Género y poder
Exploraciones
situadas en el sistema colonial-moderno
GÉNERO Y PODER
GÉNERO Y PODER
Exploraciones situadas en el sistema colonial-moderno
Culturales
Intervenciones en Estudios
Liliana Vargas-Monroy y Margot Pujal i Llombart, editoras académicas
Reservados todos los derechos
© Pontificia Universidad Javeriana
© Liliana Vargas-Monroy y Margot Pujal i Llombart, editoras académicas
© Pilar Albertín-Carbó, Patricia Amigot Leache, Carlota Carretero García, Isaura Castelao-Huerta, Ochy Curiel Pichardo, Mireia Foradada-Villar, Dau García-Dauder, María Teresa Garzón Martínez, Fannella Giusti
Minotre, Grecia Guzmán Martínez, Hernán M. Palermo, Margot Pujal i Llombart, Montserrat
Rifà Valls, Edilma Marlén Suárez Castro y Liliana Vargas-Monroy, autoras y autores
Primera edición: marzo de 2023
Bogotá, D. C.
ISBN (impreso): 978-958-781-822-2
ISBN (digital): 978-958-781-823-9
DOI : http://doi.org/10.111.44/
Javeriana.9789587818239
Número de ejemplares: 300
Impreso y hecho en Colombia
Printed and made in Colombia
Editorial Pontificia Universidad Javeriana
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Pontificia Universidad Javeriana. Vigilada Mineducación. Reconocimiento como universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento como personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.
Corrección de estilo: María Parra Pinzón
Diseño de colección: Ignacio Martínez-Villalba
Diagramación: Andrés Conrado Montoya Acosta
Diseño de cubierta
La Central de Diseño
Imagen de cubierta: La mirada crítica, 1998. Fotografía de Luis González Palma
Impresión: DGP Editores S. A. S.
Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J. Catalogación en la publicación
Vargas Monroy, Liliana, autora, editora académica Género y poder : exploraciones situadas en el sistema colonial-moderno / autores, Liliana Vargas-Monroy [y otros catorce] ; editoras académicas, Liliana Vargas-Monroy y Margot Pujal i Llombart. — Primera edición. — Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2023. (Intervenciones en Estudios Culturales)
328 páginas ; 17 x 24 cm
ISBN: 978-958-781-822-2 (impreso)
ISBN: 978-958-781-823-9 (electrónico)
1. Estudios culturales 2. Política cultural 3. Colonialismo 4. Participación política 5. Mujeres - Condiciones sociales - Historia
I. Pujal I Llombart, Margot, autora, editora académica II. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Vicerrectoría de Investigación
CDD 306 edición 23
inp 14/03/2023
Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.
A la memoria de Ana Isabel Garay Uriarte, maestra, colega, amiga.
Salta con la camisa en llamas de estrella a estrella, de sombra en sombra. Muere de muerte lejana la que ama al viento.
Alejandra Pizarnik, Poesía completa
Para Inés, por todo su amor y sabiduría, que me acompañan siempre. Y para Chucho (in memoriam), al que le gustaban los mercados, los paseos y forjaba cosas bellas con sus manos.
Liliana Vargas-Monroy
A Marina, companya de vida, pel seu suport sempre i per aparèixer en el camí de la vida en una cruïlla enredada i per acompanyar-me en la seva travessia transformadora cap a una vida resistent, feminista i feliç fins avui.
En memoria: Als meus pares Maria i Enric que, amb la seva força i resistència personals i el seu afecte incondicional, van fer emergir en mi una mirada crítica i encarnada al poder des d’una agencia vulnerable.
Margot Pujal i LlombartCONTENIDO
Introducción 13
Liliana Vargas-Monroy y Margot Pujal i Llombart
PRODUCCIÓN DE LA NACIÓN, GÉNERO Y COLONIALIDAD.
Relaciones, cuidados y afectos en la matriz colonialidad-modernidad 33
La desnacionalización de la población dominico-haitiana: un análisis de la matriz de opresión de raza, sexo, clase y origen nacional 35
Ochy Curiel Pichardo
La profesionalización de la enfermería en Colombia (1950-1970): del ángel del hogar al ángel del hospital. Prácticas y discursos de un dispositivo desarrollista de género 49
Edilma Marlén Suárez Castro y Liliana Vargas-Monroy
La que no sabe de amores no sabe lo que es martirio: fantasmas, representación y blanquitud en la Abya Yala 79
María Teresa Garzón Martínez
GÉNERO, CONTROL
SOCIAL Y SUBVERSIONES/ RESISTENCIAS. Violencias, locuras y disidencias de sexo/ género 101
Activismo loco y disidencia sexual: biopolíticas y resistencias 103
Grecia Guzmán Martínez y Dau García-Dauder
Agenciamiento y resistencias al dispositivo del poder de la violación sexual en las narrativas de mujeres costarricenses sobrevivientes 143
Fannella Giusti Minotre, Margot Pujal i Llombart y Montserrat Rifà Valls
Prácticas de sujeción y subversión frente a la precarización de la vida en mujeres que realizan trabajo sexual 181
Pilar Albertín-Carbó
GÉNERO Y
PODER:
TRANSICIONES NEOLIBERALES. Exploraciones en los ámbitos contemporáneos del trabajo y la educación 215
Mujeres y emprendimiento: la declinación de género de la racionalidad neoliberal 217
Patricia Amigot Leache y Carlota Carretero García
Acerca de hombres y trabajos en la agenda neoliberal: un análisis comparado a partir de dos estudios de caso en Argentina 247
Hernán M. Palermo
El entramado género-gubernamentalidad neoliberal en la universidad pública: prácticas de profesoras titulares en Colombia 269
Isaura Castelao-Huerta Femtoring frente a mentorías para mujeres jóvenes en el sistema de género (neo) colonial de Cataluña 295
Mireia Foradada-Villar
INTRODUCCIÓN
Trabajar justo en los límites de varias categorías y aproximaciones significa que una no está nunca completamente dentro o fuera. Una tiene que empujar su propio trabajo tan lejos como pueda llegar: hasta las fronteras, donde una nunca se detiene, caminando en los bordes, incurriendo constantemente en el riesgo de caer a un lado u otro del límite mientras se deshace, se rehace, se modifica ese límite.
Trinh T.Minh-ha (1991, p. 218).
Para sobrevivir la zona de frontera debes vivir sin fronteras: ser una encrucijada.
Gloria Anzaldúa (1987,p. 195).
Ana Garay, a quien está dedicado este libro, acostumbraba a comparar el intercambio de ideas entre personas de diferentes latitudes con la acción de pájaros que transportaban en sus patas, a veces sin saberlo, semillas de un lugar a otro. Estas semillas daban lugar a nuevos juegos, fusiones y, en ocasiones, a nuevos e híbridos organismos.
Este es un texto de tránsitos, con idas-venidas y vueltas. Un texto híbrido en términos de inquietudes, experiencias, malestares, procesos y contextos, fruto de diálogos y prácticas académicas teórico-afectivas y feministas diversas. Su articulación se inicia en un intercambio entre Colombia, en el sur del sistema-mundo, y Catalunya, en el norte o mejor en el sur del norte —apreciación que no es baladí—, ya que, en buena medida, da cabida a la sensibilidad compartida, que nos ha permitido acercarnos a la problematización como dispositivo de poder de lo que denominaremos, siguiendo los aportes de Rita Laura Segato (en su relectura de Aníbal Quijano), como el sistema de género binario colonial-moderno1 .
De diferentes maneras, los trabajos que recogemos en este texto se alimentan de dos discusiones que han sido centrales, han guiado nuestras inquietudes e indagaciones y han operado en tránsitos entre Colombia y Catalunya (y viceversa)
1 Segato plantea una lectura en la cual la colonialidad se halla en el centro de la modernidad y da lugar a esta. No es solamente su “lado oscuro”, su lectura resalta el hecho de que se trata, más bien, de su ordenamiento central, el que la hace posible y le da cabida. Este es el sentido en la inversión de categorías en la dupla modernidad/colonialidad.
como semillas en las patas de los pájaros. Por un lado, la discusión, de origen foucaultiano, complejizada por diversas teóricas feministas, que, desde una analítica del poder, nos permite pensar el género como un dispositivo en el interior de órdenes particulares de gobierno. Este dispositivo permite regular la vida de las poblaciones y produce cuerpos y subjetividades específicas, definición que hace posible una politización del concepto y lo aparta de sus versiones más inocuas. Y, por otro lado, desde la crítica realizada por feminismos disidentes y en los márgenes (Cabrera y Vargas-Monroy, 2014), en particular desde la crítica del feminismo descolonial a los feminismos blancos: la claridad de que este dispositivo siempre se halla articulado a un ejercicio de racialización.
Los distintos textos que se aglutinan en este trabajo fijan así su mirada en el sistema de género binario colonial-moderno como una de las fuentes primarias y globalizadas de poder que, mediante mecanismos de sujeción, subjetivación y dominación, ordena y hace posibles cuerpos y subjetividades específicas. Esto genera en muchos momentos un alto impacto en la producción de sufrimiento y violencias, así como en la precarización de la vida de todos aquellos colectivos que han sido alterizados/otherizados a partir de él: mujeres negras, indígenas, mestizas y blancas, medicalizadas, empobrecidas y segregadas. También sexualidades, géneros y sexos diversos y no binarios. Y, en general, toda posición abyecta o no normativa, en los márgenes del sistema.
Se trata, sin embargo, de un sistema que alberga simultáneamente prácticas significativas de resistencia, de transformación subjetiva, de agenciamiento y de libertad. Reconocemos así que los sujetos son parcialmente producidos por los dispositivos de poder que operan en el cuerpo social, también que toda subjetivación implica sujeción, así como prácticas de sí (Foucault, 1984, 1999), tanto para cumplir los mandatos normativos como para resistirlos y transformarlos. Dichas prácticas de sí habilitan una reducción del sufrimiento y hacen posible, parafraseando a Judith Butler (2006), una vida un poco más vivible.
Hablamos, entonces, a la vez, de un sistema de género dinámico que se va renovando y adaptando a los giros sociales e histórico-político-económicos para poder sobrevivir tanto a los cambios sociales como a los embates dados desde los márgenes, producidos por el impulso, el trabajo vivo y la inteligencia de los movimientos sociales feministas o de los movimientos compuestos por personas de colectivos otherizados, que, en sus expresiones, van mutando de manera compleja una heterogeneidad de manifestaciones de procesos de sujeción y dominación, lo cual es necesario examinar de manera situada para poder identificar y reconocer. El desarrollo global de la racionalidad neoliberal, en el marco del capitalismo y de la colonialidad avanzados de las últimas décadas, constituye un buen ejemplo de cómo el sistema de género muta, se metamorfosea y reorganiza, lo que nos desorienta, en términos de su examen e identificación.
En la actualidad, la combinación de la normativa de género —explícita e implícita—, con la demanda de singularidad y exacerbación de una autonomía idealizada, permanentemente interpelada por el neoliberalismo, añade una gran complejidad a la experiencia subjetiva, relacional y social contemporáneas y, por tanto, a su análisis en términos de dispositivo de poder de género. Por un lado, las lógicas neoliberales apelan a una individualidad supuestamente libre y autodeterminada, algo que invisibiliza los condicionantes sociales de la experiencia subjetiva y social de la desigualdad de género; por otro, y de manera simultánea, este llamado a la singularización —sé tú misma— conduce a renovadas e invisibilizadas manifestaciones del sistema de género colonial-moderno (Pujal et ál., 2020).
El recorrido que acabamos de realizar da cuenta en buena medida de las tres secciones que componen este libro, que editamos apelando a trabajos de un grupo de autoras que comparten temáticas, problemáticas e intereses y cuyas discusiones encuentran resonancias en sus abordajes. La iniciativa de su publicación parte de la red Des-Subjectant, que aglutina académicas de Latinoamérica y Europa. Las autoras que participan con sus trabajos pertenecen a diferentes generaciones de académicas, provenientes de diversos países, universidades y disciplinas.
Los tres capítulos que articulan la primera sección del texto, “Producción de la nación, género y colonialidad”, se ocupan de los proyectos nacionales hegemónicos en República Dominicana, Colombia y México, en sus imbricaciones con la producción de las mujeres desde ciertos modelos femeninos racializados, a partir del ideal de blanquitud. En la segunda sección, “Género, control social y subversiones/resistencias”, las discusiones están dirigidas a pensar el género como control social, frente al cual se levantan múltiples resistencias y conocimientos encarnados, producidos desde la experiencia y corporalidad de la alteridad y desde posiciones epistemológicas, cuyo privilegio es dicha alteridad. Finalmente, en la tercera sección, “Género y poder: transiciones neoliberales”, se muestran y discuten en cuatro capítulos algunas de las derivas y transiciones neoliberales que el sistema ha producido en los ordenamientos de género, dentro de la organización económica contemporánea.
En esta compilación se puede percibir cómo, desde diferentes generaciones de académicas feministas y desde diferentes localizaciones geopolíticas, la perspectiva teórica feminista en el abordaje del género como dispositivo de poder se ha ido desplazando, situando, afinando y complejizando, en la intersección entre los estudios sobre la gubernamentalidad, la colonialidad y el neoliberalismo. En este sentido, nuestro propósito es que este texto habilite un ejercicio heterogéneo de reflexividad fuerte, más en dirección a contribuir al reflejo del mundo hegemónico en el espejo del otro, el espejo de la(s) diferencia(s) para poder desvelar un poco más el impacto y la violencia epistémica del binarismo de género y del punto cero de observación o, en palabras de Castro-Gómez (2005), la hybris del punto cero.
Caminos teóricos
El género, un concepto cuyos orígenes pueden ser rastreados a partir de algunos de sus hitos de surgimiento en los años cuarenta y cincuenta, tanto en las conceptualizaciones críticas al binarismo, realizada desde el ámbito de las ciencias sociales y los feminismos (Mead, Lévi-Strauss, de Beauvoir), como en los espacios médicos y psicológicos, donde el concepto se utiliza inicialmente como una salida correctora reguladora clínica al no binarismo de sexo o de género (por ejemplo, el caso de los bebes intersexuales y la infancia o juventud transexual [Money y Stoller2]), será comprendido en este texto desde la invitación a pensar de manera crítica la forma como los significados asignados a los cuerpos sexuados se producen (Scott, 2011) y cómo estos se despliegan y cambian con relación y reacción a sistemas de poder y de opresión específicos.
El concepto3 permite el análisis de esta relación en diferentes contextos. No solamente en aquellos en los que su enunciación ha sido utilizada para ordenar sujetos y poblaciones (“perspectivas” y “enfoques de género” en empresas, programas estatales y ong, por ejemplo), sino también en sociedades y espacios donde el concepto no es instrumentalizado y concebido como lo entendemos hoy en día, pero cuyas relaciones guardan cercanía y mantienen continuidades con los ordenamientos contemporáneos desde los que se enuncia y en los que la categoría también puede ser utilizada como una herramienta de análisis.
De hecho, la epistemología binaria del cuerpo sexuado emerge mucho antes de mediados del siglo xx , al pasar del modelo monosexual a un modelo binario, en los inicios de la modernidad-colonialidad, a finales del xviii (Laqueur, 1994). Este modelo es producido en buena medida por la medicina y, a posteriori, desde finales del xix e inicios del xx , por las disciplinas psi, con la creación de su correlato de género psicológico binario masculinidad-feminidad. Este se puede interpretar como una operación de poder-saber desde las ciencias de la salud, coincidente con la construcción del nuevo ideal de igualdad ilustrada, que nace marcado por el androcentrismo y la colonialidad del ser. Este hecho ocurre de manera simultánea a la emergencia del movimiento y pensamiento feminista, en disputa desde sus
2 El médico John Money y el psicopatólogo Robert Stoller utilizan el concepto de género e identidad genérica para diferenciar el sexo de los aspectos psicológicos de la identidad. Ahora bien, como señala Donna Haraway, la construcción de lo que podría pasar por una mujer (o un hombre) se convirtió en un problema para los funcionalistas burgueses y los existencialistas prefeministas, en el mismo periodo histórico posbélico en el que las bases sociales de las vidas de las mujeres, en un sistema mundial capitalista y dominado por el hombre, están siendo reformuladas (Campagnoli, 2011, p. 119).
3 Para ver genealogías y discusiones más detalladas al concepto de género sugerimos ir al texto de Campagnoli (2011).
inicios en el siglo xix , a través de los reclamos del feminismo negro de Sojourner Truth y el Manifiesto de Seneca Falls y, después, dentro del feminismo ilustrado y revolucionario blanco europeo de Mary Wollstonecraft y Olympe de Gouges. La emergencia simultánea de un cambio de hegemonía política y del nacimiento de un movimiento y teoría de resistencia apunta claramente al binarismo de género como mecanismo biopolítico de adaptación al nuevo contexto histórico de la ilustración.
En este sentido, la comprensión del género como un dispositivo de poder (Amigot y Pujal, 2009) es central para muchas de las discusiones que recogemos. Esta sigue la senda trazada por diversas autoras feministas que retoman nociones foucaultianas como dispositivo, gubernamentalidad y biopolítica, para explorar precisamente las categorizaciones de género en su vínculo con ordenamientos sociales y económicos específicos y la gubernamentalidad de sujetos de género (Vargas-Monroy y Pujal, 2013). Hemos dicho que este tipo de análisis implica una deriva frente a la utilización hegemónica del concepto para pensar el género como un dispositivo de captura que permite la producción y el ordenamiento de cuerpos, poblaciones y subjetividades (Vargas-Monroy y Pujal, 2013; Cabrera y Vargas-Monroy, 2014).
La noción de dispositivo de poder utilizada dentro de los estudios de biopolítica y gubernamentalidad, comprendida como “el conjunto decididamente heterogéneo, que comprende discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, etc.” (Foucault, 1994, p. 299), desentraña estos conjuntos heterogéneos de elementos que dan forma a una realidad determinada y a los individuos en ella insertos. Son los operadores de regímenes de poder que, a partir de la modernidad, han adquirido formas cada vez más invasivas de control social y psicológico, al capturar a través de la disciplina los cuerpos, para normalizar y gobernar poblaciones, tras intensificar las formas de control y autocontrol subjetivo (Foucault, 2007, Dews, 2006, citados en Pujal et ál., 2020, p. 5).
La norma es un elemento fundamental tanto en los dispositivos disciplinarios, que impactan sobre el cuerpo, como en el ejercicio del biopoder y la gubernamentalidad, que regulan poblaciones y configuran lógicas de gobierno y control. En la identificación y el cumplimiento de las normas, aunque sea de manera imperfecta, se juega el reconocimiento social y subjetivo de los individuos. Las dinámicas implicadas en este ajuste incluyen, por tanto, las operaciones que un individuo realiza sobre sí, denominadas prácticas de sí (Pujal et ál., 2020, p. 5). Estas son formas y modalidades de la relación consigo mismo por las que un individuo se produce y se reconoce como sujeto, maniobra sobre sí y puede ejecutar normas o transgredirlas, al recrear posibilidades para adecuarse o no a un modelo.
Si bien Foucault y muchas de las feministas que se ocupan de estos análisis focalizan sus discusiones en el contexto intraeuropeo y noratlántico, sus aportes
se hacen valiosos para los análisis desarrollados en el contexto latinoamericano, en tanto que muchas de las estructuras y formas de organización que Foucault y estas teóricas analizan son trasladadas a los espacios colonizados y funcionan en ellos bajo dinámicas similares (con sus respectivas mediaciones).
La dimensión productiva de la diferencia y desigualdad sexual y racial del sistema de género colonial-moderno es la que nos permite interpretarlo, precisamente, como un dispositivo de poder, cuyos mandatos operan como normas modeladoras de identidades, cuerpos y relaciones (Butler, 2001) y cuya lectura implicará, como discutiremos más adelante, un ejercicio situado.
Por su parte, la conceptualización del sistema de género colonial-moderno parte de noción de colonialidad del poder (Quijano, 2000), que implica un giro radical dentro del pensamiento contemporáneo en las ciencias sociales y permite caracterizar el patrón de dominación global propio del sistema-mundo moderno/capitalista, originado con el colonialismo europeo a principios del siglo xvi . Esta conceptualización determina un reordenamiento de la historia en el que América inventa Europa y produce un regreso del futuro (Segato, 2013, p. 57), para recuperar categorías y prácticas alterizadas reconvertidas en otredad, lo que toca de lleno la teoría de género.
A través de la categoría de colonialidad del poder se ha erosionado la creencia ciega en los valores eurocéntricos, incluyendo los feministas, tan arraigada en la producción de conocimiento científico, y se inaugura una percepción más lúcida del estrecho vínculo entre racismo, feminismo, eurocentrismo, capitalismo y modernidad, propio de la articulación que llamamos colonialidad (Segato, 2013). El género puede ser pensado no solo como uno de los aspectos en la dominación del patrón de la colonialidad, sino como una categoría central capaz de iluminar todos los otros aspectos de la transformación impuesta a la vida de las comunidades, al ser captadas por el nuevo orden colonial-moderno (Segato, 2013, p. 74). Es decir, es posible leer el tránsito entre el mundo preintrusión y la colonial-modernidad a partir de las transformaciones del sistema de género. De esta manera, el concepto se hace central para comprender la forma en que opera la colonialidad. Este elemento es señalado por diversas autoras descoloniales.
Frente a propuestas de feministas que universalizan la existencia del ordenamiento binario del género o lo niegan en los espacios precoloniales, la propuesta de Segato (2013) será que los ordenamientos de género existen en el mundo preintrusión, pero lo hacen de una forma diferente que en la modernidad. De manera tal que cuando esa colonial-modernidad se aproxima al género de la aldea lo modifica e interviene su estructura de relaciones, las captura y las reorganiza desde dentro y mantiene la apariencia de continuidad, pero transforma los sentidos al introducir un orden regido por normas diferentes (p. 76).
Tal y como lo señala la autora, el binarismo del patriarcado de alta intensidad del mundo europeo muta la diferencia y desigualdad preexistentes en alteridad
(a nivel simbólico y material), en el mundo preintrusión en Abya Yala, lo que produce “un resto”, “un residuo”, asociado a las mujeres y al espacio doméstico al que son sujetadas y subjetivadas y que, en extensión, se adjudica a las personas no blancas, racializadas. Esto lo hace a partir de amplificar (en la aldea) y emascular (frente al colonizador) la posición masculina, al absolutizar su espacio público a costa de desarraigar, secuestrar y monopolizar la política. Se construye así una esfera pública masculina y blanqueada, entendida como espacio de lo humano y de representatividad universal. Las nomenclaturas que actualmente ordenan los mundos sociales de Abya Yala, desde categorías sexo-genéricas, tienen cierta continuidad frente a ordenamientos del mundo aldea, pero son reinterpretadas a partir del mundo moderno.
En este punto, resulta también pertinente señalar que muchos de los ordenamientos sexo-genéricos del mundo moderno dentro de los estados europeos solo se terminan de definir a partir del ejercicio de la colonialidad (Eraso, 2016). Desde ahí, las discusiones de las feministas descoloniales se hacen centrales para los análisis de género contemporáneos, incluso en el estudio de los contextos noratlánticos.
Caleidoscopio de aproximaciones situadas (o con qué se encontrará la lectora)
No estimamos que en esta introducción podamos abordar la pregunta teórica de gran calado sobre cómo opera el sistema de género colonial-moderno como dispositivo de poder. Somos conscientes de que solamente podemos acercarnos a ella de manera parcial, que solamente nos es posible insinuar elementos que nos acerquen a una respuesta. Se trata de una pregunta compleja y abierta a diversos debates contemporáneos, en función de perspectivas geopolítica e históricamente localizadas que, en su respuesta, conllevaría una afinación substancial de matices varios, que este espacio no nos permite desarrollar.
La pregunta apunta a un sistema social dinámico y complejo que, como si se tratara de un caleidoscopio en función de su movimiento y posición, despliega unas u otras formas de intersección, al dibujar diversos escenarios. En ese sentido, podemos decir que los distintos capítulos que componen este texto realizan aproximaciones situadas a ella y operan como imágenes desplegadas que, frente a la problematización del género como dispositivo dentro del sistema moderno-colonial, ofrecen lecturas que construyen formas y figuras cambiantes.
Así, cada una de las tres secciones que hemos presentado está a la vez atravesada por una subtemática que opera como subtítulo dentro del índice que hemos construido. En la primera sección, “Producción de la nación, género y colonialidad”, nos encontramos con tres textos que problematizan relaciones, cuidados y afectos en la
matriz colonialidad-modernidad y discuten el lugar de estos y la (re)producción del género, en la producción de la nación. En el primer capítulo, Ochy Curiel Pichardo en su texto “La desnacionalización de la población dominico-haitiana: un análisis de la matriz de opresión de raza, sexo, clase y origen nacional”, desde una perspectiva crítica y descolonial se ocupa de la desnacionalización de personas dominicanas de origen haitiano, que se genera a través de la Sentencia 168-13, emitida en el año 2013 por el Tribunal Constitucional Dominicano, al explorar y cuestionar los lazos y relaciones que permiten la definición de la nacionalidad, a partir del análisis del caso de Juliana Deguis, mujer de padres haitianos emigrados, nacida en República Dominicana, a quien se le niega la carta de ciudanía argumentando su origen. Curiel propone este hecho como parte de un mecanismo eugenésico, que permite seleccionar quiénes serán el futuro de la nación, mediante el control de la natalidad y la clasificación de la población, una expresión de la biopolítica que se ejerce fundamentalmente a través de las madres al desnacionalizarlas. Esta reproduce el racismo antihaitiano que se generó de la relación histórica conflictiva entre República Dominicana y Haití, fomentada por las élites dominicanas para defender un proyecto nacional “puramente dominicano”. El texto opera desde una perspectiva que Ochy denomina antropología decolonial: una relectura histórica con visión crítica de los relatos y narraciones que las élites de poder letradas han instalado como doxas para construir un relato de lo nacional. Finalmente, es importante señalar que, además del análisis de estas narraciones de las elites en el poder, Ochy también nos muestra la agencia de las mujeres haitianas frente a la sentencia, al recordarnos que la mayoría de ellas no se quedó con los brazos cruzados frente a ella, sino que, por el contrario, emprendieron desde resistencias individuales y colectivas acciones legales hasta movilizaciones sociales que colocaron al Gobierno dominicano en una situación de crisis nacional e internacional, tras cuestionar suposiciones sobre “la incapacidad” política y de movilización de la población dominico-haitiana en República Dominicana.
Por su parte, Edilma Marlén Suárez Castro y Liliana Vargas-Monroy, en su texto “La profesionalización de la enfermería en Colombia (1950-1970): del ángel del hogar al ángel del hospital. Prácticas y discursos de un dispositivo desarrollista de género”, a partir de un amplio trabajo de archivo relativo a la formación en enfermería, abordan la manera como se produce la subjetividad de la mujer enfermera durante los años cincuenta y sesenta en Colombia, dentro de un periodo marcado por el ordenamiento geopolítico desarrollista que se despliega sobre la región a partir de los años cincuenta y que hace necesaria la vinculación de mujeres como fuerza de trabajo para los nuevos programas de salud pública, encaminados a asegurar la salud de los trabajadores de las empresas norteamericanas, introducidos en el territorio colombiano para la “modernización” de la nación. En este contexto, las facultades de Enfermería recién creadas reclutan mujeres que comienzan a ser
formadas a partir del modelo religioso, blanco estadounidense, imperante dentro de la enfermería norteamericana que llega al país. Esto les permite proponer que en la profesionalización y en la formación universitaria en enfermería existe un currículo oculto de género que configura a las mujeres enfermeras a partir de ciertos mandatos de “feminidad”, dentro de los cuales la formación de los afectos y el mandato de ser cuidadoras resultaran centrales. Edilma y Liliana muestran en su análisis las intersecciones de clase, raza y generización que se juegan en esta formación. Y, en particular, el dispositivo de blancura que opera como parte de la selección y formación de las nuevas enfermeras en el momento. La idea de la mujer como ángel del hogar es trasladada paulatinamente a la de la enfermera como ángel del hospital, desde los mandatos de sacrificio y entrega absoluta. El texto opera desde una aproximación genealógica que permite que, en su parte final, se vinculen las actuales condiciones de trabajo de las enfermeras y las complicadas situaciones que el gremio tuvo que afrontar durante la pandemia, con los mandatos de género que se han analizado a lo largo de la discusión.
Finalmente, María Teresa Garzón Martínez en el tercer capítulo de esta sección, “La que no sabe de amores no sabe lo que es martirio: fantasmas, representación y blanquitud en la Abya Yala”, desde una escritura evocativa y rompedora, que resulta un gesto descolonial en sí mismo, apela a los fantasmas y, en concreto, a las figuras espectrales de La Llorona y la asesina Raquel Sarmiento (en México y Colombia) como parte de la búsqueda por una ontología del nosotras contemporáneo, dentro del ejercicio de una genealogía descolonial. A partir del material de películas y prensa, María Teresa se ocupa de estas dos figuras para realizar una exploración de las formas en las que hemos sido construidas como mujeres o no-mujeres, bajo la lógica de las relaciones de poder coloniales desde imaginarios sobre lo humano y lo no-humano, en el marco de la blanquitud (Garzón, 2020). La Llorona, espectro mexicano nacida por efectos de la invasión imperial del siglo xvi , y Raquel Sarmiento (asesina de su amiga Eva Pinzón), espectro colombiano nacido por efectos de los discursos expertos sobre la degeneración de la raza en el siglo xx, son representadas en los textos analizados como criminales. Vidas ilegales que por supuestas historias de “amor impuro” conocen lo que es martirio: un destino fatal obligado, en estos casos, dentro del mundo colonial. El análisis que María Teresa realiza permite, entonces, explorar también la narrativa de los amores puros e impuros, en su vínculo con la construcción de las mujeres y las no-mujeres en el contexto de la colonialidad. Se trata de un trabajo que logra construir genealogías y contragenealogías del nosotras, desde una perspectiva descolonial y que, desde un cuidadoso trabajo de disección y análisis de los textos, nos permite comprender todo lo que se juega en las figuras fantasmales y las historias con las que hemos crecido y desde las cuales se han construido nuestras subjetividades.
La segunda sección, “Género, control social y subversiones/resistencias”, está compuesta por tres textos que exploran violencias, locuras y disidencias de sexo/ género múltiples, en torno al dispositivo de poder de género. En el primer capítulo, “Activismo loco y disidencia sexual: biopolíticas y resistencias”, Grecia Guzmán Martínez y Dau García-Dauder se ocupan de la exclusión histórica de los derechos de ciudadanía de las personas declaradas locas, las personas disidentes del binarismo de sexo o género (transexualidad, intersexualidad, etc.) y personas racializadas, a través de relaciones de poder/saber desde las disciplinas psi (Rose, 1999) en un marco biomédico y de sus clasificaciones diagnósticas y psicopatológicas como formas de regulación y control social. Se expone el impacto en violencia simbólica y material, que inaugura dicha categorización diagnóstica descontextualizada, y en pérdida de derechos humanos de dichos colectivos. El propósito es proponer herramientas analíticas y políticas que permitan avanzar hacia un reconocimiento social de la diversidad humana y la construcción de una ciudadanía loca y una ciudadanía sexual. En este sentido, se aborda el binarismo de género colonial, en tanto dispositivo biopolítico de poder para la regulación de la normalidad psicológica y de la normalidad sexo-genérica y sus sucesivas adaptaciones sociohistóricas de disciplinamiento y control, así como el poder cooptador del neoliberalismo sobre las luchas disidentes y su respectiva y necesaria producción de alteridad u otredad (la locura, la anormalidad sexual racializada y lo abyecto), para mostrar mecanismos articulados entre ambos procesos, como la sexualización de la locura a través de la histeria o la psicopatologización de las disidencias sexo-genéricas. Además, se plantea el género como categoría analítica y política productora de resistencias simbólicas y materiales que emergen del conocimiento de personas expertas por experiencia (como el activismo loco y el movimiento de supervivientes de la psiquiatría, entre otros). Finalmente, el texto sitúa el conjunto de mecanismos de sujeción y de resistencia en el contexto actual neoliberal y de colonialidad global, lo que conduce a un análisis afinado de la disputa contemporánea del derecho a la ciudadanía y autodeterminación de algunos de dichos colectivos. Esta disputa está construida en torno a los conceptos de libertad y de autodeterminación articulada o no con la justicia social y anudada o no al sufrimiento forjado por las múltiples violencias estructurales. La discusión se emplaza en el contexto europeo, pero está atravesada por perspectivas transfeministas, antirracistas y descoloniales.
En el segundo capítulo, titulado “Agenciamiento y resistencias al dispositivo de poder de la violación sexual en las narrativas de mujeres costarricenses sobrevivientes”, Fannella Giusti Minotre, Margot Pujal i Llombart y Montserrat Rifà Valls, desde una posición híbrida entre la investigación y la intervención feminista participativa y comprometida, abordan una temática compleja, rodeada todavía de silencio y tabú. Se trata de la problematización de la comprensión victimista y pasiva hegemónica de las mujeres sobrevivientes a la violencia sexual, mediante
el acercamiento a sus agenciamientos. En dicho desplazamiento, las autoras, a su vez, reformulan y amplían el concepto de violencia sexual. Se plantea así la violencia sexual como tecnología de disciplinamiento y normalización colonial, que se ha extendido hasta el presente y frente a la cual las mujeres se encuentran actualmente en continua tensión entre la sujeción a ideales de género y su transgresión, muchas veces capturada por categorías clínicas psicopatológicas o categorías culturales espectrales que la invisibilizan o estigmatizan. Se trata de violencia sufrida mayoritariamente en contexto familiar o de confianza, muchas veces de manera continua. La investigación parte de una metodología descolonial emocionalmente comprometida, en la que la conexión entre quien investiga y quienes participan de la investigación es necesaria para la producción de un conocimiento objetivo, responsable y ético. Para la producción cualitativa se han usado herramientas de índole artístico, corporal, de escritura y terapéuticas, tanto de manera individual como colectiva. A partir de ella, se ha producido una narrativa coral espectral de las voces supervivientes denominada La reivindicación de la Cegua, que se desarrolla en dos episodios, “El escalofriante poder de subversión” y el “Renacer de las tinieblas a través del cuerpo”, que refleja una multiplicidad de formas de resistencia/transgresión: psicológica, de acción, de reconfiguración del espacio y del cuerpo, de orden terapéutico, mediante el silencio como espacio para la ideación o de experiencia de somatización, etc., y que, al mismo tiempo, presenta una reapropiación de la vida sexual de las participantes como forma de reparar el daño ocasionado a sus cuerpos, sexualidad y subjetividad.
En el tercer capítulo de esta sección, titulado “Prácticas de sujeción y subversión frente a la precarización de la vida en mujeres que realizan trabajo sexual” de Pilar Albertín-Carbó, la autora atiende una realidad social todavía muy oculta, poco estudiada y muy disputada en su abordaje analítico y político dentro de los feminismos. Se trata de la producción y gobierno de las trabajadoras sexuales desde el sistema de género colonial neoliberal y sus procesos de agenciamiento. En este sentido, el capítulo aborda los mecanismos de la articulación de la heterosexualidad normativa, la economía neoliberal del sexo y las legislaciones estatales europeas tanto migratorias como sobre la prostitución, para exponer un complejo entramado gubernamental colonial que posibilita la sujeción de las mujeres migrantes que ejercen la prostitución en la frontera franco-española. Al mismo tiempo, el texto subraya cómo el ejercicio de estas mujeres sobre su cuerpo se puede constituir en prácticas de resistencia que subvierten en parte el control ejercido sobre ellas, a través de una microfísica del poder expresada, por ejemplo, en las negociaciones con clientes, el uso del espacio, la conformación de sindicatos y grupos de apoyo, la decisión de conformar familias o de iniciar relaciones emocionales con otras personas. El texto se articula desde la perspectiva teórica de la gubernamentalidad, los estudios feministas y de género, los trabajos de Butler y de Bourdieu y parte
de la comprensión del cuerpo como lugar social y central, en el que se inscriben y experimentan de forma material y simbólica los ejercicios de sujeción y también de resistencia. El acompañamiento del abordaje teórico de los feminismos-putas, que interpretan la prostitución como una forma de resignificar esencializaciones de la categoría mujer, resulta particularmente relevante. El capítulo presenta una comprensión de la sexualidad como un campo permeado y constituido sociohistóricamente, en el que influyen elementos heterogéneos: demográficos, de migración, conflictos urbanos o cuestiones epidemiológicas, como el covid -19. La autora se apoya en un trabajo etnográfico de dos años (2018-2020) en la zona de la frontera franco-española, en torno a mujeres trabajadoras sexuales autónomas empoderadas en relación con el sistema de género colonial y a la vez sobrevivientes a la violencia simbólica del estigma de género social, cultural y moral.
La tercera sección “Género y poder: transiciones neoliberales”, con subtítulo “Exploraciones en los ámbitos contemporáneos del trabajo y la educación”, está integrada por cuatro textos que exploran procesos de cambio contemporáneos en diversos espacios laborales o educativos que son complejos, problemáticos y se prestan a confusión en términos de transformación. Se trata de análisis de cambios a la luz de la adaptación neoliberal de los ordenamientos patriarcales, coloniales, capitalistas, con el objetivo de problematizar y desenmascarar en su interior la cooptación de espacios de resistencia y de transformación feminista. En el primer capítulo, titulado “Mujeres y emprendimiento: la declinación de género de la racionalidad neoliberal”, Patricia Amigot Leache y Carlota Carretero García desarrollan conceptualmente la categoría de dispositivo emprendedor y su relación con una instrumentalización del orden de género. Se centran en lo que se ha denominado emprendimiento femenino, para mostrar los rasgos androcéntricos de estos discursos y sus implicaciones para las mujeres desde un análisis crítico y feminista del discurso. Las autoras adoptan de fondo la teoría foucaultiana en torno a la gubernamentalidad y usan las categorías de empresario-de-sí y de homo-emprendedor, en intersección con el orden del género. Su desarrollo conceptual se elabora con base en evidencias del contexto laboral español investigado, a través de anuncios de empresas y entrevistas a mujeres que han emprendido “exitosamente” y son reconocidas socialmente. Se ilustra cómo la categoría libertad es usada de forma instrumental y desplaza su registro hacia una utilidad económica, fruto de un esfuerzo individual que invisibiliza en el proceso las raíces sociales y estructurales de la desigualdad femenina. Esto, tras dejar de lado el compromiso social, colectivo y material propio de los feminismos desde sus orígenes. Se identifica una serie de tecnologías a través de la cual la racionalidad neoliberal empuja a las mujeres hacia formas de autogestión cada vez más exigentes, al tiempo que las culpabiliza del no logro del éxito y de la falta de capital económico. Se expone cómo el discurso neoliberal tiende a ensalzar las historias y las características de mujeres blancas,
de clase media-alta y heterosexuales y las construye como ideal universal. La introducción de la noción de ultrasubjetivación como tecnología neoliberal resulta significativa, desde la cual las mujeres están compelidas a admitir solo emociones positivas y unir estas emociones al logro financiero y mercantil, en un proceso que no tiene baches negros ni pausas. Esto, a través de las categorías neoliberales denominadas singularidad y autenticidad, que se presentan como producto de una inteligente autogestión emocional y el descubrimiento de sí, cuando su punto de llegada está desde el inicio estandarizado y homogenizado. Finalmente, se incluye una dimensión espiritual/trascendental del cuidado de sí desde prácticas ascéticas para paliar el desgaste que la lógica neoliberal genera en las mujeres. En definitiva, se presenta toda una ingeniería de gobierno neoliberal, patriarcal y colonial.
En el segundo texto de esta sección, “Acerca de hombres y trabajos en la agenda neoliberal: un análisis comparado a partir de dos estudios de caso en Argentina”, hecho a partir de investigaciones realizadas en distintos espacios de trabajo, Hernán Palermo analiza cómo se construyen las masculinidades en dos contextos laborales en Argentina. El texto propone, tal como lo planteó Joan Scott (2011), que las tramas de sentido en las que se entrelazan la masculinidad y la feminidad como categorías opuestas, binarias y jerarquizadas constituyen las formas simbólicas de poder más resistentes, recurrentes y arraigadas en las sociedades occidentales. A partir de su investigación, Hernán propone, entonces, que las masculinidades en el mundo del trabajo se constituyen como parte imprescindible de los imperativos empresariales alineados a los requerimientos de la producción. En el caso de los trabajadores de la industria petrolera, se nos describe un espacio de varones donde la “resistencia” y el “aguante” son actitudes demandadas a partir de las características de los procesos de trabajo. En el trabajo en la industria del software, también mayoritariamente masculino, los imperativos se relacionan en cambio con otros sentidos vinculados a la construcción de un sujeto flexible, autónomo, creativo e hiperindividualizado, claramente asociado a este proceso productivo. Se delinean así diversas propuestas de la masculinidad, dinamizadas por los requerimientos de las empresas, y se muestra cómo los procesos productivos reclaman no solo saberes técnicos profesionales, sino también una herramienta clave: la producción de ciertas formas particulares de masculinidad. A partir de sus descripciones, Hernán nos guía, entonces, a una reflexión que aborda la manera como en el pasaje del capitalismo fabril a un capitalismo cognitivo se da la reconfiguración de una masculinidad tradicional a una masculinidad global, que ya no se ancla en atributos como la fuerza física o la resistencia corporal o la idea del hombre recio. Por el contrario, se construye a partir de valores como liderazgo, iniciativa, asunción de riesgos, autonomía.
Isaura Castelao-Huerta, en su texto “El entramado género-gubernamentalidad neoliberal en la universidad pública: prácticas de profesoras titulares en Colombia”, que corresponde al tercer capítulo de esta sección, explora las maneras
como se entretejen el género y la gubernamentalidad neoliberal en el interior de la universidad pública. Para lograrlo, nos presenta una discusión que recoge las prácticas que profesoras titulares (full professors) de la Universidad Nacional de Colombia (un ), sede Bogotá, han desarrollado para ajustarse al entorno forjado tras la aplicación de reformas neoliberales en el país y así tratar de incorporarse a las lógicas productivistas imperantes. Isaura realiza un recorrido que nos permite entender el entramado género y la gubernamentalidad neoliberal dentro de la academia. A partir de material de entrevistas con veinticuatro profesoras titulares de las facultades de Medicina, Ciencias, Ciencias Humanas, Enfermería, Odontología, Artes, Ingeniería, Ciencias Agrarias y del Instituto de Ciencia y Tecnología en Alimentos de la Universidad Nacional de Colombia, se nos muestra cómo estas profesoras se han adaptado a la autogestión de recursos y han implementado como práctica el “rebusque” para hacer frente al recorte de fondos para la producción académica. Se nos muestra también la manera como las docentes se han autodisciplinado en un fuerte y extenuante uso del tiempo, al enfatizar las consecuencias que esto ha traído para su vida personal y al mostrar el alto precio que se paga frente a estas condiciones y presión en el trabajo, en términos de diversos diagnósticos de salud y burnout. El texto recoge claramente el hecho de que sobre las mujeres suele haber una sobreexigencia de trabajo, ya que no solo deben tener un buen desempeño profesional, sino que también siguen siendo, en la mayoría de los casos, responsables de trabajo en el interior del hogar. Frente a estos hechos, el texto de Isaura destaca algunas “vías de escape” que pueden interpretarse como prácticas de resistencia de las profesoras frente a la creciente neoliberalización de la universidad. El texto de Isaura nos concierne claramente como parte de universidades cada vez más vinculadas a las lógicas neoliberales. Y resulta, de esta manera, una reflexión urgente y necesaria en el contexto que habitamos.
En el cuarto y último capítulo de esta sección, “Femtoring frente a mentorías para mujeres jóvenes en el sistema de género (neo)colonial de Cataluña”, Mireia Foradada-Villar se enfoca en el análisis crítico del modelo de intervención socioeducativa en Cataluña-Europa para mujeres jóvenes en riesgo de exclusión social. Afronta la paradoja, a través de su problematización, de los programas de mentoría que se proponen empoderar a jóvenes sin tener en cuenta el género, entre otras variables estructurales, cuando esta dimensión es uno de los principales ejes de exclusión social. Se realiza un cuidadoso ejercicio de investigación documental, trabajo de archivo y análisis teórico-crítico sobre el modelo europeo hegemónico de mentoría, que se aplica a mujeres jóvenes en riesgo de exclusión social. La revisión es contrastada con la experiencia profesional de la autora en el ámbito de los centros de apoyo a jóvenes tuteladas y extuteladas de Barcelona y su área metropolitana en Cataluña y es examinada en relación con el conocimiento encarnado obtenido a través de la práctica. Se problematiza dicho modelo para
desvelar en su seno múltiples deficiencias, como el ser un modelo de intervención adultocéntrico, sexista, heterocentrado y etnocéntrico, que uniformiza y desvirtúa la agencia, el potencial y la diversidad de las mujeres jóvenes atendidas. Se expone cómo dichos sesgos conducen a una desigualdad contradictoria, en términos de sus capitales económicos, educativos, sociales y culturales, entre la persona joven mentorada y el/la mentor/a. Y, a través de un recorrido teórico-crítico por la literatura, se recuperan formas más complejas y poliédricas de mentoría (cross aged peer mentoring). Finalmente, se restablece la importancia del enfoque situado de género y las epistemologías feministas (femtoring) de la perspectiva colonial (race gender peer mentoring) y se desplaza el protagonismo en la relación de mentoría, desde las mentoras a las mujeres jóvenes mentoradas.
La red Des-Subjectant en su trigésimo aniversario: contexto situado de la iniciativa de este viaje
Repensar la mirada de las ciencias desde las epistemologías feministas como acción de “ser capaz de ver junto al otro sin ser el otro” pone en el centro del conocimiento la conversación y el debate:
No buscamos la parcialidad porque sí, sino por las conexiones y aperturas inesperadas que los conocimientos situados hacen posibles […]. Las versiones de un mundo “real” no dependen, por lo tanto, de una lógica de “descubrimiento”, sino de una relación social de “conversación” cargada de poder [énfasis agregado].
(Haraway, 1991/1995, pp. 339-342)
La iniciativa del texto híbrido transfronterizo que presentamos está vinculada a la red abierta de investigación Des-Subjectant sobre Estudios Sociales de la Sujeción y la Subjetividad desde una Perspectiva de Género, que desde sus inicios se ha movido a partir del interés e impulso que nos dan las epistemologías feministas. Se trata de una red conformada sobre todo por académicas feministas, también por profesionales de diferentes generaciones académicas de doctorado que proceden de diferentes países situados en el Abya Yala (Latinoamérica), como Colombia, Chile, México, Argentina, Costa Rica, Venezuela, República Dominicana, Brasil y de España (Cataluña, Madrid, Navarra); la mayoría de las componentes de la red son académicas mujeres, junto con algunos hombres académicos y académicas transgénero vinculadas al movimiento feminista.
Tras hacer memoria, la red emerge como proceso natural a partir del grupo de investigación local embrionario Des-Subjectant (uab), que deviene sin proponérselo en un espacio de autoconciencia académica feminista, en el sentido señalado
por Kathie Sarachild, “que nuestros sentimientos están diciendo algo político [énfasis agregado]” (Guzmán Martínez et ál., 2021, p. 28), al permitirnos compartir y tomar conciencia de nuestra experiencia y sentimiento de intrusas e impostoras en diferentes momentos de la vida o carrera académica, en relación con la cultura científicoprofesional hegemónica. Esta experiencia de intrusas tiene como fuentes, por una parte, el androcentrismo de la ciencia y el arquetipo viril de la historia y, por la otra, el impacto del eurocentrismo en las ciencias sociales, conceptualizado como colonialidad del saber (Lander, 2000). Este espacio de autoconciencia académica fue posibilitado por nuestro querido maestro Tomás Ibáñez Gracia, cuyas enseñanzas en torno a las intersecciones entre poder y libertad fueron sustanciales.
El embrión de esta red abierta se fragua alrededor de los debates vinculados a seminarios de doctorado que, desde los años noventa, imparte una de las editoras de este libro (Margot Pujal i Llombart), en torno a las interconexiones entre el poder, el saber, la subjetivación y el género y en torno a teóricas feministas postestructuralistas en auge en los años ochenta, como M. Wittig, T. de Lauretis, J. Butler, R. Braidotti, E. F. Keller, S. Harding, D. Haraway, entre otras. Y se consolida a partir de los vínculos académico-afectivos tejidos en el acompañamiento sororo y el aprendizaje colectivo vivido a través de apasionados, valientes e intensos viajes de realización de tesis doctorales sobre problemáticas relacionadas con el género como dispositivo de poder, durante la primera década, y a los que se suma y revisa la perspectiva pos y descolonial, a partir del cambio de siglo. Estos viajes fueron realizados con rupturas epistemológicas, sus vértigos y el desvelamiento de campos de ignorancia construidos desde el heteroandroetnocentrismo de la academia.
En este sentido, el punto de encuentro de la red fue, sobre todo, el compartir una posición de extrañamiento y de conciencia bifurcada dentro de la comunidad académica, dada la conjunción existente entre la subjetividad masculina blanca hegemónica y la subjetividad científica —que sabemos se presenta a sí misma como incorpórea, asexuada, ahistórica y universal, cuando en realidad es todo lo contrario— y la disyunción entre la subjetividad científica y las subjetividades otherizadas, como señaló brillantemente Evelyn Fox Keller (1985). Esta disyunción semiótico-material ha conducido a experiencias continuadas de déficit de reconocimiento (Fraser y Honneth, 2006) en nosotras, que están en el origen de lo que Nancy Fraser (2015) denomina autodislocación interna, la cual empuja hasta cierta experiencia de autodepreciación dentro de la academia y da lugar a las experiencias repetidas de menor autoridad y credibilidad a las mujeres académicas, además de ser más juzgadas, de utilizar dobles estándares en la consideración de sus trabajos, etc. Sin embargo, se trata de una posición de extrañamiento que ha devenido al mismo tiempo una posición individual y colectiva de privilegio epistémico.
Por ello, la red Des-Subjectant ha sido para muchas de nosotras un “incómodo tesoro”, una “arma radical” (Guzmán Martínez et ál., 2021) y una condición
necesaria para la resistencia, el agenciamiento académico, el ejercicio de prácticas de libertad, la transformación subjetiva e incluso, en ocasiones, la posibilidad de sobrevivir en la universidad, lo que nos hace la vida académica un poco más vivible y placentera. Su función de grupo de autoconciencia, apoyo mutuo y crecimiento académico-feminista, a través de la práctica de colectivizar experiencias académico/personales y darles un sentido político, ha favorecido al mismo tiempo una acción y producción académica transformadoras. Ha sido una red empoderadora, un revulsivo de consciencias para nosotras y, en consecuencia, un impulso de producción académica feminista y descolonial a lo largo de los años. Al mismo tiempo, también ha provocado en ocasiones reacciones de resistencia y conflictos en el entorno académico próximo, dada su naturaleza interpeladora, lo que implica costes académicos y personales que hemos asumido, como el encuentro con barreras u obstáculos en la carrera o proyección académica, la ruptura de alianzas a nivel profesional, procesos de estrés y enfermedad producto de malestares de género, quiebres afectivos y pérdidas.
Este año, en el que la red Des-Subjectant cumple treinta estimulantes e intensos años de vida académica y afectiva feminista, queremos aprovechar la publicación de este libro de tránsitos, de conversaciones entre el sur y el sur del norte, como una oportunidad de celebración y de memoria. La red ha posibilitado a través de estas conversaciones y encuentros que nuestra subjetividad y cuerpos otherizados y sus prácticas y producciones académicas hayan ido transformándonos a nosotrxs y a parte de la academia que nos rodea.
Solo nos queda, para finalizar, agradecer por todo el apoyo a nuestros espacios de trabajo, el Departamento de Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana y el Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, así como a todas las personas cercanas a la red el estimulante camino de aprendizaje colectivo recorrido conjuntamente, así como haber llegado a su trigésimo aniversario, y con el deseo de que siga muy viva. Feliz aniversario a todas, muy orgullosas del nuevo proyecto que acabamos de dar a luz, con un muy especial agradecimiento a las autoras de este libro, ajenas a la red o integrantes de ella, que son las que lo han hecho posible en esta ocasión y en este difícil contexto pandémico.
Referencias
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En un proyecto de descolonización del género plural y de largo alcance dentro de los feminismos, este libro es una conversación entre América del Sur (Abya Yala) y el sur de Europa (territorio español) que busca contribuir, en un contexto revuelto, al continuo camino de reconstrucción de la resistencia y política feministas frente a una matriz colonial-moderna gobernada para ser “sana, competente y feliz”. Aquí, esta matriz se vincula con la regulación y fabricación de alterizaciones y minorizaciones naturalizadas —sometidas a violencias estructurales— a partir de un ideal blanco de género, nación y raza. Género y poder: exploraciones situadas en el sistema colonial-moderno es un ejercicio parcial y plural, en términos de lugares de enunciación, que abre el diálogo y presenta fragmentos de insurrección de nuevas prácticas feministas de vulnerabilidad y resistencia, de transformación subjetiva y social y de agenciamientos y libertad.