La Reina-Valera en su Aniversario de diamante

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La revisión que marcó un hito en la iglesia evangélica hispanohablante

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Belleza literaria de la Biblia Reina-Valera

Biblia

La

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Reina-Valera: Permanencia y temporalidad

en las Américas

Casiodoro y Cipriano desde el punto de vista de otro revisor

Relevancia de la Biblia en el mundo hispanohablante

Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera Edición especial por los sesenta años de la Biblia Reina-Valera 1960 | Agosto 2020

Francisco de Enzinas

y el primer Nuevo Testamento en español

www.vivelabiblia.com LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS Edición especial por los sesenta años de la Biblia Reina-Valera 1960 Agosto 2020 Dirección de esta edición Loida A. Ortiz Correctora de estilo Gabriela Zamarbide Diseño gráfico Iván Balarezo Pérez

contenido

Esta edición especial de La Biblia en las Américas es publicada por el Servicio de Publicaciones en Español de las Sociedades Bíblicas Unidas, para conmemorar el Aniversario de Diamante de la Biblia Reina-Valera 1960. LA PALABRA DE DIOS: VIDA PARA TODOS

EDITORIAL

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La revisión que marcó un hito en la iglesia evangélica hispanohablante / 3 Casiodoro y Cipriano desde el punto de vista de otro revisor / 5

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Relevancia de la Biblia en el mundo hispanohablante / 9 Francisco de Enzinas y el primer Nuevo Testamento en español / 12

www.vivelabiblia.com

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La importancia crítica de la Biblia Reina-Valera / 15 ¡Ya son 450 años! Así surgió la Reina-Valera / 16

21 Se autoriza la reimpresión total o parcial de los artículos contenidos en esta edición, siempre que se mencione la fuente. Esta publicación aplica el criterio de USO JUSTO (fair use) de material protegido sin necesitar permiso del dueño de dichos derechos si es para uso académico o informativo.

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LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

Belleza literaria de la Biblia Reina-Valera / 19 Reina-Valera: Permanencia y temporalidad / 21

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Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera / 24 Los hijos de Casiodoro de Reina / 28


EDITORIAL

La revisión que marcó un hito en la iglesia evangélica hispanohablante En la historia de las Sociedades Bíblicas Unidas en las Américas se han realizado reuniones pero ninguna tan importante como la del 5 al 12 de febrero de 1946. Ella impulsó la revisión de la traducción de Casiodoro de Reina revisada por Cipriano Valera y motivó la creación de una revista que fomentara la difusión, lectura y estudio de la Biblia en todo el continente.

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a Segunda Guerra Mundial había terminado. No había casas publicadoras hispanas internacionales en el continente, el concepto de librería cristiana no existía y la Biblia era todavía escasa, difícil de conseguir y desconocida para las mayorías. Pero por otro lado las iglesias evangélicas de América Latina vivían un explosivo crecimiento, los líderes de las Sociedades Bíblicas a cargo de la distribución bíblica en el continente compartían un solo espíritu. En otras palabras, el campo estaba listo para la siega. Una conferencia histórica

La conferencia latinoamericana de los Secretarios de las Agencias Bíblicas de la American Bible Society (ABS, Sociedad Bíblica Americana, que sirve a Estados Unidos) y de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (SBBE, Sociedad Bíblica de Inglaterra), realizada en Río de Janeiro, marcó un momento histórico en la vida de la iglesia evangélica del continente. En la reunión participaron doce delegados de Cristóbal, Lima, Santiago, Buenos Aires, México y La Habana. El grupo estuvo compuesto de ejecutivos que en

su mayoría tenían entre 13 y 15 años de servicio a la causa bíblica. Uno de ellos fue Paul Penzotti, descendiente del maestro Francisco Penzotti, responsable de llevar las primeras Biblias a muchos países del continente. Paul contaba con 25 años de servicio siguiendo la tradición de su antecesor. Una de las cosas que llamó la atención en aquella reunión fue la fuerte unidad que tenían los directivos de la SBBE, John R. Temple, y North, de la ABS. Como consecuencia el énfasis de la reunión fue realizar un trabajo más unido. La conferencia discutió la magnitud de la demanda de Biblias que había en la región. Nunca antes las veinte repúblicas latinoamericanas habían experimentado tanta demanda de Escrituras. El hambre por la palabra de Dios aumentaba, pero no así la provisión de Biblias. Según el informe de la reunión, consultados los archivos de la biblioteca de la American Bible Society, en New York, en todo el continente sólo existían 30 millones de creyentes evangélicos. Alguien aseguró que si cada uno de ellos contribuyera diez centavos al mes, el trabajo de la difusión de la Biblia se podría extender más rápidamente y se podrían explorar y desarrollar nuevos campos.

LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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Los ejecutivos soñaban con una distribución bíblica que fuera tan grande como la oportunidad que enfrentaban. En la reunión se dieron cuenta de que se requería una planificación cuidadosa. El panorama estaba cambiando rápidamente. Aumentaban los medios de comunicación, la industrialización se extendía a pasos agigantados, las campañas continentales de alfabetización para una América Latina pobre y analfabeta comenzaban, y el crecimiento de las iglesias protestantes abría nuevas puertas pero, a la misma vez, surgían nuevos problemas que debían considerar. La brecha para comunicar el evangelio comenzaba a cerrarse con el crecimiento de los medios de comunicación como la radio y la televisión que iban extendiéndose a todos los países. A la misma vez se hacía más grande por el número de lectores potenciales. Ellos vieron que era necesario hacer algo para que la Biblia formara parte de la vida de los latinoamericanos y decidieron definir una estrategia para Brasil y el continente hispano.

En 1945 se distribuían 161.000 Biblias en todo el continente (incluido Brasil). La meta era aumentar un 47%, a 235.000 unidades. Hoy día, se distribuyen más de 19 millones de Biblias en las Américas. Dos acuerdos trascendentales

El grupo aprobó dos medidas que han impactado la vida de la iglesia latinoamericana en los últimos setenta años: • Revisar la traducción de Casiodoro de Reina revisada por Cipriano Valera. • Publicar una revista que fomentara la difusión, lectura y estudio de la Biblia en todo el continente. La idea original con la revista La Biblia en América Latina (posteriormente se le llamó La Biblia en las Américas) era que se publicara en dos idiomas en ediciones separadas, pero que se trabajaran unidas para compartir información y noticias. Una en español y la otra en portugués para Brasil. Posteriormente se decidió posponer la edición en portugués debido a la carga de trabajo que tenían en Brasil en ese momento. Sesenta y cinco años recorriendo las Américas

La Biblia en América Latina se publicaría cada tres meses (enero, abril, julio y octubre). La primera edición

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LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

Distribución de Escrituras en América Latina 1945

2019

Biblias

161.000

18.000.000

NT

324.000

2.000.000

Porciones

3.250.000

+223.000.000

apareció a los cuatro meses, en junio de 1946. El plan era una edición con 16 páginas, del mismo tamaño que la revista Record, que publicaba la American Bible Society en ese tiempo. El lugar de publicación sería La Habana, Cuba, y se designó como gerente editorial al Pastor J. González Molina, Secretario de la Agencia Bíblica de la ABS en la Indias Occidentales y que llevaba 15 años en el ministerio bíblico. El costo de este proyecto sería distribuido entre las agencias en proporción a los ejemplares que solicitaran. La revista se distribuiría sin costo alguno a pastores y líderes cristianos. Esta revista se publicó hasta 2011. El trabajo continúa

La historia parece confirmar que la estrategia trazada en esa reunión dio resultado. En 1945 se distribuían 161.000 Biblias en todo el continente (incluido Brasil). La meta era aumentar un 47%, a 235.000 unidades. Hoy día, se distribuyen más de 19 millones de Biblias en las Américas. Este año 2020 celebramos los sesenta años de la Reina-Valera 1960 —Aniversario Diamante—. Varias generaciones han bebido de las aguas de su enseñanza y han recibido inspiración para buscar y leer más sobre el mensaje que transforma y da esperanza. Por la importancia del evento, y la relación tan cercana entre la Biblia Reina-Valera revisada y la revista, publicamos esta edición especial de La Biblia en las Américas donde hacemos un recorrido por la historia de la traducción de Casiodoro de Reina y revisada por Cipriano de Valera. El trabajo continúa. En el día de hoy los problemas son diferentes. La iglesia continúa creciendo, sigue habiendo hambre espiritual, y muchos buscan respuestas en la Biblia. Hay nuevos desafíos, nuevas tecnologías, más traducciones, revisiones, pero el propósito sigue siendo el mismo: que cada persona reciba la Palabra de Dios y que ella sea real en cada vida que toca.

Editorial con la colaboración de Melvin Rivera Velásquez, exdirector de Global Bible Publishing, de Sociedades Bíblicas Unidas y exdirector de la revista La Biblia en las Américas.


Casiodoro y Cipriano

desde el punto de vista de otro revisor Entrevista con el Dr. Alfredo Tepox, revisor de la Reina Valera Contemporánea. Alfredo Tepox también trabajó en la Dios habla hoy y la Traducción en lenguaje actual, entre otros trabajos de traducción bíblica.

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a Biblia Reina Valera es uno de los legados más importantes para los cristianos de habla hispana. No podemos imaginar el avance del protestantismo del siglo XVI sin la influencia de esta versión de la Biblia. En este marco creemos muy importante destacar su influencia y su historia, ya que este año se celebra el 60 aniversario (Aniversario de Diamante) de la Reina-Valera 1960. Si bien la versión Reina-Valera es más que conocida, especialmente su revisión de 1960, no todos saben de sus inicios y los detalles que la hacen una historia apasionante y épica. El espíritu de esta breve entrevista con el doctor Alfredo Tepox, uno de los más destacados traductores de la Biblia al español, es traer luz sobre lo sucedido y, a la vez, inspirarnos al observar el trabajo de estos hombres guiados por la mano de Dios.

Foto: PEXEL

¿Quién fue Casiodoro de Reina?

De no haber sido por la excelente traducción que Casiodoro de Reina hizo de las Sagradas Escrituras, poco es lo que se sabría de él. Era español, y aunque ya

se ha vuelto un lugar común decir que nació en cierto lugar al pie de la Sierra de Reina, de la provincia de Badajoz, otros datos apuntan que nació en Montemolín y hasta en Granada. Reina mismo decía ser de Sevilla. Podemos elegir. Se estima que nació por 1520, y se sabe que estudió en la Universidad de Sevilla, que fue un monje jerónimo, y que se destacó en Sevilla como líder espiritual. ¿Cuál era el marco histórico del trabajo de Casiodoro de Reina?

Supongo que la pregunta apunta a su trabajo como traductor. Como se sabe, la Reforma luterana cundió muy pronto por la Europa central, lo que provocó el surgimiento de la llamada Santa Inquisición. Las ideas reformistas llegaron a los centros de estudio, donde hallaron eco, lo que provocó que la Inquisición iniciara una persecución en contra de aquellos centros de estudios teológicos que se manifestaran favorables a las ideas de Lutero. Así que Casiodoro de Reina fue uno de tantos perseguidos, incluso antes de iniciar su trabaLA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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jo como traductor, de modo que él y otros monjes como él se autoexiliaron en la ciudad de Ginebra. ¿Cuál era la situación personal y religiosa de Casiodoro?

Como resultado de su exilio, su vida era precaria. Pero en el aspecto religioso Casiodoro pudo disfrutar en Ginebra de un ambiente tranquilo y compatible con los nuevos aires que soplaban en Europa. ¿Por qué anhelaba traducir la Biblia al español?

En Ginebra, Casiodoro entró en contacto con Juan Pérez de Pineda, que había traducido ya el Nuevo Testamento, inspirado por la traducción previa de Francisco de Encinas. Además, el ambiente ginebrino era bastante estimulante en cuanto a traducir las Escrituras, pues fue allí donde se publicó, en ese mismo año de 1557, una versión al inglés del Nuevo Testamento, conocida como la Versión de Ginebra. Todo parece indicar que estos hechos lo llevaron a pensar en traducir la Biblia. ¿Cómo realiza el trabajo y en cuánto años?

Nos faltan muchos datos. Por ejemplo, sus razones para salir de Ginebra y dirigirse a Frankfurt, y luego a los Países Bajos, para encontrarlo de nuevo en Londres, donde el reinado isabelino permitía el desarrollo del protestantismo. De hecho, Casiodoro y otros españoles lograron ser reconocidos como una comunidad de fe y quedar bajo la protección del reino inglés, y fue precisamente Casiodoro quien redactó la Confesión de Fe de dicha comunidad. Eso le valió ser quemado en efigie por la Inquisición.

¿En qué fecha concluye?

Es difícil trazar su derrotero en esos años, pues pronto aparece en Frankfurt, en donde recibe unos textos que había traducido y que él ya consideraba perdidos. Esto lo reanima a continuar con su trabajo de traducción. ¿Dónde imprime su trabajo?

Se sabe que hacia 1565 vivía en Estrasburgo, y que fue allí donde terminó la traducción del Antiguo Testamento. Se dio entonces de lleno a terminar de traducir el Nuevo Testamento. Aprovechó su cercanía a la ciudad de Basilea para iniciar allí la impresión del texto, que se vio envuelta en constante peligro de no imprimirse. Finalmente, fue en septiembre de 1569 cuando la Biblia salió de la imprenta con el grabado que le ha dado el nombre de Biblia del Oso. ¿Por qué lleva el nombre de Biblia del Oso?

Se ha dicho que ese grabado era el logo de la imprenta en donde se publicó la Biblia. Lo cierto es que pertenecía a un impresor de nombre Samuel Benier, que se dedicaba a imprimir libros pequeños, y al parecer Reina compró el grabado para ilustrar su libro, por lo significativo que le resultaba. ¿Quién fue Cipriano de Valera?

Poco se sabe de él, excepto que fue un joven colega de Casiodoro, y que en el proceso de traducción e impresión había colaborado con Reina en la revisión editorial de los textos que se iban traduciendo. Cuando Reina estuvo en Frankfurt, lo mandó llamar para una colaboración más cercana.

La ciudad francesa de Estrasburgo donde Casiodoro terminó de traducir su obra. En 1569 la famosa Biblia del Oso salió de la imprenta en Basilea, Suiza.

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LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS


Dos grandes obras de traducción y revisión de las Escrituras: la Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina (Basilea, 1569) y la Biblia del Cántaro, de Cipriano de Valera (Amsterdam, 1602).

¿Cuál era el marco histórico del trabajo de Cipriano de Valera?

Nuevamente, no hay muchos datos. Pero aparentemente su cercanía con Reina hizo que, pasado algún tiempo, Valera se dedicara a una revisión más detenida de la traducción de Reina, y que es la revisión que en su mayor parte ha prevalecido hasta nuestros días. ¿Cuál era la situación personal y religiosa de Cipriano?

Nuevamente, de Valera poco se sabe, pero puede decirse que fue estudiante en la misma universidad de Sevilla, que conocía muy bien a Reina, y que habrá sabido de las inquietudes de Reina en cuanto a la calidad de su traducción. ¿Por qué decide Cipriano de Valera realizar la revisión?

No sabemos las razones precisas. Pero siendo como era un buen conocedor de las Escrituras y de las lenguas bíblicas, habrá sentido la necesidad de precisar algunas dudas que el mismo Casiodoro puede haberle expresado. Además, en esos días nuestra lengua estaba en ebullición, de modo que seguramente habrán surgido cambios en la lengua que demandarían una revisión. Debemos recordar que entre el trabajo de Casiodoro Reina y el de Cipriano de Valera media un período de casi medio siglo. ¿Por qué su edición se llama Biblia del Cántaro?

Al parecer se popularizó con ese nombre por el grabado que aparece en la portada de esta revisión, que muestra a un hombre sembrando un árbol, mientras otro hombre lo riega con un cántaro. Tal vez sea una alusión al texto de 1 Corintios 3.6. Serían las mismas razones que llevaron a conocer la obra de Reina como la Biblia del Oso.

¿En qué año y en qué país se imprimió?

Lo que sabemos es que Valera comenzó su trabajo de revisión en 1582, y que ésta se publicó en 1602. En Amsterdam, Países Bajos. La tradición de nombre Reina-Valera, ¿lleva el nombre de las ciudades de nacimiento de Casiodoro y Cipriano?

Hasta donde sabemos, así es. Pero habría que determinar dónde realmente nacieron, pues también a Cipriano se le atribuyen los mismos lugares de nacimiento que a Casiodoro. ¿Cuál es la revisión más importante y conocida de la Reina-Valera?

Esta versión tiene una larga historia de revisiones. Hasta la revisión de 1960 pueden contarse hasta 16 revisiones. Puesto que contamos con información y detalles más recientes, puede afirmarse que la Revisión de 1960 es la que ha tenido mayor trascendencia y difusión. ¿Cómo nace el proyecto de la Reina Valera Contemporánea?

La revisión que se ha denominado Reina Valera Contemporánea surgió del reconocimiento de que la versión Reina-Valera es ampliamente conocida en el mundo hispanohablante, especialmente en los países latinoamericanos, pero también del reconocimiento de que el español que hoy día se habla en nuestros países dista mucho de ser el español que se habla en la Península Ibérica. Es un hecho lingüístico indiscutible que las lenguas, todas ellas, cambian con el paso del tiempo, con lo que se impone una revisión cuidadosa de los cambios semánticos y del uso cotidiano de nuestra lengua. Pero reconociendo también el lugar preferente LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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Ruinas del antiguo castillo medieval en las afueras del pueblo de Montemolín, lugar de nacimiento de Casiodoro de Reina.

de la versión Reina-Valera entre sus lectores, se consideró necesario revisar este texto con tan larga tradición y ajustarla al uso latinoamericano. ¿Cuáles son los puntos más destacados de la traducción?

Un examen detenido de los cambios realizados a través de la historia del texto Reina-Valera demostró que los cambios efectuados en el pasado eran de carácter léxico, que consecuentemente mantenían giros sintácticos hoy prácticamente en desuso. Además, su apego literal a las Erasmo de Rotterdam, humanista, filósofo, filólogo y teólogo holandés. La versión griega que Erasmo hizo del Nuevo Testamento que usaron Reina y de Valera también es la base de la versión inglesa, conocida como King James Bible.

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lenguas originales había mantenido e introducido en nuestra lengua giros sintácticos típicamente semíticos. La revisión Contemporánea ha efectuado cambios sintácticos más acordes con el uso actual. ¿Por qué se usó como base textual el Textus Receptus?

Siendo como era la revisión Contemporánea solo eso, una revisión, se consideró que para seguir siendo Reina-Valera debía sujetarse a los principios de traducción y a la base textual del traductor original. Tanto Casiodoro como Cipriano usaron como base textual del Nuevo Testamento el texto griego publicado en 1516 por Erasmo de Rotterdam, también conocido como Textus Receptus, y ese es el texto que se ha mantenido y respetado en la revisión Reina-Valera Contemporánea. ¿Cuál es el beneficio de que se cotejara con el Texto Crítico?

Como es sabido, hoy día se cuenta con un texto griego del Nuevo Testamento que recoge evidencias nuevas y más antiguas que las presentes en el texto de Erasmo. Lo ideal hubiera sido ajustar la revisión Contemporánea al texto griego más actualizado, y que se conoce como Texto Crítico. Pero eso habría ido contra los principios seguidos por Casiodoro y Cipriano, que no conocieron la evidencia ahora presente en el Texto Crítico. Se optó entonces por mantener las lecturas del Textus Receptus, pero señalar entre corchetes las diferencias entre el Textus Receptus y el Texto Crítico. De esa manera el lector de nuestros días puede leer el trabajo de Reina y Valera, pero al mismo tiempo saber que los hallazgos recientes en materia textual apuntan a lecturas más cercanas al posible texto original. En todo el proceso de revisión, el Comité de Revisión fue guiado por este principio: Si Valera como revisor viviera en nuestros días y en nuestros países, ¿cuál habría sido el resultado de su revisión? La presente revisión Reina-Valera Contemporánea intenta dar la respuesta.


Cien años antes de la Reina-Valera 1960:

Relevancia de la Biblia en el mundo hispanohablante

Escritor, filósofo, político, diplomático, profesor universitario y periodista, el Sr. Don Juan Donoso Cortés eligió a la Biblia como tema de su discurso de ingreso como miembro de la Real Academia Española celebrado en 1860.

Colección familia Donoso Cortés.

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(Introducción y párrafo final)

EÑORES: Llamado por vuestra elección a llenar el vacío que ha dejado en esta Academia un varón ilustre por su doctrina, célebre por la agudeza y la fecundidad de su ingenio, y por su literatura y su ciencia, merecedor de eterna y esclarecida memoria, ¿qué podrá decir que sea digno de escritor tan eminente, y de esta nobilísima Asamblea, quien como yo es pobre de fama y escaso de ingenio? Puesto en caso tan grave, me ha parecido conveniente escoger para tema de mi discurso un asunto subidísimo, que cautivando vuestra atención os fuerce a apartar de mí vuestros ojos para ponerlos en su grande majestad y en su sublime alteza.

Hay un libro, tesoro de un pueblo, que es hoy fábula y ludibrio de la tierra, y que fue en tiempos pasados estrella del Oriente, adonde han ido a beber su divina inspiración todos los grandes poetas de las regiones occidentales del mundo, y en el cual han aprendido el secreto de levantar los corazones y de arrebatar las almas con sobrehumanas y misteriosas armonías. Ese libro es la Biblia, el libro por excelencia. En él aprendió Petrarca a modular sus gemidos; en él vio Dante sus terríficas visiones; de aquella fragua encendida sacó el poeta de Sorrento los espléndidos resplandores de sus cantos. Sin él Milton no hubiera sorprendido a la mujer en su primera flaqueza, al hombre en su primera culpa, a LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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Luzbel en su primera conquista, a Dios en su primer ceño; ni hubiera podido decir a las gentes la tragedia del Paraíso, ni cantar con canto de dolor la mala ventura y triste hado del humano linaje. Y para hablar de nuestra España, ¿quién enseñó al maestro Fr. Luis de León a ser sencillamente sublime? ¿De quién aprendió Herrera su entonación alta, imperiosa y robusta? ¿Quién inspiraba a Rioja aquellas lúgubres lamen-

Suprimid la Biblia con la imaginación y habréis suprimido la bella, la grande literatura española, o la habréis despojado al menos de sus destellos más sublimes, de sus más espléndidos atavíos, de sus soberbias pompas y de sus santas magnificencias. taciones llenas de pompa y majestad y henchidas de tristeza, que dejaba caer sobre los campos marchitos y sobre los mustios collados, y sobre las ruinas de los imperios como un paño de luto? ¿En cuál escuela aprendió Calderón a remontarse a las eternas moradas sobre las plumas de los vientos? ¿Quién puso delante de los ojos de nuestros grandes escritores místicos los oscuros abismos del corazón humano? ¿Quién puso en sus labios aquellas santas armonías, y aquella vigorosa elocuencia, y aquellas tremendas imprecaciones, y aquellas fatídicas amenazas, y aquellos arranques sublimes, y aquellos suavísimos acentos de encendida caridad y de castísimo amor, con que unas veces ponían espanto en la conciencia de los pecadores, y otras levantaban hasta el arrobamiento las limpias almas de los justos? Suprimid la Biblia con la imaginación y habréis suprimido la bella, la grande literatura española, o la habréis despojado al menos de sus destellos más sublimes, de sus más espléndidos atavíos, de sus soberbias pompas y de sus santas magnificencias. ¿Y qué mucho, señores, que las literaturas se deslustren, si con la supresión de la Biblia quedarían todos los pueblos asentados en tinieblas y en sombra de muerte? Porque en la Biblia están escritos los anales del cielo, de la tierra y del género humano; en ella, como en la divinidad misma, se contiene lo que fue, lo que es y lo que será: en su primera página se cuenta el principio 10

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de los tiempos y el de las cosas, y en su última página el fin de las cosas y de los tiempos. Comienza con el Génesis que es un idilio, y acaba con el Apocalipsis de san Juan, que es un himno fúnebre. El Génesis es bello como la primera brisa que refrescó a los mundos; como la primera aurora que se levantó en el cielo; como la primera flor que brotó en los campos; como la primera palabra amorosa que pronunciaron los hombres; como el primer sol que apareció en el Oriente. El Apocalipsis de san Juan es triste como la última palpitación de la naturaleza; como el último rayo de luz; como la última mirada de un moribundo. Y entre este himno fúnebre y aquel idilio véase pasar unas en pos de otras a la vista de Dios todas las generaciones, y unos en pos de otros todos las pueblos. Las tribus van con sus patriarcas; las repúblicas con sus magistrados; las Monarquías con sus Reyes, y los Imperios con sus Emperadores. Babilonia pasa con su abominación, Nínive con su pompa, Menfis con su sacerdocio, Jerusalén con sus profetas y su templo, Atenas con sus artes y con sus héroes, Roma con su diadema y con los despojos del mundo. Nada está firme sino Dios; todo lo demás pasa y muere, como pasa y muere la espuma que va deshaciendo la ola. Allí se cuentan o se predicen todas las catástrofes, y por eso están allí los modelos inmortales de todas las tragedias; allí se hace el recuento de todos los dolores humanos; por eso las arpas bíblicas resuenan lúgubremente, dando los tonos de todas las lamentaciones y de todas las elegías. ¿Quién volverá a gemir como Job, cuando derribado en el suelo por una mano excelsa que le oprime, hinche con sus gemidos y humedece con sus lágrimas los valles de Idumea? ¿Quién volverá a lamentarse, como se lamentaba Jeremías en torno de Jerusalén, abandonada de Dios y de las gentes? ¿Quién será lúgubre y sombrío, como era sombrío y lúgubre Ezequiel, el poeta de los grandes infortunios y de los tremendos castigos, cuando daba a los vientos su arrebatada inspiración, espanto de Babilonia? Cuéntanse allí las batallas del Señor, en cuya presencia son vanos simulacros las batallas de los hombres: por eso la Biblia, que contiene los modelos de todas las tragedias, de todas las elegías y de todas las lamentaciones, contiene también el modelo inimitable de todos los cantos de victoria. ¿Quién cantará como Moisés del otro lado del mar Rojo, cuando cantaba la victoria de Jehová, el vencimiento de Faraón y la libertad de su pueblo?


¿Quién volverá a cantar un himno de victoria como el que cantaba Débora, la Sibila de Israel, la Amazona de los hebreos, la mujer fuerte de la Biblia? Y si de los himnos de victoria pasamos a los himnos de alabanza, ¿en cuál templo resonaron jamás como en el de Israel, cuando subían al cielo aquellas voces suaves, armoniosas, concertadas con el delgado perfume de las rosas de Jericó y con el aroma del incienso del Oriente? Si buscáis modelos de la poesía lírica, ¿qué lira habrá comparable con el arpa de David, el amigo de Dios, el que ponía el oído a las suavísimas consonancias y a los dulcísimos cantos de las arpas angélicas, o con el arpa de Salomón, el Rey sabio y felicísimo que puso la sabiduría en sentencias y en proverbios, y acabó por llamar vanidad a la sabiduría; que cantó el amor y sus regalados dejos, y su dulcísima embriaguez, y sus sabrosos trasportes y sus elocuentes delirios? Si buscáis modelos de la poesía bucólica, ¿en dónde los hallareis tan frescos y tan puros como en la época bíblica del patriarcado, cuando la mujer, la fuente y la flor eran amigas, porque todas juntas y cada una de por sí eran el símbolo de la primitiva sencillez y de la cándida inocencia? ¿Dónde hallareis sino allí los sentimientos limpios y castos, y el encendido pudor de los esposos, y la misteriosa fragancia de las familias patriarcales? Y ved, Señores, por qué todos los grandes poetas, todos los que han sentido sus pechos devorados por la llama inspiradora de un Dios, han corrido a aplacar su sed en las fuentes bíblicas de aguas inextinguibles, que ahora forman impetuosos torrentes, ahora ríos anchurosos y hondables, ya estrepitosas cascadas y bulliciosos arroyos, o tranquilos estanques y apacibles remansos. Libro prodigioso aquel, Señores, en que el género humano comenzó a leer hace treinta y tres siglos, y con leer en él todos los días, todas las noches y todas las horas, aún no ha acabado su lectura. Libro prodigioso aquel, en que se calcula todo antes de haberse inventado la ciencia de los cálculos: en que sin estudios lingüísticos se da noticia del origen de las lenguas; en que sin estudios astronómicos se computan las revoluciones de los astros; en que sin documentos históricos se cuenta la historia; en que sin estudios físicos se revelan las leyes del mundo.

Libro prodigioso aquel que lo ve todo y que lo sabe todo; que sabe los pensamientos que se levantan en el corazón del hombre y los que están presentes en la mente de Dios; que ve lo que pasa en los abismos del mar y lo que sucede en los abismos de la tierra: que cuenta o predice todas las catástrofes de las gentes, y en dónde se encierran y atesoran todos los tesoros de la misericordia, todos los tesoros de la justicia y todos los tesoros de la venganza. Libro en fin, Señores, que cuando los cielos se replieguen sobre sí mismos como un abanico gigantesco, y cuando la tierra padezca desmayos y el sol recoja su luz y se apaguen las estrellas, permanecerá él solo con Dios porque es su eterna palabra, resonando eternamente en las alturas. Ya veis, Señores, cuan libre y extendido campo se abre aquí a las investigaciones de los hombres. Obligado empero por la índole exclusivamente literaria de esta ilustre asamblea a considerar a la Biblia solamente como un libro que contiene la poesía de una nación digna de perdurable memoria, me limitaré a indicar algo de lo mucho que podría indicarse y decirse acerca de las causas que sirven para explicar su poderoso atractivo y su resplandeciente hermosura.

Libro en fin, Señores, que cuando los cielos se replieguen sobre sí mismos como un abanico gigantesco, y cuando la tierra padezca desmayos y el sol recoja su luz y se apaguen las estrellas, permanecerá él solo con Dios porque es su eterna palabra. … Señores, antes de dar fin a este breve discurso conviene repetirlo una y otra vez: dedíquense los jóvenes con ardor y respeto al estudio de los libros sagrados, seguros de encontrar en los Salmos del Profeta Rey, en los dulces cantares de Salomón, en el célebre cántico de Habacuc, en los terribles acentos de Isaías, rasgos sublimes, dignos modelos y fecundas inspiraciones de la poesía más noble y elevada. LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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El rey Carlos V, monarca del imperio español.

Francisco de Enzinas

y el primer Nuevo Testamento en español “Estas causas Su Majestad, me han movido a querer tomar este trabajo, de cual he querido dar a Vuestra Majestad cuenta larga, sin ninguna duda muy digna del Trono Real de Vuestra Majestad, digna de su conocimiento, digna de su juicio, digna de su aprobación y digna de su defensión. Y pues sé que los corazones de los buenos príncipes son regidos por Dios, que Vuestra Majestad tendrá por bueno éste mi trabajo, y que con su autoridad le defenderá y amparará...”

E

ra el hombre más poderoso del mundo; orgullosamente decía que en sus dominios no se ponía el sol. En 1543, el imperio de Carlos V se extendía cada vez más y de su palabra dependía todo. Con la frente erguida, el 13 de diciembre entró a su comedor, seguido de numerosos cortesanos, y se sentó a la mesa. Los demás se limitaban a mirar, hasta que, acabado el almuerzo, se fueron acercando uno a uno para sus saludos y peticiones. El segundo en acercarse fue el obispo español de Jaén, a quien acompañaba un joven que fue presentado al monarca. Se llamaba Francisco de Enzinas y llevaba consigo un libro que

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LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

acababa de salir de la imprenta en Amberes. La escena tenía lugar en Bruselas, hoy capital de Bélgica, parte de los Países Bajos tierra predilecta de Carlos V, que había nacido allí. El mismo Enzinas, que tenía veintitrés años de edad, dejó escritas sabrosas memorias, donde dice: «Confieso que al verme entre gente tan lúcida tuve algún temor, considerando lo que yo iba a decir, pero luego recobré fuerzas y ánimo, por ser tan grande la justicia y alteza de mi causa». El obispo explicó al rey que su acompañante quería dedicarle un libro, este ya tenía una larga y conceptuosa dedicatoria. Quizás, un poco molesto, Carlos


La ciudad alemana de Wittenberg, cuna de la Reforma, donde Enzinas tuvo la idea de traducir el Nuevo Testamento al español.

preguntó: «¿Qué libro quieres dedicarme?». El joven estudiar y donde quizá tradujo la «Institución» de Calrespondió: «Señor, una parte de las Sagradas Escritu- vino. Jaime fue a París, donde le conmovió ver a alguras, que llamamos Nuevo Testamento, fielmente trasla- nos amigos en la hoguera, por causa de sus ideas, sin dado por mí al castellano». Y siguió explicando qué era imaginar que él terminaría de la misma manera. un libro y por qué quería que todos lo Desde los Países Bajos, Francisco leyeran. Parece que el emperador no escribió al reformado polaco Juan de había prestado mucha atención, porLasco, a quien había conocido exique preguntó de nuevo: «¿Eres tú el liado en los estudios, pidiéndole una autor de esa obra?», a lo que Enzinas, recomendación para el gran teólogo sin amilanarse, replicó: «El Espíritu Felipe Melanchton, con quien cultiSanto es el autor»; y aprovechó para varía una larga amistad, primero por explicar cómo este había inspirado correspondencia, y años después via autores sagrados; mientras que él viendo en su casa. Al mismo tiempo mismo solo era «siervo fiel y órgano declaraba haber sentido un llamadébil que he traducido esta obra en miento para dedicarse a la literatura, lengua castellana». Aquello sorprencomo un ministerio. dió al monarca, quien declaró: «Sea Fue a Wittenberg, la ciudad alecomo quieras, con tal que nada sosmana que era una especie de capital pechoso haya en el libro». «Nada que de la Reforma, donde tuvo la visión proceda de la Palabra de Dios debe de traducir el Nuevo Testamento a su ser sospechoso a los cristianos», dijo idioma. Había, por cierto, traduccioEnzinas comprendiendo que la ennes previas, pero ninguna había sido Primera página del Nuevo Testamento de trevista estaba agotada. Al parecer, publicada. Hecho ya el trabajo, volvió Francisco de Enzinas. había sido fructífera. a Lovaina para imprimirlo, pero se Francisco de Enzinas procedía de una eminente fa- cansó de la tardanza y lo hizo en Amberes. Consultó milia de Burgos, en el norte de España, donde nació en a muchos eruditos, que aprobaron su idea, aunque le 1520. Después de un tiempo en los Países Bajos, con recomendaron, inclusive Melanchton, que no pusiera su hermano Jaime, volvió a su tierra en 1537, donde su nombre en la portada, porque era peligroso y que se educó con su tío Pedro de Lerma, que había sido cambiara algo el título, suprimiendo la frase «Nueva perseguido por la Inquisición, acusado de «hereje». Allí Alianza». entró en contacto con los pensadores reformados, que Pero, ¿cómo hacer para que el libro sagrado pudiera leería de nuevo en Lovaina, universidad donde fue a circular? Enzinas tuvo una doble idea. Primero, LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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Texto de Enzinas escrito en latín.

Aparte de su traducción del Nuevo Testamento, Enzinas tradujo varios libros del Antiguo Testamento. Además, tradujo a los clásicos Lucio Floro, Plutarco y Luciano. Y fue el editor latino de Historia de la muerte de Juan Díaz (1546) y Actas del Concilio de Trento (1546). Se casó con Margarita Elter, que le dio dos hijas. Fue profesor de griego en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Murió en Estrasburgo (Francia). Mantuvo amistad y correspondencia con destacados protestantes europeos, como Melanchón y Calvino, entre otros.

Las acusaciones incluían alguna cosa «seria», como traducir el Nuevo Testamento o «el libro peligroso: De la libertad religiosa», y otras, como sospechas de «luteranismo», conversaciones con herejes o compra de alguna obra sospechosa. Por todo ello, estuvo encarcelado desde diciembre de 1543 hasta febrero de 1545.

Francisco de Enzinas se presenta ante quienes le acusaron de “luteranismo”. El gesto de presentar su Nuevo Testamento a Carlos V como estrategia para eliminar sospechas de herejía no funcionó.

incluiría una dedicatoria al omnipotente emperador. Y luego, el paso más atrevido, de hablar con él en persona, tal como hemos visto. Feliz salió Enzinas de aquella entrevista, y así fue al día siguiente a ver a Pedro de Soto, el confesor del emperador. Este le comenzó a hacer algunas recriminaciones y, cuando el visitante salió del monasterio, fue

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detenido y juzgado. Las acusaciones incluían alguna cosa «seria», como traducir el Nuevo Testamento o «el libro peligroso: De la libertad religiosa», y otras, como sospechas de «luteranismo», conversaciones con herejes o compra de alguna obra sospechosa. Por todo ello, estuvo encarcelado desde diciembre de 1543 hasta febrero de 1545, cuando, abrumado por los interrogatorios, una noche comprobó que las tres puertas de la prisión estaban abiertas. Unos amigos los llevaron ocultamente a Amberes, donde corría la noticia de la fuga, que era calificada de milagrosa. Volvió a Wittenberg, donde continuó trabajando y viajando por distintos países. En 1547 se casó en Estrasburgo y tuvo dos hijos. Fue profesor en Cambridge, Inglaterra, y en Suiza se dedicó a traducir y publicar obras clásicas, como las de Tito, Luvio y Josefo, así como otras de los reformadores. Un punto culminante de su vida fue en 1552, cuando pudo visitar a Calvino, con quien había tenido correspondencia. Al volver a Estrasburgo el mismo año, encontró la ciudad dominada por la peste que terminó con él y, al poco tiempo, con su esposa. Tenía treinta y dos años de edad, pero se puede decir que había cambiado la historia. De toda su producción, sin duda la más importante fue la traducción del Nuevo Testamento. Fue tan perseguida, que hubiera parecido un fracaso, pero fue recogida por su compatriota Juan Pérez, que publicó la suya, evidentemente basada en la de Enzinas. Años después, cuando esta edición también había desaparecido, Casiodoro de Reina publicó la suya, de la que sin duda se puede decir que bebió mucho de la de Enzinas, de modo que la visión y el coraje de aquel joven español tiene mucho que ver con nuestra posibilidad de tener la Biblia en castellano, último gran idioma moderno en poseerla, hace ya más de cuatrocientos cincuenta años. Por eso, tal vez el mejor homenaje es copiar su traducción de un versículo: «Estas cosas os he dicho, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero estad de buen ánimo que yo he vencido al mundo» ( Juan 16:33).


La importancia crítica de la

Biblia Reina-Valera

«La antigua Biblia de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera es el mayor aporte hecho por los cristianos evangélicos a la literatura española». El académico contemporáneo Marco Antonio Ramos habla de su predilección por la Reina-Valera.

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u clasicismo y majestuoso lenguaje han garan- Filipina, y correspondiente de la Española, estuvo detizado su preeminencia. Como tantos otros evan- dicada a exaltar nuestra amada versión castellana de las gélicos, no puedo separar la Biblia Reina-Valera de Escrituras. De repente, recordé que fue precisamente mi peregrinaje espiritual. El primer ejemplar de la Biblia don Jaime Santamaría quien puso en mis manos, en los completa que llegó a mis maya lejanos días de mi niñez, el nos había sido publicado por Evangelio según San Juan de la Sociedad Bíblica Británica y la versión Reina-Valera. Extranjera, y forma parte de mi Importancia de la versión nostalgia por la juventud. Menéndez y Pelayo dejó un Con motivo de mi ingreso testimonio de la importancia como miembro de número a la de esa versión, situándola en Academia Norteamericana de su contexto histórico y literaLengua Española —y corresrio. Esas palabras forman parpondiente de la Real Acadete de su célebre Historia de los mia Española— se me presenHeterodoxos Españoles: tó la oportunidad de ofrecerle «Los trabajos bíblicos, conun sincero reconocimiento a siderados como instrumentos de la versión Reina-Valera, a la propaganda, han sido en todo que he asociado siempre con tiempo ocupación predilecta de las glorias de nuestra lengua. las sectas protestantes. No los desEl título del discurso de indeñaron nuestros reformistas del greso, pronunciado en Columsiglo xvi: Juan de Valdés puso bia University, es el siguiente: en hermoso castellano los Salmos «Marcelino Menéndez y Pey parte de las Epístolas de San layo: Historiador de las ReliPablo, Francisco de Enzinas, no giones». No hubo necesidad menor helenista, vertió del orialguna de acudir a mis propias Don Marcelino Menéndez y Pelayo, destacado intelectual español del siglo XX. ginal todo el Nuevo Testamento; palabras, sino más bien a las de Juan Pérez aprovechó y corrigió nuestro erudito por excelencia, ya que el discurso era una evocación del más famoso de todos estos trabajos. Faltaba, con todo eso, una versión completa de las Escrituras que pudiera sustituir con ventaja a los críticos españoles. La contestación de rigor, a cargo de don Jaime San- la de los judíos de Ferrara, única que corría impresa, y que (Continúa en la página 18) tamaría, miembro de las Academias Norteamericana y LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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Alfonso el Sabio, rey de León y Castilla

Miguel de Cervantes y Saavedra

Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros

Francisco de Quevedo

Lope de Vega Carpio

Teresa de Jesús

El Siglo de Oro español El Siglo de Oro español es el nombre que se da al periodo que abarca aproximadamente desde 1492 a 1659. La fecha de inicio es también la del final de la Reconquista, la del primer viaje de Cristóbal Colón a América y la de la publicación de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija, la primera en estudiar el castellano y fijar sus reglas; es también la primera de una lengua románica. El descubrimiento del Nuevo Mundo y el asentamiento en algunas zonas del continente americano, las aportaciones al arte, la música y la literatura son importantes marcas que estos maestros dejaron, y que llegan hasta el día de hoy. Son exponentes destacados del Siglo de Oro en la literatura: Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Francisco de Quevedo, Tirso de Molina, Pedro Calderón de la Barca, Lope de Vega.

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por lo sobrado literal y lo demasiado añejo del estilo, lleno de hebraísmos intolerables, ni era popular, ni servía para lectores cristianos del siglo xvi. Uno de los protestantes fugitivos de Sevilla se movió a reparar esta falta; emprendió y llevó a cabo, no sin acierto, una traducción de la Biblia, y logró introducir en España ejemplares a pesar de las severas prohibiciones. Esta Biblia, corregida y enmendada después por Cipriano de Valera, es la que hoy difunden, en fabulosa cantidad de ejemplares, las Sociedades Bíblicas Unidas por todos los países donde se habla la lengua castellana. El escritor a quien debió nuestro idioma igual servicio que el italiano Diodati era un morisco granadino llamado Casiodoro de Reina». Por siglos se había dependido en los reinos de la Península Ibérica de la Vulgata, versión latina que vino a ser la Biblia de toda la iglesia en el medioevo. Isidoro de Sevilla había escrito comentarios al Antiguo Testamento y biografías de ochenta y seis personajes bíblicos. Otro gigante de la erudición medieval, Alfonso el Sabio, rey de León y Castilla, promovió la traducción del Antiguo Testamento y la encargó a un grupo de eruditos en Toledo. Al iniciarse los tiempos modernos, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo futuro regente del Reino y gran inquisidor, publicó en España la Biblia, que se conoce generalmente como la políglota Complutense. Según el historiador Justo L. González: «Esta Biblia manifiesta un espíritu de erudición crítica que los estudiosos bíblicos no habían conocido desde tiempos de Orígenes en el siglo iii, de Jerónimo en el iv, o de Teodoro de Mopsuestia en el v». Sin embargo, sería un miembro ilustre de la pequeña minoría religiosa constituida por los reformistas de la Península, el escogido de Dios para la proeza de publicar, en agosto de 1569 el primer ejemplar de toda la Biblia vertida a nuestra lengua con una maestría no superada por ningún otro esfuerzo de esa naturaleza. En aquella gloriosa era de Cervantes, Lope de Vega y Juan de Valdés, el Siglo de Oro de la literatura española, la incipiente comunidad evangélica dio a luz, mediante las abnegaciones de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, una versión que ya recibe el debido reconocimiento en las academias de lengua. Su mensaje sigue siendo el mismo: «La luz en las tinieblas resplandece».

Marcos Antonio Ramos es un académico, clérigo, escritor y periodista cubano. Es Doctor en Historia y Teología, especialista en historia de la Iglesia y de las religiones. Es Académico de Número de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y Académico Correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Dominicana de la Lengua.


Belleza literaria de la

Biblia Reina-Valera

La antigua Biblia de Casiodoro de Reina se ha convertido en la versión de las Sagradas Escrituras más utilizada por el movimiento protestante hispanoamericano desde sus inicios. Se puede decir que, como «leche materna», hemos bebido de ella el mensaje redentor.

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e tal manera los cristianos no católicos de esta parte del mundo la han hecho suya, que muchas de las expresiones y giros de su habla característica exhiben la huella inconfundible del lenguaje de Reina. El fenómeno se debe, sin duda, a que generación tras generación han memorizado frases, versículos y pasajes enteros, en los que encuentran una y otra vez consuelo e inspiración divina. Es curioso que la Reina-Valera se considera una versión culta, un clásico de la lengua española, pero, sin embargo, ocupa el lugar cimero entre los evangélicos de habla castellana como la más popular de las traducciones de la Biblia. En sus orígenes, cuando intentaba romper el cerco tendido por la Inquisición en torno de aquellos que luchaban por una renovación de la fe, a Casiodoro (llamado «de Reina» porque ese era el nombre de la villa cercana al pequeño pueblo donde nació) lo animaba el deseo de preparar una versión lo más comprensible y sencilla posible. Así, por ejemplo, vacilaba a la hora de utilizar aquellas palabras cultas tales como «alianza», de poco uso, o «pacto», derivada del latín, en lugar del

vocablo «concierto», empleado por la gente para aludir a un concepto parecido, aunque no exacto, de lo que significa el término hebreo «berith». Según él, «entretanto que no son más usados, menos inconveniente nos pareció tomar un vocablo entendido, aunque no lo signifique todo, que otro que lo signifique todo, y por no ser entendido del común, pueda venir en abuso…». Claridad pedagógica

Ese anhelo de simplicidad y claridad pedagógicas, asombroso en tiempos cuando la iglesia oficial pretendía mantener a cualquier costo el latín, tanto en la enseñanza como en la liturgia, otorgó a la prosa de Reina la cristalina belleza y la musicalidad del idioma hablado, o sea, de la lengua viva que se renueva constantemente en los labios de la gente sencilla. Al mismo tiempo, ello hizo que esta Biblia pasara a formar parte de las obras clásicas del «Siglo de Oro» de la literatura española, un período que en pureza de verdad transcurre entre la segunda mitad del siglo xvi y la primera mitad del siglo xvii. Tras el auge literario renacentista de inicios del siglo, la traducción

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La obra de Reina ha sido objeto de numerosas revisiones a través de los siglos. Pero ninguna de ellas ha desvirtuado su carácter ni sus rasgos esenciales: la fidelidad de la traducción y la belleza del estilo. de Reina prácticamente inaugura el ciclo literario que culminaría con la obra de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y Góngora. El clasicismo de la versión Reina-Valera, con su majestuoso y, en ocasiones, suave y tierno lenguaje, se afirma más allá de gustos y modas pasajeros en la ya centenaria preferencia de creyentes que son, pese a su diversa idiosincrasia y cultura, herederos de una misma lengua y depositarios de una misma fe. El arte de verter los textos antiguos a un idioma que recién había completado su fase formativa, «contribuyendo así a la fijación del español moderno», no fue ajeno a Reina para aunar belleza y exactitud en su obra. Ello se pone de manifiesto sobre todo en los Salmos, en el lenguaje poético de los profetas y en la llamada literatura sapiencial. Aunque él pensaba aprovechar la traducción que del Nuevo Testamento y los Salmos hiciera su contemporáneo Juan Pérez de Pineda, circunstancias inesperadas (las autoridades francesas destruyeron la primera edición de esos textos a petición de Felipe II), lo obligaron a terminar solo, en una carrera contra el tiempo, aquella titánica empresa.

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Para lograrlo tuvo que apelar a sus dotes de escritor y sus amplios conocimientos del griego: en apenas seis semanas completó lo que faltaba, de 1 Corintios a Apocalipsis, y entregó toda la Biblia a la imprenta. Si su Antiguo Testamento comunicaba mucho del ritmo de la poesía, envuelta ahora en la nueva sonoridad del castellano, así como el sentido de difíciles hebraísmos, su Nuevo Testamento ofrecía un fluido relato de los acontecimientos narrados en los Evangelios y el libro de los Hechos, así como toda la riqueza conceptual de las cartas paulinas. Nuevas revisiones

Como se sabe, la obra de Reina ha sido objeto de numerosas revisiones a través de los siglos. Pero ninguna de ellas ha desvirtuado su carácter ni sus rasgos esenciales: la fidelidad de la traducción y la belleza del estilo. El trabajo realizado por los comités de las nuevas revisiones ha procurado resaltar esas cualidades, teniendo en cuenta la evolución del idioma y los grandes avances experimentados por las formas y medios de comunicación humanos. Conscientes de la gran responsabilidad que Dios ha puesto sobre los hombros de los revisores, se ha buscado siempre mantener diáfanos y tersos, como las obras de arte sometidas a un proceso de restauración, los clásicos textos de la Biblia Reina-Valera.

Omar Díaz de Arce es un autor y traductor cubano. Se especializa en temas de historia.


Reina-Valera:

Permanencia y temporalidad Para los hispanohablantes, la versión de Casiodoro de Reina ocupa un lugar de privilegio en la historia de las traducciones castellanas del Libro. Ello es así, no solo por haber sido la primera traducción del texto bíblico hecha desde los idiomas originales, sino porque a lo largo de los siglos, y a lo ancho del mundo de habla castellana, se convirtió en la Biblia por antonomasia.

P

or las condiciones particulares en que se llevó a cabo la evangelización de España e Hispanoamérica, la Reina-Valera llegó a identificarse como «la Biblia protestante» por contraposición a «otras Biblias», que eran católicas (y, por lo tanto, se presuponía, distorsionaban el sentido en la traducción). El hecho de que, no solo por años sino por siglos, esta versión fuera la única usada por el pueblo evangélico de habla castellana ha tenido repercusiones muy importantes respecto de la apreciación que los primeros evangélicos han desarrollado de la Biblia como tal (haciendo abstracción de una versión en particular).

Importantes repercuciones

A continuación señalamos algunas de esas repercusiones en la fe y la cultura evangélicas: 1. La versión Reina Valera (de ahora en adelante identificaba por las siglas R-V) ha ejercido una gran influencia en la configuración de las creencias teológicas del mundo evangélico.

A su vez eso implicaba una estrecha relación entre dicha interpretación y los términos teológicos más significativos que había recogido Reina, y que Valera y los sucesivos revisores mantuvieron en sus textos. Tales términos se han vuelto sagrados en sí mismos, hasta el punto de que es casi un tabú intentar cambiarlos por otros equivalentes, pero más explícitos. De ahí que para muchos evangélicos de tendencia muy conservadora, el uso de versiones de la Biblia distintas de la R-V se considere señal inequívoca de desviación teológica. Todo traductor es un intérprete. Es absurda la afirmación de que la Biblia no necesita que la interpretemos, sino que la obedezcamos, como si esto fuera posible sin aquello. Pero la fidelidad del traductor está primeramente comprometida con el texto, y no con un esquema teológico superior al texto. 2. Lo dicho en el inciso anterior explica también otro fenómeno: en qué medida el lenguaje de la R-V ha influido en el habla de los evangélicos hispanohablantes.

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El Dr. Ronald Ross, del Departamento de Traducciones de las Sociedades Bíblicas Unidas, me decía hace un tiempo que había observado cómo algunos evangélicos utilizaban ciertas formas de expresión que no son propias de las comunidades a las que ellos mismo pertenecen… pero sí del texto de la R-V.

Foto: PEXEL

3. Para muchísimas personas la base textual de la R-V es el texto original.

Cuando Casiodoro de Reina traduce la Biblia, tiene a su disposición un muy reducido número de manuscritos antiguos del texto bíblico en los idiomas originales. Además, eran manuscritos muy tardíos. Los innumerables descubrimientos posteriores no solo han puesto a nuestro alcance una gran cantidad de manuscritos, sobre todo griegos —manuscritos que consideramos testimonios textuales—, sino que también han hecho retroceder, en muchos siglos, las fechas de la mismos testimonios. La importancia de este hecho salta a la vista: cuanto más antiguo sea un documento tanto más cerca está, en el tiempo, de los textos originales. Los estudios que los especialistas (críticos textuales) han hecho de esos textos han venido a demostrar que se formaron varias tradiciones o familias de textos, según las características que iban adquiriendo en el proceso de copiado. Esos mismos estudios han revelado que los manuscritos usados por Reina y por Valera no son de los más

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valiosos —aunque, insistimos, eran los únicos con los que ellos contaban. ¿Qué valor tiene hoy la Reina-Valera?

Permítasenos hacer una distinción preliminar entre «valor» y «vigencia». Este último término, aplicado al caso específico que nos ocupa, indica que, indubitablemente, la versión R-V tiene un uso práctico, significativo y muy amplio en el mundo protestante de habla castellana. En este sentido, la traducción que nos ocupa tiene una indiscutible vigencia.

Todo traductor es un intérprete. Es absurda la afirmación de que la Biblia no necesita que la interpretemos, sino que la obedezcamos, como si esto fuera posible sin aquello. Pero la fidelidad del traductor está primeramente comprometida con el texto, y no con un esquema teológico superior al texto. Por otra parte, cuando hablamos del valor de esa traducción, nos referimos a sus cualidades intrínsecas en tanto traducción y a sus características propias, como modernidad, precisión, documentos en que se apoya, etc.


En cuanto a su valor, la versión R-V nos presenta un reto digno de afrontar, por las razones que pasamos a enumerar. Principios de traducción

La naturaleza formal de esa versión hace que aún en el día de hoy —y a pesar de las numerosas revisiones a que ha sido sometida— haya pasajes que son prácticamente inentendibles para el lector común. La explicación fundamental del resultado de esa práctica radica en que la traducción por equivalencia formal tiende a apegarse a la estructura de la lengua original o lengua fuente. Ello da como resultado, a su vez, que se fuerce también la forma del idioma receptor (el castellano, en nuestro caso). Esto es más evidente cuando el autor original emplea figuras como la metáfora. El desarrollo de la lingüística ha venido a ratificar que la llamada traducción idiomática o por equivalencia dinámica (o funcional) busca ser fiel a lo que dice el texto fuente echando mano a recursos propios de la lengua receptora. Debido a los notables cambios que ha experimentado el idioma, para hacer comprensible el texto de Reina ha sido necesario hacer revisiones periódicas (trece o catorce) en los últimos 451 años, para ponerlo más a tono con las formas contemporáneas de la lengua. Al contemplar el panorama total, la pregunta que surge es la siguiente: ¿Cuántas revisiones puede soportar una traducción como la de Reina y seguir llamándose con el mismo nombre? ¿Qué criterios deben regir los procesos de revisión de una traducción para que el producto pueda ser reconocido como obra de legítima continuidad? Las razones que justifiquen una nueva revisión deben ser extrínsecas al texto mismo. No nos detendremos a analizarlas. Solo añadiremos que son precisamente razones pastorales las que han prevalecido en la toma de decisión, por parte de Sociedades Bíblicas Unidas, de realizar nuevas revisiones: las que ahora llamamos revisión del 95 y Reina Valera Contemporánea. Problemas de crítica textual

El texto griego del NT ha sido objeto de estudio desde tiempos antiguos. Las investigaciones se aceleraron con el descubrimiento de nuevos manuscritos. Los críticos textuales han sido incasables en sus esfuerzos por «fijar» el texto y así determinar las formas que serían «originales». De ahí que los especialistas hayan preparado lo que se denomina «texto crítico», que ha publicado Sociedades Bíblicas Unidas (cuarta edición).

Foto: PEXEL

Revisiones del lenguaje

Debido a los notables cambios que ha experimentado el idioma, para hacer comprensible el texto de Reina ha sido necesario hacer revisiones periódicas (trece o catorce) en los últimos 451 años, para ponerlo más a tono con las formas contemporáneas de la lengua. Este texto crítico tiene muchas variantes, comparado con el texto que sirve de base a la R-V. Esta se hizo sobre el llamado Textus Receptus (texto recibido). Conclusión

Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera fueron traductores cuyas obras hicieron época. De eso no hay ni el menor asomo de duda. Su obra ha durado mucho más de lo que ellos mismos pudieron haber imaginado. Sus nombres han quedado inexorablemente vinculados a la historia del protestantismo de habla castellana. Y por eso tenemos que dar gracias a Dios. Plutarco Bonilla es un teólogo, traductor y pastor español naturalizado costarricense.

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Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera A la fe y la sabiduría de estos dos hombres, la historia, la literatura y la espiritualidad hispánicas deben la primera Biblia impresa en castellano. A esta obra no la pudo impedir el todopoderoso rey Felipe II ni la omnipresente Inquisición. Y aun hoy, con más de medio centenar de versiones en la lengua de Cervantes, esta Biblia sigue siendo la más leída.

L

os dos hombres nacieron en el sur de España, en las faldas de Sierra Morena, en tierras pobladas de alcornoques y sueños por la conquista de América, las que en el siglo XVI pertenecían al reino de Sevilla y hoy a Extremadura. Casiodoro de Reina nació en Montemolín (Badajoz), allá por el año 1520. Y Cipriano de Valera puede que lo hiciera en un cortijo próximo a Fregenal de la Sierra (también Badajoz), en 1532. Por eso es que hoy, en circunstancias de menos fanatismo y mayor memoria, se los recuerda a los dos, tanto en la Gran Enciclopedia de Andalucía como en la Gran Enciclopedia Extremeña. No obstante ellos, como no podía ser de otra manera, siempre escribieron de su condición de sevillanos. 24

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Estudiantes de la Universidad de Sevilla

En fechas que no han podido determinarse, los dos pasaron por las aulas de la Universidad de Sevilla. Eso fue determinante para el posterior trabajo y ampliación de estudios en Basilea, para Reina, y para la docencia en Cambridge y Oxford, en el caso de Valera. En esos lugares les fueron reconocidos sus méritos universitarios. Frailes en el monasterio de San Isidoro del Campo

Sobre las ruinas de la antiquísima ciudad romana de Itálica, y a tan solo siete kilómetros de su ciudad natal, estos dos sevillanos volvieron a encontrarse al profesar como frailes jerónimos en el monasterio de San Isidoro del Campo. Allí, según se cuenta en el libro Artes de la Inquisición española, escrito por Raimundo González


de Montes (que bien puede ser un seudónimo del propio Casiodoro de Reina), «las horas que llaman de coro y rezo, se habían convertido en explicaciones de la Santa Escritura». Terminaron por abandonarlo en 1557, rumbo a Ginebra. Refugiados, trashumantes, literatos

Como tantos otros españoles en busca de libertad, en aquellas lejanas fechas y en otras mucho más próximas, nuestros personajes emprendieron un camino sin retorno al corazón de Europa, dejando huella de su fe, protesta, sacrificio, valor, amor y trabajo a su paso por Francia, Suiza, Alemania, Bélgica, Holanda e Inglaterra. Se separaron finalmente en Londres, donde Valera permaneció, mucho más sedentario, mientras que Reina, el impenitente viajero, justificaba el bien ganado apodo del «Moisés español», aludiendo así a su encabezamiento de los diferentes éxodos de perseguidos protestantes, españoles y extranjeros, desde Sevilla, Ginebra, Londres o Amberes. Mientras que Felipe II y los inquisidores no repararon en métodos y gastos para calumniarlos, secuestrarlos o, como ocurriera con otros, asesinarlos, ellos pudieron experimentar la oportuna protección de Dios y de sus hermanos en la fe, aunque esto último no impidió que el tribunal de la Inquisición los quemara «en estatua» el 28 de abril de 1562 en Sevilla, y colocara su obra en los índices de los libros prohibidos. Autores, traductores y editores

Tanto Reina como Valera son más conocidos por su condición de traductores bíblicos que por sus otras obras. Y en las biografías —pocas, pobres y pésimas— de famosos diccionarios, enciclopedias e historias de la

literatura —más sobre Valera que de Reina— se sigue olvidando mucho y acertando poco, como prueban los siguientes gazapos de la Enciclopedia Hispánica, publicada por la Británica en 1990-1991: «Casiodoro de Reina, murió en 1582. Hizo una traducción de la Vulgata». O «Cipriano de Valera, refugiado en Ginebra, tradujo la Biblia al castellano (1602)». Gracias a la cuidada y económica edición facsímil que en 1992 hiciera la Sociedad Bíblica de España, hoy podemos disfrutar con mayor acceso el primer texto de Reina, y conocer las pocas modificaciones introducidas por Valera.

Tanto Reina como Valera son más conocidos por su condición de traductores bíblicos que por sus otras obras. Y en las biografías —pocas, pobres y pésimas— de famosos diccionarios, enciclopedias e historias de la literatura —más sobre Valera que de Reina— se sigue olvidando mucho y acertando poco. Además, Casiodoro nos legó, como obras originales, la ya adelantada sobre la Inquisición, Comentarios en latín a Mateo y Juan (Fráncfort, 1573), una Declaración o Confesión de la fe, un Catechismus (Amberes, 1583), en latín, francés y holandés. También tradujo del latín al francés una historia de la

Casiodoro y Cipriano profesaron como frailes jerónimos en el monasterio de San Isidoro del Campo, en Sevilla.

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Confesión de Augsburgo (Amberes, 1582) y, en condición de editor, la Bibliotheca Sancta, de F. Sixto Senensi, y Dialogus in epistolam D. Pauli ad Romanos, por Antonio del Corro, ambas en Fráncfort en 1575 y 1587, respectivamente. Cipriano pudo ver dos ediciones y una de las traducciones inglesas de sus dos tratados: el primero es sobre el papa y el segundo sobre la misa (Londres, 1588 y 1589). El Tratado para confirmar los pobres cautivos de Berveria (Londres, 1594) fue su trabajo más original y literario. Además tradujo la Institución de la Religión Cristiana (Londres, 1597) de Calvino y aportó prólogos como editor en varias obras más. Por su parte, el recién fundado Centro de Estudios de la Reforma, a través de su proyecto Rescate Literario, está trabajando en la localización, estudio y publicación de los documentos, impresos ya o inéditos, de los reformadores españoles.

exteriores. Cipriano dejó todas las de Casiodoro, añadió otras y puso por primera vez resúmenes delante de cada capítulo del Apocalipsis.

¿Debemos hablar de la Reina-Valera-Enzinas?

Amor por España y América

Casiodoro de Reina trabajó en equipo e incorporó en el Nuevo Testamento parte de la traducción de Francisco de Enzinas, la cual era la primera versión del original al castellano, impresa en Amberes (1543) y Ginebra (1556). Este segundo caso fue edición de Juan Pérez de Pineda. De allí, Casiodoro, con un pequeño arreglo, aprovechó Santiago hasta Apocalipsis. Reina conservó los resúmenes de los capítulos originales de Pérez, multiplicó el número de referencias y notas en los Roberto Estienne, importante colaborador márgenes y sustituyó de Casiodoro de Reina. las divisiones medievales de los capítulos con letras mayúsculas, adoptando la que conocemos en versículos, tal como había hecho Roberto Estienne (NT griego, 1546). Además, mejoró el castellano de Pérez, actualizando la ortografía. Los deuterocanónicos y las notas

Los dos conservaron los libros deuterocanónicos y pusieron notas en sus respectivas ediciones. Los primeros aparecían, en la de Reina, en la colocación propia anterior a la Reforma, mientras que Valera los ubicó entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Las notas se hallaban encabezando los capítulos y en los márgenes

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LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

Cipriano de Valera escribió repetidas veces hablando de su interés por los españoles. Citemos uno de esos casos: «Orad por nuestra España y principalmente por el rey y por todos aquellos que tienen el gobierno de la república, que Dios les haga gracia de leer y meditar la Sagrada Escritura».

Ninguno de los dos renunció a su condición de españoles y a su inquebrantable vocación de trabajo a favor de España. Aunque ninguno volvió a pisar su tierra natal. Cipriano de Valera escribió repetidas veces hablando de su interés por los españoles. Citemos uno de esos casos: «Orad por nuestra España y principalmente por el rey y por todos aquellos que tienen el gobierno de la república, que Dios les haga gracia de leer y meditar la Sagrada Escritura». Y, resumiendo los grandes acontecimientos del año 1492, recuerda «el descubrimiento de la Indias», y dice: «Plujiera Dios, que los que han allá pasado, hubieran tenido más celo de enseñar y aumentar la santa fe Católica contenida en la Sagrada Escritura, que no de enriquecerse, matar y robar a diestro y a siniestro (como dicen) aquella simple gente, que tenían ánimas racionales como nosotros, y por quien Jesucristo era muerto». Según escribió Valera, «Casiodoro de Reina, movido por un pío celo de adelantar la gloria de Dios y de hacer un señalado servicio a su nación, en moviéndose en tierra de libertad para hablar y tratar de las cosas de Dios, comenzó a darse a la traslación de la Biblia», la que en el prefacio latino dedicó a «totius Europae» y a la «Hispani Indiue». Los inquisidores, desde Madrid, y un año antes de su impresión, la calificaron de «dañina» y empezaron a exigir que se impidiera su circulación. Aun así llegó a España y a tierras americanas. Como queda demostrado por la documentación de los Tribunales del Santo Oficio en el Nuevo Mundo, así como por lo que escribió Valera en la «Exhortación» a la segunda edición, donde afirma que había llegado «hasta las Indias Occidentales».


Izquierda: Fráncfort, donde Casiodoro de Reina ejercía el pastorado cuando falleció. Derecha: Cipriano de Valera enseñaba en Cambridge cuando se perdió su pista.

Separación y muerte

Como ya hemos adelantado, Valera quedó en Londres y Reina siguió viajando por Europa Central. Y parece que después de 1578 no volvieron a verse. Tampoco nos ha llegado ninguna carta, si es que mantuvieron correspondencia. La muerte sorprendió a Casiodoro el 15 de marzo de 1594, rodeado de sus hijos, todavía solteros, y de su esposa, Ana. Esta ocurrió cuando ejercía el pastorado en Fráncfort, lo que antes había hecho en Ginebra, Londres y Amberes. Mientras, parece que Cipriano todavía estaba vivo en 1606, fecha en que perdemos su pista. Eso sí, ya con más de setenta años y una vida más sosegada y próspera, con su docencia en las Universidades de Cambridge y Oxford y las ocupaciones literarias que ya hemos comentado. Cipriano de Valera nunca abandonó el calvinismo que había profesado desde el principio. Aunque Casiodoro de Reina, en los últimos años, firmó y enseñó las Confesiones luteranas. Pero la más larga e inexplicable separación entre ellos se dio por tres siglos en las portadas de la Biblia, donde repetidos y casi generales descuidos editoriales de ayer, y obras de consulta de hoy, presentan el trabajo de ambos como la «Antigua Biblia de Cipriano de Valera». Y su patria, cuando tres siglos más tarde comenzó a publicarla, mantuvo el error. Tardío e insuficiente, pero merecido homenaje

Los sueños de conquista de América, conquistas de almas para Cristo, pronto se hicieron realidad. Con la traducción de la Biblia al castellano de Casiodoro de Reina, se presentaba «el otro Cristo español». Y en los últimos años, con el aumento del conocimiento y reconocimiento a la imperecedera obra, se le rinde, aunque tardía e insuficientemente, un merecido homenaje.

Pero la más larga e inexplicable separación entre ellos se dio por tres siglos en las portadas de la Biblia, donde repetidos y casi generales descuidos editoriales de ayer, y obras de consulta de hoy, presentan el trabajo de ambos como la «Antigua Biblia de Cipriano de Valera». Y su patria, cuando tres siglos más tarde comenzó a publicarla, mantuvo el error. En España, «la Biblia del Oso» —tal como se llama a la primera edición— representa a la literatura religiosa en una Colección de Clásicos Castellanos. Y en el IV Centenario de su muerte, la ciudad de Sevilla, por medio de su Universidad, organizó una Exposición de Biblias Castellanas y un acto académico, y el Ayuntamiento rotuló una calle a su nombre. Y por nuestra parte, hemos escrito una nueva biografía, que aparece en una triple presentación: impresa, en audio y vídeo. Alemania, país donde Casiodoro viviera tantos años hasta su muerte, lo recordó en una exposición histórica sobre Fráncfort, mostrando un retrato y el ejemplar dedicado por él al Ayuntamiento. Y Friedemann, cantautor alemán que trabaja como misionero en España, ha grabado dos canciones dedicadas a Reina. La revisión más reciente, de Sociedades Bíblicas Unidas, es la Reina Valera Contemporánea (RVC). Gabino Fernández Campos es pastor, autor y profesor español. Se especializa en temas de historia, bibliografía, poesía, Biblia y misiones.

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Los hijos de Casiodoro de Reina

El primer traductor español tuvo una familia que acompañó su pasión por la difusión de la Biblia. Sin embargo, otros miles de hijos espirituales continúan su labor.

E

n la dedicatoria autógrafa del ejemplar de la Biblia del Oso, que hoy conserva y expone la Universidad de Fráncfort, el personaje de este artículo se presentó así: «Casiodoro de Reina, español, autor de esta traducción castellana de la Sagrada Escritura, ciudadano de Fráncfort…». Y en esa misma ciudad alemana tuvo la mayoría de sus hijos y escribió la mayor parte de su obra, hasta que Dios lo llamó el 15 de marzo de 1594. Esta obra fue impresa en el año 1569, en la ciudad de Basilea, donde cuatro años antes Ana León le había dado a Reina su primer hijo.

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Los hijos de Casiodoro y Ana fueron: Marcos, Agustino, Margarita, Servas, Juan, y otros que no conocemos por nombre. Pero con este árbol linaje —según la carne— no termina nuestra aproximación al tema. Por lo que nos acercaremos a los millones que con la lectura de esta versión de la Palabra de Dios crecen en la vida cristiana y evangelizan en Europa y América, principalmente. Esposa e hijos difunden la Biblia

Mientras Casiodoro nos legaba su principal trabajo literario, su familia cercana participó junto con él de la


Sede de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera en Londres. La organización fue un poderoso difusor de la Biblia en el continente americano.

lucha, los gozos y sufrimientos de aquellos años —en medio de persecuciones religiosas, enfermedades y dificultades económicas. Y fueron ellos, también, quienes continuaron fielmente con la distribución de su obra después de que Casiodoro murió. Su esposa y su primogénito, Marcos Casiodoro (1565-1625), lanzaron al mercado algunos ejemplares de la primera edición. Pero como los inquisidores la tenían denunciada y prohibida desde el 19 de enero de 1571, cambiaron el dibujo central de la portada, sustituyendo al conocido oso por un Pegaso, tal y como se ve en el facsímil que reproducimos gracias a la gentileza de la Universidad de La Laguna, feliz poseedora del único ejemplar localizado en España. Por su parte, Agustino Casiodoro le dedicó un ejemplar al duque John of East-Gothland, hijo del rey de Suecia, cuando era su preceptor y maestro de lenguas extranjeras.

Circulación millonaria

Más tarde, las Sociedades Bíblicas la siguieron imprimiendo en tan grandes cantidades que, sin poder conocer las cifras exactas, pero son cientos de millones de copias, entre ediciones completas y parciales. La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, comenzó la publicación del Nuevo Testamento en 1806 y de la Biblia en 1861, mientras que la Sociedad Bíblica Americana lanzó el Nuevo Testamento en 1845 y la Biblia en 1865. Un dato de color es que de los primeros Nuevos Testamentos publicados en 1806, 600 de ellos fueron enviados a la República Argentina, aunque no pudieron recibirlos —en esos momentos se estaban realizando las invasiones inglesas a dicho país—, y finalmente desembarcaron en la República Oriental del Uruguay. En España, tras dos ediciones parciales clandestinas, se comenzó a publicar la Reina-Valera en 1869, exactamente 300 años más tarde de su primera edición LA BIBLIA EN LAS AMÉRICAS

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Biblia del Oso completa abierta.

en Suiza. Durante los primeros trece años se registraron impresiones en Madrid y Barcelona. Impresiones de la Reina-Valera 1869-1882

Por su parte, en Hispanoamérica, un privilegiado testigo, Alfonso Lloreda, decía en el IV Centenario de la Biblia en castellano: «La Biblia que Casiodoro de Reina tradujera en circunstancias por demás precarias, y saliera a la luz en septiembre de 1569 no ha tenido oportunidad de enmohecerse, ya que se ha convertido en el texto diario de lectura y estudio de millones de cristianos de habla hispana. Cada año se distribuyen en América Latina más de treinta millones de Escrituras basadas en dicha traducción». Indirectamente, los lectores de habla portuguesa también se benefician del trabajo del traductor español, pues João Ferreira de Almeida se basó en él. Rescatan su obra

Además de la traducción de la Biblia, Reina escribió en latín sus Comentarios a Mateo, Juan, Isaías y Ezequiel. El primero, que se limita a glosar las tentaciones de Cristo, fue traducido por María Araujo Fernández en 1988. El de Juan apareció en 1573. Permanecen inéditas sus anotaciones a los dos profetas. A. Gordon Kinder, metodista inglés, el más completo de sus biógrafos, editó y comentó la Confesión de la fe en 1988.

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Otros lo imitan en su sentir y hacer social

En 1585, cuando pudo salir con su familia y otros de Amberes —la cual estaba sitiada por el duque de Parma por orden de Felipe II—, Casiodoro regresó a Fráncfort en 1585, fundando inmediatamente una institución de socorro para los pobres y los perseguidos, la cual llegó a nuestros días como Residencia de Ancianos y depósito del único retrato que conocemos de él. En 1993, varios representantes de las congregaciones de la Federación de Iglesias Evangélicas Independientes, de la Iglesia Evangélica Española y de la Iglesia Española Reformada Episcopal constituyeron en la ciudad de Móstoles, Madrid, la Asociación Casiodoro de Reina, que se dedicó a plasmar en actividades concretas su «vocación de servicio prioritario a los sectores más desfavorecidos de la sociedad actual», tal y como afirma en el «preámbulo» y especifica en los «fines». Unos y otros, aquí y allá, mientras reparten el «pan de la vida» o el «pan nuestro de cada día», los hijos de Casiodoro de Reina continúan el ministerio de aquel, a más de cuatrocientos años de su muerte.

Artículo escrito para la edición especial de la revista «La Biblia en las Américas», 2020.


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