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2.-Revisión de la literatura
from INFECCIONES RELACIONADAS A VÍA PERCUTÁNEA EN RECIÉN NACIDOS PREMATUROS DEL HOSPITAL GINECO
by Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Santo Domingo PUCE SD
Revisión de la literatura
Infecciones Neonatales
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Las infecciones en los neonatos están sujetas a determinados criterios clínicos y de laboratorio
donde el cultivo sanguíneo juega un papel esencial. Se puede decir que existe la condición
denominada bacteriemia cuando este examen paraclínico es positivo, es decir, que existe evidencia de
microorganismos bacterianos en la circulación sanguínea, estén presentes o no síntomas sugerentes de
esta colonización. De manera general, estos cuadros pueden ser primarios cuando no se logra
determinar el foco de la infección, o secundarios, en los que existe una vía bien establecida, sea esta
respiratoria, cutánea, urinaria o gastrointestinal. De igual forma, es posible el avance hacia la sepsis,
donde existirá una activación del sistema retículo endotelial y una respuesta inflamatoria generalizada
(Benavides Riera, 2017).
El manejo de los cuadros infecciosos y sépticos en los neonatos es siempre un reto para los
profesionales de salud de esa área, pues existen múltiples factores que se relacionan con la sepsis y la
alta morbilidad y mortalidad que esta conlleva. Estas infecciones pueden tener su etiología en
gérmenes de índole bacteriano, fúngico o de rickettsias con mayor frecuencia y los cuadros clínicos
tienen una gran variedad de presentación, que abarca desde la meningitis hasta la neumonía, la artritis
y la osteomielitis (Burga-Montoya et al., 2019).
En dependencia del momento en el que se inicia el cuadro de sepsis neonatal esta puede ser
clasificada además en temprana o tardía. La primera se debe a gérmenes que se adquieren con
anterioridad o durante el proceso del parto, fundamentalmente por infecciones maternas o fetales. La
segunda se debe a otros microorganismos que tienen un origen nosocomial o comunitario, por lo que
su colonización ocurre después del parto. Sin embargo, no existe u consenso acerca de las edades para
la aplicación de dicha distinción, pudiendo aparecer la sepsis temprana desde las 48 horas hasta los 7
días de vida extrauterina (Benavides Riera, 2017; Burga-Montoya et al., 2019).
Otros autores abordan por el establecimiento de un periodo de vida de 3 días para la
delimitación entre la sepsis de inicio temprano y tardío. No obstante, si se reconoce que existen
microorganismos diferentes en cada una. Así, por ejemplo, en el caso de la sepsis de inicio temprano
se mencionan los estreptococos del grupo B, E. coli, Klebsiella spp. y S. aureus, siendo el cuadro más
común la neumonía con una mortalidad del 10 al 30%. Por otro lado, en la sepsis tardía se citan S.
epidermidis, E. coli, K. pneumoniae, P. aeruginosa, Enterobacter spp. y Serratia spp. Aunque la
mortalidad es menor a la anterior, su instauración lenta y subclínica hacia la bacteriemia y la
meningitis debe ser tomada en cuenta (Sandoya Romero, 2018).
Existe otra clasificación bastante difundida para las infecciones neonatales que se basa en el
reconocimiento de la fuente de origen del microorganismo involucrado. De esta forma se distinguen
las infecciones perinatales, donde el agente patógeno se localiza en el canal del parto de la madre,
infectando al feto a su paso, por lo que su relación etiológica está dirigida hacia los factores de riesgo
de la madre, a gérmenes que colonizan con frecuencia el tracto urogenital femenino y además a la
presencia de las infecciones STORCH (toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, herpes simple y
Virus de Inmunodeficiencia Humana). Secundariamente, se citan las infecciones comunitarias, cuando
el agente causal se adquiere a través de la interacción del recién nacido con el medio extrahospitalario
y sus habitantes. Finalmente, se encuentran las infecciones asociadas a los servicios de salud, que son
las más importantes pues el germen es propio del ambiente hospitalario, mismos que abarcan una
mayor variedad con bastante tendencia a la resistencia antimicrobiana y a la infección de los recién
nacidos prematuros sometidos a procedimientos invasivos para su cuidado (Díaz Álvarez & Díaz
Álvarez, 2021).
Epidemiología De Las Infecciones Neonatales
Las infecciones neonatales de etiología bacteriana tienen una incidencia mundial del 1% para
los países desarrollados y de hasta el 5% para las naciones de medianos y bajos ingresos. En este
sentido se dice que alrededor de 5 millones de fallecimientos al año son producto a las infecciones
durante el primer mes de vida y el agente causal de estas puede ser bacteriano, fúngico, viral o
parasitario. En Francia, se reconocen los estreptococos del grupo B y E. coli como responsables del
80% de los cuadros infecciosos primarios. Además, el desarrollo de infecciones nosocomiales parece
tener una gran relación con la colocación de catéteres venosos centrales (Aujard, 2017).
Como se ha abordado anteriormente, las infecciones neonatales constituyen un importante
problema de salud. A nivel mundial, alrededor del 15% de las muertes neonatales se deben a la sepsis
y su incidencia es mayor en países en desarrollo. Según la Organización Mundial de la Salud, el 20%
de los recién nacidos en países subdesarrollados presentarán algún cuadro infeccioso y, de ellos, el 1%
fallecerá. Es así que, en América del Sur, el 17% de los fallecimientos en recién nacidos tienen que
ver con esta etiología, cifra que es solo del 6% en países desarrollados. En países como Perú, la sepsis
representa más de la tercera parte de las muertes neonatales. En Colombia, por otro lado, las
infecciones se posicionan como la tercera causa de mortalidad infantil en el periodo neonatal
(Benavides Riera, 2017; Burga-Montoya et al., 2019).
En el Ecuador, al igual que en el resto de países latinoamericanos, la mortalidad infantil es
uno de los desafíos más grandes de la salud pública. En el año 2016 los datos del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC) reflejaron a la sepsis bacteriana neonatal como cuarta causa de
mortalidad infantil y la tercera de mortalidad, siendo esta última del 20 al 60% en las unidades de
cuidados intensivos neonatales a nivel nacional (Benavides Riera, 2017; Orbe Galárraga, 2017;
Sandoya Romero, 2018).
En cuanto a las características epidemiológicas de estos pacientes, se sabe que la sepsis
temprana tiene una mayor incidencia, asociando gérmenes como E. coli y K. pneumoniae en orden de
frecuencia. Esta se relaciona con la presencia de infecciones del canal del parto, siendo la vía de
transmisión vertical la más reconocida, y su evolución suele ser más tórpida. Aunque se menciona en
la literatura que la infección por estreptococos del grupo B es igualmente frecuente, la
implementación de la profilaxis antibiótica ha hecho que la prevalencia de organismos Gram
negativos se incremente, especialmente en los recién nacidos con un peso inferior a los 1500 g (Ulloa-
Ricárdez & Salazar-Espino, 2019).
Factores De Riesgo De Las Infecciones Neonatales
Al analizar los factores de riesgo para la ocurrencia de infecciones neonatales se reconoce que
la prematuridad es uno de los más importantes. Es así que los recién nacidos productos de partos
pretérminos pueden tener hasta 9 veces una mayor probabilidad de presentar cuadros de sepsis precoz.
Esto se relaciona con la fragilidad y el estado más vulnerable de la piel y las mucosas en estos
pacientes, además de la inexperiencia del sistema inmune, los bajos niveles de inmunoglobulinas,
especialmente la G y la M, la incompetencia del sistema de complemento y de las células T y la
menor reserva de células fagocíticas como los macrófagos y neutrófilos. Por tanto, se dice que el 12%
de los recién nacidos con sepsis tendrán una edad gestacional inferior a las 37 semanas y
aproximadamente el 2% tendrán 32 semanas o menos (Charadán et al., 2017; Méndez et al., 2019).
Otro elemento importante es el peso al nacer, ya que cuando este es bajo se dice que el recién
nacido presenta aproximadamente 11 veces un mayor riesgo de presentar sepsis neonatal precoz con
respecto a los de peso normal. Algunos autores afirman que el peso al nacer y la incidencia de
infecciones neonatales son parámetros inversamente proporcionales, determinando que la presencia de
un recién nacido con un peso inferior a 2500 g es un factor pronóstico importante para el desarrollo de
infección, sepsis y mortalidad infantil (Charadán et al., 2017).
Continuando con la idea anterior, se reconoce que el sexo masculino tiene una mayor
predisposición para el desarrollo de infecciones lo cual posiblemente se deba a las características
genéticas de los cromosomas sexuales. Por otro lado, los valores bajos del test de Apgar durante el
primer minuto se han relacionado con la incidencia de infecciones tempranas, al igual que la ruptura
prematura de membranas pretérmino, que se asocia con el 35% de los casos de infecciones neonatales,
y la corioamnionitis, que es un elemento predictor para la sepsis temprana con un valor de Odds Ratio
de 5,54 (Ferrer Montoya et al., 2020; Méndez et al., 2019).
Diversos autores mencionan la importancia de los controles prenatales en un número y calidad
adecuados para garantizar la seguridad del producto y de la madre. A pesar de que la Organización
Mundial de la Salud recomienda alrededor de 6 controles como mínimo, existen muchas pacientes en
las que no se cumple este estándar de cuidado. De esta forma, se reconoce que la realización de menos
de 6 consultas prenatales se relaciona con un mayor riesgo de infección neonatal temprana.
Asimismo, la presencia de líquido meconial ha evidenciado guardar cierta relación con la sepsis
temprana, especialmente en el caso de recién nacidos prematuros, y que pudiera ser un indicador
precoz de deterioro del bienestar fetal e infección por estreptococo (Burga-Montoya et al., 2019).
Existen también factores de riesgo de origen materno que pueden generar una mayor
predisposición para la colonización bacteriana en el producto. Entre estos se citan la edad materna
inferior a los 18 años y/o superior a los 35 años, que se relaciona con aproximadamente el doble del
riesgo de infecciones neonatales tempranas. Igualmente, se menciona que las infecciones
genitourinarias maternas constituyen un antecedente reportado en alrededor del 50% de los casos de
sepsis neonatal temprana en recién nacidos prematuros (Ferrer Montoya et al., 2020).
Cateterismo Venoso Percutáneo En Recién Nacidos
Existen condiciones de los recién nacidos que requieren de un manejo más específico para el
mantenimiento de la vida. En estos casos donde se necesita de tratamientos parenterales por un tiempo
prolongado el uso de accesos vasculares es primordial, pues permiten el paso a vasos profundos y más
adecuados para la terapéutica adecuada, la monitorización de las funciones cardiovasculares y el
equilibrio ácido-básico y de los gases, así como la administración rápida de medicamentos y nutrición
parenteral. Entre los métodos para lograr este objetivo uno de los más difundidos es la cateterización
por vía percutánea, que requiere del cumplimiento de ciertos parámetros para la disminución del
riesgo de complicaciones como la falla en la colocación y las infecciones (Díaz Álvarez et al.,2006).
La garantía de un acceso vascular es una herramienta imprescindible para el manejo de los
neonatos hospitalizados. Es así que aproximadamente el 90% de los recién nacidos que son admitidos
en cuidados intensivos e intermedios necesitarán de cateterismo central en al menos una ocasión para
su manejo. Esto es una técnica bastante invasiva que asocia de 1 a 19 casos de complicaciones por
cada 1000 días con el catéter en la población pediátrica general. Aunque el desarrollo de infecciones
producto a estos catéteres varía en dependencia del país y las condiciones del centro de salud, se
reconoce que su incidencia es importante, sobre todo en recién nacidos prematuros, con bajo o muy
bajo peso al nacer, alimentación parenteral y requerimientos ventilatorios (Carrera Muiños et al.,
2016).
A pesar de los beneficios que brinda esta técnica, no se deben despreciar las complicaciones
que con frecuencia se asocian. De estas, la más frecuente es la infección del torrente sanguíneo, que se
observa en aproximadamente 2 por cada 1000 días con el catéter. Este desenlace suele asociar factores
de riesgo notables como la edad gestacional inferior a las 28 semanas, el bajo peso al nacer y el mayor
número de punciones durante la instalación. Con respecto a este último, se dice que cada punción
incrementa el doble del riesgo de infección neonatal, por lo que en este caso juega un papel esencial el
nivel de experticia y las adecuadas normas de asepsia y antisepsia durante el proceder (Faunes Pérez
et al., 2021).
Profundizando aún más en la complicación infecciosa, existen varias categorías como son el
catéter colonizado, en el cual se aíslan menos de 100 000 unidades formadoras de colonias (UFC) en
su porción distal, el catéter infectado, donde este número es igual o mayor a las 100 000 UFC, la
infección local, que se caracteriza por dos o más signos clínicos de infección en el punto de punción,
la sepsis por catéter percutáneo, que presenta más de 100 000 UFC en el extremo distal del mismo
además de cultivos de sangre positivos para el mismo germen y el cortejo sintomático característico
(Higareda-Almaraz et al., 2018).
Algunos datos clínicos que pueden orientar hacia el cuadro infeccioso producido por el catéter
percutáneo son la inestabilidad en la curva térmica, ya sea por temperaturas axilares inferiores a 36,5
oC o superiores a los 37,5 oC, la taquicardia con valores superiores a los 180 latidos por minuto, los
signos clínicos de hipoperfusión como la piel marmorata, las necesidades ventilatorias incrementadas
y el llene capilar enlentecido. Además, los datos del laboratorio como la leucocitosis superior a 20
000 células por mm3 o la leucopenia con menos de 100 000 células por mm3, la neutropenia y los
valores elevados de proteína C reactiva deben ser siempre orientativos (Goh et al., 2021; Higareda-
Almaraz et al., 2018).