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Patrones en azulejos

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Patrones en los azulejos

Un patrón en los azulejos suelen ser sucesos, motivos u objetos recurrentes, como por ejemplo grecas; y, a veces referidos como ornamentos de un conjunto de objetos. Más abstractamente, podría definirse al patrón como aquella serie de variables constantes, identificables dentro de un conjunto mayor de datos. Los patrones en los azulejos suelen ser muy orgánicos y con formas sinuosas. Estos generalmente vienen acompañados de flores, hojas, frutas o figuras que se asemejan a las nubes. El patrón o motivo, usualmente, se compone por cuatro bloques de cerámica, formando así una figura repetitiva a lo largo toda la escena.

Caso similar sucede en la cenefa. Esta suele contar con patrones o motivos de azulejos; sin embargo, tienen una menor dimensión y son más rectangulares. Por este motivo, el patrón tiene un tamaño más pequeño y suele ser alargado. Sin embargo, este guarda relación con el patrón principal de la escena. Además, en este caso el patrón de menor dimensión suele contar con algunas flores, hojas, frutas y figuras geométricas que hacen juego con los colores del patrón de mayor dimensión; lograndose así, el conjunto visual.

Patrón 1: extraído de azulejos de la Parroquia San Marcelo

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Proceso y elaboración de azulejos

Gracias a la alta demanda que existió en América por los azulejos sevillanos, grandes fábricas de cerámicas comenzaron a ser construidas rápidamente en Triana al rededor del siglo XIX y XX. Incluso, algunos alfareros de Sevilla emigraron a América para poder ejercer allí su oficio. Este fue el caso de Juan de Talavera, Jerónimo Pérez, entre otros.

El proceso de elaboración de azulejos se desarrollaba por distintas etapas. Cada fase debía producirse adecuadamente y proporcionando los adecuados cuidados respectivos. La primera etapa era la de la preparación. Esta consistía en preparar la materia prima de los azulejos de modo que se llegue al proceso en que esta se convertiría en pieza artesanal. Era necesario que esta fuera de la mayor calidad posible, por lo que se buscaba que la pieza pasara por la fase de tamizado, lavado y molido. También, era importante que se consiguiera eliminar las partículas e imperfecciones, con el fin de que se lograra una masa homogénea.

Luego de la preparación, se continuaba con la fase de moldeo. Una vez la materia prima se encontraba en la condición ideal, esta pasaba a

los moldes. Así se adquiría la forma que tendrían los azulejos artesanales o las piezas en concreto.

Después del moldeo venía el proceso de secado. Ya con la forma deseada, los azulejos artesanos debían eliminar todo el exceso de agua existente de manera lenta, así se evitaba que se formasen imperfecciones o que se resquebrajase la pieza durante el mismo proceso de secado.

Uno de los últimos pasos, en la elaboración de azulejos, era la del esmaltado. Hoy en día, los azulejos artesanos utilizan las famosas campanas de esmaltado; sin embargo, en esa época, se empleaba el esmaltado a mano. Cabe resaltar que en algunas ocasiones no era necesario realizar este proceso ya que el material no lo necesitaba.

La penúltima fase, era la de la cocción. Esta fase era indispensable ya que solidificaba la forma de los azulejos otorgándole junto al esmaltado un producto final. Cada azulejo, es distinto. Por lo que existía distintos tipos de hornos con el fin de cumplir distintas necesidades. Era importante que los cambios de temperatura se dieran gradualmente; de este modo, se evitaba los desperfectos.

Por último, se tenía la fase de pintura. El artesano empleaba su toque artesanal dibujando a mano lo que deseaba. Una vez terminadas las piezas, estas eran llevadas al sitio en donde se irían a colocar.

En algunos casos se usaba la técnica de craquelado. Se aplicaba sobre la cerámica vidriada este método, lográndose así, una superficie agrietada. Esto se utilizaba para darle un aspecto de añejo a la superficie de los objetos mediante fórmulas vitrificables especiales.

Actualmente, se tienen vestigios de los monumentales hornos, y que servían para la elaboración de azulejos artesanales, en distintas partes de Sevilla y de toda España. Usualmente, estos se encontraban elaborados con ladrillos y contaban con una gran chimenea en la parte superior desde donde salía el humo.

Fig. 11: Fotografía de un alfar. Lugar en donde se elaboraba cerámicos. Fig. 12: Antiguo horno de cerámica de Triana, actualmente Centro Cerámica. Fig. 13: Chimenea de horno de loza de la Cartuja de Sevilla.

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Organización de azulejos

Existe diversas formas de organizar los azulejos al momento de su colocación. A este proceso se le conoce como despiece. El despiece viene a ser el esquema de partición para los distintos azulejos que componen el panel o retablo cerámico. En algunos casos, se encuentran conformados por una sola pieza.

Así mismo, el despiece de un panel viene condicionado por la coincidencia de las partes principales de la imagen representada con zonas centrales, por ejemplo, para que el rostro no coincida con uniones de piezas. Se diferencian despiece par o impar (según el número de hileras verticales); y, a su vez, despiece simple o compuesto (según las piezas sean del mismo tamaño o combinen diversos tamaños). El número de combinaciones atendiendo a este criterio es elevado. A pesar de esto, existen azulejos que no son colocados de esta forma. Este tipo de organización suelen ser casos puntuales y específicos: la base de cierta fuente o siguiendo la forma de una escalera de manera intercalada.

Fig. 14: Decoración de azulejos en el Palacio de Torre Tagle - Jirón Ucayali 363, Cercado de Lima. Perú (Siglo XVIII)

Organización y despiece de los azulejos:

Caso 1 Caso 2

La Cenefa La escena o patrón

Caso 3

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