Comercios tradicionales del Centro Histórico de Lima

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Adquirido usualmente en chinganas y pulperías, el licor representaba uno de los principales rubros de consumo durante la época virreinal. Hacia el alba y el anochecer, se podía encontrar a grupos de parroquianos bebiendo un cuartillo de aguardiente antes y después de la jornada laboral. No sería hasta inicios del siglo XX cuando se popularizaron los bares y cafés, conocidos puntos de encuentro de la bohemia local: intelectuales, artistas, escritores, periodistas, políticos y hasta presidentes. Muchos de aquellos todavía perduran y fortalecen su tradición con las bebidas y potajes que sirven hasta nuestros días. Entre los más representativos se encuentra El Cordano, inaugurado frente a la Estación de Desamparados el 13 de enero de 1905, y famoso por sus deliciosas butifarras.

Adquirido usualmente en chinganas y pulperías, el licor representaba uno de los principales rubros de consumo durante la época virreinal. Hacia el alba y el anochecer, se podía encontrar a grupos de parroquianos bebiendo un cuartillo de aguardiente antes y después de la jornada laboral. No sería hasta inicios del siglo XX cuando se popularizaron los cafés y bares, conocidos puntos de encuentro de la bohemia local: intelectuales, artistas, escritores, periodistas, políticos y hasta presidentes. Muchos de aquellos todavía perduran y fortalecen su tradición con las bebidas y potajes que sirven hasta nuestros días. Uno de ellos es la bodega Queirolo, que funciona como restaurante y bar desde los años veinte, con la res de pisco como una de las opciones predilectas en su carta.

Hacia fines del siglo XVIII, los establecimientos comerciales vinculados con la venta al por menor de velas de sebo, cirios de cera, panes y pasteles, entre otros productos alimenticios y licores, eran conocidos como “pulperías”, y para 1860, por ejemplo, se situaban en casi todas las esquinas de la ciudad, llegando a registrarse más de doscientas. Posteriormente, ya llegado el siglo XIX, pasaron gradualmente a ser denominadas “bodegas”. Un fenómeno particular de aquel tiempo consistió en que los propietarios de las principales bodegas de Lima eran inmigrantes italianos, tales como los Solari, Figari, Marcone o Carbone. Sería precisamente Antonio Carbone quien fundaría la antigua Bodega Carbone en el cruce de los jirones Huancavelica y Cailloma, en 1923.

At the end of 18th century, stores related to sale of tallow and wax candles, breads and cakes, liquors and other food products were known as “pulperias”. These stores, by 1860, were in almost every corner of the city, recorded more than 200. Later, in 19th century, they gradually known as “bodegas” (grocery stores). It was curious, by that time, that the owners of these “bodegas” were Italian immigrants, with surnames such as Solari, Figari, Marcone, Carbone, etc. Precisely, Mr. Antonio Carbone was who established Antigua Bodega (Old Grocery Store) “Carbone” at Huancavelica and Cailloma streets, in 1923.

El principal antecedente histórico de los hospedajes en el Perú son los tambos prehispánicos, sistema de almacenamiento de recursos alimenticios reservados para tiempos de escasez, y para acogida de viajeros. Esta tradición perduró a través del virreinato y la república. En 1826, el comerciante francés Pedro Maury fundó uno de los ocho hoteles que existirán en Lima hacia la segunda mitad del siglo

XIX: el reconocido Hotel Maury. Fue inaugurado inicialmente como posada en la esquina de los jirones Ucayali y Carabaya, espacio donde funciona hasta nuestros días a pesar de sucesivos cambios de propietarios y de arquitectura. Se posicionó como uno de los hoteles de moda en el siglo XX, junto a su bar. Entre sus atractivos destacan los vitrales y techos artesonados, que resaltan la fastuosidad de sus antiguas instalaciones.

En la época virreinal, el vidrio no era un elemento usual en la arquitectura, pues el Perú carecía de obrajes locales de vidrio capaces de fabricar paños planos. Durante la época republicana, una mejora en la tecnología permitió vidriar diversas superficies en los edificios de Lima, entre ellos, los tradicionales balcones de cajón, incluyendo teselas geométricas de colores ubicadas de manera estratégica. Posteriormente, elaborados vitrales figurativos según las técnicas y estilos del momento adornaron diversos edificios públicos y residencias locales, entre los que destacó el uso de vitrales de gran formato como coberturas de patios y vestíbulos. En 1925, Roberto Miguel Antonioli Farfán fundó la hoy reconocida vitralería Antonioli, empresa familiar que sigue funcionando en el jirón Amazonas.

Desde el siglo XVII, la gran población de Lima provocó que la tradicional venta de pan y amasijos se dé en panaderías establecidas, puestos callejeros y pulperías, con negocios que incluso realizaban reparto a domicilio, a cuatro, cinco o seis piezas por medio real. La comercialización de pan en Lima estuvo directamente ligada al gremio de panaderos, creado a través de una ordenanza de 1787, y que, en los registros 1793, incluía a 43 panaderías en Lima. Desde el 10 de abril de 1887, decenas de panaderos de la ciudad se asociaron para crear la Sociedad de Obreros Panaderos Estrella del Perú, considerada una de las organizaciones comerciales de más larga data en el país. La Antigua Pastelería y Panadería Los Huérfanos, fundada en 1904 en la séptima cuadra del jirón Azángaro, es una de las más representativas, y sigue operando de manera continúa en el mismo local.

El principal antecedente histórico de los hospedajes en el Perú son los tambos prehispánicos, sistema de almacenamiento de recursos alimenticios reservados para tiempos de escasez, y para acogida de viajeros. Esta tradición perduró a través del virreinato y la república. En Lima, el Hotel Europa recibe visitantes desde la década de 1940. Fundado por Eduardo Gil, se caracterizó por acoger a distinguidos huéspedes nacionales e internacionales que llegaban a nuestra ciudad por comercio, turismo o simple tránsito. Opera hasta el día de hoy en la tercera cuadra del jirón Áncash.

Desde el siglo XVII, la gran población de Lima provocó que la tradicional venta de pan y amasijos se dé en panaderías establecidas, puestos callejeros y pulperías, con negocios que incluso realizaban reparto a domicilio, a cuatro, cinco o seis piezas por medio real. La comercialización de pan en Lima estuvo directamente ligada al gremio de panaderos, creado a través de una ordenanza de 1787, y que, en los registros de 1793, incluía a 43 panaderías en Lima. Desde el 10 de abril de 1887, decenas de panaderos de la ciudad se asociaron para crear la Sociedad de Obreros Panaderos Estrella del Perú, considerada una de las organizaciones comerciales de más larga data en el país. La tradicional panadería San Martín, ubicada en el portal de Pumacahua, se inauguró en 1930 y es una de las más reconocidas del rubro, célebre por sus deliciosos turrones, dulces, panes y postres.

Since 17th century, the traditional sale of bread and dough took place in established bakeries, street stands and grocery stores, with businesses that even carried out home delivery, due to Lima’s large population. Four, five or six pieces of bread cost half a real. The bread market was related to baker’s guild, created through a city hall act in 1787. 1793-year records registered 43 bakeries in Lima. Since April 10th, 1897, tens of city bakers were associated to create “Sociedad de Obreros Panaderos Estrella del Peru” (bakers society), considered one of the oldest trade organizations in the country. The traditional “San Martin” Bakery, located in Pumacahua Portal (San Martin Square), was established in 1930 and it is one of the most renowned bakeries. It is famous for its delicious “turrones”, candies, breads, and desserts.

Durante la época virreinal, la Plaza de Armas de Lima fue escenario de regocijos públicos y de variados e importantes actos civiles, religiosos y militares. Hasta el siglo XIX, además, el cuadrilátero público funcionó como un mercado itinerante de abastos cuyos puestos, carromatos, cajones y quioscos se ubicaban en los portales y fachada del Palacio Virreinal. De esta manera, se dio paso a uno de los primeros puntos de compra y venta de la ciudad. Por otro lado, el actual pasaje Olaya, antiguo callejón a pocos metros de la plaza, antiguamente llamado “de los Sombrereros” y “de Petateros”, tuvo variadas actividades comerciales a lo largo del tiempo. Tomó su forma final en una remodelación urbana a inicios del siglo XX, y al día de hoy alberga el boulevard gastronómico más importante del Centro Histórico de Lima.

During Viceroyalty times, Lima’s Plaza de Armas (main square) was a stage for public amusements and important and various civil, religious, and military performances. Until 19th century, that main square served as a traveling food market, whose stands were in the surrounding building portals and at the Viceroy’s Palace façade. In that way, it became the first exchange point of the city. Besides, the current Olaya Passage, an old street a few meters from Plaza de Armas, formely called “de los Sombrereros” and “de Petateros”, had several commercial activities over time. This street took its final feature in an urban redevelopment at the beginning of the 20th century, and today it is the most important gastronomic boulevard in Lima Historic Downtown.

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