UN BOTÁNICO ENTRE DOS MUNDOS
Organiza FUNDACIÓN PROVINCIAL DE CULTURA. DIPUTACIÓN DE CÁDIZ Francisco González Cabaña Presidente de la Excma. Diputación de Cádiz y de la Fundación Provincial de Cultura Ana Mosquera Mayán Diputada de Cultura y Vicepresidenta de la Fundación Provincial de Cultura Antonio Rodríguez Cabañas Director de la Fundación Provincial de Cultura Colaboran ÁREA DE MEDIO AMBIENTE Y DEPORTES. DIPUTACIÓN DE CÁDIZ Antonio Jesús Roldán Muñoz Diputado de Medio Ambiente y Deportes José Luis Molins Director del Área de Medio Ambiente y Deportes REAL JARDÍN BOTÁNICO. CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Rafael González Montero Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Gonzalo Nieto Feliner Director del Real Jardín Botánico Pilar de San Pío Aladrén Directora del Archivo y Biblioteca Gloria Pérez de Rada Cavanilles Responsable Conservación de los Fondos del Archivo REAL INSTITUTO Y OBSERVATORIO DE LA ARMADA DE SAN FERNANDO Fernando Belizón Rodríguez Capitán de Navío. Director del Observatorio Francisco González Responsable del Archivo y Biblioteca Patrocina CAJASOL OBRA SOCIAL Antonio Pulido Gutiérrez Presidente Ejecutivo Rafael López-Tarruella Martín Director General
EXPOSICIÓN / PROGRAMA DE ACTIVIDADES Comisario / Cándido Martín Coordinación técnica / Víctor Iglesias Concepto y dirección de arte / Arantxa Morales Diseño y producción gráfica / Cadigrafía Publicidad y Comunicación Coordinación de exposición / Eduardo Rodríguez Adjunta a coordinación / Virginia Arizaga Textos / Fátima Vila Documentación / Amaya Pedrero / Cristina Conchado Fondos de archivo / Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) / Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando (Ministerio de Defensa) / Biblioteca Virtual de Andalucía / Biblioteca Nacional de España / Archivo Fundación Joly / Instituto Cartográfico de Cataluña / Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz / Biblioteca Virtual del Instituto Geológico y Minero Arte floral y diseño de jardín / Nacho Rodríguez Programa didáctico / José Luis Romero Atención a centros escolares / Pilar Leonsegui Viveros / Francisco Cano / Sebastián González Relaciones con los medios / Gabinete de Prensa Diputación de Cádiz Fotografías / Pepe González Cabello / Pablo Linés Vídeo documental Mutis / Servicio de Vídeo Diputación de Cádiz Locución / Juan Ramón Gómez Estudios de grabación / Radio Nacional de España Cádiz / Canal Sur Radio Cádiz Ambientación sonora y aplicación web / Paco Mármol Equipo de montaje / Salud García / José Manuel Marín / Luis M. Sabajanes Secretaría técnica / Pilar Puelles Personal de sala / Serviarte Transportes / SIT Transportes Internacionales Seguros / Willis Andal Infraestructuras / Taller Creativo S.L. / General de Servicios / Arte Trans / Vistahogar / Sonido 5 Viajes / El Corte Inglés Impresión / Imprenta Sur / Santa Teresa Ind. Gráficas
NUESTRO AGRADECIMIENTO A Noemí Abreu Susana Alcántara Abraham Ameneiro Elena Ausejo Fernando Batista José Luis Blázquez Paz Cadaval Juan Mª Casado Francisco Castro Laura Cerezo José Cobos Chelo Fernández Quique Fernández Ana Fraile Antonio Frías Marcelo Frías Isabel García Juan García Eduardo Geneiro Juan Ramón Gómez Alberto Gomis Francisco González Mario González Francisco Herrera Javier Lacabe Jesús Lominchar Rubén López Mª José López Laura Montes de Oca Marisol de Mora Miguel A. Puig-Samper Mª José Río Fernando Santiago Carmen Sotos Juan Romero Miguel Vallejo Mª Ángeles Velamazán Miguel Ángel Vizcaya
En pocas oca En pocas ocasiones un reconocimiento público estará tan fuera de toda discusión como el homenaje a Celestino Mutis que nos ha ocupado todo el presente año y que viene a culminar con la exposición, cuyo catálogo presentamos ahora. La figura y el legado de Celestino Mutis han sido y son reconocidos ya mundialmente. Su importancia como científico en general y como botánico en particular, su influencia en los movimientos liberales e independentistas de Latinoamérica, su reflejo como modelo en las nuevas formas de pensamiento que alumbrarían nuevas ideas de gobierno y nuevas sociedades ya han sido plasmada y celebrada en multitud de textos, ensayos y celebraciones muy diversas. Tal vez por eso nuestro planteamiento ha sido siempre no sólo reconocer -una vez más- la figura y la obra del sabio Mutis, sino sobre todo, conocerla y difundirla mejor. Haciendo partícipes al gran público y sobre todo a nuestros jóvenes en el conocimiento y aprecio de su vida y su ingente obra. En esa dirección hemos centrado nuestro esfuerzo. Pensábamos que no había mejor homenaje que sumergirnos en su trabajo, comprender sus motivaciones y sumarnos aunque fuera mínimamente a su pasión por el conocimiento y el pensamiento libre, único camino posible hacia las libertades que hemos alcanzado y las que nos quedan por alcanzar. Confiamos en que el público no sólo disfrute contemplando la magnífica belleza de las láminas originales de la Expedición Botánica de Nueva Granada o experimente el contacto directo con los fantásticos ejemplares florales que encontrará en el recorrido que le proponemos, sino que realmente llegue a ser consciente de la verdadera importancia y la envergadura humana y científica de nuestro más ilustre paisano, que puedan sentirse orgullosos del impresionante viaje, de la valerosa aventura humana y personal que llevó a cabo. Francisco González Cabaña Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cádiz
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No son pocas
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No son pocas las iniciativas que se están desarrollando a lo largo de este año en torno a la figura del científico gaditano José Celestino Mutis. Ello no nos sorprende a los que por nuestra dedicación profesional estamos cerca de alguna de las muchas disciplinas que cultivó en su vida ya que nos resulta incuestionable que merece todo el reconocimiento. De hecho, una parte de ese reconocimiento se debe a la riqueza y diversidad de su actividad profesional. Mutis fue un personaje polifacético en el sentido más estricto de la palabra, que cultivó ciencias tan dispares como la astronomía, la minería, la medicina, la botánica o las matemáticas. Además, como aspecto de especial relevancia y sensibilidad en su Colombia de adopción, sus ideas ilustradas fueron la semilla para extender el sentimiento independentista en la parte de la juventud más preparada de la entonces incipiente nación colombiana. Pero, seguramente, la faceta científica que dejó resultados más perdurables fue la Botánica y dichos resultados son el orgullo del Real Jardín Botánico (CSIC, Madrid), donde se conservan. Durante casi veinte años la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, que Mutis organizó y dirigió, produjo más de 6.600 dibujos originales, de los cuáles, más de 3.000 son láminas completas coloreadas. El valor de esta colección de dibujos, elaborada por más de treinta artistas, no es meramente científico por ilustrar la biodiversidad de uno de los países más ricos del mundo. El valor científico se debe al empeño de Mutis de conseguir que cada uno de los dibujos fuera una representación fiel y minuciosa de formas, estructuras y colores de cada una de las especies dibujadas. Pero cuando uno observa cualquiera de los dibujos ve, además de un propósito científico, una preocupación evidente por la faceta artística. Y esto tampoco es casualidad porque Mutis creó una escuela de dibujo botánico. El valor estético de cada dibujo –en los diseños, en las partes seleccionadas de la planta y su
composición, en los colores– es tan patente que cada dibujo es una auténtica obra de arte. Por eso, en toda conmemoración de la figura de Mutis, los dibujos de la Real Expedición Botánica deben ocupar una posición central. A fin de que los gaditanos puedan admirar la calidad artística de esta magna obra de ilustración científica, desarrollada durante casi dos décadas y dirigida por un conciudadano suyo excepcional, el Real Jardín Botánico se complace en ceder una muestra de los dibujos para esta exposición. Espero que disfruten de su contemplación. Gonzalo Nieto Feliner Director del Real Jardín Botánico (CSIC, Madrid) 7
Hace ya vario
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Hace ya varios años que nos planteamos la necesidad de llevar a cabo diferentes actos para conmemorar el bicentenario del fallecimiento de nuestro sabio más reconocido. Entre estos actos había uno que debía de ser especialmente relevante: una gran exposición sobre la vida y la obra de José Celestino Mutis. Cuando nos planteamos este proyecto nos marcamos como objetivo que la tierra natal de Celestino Mutis tenía que saber de verdad quién fue y qué fue lo que hizo. Podríamos decir que, por desgracia, es casi un desconocido entre nosotros. Apenas si se le relaciona con aspectos simbólicos: con un billete de 2000 pesetas, con un colegio, o con una calle, pero del que se desconocen los méritos científicos que hacen de él un referente en la botánica del siglo XVIII. Por tanto, el proyecto debe lograr que Celestino Mutis sea reconocido como uno de nuestros científicos más importantes y que su memoria debe estimularnos para plantearnos grandes metas. La Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz apuesta por la divulgación de la ciencia, entendiendo ésta como parte de la cultura de nuestra sociedad. En este proyecto hemos contado con un equipo de trabajo que se ha planteado que ofrecer datos y referencias no estaba reñido con la estética. Creemos que la exposición va a sorprender a todos los se acerquen a visitarla. Se han cuidado todos los detalles, desde el comienzo hasta el final. Hemos procurado que los paneles estén debidamente compensados entre los datos que damos y las imágenes que los ilustran. Hay un esmerado estilismo por parte de Cadigrafía. Pero hay otros aspectos de la exposición que también llamarán la atención. Por un lado, la instalación vegetal que Nacho Rodríguez ha montado en el patio cubierto, por otro, el tesoro de la exposición, las láminas de plantas que hicieron los miembros de la Expedición Botánica comandada por Mutis. Han sido cedidas por el Real Jardín Botánico y sorprenderán a todos, son de una belleza extraordinaria.
Un proyecto de esta envergadura ha estado, como es fácil suponer, plagado de dificultades. Hace más de un año que se comenzaron a establecer los contactos con las instituciones que custodian el legado de Celestino Mutis y con las que teníamos que contar para que este proyecto fuera un éxito. La Fundación Provincial de Cultura apostó desde el comienzo por realizar la mejor de las exposiciones posibles y en aquel momento inicial la colaboración de Antonio Frías ayudó a dar forma a lo que debía ser la exposición. Con este esfuerzo que hemos realizado esperamos que los visitantes salgan con ganas de saber mucho más sobre Celestino Mutis. Que se sorprendan de la tenacidad con la que afrontó cada una de las empresas que acometió. De su pasión absoluta por la botánica. Alguien que supeditaba todo por el estudio de las plantas. Su lucha contra las supersticiones, su defensa de la ciencia moderna y su objetivo de hacer de Nueva Granada un país moderno y en el que la educación de los criollos permitiera alcanzar esa transformación. Colombia debe estar orgullosa de él porque formó a los líderes que llevarían a la independencia del país, discípulos formados en los principios de la Ilustración europea. Se involucró en la educación, en sus reformas, en que los estudios recogieran la ciencia moderna del momento, en matemáticas, en física, en astronomía, o en el aprovechamiento de las minas. Nos vemos obligados a hablar de un Mutis poliédrico porque trabajó en muchas de las facetas de la ciencia, aunque fue por encima de todo botánico. Mutis tenía como idea fundamental formar a los criollos neogranadinos para que asumieran las riendas del país con la idea de que lo modernizaran. Mutis les acercó a las ideas de la Revolución francesa o de la Independencia Americana. Les dio las herramientas, el conocimiento, que les permitió lanzarse a la aventura de la independencia.
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Mutis fue un compulsivo escritor que dejaba todo anotado. A su muerte los documentos fueron enviados a Madrid, vía Cádiz, donde fueron catalogados y hasta cierto punto olvidados. Sólo el tiempo ha permitido que sus papeles y láminas hayan sido ordenados y muchos de ellos ya publicados, una gran parte en Colombia y otros coeditados entre ambos países. Mutis no lo dejó fácil y eso explica lo difícil que ha resultado rescatar sus textos. Confiemos en que en los próximos años sigan publicándose los escritos de Celestino Mutis. Deseamos que Celestino Mutis se convierta por sus méritos en un referente. Que sean muchos los gaditanos que tras visitar la exposición tengan más claro por qué Mutis es un gran botánico y un hombre de ciencia. Mutis fue una pieza fundamental para la independencia de Colombia, los países latinoamericanos lo consideran “su sabio”, mientras que nosotros lo hemos contemplado como algo lejano y sin darle demasiada importancia, casi lo hemos ignorado. Queremos que a partir de este momento sepamos quién fue y qué hizo y por qué no debemos olvidarlo. La Fundación Provincial de Cultura ha organizado a lo largo de este año importantes actos para relanzar la imagen y la memoria de Celestino Mutis pero, sin lugar a dudas, va a ser la Exposición el broche definitivo a todos esos actos. El 11 de septiembre se celebra el bicentenario de la muerte de nuestro ilustrado más universal y la Diputación ha hecho un enorme esfuerzo para que la figura de Celestino Mutis sea celebrada y divulgada entre nosotros. Tenemos una buena oportunidad para conocer quién fue Celestino Mutis, creo que hay que aprovecharla. Cándido Martín Comisario de la exposición
COLABORACIONES
La dimensión internacional de José Celestino Mutis Miguel Ángel Puig-Samper Instituto de Historia, CSIC
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La segunda expedición botánica aprobada por Carlos III, tras la de Hipólito Ruiz y José Pavón a Perú y Chile, fue la del médico gadi tano José Celestino Mutis al virreinato de Nueva Granada, al sancionar oficialmente una decisión tomada por el arzobispo-virrey Caballero Góngora en 1783, después de que Mutis hiciera varias solicitudes a la corte española1. Como sabemos, Mutis había llegado a Nueva Granada, en 1760, en calidad de médico del nuevo virrey Pedro Mexía de la Cerda, pero con la idea clara de continuar el estudio de la naturaleza americana, tarea en la que se consideraba continuador de las obras de Francisco Hernández y de Pehr Löfling, que habían explorado los territorios de México y Venezuela respectivamente. En estos primeros años Mutis desempeñó sus tareas de médico y contribuyó a sentar las bases educativas necesarias para la creación de una elite ilustrada en Nueva Granada. Entre sus actividades de estos años hay que destacar su labor como catedrático de Matemáticas en el Colegio del Rosario desde 1762, sus exploraciones en busca de las controvertidas quinas neogranadinas y su atención hacia la minería de Nueva Granada, producto de la cual estuvo cuatro años (17661770) en las minas de La Montuosa, en Pamplona, y más tarde, en las del Sapo, en las cercanías de Ibagué.
Guillermo HERNÁNDEZ ALBA, Archivo Epistolar del Sabio Naturalista José Celestino Mutis, Bogotá: ICH, 1983; Enrique PÉREZ ARBELÁEZ, José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, Bogotá: ICH, 1983; José Antonio AMAYA, Celestino Mutis y la Expedición Botánica, Madrid: Debate, 1986; Paloma BLANCO FERNÁNDEZ DE CALEYA y Ana del VALLE (Eds.), Herbarium mutisianum, Madrid: Fontqueria, 1991; Marcelo FRÍAS, Tras el Dorado Vegetal. José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, Sevilla: Diputación Provincial, 1994.
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Mutis y Linneo En el terreno que nos ocupa hay que destacar su correspondencia con el sabio sueco Carl von Linné, el gran reformador de la botánica, que Mutis utilizará para dar a conocer sus primeros descubrimientos en el campo de la historia natural americana y como uno de sus principales valedores en el mundo científico internacional, aunque tenemos que recordar, como ha hecho José A. Amaya en su estudio sobre Mutis2, que la relación con los académicos europeos fue más amplia. Uno de los primeros en escribir a Mutis, poco antes de su viaje americano, fue Michel Adanson, botánico francés muy reconocido por su viaje a Senegal y sus intentos de creación de un sistema de clasificación “natural”. Adanson escribía a Mutis para ratificarle el envío de unos termómetros, con el fin de hacer experimentos en Nueva Granada con instrucciones precisas, cuyos resultados quería Adanson que fueran confidenciales para compararlos con los realizados por él en Senegal, antes de proceder a su publicación. La realidad es que cuatro años más tarde el sabio gaditano escribía a Adanson interesándose por aquellos termómetros perdidos, aunque aprovechaba para comunicarle sus propias experiencias termométricas y barométricas, así como para darle noticia de sus próximos experimentos eléctricos, hablarle de los espantosos terremotos, del descubrimiento de oro en el Chocó, etc., suficientes motivos como para pedirle la comunicación con la Academia de Ciencias francesa. En agosto de 1760 conoció en Cádiz, seguramente a través del capellán Daniel Scheidenburg, a Clas Alströmer, uno de los principales discípulos de Linneo, que en esos días viajaba por España con varias intenciones, desde la recogida de información científica hasta la búsqueda de corresponsales y de los posibles materiales botánicos recolectados por Pehr Löfling en sus viajes por España y Venezuela. Un año más tarde Alströmer escribía a Mutis reiterándole su amistad y agradeciéndole el contacto con Vicente Rodríguez de Rivas, quien le había facilitado numerosas recomendaciones para sus viajes por
José Antonio AMAYA, Mutis, apóstol de Linneo, 2 vols., Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2005.
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España, además de haberle regalado una buena cantidad de platino, metal por el que el botánico sueco se interesó especialmente, al igual que otros científicos europeos que esperaban sus posibles aplicaciones, tras las descripciones de Antonio de Ulloa. Este mismo marino había descrito también un animal que produjo la petición más singular de Alströmer para José Celestino Mutis, el regalo de una pareja de vicuñas, de aquéllas que producían la más fina lana. Además, solicitaba el envío de vegetales y el pie vivo del “cactus” con cochinilla, “una cosa muy deseada en Europa”3. En una carta fechada en Sevilla el 6 de septiembre de 1760, Alströmer comunicaba a Linneo que había conocido a José Celestino Mutis, botánico que viajaba a América en calidad de médico y que se declaraba profundo admirador de Linneo. Además revelaba al maestro que Mutis viajaba acompañado de las principales obras del sabio sueco, como el Genera plantarum, el Species plantarum o los Fundamenta, obras a las que el propio Alströmer había añadido otras, como la Philosophia botanica o el Iter hispanicum de Löfling, procedentes de la biblioteca de otro eminente botánico de paso por Cádiz, Fredrik Logié,quien además se encargaría de llevar a Upsala una colección de semillas y plantas colectadas por Mutis en su viaje de Madrid a Cádiz en 1760. El final de la carta de Alströmer a Linneo revela el inicio de la correspondencia del científico gaditano con el fundador de la botánica moderna: “Nada animaría más a este señor Mutis que un recordatorio con algún consejo escrito de puño y letra por el señor Arquiatra. A cambio, él informaría al señor Arquiatra de sus investigaciones y le haría llegar algunas colecciones.”4
Por lo que sabemos, Linneo no tardó mucho en contactar con Mutis, ya que en febrero de 1761 le escribía la primera carta ofreciéndole ser su corresponsal, animándole a la exploración del territorio colombiano, prometiéndole el honor de ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias de Upsala y el de consagrarle el nombre de 3 4
Ibidem, pp. 467-470. Ibidem, p. 205.
una planta, además de darle algunas noticias literarias como la edición de la Fauna Suecica o las futuras ediciones de Species plantarum o Systema naturae. Esta época de primera relación entre Mutis y Linneo fue de ilusión y desesperación, la primera por la posibilidad de dar a conocer a la comunidad científica europea los descubrimientos hechos al otro lado del mundo y la segunda por la continua pérdida de cartas. Tras una primera de queja por este motivo en 1763, Linneo recibió al año siguiente una interesante carta de Mutis con una muestra de una quina americana, la famosa Cinchona, cuya primera descripción algo confusa debía Linneo a la información de Charles-Marie de La Condamine unos años antes, en el curso de la famosa expedición de la Academia francesa a Quito para medir el arco del meridiano, empresa en la que también participaron los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Asimismo hay constancia de envíos de insectos a Linneo por parte de Mutis, quien años atrás decía que le había remitido también una memoria sobre las hormigas americanas, lo que demuestra la amplitud de intereses del médico naturalista. Otras comunicaciones botánicas darán lugar a la publicación en la obra de Linneo Mantisa altera de 1771 de 5 géneros y siete especies cuyas descripciones fueron enviadas por Mutis al sabio sueco, además de los envíos de dos importantes colecciones en 1773 y 1777. Después de la aprobación en 1782 de su proyecto por el arzobispo-virrey, Mutis recibe la real orden de creación de la expedición: “Por cuanto conviene a mi servicio y bien de mis vasallos el examen y conocimiento metódico de las producciones naturales de mis dominios de América, no sólo para promover los progresos de las ciencias físicas, sino también para desterrar las dudas y adulteraciones que hay en la medicina, tintura y otras artes importantes, y para aumentar el comercio, y que se formen herbarios y colecciones de productos naturales, describiendo y delineando las plantas que se encuentren en aquellas mis fértiles provincias para enriquecer mi Gabinete de Historia Natural y Jardín Botánico de la Corte, y remitiendo a España semillas y raíces vivas de las plantas y árboles más útiles, señaladamente de las que se
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empleen o merezcan emplearse en la medicina y en la construcción naval, para que se connaturalicen en los varios climas conducentes de esta Península, sin omitir las observaciones geográficas y astronómicas que se puedan hacer de paso en adelantamiento de estas ciencias.”
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Una vez que se organizaron las tareas, la responsabilidad de Mutis era abrumadora. Comenzaba un camino que debía conducirle a la formación de una Flora de Bogotá, a organizar la factoría y el estanco de la quina, aclimatar canelos para competir con el comercio de las Indias orientales, promover su té de Bogotá, buscar fuentes de azogue, ensayar técnicas para la minería, tomar medidas de prevención sanitaria, etc. Por otra parte, una vez establecida la sede central de Mariquita, se creó con la expedición una auténtica institución cien tífica, dedicada a varias disciplinas y en la que se profesionalizaron las actividades a través de la formación de científicos criollos, que logra ron cierta autonomía respecto a la metrópoli madrileña, hasta crear una pequeña comunidad científica con características nacionales. En estos primeros años de expedición oficial el sabio gaditano mantuvo correspondencia con algunos científicos europeos, además de las intercambiadas con su intermediario en Cádiz, Hans Jacob Gahn. Quizá haya que destacar una carta de Pehr Jonas Bergius en septiembre de 1784, en la que comunicaba a Mutis la pérdida del hijo de Linneo, naturalista distinguido con el que también mantuvo correspondencia, y le solicitaba el envío de nuevos materiales botánicos para sustituir los que habían sido de la colección de Carl von Linné, que habían sido comprados por Sir James Edward Smith y trasladados a Londres. Además, Bergius solicitaba artículos de Mutis para las publicaciones de la Academia de Estocolmo y la Sociedad Literaria de Upsala, que sin duda recibirían con agrado los descubrimientos que se hacían en Nueva Granada. El envío de unas láminas con descripciones botánicas poco después dio lugar al nombramiento de José Celestino Mutis como miembro de la Academia de Ciencias sueca, comunicación que le llegó a Mutis a finales de 1784 junto a las cartas del entomólogo Gustav von Paykull, interesado por los estudios de Mutis en torno a las hormigas americanas, y las los naturalistas Thunberg y Sparrman.
Unos años más tarde, en 1791, Mutis recibió la orden de regresar a Santa Fe, donde tuvo que reorganizar la expedición, para lo cual se le permitió la contratación de nuevos ayudantes, entre los que destacaron su sobrino Sinforoso Mutis y Francisco Antonio Zea, los cuales poco después fueron detenidos y expatriados por su participación en las conspiraciones independentistas contra la corona española. Dos años más tarde comenzó a publicar, en el Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá, su obra El arcano de la quina revelado a beneficio de la humanidad, una de las pocas que verían la luz pública5. Mutis y Humboldt Respecto al gran sintetizador de la ciencia americana y creador de una nueva imagen de América, Alexander von Humboldt, hay que destacar su empeño en conocer a José Celestino Mutis en Santa Fe de Bogotá en el viaje que le hizo recorrer el territorio colonial español en América entre 1799 y 1804. Tras su estancia en Cartagena, quiso seguir el curso del río Magdalena para levantar la cartografía de Nueva Granada y acercarse al amigo de Linneo, supuestamente el mejor conocedor de la flora americana y un experto que podía asesorarle en sus dudas taxonómicas, para satisfacer al mundo científico europeo y para el que contaba con la eficaz colaboración del botánico francés Aimé Bonpland. José Ignacio de Pombo al anunciar desde Cartagena a Mutis, el 20 de abril de 1801, el viaje de Humboldt, quien viajaba acompañado de Bonpland y del médico francés Louis Rieux, le recomendaba vivamente tanto por el apoyo de la corte española como por su fama por sus observaciones y descubrimientos en torno al galvanismo. Además, Pombo indicaba cómo Humboldt le había comentado su interés en conocer personalmente a Mutis, mucho más consagrado en el extranjero que en la propia España6. Nueve días más tarde, José Celestino Mutis escribía a Humboldt desde Santa Fe para agradecerle su visita: Una reimpresión del Arcano de la quina ha sido publicada en Madrid, en 1994, en la colección de Clásicos de la Medicina española, que edita la Fundación de Ciencias de la Salud. 6 Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid (ARJB), III, 1, 1, 244. 5
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“...tan apreciable me ha sido la resolución de continuar Vm. su viaje
a Quito viniendo por Santafé con el único objeto de reconocer la Flora de Bogotá, y proporcionar a su autor los agradables momentos de su generosa amistad, que reputaré por los más felices de mi vida los días de su residencia en esta Capital del Reyno.”7
El propio Humboldt, en una de sus primeras descripciones de su viaje dedicada al público norteamericano, señalaba el interés de su encuentro con el sabio gaditano: “La temporada estaba demasiado avanzada para la navegación en el mar del Sur, había que abandonar el proyecto de cruzar el Istmo y el deseo de ver de cerca al célebre Mutis y de admirar sus inmensas riquezas de historia natural, hizo que Humboldt se quedara unas semanas en los bosques de Turbaco y subiera en 40 días el bello río Magdalena, del que esbozó un mapa. Desde Honda nuestros viajeros subieron por los bosques de robles, de Melastoma y de Chinchona (Peruvian-bark) hasta Santa Fe de Bogotá, la capital del Reino de Nueva Granada situada en una bella planicie elevada 1360 toesas por encima del nivel del
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mar. Las extraordinarias colecciones de Mutis, la grande y majestuosa catarata de Tequendama, con una caída de 98 toesas de altura, las minas de Mariquita, de Santa Ana y de Zipaquirá, el puente natural de Icononzo (tres piedras dispuestas en forma de arco por un terremoto), estas son las curiosidades que detuvieron a Humboldt y Bonpland hasta el mes de septiembre de 1801.”8
Quizá del contacto con Mutis pudo obtener una cierta visión iconográfica de la flora americana, muy útil en la descripción de las floras tropicales, que se resistían a ser clasificadas por el estricto sistema linneano y como el mismo Humboldt verá más tarde encajaban mejor en los sistemas naturales de clasificación. Tanto Bonpland como él reconocerán frecuentemente la deuda contraída con Mutis ARJB, III, 1, 2, 34. Alexander von Humboldt: Relato sobre su viaje en América del Sur y Mesoamérica (Newcastle, finales de junio 1804), Filadelfia, American Philosophical Society Library, Misc. Ms. Coll. (V). Miguel Ángel PUIG-SAMPER y Sandra REBOK, “Alexander von Humboldt y el relato de su viaje americano redactado en Filadelfia”, Revista de Indias, vol. LXII, núm. 224, 2002, pp. 209-223.
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por su ayuda en la resolución de sus dudas botánicas9. El propio Alejandro de Humboldt comentará muchos años más tarde la gran impresión producida por la colección de dos mil láminas, que habían podido reconocer en su encuentro con el naturalista español, de las que destacaba cuarenta y tres de pasifloras y ciento veinte de orquídeas, además de la colección botánica elaborada con sus discípulos Valenzuela, Zea y Caldas10.
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El estudio del contacto entre Mutis y Humboldt puede hacerse muy bien a través de los manuscritos conservados en el Real Jardín Botánico y clasificados perfectamente en Catálogo del Fondo Documental José Celestino Mutis del Real Jardín Botánico. 10 Biographie Universelle ancienne et moderne. Publiée sous la direction de M. Michaud, Paris, A. Thoisnier Desplaces Éditeur, 1843, 658-662. 9
Ecos y reflejos de un bicentenario (A propósito de José Celestino y la Expedición de Nueva Granada)
Marcelo Frías Núñez Universidad Carlos III de Madrid
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José Celestino Mutis es un referente claro de gestión de la ciencia, en un sentido amplio. Algunos investigadores contemporáneos que se han acercado a su obra cuestionan su alcance como científico, pero lo que no se puede negar es su acción aglutinadora de hombres ávidos de ciencia y de cultura que implantó en el Nuevo Reino de Granada. Su figura se convierte en un sólido referente en una época clave de este territorio americano, y los ecos de sus proyectos y actividades contribuirán a la dinamización científica y cultural de un virreinato que aún era parte de la monarquía española pero que estaba a las puertas de convertirse en un país independiente1. Como acertadamente han señalado los coordinadores de la Exposición2, hablar de Mutis es hablar de un “viaje”, pero no solo del periplo físico que le llevó desde tierras peninsulares a los territorios de ultramar, también pertenecientes a la Corona Española, sino de su propia trayectoria vital3. Sus propósitos y sus anhelos, pero también sus proyectos y sus realizaciones, conforman una trayectoria densa, a veces complicada de explicar, pero altamente atractiva desde el punto de vista histórico y también humano. Tras más de dos siglos y medio desde aquel “viaje-aventura”, es hora de abandonar definitivamente pretendidas y trasnochadas rei-
POSADA CARBO, Eduardo (2003) El desafío de las ideas: ensayos de historia intelectual y política en Colombia. Medellín, Banco de la República, Fondo Editorial Universidad EAFIT. 2 1732-1808 El viaje de Mutis. Un botánico entre dos Mundos, Exposición en el bicentenario de la muerte de José Celestino Mutis, Diputación Provincial, Cádiz, 2008. 3 FRIAS NÚÑEZ, Marcelo (2002) José Celestino Mutis. Viaje a Santa Fé, Dustin, Madrid. FRIAS NÚÑEZ, Marcelo (1994) Tras el Dorado Vegetal. José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada (1783-1808), Diputación Provincial, Sevilla, Madrid. 1
vindicaciones localistas por un lado o nacionalistas desde el otro. Ello no nos impide reconocer, gracias al estado de las investigaciones actuales sobre aquellos años, el papel jugado por los diferentes territorios del “viaje”. Sin duda, el carácter abierto de la ciudad de Cádiz estuvo presente en las influencias que conformaron los intereses del joven Mutis. El papel innovador de los colegios de Cirugía, como el de Cádiz, marcaron un cambio en los intereses de los médicos españoles, especialmente por la aplicación medicinal de las plantas, del que Mutis fue un claro referente, y el interés por la Historia Natural4. Su paso por Madrid, aunque hoy en día sigamos sin encontrar clarificaciones definitivas sobre su referido encuentro con Miguel Barnades, y su paso por el Jardín Botánico, definieron asimismo un proyecto que ya tenía avanzado y que culminó acompañando desde la corte al virrey Mesía de la Cerda en su destino Neogranadino5. Como ha escrito Antonio García-Baquero, “ninguna ciudad puede zafarse… de la actividad que constituye su posibilidad de supervivencia”6 y en el caso de Cádiz, esta supervivencia se asocia al ascenso de una pujante burguesía y la proyección destacada de estos grupos hacia los territorios americanos7. Comercio marítimo, mirada puesta al mar –basta dar un paseo aún hoy en día por la ciudad– e… interés por la lectura. Este es el tercer vértice del triángulo de influencias que marcan la ciudad y a su destacado vecino. Julián Mutis, librero de profesión, influyó sin duda en las inclinaciones de su hijo José Celestino. Un adolescente que, tras continuos cambios de domicilio de En su estudio sobre la biblioteca de 1850 del Colegio, Diego Ferrer constata que el 90 % de las obras son del siglo XVIII. De un total de 1579 ejemplares, 245 son de Medicina y 200 de Historia Natural, además de 83 de Cirugía y 70 de Anatomía. FERRER, Diego (1961) Historia del Real Colegio de Cirugía de Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz, págs. 354 y 355. 5 FRIAS NÚÑEZ, M. (2003) Op. cit. 6 GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, Antonio (1990) Comercio y burguesía mercantil en el Cádiz de la Carrera de Indias, Cádiz, pág. 20. 7 Como muy bien estudió García-Baquero en su clásico estudio de 1976. GARCÍABAQUERO GONZÁLEZ, Antonio (1976) Cádiz y el Atlántico (El comercio colonial español bajo el monopolio gaditano), CSIC, Sevilla. 4
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la familia, se asentó en la calle de Capuchinos, la actual Sagasta. No demasiado lejos, en la actual calle del Marqués de Cádiz, tenía su padre la librería8. Las continuas lecturas de La Condamine, Bouger, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, entre otros viajeros a América, le ayudaron también, sin duda, en su decisión de viajar al nuevo continente9. Mutis llegó a manifestar que su viaje a América fue una decisión impuesta: “…fui propuesto y elegido por… Pedro Virgili, sin pretensión mía”10. Su actitud y sus decisiones parecen contradecir sus propias palabras, como quedaría demostrado poco más tarde. Con todo, la idea inicial de Mutis es la de un viaje “con regreso”. Así lo transmite al despedirse de su hermano Francisco, en agosto de 1760 en Marchena, aludiendo a “la ocasión en que íbamos a apartar a lugares tan distintos y por el discurso de algunos años”11. El acompañar como médico al virrey Mesía de la Cerda le abría las puertas a una tarea realmente ambiciosa: poder dedicarse a estudiar la naturaleza americana, lo que a su regreso a España –en eso pensaba antes de abandonar la península– le podría permitir ponerse a la altura de sus admirados botánicos. Este marco evidentemente aparece como propicio a la hora de entender y comprender la formulación del proyecto de Mutis. Pero se trata una Expedición que no se termina de gestar en la península, sino que toma cuerpo en tierras americanas. Estamos hablando por tanto, de un proyecto en movimiento. Lejos del modelo rígido, ciertamente estático, típico de muchos de estos proyectos de la época ilustrada12, la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada adoptará una configuración dinámica –bien es verdad que en numerosas MARTÍN FERRERO, Paz (1986) “El domicilio de la familia Mutis”, Actas del Simposio CCL Aniversario del nacimiento de Joseph Celestino Mutis (Paz MARTÍN FERRERO ed), Diputación Provincial, Cádiz, págs. 363-367. 9 HERNÁNDEZ DE ALBA, Guillermo (Comp..) (1983) Archivo epistolar del sabio naturalista don José Celestino Mutis, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Bogotá, Tomo I, nº 172. 10 HERNÁNDEZ DE ALBA, Guillermo (Comp.) (1983) Escritos científicos de don José Celestino Mutis, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Bogotá, pág. 59. 11 FRIAS NÚÑEZ, M. (2003) Op.cit. Relato correspondiente al 8 de agosto de 1760. 8
ocasiones, con grandes dosis de improvisación- que le confiere ese carácter especial y distintivo frente a otras empresas con las que tradicionalmente se la ha emparejado. No es casual que la mayoría de los que, de una u otra manera, nos hemos acercado al estudio de esta Expedición hayamos adoptado –parece que finalmente de manera común- el nombre de “Expedición Botánica ‘del’ Nuevo Reino de Granada” y no “Expedición Botánica ‘al’ Nuevo Reino de Granada”. No nos parece elemento menor la utilización de la contracción “del” –de- en vez de “al” –a-. Efectivamente, estamos hablando de un proyecto que no se dirige desde la península “al” continente americano –como sí sucede con muchos otros-, sino de una empresa “del” propio territorio americano. Y aquí se constata una vez más el carácter dinámico de la Expedición, que se va transformando desde su formulación inicial en el Memorial que Mutis envía a la Corona en 1763 –durante décadas aludido por la mayoría de los investigadores, y cuyo texto y transcripción hace ya casi una quincena de años pusimos al alcance de la comunidad académica y público en general–13. Una transformación que toma cuerpo incluso desde estos primeros meses, pues la reformulación del Memorial un año después, en 1764, -ahora denominado “Representación”, tenía ya algunos cambios bien significativos, que ya estudiamos en su momento, y que en esta reflexión que proponemos ahora toma plena significación. El “restablecimiento de ciencias y artes” del Memorial se convierte en “restablecimiento de ciencias, artes y comercio”. Formulación que va acompañada de su insistencia en la explotación de la quina –ya abandona el término “cascarilla”– y la canela –como alternativa al comercio de los holandeses–, al tiempo que incluye nuevos productos potencialmente explotables como la cochinilla, cera y maderas. El tér-
Entre los trabajos más recientes encontramos los de CAÑIZARES ESGUERRA, Jorge (2006) Nature, empire, and nation: explorations of the history of science in the Iberian world, Stanford University Press, y BLEICHMAR, Daniela (2007) “Exploration in Print: Books and Botanical Travel from Spain to the Americas in the Late Eighteenth Century” Huntington Library Quarterly, March, vol. 70, nº 1, págs 129–151. 13 FRIAS NÚÑEZ, Marcelo (1994), Op. cit., págs. 379-415. 12
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mino “América” ya había sido utilizado en el Memorial de 1763, pero se va a generalizar en la Representación de 1764. Así, por ejemplo, la “Historia Natural de las Indias” se transforma en “Historia Natural de América”. Otra triple matización de Mutis nos sirve para completar este apartado: El “Gabinete” de 1763 se convierte un año después en “Jardín y Gabinete”; los “cuerpos preciosos” se transforman en “cuerpos y plantas”, y los diferentes ramos que en el Memorial se iban a “trabajar”, en la Representación se trababa de “cultivar”. Evidentemente el proyecto de Mutis, en claro reflejo dinámico, estaba en movimiento. Una transformación, con decidida vocación botánica, y en la que la naturaleza americana era elemento definitorio.
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Estamos hablando por tanto de un estadio diferente, en el cual el referente ha cambiado o, al menos, está empezando a diferenciarse de su disposición inicial. Esta participación –influencia, determinación finalmente– de la naturaleza americana aparece, asimismo, íntimamente relacionada con el conjunto de movimientos de la sociedad neogranadina. La Expedición Botánica iba a tener, en este sentido, un camino doble de interacción. De un lado, las improntas recibidas del territorio y de la sociedad neogranadina, que, como hemos señalado, iba a condicionar su discurrir. Pero al mismo tiempo la labor de la Expedición iba a tener su propia plasmación por los territorios donde discurría y el eco de sus labores iba a llegar incluso a zonas bien alejadas de su campo de acción inmediata, en unos momentos en que se estaban produciendo en el virreinato amplios movimientos de búsqueda del saber14. Es así como entendemos que la proyección de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada y el papel jugado por su director e impulsor, José Celestino Mutis, son referencias indispensables para abordar el papel del científico y su relación entre dos mundos. CASTRO GOMEZ, Santiago (2006) “Aufklärung Als Kolonialer Diskurs. Humanwissenschaften und kreolische Kultur in Neu Granada am Ende des 18. Jahrhunderts”, Goethe Universität, Frankfurt am Main. SILVA, Renán (2003) Los ilustrados de Nueva Granada. 1760-1808, Medellín, Banco de la República, EAFIT.
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En un plano general, sin duda, su papel dinamizador cultural y científico en el territorio neogranadino que posteriormente sería la actual Colombia nos ayuda a comprender los procesos de transformación de este país americano. En un plano más puntual el proyecto de Expedición Botánica y los trabajos a que dio lugar nos permiten conocer asimismo aspectos mucho más concretos de la sociedad de la época. Los trabajos de la Quina y del Té, por ejemplo, establecieron dinámicas de auténtica empresa. Por otra parte, el estudio del día a día de la Expedición nos ha revelado aspectos cotidianos claves para entender las costumbres –alimentación, servicios, relaciones de trabajo, etc.- de la sociedad de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX15. Más que incidir en la primacía de una de las múltiples y variadas actividades de Mutis frente a otras, venimos insistiendo desde hace años en su valoración global. Es evidente que su labor como médico –especialmente en su importante atención a epidemias relevantes como la viruela16–, o su trabajo sobre la naturaleza americana –cuya labor ya fue reconocida por hombres de ciencia destacados de la época– le dan suficiente entidad para el reconocimiento de sus aportaciones. Con todo, insistimos, nos inclinamos a destacar su labor de impulso, despertando inquietudes culturales y científicas en las distintas zonas donde llegaban los ecos de las labores de sus trabajos y de la actividad de la Expedición Botánica, que dio lugar a distintas –y muchas veces, espontáneas–, colaboraciones desde diferentes puntos del virreinato. Y tampoco podemos olvidar a la persona y su condición humana. Sin ánimo de entrar en juicios de valor, ni mucho menos categorizar actitudes personales, al investigar y trabajar sobre las actividades de Mutis nos ha llamado especialmente la atención su constancia y perFRIAS NÚÑEZ, M. (1994) Op. cit. Especialmente las págs. 157-222. FRIAS NÚÑEZ, M. (1992) “Epidémies et initiatives du pouvoir: Nouvelle Grenade, fin du XVIIIe siècle et dèbut du XIXe”, SOURCES, Travaux historiques, nº 31/32, 1992, pp. 172-179.
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severancia. Los continuos reveses que inicialmente sufrieron algunos de sus proyectos no le hicieron desistir de su empeño, al tiempo que aprovechaba para otras actividades más puntuales. Hablando en términos contemporáneos de atletismo, podíamos hablar de Mutis como un auténtico corredor de largo alcance. Como aquellos buenos especialistas que, sin perder de vista las carreras largas, tampoco descuidan las de medio fondo. La Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada es, sin duda, el gran referente de toda su actividad, tanto por lo que dio de sí la propia Expedición, como por el papel de marco referencial que supuso para sus otras actividades científicas y comerciales y el carácter de Institución de propagación del saber y estudio en que finalmente se convirtió.
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Contribuciones científicas de Mutis en América Alberto Gomis Universidad de Alcalá El viaje al Nuevo Reino de Granada Fue en 1760, con veintiocho años de edad, cuando José Celestino Mutis aceptó el ofrecimiento que le hizo el, en esos momentos, recién nombrado Virrey del Nuevo Reino de Granada, Pedro Messía de la Cerda y Cárcamo, de ser su médico de cámara. El 7 de septiembre, de ese año, partió de la bahía de Cádiz a bordo del navío Castilla, y tras cincuenta y cinco días de travesía, en la mañana del día 29 de octubre, desembarcó en Cartagena de Indias. En la ciudad portuaria y en sus alrededores transcurrieron las primeras semanas de Mutis en el continente americano. Tres días después de la llegada, el 1 de noviembre, en razón de su empleo –médico del Virrey– comenzaría a devengar la cantidad de setecientos pesos anuales (Martín, 1987: 28). Sin descuidar la atención a los enfermos, dedica el tiempo que puede a recolectar plantas en una naturaleza que le sorprende por el elevado número de especies desconocidas en Europa que allí encuentra y en donde “son infinitos los animales que hacen pisar el terreno con un continuo sobresalto” (Martín, 1987: 29). Una vez que la comitiva del Virrey se ha repuesto de la travesía, reanudan la marcha hacia la capital del Nuevo Reino de Granada. Pasan por Barranquilla, ascienden por el río Magdalena, visitan las ciudades de Mompós y Honda, alcanzando la ciudad de Santa Fe de Bogota el día el 28 de febrero de 1761. Una vez instalado en Santa Fe de Bogotá, donde su principal ocupación es la atención a los enfermos, dedica buena parte al estudio de la naturaleza. Una carta que recibe ese mismo año de Linneo va a orientar sus trabajos zoológicos hacia las hormigas, pues el taxónomo sueco le va a encargar que trabaje en la descripción de especies de hormigas, sus costumbres y economía, además de rogarle que le
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remita sus trabajos para darlos a conocer en la Academia de Upsala, de donde le ofrece ser nombrado académico (Gomis & Fernández, 1986 :397). Al año siguiente ocupa la cátedra de Matemáticas del Colegio del Rosario. Persuadido del interés que tenía, y de lo inabordable que era para él solo, el estudio de los seres naturales del Virreinato, solicita al Rey Carlos III –por vez primera en 1764– la creación de una Expedición Científica en el Nuevo Reino de Granada. En el escrito de solicitud Mutis expone al Monarca que con ello se favorecería la formación en la Corte de un espléndido y riquísimo Gabinete de Historia Natural en sus tres ramos, superior a muchos particulares y a los públicos de toda Italia, Suecia, Inglaterra y, aún, al magnífico de París (Hernández de Alba, 1947: 8). Desgraciadamente, este escrito no tuvo respuesta positiva, pues no fue hasta veinte años después, concretamente en 1783, cuando Carlos III creó la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Pero Mutis no desperdició esos años, pues había acometido trabajos privados que la habían permitido hacer diferentes estudios de ciencias naturales y acopio de gran número de descripciones y dibujos. Luego de la creación de la Real Expedición, aunque la botánica fue la actividad principal de la misma, siguió prestando atención –personalmente y con sus colaboradores– a distintos aspectos de la naturaleza del Virreinato, como veremos a continuación. Botánica Los mayores logros científicos de Mutis y de los componentes de la Real Expedición se consiguieron en el ámbito de la botánica. Son, por otra parte, los más conocidos (Mutis, 1985; Amaya, 1986; Frías, 1994). Entre ellos, hay que destacar los ingentes materiales (más de 5.000 láminas y manuscritos) para la formación de la Flora de la Real Expedición Botánica al Nuevo reino de Granada, cuya publicación se inició en los años cincuenta del pasado siglo y hoy continúa. Programada en 52 tomos, algunos de ellos se dividen –a su vez– en varias partes, como ocurre con los volúmenes IV “Gramíneas” (1ª y 2ª parte), o con el XLV “Cucurbitales y campanulales” (1ª y 2ª parte).
Otros escritos de Mutis sí vieron la luz en vida del gaditano. Así, “El Arcano de la Quina o discurso de la parte médica de la Quinología de Bogotá” que se publicó en el Papel Periódico de la Ciudad de Santafé en los años 1793 y 1794. Hay que tener en cuenta que Mutis había encontrado un nuevo tipo de quina (Cinchona Bogotensis) con la que, en algún momento pensó obtener bastante cascarilla para su comercialización. Luego de su muerte se publicó en Madrid, en 1828, El arcano de la Quina. Discurso que contiene la parte médica de la cuatro especies de Quinas oficinales, sus virtudes eminentes y su legítima preparación. También se debió a Mutis la formación del primer Jardín Botánico en el Virreinato, concretamente el que fundó en Mariquita con el propósito de aclimatar y facilitar la dispersión no sólo de la quina, sino también de los canelos y el café. Zoología En el diario de Mutis aparecen recogidas múltiples observaciones y descripciones de animales. Las hormigas, por la razón ya apuntada, así como las aves y las serpientes, son los grupos a los que dedica mayor extensión. Algo menos a peces y cuadrúpedos. Cuando captura uno de estos animales, realiza un minucioso estudio anatómico, en el que están comprendidas diferentes medidas y el colorido que manifiesta las distintas partes del ejemplar (Gomis & Fernández, 1986:400). Los trabajos zoológicos en la expedición sufrieron un gran empuje en 1803 al incorporarse a los mismos, por Real Orden de 23 de enero de ese año, Jorge Tadeo Lozano Maldonado de Mendoza. Nacido en Santa Fe de Bogotá en 1771, en el seno de una familia aristocrática, estudio en el Colegio del Rosario, siguiendo cursos de medicina con el doctor Isla y de matemáticas con Mutis (Puig-Samper, 1986: 409). Marchó a Madrid, donde continuó los estudios de matemáticas y se familiarizó con los de ciencias naturales. Ingresó en el cuerpo de guardias de corps y participó en la campaña del Rosellón. En 1797 vuelve a Santa Fe, donde va a desplegar una amplia actividad científica y política.
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Como componente de la Real Expedición Botánica, Lozano trabajo afanosamente en la recogida de datos zoológicos que le permitieran formar la Fauna Cundinamarquesa o descripción de los animales del Nuevo Reino de Granada. Esto explica que Mutis en el punto 15 de su testamento estableciera que: “Estando agregado don Jorge Tadeo Lozano a esta Expedición en clase de zoólogo ... se halla dedicado a trabajar en la FAUNA CUNDINAMARQUESA ... Para que pueda continuarla con desahogo y sin tanto gravamen, se mantendrá la misma pieza a su disposición y además se le franqueará de cuentas de la Expedición el uso de las pinturas, esqueletos y modelos respectivos a este ramo, que se conservan existentes; un pintor de los que mantiene asalariados la Expedición, cuando le hubiera menester; los colores y papel fino que necesitare para los dibujos, como yo, antes de ahora, se lo había franqueado” (Hernández Alba, 1947: 274 y ss.) Lo cierto es que tan sólo se publicó, dentro del Seminario del Nuevo Reino de Granada, lo que iba a ser un fragmento de la obra, el titulado “El Hombre”, que comentamos con más detalle en el punto siguiente. En este mismo Seminario publicó, también, una “Memoria sobre las Serpientes y plan de observaciones para aclarar la historia natural de las que habitan en el Nuevo Reino de Granada y para cerciorarse de los verdaderos remedios capaces de favorecer a los que han sido mordidos por ellas” (tomo 1, 1808: 147). Se trata de uno de los primeros trabajos sistemáticos sobre la fauna herpetológica americana, cuyo contenido está lleno de múltiples observaciones de gran valor para la zoología. La cada vez más alta implicación de Lozano en la política neogranadina, pues en 1810 se unió al movimiento independentista, y, sobre todo, su trágica muerte (fue fusilado por los soldados españoles del General Morillo en 1816), no le permitieron concluir su Fauna Cundinamarquesa. Antropología Pocas son las noticias antropológicas que Mutis dejó consignadas en su Diario. Sin embargo, hay que considerar como un resultado científico más de la Real Expedición, que él dirigió, el “Fragmento” de
la Fauna Cundinamarquesa “El Hombre. Homo Lin.” de Lozano, estudio en el que, como señalo Miguel Ángel Puig-Samper, se manifiestan ideas idénticas a las expuestas por el naturalista francés Georges Luis Leclerc, conde de Buffon, en sus trabajos, aunque detectando pequeñas diferencias en lo referente al hombre americano (Puig-Samper, 1986: 413). Lógicamente Lozano habría leído a Buffon, cuya Historia Natural del Hombre había sido traducida al castellano por Alonso Ruiz de Piña en 1773 (Buffon, 1773). Señaló Puig-Samper que las diferencias con Buffon, “en cuanto a la historia de la población americana surgirían probablemente como consecuencia del intento de búsqueda de una tradición cultural netamente americana que unida a la pretendida perfección de los criollos daría lugar al nacimiento de unos distintivos de la población americana de la época” (Puig-Samper, 1986: 413-414). Minería y Mineralogía Dejando aparte la botánica, la Mineralogía aplicada a la minería fue las rama de la Historia Natural que Mutis también cultivó intensamente (Hoyos Sainz, 1949: 187). Una vez que se persuadió de lo atrasado que se encontraban las técnicas de extracción en el Virreinato, procuró la modernización y el fomento de la minería en el mismo, hasta el punto de que en septiembre de 1766 decide abandonar la capital del Virreinato, renunciar al cargo de médico y de profesor de matemáticas en el Colegio del Rosario, para marchar a las minas del Real de Montuosa, enclavadas en la jurisdicción de Pamplona. En esta primera etapa minera, su actividad fue privada, pues fundó una Sociedad, de la que también formaban parte el Virrey Pedro Messía de la Cerda y los comerciantes Ugarte y Espejo, con el fin de explotar las minas de plata de La Montuosa. Pese a que durante cuatros años estudió en textos europeos de docimasia, mineralogía y metalurgia y de que aprendió el método americano del beneficio de minerales por azogue, la experiencia no debió de resultar satisfactoria, pues el propio Mutis señalaría, años más tarde, lo costoso que habían sido sus empresas mineras particulares (Pelayo, 1990: 460).
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En 1774, una vez que había vuelto a Santa Fe, decide cofinanciar, junto a Pedro Ugarte, un viaje a un joven discípulo, Clemente Ruiz, con objeto de que se instruyera en las principales técnicas metalúrgicas europeas en diferentes centros y minas de Suecia y Alemania. Ruiz regresa en 1777 y entonces Mutis retoma sus actividades mineras, para lo que se traslada a la mina de El Sapo, en las proximidades de Ibagué. A los pocos meses Ruiz abandona las actividades mineras y, a pesar del disgusto que esto provoca en Mutis, el gaditano decide proseguir las labores de explotación. Es así que en 1782 al visitar las minas el Arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora le prepara una memoria con el título de Estado de a minería en el Nuevo Reino de Granada en la que expone sus ideas para el fomento de la minería, pues, en su opinión, el atraso del virreinato se debía al abandono de sus minas y a la imperfección de método de beneficio por azogue, es decir, por amalgamación (Pelayo 1990: 461). A partir de ese momento, en que cuenta con el apoyo del Arzobispo-virrey Caballero y Góngora, Mutis abandona la actividad minera privada, para participar en un proyecto respaldado por la Corona. El Gobierno de España, ante la solicitud de Caballero y Góngora de que mandaran especialistas en el beneficio de los minerales, decide enviar a Juan José de Elhuyar y a su cuñado Ángel Díaz. Los dos mineralogistas, en compañía de Mutis y del teniente coronel Domingo Esquiaqui deciden formar, a comienzo de 1875, una Junta para determinar si el método de amalgamación o el de fundición era el más adecuado para el beneficio de los metales, decantándose por el de fundición (Pelayo 1990: 463). Astronomía Dejando aparte las ciencias naturales, también encontramos una notable contribución de Mutis a la Astronomía. A lo largo de los más de cuarenta y seis años que permaneció en América llevó a cabo observaciones metódicas, que le permitieron determinar, entre otras cosas, el paso de Venus sobre el disco solar. Gracias a su empeño, en mayo de 1802, se inició la construcción del Observatorio Astronómico de Santa Fe de Bogotá que, como en-
tonces era habitual, se instaló próximo a la ciudad vieja y a una altitud de 2.634 metros (Martín, 2008: 41). Desde 1806 se encargó de la dirección del establecimiento el geógrafo y naturalista Francisco José de Caldas. Natural de Popayán, quien fuera una de los precursores de la moderna geografía, también murió fusilado por soldados españoles en 1816. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Amaya, J. A. 1986. Celestino Mutis y la expedición botánica. Madrid, Debate, 77 págs. Buffon, G. L-L, Conde de. 1773. Historia Natural del Hombre. Escrita en francés por el Conde de ... y traducida al castellano por Don Alonso Ruiz de Piña. Madrid, Andrés Ortega, 1773, 8h. + 333 págs. Frías, M. 1994. Tras el Dorado Vegetal. Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Sevilla, Diputación de Sevilla. Gomis Blanco, A. & Fernández Pérez, J. 1986. “La labor zoológica de José Celestino Mutis y Jorge Tadeo Lozano en la Real Expedición del Nuevo Reino de Granada” En: Martín Ferrero, P. 1986, Op. Cit.: 395-407. Hernández de Alba, G. 1947. Archivo epistolar del sabio naturalista José Celestino Mutis. Tomo 1. Bogotá, Ministerio de Educación Nacional - Imprenta Nacional. Hoyos Sainz, L. 1947 José Celestino Mutis. Naturalista, médico y sacerdote. Madrid, Editora Nacional, 259 págs. Martín, C. 2008.“Introducción”. En: Mutis, J. C. El arcano de la quina: 9-49. Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, 49+ XXIV + 263 págs. Martín, M. P. 1987. Celestino Mutis. Madrid, Historia 16 – Quorum – Sociedad Estatal para la Ejecución Programas del Quinito Centenario, 159 págs. Martín Ferrero, P. 1986. Actas del Simposium CCL aniversario nacimiento de Joseph Celestino Mutis. Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, 1986, 457 págs.
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Mutis, J.C. 1985. Escritos botánicos. Estudio, selección e introducciones de Mª Paz Martín Ferrero. Sevilla (Biblioteca de Cultura Andaluza, nº 21), Editoriales Andaluzas Unidas, S.A., 203 págs. Pelayo, F. 1990. “Las actividades mineras de J. C. Mutis y Juan José Elhuyar en Nueva Granada” Revista de Indias, L (nº 189): 455-471. Madrid, CSIC. Puig-Samper Mulero, M. A. 1986. “Las ideas antropológicas de Jorge Tadeo Lozano” En: Martín Ferrero, P. 1986, Op. Cit.: 409-415.
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EXPOSICIÓN EL VIAJE DE MUTIS
Mutis, el personaje Sus primeros años Cádiz es un bullicio de personas, idiomas y mercancías. Una ciudad abierta al mar y puerto principal del comercio con el Nuevo Mundo. En el seno de una típica familia pequeño burguesa dedicada a los libros nace el 6 de abril de 1732 José Celestino Bruno Mutis y Bosio, el niño vivaz y sensible que ha de convertirse en intrépido aventurero, en memorable investigador y sagaz observador de la rica exuberancia americana.
Vista general tomada desde la muralla, Deroy, s. XVIII José Celestino Mutis, anónimo, Real Academia de Medicina, Madrid
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De ascendencia italiana y con una posición social aún no consolidada, los hijos del matrimonio Mutis cuentan con salidas habituales de su clase: el comercio, la Iglesia y la instalación en las colonias. Un futuro que, en apariencia, nada parece anticipar la pasión aventurera del que habría de convertirse en su descendiente más célebre. Con las posibilidades que les da la pequeña librería familiar, los Mutis crían a sus hijos y ven en el tercero de ellos, José Celestino, una clara vocación para los estudios. La intuición paterna no se equivoca y es ese carácter curioso y profesional, ese afán de dedicación y entrega es el que le convertirá en el primer universitario de la familia. Un futuro marcadamente ilustrado y liberal favorecido por el hervidero intelectual en el que se ha convertido el Cádiz de la época en el que florece el movimiento académico y las tertulias y dónde se dan cita los ingenios de algunos de los nombres definitivos del siglo. 38
El Cádiz de la época Convertida en una de las ciudades más vivas y populosas de la época, Cádiz acoge desde 1717 la Casa de Contratación y el Consulado, dos instituciones que la han colocado en la primera línea del comercio indiano. Cosmopolita y marinera, la ciudad se convierte en un escenario perfecto para las ciencias y el pensamiento. Mientras proliferan los teatros, los comercios y los primeros periódicos, el Siglo de las Luces ve nacer en la ciudad algunas de las instituciones más importantes del racionalismo de la época. Animadas por la fiebre científica y auspiciadas desde la corona se abren la Escuela de Guardiamarinas, el Observatorio Astronómico y el Colegio de Cirugía de la Armada en el que un jovencísimo Celestino Mutis tomará contacto con la materia que ha de abrirle las puertas de la ciencia, la medicina.
Litografías de Cádiz, siglo XVIII
La semilla de su pasión por la botánica Estudiante aventajado
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Aventajado alumno del Colegio de San Francisco, el pequeño José Celestino ha aprendido con los jesuitas gramática y lengua y también la vocación misionera que inspirará, años más tarde, sus ansias de aventura. Bajo la tutela del director del centro, el joven continúa los estudios en el recién estrenado Colegio de Cirugía de la Armada y hace prácticas como médico en el Hospital de la Marina de Cádiz. En estos años toma contacto con una disciplina que ha de cambiarle la vida. Una disciplina que tiene que ver con la observación, el estudio y el cuidado de las plantas: la botánica. Apenas cuatro años más tarde y con el título en Artes y Filosofía necesario para alcanzar la universidad, Mutis ha de dejar por primera vez la ciudad en la que ha nacido para desplazarse a Sevilla, donde comienza sus estudios formales de Medicina. Es la primera de las travesías que marcarán su vida, la primera salida de un viajero infatigable. La primera y pequeña aventura que le situará en la capital hispalense, luego en Madrid y, más tarde, otra vez en Cádiz, puerto de salida del que será su más aventurero viaje hacia el nuevo Mundo.
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El Colegio de Cirugía Los tiempos están cambiando y los estudios se hacen más complejos. Una nueva medicina, ciencia total del momento, se abre paso aplicando nuevas técnicas de cirugía apoyadas en la física, la química, la botánica, la anatomía y la enseñanza clínica junto a los pacientes. Mutis tiene apenas 17 años cuando entra a formar parte, de la mano de su director Pedro Virgili, del Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Apuesta indiscutible del pensamiento ilustrado de la época, se trata de una institución renovada, moderna, que une la medicina teórica con la práctica y que tiene como meta la modernización de la Cirugía y su unión con la Medicina en una única carrera. Perdido entre la enorme y moderna biblioteca del centro, rebosante de volúmenes sobre Medicina e Historia Natural, el joven Mutis pasa sus horas entre los libros y el jardín, dejándose embeber de todo el conocimiento. Allí, en el laboratorio y en el exterior, el joven médico aprende algunos de los secretos de las plantas, sus efectos y aplicaciones medicinales. Aprende que hay todo un mundo por describir en el universo vegetal, un mundo que se amplia hasta límites insospechados conforme se van conociendo las nuevas plantas y especies encontradas en el Nuevo Mundo.
Documento de ingreso al Colegio de Cirugía de José Celestino Mutis, 15 noviembre 1749
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Evolución de los estudios de Medicina en Cádiz Colegio de Practicantes de la Armada (1728) Real Colegio de Cirugía (1748) Real Colegio de Medicina y Cirugía (1791) Escuela Especial de Ciencias de Curar (1821) Real Colegio de Medicina y Cirugía (1823) Colegio Nacional de Medicina y Cirugía (1836 - 1843) Facultad de Ciencias Médicas de Cádiz (1844) Facultad de Medicina de la Univ. Literaria de Sevilla en Cádiz (1845) Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz (1979) 42
El edificio se construyó adosado al Hospital Real. Desde su inauguración en 1750 sufriría importantes reformas hasta su demolición en la segunda mitad del siglo XX. La actual Facultad de Medicina se construyó sobre el antiguo Colegio de Cirugía en 1972. Del antiguo edificio, sólo queda el drago que presidía el Jardín Botánico. Este drago, regalo de los alumnos canarios de Virgili en el siglo XVIII, quedó abatido la noche del miércoles al jueves del 7 de marzo de 1991. En 1996, para homenajear ese acto, los antiguos alumnos canarios trajeron de las Islas otro drago para sustituirlo.
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Vue du port de Cadix vers l’orient, siglo XVIII
“Este D. Pedro Virgili (...) es hombre de luces y de un talento sobresaliente, muy amante de las ciencias y de los que las cultivan (...) Goza de una gran autoridad y es digno de los mayores elogios por su desinterés. Es lástima que no sea botánico...”. ****Pehr Loefling. Carta a Linneo. Septiembre 1753****
“Los cirujanos cuidan de la salud de los del navío. Para su exacto cumplimiento en una obligación de tanta entidad tiene dispuesto el Rey, que vayan dos en cada navío: uno de primero y otro de segundo. Como las enfermedades más contingentes en los navíos son de cirugía especialmente en el tiempo de combate, se tuvo por más conveniente llevar en los navíos cirujanos y no médicos, pero como ocurren también enfermedades de medicina, especialmente en las largas navegaciones dispuso el Rey, deseando la salud de sus vasallos, que los cirujanos se instruyan en la medicina práctica, como se ejecuta en el Real Colegio de Cirugía, de Cádiz, donde se enseña con toda la perfección, que permiten las circunstancias y reglas de este establecimiento.” ****C. Mutis. Diario de Observaciones, Tomo I, pp. 31-32.****
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El conocimiento global La Ilustración en España La luz del progreso alumbra los pasos del hombre moderno. De la mano de la razón, el ser humano, la criatura más perfecta de la naturaleza, asume el proyecto reformista de alcanzar un mundo mejor. El siglo de las luces se despliega en Europa con toda su fuerza y un gran número de intelectuales trabajan y estudian en pos del progreso. La Ilustración da vida a un hombre nuevo volcado sobre su mundo y sus misterios. Los tiempos oscuros han pasado y, de la mano de la ciencia, una nueva generación de seres están destinados a entender el mundo para perfeccionarlo. El hombre es la nueva medida de las cosas y filósofos y científicos crítican los preceptos del mundo antiguo para alumbrarlos con la luz de la ciencia. Se rescatan las teorías de Copérnico y Galileo y, en las ciencias, despuntan nombres como Isaac Newton, cuyos avances revolucionan para siempre la física, la óptica y las matemáticas. De la mano del racionalismo y el empirismo, la duda metódica de Descartes o la metafísica de Kant, toda la intelectualidad europea se convulsiona y los conceptos religiosos, económicos y políticos se ponen en entredicho.
Biblioteca actual del Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando
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España, país absolutista y fuertemente católico, recibe los reflejos del racionalismo europeo con ciertos límites. La tarea reformista es asumida desde la corona y es con este espíritu que las principales ciudades del país inauguran instituciones para la búsqueda del progreso científico. La ciencia basada en la experimentación se extiende a todos los campos y destacan nombres como Jorge Juan, Antonio de Ulloa y Antonio José Cavanilles. En 1717 Cádiz ha sido nombrada sede de la Casa de Contratación y se ha convertido en el primer puerto del comercio con el Nuevo Mundo. Los monarcas españoles, encabezados por Carlos III, asumen la importancia de la ciudad marinera y apoyan la inauguración de diversas instituciones relacionadas con la ciencia y el pensamiento. 46 Observatorio de la Marina de Cádiz
El Observatorio Astronómico En 1753 se inaugura en Cádiz el Observatorio Astronómico dependiente de la Escuela de Guardias Marinas que dirigía Luis Godin. Los países europeos necesitaban cartas náuticas para orientar sus barcos en alta mar. El Observatorio se dedicó a la astrometría, es decir, a determinar la posición de los astros mediante coordenadas ecuatoriales. Desde finales del siglo XVII los británicos utilizaban como primer meridiano el que pasaba por el Real Observatorio de Greenwich, los franceses el del Observatorio de París y España toma como referencia el Observatorio de Cádiz, meridiano que seguiría utilizándose hasta finales del siglo XIX, a pesar de que el Observatorio se trasladó a San Fernando en 1798.
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Las grandes expediciones Conocer la naturaleza significa dominarla. En el siglo XVIII frente a un mundo exuberante más allá del Atlántico, los gobernantes empiezan a ver el potencial de hacer suyo lo que ofrece el Nuevo Mundo. Los viajes de exploración se convierten en pieza clave de los intereses políticos y comerciales de los Estados europeos y todos ellos vuelcan sus esfuerzos en llevar a cabo enormes expediciones en las que los naturalistas clasifican y nombran los objetos naturales bajo sus dominios. España tiene todavía una situación privilegiada como potencia colonial y ha de explotarla en su beneficio. La corona decide financiar y proteger los viajes a los territorios desconocidos donde se obtienen especies que más tarde, por su uso medicinal o gastronómico, tendrán un alto valor económico. Repartos territoriales como el realizado entre España y Portugal en 1750 impulsarán nuevas expediciones. Los más avezados investigadores, los más aventureros científicos embarcan desde Cádiz con la intención de traer algo nuevo de estos territorios. Plantas exóticas, compuestos medicinales, fuentes de bonanza y sabiduría que distingan al país investigador. Las colonias -exuberantes, ricas, preñadas de vida- raramente les defraudan.
Fragmento de Aduana de Cádiz, E.H. Locker, litografía 1824
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Mutis en Madrid En 1757 José Celestino Mutis va camino de convertirse en una eminencia. Ha terminado sus estudios de Medicina en Sevilla y se traslada a la capital del reino para obtener el título ante el Tribunal del Real Protomedicato. Allí se decidirá su futuro profesional. En Madrid Mutis sustituye, junto con Juan Gómez, al Dr. Araujo al frente de la Cátedra de Anatomía del Hospital General y ejerce como médico al más alto nivel del momento. Alterna con el equipo personal del Rey y no descarta, en un futuro, ser él también el médico principal de la Corte. Se ha descubierto como un entusiasta de su profesión pero hay determinadas ramas que le llaman irremediablemente la atención. Hasta 1760, Mutis permanecerá en la capital y alternará su trabajo como médico con las investigaciones al lado de Miguel Barnades, responsable del Jardín Botánico que se ha inaugurado hace muy pocos años en el Soto de Migas Calientes, a orillas del Manzanares, en las afueras de la ciudad. Es Barnades quien le descubre un modo de ordenamiento revolucionario que ha de marcar para siempre los resultados de sus futuras investigaciones, el establecido años antes por el científico sueco Carlos Linneo.
Carl Von Linneo, Halman, siglo XIX
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Basado en los caracteres sexuales de las plantas y en oposición al método de Tournefort, la metodología funcional de Linneo había empezado a ser adoptada en España a mediados del XVIII y entronca muy pronto con la formación de Mutis que se declara ferviente admirador de estas investigaciones.
NOMENCLATURA BINOMIAL DE LINNEO Cada especie (animal o vegetal) quedaría designada por dos palabras, la primera sería el nombre genérico (compartida por la especie del mismo género) y la segunda haría alusión a alguna característica o propiedad diferenciadora. La orde54
nación de Linneo será una de las herramientas fundamentales en los futuros viajes e investigaciones de Mutis.
ESPECIES GÉNEROS FAMILIAS
ÓRDENES CLASES
Real Jardín Botánico de Madrid
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Nueva Granada Primeros años Mutis había aterrizado en América profundamente influenciado por el espíritu ilustrado de las ciudades en las que había sido educado. Con la intención de desengañar a los lugareños del conjunto de supersticiones y falsas creencias que en su opinión retrasaban el progreso, el joven médico asumió con una especial dedicación las tareas educativas en su etapa neogranadina.
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Su enfoque revolucionario para las ciencias teóricas también tuvo su reflejo en la práctica de la medicina en la colonia, frente a la que se mostraba muy crítico. Para Mutis se trataba de un método de enseñanza que permitía a los estudiantes abandonar sus estudios para “ejercer su Facultad sin entenderla, con irreparable detrimento de las gentes”. Aunque nunca aceptó enseñar oficialmente medicina, Mutis sí preparo a un discípulo en privado, Miguel de Isla, que más tarde ocuparía en Bogotá la cátedra de Medicina asumiendo los métodos modernos.
(página anterior) Río Bogotá, C. Austin, s. XIX Plan provisional de enseñanza de Matemáticas, manuscrito de Mutis
La enseñanza Antes de la llegada del gaditano, en las universidades más importantes de Bogotá, San Bartolomé y Rosario, sólo se enseñaban las matemáticas elementales y la llegada del médico marcó un antes y un después en la manera de entender las materias. Mutis asume en 1762 la Cátedra de Matemáticas de la segunda de ellas y, dos años más tarde, la de Física. Desde su posición de profesor, el español estimulaba a sus estudiantes a que asumieran las doctrinas de las nuevas ideas científicas y filosóficas inspiradas desde Europa por Newton, Jovellanos, Feijoo o los enciclopedistas y aprovecha para iniciar la primera traducción al castellano de “Los principios matemáticos de la filosofía natural” de Newton. Apoyado por los diversos virreyes neogranadinos, su contribución sirvió de base para la elaboración de las futuras reformas educativas. 59
La fe y la ciencia Su voluntad de llevar a Nueva Granada los preceptos de la ciencia moderna le valieron a Mutis el enfrentamiento con las órdenes religiosas. En 1768 su peligroso reformismo, que le llevaba a ligar la ciencia moderna con el descubrimiento de la fe, le valió una acusación ante la Inquisición que finalmente fue reprobada. Para solventar estos problemas, Mutis decide ordenarse sacerdote en 1772 y continúa su trabajo con la misma voluntad modernizadora. Un horizonte de pensamiento liberal e ilustrado que se encontró con el apoyo de los virreyes Caballero y Góngora y Manuel Guirior.
Mutis y la minería El Nuevo Mundo se desplegó como un derroche de elementos. Con una exuberancia impensable en Europa, los territorios se revelaron como espacios preñados de vida, materiales, secretos y joyas por descubrir. Las diversas expediciones descubrieron en sus primeros contactos con los indígenas que estaban ante una tierra plagada de metales preciosos y se dispusieron a explotarlos. La corona española convirtió la minería trasatlántica en una de sus actividades económicas más importantes y se generaron importantes circuitos comerciales con toda Europa. Minas de oro como las de Carabaya, Antioquia y Popayán y de plata como las de Guanajuato, Potosí o Castrovirreina han pasado a la historia como verdaderos motores económicos que veían proliferar a su alrededor asentamientos humanos y producciones agrícolas y ganaderas. El espíritu ilustrado del XVIII animó a los Borbones a acometer ciertas reformas en el sector destinadas a mejorar las técnicas de explotación y gestión de los asentamientos cuya rentabilidad no estaba siendo del todo aprovechada.
Horno y descripción de sus partes, manuscrito sin firma, archivo RJB.
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Recién llegado a América, Mutis se implicó muy pronto en el desarrollo y modernización de las instalaciones mineras, la mayoría basadas en el costoso método de la amalgamación. Su primer contacto fue con la mina de plata de San Antonio en la Montuosa Baja, lugar en el que permaneció desde 1766 hasta 1770 y del que salió desilusionado al ver frustrarse sus intentos de mejora. No volvería al sector hasta siete años después, esta vez en las Minas El Sapo en Ibagué, desde la que informaría al nuevo virrey Caballero y Góngora sobre la mala situación de las explotaciones. Ante tales noticias, la corona decide el envío de un experto, Juan José D´Elhuyar, que establece el moderno método de la fundición en las instalaciones y entabla en esos años una gran amistad con Mutis.
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Entorno de Honda, Mariquita y Minas de Santana Pamplona, Nueva Granada. Población minera de la Montuosa
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La quina La corteza del quino o “cascarilla”, en sus muy diversas versiones y especies, había sido ya un remedio precolombino antes de que el europeo pusiera sus pies en América. Nunca sabremos con exactitud cuántos siglos de utilización previa tenía esta planta de propiedades febrífugas, tónicas y antisépticas en la que la España colonial encontró un remedio contra las fiebres intermitentes, pútridas y malignas. La quina fue uno de los productos americanos más demandados después del oro y la plata, siendo controlada durante todo el siglo XVIII por la corona española, lo que significó un rentable comercio con Europa. La primera descripción hecha del árbol de la quina corresponde a Charles Marie La Condamine con ejemplares de la región de Loja realizados en 1737. Basándose en estas descripciones Linneo clasificó y nombró el género como Cinchona. Mutis enviaría a Linneo en 1764 ejemplares disecados de la región de Santa Fe que el botánico sueco no diferenció de los anteriores de La Condamine, provocando con ello una confusión que sería muy bien aprovechada en el comercio de la quina.
Real proyecto del estanco de la quina, manuscrito 1783-1808.
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Para entonces la planta ya era un cargamento fundamental en los barcos que descargaban en Cádiz y contaba con un consolidado comercio que recibió con gusto los nuevos territorios productores de la planta descubiertos por Mutis. Mutis publicó un estudio sobre las propiedades medicinales de la quina que apareció en el Papel Periódico de Santa Fe y sería reeditado póstumamente en Madrid en 1828 como “El Arcano de la Quina”. En él Mutis identifica hasta siete tipos de plantas de las cuales sólo cuatro están consideradas como una panacea universal.
Un nombre de condesa
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Los indios tenían su propia historia para explicar el descubrimiento de la quina. Un accidente, que había llevado a un enfermo moribundo a beber de las amargas aguas de un lago contaminado por estas cortezas, había llevado al descubrimiento de las propiedades antifebriles de la misteriosa planta. La llegada de los españoles codificó su propio relato ya que, según se contaba, había sido la esposa del conde de Chinchón, Francisca Fernández de Ribera, la primera en probar los beneficios de una planta enviada por el corregidor del virreinato del Perú. Verdadera o no, lo cierto es que esta historia inspiró al propio Linneo a inmortalizar las fiebres de la condesa denominando al género de la planta como Cinchona..
Cinchona
Real Expedición Botánica El inicio
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Más allá del océano aguardan los elementos. La tierra, el aire, el mar y el fuego mezclados en proporciones imposibles, agitados a fuerza de vida en un paraíso que es un reto para el hombre blanco europeo. Las expediciones surgen de Occidente para dominar América y la carrera por el conocimiento, allende el horizonte, empieza a señalar un nuevo orden de fuerzas entre las poderosas metrópolis. Mientras los diferentes países preparan el desembarco de aventureros, estudiosos y científicos en las nuevas tierras, España empieza a ver muy pronto que la explotación de metales preciosos no tiene porqué ser el único maná de estos dominios. Desde su enclave privilegiado, Mutis es consciente de que la pujanza comercial de la corona pasa también por el conocimiento del resto de potenciales de las colonias. Entre 1763 y 1764, el científico escribe varias cartas a Carlos III pidiéndole la creación de una Expedición Botánica capaz de sistematizar las posibilidades de Nueva Granada en lo que a productos como maderas, tintes, ceras, gomas y materias primas se refiere.
Mapa de la Expedición Botánica
La petición no encontró vía libre hasta 20 años después, coincidiendo con la ordenanza que permitía el inicio de Reales Expediciones Botánicas en América y Filipinas. La primera expedición en plantearse in situ desde los nuevos territorios, tuvo a Mutis como director y comenzó el 1 de abril de 1783 en Nueva Granada.
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Virrey Caballero y Góngora / Puente sobre el río, Codazzi / Pie de foto Viaje a Mariquita, manuscrito de Mutis / Rey Carlos III.
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Inmersos en la selva El gaditano tiene 51 años y guarda cierta idea del horizonte al que se enfrenta. Lleva años en América pero la voluptuosa fertilidad del territorio no puede dejar de sorprenderle. Acompañan al científico en esta aventura Eloy Valenzuela como adjunto y Antonio García como dibujante. Tres españoles en mitad de la selva, azorados por las altas temperaturas, en mitad de una vegetación dominada por la humedad y una imprevisible naturaleza que se encarna en plantas y animales desconocidos. En los primeros tiempos, la expedición se establece en la Mesa de Juan Díaz pero antes de que acabe el año se traslada a Mariquita, centro minero muy bien comunicado con Santa Fe y el puerto de Honda. En los días de calor insoportable, en las noches plagadas de insectos y en las jornadas de inmersión en el mundo de lo desconocido, crece en la mente de Mutis la idea de realizar una Enciclopedia de la América Meridional. Para ello intenta mantener con los centros científicos europeos una correspondencia regular y va atesorando una biblioteca sumamente actualizada. En el tiempo en que transcurre la expedición, mientras se confraterniza cada vez más con los indios y se les introduce en el mundo de la ciencia, el gaditano lleva a cabo la organización y sistematización de los herbarios y la creación de más de cinco mil láminas en las que se representaban un total de 2.696 especies de plantas.
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Los frutos 8.000 kilómetros de tierras exploradas, muchas de ellas ajenas hasta entonces a la existencia del hombre, generaron una cantidad inabarcable de herbarios, láminas, frutos, semillas, maderas, bálsamos, resinas... Todos estos tesoros que tantos afanes habían costado a Mutis y a sus colaboradores, y tantas cantidades a la corona española, vieron peligrar su suerte una vez fallecido el sabio. El que fuera director del Real Jardín Botánico de Madrid, Mariano La Gasca, no cejó en su empeño de recuperar los fondos botánicos de Mutis. Y por fin, tras varios años, ciento cinco cajones procedentes del Nuevo Reyno de Granada llegaron al puerto de Cádiz sin el menor de los rasguños, con dirección a Madrid. 76
Plantas del herbario de Mutis conservadas en el Real Jardín Botánico de Madrid. Balsa cerca del Guayaquil, Marchaise, 1810.
105 cajones, el legado de Mutis
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Fuente: Carta de La Gasca a Humboldt, fechada en Londres, 30 de abril de 1827. Academia de las Ciencias de BerlĂn-Brandenburgo, Archivo Alexander von Humboldt, Diario VII, b y c, 289V-300R.
105 cajones, el legado de Mutis 60 cajones - herbario Herbarios con muestras de Quinas bastante repetidas, Grammíneas, Cyperoideas, Juncaceas y más especies de plantas neogranadinas y europeas. 18 cajones - minerales, antigüedades, dibujos de insectos De los 105 cajones, 18 que contenían minerales, antigüedades y un paquete de dibujos de insectos, fueron conducidos inmediatamente al Gabinete de Historia Natural de Madrid.
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12 cajones - dibujos 6.969 dibujos La mitad en negro, la otra mitad bellamente iluminados, representan 3.000 especies diferentes de plantas: * 6.000 en papel de folio mayor de exquisita calidad. * 590 en papel más reducido, copias de estampas publicadas en diversas obras. * 300 en folio regular, representan únicamente la fructificación de varios géneros. 4 cajones - manuscritos Además de los diarios de los viajes de Mutis, escritos todos de su propia mano, hay una cantidad muy considerable de manuscritos: 1. Quinología, o sea, tratado de la Quina, con prólogo de Sinforoso Mutis. Venían 2 copias en limpio de este manuscrito y sus 122 dibujos correspondientes (71 duplicados -mitad en negro, mitad iluminados-), que representan 7 especies de Quina y diferentes variedades de la misma. 2. Varios informes sobre el cultivo, recolección, conservación y comercio de las quinas.
3. Diferentes traducciones de obras de ciencias naturales publicadas. 4. Un diccionario botánico. 5. Varios legajos de caracteres genéricos naturales, copiados de diferentes obras publicadas tras la muerte de Linneo, posiblemente para formar un Genera Plantarum. 6. Otros muchos legajos de caracteres genéricos naturales escritos en lenguaje de Necker. 7. Algunos cuadernos de caracteres genéricos diferenciales, dispuestos según el sistema sexual Linneano, escritos en latín. 8. Unas 400 descripciones de plantas, en borrador, escritas en latín. 9. Algunos informes sobre minas. 10. Legajos de minutas de oficios y representaciones. 11. Cartas de algunos sabios, discípulos y amigos. 12. Varios papeles sobre gastos domésticos. 13. Cuadernos con observaciones astronómicas. 14. Algunos manuscritos de su sobrino Sinforoso y del malogrado Francisco José de Caldas. 15. Otros legajos con noticias interesantes para la historia civil y política moderna del virreinato de Santa Fe. 4 cajones - maderas Más de 1.500 muestras diferentes, todas numeradas, cuyo catálogo no llegó a encontarse. 4 cajones - raíces, gomas, cortezas 3 cajones - frutos y semillas
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La “Casa de la botánica” Por fin Mutis, tras conseguir el apoyo y financiación del rey, logró cumplir otro de sus sueños: crear en Mariquita la “Casa de la botánica”, una gran fábrica de arte y ciencia, una auténtica escuela de naturalistas y pintores, donde niños y jóvenes día a día se formaban y preparaban para la Gran Expedición. En la “Casa de la botánica”, el ir y venir de artistas y científicos creaba una atmósfera mágica. Y eso se notaba en el pequeño jardín botánico, donde se cuidaban con esmero plantas y árboles de exóticas y penetrantes fragancias. En la biblioteca, que atesoraba los volúmenes más modernos sobre Ciencias Naturales. En el herbario, donde se desentrañaban los secretos y las propiedades de cada una de las plantas recogidas. Y en el taller de pintura, que ocupaba una de las estancias más amplias, y en el que los ojos se inundaban de los rojos, amarillos, violáceos o anaranjados de los pigmentos con los que los artistas representaban al detalle la prodigiosa flora neogranadina. Mutis no se equivocó al elegir a Salvador Rizo como director del taller de pintura, “un hombre de extraordinaria habilidad y prendas no comunes” que supo enseñar a los aprendices a trabajar con las plantas
Mutisia, lámina de Rizo.
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vivas y a utilizar la acuarela, la aguada, la miniatura o el temple para representarlas con la mayor precisión, dejando a un lado cualquier idealismo. Por sus aulas pasaron Francisco Javier Matis, los hermanos Cortés, Vicente Sánchez, Antonio Silva, y un sinfín de dibujantes que nos dejaron como legado casi 6.000 obras de arte.
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Firmas de algunos de los artistas de la Expedición
Herencia de la Expedición Había atravesado el océano a la búsqueda de aventuras. Siempre empujado por un irremediable afán didáctico, siempre con la ilustrada intención de mejorar al hombre y su mundo, Celestino Mutis había nacido en Cádiz pero fue en la otra orilla del Atlántico dónde esperó la muerte. Tenía 76 años, una edad nada desdeñable ante la dureza del medio y las aventuras en las que se había visto inmerso en los últimos años. En sus tres cuartos de siglo había estudiado como nadie la botánica de Nueva Granada, influido en su economía minera y colonial, registrado las beldades de la quina, levantado una Casa de la Botánica y construido un Observatorio Astronómico, entre otras genialidades que le harían pasar a la historia. Celestino Mutis murió en Santa Fe de Bogotá un 11 de septiembre de 1808. Un día antes y víctima de una apoplejía, había dictado su testamento científico en el que dejaba a su sobrino, Sinforoso Mutis, al cargo del futuro de la Expedición Botánica a la que él había dedicado 25 años de su vida. Apartir de su muerte, la expedición se divide en cuatro áreas: la Astronomía, en manos de Francisco José de Caldas; la Botánica para Sinforoso Mutis; la Zoología para Jorge Tadeo Lozano y la administración financiera y la dirección de los pintores para Salvador Rizo. Noticia de la muerte de Mutis, El español, Blanco White / Retratos de Caldas y Tadeo Lozano
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Las contribuciones de la Expedición de Nueva Granada significaron importantes pasos en el conocimiento del tesoro natural de una parte de las colonias españolas en el Nuevo Mundo. Junto al aprovechamiento de la quina, se pusieron sobre la mesa otros productos como el té de Bogotá, el guaco o la ipecacuana contribuyendo a la elaboración de un herbario y un registro de láminas fundamental en la historia de la botánica universal.
Ciencia y liberalismo
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Junto a las contribuciones científicas, el espíritu liberal e ilustrado de los discípulos de Mutis sirvió de caldo de cultivo para la generación de civiles y militares que habría de precursar la independencia de Colombia. Algunos de los próceres de este movimiento, partícipes muchos de ellos en el Motín de los Pasquines, son parte indisociable de la presencia de Mutis en Nueva Granada: Antonio Zea, Jorge Tadeo Lozano, Francisco José de Caldas, Sinforoso Mutis, Francisco Javier Matís, Antonio Nariño, y muchos más.
Plaza Mayor de Bogotá, Santos Figueroa, 1781
Los herederos
de Mutis
Sinforoso Mutis BOTÁNICA Francisco José de Caldas ASTRONOMÍA Continuó la labor astronómica y geográfica y fue responsable del Observatorio Astronómico Nacional, pero poco a poco fue abandonando la botánica para dedicarse al periodismo científico y político hasta que se comprometió con la causa de la independencia y entregó su vida en aras de la patria.
Designado por su tío para continuar con la labor botánica de la expedición, consiguió llevarlo a acabo sólo intermitentemente, ya que estuvo envuelto en las revueltas independentistas. Estando preso, fue el encargado de organizar, inventariar y empacar en sólo seis días todos los materiales de los 30 años de trabajo para enviarlos a Madrid.
Salvador Rizo ADMINISTRACIÓN FINANCIERA y DIRECCIÓN DE PINTORES Fiel colaborador del sabio, lo acompañó en la hora de su muerte. Desempeñó poco tiempo el poder de testador, ya que lo acusaron injustamente de poseer manuscritos y dinero de la expedición. Al final lo apresaron y lo fusilaron. Rizo murió en extrema pobreza, contrariamente a los rumores que hicieron correr sus enemigos.
Jorge Tadeo Lozano ZOOLOGÍA Sólo siguió a cargo de los trabajos zoológicos de la Expedición dos años más, ya que se dedicó de lleno a la política. Llegó a ocupar el cargo de primer presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada. Durante la época del terror fue fusilado.
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Observatorio de Santa Fe Dominar el cielo es síntoma de dominar la tierra. Desde principios del siglo anterior, los hombres europeos se habían afanado en conocer los misterios de las estrellas y no es extraño que en el Nuevo Mundo, un incipiente número de científicos albergara la idea de trabajar para que el conocimiento celeste dotara de autonomía a los nuevos territorios. En su afán ilustrado y humanista, Celestino Mutis se convertiría en el propulsor de la gran obra científica que habría de distinguir a Santa Fe por encima de otras ciudades coloniales de la época: El Observatorio Astronómico. Los jardines de la Casa de la Botánica, en la que se reunían los herbarios, láminas y muestras de las investigaciones vegetales del gaditano, fueron utilizados para levantar, en 1803, el que sería el primer observatorio de carácter estable de toda América. Mutis recibirá del barón prusiano Alexander Von Humboldt el empuje para llevar a cabo un proyecto que tenían macerado desde hacía años. Será Humboldt el que le ponga en contacto con Francisco José de Caldas, astrónomo que se hará cargo de la marcha del proyecto, en una empresa que significó todo un acto de independencia para Nueva Granada.
Sistema solar y planetario según la teoría copernicana, I.B. Honnano, 1725
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Con una altitud de 2.634 metros lo convertía en el edificio de este tipo de mayor altitud del mundo, su construcción se encargó a Fray Domingo de Petrés, alias “el albañil”, que realizó un edificio de planta octogonal, con dos niveles y una azotea. Diseñado para acoger tareas de observación, estaba inspirado en los construidos en Greenwich, París, Oxford, Madrid y Cádiz.
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Diagramas representativos de Ptolomeo, Tycho Brahe y Copernico, F. Vásquez, 1795 Observatorio astronómico de Tycho Brahe, J. Bleau, 1659 Estructura del ObservatorioEstructura astronómico de Tycho Brahe, J. de Amberes. del Observatorio astronómico de Tycho Brahe, J. Bleau, 1659 Retrato de Humboldt, F.G. Weitsch, 1806
El legado Fue estudioso, fue aventurero, fue un maestro poliédrico capaz de inspirar a toda una sociedad. Celestino Mutis fue un gaditano universal empeñado en hacer de la educación una herramienta para dominar la naturaleza y crear hombres más formados y más libres. Médico de formación, botánico de vocación, su llegada a Nueva Granada significó dos grandes revoluciones: una educativa y otra científica. Herramientas fundamentales para abrir las puertas de una futura revolución política. En sus años de periplo a través de la selva, en sus años de fascinación observando las nuevas tierras creyó que la ciencia y el arte podían darse la mano. Lo creyó firmemente y, bajo su encargo, decenas de dibujantes dieron forma al más precioso testimonio artístico de los prodigios vegetales de aquella parte de América. Admirado por contemporáneos como Linneo o Humboldt, sus estudios no tuvieron parangón en botánica y medicina y sólo él fue capaz de poner las bases del progreso científico en la que sería la futura Colombia. Una nación orgullosa de serlo gracias al empuje de muchos de los discípulos formados por Mutis. Una generación confiada y nueva preparada para iniciar el camino hacia la independencia.
El catedrático José Celestino Mutis, J. A. García del Campo, 1801
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El sabio gaditano, hecho leyenda, llevó al Nuevo Mundo los preceptos ilustrados de la vieja Europa, las luces de la ciencia, el estudio y la observación del cielo y la naturaleza. Botánico de la Flora Americana, su papel intelectual como eslabón social y político fue fundamental para la historia de España y de sus colonias. Una figura total, un maestro de maestros, un gaditano universal que cruzó el Atlántico para fortuna de la ciencia.
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Billete de 2.000 pesetas, España / Billete de 200 pesos, Colombia Busto de Mutis en el Parque Genovés, Cádiz
LÁMINAS
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Cortaderia nitida Gramínea fasciculada (macolla), de hojas largas de bordes finamente aserrados y muy cortantes. El porte es muy variable (30–120 cm de alta). Se distingue fácilmente por su color claro, por la espiga alta y coposa y por un rasgo clave: las hojas muertas se enrollan en el interior de la macolla, formando como rizos amarillentos entre las bases de las hojas nuevas. [Cortaderia nitida (H. B.& K.) Pilger] · Gramineae · Anónimo · Témpera sobre papel · 55 x 38 cm Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC División III, lám. 108
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Eriocaulon Son plantas herbáceas perennes, aunque algunas son anuales; están relacionadas con las familias Cyparaceae y Jncaceae, que como ella, tiene pequeñas flores polinizadas por el viento. Eriocaulon · Anónimo · Eriocaulaceae · Tinta negra sobre papel · 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 214a
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Eleutherine bulbosa Es una hierba de hasta 50 cm de altura que posee hojas alargadas enciformes de 40 cm de largo por 2.5 cm de ancho. Las flores son de color blanco y sus bulbos, de color rojizo, están conformadas por envolturas que dan origen a las hojas. Eleutherine bulbosa (Miller) Urban (Hypoxydaceae) · Francisco Javier Matis Mahecha · Témpera sobre papel; 50 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 282
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Alstroemeria Sus flores tienen forma de pequeñas trompetas con cortes circulares, como se trata de una planta monocotiledónea sus hojas presentan venas paralelas. Quienes cultivan esta flor tienen todo el año a la planta en espera de brindarles sus flores, ya que el arbusto en sí es perenne. Alstroemeria (Amaryllidaceae) · Anónimo · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 293
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Epistephium duckei Huber La planta sobrepasa los 3 metros de altura, y la flor es muy vistosa con fragancia delicada y algo tenue, mide cerca de 8 cm, los pétalos de color rosa oscuro y el labelo con matices ciclame; tiene una especie de lengua velluda de color amarillo, a lo largo del labelo. Epistephium duckei Huber (Orchidaceae) · Salvador Rizo Blanco · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 535
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Stellis Una sola hoja oblongo-lanceolada estrecha con apariencia de cuero se desarrolla desde un tallo rastrero. La mayoría de las especies desarrollan unos largos y densos racimos de unas pequeñas a diminutas flores en diversos tonos de blanco. Otros colores son raros. Estas flores son fotosensitivas, solamente se abren con la luz del sol. Algunas se cierran totalmente por la noche. “Stellis” · Salvador Rizo Blanco · Pleurothallis sp. (Orchidaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 591
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Heliconia Se les llama platanillo por sus hojas, también ave del paraíso o muela de langosta por las coloridas brácteas que envuelven sus flores. Producen inflorescencias al final de cada tallo y en la base de la planta. Las panojas con varias brácteas de colores (rojo, amarillo, anaranjado) y flores nectaríferas, atraen al colibrí, con el que se asocian estas especies para la polinización. Los frutos son drupas. Necesita calor y humedad para su desarrollo. La mayoría de las especies son ornamentales. Las heliconias protegen las fuentes de agua y son imprescindibles en la reforestación. El nombre hace referencia a la montaña griega Helicón, lugar sagrado donde se reunían las Musas. Heliconia · Anónimo · Heliconia stiletioides Abalo & Morales (Musaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 610
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Piper Las especies de Piper tienen una distribución pantropical, y son muy comunes de tierras bajas de selva tropical, pero aparecen a más altas elevaciones; tolera inviernos livianos con heladas. Los Pimenteros frecuentemente dominan la flora donde se hallen. Piper · Anónimo · Piper cernuum Vell. (Piperaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 685
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Ficus Una de las características de las especies de este género es la secreción lechosa llamada látex que segregan al cortar o herir cualquier parte de la planta. Otra característica importante de esta especie es la propiedad colorante de sus hojas. Tiene frutos que se derivan de una flor especialmente adaptada que se denomina syconium y su parte carnosa no proviene del ovario de la flor, sino del tejido adyacente. Los higos presentan dos sexos, los hermafroditas y los femeninos. Existe solamente una especie característica de avispa capaz de fertilizar las flores de cada especie de ficus, por lo que las plantaciones fuera del ámbito nativo dan como resultado ejemplares estériles. Ficus · [Pablo Antonio] García [del Campo] · (Moraceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 757
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Gunnera Es una planta herbácea, con una altura por encima del metro, con tallos semisubterráneos carnosos, gruesos y cubiertos de abundantes espículas de color marrón oscuro. Gunnera · Anónimo · Gunnera saint-johnii (Mora) Mora (Gunneraceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 800
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Neea Árbol o arbusto de 1 a 5 m de alto. Tronco ramificado a baja altura. Ramitas terminales con pelos rojizos. Hojas simples, opuestas o verticiladas, de 15 a 30 cm de largo y de 5 a 11 cm de ancho, oblanceoladas o elípticas, con ápice largamente acuminado, bordes enteros y base cuneada. Las hojas son membranosas y quebradizas, presentan pelos rojizos sobre las nervaduras del envés. Pecíolos de 1 a 5 cm de largo. Flores rosadas. Frutos elipsoidales, de 1 a 1.5 cm de largo, verdes, torrándose rojos al madurar. “Neea” · Salvador Rizo Blanco · (Nyctaginaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 838a
120
Andripetalum Hojas aromáticas, alternas y en espiral, coriáceas, carnosas, compuestas y frecuentemente dentadas. Inflorescencias muy variables, simples o compuestas, flores laterales solitarias o en pares, raramente con flor terminal, con brácteas, a veces convertidas en hojas, formando una especie de piña, con colores vistosos, los pedúnculos y pedicelos a veces contractos, compactados con el raquis, en algunos casos las inflorescencias congestas formando superinflorescencias. Flores perfectas, grandes y vistosas. Andripetalum · Anónimo · (Protaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 889
122
Oreophila Crece en las zonas altas de los valles andinos de la zona de Quito próximas al monte Pichincha. Conocidas popularmente como rosetas, son plantas pequeñas perennes. En la flor destaca el color amarillo y suele tener 14 pétalos al menos, además de la asteraceae. Su tamaño alcanza lo 40 cm. Requiere poco agua y que ésta se concentre en unos pocos meses. Casi siempre aparece expuesta al sol. “Oreophila” · Anónimo · Hypochaeris sessiliflora H.B.K. (Compositacae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1166
Cinchona mutisii 124
Esta planta es originaria del Ecuador. Su hábitat son los bosques subandinos húmedos y lluviosos de ambas cordilleras. Las cinchonas son árboles que alcanzan una altura de hasta 20 metros. La acción medicinal de los alcaloides (quinina) que contiene su corteza era conocida por los nativos desde la antigüedad. El nombre de cinchona proviene de la esposa del conde Cinchón, curada en Lima de malaria en 1638, gracias a un remedio traído desde Loja. La provincia de Loja fue la principal productora de cinchona en el siglo XVIII y parte del XIX. La sobreexplotación de la cascarilla en los bosques naturales de Cajanuma y Uritusinga, terminó con esta fuente de riqueza, que ha dado a Loja fama mundial. El contenido de alcaloides varía de acuerdo a la altura, se ha comprobado que los árboles con mayor contenido de quinina son aquellos localizados entre los 800 y 1 200 metros. “Cinchona mutisii” · Anónimo · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1295
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Cascarilla bogotensis La quina o quinaquina es la corteza del quino o “cascarilla”, de aspecto y cualidades diferentes según la especie de que procede. La quina es un medicamento febrífugo, tónico y antiséptico. Se emplea principalmente como tónica en forma de polvo, extracto, tintura, jarabe, vino, etc.; y al exterior en infusión o cocimiento para el lavado de heridas y úlceras. Contiene diversos alcaloides, de los cuales los más abundantes e importantes son cuatro, todos útiles como antipalúdicos y empleados colectivamente para preparar la totaquina. Éstos son: quinina, quinidina, cinconina y cinconidina. Aparte de alcaloides, posee también principios astringentes (ácido quinotánico, rojo cincónico). “Cascarilla bogotensis” · Anónimo · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1300
Coffea 128
El cafeto es un arbusto o árbol pequeño, de fuste recto que puede alcanzar los 10 metros en estado silvestre; en los cultivos se los mantiene normalmente en tamaño más reducido, alrededor de 3 metros. Las hojas son elípticas, oscuras y coriáceas. Florece a partir del tercer o cuarto año de crecimiento, produciendo inflorescencias axilares, fragantes, de color blanco o rosáceo; algunas especies, en especial C. arabica, son capaces de autofertilización, mientras que otras, como C. robusta, son polinizadas por insectos. El fruto es una drupa, que se desarrolla en unas 15 semanas a partir de la floración; el endospermo comienza a desarrollarse a partir de la duodécima semana, y acumulará materia sólida en el curso de varios meses, atrayendo casi la totalidad de la energía producida por la fotosíntesis. El mesocarpio forma una pulpa dulce y aromática, de color rojizo, que madura en unas 35 semanas desde la floración. Coffea · Anónimo · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1325
130
Cinchona sp. La corteza externa es de color marrón oscuro, ligeramente fisurada y desprende pequeñas placas en forma irregular. Las hojas varían en forma desde casi orbiculares o lanceoladas; algunas son pubescentes; otras son lisas. Todas tienen una vena media bien desarrollada con venas laterales más o menos prominentes. Son simples, opuestas y recusadas, de forma elíptico-ovalada; hojas de 8 a 27 cm de largo y 7 a 18 cm de ancho. Cinchona sp. · Francisco Javier Matis · Mahecha · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1329
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Rizia g.n. bignonioides Pueden ser reconocidos fácilmente por su flores de forma de embudo radial y simétrico. Éstos tienen 5 sépalos, con corola de 5 pétalos unidos y 5 estambres. Las flores son hipóginas. El vástago de estas plantas generalmente está enrollado. Las hojas son simples y alternas, sin estípulas. La fruta es una cápsula con una a cuatro semillas (a veces más), o una baya. Los miembros de la familia son bien conocidos como plantas llamativas del jardín y como malas hierbas molestas “Rizia g.n. bignonioides” · [Vicente] Sánchez · Maripa panamensis Hemsl. (Convolvulaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1495
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Trichanthera gigantea Árbol de 3 a 8 m de altura y de 5 a 15 cm de diámetro. Tronco ramificado a baja altura y con raíces fúlcreas en la base. Corteza exterior cremosa o verde amarillenta. Ramitas terminales de forma cuadrangular, escamosas y ásperas al tacto. Hojas simples y opuestas, de 10 a 25 cm de largo y de 4 a 12 cm de ancho, elípticas, con ápice acuminado, bordes enteros y base desigual. Láminas foliares ásperas al tacto. En cada par de hojas siempre una es de mayor tamaño en comparación con la otra. Pecíolos de 4 a 6 cm de largo y ligeramente acanalados en la parte superior, con escamas que le dan una consistencia áspera al tacto. Flores de color rojo púrpura y con corola bilabiada. Estambres con filamentos largos que sobresalen del tubo de la corola. Frutos en cápsulas de 1 a 2 cm de largo, pubescentes. “Trichanthera gigantea” · Francisco Javier Cortés y Alcocer · Trichanthera gigantea (Humb. & Bonpl.) Nees (Acanthaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1675a
136
Besleria Es un género de unas 150 especies de grandes hierbas y semiarbustos o arbustos en la familia de plantas de flor Gesneriaceae. Estas especies se encuentran en Centroamérica, Suramérica, y en las Indias Occidentales. Besleria · Francisco Escobar Villarroel · (Gesneraceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1729
138
Loranthus Crecen sobre las ramas medias o viejas de los árboles. Una vez establecidas, toman rápidamente el nutriente y la luz solar, cubriendo las ramas del árbol que la hospeda, convirtiéndola en débil e inactiva. Las flores de Loranthus son de color rosa. LLegando a ser una amenaza al cubrir por un periodo de tiempo los árboles al privarles de la luz solar necesaria para la fotosíntesis. Loranthus · Francisco Escobar Villarroel · (Loranthaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1882
140
Cornidia cordata Los géneros se caracterizan por las hojas opuestas y flores regulares, bisexuales con 4 pétalos (raramente 5-12). La fruta es una cápsula o una baya que contiene varias semillas. Las semillas tienen endospermo carnudo. Cornidia cordata · Pedro Advíncula de Almanza · (Hydrangeaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1894
142
Myristica La nuez moscada es el fruto de un género de árboles perennifolios de la familia de las Myristicaceae procedente de las Islas de las Especias (las Islas Molucas en Indonesia). La nuez es, en realidad, la semilla del árbol, de forma ligeramente ovoide, entre 20-30 mm de largo y 15-18 de ancho. Esta semilla está cubierta por una especie de corteza seca tramada de color rojizo denominada macis. También se comercializan otros productos derivados de estos árboles, como los aceites esenciales extraídos de las oleoresinas y la manteca de nuez. “Myristica” · Francisco Javier Matis Mahecha · (Myristicaceae) · Tinta negra sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1920c
144
Capparis El alcaparro es un arbusto originario de la región mediterránea, más conocido por sus capullos comestibles, las alcaparras, que normalmente se consumen encurtidas. Con ramas colgantes que pueden alcanzar 22 cm o más de longitud, posee hojas gruesas y redondeadas. Las ramas poseen unas afiladas y leñosas espinas, de hasta 1 cm de largas, estas hacen muy penosa la labor de recolección de los alcaparrones o de las alcaparras y le da nombre a la planta. Las llamativas flores de color blanco y con largos estambres nacen en las intersecciones de las hojas con el tallo, sostenidas por pedúnculos regulares. Capparis · Anónimo · (Capparidaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 1964
146
Ryania speciosa La Ryanodina es un venenoso alcaloide encontrado en la planta de América del Sur Ryania speciosa (Flacourtiaceae). Se usa como insecticida y se usa principalmente contra la mariposa nocturna de la manzana aunque no siempre resulta efectiva. Presenta una baja toxicidad en los animales de sangre caliente y en la mayoría de insectos beneficiosos y ácaros depredadores, resultando sin embargo, venenosa para los insectos tanto por contacto como por ingestión Ryania speciosa · Francisco Javier Matis Mahecha · (Flacourtaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2008
148
Passiflora quadrangularis La badea, tumbo o quijón, es una planta tropical pasiflorácea, trepadora vigorosa, se extiende de 10 a 20 m, con tallos verdes cuadrangulares, provistos de zarcillos simples. Crece desde el nivel del mar hasta un máximo de 1.800 m. y en áreas con lluviosidad anual de 900 a 3.400 mm. No resiste las heladas, crece a pleno sol, preferentemente entre 17° y 25º C. Hojas ovales de color verde claro, cordadas en la base, lanceoladas, de ápice abruptamente acuminado, de bordes enteros y ondulados. Flores de unos 12 cm de diámetro de color blanco, azul, violáceo, rojo o rosado. Si se planta bajo invernadero, no producirá frutos, pero tendrá abundancia de flores muy hermosas. Passiflora quadrangularis · [José Manuel] Martínez · Passiflora quadrangularis L (Passifloraceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2014
150
Passiflora trinervea Passiflora fue el nombre dado por Carlos Linneo a este género de plantas, proviene del latín flos passionis que significa literalmente flor del sufrimiento (pasión) en alusión a la Pasión de Cristo ya que los primeros misioneros en América quisieron ver los instrumentos utilizados durante la Pasión en las diferentes partes que conforman estas flores. Passiflora trinervea · Francisco Javier Cortés y Alcocer · Passiflora bicuspidata (Karst.) Mast. (Passifloraceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2055
152
Myrodia sapota Las Bombacaceae son una familia del orden Malvales. Hay una estrecha relación entre Bombacaceae y Malvaceae pero hasta recientemente las familias han estado separadas en muchos sistemas de clasificación, y continúan separadas en muchas referencias. En su sentido tradicional, la familia Bombacaceae incluye cerca de 30 géneros con 250 especies de árboles tropicales, algunos considerablemente anchos, llamados “botellas”. Muchas especies crecen convirtiéndose en grandes árboles, con Ceiba pentandra la más alta, de hasta 70 m., muchos de estos géneros son comercialmente importantes, produciendo madera, frutos comestibles, fibras. El Baobab es un icono en partes de África, Australia o Madagascar, notable por su inmensa estructura arbórea, un mecanismo para almacenar agua Myrodia sapota · Lino José de Azero · (Bombacaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2171
154
Marcgravia Los miembros de esta familia son arbustos, plantas epifitas y lianas con hojas pinnadas alternas. Las flores agrupadas en racimos, las flores son acompañadas por brácteas carnosas que producen nectar. Los frutos son cápsulas. Marcgravia · Francisco Escobar Villarroel · Marcgraviastrum mixtum (Triana & Planch.) Bedell (Marcgraviaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2258
156
Gustavia Es una familia de árboles leñosos originarios de Suramérica y Madagascar. Consiste en cerca de 300 especies, clasificadas en dos subfamilias y 24 géneros. La especie más conocida es la Nuez de Brasil, cuyas semillas son apreciadas mundialmente. La madera de estos árboles es usada en construcciones y cercas. La corteza de algunas especies se usa para fabricar utensilios diversos, y a ésta y a la savia se les atribuyen tradicionalmente usos medicinales. “Gustavia” · Anónimo · (Lecythidaceae) · Témpera sobre papel; 26 x 39 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2673e
158
Psoralea Las Fabáceas o Leguminosas son una familia de árboles, arbustos y hierbas perennes o anuales, fácilmente reconocibles por su fruto (legumbre) y sus hojas compuestas y estipuladas. Es una familia de distribución cosmopolita con aproximadamente 730 géneros y unas 19.400 especies. Junto con los cereales y con algunas frutas y raíces tropicales, varias Leguminosas han sido la base de la alimentación humana durante milenios, siendo su uso un compañero inseparable de la evolución del hombre. Psoralea · Anónimo · (Leguminosae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2716
160
Determinatio specierum generis Cinchonae “Cada especie de Quina tiene su color propio de un cierto jugo que la tiñe, hallándose depositado en abundancia, y cuajado entre las fibrillas leñosas de las cortezas. Por fortuna no hay más que dos especies la naranjada y la amarilla, que pidan mayor atención en su discernimiento; porque la roja y la blanca dan al instante unos caracteres tan decididos que jamás podrán confundirse entre sí, ni con las otras”, C. Mutis, El arcano de la quina, p. 41. Determinatio specierum generis Cinchonae · Anónimo · (Rubiaceae) · Tinta de color sepia sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2848a
162
Cinchona lanceifolia Cinchona es un género de plantas de flores del orden de las Gentianales de la familia de las Rubiaceae. Tiene 25 especies de grandes arbustos o pequeños árboles que alcanzan los 5-15 metros de altura. Tiene las hojas opuestas, lanceoladas a redondeadas, perennes de 1-4 dm de longitud. Las flores de color blanco, rosa o rojo se producen en panículas terminales. El fruto es una cápsula con numerosas semillas. Fue nombrada en honor de la Condesa de Chinchón, esposa del Virrey de Perú en 1638 por Carlos Linneo por el descubrimiento de las propiedades de la corteza de esta planta que revolucionó la medicina de aquella época. Cinchona lanceifolia · Anónimo · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 37 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2849
164
Cinchona cordifolia La corteza del quino contiene varios alcaloides, el principal de los cuales es la quinina, de propiedades medicinales ampliamente reconocidas; además quinidina, cinconina y cinconidina. La corteza recopilada y molida se usa para tratar el paludismo y es denominada en la farmacia como Cinchonae cortex. La medicina tradicional le atribuye también propiedades como antiséptico, preparada en infusión. Las cortezas de otras especies del género Cinchona, como C. calisaya y C. officinalis, también contienen quinina y tienen similares aplicaciones. Cinchona cordifolia · [Vicente] Sánchez · Cinchona pubescens Vahl. var. cordifolia Mutis (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2863
166
Cinchona ovalifolia La Quina roja amarilla y blanca (Cinchona ovalifolia)se encuentra en las partes más opuestas de la cordillera Andina. Es una Quina de hoja oval con diversos usos medicinales. Su árbol alcanza entre 14 y 20 m de alto, brácteas ferrugíneas, hojas con el ápice rotundado u obtuso, base redondeada o subcordada, lámina pubescente coriácea, 13 pares de nervios secundarios, envés de color ferrugíneo, debido a la pubescencia; inflorescencia en panículas terminales; flores, cáliz 1.5 cm de largo, estrigiloso, con pelos ferrugíneos, corola blanca-cremosa, velutina 5-4.7 cm de largo y del tamaño de unos 7.69 cm de largo y 1 cm de diámetro. Cinchona ovalifolia · Anónimo · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2876
168
Cinchona dissimiliflora Durante siglos fue perseguida por los cascarilleros y se ha vuelto escasísima aún en los mismos bosques de Quina de Caxanuma y Uritusingo, hasta tal grado que sólo se observan unos pocos troncos durante un día de viaje. Actualmente y por orden del gobierno, sólo se nimban anualmente pocos árboles de esta especie (quizás unos 900), mientras que antes del año 1799 se destruyeron durante un año más de veinticinco mil árboles. Las especies de Cinchonas que soportan mejor el clima cálido y por lo mismo bajan más hacía la profundidad de los valles, son la Quina roja (Cinchona oblongifolia), la de la florescencia desigual (Chinchona dessimiliflora) y la maravillosa cinchona longiflora. Cinchona dissimiliflora · Francisco Javier Matis Mahecha · (Rubiaceae) · Témpera sobre papel; 54 x 38 cm · Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada · Archivo del Real Jardín Botánico, CSIC · División III, lám. 2878
MEMORIA GRÁFICA DE LA EXPOSICIÓN
índice Texto Presidente Diputación Provincial de Cádiz Texto Director Real Jardín Botánico (CSIC, Madrid) Texto Comisario Exposición
05 06 08
COLABORACIONES La dimensión internacional de Mutis Miguel Ángel Puig-Samper
12
Ecos y reflejos de un bicentenario Marcelo Frías Núñez
20
Contribuciones científicas de Mutis en América Alberto Gomis
27
EXPOSICIÓN Mutis, el personaje La semilla de su pasión por la botánica El conocimiento global Las grandes expediciones Mutis en Madrid Nueva Granada Mutis y la minería La quina Real Expedición Botánica La Casa de la Botánica Herencia de la Expedición Observatorio de Santa Fe El legado
36 40 44 48 52 58 61 65 68 80 84 88 92
LÁMINAS
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MEMORIA GRÁFICA
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Edición Fundación Provincial de Cultura. Diputación de Cádiz Plaza de San Antonio nº3 · 11003 Cádiz www.cadizcultura.es Diseño y maquetación Cadigrafía Publicidad y Comunicación Textos exposición Fátima Vila Fotografías exposición Víctor Iglesias / Paco Mármol Impresión Imprenta Sur © Diputación de Cádiz, 2008. © de los artículos e imágenes, sus autores y/o depositarios. I.S.B.N.: 978-84-96583-83-2 D. L.: CA-246/08 Reservados todos los derechos de esta edición.
Celestino Mutis murió en Santa Fe de Bogotá un 11 de septiembre de 1808. Justo dos siglos después, en la ciudad que lo vio nacer, se terminó de componer este catálogo .