que los habías sometido, oh divina santidad, ensordeció sus oídos a los rugidos del Nogalíada. Pero ni aquel monstruo ni sus cuatro hermanos, también transformados por la oscuridad, se iban a quedar en silencio, ignorando a aquellos inocentes héroes aún subyugados al profundo sueño. Los Nogalíadas empezaron a recorrer las filas de hamacas, sacudiéndolas y volteándolas hasta tumbar a los valientes héroes de magníficos morrales que dormían plácidamente. Para entonces, los aullidos de los Nogalíadas eran apenas tolerables para los que ya despiertos, temían por las acciones que los monstruos, despertados por los silbidos y el placer de los héroes, pudiesen hacer en su contra. “¡Todos de pie!”, gritaba Nancy Nogalíada de pequeño tamaño pero de gran agilidad y fuerza. El resto de Nogalíadas se pararon detrás de los héroes atemorizados y sacudidos. Rafael Nogalíada acompañaba a su hermana en frente a los jóvenes, quienes estando sitiados, empezaron a temer.
patr Las voces ásperas de los villanos anularon el silencio nocturno. “Párense los que
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estaban molestando”, gritó Paulina Nogalíada, de electrizantes cabellos y gran osadía. Temerosos, los héroes se mantuvieron en silencio, aguardando pacientemente la respuesta de alguno. La orden fue repetida por Nancy, quien agregó que, aunque los Nogalíadas ya sabían quienes debían pagar, esperaban que ellos reconocieran sus actos. El silencio retomó el campamento y de los delgados labios de una de las heroínas, aterrorizada y confundida por lo que sucedía salieron estas aladas palabras: “¡Párese el que haya hecho esto!”. Ella, al igual que el resto, temía por el destino de los jóvenes. Pero con gran valentía y en defensa de todos sus compañeros, Gregorio Carlida, Santiago Cesarida, Felipe Ernestiada y Lucho Alejandida se pararon al frente del grupo y dijeron ser quienes habían aturdido la tranquilidad de aquellas horrorosas criaturas. Y tal como las Escilas que eran, los Nogalíadas seleccionaron a los cuatro patriotas que hacía tan solo momentos gozaban de alegría y tranquilidad. Uno por uno se sentaron en las duras bancas de madera bajo la cautelosa custodia de los Nogalíadas. Rafael fue el que instó a sus hermanos a aplicar el temible castigo.
Nuevamente, el gran Dios que vive en el éter les devolvió el cansancio al que poco a poco fueron sucumbiendo los héroes que permanecían bajo el cuidado de los atroces monstruos. A medida que su cabeza caía como las hojas de un árbol en otoño, los Nogalíadas de enormes y brillantes linteras presionaban un botón que destellaba el fulgor de ellas a los ojos somnolientos de los valientes patriotas. Aquel horroroso castigo duró horas en las que los Nogalíadas reían del sufrimiento de aquellos héroes agotados y temerosos del día que se aproximaba.
ricia La noche continuó de esa forma hasta que el amanecer escarchado destapó el campamento del peplo oscuro de la noche. Con la luz del día, los Nogalíadas retomaron sus posturas de guías confiables que habían dejado tan sólo hace ocho horas. Sin embargo, los héroes habían registrado todo lo sucedido y habían tomado la decisión de someterse al silencio absoluto cada noche con tal de no volver a despertar a aquellas bestias que impidieron el descanso de todos los héroes. Pero pocos sabían que ésta era tan sólo la primera prueba por la que el Todopoderoso los iba a hacer pasar.
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EL ALIEN Y EL PERRO
Ilustrado y escrito por Alex Sarria (6째)
Era un dĂa normal para el alien
Malos momentos
Buenos momentos
Camin贸, camin贸 y camin贸...
Se sentĂa solo y triste
Pero...
El alien era mรกs feliz que nunca.
Jugaron hasta envejecer.
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THEY SAID IT WOULD BE WORTH IT 7 By Camila Esguerra (
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th grade
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made it. Something changed inside me the moment I saw the campers welcoming us with screams with signs. We had made it. We were Kayukeros. The hands of friends were everywhere hugging us so hard we could barely breathe. After 23 hours of non-stop exercise, seeing my best friend faint right before my eyes, eating only carbohydrates such as panela and drinking only non-flavored Gatorade to hydrate ourselves, we had made
it. I looked around and saw everything in slow motion; trying to capture this moment in my life forever, but everything looked blurry, for my eyes were filled with tears; tears of happiness. I was received with a cup of ice tea. As I felt it move down my throat I realized how much I missed nice flavors, for I was already accustomed to drinking Gatorade that tasted like salt water. I looked at my fellow Kayukeros, and I could see they were as exhausted as I was, but our bodies had come to a point in which we had overcome all of our expectations, and nothing mattered anymore. We no longer cared how tired or sick we were, or how bad we smelled. We were there, at the end of the race, all together, and that was all that mattered. I looked at my best friend, Maria, and saw a kind of happiness I had never seen before. I smiled at her and told her: “We made it”. She looked at me and left me speechless with only two words: “We did”. Then we couldn’t speak in the middle of the hug, but we didn’t want to, anyway, for words were unnecessary. I knew I would treasure this moment in my mind forever. A moment like this was priceless, and I there I was. There was no place in the entire world I`d rather be than there, in the Gulf of Morrosquillo, Colombia. Trying to remember how it all started I had a flashback and started realizing detail by detail. I was in a summer camp with my best friend in the Gulf of Morrosquillo, Colombia. When we finished eating dinner we were told we could participate in a very difficult race called the KAYUKO. It was not only a physical challenge,
but a mental challenge, too. It included 58 kilometers of swimming, kayak, and running. The point of it was to finish the race with the same number of people that started, resulting in a very difficult group-work task. You could retire from the race by blowing a whistle that one of the counselors that went with us carried, but you could only do it in certain points. It was so difficult only the people that were 14 or older could participate. I was thirteen at the time, but I persuaded my counselor to let me participate with a special permission from my parents. I knew I wouldn`t finish because I`m not good at all at sports, but I just wanted to try to have the experience. Slowly I came back to reality with a quote in my mind: “Nobody said it would be easy, they just said it would be worth it”. They were right. I had never felt so proud of myself in my entire life. Not only was the fact that I had made it, or that WE had made it all together, but just participating was a reason to feel proud of myself because even though I didn’t trust my abilities, and I knew I wasn’t even strong of mind, I tried and I accomplished my goal. Now I`ve stopped putting limits and when I start believing I can`t do something, I just remember this moment and realize I can do anything I want with perseverance. This event gave me strength to believe in myself, to trust my abilities, and just to take chances because you never know how happy they can make you, even if they seem impossible to make, taking the challenge can`t hurt. I made it. I am a Kayukera, and I will always be.
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am THE BREAD THAT WANTED TO BE A TOAST by María José Jaramillo (
5th grade)
The
toaster sounds every time the bread came out. Each slice of bread from the package has been toasted, except me, Phil the bread. I can’t believe I’m still a simple slice of bread. I have done everything to become a toast so I decided to do a crazy thing to become one. However, this could make me die. I live in a kitchen, a beautiful kitchen with black floor and a giant space for everything here. The toaster is a beautiful gray cage with two special holes on top. There is a window, a huge window with a completely transparent glass. From this place we can go out to see the sun. My best friend in the kitchen is Sally, the salt, and together we created a plan for me to become a toast. We would talk to everything in this kitchen and all together they would throw me in the toaster. The only problem is that the toaster hates me. We talk with almost everyone in the kitchen and everyone agreed. Then I went to talk to the butter and the jelly. I found out they were very good friends, they were kind and accepted my plan. Tomorrow, I will work my plan everything is ready. I can’t wait to be inside that beautiful
toaster. When I went to sleep my dream was about me been a perfect toast with butter and jelly. The perfect dinner! Today is the day for me to be a toast. Everything is ready now, everyone is here to throw me in the toaster. “Now 3, 2, 1, 0” I was in the air and suddenly the toaster feel down and broke in pieces, I was so sad! I thought my dream could come true but with the toaster broken was easy to say I would be simple bread forever. My friends Sally, Butter, and Jelly noticed I was sad so they decided to take me outside for me to breathe fresh air and see the sun. I sat down by the corner of the window to see the sun. I was there for an hour and my friends, the butter and jelly, told me I had a golden color. Now I was so happy because finally I was toasted. I loved the toaster but now I love the sun. The sun has toasted me and now I’m a happy and perfect golden color toast. My new friends butter and jelly, spread on me and now all together with a glass of orange juice we are the perfect delicious combination for a great dinner. …
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THE TWO STORIES BEHIND THE MADNESS
ap By Lina Munar (
8th grade)
If
you go through a road made of soil and mud down in Carmen del Bolivar, soon you’ll arrive to a small village. At first sight, you may think it is simple, boring, typical, just another town along the way. When you see the small houses, the streets and the soccer field you couldn’t possibly imagine the cruelty, the malice and the pain that took place there. This rural community has witnessed one of the worst massacres in Colombian history. Welcome to El Salado. Ten years ago, this small village in Carmen del Bolivar received an unplanned visitor that marked history and painted the houses with blood. On February 16, 2000 a group of paramilitaries (AUC) entered the village and brutally murdered 66 people while music played and the laughter joined with the screams. Why? That was the question that the residents of El Salado asked while they saw the killings; that is the question we all ask today. Why? To answer this question is time to explore the victimizers´ and victims´ mind. After all, every story has more than one version. The paramilitary group known as AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) was formed in 1997, with the intention of defending civilians from leftist guerrillas known as FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). This last group was formed in 1964, after a period of violence in the country. Their original ideal was to fight for social justice because most of the citizens where unemployed or working below the minimum wage. However ,FARC started to get involved
in drug trafficking, and their ideals vanished. They became a more extremist group and started to spread terror by kidnapping, bombing and killing civilian. Supposedly to stop the terror and to defend the people, the AUC is created. The events of February 16, 2000, were closely linked to this fight between both groups. The AUC was seeking for co-conspirators who helped FARC in their operations. The AUC thought that anyone linked to FARC should die, without mercy, because FARC terrorism shouldn’t be endured by the peasants. With the help of a FARC deserter, who pointed out who were involved with the terrorist group, AUC killed most (if not all) the people who they believed to have helped FARC. Looking at the war between these two groups, the events seem to have a clear cause, but what about the victims? On February 16, 2000, entire families where broken, women were raped, children were killed with cruelty and the screams filled the village. The AUC members entered the houses, and threatend everyone inside them to leave and go to the soccer field. Some were even killed in their own houses when they refused to leave. Children weren’t treated differently; Cristian Alberto, a survivor from the tragedy, describes his ordeal when he was only 11 years old. His father left them that fatal day because he thought that if his family ran with him, they would be shot. He though kids would be safe, but he was wrong… The paramilitaries didn’t take too much time finding the children hidden in a house of ‘Mr. Trejos’. They forced them to leave the
house and go to the church. While they ran to the church’s grades, a helicopter that was flying near the ground shot the man, Mr. Trejos, who was with them. His warm blood landed on a girl near Cristian, “Desde ese día está mal (since that day she is touched)” recalls Cristian1. Another survivor recalls her story; the members of the AUC found her hidden behind a tree and took her to the soccer field with other terrified women. She will never forget that moment, when a paramilitary talked to her: ‘Vas a morir como el resto”, y luego gritó: ‘¡No se escondan guerrilleras!’. Pregunté por qué, yo no había hecho nada (‘you are going to die
like the others’, then he screamed: ‘don’t hide guerrilleras!’ I asked why, I haven’t done anything.)” . The paramilitaries started to kill the women randomly in front of their families and loved ones. Both survivors had to witness how the paramilitaries killed many civilians in brutal and inhumane ways. Members of the AUC tied a 6-year old to a pole in the soccer field and left her there until she died of dehydration. Several men were killed by the insertion of large needles into their skulls, the paramilitaries also cut many of their victims’ ears before slaughtering them. A woman’s hair was used to drag her around the village
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until she died, and there was a man with mental problems that was shot1,2. These horrible acts were done while the paramilitaries drank stolen beer from the local shops and forced a band to play music, and some witnesses also stated that the paramilitaries played soccer with their victims’ heads. They laughed and rejoiced with each death as they screamed their “victory” against FARC. But there were no FARC members that day, there were only innocent villagers who state firmly “That war wasn’t ours”1.
by killing the population and causing force displacement. Now, the village has no drinking water, nor a health center to treat the mental disorders that tragedy left to most survivors. Also many of their original lands are now owned by companies. 10% of the original population still lives in El Salado and struggles to gain their regular life back, trying to erase the memory of the massacre. Trying to recall a better time when the soccer field was a place for joy, and not the step between life and death, when the road lead to tranquil typical village and not to a place that inspires tears to everyone that knows the story .
blo bi It’s very possible that there isn’t even a war, just a plot by the AUC to gain lands
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ua DARK
CLOUDS OVER THE ISLAND th grade by Paula Rosselli (5 )
Uhhu!
Uhhu! He coughed going out of the sea. “I almost died, but I’m alive,” said the Arthur, the castaway. Is there someone here that can help me? he thought.
Arthur returned to the island very mad. He was cold and wet. The parrot was saying something. “What are you saying? I don’t understand.” “Pawkk! Pawkk!” answered the parrot.
The island was small. It had two palm trees with two coconuts each. The distance between the palm trees was perfect to hang a hammock. There were some yellowgreen dry bushes behind the palm trees. The sound of waves was relaxing. Signs of human nor animal life was present.
“Do you know how to get out of here?” Arthur asked. “Can you help me look for someone’s help?” “Kutanlu!” chirped the bird. “I will take that like a ´sure´,” Arthur responded.
The solitary sailor had days and days to remember his not so distant infancy. He did not know if his loneliness was a kind of punishment for his sins, or if he should feel happy that destiny had given him this chance of being the only survivor when the Queen of the Seas sank in the middle of the Pacific Ocean. He heard a voice. It seemed like a human talking, but he couldn’t understand what it said. There was nobody in his sight. What could it be? he thought. It was this parrot with him, speaking in what seemed to be a strange foreign language. It didn’t sound like a parrot. It sounded like a human dressed up with a parrot costume, but talking in unknown words. Arthur started discussing with that weird bird. I must be turning mad, he thought. While looking at the ocean, he saw something swimming. Desperately he swam toward it. When he was less than a mile away, he realized it was a camel. He stopped one second and suddenly this animal disappeared. What’s happening to me? asked Arthur to himself. I’m becoming crazy. In the distance he heard the parrot laughing or that was what he thought.
Arthur took the parrot and put it on his shoulder. He began walking around the island while thinking about what made the parrot live on the island. Four years, three months and twentyseven days later “Good Luck”, said the parrot. For the first time it was speaking in plain English. At least that was what Arthur thought. “I have become crazy!” Arthur shouted. “No one will come for me; I’m a lonely castaway with no importance,” he declared. It would be better if I would have no life. My life is horrible; I hate it. Arthur told the parrot, who had become his friend, that he wanted to kill himself, but he couldn’t do it. At night Arthur was asleep and the parrot, like a good friend, was going to kill him. The parrot jumped on Arthur’s chest, and began to scratch him until he got to his heart. After trapping it, Arthur stopped breathing. He was dead. The castaway was waiting for a ship that he thought would never arrive. One month after he died, that ship arrived.
HUNTING
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THE BIG By Pablo Bickenbach (
5
5th grade)
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Brrr
rrrbumpeiiiiiiiiiiiiiiik!” The plane has finally landed! I thought. After leaving the plane, I made the long and boring immigration line. When I finally arrived to the counter, the man asked, “Name?” “Ted Harrison,” I answered. “What do you want to do in Kenya?” he asked. “I’m coming to a contest. Each year, the owner of Cabella’s video games makes a hunting contest to see who’s the world`s best hunter. This year it`s in Kenya, Africa.” I answered. The man asked me to place my fingers on a panel to check my fingerprints and he took my picture. Then, I picked up my bags and took a “taxi” if that’s how it was called. It was a cart pulled by an ox. It bumped around on every little hole. The taxi took me through an unpaved path with huge, beautiful trees until, finally, I arrived to the resort.
It was a building made of wood. It had no windows; there were only holes on the fifty walls of the fifty rooms. Monkeys crawled in the rooms at night and would steal everything they could find in the bags. Huge, leafy trees invaded the rooms with their long branches. The savanna around it was beautiful; huge herbivores grazed in this wonderful plain. Yellow, dried grasses were all around. There were some spots with dried dirt where meerkats made their homes. There were many trees like Acacias and Baobabs that provided shade for lions, leopards, and cheetahs. Huge herds of wildebeests and zebras stopped by water holes with pure, clear water to take a drink. It was an amazing landscape.
When all the hunters had arrived, Charles Newman, Cabella’s owner, gave his initial speech.
how we were doing. When the competition began, Nawogi asked me, “Which animal would you like to hunt first?”
“Welcome, everybody. It’s a pleasure to have you here. The 2010 Cabella contest to see who`s the world’s best hunter starts tomorrow. The contest consists of hunting the African Big Five: rhino, elephant, lion, Cape buffalo, and leopard. The first hunter to hunt them is the winner!” he shouted with a strong voice. “Tomorrow you will get a guide and a jeep assigned. Now, go to your rooms and sleep because the next days will be hard work!”
“Which one is the easiest?” I asked.
When Charles finished talking, I headed to my room. As I walked through the corridor to my room, I met all the other hunters that were going to participate. It was then, when I realized that my rival, Dave Watson, was in the room beside mine. We met at the front of our doors. “Good luck, ´cause I’m going to win!” he told me. “Sure,” I replied. He was like 1.90 meters tall. His hair was blonde and he was white. The next day, I had assigned a guide and a jeep as Charles said. My guide was named Nawogi and my jeep had a bed on its back for carrying the animals. We weren’t allowed to kill an animal; we had to use sleeping darts. Each time we shot an animal, we had to take it back to the resort and show it to Charles. Then, he would stamp a seal with an icon of the animal next to each of our names on a bulletin board. This was to keep a record of
“Rhino, they can be found near the resort,” he answered. So there we went looking for the rhino. We reached a calm grassland fifteen minutes after leaving the resort. No animal seemed to be there. shone brightly in the sky. At first sight, I knew the den was a lion’s den, but there was no lion. We had to hide in some trees and wait for a lion to appear. Half an hour later, a big, but lazy lion came walking sleepily into his den. Quickly, we came out of the trees and walked toward the den. When we were about fifteen meters away from the little stream, we stopped running and I aimed at the lion. It was looking at us, but it was too tired to attack us. As I aimed at the lion’s neck, it let out a big yawn. I took advantage and shot the lion as it yawned. Finally, the lion got what it had wished for, falling asleep. We carried the lion back to the resort. Again, Charles stamped the lion icon next to the elephant icon. I looked at Dave’s. He had an elephant and a buffalo! “He has done better than me!” I thought. He only needed a leopard to win, and I started to get nervous. “Concentrate on your performance!” I said to myself. Next, I started searching for a buffalo. We kept all day looking for this animal but we didn´t find any. The following day we kept looking and still, we couldn´t find any. I started to get disappointed, until 3:00 p.m.,
DARK SECO ALGÚN
CLOUDS DÍA ESTARÉ THE BREAD CANTO I OVER THE ISLAND
THAT WANTED TO BE HUNTING A TOAST
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THE TWO THE BIG STORIES ¿PEQUEÑA BEHIND THE CONFUSIÓN? THEY SAID MADNESS
IT WOULD BE WORTH IT
SPLASH