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4. Agua, energía y alimentación
from Reflexiones sobre la gestión del agua en América Latina y el Caribe. Textos seleccionados 2002-2020
c) Externalidades ambientales y medidas de remediación
En algunos casos, las plantas hidroeléctricas y los embalses impactan los ecosistemas hídricos y la calidad de las aguas, que también son afectados por la falta de sistemas de tratamiento de aguas residuales en los municipios. Uno de los impactos se relaciona con los vaciados de limpieza del embalse de Cachí, que aportan casi 500 mil toneladas anuales de sedimentos en suspensión. Para prevenir estas afectaciones, se adquirieron los terrenos de protección de las fuentes de agua y se definió el plan de manejo de la cuenca, lo que en varios casos ha permitido mejorar los indicadores ambientales.
Existe una competencia por el uso del agua entre los proyectos hidroeléctricos y los caudales necesarios para mantener las funciones biológicas dentro del cauce. Al tomarse el agua y transferirse aguas abajo, se produce un impacto sobre la biodiversidad y sus ecosistemas. La Ley de Aguas vigente no plantea las reservas hídricas para el mantenimiento del caudal ambiental, aspecto que se ha solventado a partir de una norma administrativa que impone un 10% de reserva en proyectos hidroeléctricos, aunque en algunos casos este caudal no ha sido suficiente o no se ha respetado, causando repercusiones sobre los ecosistemas. Actualmente, a partir del Plan Nacional de Energía, la DA tiene previsto oficializar una metodología para la determinación del caudal ambiental. En el caso del proyecto Reventazón, el caudal ambiental fue definido según una metodología del ICE, que considera las necesidades tanto ambientales como sociales de los usuarios del río aguas abajo del embalse.
Los impactos ambientales han sido más evidentes en la construcción de los proyectos hidroeléctricos Cachí, Angostura, La Joya y Reventazón, lo que ha provocado denuncias de grupos ambientalistas y sociales, recursos de amparo de diversa índole en la Sala Constitucional y movilizaciones sociales que, incluso, atrasaron la construcción de estos proyectos. En varios casos, los impactos ambientales fueron mitigados y compensados a través de los planes de gestión ambiental asociados a los estudios de impacto ambiental. Le lección aprendida a lo largo de los años para los proyectos hidroeléctricos previos a la construcción de la planta Reventazón fue la necesidad de asegurar la rigurosidad de los estudios ambientales y de las metodologías utilizadas para el cálculo del caudal ambiental. Principalmente el ICE, pero también la COMCURE y varias instituciones agrícolas han invertido gran cantidad de recursos en obras de manejo y conservación de suelos, así como en extensión agropecuaria para la adopción de buenas prácticas agroambientales, con el fin de mitigar impactos ambientales de la actividad hidroeléctrica en esta cuenca.
2. Energía y producción de alimentos a) Modernización de sistemas de riego
Las autoridades del sector agropecuario de la cuenca (MAG, SENARA e INDER) y la COMCURE coinciden en que es necesario modernizar los sistemas de riego tradicionales (bombeo, gravedad), hacia sistemas de riego de precisión que hagan más eficiente el uso del agua (goteo, micro-aspersores).
Esta modernización, posiblemente, generaría una disminución en el agua aplicada por hectárea; de esta forma, se podría ampliar la disponibilidad de agua para incrementar las áreas bajo regadío o aumentar el número de cosechas al año. Lo anterior no necesariamente reducirá el uso consuntivo del agua, pero permitirá ampliar áreas de siembra, aunque también implicaría una mayor demanda de energía que debe ser considerada en los planes energéticos. Por las condiciones topográficas, el agua residual de las actividades agropecuarias escurre hacia las quebradas o ríos sin que sea reutilizada o tratada para otros usos, con el agravante de que la contaminación por agroquímicos y purines requiere de tratamiento para que el agua pueda volverse a utilizar. En vista de esto, también es importante el fomento de prácticas de cultivo menos intensivas en agroquímicos.
b) Costos energéticos de nuevas captaciones
Dada la escasez legal de agua en la parte norte de la cuenca alta del río Reventazón, al estar ésta concesionada a la JASEC, se han analizado diversas opciones para solucionar este asunto. Una de ellas consiste en realizar un trasvase de aguas de los ríos que drenan a la Vertiente Norte (detrás del Volcán Irazú). Esta opción, promovida por el SENARA y algunos grupos de productores agrícolas, implicaría una demanda de energía adicional (porque el bombeo será significativo), lo que encarecería los costos del regadío, aunado a los problemas ambientales que ocasionan los trasvases. Se hace necesario que el SENARA realice los estudios pertinentes que evalúen la factibilidad de este trasvase, incluido el análisis de costo-beneficio. Otra posibilidad que ha planteado el SENARA es avanzar en captaciones de agua del río Turrialba, debajo de las tomas de la JASEC, para regar algunos sectores cercanos a Cervantes. Para sustentar las obras es necesario que la JASEC y el SENARA lleguen a un acuerdo basado en estudios específicos y en proyectos concretos, para hacer un mejor uso del recurso hídrico. La posibilidad de aprovechar las sinergias debe imperar y posibilitar acuerdos para la utilización del agua por ambos sectores.
3. Agua y producción de alimentos a) Insuficiente infraestructura para riego
Aun cuando el SENARA ha implementado veintidós proyectos de pequeño riego en la parte alta y media de la cuenca, la demanda de agua por parte de los productores agropecuarios no ha sido satisfecha. En la zona alta de la cuenca no existe la infraestructura de riego suficiente, tampoco sistemas de riego moderno que permitan el uso del agua para la producción de alimentos. Los agricultores han visto reducido el número de cosechas al año, así como el tipo de cultivos, debido a la disminución de la oferta hídrica por los impactos del cambio climático que, en los últimos tres años, se ha manifestado en una prolongada sequía. La demanda de alimentos, generada por una población creciente, y la necesidad de producir bajo riego también han hecho que las demandas de agua se incrementen sustancialmente.