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Listos para el desafío

José Gómez Estremadoyro Coordinador de obras. Período 2000-2007

En el año 2001 mediante un convenio inter institucional con el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Escuela Taller de Lima tendría una gran oportunidad, la de asumir por completo la restauración de la “Casa Aspillaga”, un edificio de carácter monumental de 2,300 m2 de área construida en pleno centro Histórico de Lima, colindante con el Palacio Torre Tagle e integrante del ambiente urbano monumental de la Iglesia San Pedro. Era la oportunidad perfecta de unir todas las experiencias anteriores en un solo objetivo y más aún, era la oportunidad de que como institución educativa demostremos que tanto alumnos, técnicos y profesionales estábamos listos para ese desafío.

Ese mismo año, se inició el desarrollo del proyecto, para lograr esto, todos los profesionales arquitectos e ingenieros de la ETL y AECID formamos parte del mismo equipo. Este primer objetivo no era fácil, desarrollar un proyecto y someterlo a la aprobación del Ministerio de Cultura; resulto un esfuerzo enorme y una prueba de resistencia. Con el proyecto aprobado bajo el brazo, la ETL pudo iniciar su camino en esta aventura de la obra de restauración. Contando con los fondos económicos provenientes del Ministerio de Relaciones Exteriores, propietarios del inmueble, se propuso una programación desde la residencia de obra que estaba a mi cargo. Este proyecto movilizó a toda la Escuela, los grupos de Obra y Taller se intercambiaban cada dos o tres semanas y eso permitía que todos hayan tenido las mismas experiencias, los mismos retos e intercambiar sus aportes o soluciones, en lo que fueron más de 3 años de trabajo. Los alumnos tomaron esta responsabilidad con mucho entusiasmo. Durante el proceso de restauración se contó también con la importante participación de nuestros ex alumnos, los cuales también se sumaron a este objetivo de su “Alma Mater”.

Una etapa importante de aprendizaje, fue la referida a las instalaciones y redes sanitarias y eléctricas, el taller de electricidad cumplió un papel innovador ya que las redes eléctricas debían adecuarse al edificio, y no viceversa, esta experiencia sentó las bases técnicas de como compatibilizar estas dos especialidades mediante soluciones y alternativas que todos nos llevamos como una base empírica sumamente valiosa.

Semanalmente teníamos un comité técnico, integrado por un representante del Ministerio de RREE, Ministerio de Cultura, AECID, la directora/or de la ETL y el suscito; este comité fue un mecanismo muy valioso de coordinación, intercambio de criterios, acuerdos para cubrir vacíos en el proyecto, etc., de una manera directa, poco burocrática y muy profesional. Este método fue la piedra angular para el éxito de la obra.

Finalmente mencionar que, el costo final de la obra fue de 1.2 millones de dólares, donde la contribución de la escuela taller fue de 450.000 dólares con el trabajo de todos sus alumnos y técnicos. El valor real de una obra de esa envergadura hubiera sido de 2.3 millones de dólares. 120 jóvenes se capacitaron y ahora todos podemos mostrar nuestra obra.

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