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• Orientación educativa La teoría de Sternberg y los tipos de amor de Lee

Víctor Hugo Casquera Bautista

Febrero es conocido por ser el mes de los enamorados: de la vida, de las personas, de lo material, de lo sublime, que va desde lo más bello hasta lo más aberrante, incluso se puede sentir admiración por lo violento o lo que representa la muerte. Tal aseveración surge de las concepciones y prácticas que tenemos; podemos extraer fragmentos de lo que representa el amor como una fuerza, como un pretexto o como un ente, no obstante en esta ocasión se extraerá un fragmento que aluda a lo educativo. De manera pretenciosa y con afán de orientar, se exponen las siguientes preguntas: ¿cuál es la relación entre el enamoramiento y el amor?, ¿qué relación tiene el amor con el aspecto educativo?, ¿cómo se relaciona la crianza con nuestras prácticas de amor? Sin afán dar respuestas contundentes, se rescatan aspectos fundamentales, presentes en la teoría triangular del amor del psicólogo Robert Jeffrey Sternberg, posteriormente se complementará con la teoría de los tipos de amor del sociólogo John Allan Lee.

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De acuerdo con Méndez (2016, p. 2), se recupera a Sternberg para exponer su teoría triangular del amor, en la cual dicho amor está compuesto por tres componentes interrelacionados entre sí: la intimidad: la confianza que vincula o conecta con el otro, la pasión: el deseo y la entrega (implica aspectos sexuales); y el compromiso: comprende dos aspectos: a corto plazo decidir amar a otro ser y a largo plazo mantener ese amor por el otro. Méndez (pp. 3-4) también expone los seis tipos de amor de J.A. Lee: Eros: lo apasionado y romántico, donde hay una atracción emocional y física intensa. Ludus: el juego y el entretenimiento, hay actitudes permisivas, siempre y cuando las reglas del juego permanezcan vigentes. Storge: de compañerismo y amistad, se desarrolla lentamente y se basa en la amistad y el cariño. Manía: de dependencia y despotismo en la relación, existen inseguridades y la necesidad de establecer dominio sobre el otro, se vive con intensidad la relación. Ágape: el amor altruista, existe el perdón, el apoyo con el otro y tiene características de los estilos de amor de storge y eros. Pragma: es la selección pensada de la pareja, se basa en la elección práctica de la pareja, se recuperan características de los estilos de amor ludus y storge.

Pensando en los tipos de amor anteriormente mencionados busquemos la relación del amor con el enamoramiento. Trabajemos bajo la supuesta afirmación de que el enamoramiento es una primera etapa del enamoramiento, donde apenas se está conociendo el motivo de nuestro afecto; existen intenciones e intereses que mantienen constante esa intriga en nosotros, mientras esa intriga permanezca el enamoramiento continúa en nosotros. Ahora pensemos que lo anterior es cierto, y que esa intriga por descubrir ese algo que nos interesa en ese otro ser o forma, eventualmente se asumirá que ya se ha descubierto. Solo cuando se satisface la curiosidad, o concluye ese enamoramiento, podrá surgir el amor con los 3 componentes mencionados en la teoría de Sternberg.

Pensando el modo de vincular los estilos de amor de Lee, de modo rebuscado, podríamos divagar pensando que el alumno también establece estilos de amor consigo mismo y que repercuten directamente en sus procesos de enseñanza y de aprendizaje, por ende, en su desempeño escolar. Esos estilos de amor influyen en los adolescentes hasta que se emancipan de ideas preconcebidas y aprendidas en su primera institución educativa: la familia. Buscando sustituir el componente sexual de la teoría de Sternberg, por un estímulo similar, como la aprobación que puede sólo puede saciar la forma que causa intriga. Pensando en los alumnos, tenemos que ellos establecen y desarrollan confianza con cada uno de los elementos presentes en su ambiente (escolar, familiar, de amigos), del mismo modo en que aprendieron a realizarlo hasta emanciparse o a usar su aparato crítico para cuestionar ciertas conductas aprehendidas y reproducidas; si ellos no sienten confianza con el entorno que les rodea, probablemente tendrán la tendencia de tomar a modo de juego ciertas condiciones básicas de convivencia, desvinculándose de los acuerdos establecidos en: el salón de clase, la casa, el trabajo, o con aquellas relaciones dónde no se pretenda reforzar la confianza, ya sea que: se desconozca el modo o no se tenga la intención de hacerlo. El compromiso es un aspecto que suele reforzarse con los trabajos en equipo, si se ha orientado a los jóvenes correctamente y se logra establecer confianza en el ambiente (no permisiva), los resultados de sus estilos de amor podrían ser de tipo apasionado (sustituyendo el componente sexual por reconocimiento), dependiendo de la intensidad y de la necesidad del alumno por tener el control de la situación; se expondrá ante los demás como alguien dominante o dominado. Si la necesidad de establecer las dominancias entra en un terreno equitativo, sin necesidad de disputar el control, entonces se habrá logrado fomentar relaciones con amor y de compañerismo: ya sea que puedan ser de tipo pragmáticas o desinteresadas.

Los tipos de relaciones que las personas establecemos suelen dejar impresiones fuertes en nuestro aparato cognitivo, sobre todo si ha sido significativa. La cuestión podría ser, ¿cómo repercuten las experiencias negativas en el salón de clase?, ¿cómo reemplazar las experiencias negativas?, y aunque suene romántico o hasta idealizado, ¿cómo reaprender a amar después de una desilusión amorosa?

Referencia:

Méndez, F. P. C. (2016). Construcción y vivencia de las Relaciones de Pareja en los jóvenes estudiantes de las Facultades de Medicina, Arquitectura, y Administración de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Academo, 3(2)- Recuperado: http://webcache.googleusercontent.com/ search?q=cache:N1tuiJQrhvgJ:www.scielo.org.bo/pdf/rap/v6n2/v6n2a4. pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx

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