Del espacio a la identidad. Patrimonios y humanidades (para) en el siglo XXI. ISBN:978-84-18490-15-6

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Del espacio a la identidad. Patrimonios y humanidades para en el siglo XXI


Del espacio a la identidad : patrimonios y humanidades para en el siglo XXI / Pablo López Gómez ... [et al.] (equipo editor).– [León] : Universidad de León, Área de Publicaciones, [2021] 250 p. : il., planos, tablas, fot. col. y bl. y n. ; 24 cm Bibliografía al final de cada cap. ISBN 978-84-18490-15-63 1. Humanidades-Innovaciones tecnológicas. 2. Identidad (Psicología). 3. Cultura. I. Universidad de León. Área de Publicaciones. II. López Gómez, Pablo 1/2+7/9:004 004:1/2+7/9 159.923.2 008 La revisión académica de los artículos ha sido realizada por: Pablo López Gómez, Ana Beatriz Hidalgo Salamanca, Ana Cristina Rodríguez Guerra, Rafael Ceballos Roa y Eduardo Fernández García. De acuerdo con el protocolo aprobado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de León, esta obra ha sido sometida al correspondiente informe por pares ciegos con resultado favorable.

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Del espacio a la identidad. Patrimonios y humanidades para en el siglo XXI Pablo López Gómez Ana Beatriz Hidalgo Salamanca Ana Cristina Rodríguez Guerra Rafael Ceballos Roa Eduardo Fernández García (Equipo editor)



Índice

PRÓLOGO.............................................................................................................................................7 I. MICROIDENTIDADES, SILENCIOS Y OLVIDOS.................................................. 13 Paris-Murcie. Arte y fiesta al servicio de la solidaridad europea: el ejemplo pionero de Francia con motivo de la inundación de Murcia de 1879 José Miguel López Castillo.............................................................................................. 15 Prostitutas, alcahuetas y malvadas: el insulto contra la mujer en la Baja Edad Media (Valencia, ss. XIV-XV) Guillermo López Juan.......................................................................................................... 33 Artífices, intendentes y transmisoras: mujeres y trabajo artístico en la villa de Madrid (1561-1700) Alba Gómez de Zamora Sanz............................................................................................ 51 Las cofradías de negros, pardos y mulatos en el Cádiz de la Edad Moderna Jaime Calderón Rovira........................................................................................................ 65 Metodología para el estudio y conservación de la colección escultórica de vaciados en yeso de alumnos pensionados en Roma perteneciente a la Universidad Complutense de Madrid Laura García-Juanes Moratilla....................................................................................79 5


II. PATRIMONIO E IDENTIDAD: ESPACIOS PARA LA (DE)CONSTRUCCIÓN NACIONAL.......................................................................... 95 La Universidad Colonial en Cuba: encrucijada entre el desequilibrio social y la construcción de la identidad nacional (1850-1898). Rodrigo Ferrer Diez............................................................................................................ 97

Hospitales militares de la Guerra Civil: lugares olvidados de memoria Clara Serna Alberola..................................................................................................... 113

Mujer, deporte y educación física en León durante el primer franquismo Beatriz García Prieto...................................................................................................... 133 Ciudad vacacional de Perlora: Movimiento Moderno y paternalismo social durante el franquismo Aida Villa Varela................................................................................................................ 149

III. DIDÁCTICA, TRANSFERENCIA E INSTAGRAM................................................ 169 El parque del Pasatiempo de Betanzos como herramienta educativa Lydia Barrós Gómez........................................................................................................... 171

Las publicaciones en español de Monique Deschaussées: un hito en pedagogía pianística Demetrio José Méndez Delgado................................................................................. 185 Una materia pendiente. La aplicación de las órdenes de caballería castellanas como recurso didáctico en la Enseñanza Secundaria Héctor Linares González & Christian Sánchez Rodero............................... 203 Un estado de la cuestión sobre el aprendizaje digital en Humanidades: La barrera docente y tecnológica en el entorno universitario Nerea Fernández Cadenas............................................................................................. 221 Los museos españoles en tiempos de Instagram. El impacto de las redes sociales en las instituciones culturales Álvaro Notario Sánchez................................................................................................. 235

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Prólogo «La importancia de conocer el pasado para comprender el presente e imaginar el futuro»

Luis Sepulveda Nuevos temas, nuevas miradas. La característica fundamental de este volumen es, por encima de otros valores presentes, la simbiosis entre el pasado como patrimonio compartido, su valor presente y su proyección hacia un futuro que demanda historia y memoria. El título de este libro, Del espacio a la identidad. Patrimonios y humanidades para en el siglo XXI, demuestra que hay un sentido teleológico en los enfoques y nuevas líneas de investigación humanísticas. En ellas ese pasado histórico es mucho más que la excusa para un análisis que se quede encerrado en unos acontecimientos concretos, sino que es apreciable en todos estos capítulos el valor de continuidad que proporciona un auténtico sentido diacrónico y cierta atemporalidad de algunos problemas sociales persistentes en la sociedad actual., En particular los relacionados con la desprotección de algunos colectivos, sean por razón de género, de color o de orientación política. Por ello se ofrecen en estas páginas no solamente nuevos temas de atención cultural e historiográfica, sino también miradas nuevas a temas ya visitados, lo que es fundamental para precisar detalles aún por perfilar en nuestro pasado, superar viejos paradigmas y avanzar en el conocimiento histórico, artístico y cultural. Ha sido común en ambos casos una renovadora intención de sentar bases de investigaciones futuras más amplias y profundas, a la vez que un notable rigor científico en las aportaciones. Tal vez el sello de identidad más relevante sea la relación de interdisciplinariedad como enfoque de presente y futuro en las Humanidades que permite la lectura en conjunto de estos capítulos. El eje Historia-Arte-Música-Pedagogía de la cultura que se marca en las tres partes del volumen no traza compartimentos estancos en la investigación, 7


Los editores

sino por el contrario, caminos de ida y vuelta que se recorren en ambos sentidos para terminar en el gran reto del futuro, el aprendizaje de las Humanidades digitales. Hay también un notable esfuerzo de apertura a esos nuevos temas y a nuevos aspectos que componen objetos de estudio complejos, dinámicos y analizados desde perspectivas complementarias: las instituciones, los acontecimientos o las ideologías. El ropaje cultural, en definitiva. Indagar en el pasado sobre la base de la solidaridad como hilo conductor de las relaciones transnacionales, poner de relieve la carga social del insulto a la mujer desde una perspectiva medievalista, desvelar las claves modernas de las diferencias por el color o del trabajo artístico femenino, analizar las claves del colonialismo final español o enfocar adecuadamente el paternalismo social de la dictadura son temas de actualidad -historiográfica y social-, como todas estas aportaciones ponen de manifiesto. Es siempre complejo conjuntar estudios que tienen planteamientos epistémicos y metodológicos diversos, y que incluso pertenecen a disciplinas distintas. Los resultados han de ser necesariamente desiguales; los editores consideramos que incluso deliberadamente desiguales. Lejos de ser un demérito, es un añadido buscado al conjuntar esfuerzos investigadores con la intención de desvelar claves compartidas por varias miradas al pasado, que se retroalimentan a través de los distintos paralelismos que los editores hemos apreciado para proponer un orden expositivo al lector que responde a una interdiscursividad intencionada. La primera parte de este volumen, que hemos denominado Microidentidades: silencios y olvidos, alberga una serie de estudios multidisciplinares que siguen un hilo cronológico que abarca desde finales de la Edad Media a los inicios del siglo XX. El conjunto de estos trabajos transmite aspectos de diferentes realidades sociales españolas de este marco temporal, con una relevancia destacada de sectores desfavorecidos. La lectura de este capítulo facilitará la comprensión de hechos pasados y ayudará a forjar una imagen cercana de lo que fue, a la par que se muestra la idea que los protagonistas de las diferentes esferas abordadas. Comienza este capítulo por el estudio de José Miguel López Castillo que subraya la solidaridad como puente entre culturas y sociedades. Partiendo de las inundaciones que sufrió Murcia en 1879 y de la fiesta solidaria que se organizó en París para recaudar fondos para las víctimas de la riada, el autor presenta no solo este ejemplo tan temprano de fiestas benéficas, sino las representaciones visuales que en la prensa nacional e internacional se tenían de la 8


Prólogo

región murciana. Grabados de Jean Louis Ernest Meissonier, Goustave Doré o Daniel Urrabieta son utilizados para analizar la visión que se tenía del levante español a finales del XIX. Guillermo López Juan realiza un estudio de género sobre la violencia verbal sufrida por la mujer a finales del siglo XIV y comienzos del XV. Desde la imagen de mujer perfecta ejemplarizada por la Iglesia en la Virgen, López Juan utiliza procedimientos por injurias contra las mujeres en las que analiza tanto los términos utilizados para menosprecio, como los espacios, protagonistas y motivos de dichos actos. Continuando en la línea de tiempo y con similar enfoque de género, Alba Gómez de Zamora Sanz repasa el papel que desempeñaron las mujeres en la producción artística de la villa de Madrid. Limitaciones sociales y jurídicas motivaron que el papel femenino, muchas veces controlado por las cofradías gremiales, fuese diferente al desempeñado por hombres. A pesar de las dificultades planteadas por las fuentes, este estudio pone de relieve la importancia del factor femenino en los talleres artísticos madrileños en los siglos XVI y XVII, extrapolables al resto del territorio español. Jaime Calderón Rovira presenta la realidad social de la población negra de Cádiz, centro del mercado esclavista, dada su importancia como punto de relaciones comerciales trasatlánticas. La conversión del esclavo al cristianismo era el primer paso hacia una asimilación e integración social. El autor muestra retazos de la vida de esta comunidad analizando tres cofradías fundadas por el colectivo negro y sus relaciones con el poder local gaditano. El último trabajo de este bloque ofrece una metodología, desarrollada por Laura García-Juanes Moratilla, para el estudio y conservación de la gipsoteca de la Universidad Complutense, procedente de los vaciados en yeso de alumnos de la Facultad de Bellas Artes (derivada de la Real Academia de San Fernando) pensionados en Roma. La colección, fechada entre 1874 y 1936, son obras procedentes de encargos y exámenes de los alumnos. El trabajo no solamente pone de relieve la importancia de esta colección, sino la necesidad de colaboraciones interdepartamentales para su protección. El segundo apartado de este monográfico, Patrimonio e identidad: espacios para la (de)construcción nacional, está dedicado al papel jugado por la educación y la cultura a la hora de generar identidades y contribuir a la creación de un imaginario colectivo concreto. La aportación de Rodrigo Ferrer Díez analiza el papel que jugó la Universidad de La Habana en el proceso de independencia y de desarrollo del patriotismo en Cuba. Si bien, como indica el propio autor, las universidades coloniales surgieron como centros de ense9


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ñanza superior para mantener el orden colonial, lo cierto es que, en el siglo XIX, estos centros educativos y, en concreto, la Universidad de La Habana, se convirtieron en escenario del desarrollo de un sentimiento nacionalista. Esta no se mantuvo al margen del contexto político y social y en su seno no solo se desarrollaron todo tipo de reivindicaciones relacionadas con la emancipación de Cuba, sino que también tuvieron cabida otros debates ideológicos y luchas sociales en torno al género, la raza, el sufragio o la representación política. Este apartado cuenta con tres aportaciones relacionadas con la Guerra Civil y la Dictadura Franquista, dos episodios fundamentales para la Historia del siglo XX español. Desde el mismo 18 de julio, las autoridades sublevadas fueron plenamente conscientes de la necesidad de «inculcar» las ideas del Movimiento Nacional al conjunto de la población, contribuyendo a generar una clara diferenciación social entre «vencedores» y «vencidos». Para ello, las autoridades del nuevo Estado franquista emplearon un sistema de dominación social basado en la violencia política, la censura, el control de la educación, etc. En este contexto, como relata Beatriz García Prieto, las mujeres experimentaron importantes limitaciones a la hora de desarrollarse como ciudadanas, lo que afectó a aspectos tan diversos de su vida pública y privada como la práctica de deporte. Dichas limitaciones venían condicionadas por los roles de género tradicionales, la imposición de un modelo de mujer basado en los principios del nacionalcatolicismo característicos del régimen franquista y por la acción de la Iglesia católica, muy estricta en torno a lo relacionado con la conducta y la forma de vestir de las mujeres. No obstante, la Sección Femenina introdujo el deporte como parte de la formación de las mujeres, logrando crear un programa en el que se compatibilizaban los arquetipos femeninos tradicionales con la práctica de actividad física. Las mujeres no fueron el único sector de la sociedad aleccionado por las instituciones del régimen franquista. En el año 1939 se fundó la Obra Sindical de Educación y Descanso (OSED), inspirada en Opera Nazionale Dopolavoro (obra nacional de después del trabajo) desarrollada por el régimen fascista de Mussolini. Este tipo de políticas suponían una valoración del tiempo libre de los trabajadores, pero también implicaban la puesta en práctica de una serie de medidas para instruir a la clase trabajadora. En este sentido, la Ciudad Residencial de Perlora, como desarrolla Aida Villa Varela, es un ejemplo de las prácticas paternalistas desarrolladas por el Estado Franquista para controlar el ocio de los trabajadores. A través del análisis del entramado urbanístico y de la arquitectura del movimiento moderno de los chalets construidos en Perlora por la Empresa Nacional Siderúrgica S.A. (ENSIDESA) se pueden apreciar las políticas orientadas a ese control ideológico del tiempo libre de los trabajado10


Prólogo

res. Asimismo, la importancia de esta aportación no solo reside en los aspectos relacionados con la creación de identidades y las políticas de control social desarrolladas por el régimen, sino que también busca la puesta en valor de un conjunto arquitectónico que se encuentra en un estado de abandono por parte de las entidades públicas. Precisamente, esta puesta en valor del patrimonio guarda relación con la última aportación de este apartado, elaborada por Clara Serna Alberola. Como bien explica la autora, durante la Guerra Civil española, los bandos enfrentados desarrollaron la construcción de una serie de emplazamientos asociados al enfrentamiento bélico. Entre ellos, cabe destacar la extensa red de hospitales militares y clínicas para atender a los heridos en el frente. Buena parte de los edificios, con el final de la contienda, quedaron abandonados y condenados a la desaparición. La introducción del concepto de «lugar de memoria», aportación de Pierre Nora, y la proliferación de movimientos memorialistas en España que ha llevado al desarrollo de legislación en relación a la Memoria Histórica, permitiendo la catalogación de algunos espacios como «lugares de Memoria Histórica». Sin embargo, este tipo de medidas no han alcanzado a los hospitales militares, testigos de uno de los episodios más destacados de la Historia reciente española. Su estudio y puesta en valor no solo tiene que responder a aspectos patrimoniales, sino también al hecho innegable de que los hospitales militares están estrechamente ligados a la memoria del personal sanitario que participó en el conflicto y a la de las miles de personas que pasaron por sus instalaciones, aspectos no siempre conocidos por el conjunto de la sociedad y fundamentales para el establecimiento de una Memoria Democrática. Cierra este monográfico el apartado dedicado a la didáctica, trasferencia e Instagram. Lydia Barros Gómez reflexiona sobre la situación educativa en Galicia y la inclusión de nuevos elementos pedagógicos a comienzos del siglo XX. Galicia se caracterizaba por las altas tasas de analfabetismo entre la población, pero también por la emigración existente hacia el continente americano. Es, precisamente, en este caldo de cultivo, donde los hermanos García Naveira encuentran su inspiración para crear el parque Pasatiempo de Betanzos a su regreso de Argentina. La experiencia de sus viajes, así como su ideario progresista y republicano responden a un entramado ideológico del que forma parte este parque y que se combinaba con el Museo de las Escuelas en un proyecto educativo entroncado con la Institución Libre de Enseñanza. La aportación de Demetrio José Méndez Delgado reivindica la labor pedagógica de la pianista Monique Deschaussées y la importancia de la traducción de sus obras al Español. Un hito en la pedagogía pianística, que se da en el año 11


1982, periodo convulso y de grandes cambios en la Península Ibérica. Y es que las aportaciones de esta investigación van más allá de la figura de Monique Deschaussées, permitiendo hacernos una idea de los cambios y avances que se producen en la labor pedagógica musical de España en las últimas décadas del siglo XX. Abandonamos el siglo XX pero no la pedagogía para adentrarnos en la propuesta de Héctor Linares y Christian Sánchez sobre la aplicación de las órdenes de caballería castellana como recurso didáctico en la enseñanza secundaria. Presentan un modelo de aplicación práctica adaptado al desarrollo curricular de Castilla-La Mancha. Una propuesta que usa la historia y el patrimonio local en un proceso de aprendizaje interdisciplinar -abarcando distintas materias curriculares-, no memorístico y que abarque los valores de igualdad y equidad propios de nuestra sociedad. Una sociedad que en pleno siglo XXI empieza a demandar un esfuerzo por adaptar los distintos niveles de enseñanza a los ecosistemas digitales. Nerea Fernández Cadenas nos hace un repaso por el aprendizaje digital de las Humanidades en la enseñanza superior y la necesaria incorporación de la tecnología en las aulas universitarias como forma de dar respuesta y formación hacia un mercado laboral cada vez más digitalizado. Para ello se deberán superar las barreras docentes y las tecnológicas en un marco institucional que abogue por la formación en Humanismo Digital. Pero los esfuerzos por adaptar los discursos humanísticos a la era digital y a los nativos digitales no deben centrarse únicamente en los ámbitos de la educación formal. Como nos recuerda Álvaro Notario Sánchez en su trabajo sobre los Museos en la era digital y el uso de las redes sociales. La importancia de la imagen, de la presencia del museo en el entorno virtual y la relación multicanal y multidireccional con el público digital, son vitales tanto para difundir y divulgar los discursos patrimoniales como para ganar nuevos usuarios. Sin duda una buena síntesis sobre las buenas prácticas museísticas y su desarrollo en España, que se ha ganado los likes del equipo editor de este monográfico. Pablo López Gómez Ana Beatriz Hidalgo Salamanca Ana Cristina Rodríguez Guerra Rafael Ceballos Roa Eduardo Fernández García


MICROIDENTIDADES, SILENCIOS Y OLVIDOS



Paris-Murcie. Arte y fiesta al servicio de la solidaridad europea: el ejemplo pionero de Francia con motivo de la inundación de Murcia de 18791 José Miguel López Castillo* Universidad de Murcia «El nombre de Murcia había sido escrito en los carteles del Hipódromo. Era, en una sola palabra, prometer a España alegría, prometer el sol...» (La Semaine des familles, 03/01/1880: 638).

En el presente estudio pretendemos exponer un capítulo esencial de las representaciones visuales que se crearon de la ciudad de Murcia durante el periodo de la Restauración. Analizaremos algunos de los grabados publicados en los semanarios de la emergente prensa ilustrada del ámbito nacional e internacional que recogieron las imágenes y noticias de la riada de Santa Teresa de 1879. Pero en especial nos interesa subrayar un hito fundamental que sublimó e importó al resto de Europa el imaginario cultural de Murcia: la fiesta solidaria que se organizó a beneficio de las víctimas de la inundación de esta región en l´Hippodreme de París con la publicación y venta del periódico Paris-Murcie. Este suntuoso acontecimiento, como todo el repertorio visual que se gestó antes, durante y después de su realización, ayudó a cimentar las primeras identidades regionales de Murcia en base a diferentes manifestaciones artísticas, dibujos, fotografías y grabados fundamentalmente, pues estas mostraron sus * https://orcid.org/0000-0002-3137-6997 1 Este trabajo se ha realizado dentro del contexto de la Beca FPU (FPU17/00039) del MECD y del Proyecto de Investigación I+D Excelencia HAR2017-83666-P, El documental de arte en España (1939-1975), financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.

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principales características, singularidades, cultura e hitos identitarios más reseñables. Partiendo del pensamiento romántico, alimentado desde su florecimiento por el arte y la literatura, en especial la literatura de viajes (Torres-Fontes, 1996), comprobaremos que desde las primeras décadas del ochocientos se comenzó a perfilar una visión un tanto idealizada de la capital del Segura y su recién creada provincia, avivada básicamente por ciertos patrones «exótico-orientalistas» que le daban un extraordinario carácter a partir de la impronta y postulados del Romanticismo europeo: su ubicación en el meridión peninsular, su fértil huerta y exótico paisaje; la catedral, el Puente Viejo y el río Segura; su cultura y tradiciones o sus tipos populares, entre otros. Al mismo tiempo, este acervo cultural sirvió de fundamento a las élites urbanas de la Murcia de finales de siglo para apropiarse de estos signos socio-populares, paisajísticos o arquitectónicos en los que quedaban encarnados los valores identitarios que consideraron legítimos de su provincia. Esta trágica circunstancia y el festival parisino al que nos referimos han sido recogidos someramente en estudios de diferentes ámbitos del conocimiento (Pérez Gómez, 1962; Pérez Picazo, 1980; Hernández, 1987; López-Briones, 1999; Ayuso y García, 2011; Martínez, 2011), por lo que pretendemos, y precisa, darle un enfoque desde la óptica de la Historia del Arte a las imágenes que se gestaron a partir de esta catástrofe. En investigaciones posteriores dilataremos este primer análisis para relacionar este hecho con los aspectos que vinculan a este capítulo de la historia de Murcia con los regionalismos desarrollados en la España finisecular. Si bien los grabados que se publicaron en la prensa de 1879 han servido a diferentes disciplinas como mero apoyo visual, al mismo tiempo no se han tenido en cuenta a la hora de vertebrar el propósito primordial que procuramos exponer durante este trabajo: este suceso ocasionó que la provincia de Murcia tuviera por primera vez un impacto internacional, no solo a causa de la noticia en sí, sino también por sus ilustrativos grabados, amén del festival de París. Sin duda, este último asunto fue el que despertó el interés de la sociedad europea por esta región española (Hernández, 1987), así que primeramente nos basaremos en las noticias y grabados que emanaron de la prensa ilustrada francesa, en especial en Le Monde Illustré pues fue uno de los que más de cerca siguió este acontecimiento. No debemos pasar por alto que la capital del Segura ha sufrido innumerables avenidas a lo largo de su historia mucho más desastrosas que la de 1879. Exactamente, entre los años 1528 y 1973 se han contabilizado unas sesenta y 16


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cinco riadas (Ayuso y García, 2011). Por tal motivo, nos corresponde poner de relieve esta de Santa Teresa puesto que, hasta ese momento e incluso a posteriori, fue una de las catástrofes más mediatizadas de la historia contemporánea de Murcia. Lo interesante de esta cuestión es que hallamos un importante paralelismo entre la riada y el auge de la prensa ilustrada, al igual que todo el impacto social que ocasionó la noticia gracias al extenso repertorio visual que se gestó en torno a ella. Es por este asunto que ciertas imágenes nos pueden servir al estudiarlas dentro del ámbito histórico-artístico como una fuente de conocimiento del pasado, ya que podremos obtener unas herramientas útiles que nos ayudarán a reconstruir los imaginarios comunes que se forjaron de Murcia para el resto de culturas (Cánovas, 2016). De este modo, y al conjugar estas estampas con las noticias dadas en la prensa local, nacional e internacional podremos constatar más en profundidad este desastre natural de las vegas medias y bajas de los ríos Guadalentín y Segura acaecido en la madrugada del 14 al 15 de octubre de 1879, festividad de santa Teresa; de ahí su nombre. Desde el día siguiente, la prensa murciana mantuvo a la sociedad al tanto de los desastrosos informes que llegaban a las diferentes redacciones de El Diario de Murcia, La Paz o El Semanario Murciano, por ejemplo. En días sucesivos la noticia de lo acaecido traspasó el ámbito provincial y caló en el resto de diarios y semanarios ilustrados nacionales –La Ilustración Española y Americana, El Globo, El Imparcial, El Liberal, etc.– e inmediatamente en los internacionales –Le Monde Illustré, La Presse Illustré, The Illustrated London News o The Graphic–. El Diario de Murcia del 20 de octubre ya se hizo eco de que «la prensa de París se interesa por Murcia», por lo que comprobamos que la magnitud de la noticia alcanzó a los noticiarios franceses con una inminente rapidez. Esto ocasionó que Édouard Lebey, director por aquellos años de la agencia de prensa francesa Havas, ideara una titánica labor junto al «Comité de la Presse française» con el fin de recaudar fondos para los afectados de las inundaciones: una fiesta en el Hipódromo de París (Cánovas, 2016), la cual se celebró el 18 de diciembre de aquel año. Como también crear un periódico benéfico que pudiera recoger la aportación artística, literaria y económica de las grandes celebridades del momento, el Paris-Murcie. Journal publié au projit des victimes des inondations d´Espagne par le Comité de la Presse Française. Esta fiesta también fue titulada como la «Fête de la presse», la «Fête de Murcie» o la «Fête de la charité». Sin lugar a dudas, una de las singularidades de este grandioso acto fue que actualmente lo podríamos considerar como el antecedente europeo directo a 17


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todas las fiestas benéficas desarrolladas posteriormente. Tal fue la trascendencia y el impacto de esta gala en la sociedad parisina de aquellos años que el afamado novelista francés Marcel Proust incluyó en años posteriores diversas reseñas a este acontecimiento en una de sus obras más renombradas, À la recherche du temps perdu (1913-1927), como el eje cronológico en que este autor se basa para articular la historia. Al respecto de esta obra, Hernández (1984: 565) asegura que Murcia es «la región española en la que recae el honor de ser la más citada en sus páginas». Por otro lado, con la publicación del Paris-Murcie los organizadores pretendían contar con la colaboración de una prestigiosa nomenclatura de personalidades del panorama europeo, las cuales finalmente cooperaron con la causa mediante una dedicatoria en las páginas de este periódico. Entre todos ellos, quedaron plasmadas las rúbricas del papa León XIII, el rey Alfonso XII, la exiliada reina Isabel II, los reyes de Bélgica, de Portugal, de los Países Bajos, los príncipes de Dinamarca…; grandes cargos políticos españoles como Cánovas del Castillo o Emilio Castelar, y un largo etcétera de monarcas, nobles y altos mandatarios de diversas naciones de Europa y otros continentes. Asimismo, el boletín benéfico contó con la aportación de artistas que asistieron al auxilio de los inundados mediante sus tributos pictóricos, tales como el dibujante francés Gustave Doré, autor del magnífico dibujo de la portada del Paris-Murcie, o pintores de gran calibre como Federico Madrazo, Jean-Léon Gérôme, Édouard Dubufe, entre otros muchos, además de la pléyade literaria del momento: Alexandre Dumas, Victor Hugo, Ruiz Zorrilla, Émile de Girardin, Émile Zola, etc. Pintores y literatos donaron para esta publicación pequeños dibujos, composiciones, odas y poemas de solidaridad hacia España y Murcia (Paris-Murcie, 1879). A finales de noviembre de ese año El Diario de Murcia (23/11/1879) anunciaba que, según los informes remitidos desde la Agencia Fabra, el ejemplar estaría compuesto por tres apartados: uno de dibujos, otro de artículos literarios y el último conformado por autógrafos de «soberanos y personajes». Una vez impreso, también apareció una relación de las empresas parisinas que cooperaron: «estamos felices de poder colocar en el encabezado de este periódico los nombres de los industriales y comerciantes que han querido colaborar en esta obra de caridad realizada por el Comité de la Prensa francesa, a beneficio de las inundaciones de Murcia» (Paris-Murcie, 1879).

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Fig. 1. Jean Louis Ernest Meissonier. Le héraut d´armes de Murcie. Paris-Murcie, 1879. Biblioteca Nacional de París.

El tributo pictórico de Jean Louis Ernest Meissonier, el dibujo titulado «Le héraut d´armes de Murcie» (Fig. 1), junto al del pintor parisino Jehan Georges Vibert, que representa a un tipo popular masculino vestido de murciano, y la maja de Jules Worms –gran apasionado de lo español–, son las únicas estampas del Paris-Murcie que presentan algún matiz relacionado con Murcia o España. La lámina de Vibert sí que guarda un vínculo real con las zonas afectas: el tipo huertano de esta región. Meissionier optó por un espléndido diseño de un heraldo de armas a caballo, el cual porta una trompeta de la que cuelga una especie de gallardete con el escudo de la ciudad de Murcia. La indumentaria que viste también enlaza con el ideal romántico que se tenía de España: el legendario espíritu heroico y caballeresco de los españoles también sirvió como caldo de cultivo al imaginario colectivo europeo. El tipo femenino que dibujó Worms vuelve a incidir en los tópicos más reseñables de los tipos españoles: la belleza de la mujer, la maja, la bolera, la manola, los toros… 19


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Fig. 2. Paul Gustave Doré. Portada del Paris-Murcie, 1879. Biblioteca Nacional de París.

En la alegoría que Paul Gustave Doré diseñó para la portada queda totalmente definido el mensaje que el artista quería plasmar (Fig. 2). En el fondo un personaje alado, representado como una deidad celestial que figura a la Caridad –Francia–, va al auxilio del pueblo murciano. La sociedad en general quedó mimetizada en los tipos de la huerta: tres mujeres, dos de ellas dan cobijo a sus hijos, y un hombre que intentan salvarse de las impetuosas aguas sobre un tejado. La figura masculina parecer ser la única que advierte la presencia del «ángel salvador» mientras señala hacia el lugar donde se ubican. Doré dibujó en el brazo de una madre un rosario como fórmula milagrosa de ese mundo de religiosidad y superstición de la España decimonónica. Por lo general, en casi todas las láminas siempre se muestran a las capas populares como las más perjudicadas –y así fue– ataviadas con la indumentaria regional de esta provincia. Esta alegoría se asemeja en aspectos formales a otros grabados que ya había realizado este dibujante para ilustrar diversas obras como el poema «La 20


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chanson du vieux marin», de Samuel Taylor Coleridge, y «L´Archiano furieux trouva mon corps glacé à l´embouchure de l´Arso», ilustración que acompañó al capítulo V, el «Purgatorio», de la Divina Comedia de Dante. Gustave Doré, como ya sabemos, gran conocedor del pueblo español y de sus arquetipos más estimados –un tanto idealizados por él mismo– volvió a experimentar en esta representación con los tópicos y tipos rurales de España, pues él ya había conocido muy de cerca a la sociedad y cultura peninsular cuando en 1862 acompañó al barón Jean Charles Davillier en su viaje romántico. Todos esos dibujos quedaron recogidos en una revista de viajes semanal, Tour du Monde, aunque anteriormente ilustraron los textos de Davillier, Voyage en Espagne (1875), no como simples adicciones decorativas sino para que mostrasen la realidad con la mayor verosimilitud posible (Charnon-Deutsch, 2011). En general, lo interesante de este suceso consistió en que, previo a la efeméride parisina, fotógrafos, dibujantes, litógrafos y grabadores ya habían desarrollado un amplio repertorio de láminas en las que se mostró la desolación del municipio y donde, al mismo tiempo, quedaron registradas las imágenes más representativas de la capital y la sociedad de la huerta de Murcia. En conclusión, toda esta masa conceptual pasó ser un distintivo notable y referente visual no solo de la ciudad como capital de la provincia, sino que simultáneamente también comenzó a identificar y representar para el resto de la sociedad española y europea a todo el territorio provincial.

1. Antecedentes La devastación producida por esta inundación no fue únicamente ocasionada por la crecida del río Segura, también lo fue por las avenidas de los ríos Guadalentín y Mundo, dos de los principales afluentes del Segura, pues «desbordados derramábanse hasta por la capital, que aterrada hacía subir las aguas amenazando hacerla desaparecer en pocas horas» (El Diario de Murcia, 21/10/1879: 3). El Guadalentín o Sangonera, afluente que discurre por el margen derecho del Segura, anegó gran parte del municipio de Lorca y la zona sur de la huerta murciana. Al día siguiente de la catástrofe, el jueves 16 de octubre, El Diario de Murcia dedicó su portada en formato esquela a todos los fallecidos en la riada: «Recuerdo fúnebre a las víctimas de la desastrosa inundación acaecida en esta ciudad la noche terrible é inolvidable del 15 de octubre día de Santa Teresa, que ha dejado á esta población llena de luto, de pena, y sumida en la más espantosa miseria […]» (El Diario de Murcia, 16/10/1879: 1). Este titular supuso la 21


José Miguel López Castillo

génesis de lo que posteriormente se comenzó a gestar en torno a este suceso, pues el eco de tan desoladoras noticias llegó inmediatamente al rey Alfonso XII y al General Martínez Campos, por aquellos meses presidente del Consejo de Ministros. La visita del monarca no se demoró mucho, pues el lunes 20 de octubre a las 5 de la tarde llegó a Murcia (ibidem, 20/10/1879). La estancia de Alfonso XII se prolongó durante dos días, ocasión que aprovechó para repartir donativos a los afectados (ibidem, 22/10/1879). Coincidiendo con la visita real, La Ilustración Española y Americana (22/10/1879: 245) incorporó por primera vez unos grabados que visibilizaron al resto de la nación dos de las ciudades afectadas. Tras la llamada a la «¡Caridad!» que el director de este periódico, el gaditano Abelardo de Carlos y Almansa, hizo al resto de España, aparecieron las láminas tituladas: «Murcia. Vista parcial de la ciudad de Murcia, dividida por el curso del río Segura» y «El río Segura á su paso por Orihuela». Estas dos vistas estaban basadas en las instantáneas que ejecutó años atrás el fotógrafo francés Jean Laurent, siendo posteriormente grabadas para este semanario por Eugenio Vela y Mariano Ovejero. La lámina de Murcia ha sido una de las más célebres y arquetípicas de la ciudad. Recordemos que una de las primeras fotografías de esta ciudad, realizada por el fotógrafo galés Charles Clifford en 1862 durante el viaje de Isabel II a esta provincia (Cos-Gayón, 1863), también muestra la misma perspectiva que la de 1879. De forma continuada, las vistas del Puente Viejo y el río Segura se van a repetir en infinidad de estampas durante la segunda mitad del siglo XIX y todo el siglo XX como imágenes paradigmáticas de Murcia. En ejemplares sucesivos de este semanario español, estos mismos grabados se volvieron a utilizar al redibujarlos con una agitada corriente de agua con troncos, cañas e incluso animales ahogados que agudizaban el dramatismo de la escena. El ansia de dar visibilidad a la tragedia hizo que se comenzasen a grabar otras fotografías de Laurent, en las cuales se volvía a falsear la imagen original a fin de reaprovecharla para ilustrar la noticia. Muchos de estos grabados estaban basados en las famosas vistas urbanas que el fotógrafo francés ya había realizado para su colección: la plaza de San Pedro, la Glorieta de España, el Ayuntamiento, la plaza del Cardenal Belluga, etc. Para tal fin los ilustradores de los semanarios se limitaban a añadir un cielo ennegrecido, abundante agua por las calles, personas agonizando o pequeños trazos que marcaban la intensidad de la lluvia. En los números siguientes, tras la riada, se grabaron otras imágenes mucho más realistas a partir de las fotografías realizadas in situ por el fotógrafo

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