"Puto el que lee" puede leerse rayado en las paredes de los baños, escrito con corrector en las paradas de colectivo, tatuado a fuerza de cuter en los bancos de la escuela. La frase la leí en la ventana de una casa, y para una persona que estaba en proceso de cuestionar y reafirmar su identidad, generó un choque y dos preguntas: ¿Quién lee es puto? y ¿qué leen y que escriben lxs putxs? (2015)