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LA REDUCCIÓN DE SANTIAGO DEL CERCADO
Reinhard Augustin Arquitecto Universidad Ricardo Palma
Fue una necesidad principal, para toda ciudad o asentamiento importante establecido durante los primeros años de los virreinatos americanos, la habilitación de un espacio en su periferia inmediata, destinado al agrupamiento de la población local, avecindándola y organizándola en las distintas labores y servicios que requería el poblado de españoles que debía servir.
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Estos núcleos, conocidos generalmente como reducciones de indios, fueron difundidos y justificados con la protección del indígena como pretexto principal, resaltándose los beneficios morales y cívicos de la vida en sociedad, facilitando la re-educación o españolización del indígena, y haciendo más eficiente su evangelización, al alejarlo de sus supersticiones e idolatrías. Por otro lado, el agrupamiento de la población sometida permitía un mayor grado de control sobre ésta, hacia más eficiente el cobro de tributos y más sencilla la develación de posibles rebeldías.
Lima tuvo asignados desde su fundación depósitos de indígenas dentro de su mismo damero, sin embargo la construcción de una reducción para la ciudad se vio retrasada varias décadas. La primera reducción indígena importante en las cercanías de Lima fue el poblado de Santa María Magdalena de la Chacalea, La Magdalena Vieja; establecida por el virrey Hurtado de Mendoza en 1557, quedaron reducidos en ella los caciques principales del valle, sus familias, y los antiguos habitantes de los cacicazgos de Lima, Malanca y Guatca.
Quedaban sin embargo, para incomodidad de los españoles, aún muchos indígenas afincados libremente en el núcleo urbano de Lima; esto, sumado a la creciente presencia de yanaconas y población foránea que llegaba a la ciudad para servir en las haciendas e industrias de sus encomenderos. Esto llevó al Capitán García de Castro, encargado del virreinato entre 1564 y 1569, a gestar la creación de una reducción para la ciudad.
Reconstrucción virtual del pueblo de Santiago del Cercado. La elección del lugar para la reducción indígena de Lima recayó en, o alrededor, de un viejo poblado de indígenas¹, en tierras de la encomienda de Cacaguasi asignada al Licenciado don Rodrigo Niño²; además, se adquirieron para la reducción otras fincas vecinas, como la de Antonio López, la de Baltazar de los Reyes³, y la de Beatriz de Salcedo, la morisca⁴.
Para llevar a cabo la obra, García de Castro designó al Corregidor de Lima, Alonso Manuel Anaya -quien había visitado y llevado las solicitudes de reducción a los indígenas de los valles de Maranga, Huatíca y Lima- y a don Diego de Porres Sagrado, un acaudalado vecino con experiencia en el manejo de haciendas y la adquisición de propiedades; según el padre Bernabé Cobo, a Porres Sagrado le fue encargado “… hiciese el edificio del pueblo”⁵; el precio total desembolsado por las tierras fue de 15,320 pesos de ocho reales⁶, o duros, quedando establecidos y delimitados los terrenos de la reducción hacia 1568. Para 1570 estaban terminadas la iglesia, la casa de Cabildo, y las primeras viviendas para los indígenas reunidos⁷, que fueron alrededor de 1000 en un inicio⁸; la reducción estuvo inscrita por una tapia de barro de aproximadamente 4.2 metros de altura⁹, su acceso principal fue la puerta del Cercado, ubicada sobre el actual cinco esquinas, y tuvo además una puerta falsa y por lo menos un par de puertas de campo; la fundación oficial de la reducción se dio el miércoles 25 de julio de 1571, con la consagración de su iglesia. Las viviendas serian de una sola planta, con un pequeño terreno inmediato para jardín o chacra¹⁰; sus habitantes gozarían de una relativa libertad al interior del poblado, aunque estarían siempre sometidos al tributo de sus encomenderos. La población estuvo compuesta exclusivamente por indígenas en sus primeros años, incorporándose desde fines del siglo XVI algunos españoles de recursos escasos, o casados con pobladoras del Cercado¹¹. Posteriormente, se incluyeron en este a los indígenas del poblado de san Lázaro en el Rímac, y a los de Pachacamac¹², quienes estaban, hasta entonces, agrupados en la zona de Pachacamilla, cerca de la iglesia de san Sebastián.
Sin un cacique a la cabeza a diferencia de las demás reducciones, la autoridad en el Cercado recaía en el Corregidor de indios; y aun cuando el Cercado fue alcanzado por la expansión urbana de Lima hacia la primera mitad del siglo XVII, éste fue considerado siempre una jurisdicción distinta: tuvo justicia separada, e incluso, las fiestas religiosas y de guardar de observación obligatoria en la ciudad, no regían necesariamente sobre el Cercado de Santiago¹³.
Iglesia de Santiago del Cercado.
1. Cárdenas Ayaipoma, 2014: 178/ 2. Hampe, 1979: 98/ 3. Lockhart, 1968: 199/ 4. Gálvez, 1935: 26/ 5. Cobo, 1956 [1653]: 352/ 6. Lockhart, 1968: 199/ 7. Cobo, 1882 [1639]: 136/ 8. Robles Bocanegra, 2011: IV/ 9. A.H.N. - DIVERSOS – Colecciones, 39: n.11/ 11. Rodríguez Q. 2006, 142/ 12. Cárdenas Ayaipoma, 2014: 227/ 13. Cobo, 1882 [1639]: 138.
Área de Lima declarada por UNESCO “Patrimonio Cultural de la Humanidad”
La desaparecida huaca Concha en el conjunto arqueológico de Maranga
En el edificio principal de la reducción, la Casa e Iglesia de Santiago Apóstol, además de iglesia e instalaciones para los padres Jesuitas, funcionaron también otras instituciones, como la “casa de lengua” más reconocida de América, donde los padres y doctrineros españoles pudieron aprender las lenguas autóctonas, y el Colegio de El Príncipe, para hijos de caciques, que tuvo entre sus alumnos a los herederos de los principales linajes del antiguo Perú, inculcándoseles los usos, creencias y costumbres españolas, “… porque quales fueren ellos defpues, tales feran todos fus indios.” ¹⁴ Otro edificio importante del Cercado fue la cárcel de hechiceros, o casa de la Santa Cruz, donde se recogieron los dogmatizadores, hechiceros, brujos y ministros de idolatrías; tanto el colegio de El Príncipe, como la cárcel de la Santa Cruz estuvieron terminados para 1619¹⁵, y sus construcciones fueron conceptuadas y diseñadas por el padre Joseph de Arriaga, célebre extirpador de idolatrías.
El Cercado tuvo también, desde su más temprano periodo, un espacio de culto con una historia de origen muy interesante: la ermita de Nuestra Señora de Copacabana, que se ubicó sobre la segunda cuadra del actual jirón Conchucos, demolida hacia 1960.
Para mediados del siglo XVII el Cercado tenía alrededor de 200 casas, y unos 800 ocupantes¹⁶. Cuando entre 1684 y 1687 se construyeron las murallas de Lima, el Cercado quedó seccionado, integrándose una de sus partes a Lima, y desapareciendo la que resultó a extramuros de la ciudad. Evolución urbana 1570-2016.
Para inicios del siglo XVIII se levantó la iglesia de las Maravillas, muy cerca de la puerta falsa del Cercado, sobre el lugar de hallazgo de una imagen del Santo Cristo de las Maravillas¹⁷. Esta iglesia fue remodelada a inicios del siglo XIX a su estilo neoclásico actual, por el presbítero Matías Maestro.
Hacia fines del siglo XVIII los últimos tapiales del Cercado eran derribados; la asimilación de la cultura y las costumbres españolas entre la población autóctona hacía cada vez menos necesaria la semi-reclusión en que funcionaban algunas reducciones, haciéndose cada vez menos rígida su figura, hasta desaparecer. Se terminaban además de integrar los barrios de la antigua Reducción de Santiago con el entorno de la plaza de Santa Ana, el convento de betlemitas, el área de la iglesia del Cristo de las Maravillas, las huertas de Santoyo, y las demás zonas inmediatas, dando origen a los Barrios Altos de Lima.
El carácter del antiguo barrio del Cercado, tan identificado con las tradiciones y las artes del criollismo durante los siglo XIX y XX, pudo subsistir hasta las décadas de 1960-70, cuando se terminó de perder el carácter rural y periférico de la zona, debido a la explosión demográfica y al crecimiento desordenado de la ciudad.
En el presente, la demolición y venta de predios para depósitos y almacenes comerciales, así como la construcción irregular de inmuebles fuera de escala y contexto, son la mayor amenaza para los edificios históricos y el entorno de valor patrimonial que aún conservan El Cercado y los Barrios Altos, haciéndose urgente la difusión de la historia y la relevancia de esta parte de nuestra ciudad, así como la importancia de su conservación.