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La reutilización del patrimonio cultural y su función social
María Claudia López Sorzano
Presidenta de ICOMOS Colombia
▲ Galería del claustro de Santo Domingo, sede del Centro de Formación de la
Cooperación Española en Cartagena de
Indias. Fotografía: archivo OTC El patrimonio cultural tiene como principal cometido su función social, esto significa que debe ser vivido y disfrutado por las comunidades. A lo largo de la historia, la conservación y preservación del patrimonio han incorporado la rehabilitación de edificios históricos manteniendo su uso original o dándoles una nueva función en respuesta a las dinámicas y necesidades de diferentes momentos.
La reutilización de edificios se ha practicado desde la Antigüedad. Un importante ejemplo, obra maestra de la arquitectura clásica, es el Partenón, templo consagrado a la diosa Atenea, transformado con el paso del tiempo en iglesia bizantina y mezquita. Igualmente ocurrió con las termas de Diocleciano sobre las que más tarde se levantaron iglesias.
Muchas construcciones —incluso sectores urbanos dedicados a la actividad industrial al inicio del siglo XX como los Docklands del puerto de Londres— soportaron el abandono por desuso y tras un proceso de renovación urbana en el que se les dotó para nuevos destinos, fueron reincorporados a la dinámica económica y social.
Otro paradigma del siglo XX es la transformación en museo de la estación de tren del Quai d’Orsay en París, que ya había sido una cárcel. Lo mismo ocurrió con el Panóptico de Tomas Reed, construido en Bogotá en la década de 1850 para albergar una penitenciaría hasta 1946 y se convirtió, dos años después, en el Museo Nacional de Colombia. También la Quinta Real Zacatecas en México, edificada en una antigua plaza de toros, así como muchas capillas e iglesias convertidas en museos y/o salas de conciertos. En Madrid, otro ejercicio relevante es el de La Casa Encendida, un centro cultural y social que funciona en un antiguo edificio de oficinas de una entidad bancaria, donde se apoyan manifestaciones de la creación contemporánea. En fin, las muestras son innumerables y dan cuenta de la importancia de reutilizar y adaptar para responder a nuevas necesidades. Edificios que, de no haber sido reutilizados,
▶ El Museo Nacional de Colombia ocupa en la actualidad el antiguo panóptico diseñado hacia 1850 por el arquitecto danés
Thomas Reed. Fotografía: archivo Museo
Nacional de Colombia
muy probablemente habrían desaparecido y, con ello, un recurso no renovable como es el patrimonio cultural.
Muchos son los interrogantes que se plantean en casos como los enunciados. Incluso, se generan polémicas. ¿Hasta dónde puede llegar la intervención? ¿Cuál es el límite aceptado para que el edificio o sector urbano no pierda sus atributos? ¿Hay compatibilidad de usos? ¿Cómo establecer el balance para atender las necesidades de la sociedad y la capacidad que tiene un inmueble de resolverlas manteniendo su significado? ¿Cómo influye el cambio de uso en la materialidad del edificio? ¿Cómo hacer para que nuevas intervenciones le agreguen valor al edificio en vez de restarle? Todas estas preguntas implican desafíos importantes y han sido objeto de debates, investigaciones y reflexiones a lo largo del tiempo. En 1933 la Carta de Atenas dio luces al respecto cuando refiere que algunas partes pueden modificarse de manera útil. La Carta de Venecia plasmó, en el año 1964, aportes fundamentales al establecer en el artículo 5 que «la conservación de monumentos siempre resulta favorecida por su dedicación a una función útil a la sociedad; tal dedicación es por supuesto deseable pero no puede alterar la ordenación o decoración de los edificios. Dentro de estos límites es donde se debe concebir y autorizar los acondicionamientos exigidos por la evolución de los usos y costumbres». Por su parte, en 1979 la Carta de Burra de ICOMOS Australia menciona que un uso compatible se refiere a aquel que respeta la significación cultural del bien, la cual puede entenderse como el valor estético, histórico, científico, social o espiritual y que tiene relación con su fábrica, entorno, uso, asociaciones y significados, entre otros. La adaptación y reutilización de inmuebles históricos también se vincula con la resiliencia, entendida como la capacidad para enfrentar el cambio, adaptarse y continuar prestando una función. Los cambios pueden ser procesos lentos o repentinos, tal es el caso de desastres naturales que sobrevienen de un momento a otro, como los terremotos. En este sentido, se erige como modelo de reutilización social, el claustro menor de la comunidad franciscana en Popayán, edificio construido a mediados del siglo XVIII, expropiado en 1883 y acondicionado posteriormente para las dependencias de la Imprenta Departamental. La estructura sufrió los embates del terremoto de 1983 y fue gravemente afectada. En 1999 se rehabilitó para acoger la sede de la Escuela Taller, que desde entonces ha formado en oficios tradicionales a cientos de jóvenes en situación de vulnerabilidad, propiciando su empleabilidad.
Las Escuelas Taller han contribuido de manera notable a la conservación del patrimonio cultural, no solo a través de la enseñanza de oficios tradicionales, sino ofreciendo a sus estudiantes, con el acompañamiento de sus maestros, la posibilidad de poner en práctica dichos oficios en la intervención y refuncionalización de diferentes bienes para dotarlos de usos culturales, cívicos, educativos, etcétera.
En el sector amurallado de Cartagena de Indias, inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, se destaca el trabajo de su Escuela Taller
▲ Museo Naval del Caribe. Convergencia de crujías colonial y republicana en el primer patio, antes de la intervención. Fotografía:
LVC
▲ Primer patio del Museo Naval después de la intervención. Fotografía: LVC
▶ Claustro de Santo Domingo después de la intervención. Fotografía: Juan Diego
Duque
en la rehabilitación del antiguo colegio de la Compañía de Jesús, con el fin de crear la sede del Museo Naval. El edificio había padecido un incendio y subsecuente abandono hasta quedar en estado de ruina. Luego de su restauración, el Museo Naval del Caribe fue inaugurado en el marco de la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de 1994 para convertirse en uno de los sitios más visitados de la ciudad.
El caso de la restauración del claustro de Santo Domingo en Cartagena es otro interesante procedimiento de reutilización de un edificio histórico. Se trata de una intervención emblemática para albergar la sede del Centro de Formación de la Cooperación Española. Desde 1995 resalta la labor y función social de este centro en dos dimensiones: la enseñanza sobre aspectos relacionados con el desarrollo a través de seminarios internacionales y la organización de actividades culturales dirigidas a la población local. Estos ejemplos, así como otros de rehabilitación y reutilización de monumentos que se ilustran en este libro, demuestran la importantísima labor que ha llevado a cabo la AECID en la recuperación y restauración del patrimonio edificado colombiano. Labor dedicada y meticulosa que ha buscado siempre que la función social del patrimonio sea la que prime, estrechando los vínculos con las comunidades y manteniendo la significación cultural para las generaciones presentes y futuras. ¡Enhorabuena!