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ACABADOS, COLORES Y TEXTURAS EN LOS EDIFICIOS VIRREINALES DE LIMA
Juan Manuel Parra Arquitecto Pontificia Universidad Católica del Perú
La popular frase: “en Lima colonial se usaban colores fuertes porque el cielo es gris”, resonó durante años en distintos textos costumbristas y académicos, y hasta hoy resuena en el imaginario popular. Este ensayo demostrará a través de la documentación histórica, la falsedad de la afirmación y señalará la necesidad de reivindicar los colores originales de los inmuebles de Lima, como un testimonio del tiempo en que cada uno de ellos fue edificado. Trascendiendo toda consideración estética sobre el asunto, es importante considerar, al tratarse de inmuebles históricos, que sus acabados, colores y texturas, deben determinarse tras un estudio critico hecho en cada bien, tomando en cuenta las evidencias físicas, gráficas y documentales, en contraste con análisis previos hechos en edificios de la misma época. Cuando se contrasta la afirmación antes descrita, con la documentación, se cae en cuenta que no tiene fundamento, es entonces que llama la atención, un curioso pretexto basado en una supuesta tradición virreinal de pintar edificios, sin distinción de su función y época, con fuertes y llamativos colores. El color de los edificios es probablemente el tema que ha originado más curiosidad entre los aficionados a la arquitectura, pero que menos han tocado los investigadores. En lo que respecta a las viviendas, ya había adelantado opinión el padre doctor Antonio San Cristóbal –incansable investigador de la arquitectura virreinal peruana-, quien, a través de un artículo, dejó establecido que por lo menos en los siglos XVI-XVII no había evidencia documental que probara que las casas se pintaban de otro color que no fuera blanco y concluía: “Sugiero que los amantes de las casas policromadas aduzcan la documentación de archivo a favor de su vistosa tesis histórica.”¹ En efecto, los numerosos conciertos de obra para la construcción de viviendas del período XVIXVII mencionan el blanqueado de los muros como acabado base, complementándose con el “encintado”, con elementos pintados en color de piedra, o con detalles resaltados en almagre -especie de betún a base de óxido de hierro arcilloso de color rojo-, o añil, como sucede en la casa de Luis de Pernia (1609): “... y todo lo que falta en la dicha casa por enlucir lo habré de enlucir y más lo blanquearé (...) y en toda ella echaré una cinta de tres cuartas de alto”; o la casa de Baltasar Patiño (1621): “...y toda esta obra la he de acabar enlucida y blanqueada y almagrada”².
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Adicionalmente existió como complemento el empleo de pintura figurativa y pintura imitando materiales, como mármol y piedra. Esta era usual tanto en la arquitectura doméstica como en la religiosa para construir vistosas portadas, siendo las partes inferiores de estas de piedra y el resto de ladrillo, pero enlucido y pintado para aparentar piedra. Un claro ejemplo de ello lo podemos encontrar en el último cuerpo de la portada principal de la iglesia de San Francisco, en donde sobre la estructura revocada se ha aplicado una capa de color para uniformizarla con el tono de la piedra de los cuerpos inferiores.
A partir de la segunda mitad del XVIII, se empiezan a poner de moda otras tonalidades consecuencia de la influencia del rococó, tal y como evidencia el trabajo realizado en las habitaciones del Virrey al interior de Palacio (1790):
Obras de pintura y dorado realizadas por José Zapata: •Por un pequeño cielo raso el que aparejé y pinté a flores........…………………………………………12 •Por los jaspes y aparejo que hize en una pieza pequeña por abajo...................................……6 •Por una ventana dada a sus hojas de color de perla, y en sus tableros ponerle dos floreros..................................................................................................................................……7 •Yten por dar de color de jaspe a quatro tablillas que sirven de esquineras....................……..1 •Yten por el aparejo pintura y dorado del estante de poner papeles y protocolos........……....1 •Yten por la pintura de dos ventanas altas de luz color de perla con sus ramos de flores en medio de los tableros al óleo a cinco pesos cada una...................................................…………10 •Yten por el aparejo y pintura a flores del cielo raso de la piesa grande.....................………..25 •Yten por el aparejo y pintura de jaspe a dicha piesa grande.....................................………...10 •Yten por la pintura de la mencionada pieza grande de ramazones...........................………. 34 •Yten por aparejar tres puertas de yeso con cola y quatro bastidores de vidrieras. ...……...3 Total 119 pesos. José Zapata. 13 de enero de 1791”³
Apreciamos que se añaden numerosos colores a la paleta del XVIII limeño, más se mantiene la forma del pintado: Una base única sobre la que se realzan detalles mediante colores pasteles típicos del rococó. No obstante ello, empieza un cambio gradual apreciable también en algunos ambientes internos descritos en este expediente en los que en vez de una base blanca, comienza a otorgársele un acabado vistoso a las paredes del edificio, en demérito de la anterior tradición. Los edificios religiosos no estuvieron exentos de estas transformaciones lo cual es apreciable haciendo una comparación entre el texto citado de los acabados interiores de la capilla de la cárcel y las recientemente rescatadas capas de color en la iglesia de Nazarenas, donde se aprecia rosado, verde y los marmoleados típicos de la época. Ya hacia inicios del XIX la irrupción del neoclásico hará que los gustos poco a poco se vayan decantando por el pintado con colores pasteles, primero en interiores y luego en las fachadas, que ya en las descripciones del XIX serán vistas como polícromas aunque pálidas: Los colores claros eran los preferidos en desmedro de lo “vistoso” y continuó la tradición de simular materiales de construcción mediante la pintura, utilizando el color de la piedra, o el ladrillo.
“Los pilares de los portales están cubiertos de una capa de rojo ladrillo; en cuanto al piso que los cubre, vigorosamente coloreado de tonos ardientes y violáceos, está ocupado en gran parte por los balcones de madera que hemos hablado, especie de cajas misteriosas pintadas de color verde botella o de rojo oscuro.(…) ” Max Radiguet, “Lima y la sociedad peruana” ⁴ “Las casas están construidas con ladrillo, adobe y madera y pintadas de diversos colores claros: azul, gris, rosa, amarillo, etc.” Flora Tristán, “Peregrinaciones de una paria”⁵ Como se ha mostrado en este panorama superficial sobre el uso del color en la vieja Lima, la coloración durante el periodo virreinal si bien no ha sido homogénea a lo largo de los siglos, si tuvo, durante un largo tiempo, una configuración definida basada en bases blancas sobre las que se añadían distintos detalles, variando en algunos casos estos por cuestiones estilísticas o de uso. No obstante, luego de 1750, empieza a aparecer gradualmente un nuevo patrón cromático, que si bien es más similar a la policromía actual, no es en absoluto igual o parecido puesto que la gama usada era totalmente distinta.
Ello contrasta fuertemente con la noción extendida de colores fuertes sin base histórica alguna y cuestiona a la ciudadanía sobre la necesidad de recuperar la memoria de dichos edificios en términos de acabados para que así estos sean verdadero testimonio del pasado, resaltando que la búsqueda del color original no responde a un afán estético, si no a la necesidad de reivindicar al edificio histórico, como un monumentum, como un recuerdo, como un “portador de un mensaje espiritual del pasado…testimonio vivo de sus tradiciones seculares...”⁶
1. R.P. Antonio San Cristóbal Sebastián/ 2. Los conciertos de obra citados están recopilados en: San Cristóbal, Antonio. La casa virreinal limeña (1570-1687). Fondo editorial del Congreso de la República. Lima, 2003/ 3. “Expediente que contiene la relación de las obras de la reparación que se efectuó en las piezas del Palacio, donde funcionaba la Secretaría de Cámara del Virreinato, reparación que fuera practicada por Don Martín Gómez, Maestro Mayor de Obras” AGN Superior Gobierno Legajo 21 Cuaderno 584/ 4. Radiguet, Max. Lima y la sociedad peruana. Biblioteca Nacional del Perú. Lima, 1971/ 5. Tristán, Flora. Peregrinaciones de una paria. Lima: Editora El Comercio, 2005. P. 374/ 6. Prólogo de la Carta Internacional sobre la Conservación y Restauración de Monumentos y Sitios, Carta de Venecia, 1964.
Procesión de Jueves Santo del Convento de San Agustín; por Pancho Fierro, 1832.