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PRÓLOGO
AIRES RENOVADORES EN LA DRAMATURGIA HONDUREÑA
El colectivo «Tierra inconexa» surgió en 2020 y lo conformaron cinco compatriotas cuando realizaban estudios de especialización en materias relacionadas con el área teatral en la ciudad de Buenos Aires. Su interés por la dramaturgia los condujo a integrar un grupo que sirviese de incentivo para impulsar su trabajo. Como producto de esa determinación —gracias a un taller realizado— tenemos cinco obras que han sometido a la consideración de los artistas y personas vinculadas a una de las manifestaciones artísticas más significativas en el desarrollo cultural de cualquier nación.
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Plantear situaciones de violencia contra la mujer es un objetivo central en El precio justo, obra de Karina Nelson (1977).1 El cuadro que ofrece es amplio presentando una cadena de agresiones a la mujer en el ámbito familiar que van de la cotidiana violencia verbal y psicológica, al golpe físico que poco a poco evoluciona hasta llegar a la muerte en forma cruel. También insidiosa y persistente es la hostilidad laboral que se manifiesta de formas múltiples: salarios inferiores desempeñando igual labor a la del empleado varón, bromas ofensivas o —en este caso— el coro de profesionales machistas que, soslayando la realidad, le niegan capacidad intelectual a una profesional calificada a la que
1 Todos los textos son inéditos y los envió «Tierra inconexa» en el mes de febrero de 2021. Forma parte de una publicación colectiva preparada para próxima divulgación.
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relegan a trabajos de menor cuantía. El irrespeto, el chantaje y el cinismo del hombre que cree que, con dinero, posición social e influencia en los medios de comunicación, puede doblegar los principios éticos de la abogada, quien, al final, muestra en qué forma dejó en claro su inteligencia e integridad moral con las cuales contribuyó a la caída del abusador, el personaje de aparente éxito que pagará, con años de cárcel, el asesinato de su esposa. Con afán de concienciación, un efectivo llamado de alerta para contribuir a la prevención de cualquier forma de agresión o minusvaloración de la mujer.
Pertrechado de elementos culturales de tipo general, Walter Lobo (1987) escribió Criaturas de la hondura (o historia de Honduras para principiantes), texto que se centraliza en la figura de Francisco Morazán y demuestra, nuevamente, la persistencia del importante tema en la literatura del país. El dato histórico, la imaginación, y el acudir a creencias ampliamente difundidas sobre el héroe se mezclan en una obra que evade el planteamiento mimético y secuencial. Hay una inteligente incorporación de técnicas y mecanismos que dejan atrás los modos tradicionales de hacer teatro como aplicar el distanciamiento épico y acudir a mecanismos metateatrales. También alterna la prosa y el verso e introduce regionalismos y expresiones en latín, totalmente justificadas dada la situación presentada. El empleo del humorismo es sobrio. No obstante, habría que cuestionar —especialmente si tomamos en cuenta el subtítulo de la obra— la ocasional alteración de algunas circunstancias
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históricas importantes relacionadas con Morazán.2
Antes un té, de Heber Villatoro (1988), parte de una premisa: admitir que existe una forma de vida más allá de la muerte. Creer que esta última no es absoluta y definitiva sino el paso a otro tipo de existencia. De allí, una expresión que, a propósito del protagonista, se formula dos veces: «Un muerto que se siente vivo y un vivo que se siente muerto», síntesis de dos temas centrales: vivir sin la persona amada equivale a estar muerto y, aunque se esté muerto, tener al ser amado cerca, equivale a vida plena. Ideas que se supeditan a una tercera: la necesidad de renunciar a la satisfacción personal para cumplir con un deber ineludible.
Durante el desarrollo de la trama surgen temas colaterales. No priorizar el amor puede ser la fuente u origen de una íntima frustración personal. Adela sacrificó al gran amor de su vida en aras de una exitosa carrera de bailarina que le ganó amantes circunstanciales pero que nunca calaron en su espíritu. Importante es, también, la idea de no renunciar a la lucha para alcanzar lo que ardientemente se desea. Santiago careció del suficiente coraje y del ánimo de arrostrar imprevistos que le hubiesen conquistado una situación de gratificante felicidad al lado de Adela.
El amor también tiene otras manifestaciones. Las promesas nacidas del amor se cumplen. Adela, muerta en un
2 En algunas obras que indican estar basadas en la Historia, su ficcionalización es válida siempre que no altere aspectos básicos de lo que sucedió. La anécdota imaginativa que distorsione hechos y circunstancias también puede hacerse, pero con la aplicación de alguna forma que indique —mediante recursos metalingüísticos— el código que se aplica. Indicios que siempre están presentes en cualquier comunicación y que permiten aceptar la forma en que está planteado el mensaje. En este caso, el subtítulo dado por Lobo anuncia que ella permitirá aprender hechos históricos.
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16 accidente desde hace 15 años, tiene que esperar en un lugar muy frío y brumoso (¿equivalente al limbo cristiano?)3 hasta que llegue el alma de Santiago para cumplir lo que le prometió: regresar de una ciudad distante, visitarlo y llevarle su té preferido. Cumplir la promesa le permite seguir su camino para arribar al lugar definitivo que tiene asignado. Previamente logra convencer a Santiago, quien acaba de morir, de que tenga la suficiente voluntad como para responder al tratamiento de emergencia que le aplica una enfermera y lograr que su corazón funcione: que lo haga por amor a sus hijos que lo necesitan.
En boca de Adela, la cita textual de los versos del canto I del Paraíso en la Divina Comedia, que alaban la infinita gloria de Dios en el universo y que ella lee en voz alta, representa una confirmación del triunfo del amor. Por ello, cuando lee los simbólicos versos se escuchan las trompetas celestiales. Adela sabe que el lugar de los bienaventurados está listo para ella. La perspectiva idealista del texto salta a la vista.
Luis Emilio Cerna Mazier (1991) escribió Los patrones, obra que califica de tragicomedia y la cual evoca a las tradicionales ‘farsas’, antiguas representaciones de un hecho real o imaginario plagado de incidentes grotescos realizados con propósito jocoso, burlesco o moralizante y que, en este caso, revela con puntualidad un fenómeno cultural contemporáneo que se ha pretendido absolutizar: el desencanto de un gran sector de la población — especialmente entre la juventud— que ha arribado a un estado de descreimiento total frente a toda posibilidad de cambio social.
3 Una referencia en concordancia con la idea del ‘limbo’ como lugar temporal, previo a la entrada del reino prometido.
Ubicada en la década del veinte del siglo anterior, la obra muestra el acontecer cotidiano de una finca en donde dos esposos (la cocinera y su marido, el mayordomo) son servidores leales de los propietarios y, dadas las órdenes recibidas, se encargan de realizar o encomendar a otros todo tipo de desaguisados: mutilaciones graves a los mozos (cortarles un brazo, extraerles un ojo, flagelarlos, colocarles hierros calientes en la espalda, esparcir sangre y cadáveres de animales sobre la tierra aduciendo que ello es buen abono, etc.). Por su parte, los dueños son ridículos y emiten ideas absurdas sobre el arte y la música; utilizan palabras en francés y términos que suponen refinados. También se dan comidas pantagruélicas que acompañan con actos sádicos contra los trabajadores.
La contratación de Juan, trabajador proveniente de la ciudad, desencadena una rebelión y los dueños pagan con su vida sus arbitrariedades. Los rebeldes, no obstante, se tornan en nuevos amos. Inclusive, logran que él se ponga de su lado. Ello es muy significativo porque con frecuencia asumía una posición muy consciente frente a las injusticias y exhortaba a luchar por librarse de tan inicuos patrones. El ciclo se repite y la posibilidad de cambiar la situación se esfuma. El sistema oprobioso continúa…
Tal planteamiento retrata, en buena medida, el desencanto de un buen sector de la población, incluidas personas jóvenes. Pero la realidad no es tan simple. Existe un segmento convencido, tanto en jóvenes como en adultos, de que nada permanece estático. Basta mirar el espejo de la historia para saberlo. Inclusive, Cerna Mazier, al escribir su texto y pintar una situación absurda, inequitativa e injusta, realizó el esfuerzo que ello entraña porque está convencido del poder transformador y educativo del teatro y de sus códigos. Si la obra evidencia la existencia
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18 de una sociedad enferma puede motivar a la reflexión constructiva. Como esa actitud, según anotamos, también se adjudica a la juventud —condición que también atañe al autor— es útil traer a colación una reflexión de José Manuel Valenzuela Arce:
Todas estas expresiones [manifestaciones de protesta, grafitis, consumos culturales, uso de las redes digitales: la ciber cultura, la ciber militancia, el ciber activismo] contradicen las narrativas y las retóricas dominantes acerca de que a los jóvenes no les interesa la política y, por lo tanto, son apáticos a las grandes problemáticas del país. Lo que no se entiende, es que ya cambiaron las formas de acción social y de la participación en la política, que están en clave cultural, en tanto que no se reducen a la adscripción a un partido o a la filiación a alguna ideología definida, o a las votaciones electorales.4
Un aura de reticencias e inquietantes sugerencias van generando en El jardín de las delicias de Ishtar Paz (1994) una atmósfera de oscuros matices en la que se presiente la existencia de una verdad que tarda en aceptarse pero que, al asumirla, conlleva una reconfortante sensación de libertad cuyo último escalón radica en apartar, en forma violenta, al personaje machista, malévolo y autoritario que ejercía un control absoluto sobre el sector femenino que él había construido alrededor del teatro.
Anotamos algunos elementos o aspectos que permiten seguir las líneas básicas en la bien diseñada obra. Rosa es una excelente actriz que se retiró varios años del escenario y permaneció sin comunicación con Jazmín, su gran amiga.
4 En: Alfredo Nateras Domínguez (Coordinador) (2016). Juventudes sitiadas y Resistencias afectivas, Gedisa editorial y Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa. Consejo Editorial de Ciencias Sociales y Humanidades, p. 31.
Soportó la acusación de robo de una prenda del vestuario teatral y regresó porque Napoleón, famoso dramaturgo, director del teatro, montará la que considera su obra maestra y cuyo título —El jardín de las delicias— remite al célebre tríptico de El Bosco. Él manipula y ejerce un dominio emocional con el elenco femenino de la compañía al que llama, justamente, ‘su’ jardín. Su control sobre las mujeres lo llevó a impedir que Jazmín disfrutase de una beca en Indonesia y frustró su capacidad de dramaturga. Se insinúa que en los inexplicables accidentes que en momentos diferentes sufrieron Margarita y Amapola pudo estar su mano. Hay indicios de un triángulo amoroso que permanece en claroscuro. El conflicto y la tensión terminan mediante un acto vindicativo que permite que la ecuación amorosa se resuelva ratificando la prevalencia de la fidelidad al íntimo sentir mediante la realización plena del amor homoerótico y la decisión de ambas mujeres de acompañarse y huir del lugar.5 El final de la obra de Napoleón —que también implica un futuro más humano para toda la sociedad, según se expresó en un ensayo de la obra— presagia la decisión personal que liberará a las dos amantes del personaje que las oprime.
Título y aspectos de la obra de Paz nos remiten al trabajo de El Bosco, en el que, con intención moralizadora, en el panel del centro («El jardín de las delicias»), se representa la explosividad sexual al margen de los códigos morales existentes en la sociedad. No obstante, las alucinantes escenas de la pintura también están en necesaria vinculación con el mandato bíblico del «creced y multiplicaos» dado a Eva y Adán y que está presidido por el mismo Cristo en el panel izquierdo, en donde también sobresale la alegórica escena de los cuatro ríos del edén, símbolos de la vida y
5 Un tema que ha sido tabú en la dramaturgia hondureña.
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20 la fertilidad, aspectos reforzados en la figura del tranquilo cisne, metáfora del entendimiento, la amistad, el amor y el afecto posible de existir entre los humanos. Las reflexiones de Jazmín sobre el bien, el mal y el mundo de los valores, plantean una implícita conexión con la visión de la realidad que tiene el pintor flamenco.
Formalmente, la obra ofrece una triple perspectiva: 1) en la parte superior del escenario se escuchan ruidos y voces, probablemente de los técnicos y observadores teatrales; 2) retazos de la obra de Santiago que se ensaya y 3) coincidencia de dicha obra con el drama femenino que se lleva a cabo en el espíritu de las dos protagonistas. El ensamble de las tres líneas es tarea del lector o espectador. Inclusive podríamos pensar que la presencia del Bosco —dadas las importantes alusiones, empezando por el título de la obra— es uno de los pilares fundamentales que la sostienen y que conlleva o demanda otra vertiente de análisis.
Paz también vincula a Rosa y a Jazmín con las máscaras que aparecen en el escenario. Signo del ocultamiento de los verdaderos sentimientos que han tenido que afrontar para ocultar, por años, su auténtica identidad de género.6 Al mismo nivel de subterfugio puede estar la relación que guardan con Napoleón hasta que deciden cortar los vínculos con él y que, a una de ellas, la lleva al extremo de envenenarlo por haber jugado con sus vidas. Además fue incapaz de sentir amor (acusa falsamente a Rosa de ladrona, abusa de ella al sostener una relación sexual en la que se advierte falta de consentimiento y, por las coincidencias, se puede conjeturar que fue el probable autor de los accidentes de Margarita y Amapola). Tampoco los nombres de los personajes son fortuitos. Los de mujeres son de flores,
6 La etimología de la palabra ‘persona’ remite al concepto de máscara.
seres vivos cuya fragilidad —característica que se les trasladada— ha hecho que Napoleón las domine. De hecho, las considera de su propiedad. Igualmente, su nombre evoca el del dictador francés que pretendió dominar a toda Europa. Nombres, pues, cargados de connotaciones.
Evidentemente, la entrega de cinco obras teatrales de escritores bastante jóvenes fortalece la dramaturgia hondureña y alienta la esperanza de que otros autores se animen a seguir desplegando esfuerzos por revitalizar la dramaturgia del país.
- HELEN UMAÑA 9 de febrero 2021
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